Expertos en procesos de selección de sedes advierten: “Hay que ser drásticos con el racismo y Negreira”
El eco mundial de la agresión racista sufrida por Vinicius ha generado una mancha sobre el fútbol español, una sombra que la LaLiga trata de sacudirse pero que la RFEF reconoce. «Tenemos un problema de racismo», admitió el presidente Luis Rubiales. A estos episodios de racismo estructural que han llegado a los tribunales en los últimos años se unen las investigaciones por una presunta corrupción arbitral derivada del llamado Caso Negreira. Todo, a un año de que las 211 federaciones que conforman la FIFA decidan dónde se celebrará en Mundial 2030, al que España presenta candidatura junto a Portugal y Marruecos.
«No sabemos si el racismo va a influir porque falta un año, pero sería bueno que se tomaran medidas drásticas que atajaran la más mínima duda. No es un buen mensaje que todo acabe archivado. Es la novena vez que ocurre con Vinicius y ha tenido una trascendencia mundial». Quien habla es Miguel Ángel López, el ex directivo de la RFEF que fue director de la Candidatura Ibérica formada por España y Portugal que optó a los Mundiales de 2018 y 2022, superada por Rusia y por Qatar. Sabe cómo son los entresijos y los tejemanejes de la FIFA y qué intereses priman. Cualquier excusa, unida al poder económico de otra candidatura, puede menoscabar la apuesta española. «No creo que a Infantino le interese señalar a España, una federación muy importante, y menos después de Qatar. Creo que todo se calmará cuando acabe la competición dentro de una semana, pero no recuerdo una campaña como esta. Deben prepararse», asegura.
No es la primera vez que a España una sombra de sospecha le aparta de la carrera por ser sede de eventos deportivos internacionales. Ocurrió dos veces con la candidatura olímpica de Madrid. Para los Juegos de 2016, una pregunta de Alberto de Mónaco sobre la seguridad en la capital sembró la duda. Era 2005 y ETA aún no había dejado las armas. En 2013, cuando optaba a los Juegos de 2020, fue el dopaje y los coletazos internacionales derivados de la ‘Operación Puerto’. Ambas fueron un lastre que ni siquiera se percibió.
«No vimos que fuera una desventaja. Nadie del COI nos lo trasladó así», recuerda Theresa Zabell, directora de Relaciones Internacionales de la candidatura. «Eran dos cuestiones que existían. Nadie los negaba. Quizá el problema fue la gestión de la comunicación. No estuvimos preparados para sacar a relucir la parte positiva de 40 años de experiencia en la lucha antiterrorista o las operaciones contra el dopaje para mantener el deporte limpio», admite. Su experiencia dice que estas sombras «hay que pararlas en origen». «Todos los estamentos se tienen que posicionar y mandar un mensaje contundente de tolerancia cero. Lo más importante es la imagen de fairplay dentro y fuera del campo», asegura la ex campeona olímpica de vela.
Campañas y sanciones
Mientras la Policía identifica y detiene a tres de los agresores, y la Fiscalía continúa sus pesquisas, la RFEF y LaLiga han apartado sus enfrentamientos para unirse en una campaña bajo el lema ‘Juntos contra el racismo’. Además, la Federación ha lanzado también ‘Racistas, fuera del fútbol’, que se estrenó ayer en la Copa del Reina. Una iniciativa con un público objetivo doble: por un lado, las personas que incurren en comportamientos racistas y xenófobos y, por otro, el conjunto de la afición al fútbol para que, si los presencia, los afee y los denuncie, «para que entre todos y todas acabemos con un problema que daña la imagen de todo el fútbol español», señala la RFEF.
¿Será suficiente? «Nadie puede saber si lo sacarán a relucir, pero algún rival puede usarlo como juego sucio», advierte Juan de Dios Crespo, abogado especialista en Derecho Deportivo. «Lo que hay que hacer es estar preparado. Tener todos los informes listos, porque las candidaturas rivales también tienen problemas de racismo o de derechos humanos». Arabia, junto a Egipto y quizá Grecia, encabezará una candidatura; la otra, Uruguay con Argentina. «Uruguay tuvo sancionado a Luis Suárez ocho partidos por insultos racistas a Evra».
No cree Crespo que la repercusión de lo ocurrido llegue a condicionar los votos en la elección de la sede. España cuenta con el apoyo de Marruecos, y el reino alauita con el de la Confederación Africana (CAF). «Nadie está libre de un episodio racista y no por eso todo un estadio o todo un país lo es. Lo que se hace es sancionar», insiste.
Cree este especialista que hay herramientas en legislación deportiva española para hacerlo. Mestalla se enfrenta a un cierre, al menos parcial, de la grada donde ocurrieron los hechos y el colegiado VAR que mostró las imágenes que derivaron en la expulsión de Vinicius, Iglesias Villanueva, no volverá a videoarbitrar esta temporada ni su contrato será ampliado.
«El cierre está en consonancia con las medidas de la UEFA y sería una sanción proporcionada. Y en cuando al árbitro, es un mensaje contundente. ¿Si se tiene que hacer más? Habría que cambiar las leyes y los reglamentos. Y eso ya es política», concluye el letrado.