Después de los homenajes a las víctimas de ayer, cuando se cumplían dos años de los ataques terroristas de Hamas, Israel regresa a una cierta normalidad a través de la Euroliga. Sin embargo, no lo hará en Tel Aviv, sino casi dos mil kilómetros al norte, en Sofía, donde hoy se disputa el derbi entre el Hapoel y el Maccabi. Tampoco se jugará bajo la tradicional hegemonía del equipo macabeo, hexacampeón de la Copa de Europa, sino con los nuevos estándares impuestos por Ofer Yannay, el propietario del Hapoel, un magnate de las energías renovables que ha convulsionado el baloncesto continental.
El pasado verano, Yannay se reunió con Paulius Motiejunas, director ejecutivo de la Euroliga, para trasladarle su peculiar modo de entender el negocio. El encuentro se produjo en Abu Dhabi, el emirato que durante la próxima década acogerá cinco Final Four del gran torneo europeo. «La elite de la Euroliga está en contra de Israel», espetó Yannay al CEO lituano. Era su particular protesta contra la decisión de jugar en el exilio de Sofía, en lugar de hacerlo en Tel Aviv. «No tiene nada que ver con la seguridad», añadió el dueño del Hapoel. «Es la misma situación que vivió Israel en Eurovisión. Cuando se cerraron las votaciones del establishment, nuestra cantante era decimosexta. Luego se pasó a la votación popular, la del público, e Israel quedó primera», le dijo, según él mismo ha confesado en The Baseline Podcast.
La facundia de Yannay ante los micrófonos sólo rivaliza con su desbocada ambición en los despachos. A los 50 años ha convertido a su empresa, Nofar Energy, en una de las startups más boyantes de Israel, con una capitalización bursátil de más de mil millones de dólares. En sólo dos temporadas al frente del Hapoel, ya puede alardear del primer título europeo del club y del ansiado debut en la Euroliga. El pasado abril se coronó en la Eurocup, superando en la semifinal y en la final a dos equipos españoles. «Desde tu perspectiva derrotamos al Valencia y al Gran Canaria, pero desde mi perspectiva derrotamos a Hamas. Intentaron quebrantar nuestro espíritu, pero fracasaron», proclamó poco después de alzar el trofeo en Sofía.
“Él nos eligió”
Hijo de inmigrantes que trabajaron en Libia y Túnez, educado en instituciones religiosas sionistas, Yannay colabora con la Fundación Or Ofir, donde honra la memoria de Ofir Libstein, un activista asesinado por Hamas el 7 de octubre de 2023. Sin embargo, en el baloncesto ha irrumpido con sus modales de nuevo rico. Sin respeto por las viejas jerarquías, este verano contrató a Vasilije Micic, doble campeón de la Euroliga con el Anadolu Efes (2021, 2022). «Robarle un jugador así al Real Madrid, al Fenerbahçe y al Olympiacos es algo enorme. Sólo espero que la Euroliga me escuche y me permita mejorar el basket europeo», lanzó a mediados de julio.
Acababa de convencer al doble MVP de la Final Four para firmar tres años de contrato a cambio de 14 millones de euros. Tras su periplo por Charlotte, Oklahoma y Phoenix, Micic se convertía en el mejor pagado de la Euroliga, por delante de Kendrick Nunn, actual MVP del torneo. «El Real Madrid le ofreció más dinero, pero él nos eligió. Si hubiera ido al Madrid, habría ganado la Euroliga. Pero eligió venir al Hapoel y formar parte de la visión de llevar a un equipo de la Eurocup al nivel de la Euroliga», argumentó, deslizando incluso que habían ofrecido acciones del club al base serbio.
Ofer Yannay.
La incendiaria retórica de Yannay contrasta con los perfiles -bastante más comedidos- de Miki Malka y Gili Raanan, los otros grandes inversores del Hapoel. Dos hombres de negocios que conectan muy bien con el entrenador, Dimitrios Itoudis, doble campeón de la Euroliga en el CSKA (2016, 2019). Aún no se ha cumplido un año de la llegada del griego al banquillo para dirigir un proyecto al que se en primer lugar se sumaron Jonathan Motley o Yam Madar.
Desde entonces, Yannay no ha reparado en gastos para confeccionar su roster. Una plantilla tan amplia y con tanto talento que puede desglosarse entre los partidos de la liga israelí, donde el Hapoel aún juega en el Shlomo Group Arena de Tel-Aviv, y los de la Euroliga, en el Arena 8888 de Sofia. El partido inaugural ante el Barça, resuelto con un contundente 103-87, fue seguido en directo por 8.000 aficionados. Tres días después, Micic solventó la visita al Anadolu Efes, su antiguo equipo, con otro triunfo. El arranque de un curso que se antoja agotador para el Hapoel, con más de 40 partidos fuera de casa y más de 70 desplazamientos an avión.