Este mismo año había ascendido solo y sin cuerda por la vía Moulin Rouge, en los Dolomitas
Jonas Hainz, en su vídeo de la ascensión por la vía Moulin Rouge
El escalador Jonas Hainz, de 25 años de edad, ha muerto al sufrir una caída cuando intentaba ascender en solitario al Monte Magro, en Tirol del Sur, en el norte de Italia. Su muerte la ha confirmado el grupo de rescate Bergettrung Bruneck EO, del que formaba parte como socorrista.
Según los medios locales, Hainz sufrió una caída de unos 100 metros en la cara sur del macizo. Fueron sus compañeros los que avistaron su cuerpo, que fue recuperado por un helicóptero.
Jonas Hainz captó la atención de los aficionados a la escalada cuando, el pasado mes de septiembre, difundió el vídeo de su ascenso en solitario y sin cuerda por la vía Moulin Rouge, que habían abierto dos décadas antes su padre, Christoph Hainz, y Oswald Celva, en el macizo del Catinaccio, en Dolomitas.
Un logro que le llevó poco más de una hora y que él mismo definió como “un auténtico juego mental a cientos de metros sobre el suelo”.
Cinco minutos lastraron las esperanzas de remontada del Real Madrid ante el Arsenal. Un logro casi imposible después del 3-0 de Londres que se deshizo en los 300 segundos que tardó la sala del VAR en comprobar el penalti de Rice sobre Mbappé y en los pocos instantes que necesitó el colegiado francés François Letexier para decidir que el agarrón del inglés sobre el delantero madridista no era pena máxima. Protestó todo el Madrid, pero no sirvió.
Ese momento apagó la llama de la esperanza blanca, empujada hacia la épica por la parada deCourtois a Saka en el primer penalti, la primera jugada polémica de una noche que tuvo de todo.
Antes del pitido inicial, más de diez mil personas recibieron al autobús del Madrid rodeando la plaza de los Sagrados Corazones hasta la Castellana. Bajo la lluvia y las bengalas, la afición del conjunto blanco intentaba marcar el primer gol del partido. En la memoria, las eliminatorias de 2022 ante PSG, City y Chelsea o la del curso pasado contra el Bayern.
El ambiente durante el calentamiento fue de minuto 90. Gritos de «Sí se puede», «cómo no te voy a querer» y un tifo gigante que rezaba «la fábrica de los sueños, haz el nuestro, Real». Ya en el césped, la locura. Mbappé marcó en el 2 bajo el delirio del Bernabéu, pero fue anulado por fuera de juego.
Las acciones del VAR
Y en el 10, la primera gran polémica. El Arsenal sacó un córner y la jugada siguió con normalidad hasta que un minuto después Letexier paró el juego e hizo el gesto del VAR. Al principio nadie sabía muy bien qué se estaba comprobando ni en qué área, así que reinó la incertidumbre. Y de repente, el colegiado galo señaló el punto de penalti del Madrid. Agarrón de Asencio sobre Merino y pena máxima. Momento para la capa de Courtois.
El belga, que se movió de lado a lado antes del lanzamiento de Saka, adivinó el Panenka del inglés mientras Asencio corría hacia el delantero para gritarle. Una vez más, el portero evitaba el drama y ampliaba la esperanza.
Diez minutos más tarde llegó la revisión del penalti a Mbappé y el inicio de los nervios del Bernabéu y del cuerpo técnico, que protestó cada pérdida de tiempo de los británicos y apretó al colegiado, que terminó sacando amarilla a Raya por sus constantes pausas. La tensión subía de nivel, pero el marcador seguía 0-0 y Arteta sonreía, viendo cómo Martinelli y Saka volvían a ser superiores a Lucas y Alaba.
El partido aterrizó en el descanso con rabia local, reflejada en el enganchón que tuvo Carvajal, vestido de calle, con Saka en la entrada al túnel. El español le recriminó algo, seguramente el Panenka, y el inglés le encaró, sin llegar a más.
Tras el intermedio y viendo que el único tiro a puerta de su partido era un tímido disparo de Vinicius, Ancelotti movió el árbol. El italiano encomendó a Fran, Ceballos y Endrick la remontada exprés, pero el tanto de Saka terminó por hundir al Bernabéu a pesar del gol de Vini, el primero en la historia del Madrid al Arsenal en 337 minutos (los dos enfrentamientos de 2006 y este año).
No hubo épica. Hubo silencio. Mbappé se lesionó el tobillo y Martinelli, como Henry en el 0-1 de 2006, sentenció. Los blancos se despiden de la Champions antes de semis por primera vez desde 2020 tras una racha extraordinaria de cuatro años jugando dos semis y dos finales. Toca la Liga, la Copa y mucha reflexión.
"Somos responsables, pero el Madrid volverá siempre", aseguró Lucas Vázquez a pie de campo. "Nos ha faltado más claridad con balón, algo de paciencia a la hora de llevar el balón de lado a lado para penetrar en una defensa que estaba muy organizada". "El madridismo sabe que nos dejamos la piel siempre, puede salir bien o mal, siempre damos la cara. Queda mucha temporada", añadió.
No hace falta esperar al último partido del torneo clasificatorio. Con dos victorias ya conquistadas en Dubái, la selección femenina de rugby se ha garantizado su pase al Mundial de Inglaterra 2025, lo logra antes de iniciar el encuentro que podría haber sido decisivo (18:30) contra Fiyi.
La victoria, este sábado, de Países Bajos sobre Hong Kong (33-3) hace imposible que ningún rival pueda desalojar a Samoa y a las Leonas de las dos plazas que otorgan la clasificación.
Que a las españolas les hayan favorecido los resultados de otros aspirantes no les resta mérito; ellas han hecho su trabajo. En el primer encuentro apabullaron a Madgascar (83-0), una selección inferior a la que hicieron 13 ensayos.
En el segundo choque, considerado clave, también vencieron a Países Bajos (0-20). No obtuvieron demasiado fruto al descanso (0-3) de su dominio en territorio y posesión. Pero con los minutos se adueñaron del encuentro: en la segunda mitad vencieron en tres ocasiones la resistencia de la defensa neerlandesa (0-20). Se había hablado de un encuentro en el que podían sufrir en el contacto físico. No sucedió. Al contrario, estuvieron muy bien en melé, en touche, en las percusiones, en el placaje.
Tras quedar fuera de Nueva Zelanda 2022, la selección que dirige Juan González Marruecos regresa a la cita más prestigiosa, que reunirá a los 16 mejores equipos del mundo. "Es el resultado de un camino que comenzó hace mucho tiempo", manifestaba ya el jueves -hablando aún como hipótesis- Laura Bimba Delgado, una de las capitanas.
Porque esta clasificación pone fin a ocho años en tierra de nadie, en los que el adiós de una brillante generación se sumó a la falta de medios y partidos adecuados para progresar. En ese tiempo, el equipo ganó con rotundidad todas las ediciones del segundo torneo continental, el llamado Campeonato de Europa, y plantó cara, derrotó incluso, a alguna selección del Seis Naciones. Pero daba sensación de haberse estancado respecto a la élite.
Las jugadoras querían sacarse "la espinita de Parma", del anterior torneo clasificatorio, y lo han logrado. "Esto va por las que están y por las que han estado", han repetido en las últimos días. Desde hace año y medio, con más dinero y mejor preparación, la selección femenina se ha puesto de nuevo en marcha. La clasificación a Inglaterra 2025 abre la puerta al crecimiento, habrá que ver adónde conduce.
"Estar en el Mundial significa seguir vivas, salir sería muy negativo", había afirmado antes del torneo Lourdes Alameda, otra de las veteranas. Con este logro, la selección femenina reclama focos y atención en el escenario internacional.
Sin restar validez a otras opciones legítimas de reforzarse por la vía del parentesco o residencia, la selección femenina se ha nutrido de la calidad de chicas que ya no se enganchan al rugby en edad universitaria, sino que empezaron a practicarlo en la niñez en nuestro país. Su talento atrae: una decena han sido fichadas por clubes ingleses y franceses. Así que este éxito es también el de sus formadores, el de sus compañeras de equipo, el del rugby de base.
Aunque el conjunto de Juan González Marruecos acuda al próximo Mundial de Inglaterra para aprender, su presencia supone una esperanzadora noticia para el rugby a quince español, que ve confirmado su progreso desde la cantera. El pasado mes de julio la selección masculina sub-20 consiguió la permanencia en el selecto grupo de las 12 mejores del planeta. Las rejuvenecidas Leonas también han cumplido este sábado su objetivo. En febrero llegará el momento, la oportunidad probablemente definitiva, de la selección masculina.
Si ya de por sí el Real Madrid parece un punto competitivamente (lo ha parecido todo el curso) por encima del Barça, luego está Sergi Llull. Y su genialidad desatada. Sus triples fuera de guion que son puñaladas a la mente del rival. El segundo round dejó a los blancos a un paso de la final de la ACB y al Barça completamente sobre el abismo de una temporada aciaga. Viaja la semifinal al Palau con un 2-0 rotundo, un equipo lanzado y que ha logrado olvidar en cinco días la final de la Euroliga perdida, y otro completamente desquiciado sobre el diván de sus dudas. [Narración y estadísticas: 104-98]
Pero el hombre es Llull, en esta madurez estupenda en la que habita. Lejos del declive, luce su temporada más pulcra que las anteriores, pero llegada la hora de la verdad, siempre está ahí. En el primer partido asestó cuatro triples de carrerilla en menos de dos minutos, puro éxtasis para dar la puntilla a los azulgrana. Este viernes fue de principio a fin, eléctrico, contagiando al resto, una segunda parte poderosa para dejar al Barça tiritando.
Y eso que, como no podía ser de otra forma, fue otro Barça. O lo intentó. 48 horas atrás hubo síntomas de hasta desidia, de poca bravura, de conformismo ante el vendaval del rival. Ahora, conscientes del abismo, con un quinteto bien diferente, las cosas estaban más claras. Más ritmo, más valentía y, sobre todo, más inteligencia táctica. Eso se tradujo en el 3-9 de salida, con un Willy menos miedoso ante Tavares y un Madrid fallón.
Tavares tapona a Willy.JUANJO MARTINEFE
La rápida reacción fue un 11-0, en una noche de ritmo algo alocado, aún sin dueño. Da Silva era el termómetro azulgrana y Vesely (24 puntos, su tope en ACB) y Jabari, sus mejores hombres. Pero el que no entra en ningún plan es Llull. Se maneja en plena efervescencia, lleno de confianza y disfrutón. Cuando anotó su segundo triple le dijo al banquillo que aguardara su cambio. Se fue al descanso con 13 puntos cuando el Madrid, que siempre tiene la buena costumbre de meter la última antes de ir al vestuario, volvía a mandar.
El Barça se fue diluyendo como un paracetamol en agua. Punto a punto, golpe a golpe. Hezonja, que en la primera mitad se había cogido un cabreo de los suyos, hacía de todo en la pista y Musa le acompañaba con sus puntos fáciles. Un mate de Tavares puso la máxima (67-53) y, aunque con el empuje de Joel Parra pareció el Barça rehacerse algo, ahí estaba Llull para clavar sobre la bocina una mandarina desde 10 metros. Otro mazazo psicológico.
En la recta de meta, el Madrid estaba ya lanzado como un sprinter. Con sus veteranos en pista, con Rudy peleón como si fuera un rookie y el Chacho rompiendo tobillos... Avanzaban los blancos con tres marchas más (llegaron a mandar por 17) y el Barça sin perímetro, sin rebote y sin defensa. Y desquiciado. A su temporada le pueden quedar dos días, un año para olvidar.