El Comité Técnico de Árbitros (CTA) ha considerado erróneas las dos decisiones de César Soto Grado en el clásico entre Real Madrid y Barcelona, que corrigió con acierto el VAR. Según el organismo, la acción de Vinicius con Lamine Yamal no fue penalti y la mano de Eric García debió sancionarse como pena máxima.
En su Tiempo de Revisión, espacio audiovisual semanal donde se revisan las jugadas polémicas de la jornada pasada elegidas por un comité de expertos, dos de los análisis fueron de estas acciones ocurridas en el partido en el que los blancos vencieron a los culés en el Bernabéu.
La primera que se estudia en la pieza es la de Lamine Yamal con Vinicius, que Soto Grado castigó inicialmente como penalti, aunque fue corregido por el VAR en el que estaba Javier Iglesias Villanueva. Marta Frías, portavoz del CTA, explica que “el defensor barcelonista se anticipa, gana la posición y va a disputar el balón”. Posteriormente, añade que el que la sanción corresponde al que golpea y este es el futbolista brasileño.
Así, el CTA considera incorrecta la decisión del árbitro de campo y correcta y justificada, porque “es un error manifiesto” la intervención del VAR. Lo mismo que apunta en la siguiente jugada polémica que es la de Eric García y Bellingham.
“Sin opciones de jugarlo legalmente, el defensor realiza un movimiento claro con su brazo izquierdo para cortar la jugada”, comienzas Frías la explicación de la visión del CTA. “El movimiento del brazo es intencionado y antinatural buscando ampliar el volumen corporal para impedir el avance del balón”, concluye la portavoz.
El 25 de enero de 2020, LaLiga presentó la primera denuncia por insultos racistas contra Vinicius Jr. en el Camp Nou durante la disputa del clásico entre Real Madrid y Barcelona. El 13 de marzo de 2024, el mismo organismo realizó la última querella por cánticos xenófobos también contra el futbolista brasileño. Fue en un Atlético de Madrid - Inter de Milán de Champions, donde ni siquiera estaba el jugador.
Han sido 21 denuncias por actos racistas las que se han interpuesto con el delantero del Real Madrid, como víctima. El deportista profesional que, de largo, es objeto de más incidentes xenófobos en nuestro país. Lo peor de este número de denuncias es que la sociedad no parece aprender ni evolucionar hacia un mundo más tolerante. ¿Y si Vinicius tiene razón?
Hace justo una década se registraron 26 incidentes racistas de un total de 1.436 totales según el informe de la Comisión Estatal contra la Violencia, el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia en el Deporte. Estos fueron reduciéndose hasta la 2018/19, en la que apenas se produjeron 3 de 1.206.
Desde entonces, las cifras han ido creciendo exceptuando el año de la pandemia en la que los espectáculos deportivos se interrumpieron por un tiempo y luego se reanudaron con grandes limitaciones de aforo. Así, en la 2021/22, la última temporada de la que se disponen datos, estos han crecido hasta los 28, el mayor número de los últimos 15 años.
"La lucha contra el racismo la hacemos bien, pero no muy bien. Nos falta un pelín más", decía Javier Tebas, presidente de LaLiga en un acto de presentación de colaboración entre el máximo organismo del fútbol profesional y el ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones de España.
"El fútbol es un altavoz para lo malo y para lo bueno", comentaba en ese acto la ministra del ramo, Elma Saiz, y añadía que si no se lucha "pasan cosas muy malas para la sociedad". En ese acto, varios deportistas que han sufrido esa lacra comentaban que ante el racismo "no hay escala de grises". "O estás en contra o eres racista", expresaba la ex jugadora de baloncesto Cindy Lima.
Thaylor Lubanzadio, otro de los integrantes del acto, no solo fue objeto de insultos racistas cuando jugaba en segunda B en España sino que en una ocasión fue sancionado con cuatro partidos por encararse con un juez de línea tras ir a recriminarle que no fueran a incluir los insultos que recibió en el acta del partido. "En 2017 me pilló joven, pero me ha servido para involucrarme" admitía el futbolista que hoy juega en Malta.
Son muchas las iniciativas que realiza LaLiga para eliminar esta lacra. La principal es LaLiga VS que se trata de una campaña cuyo objetivo es erradicar el odio dentro y fuera del fútbol. Dentro de este proyecto se engloba MOOD, que se trata de una herramienta para monitorizar las expresiones de odio y dar un paso más en la detección y erradicación de la violencia en el fútbol y la sociedad.
Juntos contra el racismo
Precisamente, el máximo organismo del fútbol profesional va a firmar un acuerdo de colaboración con el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones de España para cederles esta herramienta y que la vigilancia respecto a las expresiones de odio pueda extenderse más allá del marco de las competiciones del fútbol profesional.
Recientemente, LaLiga ha obtenido la primera victoria en los tribunales a raíz de la denuncia por los cánticos racistas a Vinicius en Mestalla. El lugar donde estalló todo. Los tres acusados fueron condenados a ocho meses de cárcel y a dos años sin entrar en un recinto deportivo.
Imagen de televisión de los insultos a Iñaki en Cornellá.EM
Han sido cuatro años de lucha judicial. Desde que el máximo organismo del fútbol profesional decidió llevar estos incidentes, además de ante la Comisión Estatal Antiviolencia, a la Fiscalía de Odio. Iñaki Williams y los insultos que recibió en Cornellá cuando se retiraba en enero de 2020 fue el primer caso en el que se decidió realizar este cambio de política.
"No es que España sea racista pero hay racismo en España", decía Javier Tebas. Lo peor es que parece que la situación ha empeorado con los años y los principales organismos con LaLiga a la cabeza no parecen tener la solución para frenar este triste crecimiento de expresiones de odio en nuestro deporte.
Han sido tiempos de lágrimas. Muchas. Ni siquiera el mítico Arsenio Iglesias pudo despedirse de su Depor en el fútbol profesional. Él, el zorro con el que empezó todo, que vio desde un precioso tifo, abrazado a Bebeto, como el Deportivo de la Coruña volvía a Segunda División tras vencer al Barça Atlètic.
Horas antes, miles de aficionados enfilaban la calle San Juan de A Coruña tras un cartel que rezaba: "Os tempos son chegados", el mismo que se leía en la pancarta de Riazor. Esa preciosa frase del himno gallego en la que se anuncian muchas cosas, pero en lo concerniente el Depor, se advierte de que, como dice Nacho Carretero, "la factura ya se ha pagado".
El periodista y aficionado del conjunto gallego recuerda que en A Coruña fueron "más felices de lo que correspondía". Años a crédito en el que cayeron una liga, varias copas y supercopas y se rozó una final de Champions. "He vivido los grandes momentos de la historia del Depor, y es increíble la cantidad de niños y niñas que se pelean hoy por ir", cuenta el ex presidente blanquiazul, Augusto César Lendoiro.
Lendoiro fue el mandatario que trajo a los Bebeto, Mauro Silva, Rivaldo, Djalminha, Scaloni y muchos otros que esta tarde estaban pegados al televisor para ver otra historia. Una de sufrimiento, con momentos de thriller y, sobre todo, larga, con demasiado metraje. "Es la primera vez en la historia centenaria del Depor que después de dos descensos hemos tardado tanto en volver. Es el peor momento desde el punto de vista deportivo", apunta el dirigente.
Pero no hay mal que cien años dure o, como dice el propio Lendoiro, "a longa noite de pedra", como aquella obra poética de Celso Emilio Guerreiro que denuncia el orden social imperante, ese que tiene al Depor en Primera RFEF desde hace cuatro años. "La afición del Depor estuvo en un proceso de aprendizaje. Vienes de un período espectacular y te ves en Primera RFEF así que necesitas de un tiempo para aceptar tu nueva realidad. Tienes que comprenderlo hasta aceptarlo", describe Carretero.
Riazor
No se explica de otra manera, ante el Barça Atlètic hubo 31.833 personas en Riazor. El Depor sitúa en más de 20.000 aficionados la asistencia media de esta temporada, la mejor desde que abandonó la Primera División hace ya seis años. Una categoría, por cierto, en la que 11 de los 20 equipos tienen una presencia media inferior al conjunto coruñés según Transfermarkt. "Cuando el Depor inició su crisis deportiva, comenzó su idilio social", explica Carretero.
Hacía 14 días que no había papel en Riazor. Desde las 11 de la mañana, no se podía tomar ningún vermú en San Juan. A las 16.00 una marea tiñó de azul el paseo marítimo bajo la atenta mirada de los Héroes de Orzán, una historia trágica, como la del propio Depor. Y ya a las 19.00 Riazor era una caldera, desde la que incluso se tuvo que apagar el autobús del equipo por una bengala inoportuna. Lume (fuego).
"El Depor representa ese sentimiento de un club de los amigos, de la calle, del colegio... compitiendo con otras ciudades para hacer felices a toda coruña", define Lendoiro. Y hoy, tras muchos años reclamándolo desde la grada, también de cantera. "Soy el niño más feliz del mundo", decía David Mella.
Un momento del partido del Depor.CabalarEFE
Han sido los Mella y Yeremay, junto con la personalidad de Lucas Pérez, los responsables del giro deportivista. Un giro realizado por Imanol Idiákez en su "última bala", según revela Lendoiro, que le llegó al entrenador precisamente en la ida ante el Barça Athletic. Se ganó y desde entonces 16 victorias, cuatro empates y sólo una derrota. La última victoria, la del ascenso, precisamente con un gol del capitán gallego. Un saque de falta magistral. Riazor en llamas. "Bendita locura haber bajado de Primera División para volver a Riazor", decía Lucas Pérez al acabar el encuentro.
"Cuando el Depor ha hecho las cosas justo al revés de lo que venía haciendo, es cuando ha salido bien y eso debe quedar", cuenta Nacho Carretero. Hablamos de paciencia con el banquillo desde la dirección deportiva de Fernando Soriano, un visionario de esta plantilla, y de dar protagonismo a la cantera junto a Idiákez. "Sois lo más flipante que he visto en mi vida", lanzaba el vasco al público tras la victoria.
En A Coruña había alegría y confianza, pero al estilo gallego. De hecho, la alcaldesa Inés Rey, no quiso participar en este reportaje "por no gafar" el ascenso. "La Coruña va a ser muy feliz pase lo que pase. La hinchada del Depor es feliz. Estamos felices de disfrutar cada partido", apuntaba Carretero.
Lendoiro, en cambio, que ha vivido, más que vivido, construido, el gran Depor habla de que el ascenso es "una gran alegría, pero con los pies en el suelo". "Salimos del infierno o de algo ya sin nombre, que nos sirva de ejemplo para no volver nunca", concluía Lendoiro. Ahora el infierno ya es 'outra historia'.