El Celta de Vigo ha anunciado este martes la destitución de Rafa Benítez. El técnico, que asumió las riendas del equipo a principio de temporada, no ha cumplido con las expectativas y los malos resultados le han acabado condenando. La goleada encajada ante el Real Madrid en el Santiago Bernabéu (4-0) fue el último partido que dirigió.
El Celta informó que la destitución del técnico se produce porque bajo su dirección el equipo “no ha obtenido los resultados esperados” por el club que preside Marian Mouriño.
El técnico madrileño llegó el pasado verano a Balaídos como una fuerte apuesta de la nueva presidenta de cara a la temporada del Centenario. Firmó un contrato por tres temporadas, pero la mala dinámica de su equipo, con solo dos puntos de ventaja sobre el descenso, ha acelerado su salida.
El Celta agradece a Rafa Benítez y a sus ayudantes su “implicación, honestidad y profesionalidad” desde su llegada a Vigo, además de desearle “mucha suerte y éxito” en el futuro.
El nombre que ahora mismo se baraja en Balaídos es el de Claudio Giráldez, técnico del Celta Fortuna, con el que está completando una gran temporada.
La cara de Pedri en el banquillo del Barça en San Mamés, justo después de tener que dejar el césped por una nueva lesión muscular, lo decía todo. Estaba desencajado. Cuando abandonó el terreno de juego, no pudo contener las lágrimas. Otra vez, su cuerpo le había jugado una mala pasada. Algo que se ha vuelto tristemente demasiado habitual desde una primera campaña como azulgrana en la que fue vital en los esquemas de Ronald Koeman y que, después, se alargaría con su participación tanto en la Eurocopa como en los Juegos Olímpicos que, a causa de la pandemia, se celebraron en verano de 2021.
Tanto en su estreno en Segunda División con la UD Las Palmas como en su primer año como azulgrana las lesiones le respetaron. Como futbolista del Barça, en la temporada 2020-2021, jugó un total de 52 encuentros: 37 de Liga, siete de Champions, seis de Copa del Rey y dos de la Supercopa de España. Koeman sólo prescindió de sus servicios en el duelo a domicilio frente al Ferencvaros (0-3) y en el último choque de Liga frente al Eibar. Una temporada ciertamente cargada que se completó con seis partidos de Eurocopa (tres de ellos con prórroga) y seis más de los Juegos de Tokio (en este caso, con dos de ellos también con prórroga, dado que en el tercero con tiempo suplementario el canario fue sustituido en el minuto 83 por Marco Asensio). En total, la salvajada de 4.926 minutos en un curso. Para contextualizar el dato, basta recordar cuánto ha jugado las siguientes temporadas, ya lastradas por lesiones: 2.188 minutos, menos de la mitad, en la 21/22; 2.815 en la 22/23. Y, con los de San Mamés, suma apenas 1.554 en la todavía en marcha.
El inicio del calvario
A finales de 2021, por mucho que tanto en la selección como en el Barça le dieran tiempo para tener algo de descanso, empezó su calvario particular. El 14 de septiembre, ante el Bayern, sufrió una lesión en el cuádriceps izquierdo que lo tuvo un par de semanas de baja. En el segundo partido de la liguilla de la Champions, frente al Benfica, sufrió una recaída que le obligó a estar unos tres meses en el dique seco y a perderse 21 partidos de los azulgrana. A finales de enero de 2022 reapareció y pudo encadenar un total de 18 encuentros con el equipo dirigido ya entonces por Xavi Hernández. Pero, el 15 de abril, en el nefasto encuentro de vuelta frente al Eintracht de Frankfurt en la Europa League, se rompió el bíceps femoral de la pierna izquierda y tuvo que perderse el resto de la campaña.
La cuarta lesión del canario tardó más en llegar. Fue el 16 de febrero de 2023, en la ida del playoff de la Europa League frente al Manchester United. En ese caso, una dolencia en el recto anterior del muslo derecho lo tuvo dos meses sin poder jugar. Reapareció ante el Atlético, el 23 de abril, pero, a mediados de ese mmismo mes, con el triunfo a domicilio ante el Espanyol en Cornellà-El Prat que le daba matemáticamente la Liga al Barça, se resintió de unas molestias musculares que, de nuevo, le hicieron despedirse del curso antes de tiempo y le obligaron a ser baja en la Nations League que acabaría cayendo del lado español con el triunfo de la Roja por penaltis ante Croacia.
La Eurocopa, en peligro
La temporada actual, la cuarta como azulgrana, la empezó Pedri ya con malas sensaciones. El pasado 24 de agosto, antes del duelo a domicilio con el Villarreal, sufrió una lesión en el recto anterior del muslo derecho y estuvo algo más de dos meses de baja. Justo antes del parón por las fiestas navideñas, mientras, se resintió de unas molestias musculares no especificadas por el club y sumó tres semanas más lejos de los terrenos de juego. Frente el Athletic, finalmente, según confirmó la entidad este mismo lunes, padeció una lesión en el recto femoral de la pierna derecha que, a pesar de que no se definió el tiempo de baja, podría tenerlo un par de meses sin jugar. Los pronósticos más optimistas hablaban ayer de cinco semanas parado, lo cual le deja un margen muy estrecho para terminar la temporada y poder al menos entrar en los planes de Luis de la Fuente para la Eurocopa. En total, ocho lesiones musculares en tres años.
Por lo menos, en su caso, todo indica que podrá esquivar el quirófano. Su ausencia se suma a las de De Jong, con un esguince de tobillo, Balde y Ferran Torres, ambos con lesiones en los isquiotibiales, aunque el primero sí tuvo que someterse a cirugía y no volverá hasta el curso que viene. Marcos Alonso, ya en la recta final de su recuperación tras ser intervenido en la espalda y Gavi, baja desde el 19 de noviembre por una grave lesión de rodilla.
La Eurocopa de Suiza se centra en lo esencial: fútbol y goles. Nada ha distraído a las 16 selecciones del juego que han desplegado en estadios llenos, donde no se ha producido ni un solo incidente en las gradas, ni tampoco sobre el césped. Cuatro tarjetas rojas y 15 intervenciones del VAR sin polémica en la fase de grupos. La única desgracia ha sido la grave lesión de la capitana de Alemania, Giulia Gwinn.
Esta Eurocopa modélica -apenas existen controles de seguridad y la presencia policial resulta imperceptible- ha permitido que se puedan instalar las fan zones en la misma calle, algo impensable en cualquier competición masculina. No hay ultras, ni espontáneos que salten al campo, como se vio una veintena de veces hace un año en Alemania. Un pero son las colas en los baños en estadios construidos para hombres.
Porque existe un componente familiar, la afición es femenina y muy fiel, lo que ha provocado el lleno técnico de los estadios en 22 de los 24 partidos, elevando la cifra total a los 461.582 espectadores, siendo el Alemania-Dinamarca, en Basilea, la mayor entrada, con 17.000 alemanes en las gradas de St. Jakob Park.
Un gol cada 24 minutos
El espectáculo lo merece. Las jugadoras han logrado que los aficionados celebren un gol cada 24 minutos. Y es que la media supera los tres por partido. Por eso se ha pulverizado la marca establecida en Inglaterra 2022 durante la fase de grupos: de los 78 goles hace tres años, a los 89 de esta edición. Y eso que el VAR, que ha intervenido 15 veces, ha anulado seis. Si entonces fueron las inglesas las que acabaron con 14 goles, ahora las españolas toman el relevo. Las futbolistas de Montse Tomé han marcado el 16% de los tantos celebrados durante estas dos primeras semanas.
Como queda por delante la fase eliminatoria, puede superarse el récord histórico que se marcó en Inglaterra, que fue de 95 goles. Solo faltan seis y con España, Suecia, Francia, Alemania, Inglaterra, Noruega, Italia y Suiza en competición, difícil será que no se supere. Es el equipo español el más fiable para eso, porque lidera todas las estadísticas de ataque: goles, disparos, posesión y precisión en el pase.
Al frente, Esther González, con cuatro dianas, y Alexia Putellas, que suma tres. La delantera del Gotham dio ayer el susto al no entrenarse por molestias en el aductor. Tomé espera tenerla recuperada para el viernes.
Las jugadoras suecas celebran el triunfo ante Alemania, el sábado en Zúrich.AFP
Lo que tampoco hay en esta Eurocopa es ruido y polémica arbitral. Además de los seis goles invalidados por el VAR, se han anulado cuatro penaltis que pitaron las colegiadas en el campo -por falta o fuera de juego previo, no por errores- y avisado de la existencia de otros tres. Además, han dado validez a dos tantos tras tirar las líneas del fuera de juego. Intervenciones objetivables que no se protestaron en el campo. Una de ellas, un gol anulado a Suiza contra Islandia, la tomó la española Marta Huerta de Aza, con un equipo formado por Guadalupe Porras y Eliana Fernández como asistentes y Cuadra Fernández en el VAR.
Disciplinariamente, las jugadoras han visto 49 tarjetas amarillas y cuatro rojas, una de ellas directa. Antonsdóttir, de Finlandia, la noruega Lund y la portuguesa Borges salieron del campo antes de tiempo por dos amonestaciones. La expulsión fue para la lateral alemana Carlotta Wamser, que evitó con la mano un gol de Suecia, y se perderá los cuartos de final ante Francia por sanción. Es un varapalo para Alemania tras el impacto de perder a su capitana que, además, ocupa la misma demarcación, por una grave lesión. Giulia Gwinn, que ya había sufrido dos operaciones previas de rodilla, se dañó el ligamento medio en el segundo partido de la fase de grupos y dijo adiós a lo que resta de campeonato.