LaLiga Santander
Barcelona 4 Betis 0
El equipo azulgrana avista el título tras golear a un Betis que claudicó con la expulsión de Edgar. Joaquín (41) se retiró lesionado; y Lamine Yamal (15) se convirtió en el debutante más joven del Barça en la Liga
Nada es tan adictivo como el miedo. Y tan acostumbrado está el Barcelona a ello que le sientan mucho mejor las victorias que las derrotas de su perseguidor. La caída del Real Madrid en Girona la acompañaron los azulgrana con un derrumbe en Vallecas. Y este sábado, los azulgrana respondieron al triunfo blanco frente al Almería con una victoria reparadora frente a un Betis enfadado por el arbitraje –Edgar fue expulsado a la media hora-, aunque no tanto por su marcado retroceso en el último mes. Con 11 puntos de ventaja y 18 por jugar, el equipo de Xavi Hernández ya no debería temer. Sin más historia que la que queda, el partido deparó la lesión de Joaquín, ovacionado por el Camp Nou ante su próxima retirada con 41 años, y el histórico debut de Lamine Yamal, que a sus 15 se convirtió en el debutante liguero más joven de la historia del Barcelona.
Necesita este Barça la Liga porque vivir del recuerdo no te da de comer. Nadie quiere leer del pasado, sino rentabilizar el presente y vender el cuento del futuro. No es éste tiempo de milongas. Mucho menos cuando los bancos y los fondos de inversión monetizan tu escudo y perforan tu alma; cuando reparas en que los trabajadores de Barça TV, quienes priorizaron el periodismo a la propaganda -menuda osadía-, son menos importantes que los 629 informes y 43 CD-ROM del clan Negreira; o cuando invitas a tus socios a que se queden un año en casa en vez de ir a Montjuïc, que allí hace mucho frío y pagarán más que nunca. Ya serán los turistas quienes compren los paquetes VIP. Incluso pagarán más si les dicen que allí movieron el esqueleto los Obama y los Spielberg con Bruce Springsteen. ¿El deporte? Lo de menos.
En el Camp Nou nada se cuestiona porque la anestesia social es un rasgo más de nuestra época. Así que los hinchas, pese a que el Barcelona venía de sufrir una derrota en Vallecas de aquellas que en otros tiempos ponían en valor el espíritu crítico, se entregaron sin problema alguno tanto al duelo frente al Betis como al agradecido aguacero. Una esplendorosa ovación a Joaquín y pelillos a la mar. Que la Liga hay que ganarla de una vez para irse en paz de vacaciones y continuar implorando por el regreso de Messi desde la tumbona.
Volvía después de un mes Christensen, ese fichaje que el propio Xavi reivindica como suyo. Saltó de la camilla a la titularidad porque si algo necesita este equipo es sobriedad. Sí, fue él el responsable del 1-0 en su primer gol como azulgrana. Mientras que Dembélé aguardó su turno en el banquillo para ser recibido como un Mesías en el crepúsculo. Con todo, pudo ser éste el Barça reconocible que tanto añoraba su entrenador, con la defensa de verdad, con Busquets como mariscal de los cuatro centrocampistas, y con Raphinha exprimiendo y sublimando su titularidad (10 goles y 11 asistencias).
Tan de cara tuvo la noche el Barcelona que se fue al descanso con un 3-0 gracias a sus tres primeros remates entre palos. Y el Betis de Pellegrini se sintió de lo más desgraciado ante la sucesión de acontecimientos. Luiz Felipe, su mejor central, cayó lesionado en el minuto 12. ¿Cómo respondió a aquello el Barcelona? Marcando inmediatamente con Araujo y Christensen preparados para devorar a Pezzella. El centro de Raphinha, con tabasco, lo cabeceó el danés a gol a un palmo del portero.
Todo acabó demasiado pronto. Edgar, sí, el sustituto del lesionado Luiz Felipe, llevaba la carga de una amarilla por una falta a Raphinha pese a haber tocado el balón. El episodio puso después en un aprieto al árbitro Del Cerro Grande, que se lo pensó de lo lindo antes de expulsar a Edgar por un pisotón a Pedri que sí merecía el castigo de la cartulina. El cuarto árbitro fue quien advirtió al juez principal y la roja fue la consecuencia. Joaquín salió del banco y se puso a aplaudir con ironía cuando, en la acción posterior, Lewandowski se embolsó el 2-0 tras aprovechar un pase de Koundé y el agujero abierto en la zaga bética. Raphinha, habilitado por Busquets y en posición reglamentaria, tomó el 3-0 después de que el VAR corrigiera al árbitro.
El Camp Nou quedó satisfecho, Guido se marcó el 4-0 en propia puerta tras una aventura episódica de Ansu, y ya sólo importó la intensidad de los aplausos a Joaquín, que duró un cuarto de hora antes de lesionarse la rodilla, y el estreno del adolescente Yamal, delantero de edad cadete que lució sus pases de ilusionista. La afición acabó haciendo la ola. El Barça tiene el trabajo hecho.