El Barcelona controla la Liga

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Betis 1 Barcelona 2

Actualizado

Vence con autoridad al Betis en el Villamarín con goles de Raphinha y Lewandowski y cierra la primera vuelta fijado en el liderato y con 50 puntos

Raphinha celebra su gol en el Villamarín.JULIO MUÑOZEFE

Soplan vientos de cambio. El Barcelona, un guiñapo en las últimas temporadas al que un puñado de encorbatados insistió en clavar en la indiferencia y la ruina, ya es un equipo que puede permitirse sacar pecho en el campeonato. Pese a los apuros provocados por un gol en propia puerta de Koundé, se mostró convincente en su último triunfo en el Villamarín frente al Betis gracias a los goles de Raphinha y Lewandowski. El equipo de Xavi Hernández zanjó así la primera vuelta con 50 puntos, obligando así al Real Madrid a extremar su competitividad si pretende arrancar a los azulgrana de la atalaya.

La noche en Sevilla se desarrolló al compás de un zapateado. Entre los golpes y las quejas, el traqueteo y el quejío, asomaron ratos de fútbol alegre y dicharachero. Quedó claro que Xavi ya ha tramado una estratagema para las grandes citas en la que conjugar a sus cuatro mejores centrocampistas se presume esencial. Gavi, además, pudo por fin lucir el dorsal seis sublimado en su día por Xavi, su ahora capataz. En la retaguardia, poca discusión admite la presencia de Koundé, Araujo y Christensen, portentosos correctores, con Balde confirmando que Jordi Alba queda para las urgencias. Mientras que en ataque, en la camilla Dembélé, no quedaba otra que confiar en quienes están bajo sospecha. Raphinha, partiendo desde el extremo diestro, le ganó el pulso de la titularidad a Ferran Torres. Acusó la responsabilidad, pero marcó cuando debía. Mientras que a Lewandowski, de regreso tras su sanción de tres partidos, le tocó retomar el ritmo perdido. Al ariete polaco se le escaparon un sinfín de controles, pero se hizo con el 0-2 porque pocos entienden el oficio de ariete como él.

Si bien el Barcelona lograba avanzar y retroceder en grupo, las buenas intenciones del primer acto morían en las zonas definitivas por falta de precisión. Raphinha, hiperactivo y siempre pendiente de ayudar en las marcas defensivas a Koundé, no lograba medir en ataque la línea del fuera de juego. A la media hora, incluso, le anularon al brasileño un gol de testarazo picado a pase de De Jong después de avanzarse a los defensas béticos antes de tiempo.

Antes había sido Pedri quien había dispuesto de la mejor ocasión para el Barcelona. Después de que el propio Raphinha le hubiera asistido tras colar el balón entre las piernas de William Carvalho, Pedri tumbó ya en el área a Luiz Felipe y Rubial con un recorte que sirvió para detener el tiempo, pero no para controlar el espacio. Quiso seguir avanzando el canario, sin reparar en que Balde pedía la pelota a su vera, y con el portero Rui Silva raudo en la salida a sus pies. Xavi se quejó en la banda, pensando quizá en la bisoñez del genio.

La exuberancia de Balde

El Betis de Pellegrini, cada vez más encerrado, no parecía inmutarse, quizá contagiado por ese ritmo cachazudo de Fekir, un tipo capaz de retorcer la coherencia con las manos en los bolsillos. Un giro de tobillo le bastó al mediapunta para lanzar a Ruibal y que éste brindara a Canales un remate franco. Pero Ter Stegen ni siquiera tuvo que moverse. Koundé ya había llegado para negar la acción. A Fekir, guadianesco por naturaleza, ya no se le volvió a ver en la noche.

Ese episodio no inquietó al Barcelona, que procuró extremar su ofensiva en un segundo tiempo inaugurado con una extraordinaria parada de Rui Silva a zurdazo de Pedri. Al centrocampista azulgrana lo había habilitado Balde en una de sus incursiones por la orilla. El canterano, exuberante, sí encontró el premio después gracias a una falta botada por unDe Jong más pillo que sus rivales. El pase tenso de Balde al segundo palo lo aprovechó Raphinha, liberado por un rato de sus demonios.

El reencuentro de Lewandowski con el gol -retomó un remate de Araujo tras córner sacado por Pedri- después de cumplir tres partidos de sanción no evitó un último sofoco tras el tanto en propia meta de Koundé. Nada serio. Porque el Betis es un equipo al que le cuesta creer. Todo lo contrario que a este Barça, al que además de la fe ya le acompaña el juego.

kpd