El Atlético supera los sustos y la pereza para doblegar al colista

El Atlético supera los sustos y la pereza para doblegar al colista

Hay partidos que dan pereza. Porque es víspera de Semana Santa, porque eres un equipo top y juegas cada siete días y porque te enfrentas a un rival que no ha ganado en cuatro de los últimos cinco duelos y con el que no has perdido en 16 años. Y esos partidos pueden ser tan aburridos como peligrosos. El Atlético mezcló puntos de presión alta para intentar resolver pronto con desconexiones que pudieron costarle caras. Pero las piezas de uno y otro en el tablero son muy diferentes y si un equipo ladra, el otro muerde. Y los ladridos asustan, aunque sean del colista, pero sólo eso. [Narración y estadísticas (4-2)]

Fue sufrir el Atlético el primer arañazo y en un suspiro metió dos mordiscos. Ambos con la firma de Giuliano. Si el Cholito inventó un penalti metiendo el pie para provocar el pisotón de Javi Sánchez, luego persiguió una picadita de Barrios para recortar y meter él a la escuadra. Quizás Ferreira pudo hacer algo más. Antes de eso había un empate a goles de penalti. Sylla castigó la imprudencia de Lenglet y Julián aprovechó la picardía de su compatriota.

Tras esos cinco minutos de locura y VAR, Díaz de Mera no fue capaz de pitar los penaltis sin la ayuda del videoarbitraje, el duelo se inclinó tímidamente hacia los intereses del Atlético. Volvió a adormilarse el conjunto colchonero salvo cuando intervenía el Cholito, pura adrenalina en cada toque. A veces, incluso, pecó de exceso de precipitación. Decía el Cholo que entrenar mucho aburre, haciendo referencia al descanso intersemanal de los rojiblancos, y quizás se notara en la primera parte.

Por suerte o por torpeza

Lo que pasa es que este Valladolid es un equipo muerto, enfrentado y sin energía para la rebelión. Salvo que te encuentres una granada en la mano y te la dé tu rival en forma de balones parados. Hay castillos complicados de conquistar y el de Atlético era una quimera, aunque hubo susto por suerte o por torpeza. En este caso de Lenglet.

El Atlético quiso resolver tras la salida de los vestuarios para evitar precisamente eso: sustos. Uno por noche es suficiente. Jugando rápido y con combinaciones precisas hicieron dos ocasiones en tres minutos. No encontraron el gol por centímetros, pero luego el juego se atascó y casi medio estadio miró al Cholo para que moviera el árbol. No le dio tiempo y se encontró con el 2-2 casi sin querer. Otro susto. Un nuevo error de Lenglet terminó con una falta al borde del área que transformó Javi Sánchez con algo de fortuna porque el cuero rebotó en la barrera y engañó a Oblak.

Artillería

Luego llegó el triple cambio con la artillería. Sorloth sustituyó a Griezmann y en su primer remate casi la clava al ángulo. Se fue por milímetros. Con ellos comenzó el asedio y llegaron los goles. El primero fue un error de la zaga blanquivioleta, otro. Penalti tonto que Julián volvió a anotar. El siguiente ya fue de madurez de partido.

Jugada magistral de Riquelme, disparo del delantero argentino y llegada de segunda línea del noruego, que no perdonó. Poco quedó ya de duelo porque el Atlético quiso terminar rondando el area de Ferreira consciente de que un paso atrás podía traer otro susto. No hubo. El Barça sigue a siete y el Madrid, a tres puntos. La Liga está casi imposible… casi.

kpd