Son las 20.00 de la tarde en Londres y la expedición rojiblanca va en su autobús camino de su hotel, el Marriott Regents Park, tras terminar su entrenamiento previo al duelo ante el Arsenal del martes en Champions League. Los 24 jugadores convocados por Diego Simeone van sudados porque una avería ha dejado el Emirates sin agua caliente.
Desde la organización rojiblanca no se creen que algo así pase en el año 2025 y en una competición como la Champions League, la más importante a nivel de clubes de el mundo. Además, la lluvia, que ha aparecido en la segunda parte de la sesión preparatoria, ha dejado a los protagonistas calados y sin la posibilidad de calentarse con una ducha en condiciones.
El Atlético de Madrid ha emitido una queja oficial a la UEFA por lo ocurrido en el estadio. Una situación que comenzó desde antes de que ellos llegaran al recinto, en torno a las 17.30 hora inglesa, que les fue advertida, y que en dos horas y media no se ha podido solucionar y se desconoce si se podrá resolver para el encuentro de mañana.
Simeone había comparecido en rueda de prensa junto a Julián Álvarez antes de encaminarse al césped del estadio británico a dirigir la sesión. Una sesión que ha contado con toda la plantilla rojiblanca a excepción de Jonny Cardoso, que sigue con sus problemas en el tobillo.
En el césped del Emirates ya se ha podido ver entrenar con normalidad a Thiago Almada, que volvió a jugar unos minutos ante Osasuna y, de hecho, marcaría el gol de la victoria, y a NicoGonzález, que se retiró de ese encuentro con molestias por un golpe.
El Arsenal no sólo cerró de forma concluyente su pase a las semifinales, sino que prolongó su formidable racha ante el Real Madrid, ante quien aún no ha perdido en la Champions. Tres victorias y un empate. El pequeño homenaje de Mikel Arteta a Arsene Wenger, que dio el primer paso con un 0-1 en febrero de 2006. La leyenda gunner cuenta ahora con un digno sucesor en Declan Rice, autor de un colosal partido. El mediocentro fue el símbolo de la fortaleza y el carácter de un equipo que iguala su mejor racha a domicilio en la Champions. La última vez que el Arsenal enlazó cuatro victorias europeas lejos de Londres fue precisamente con aquel golazo de Thierry Henry en el Bernabéu.
El último bofetón de Gabriel Martinelli al contragolpe definió la sexta derrota del Madrid en la Champions, el récord absoluto para los blancos, que hasta ayer contaban con las cinco de la campaña 2000-01. En cualquier caso, ni siquiera acierto postrero del brasileño pudo eclipsar el brillo de Rice. Infatigable en las ayudas a sus centrales, sólo falló uno de sus 27 pases (96%), participando en las mejores transiciones, ligeramente volcado en el perfil izquierdo. Su aplomo, en la acción del presunto penalti sobre Kylian Mbappé, terminó por convencer al VAR. Hubo doble recompensa para él, dado que el François Letexier le retiró la tarjeta amarilla y llegará limpio a las semifinales. "Soy un tipo honesto. A Mbappé y Lucas Vázquez les dije que no era penalti y que si admitiría le hubiese derribado, lo diría. Se tiró al suelo y estaba plenamente convencido de que lo anularía", ratificó el 41 en los micrófonos de TNT Sports.
La confianza de Rice guio a un Arsenal sin titubeos en Chamartín. Curiosamente, el único momento de zozobra llegó en el momento más propicio, con un penalti a favor donde las dudas de Martin Odegaard terminaron por afectar a Bukayo Saka. Después de nueve penaltis consecutivos convertidos, el internacional inglés erró ante Thibaut Courtois. Curiosamente se cumplían dos años exactos de su último fallo, ante Lukas Fabianski, durante el 2-2 en la visita al West Ham. Un revés para la estrella gunner, que luego pudo resarcirse con un clínica definición para el 0-1. En las últimas semanas, Saka en pleno proceso de renovación para ampliar un contrato que expira en 2027. Según recientes filtraciones, la última oferta asciende a 300.000 libras semanales, lo que le convertiría en el mejor pagado de la plantilla.
Aquel 0-0 ante Guardiola
De momento, ese privilegio corresponde a Kai Havertz y Gabriel Jesus, otros dos delanteros de un equipo que basa su fortaleza en la seguridad en torno a su área. Esta temporada, David Raya ha mantenido 18 veces el cero en su portería. Seis de ellas de Champions, donde sólo ha encajado siete goles en 12 partidos (0,58 de promedio). El pasado curso, Arteta causó notable asombro en la Premier tras un 0-0 frente al Manchester City. Escocido por sus resultados recientes en el Etihad, el Arsenal no tuvo el menor empacho aquel domingo en replegarse en torno a su guardameta. El espectáculo resultó soporífero, pero el técnico donostiarra no podía permitirse una novena derrota consecutiva en el feudo de su gran rival por el título.
Entonces, Pep Guardiola debió hacer frente a numerosas críticas por protegerse con tanto toque horizontal y por conformarse con un punto en mitad de la batalla con el Liverpool. En realidad, sus principios debían situarse en el lado contrario del espectro futbolístico. Arteta tomó buena nota de ellos a lo largo de las tres temporadas en las que ejerció como su primer ayudante (2016-2019). Hasta que tres días antes de la Navidad quiso aceptar una oferta del Arsenal.
Aquella propuesta podía interpretarse como un regalo envenenado. No sólo había que recuperar el pulso de un club en vía muerta tras el reciente fiasco de Unai Emery, sino de retomar la senda de Arsene Wenger. Cuando iba a cumplirse su primer año en el Emirates, apenas siete meses después de tocar la gloria con la FA Cup, el donostiarra vivió un momento crítico, con el equipo a cinco puntos del descenso tras sendas derrotas ante Everton y Burnley. A partir de entonces recondujo el rumbo para cerrar el curso con el título de la Copa de la Liga.
Arteta, satisfecho con sus futbolistas, en la zona técnica del Bernabéu.AFP
Pese a los habituales comentarios en la prensa local, el vínculo entre Guardiola y Arteta se ha mantenido en algo más que la cordialidad. "Hablamos hace unos días y quería pedirle un consejo. Es importante aprender del mejor", reconoció horas antes del 3-0, su mejor momento en el Emirates. Incluso más especial que el 5-1 del pasado 2 de febrero ante el City, con una exhibición de juego ofensivo, certificado con goles de Myles Lewis-Skelly y Ethan Nwaneri, dos de sus talentos adolescentes. Por el momento, el balance sigue favorable para Guardiola, con ocho victorias en los 14 precedentes. Sin embargo, esta temporada Arteta también rubricó un 2-0 de prestigio ante el PSG de Luis Enrique. Precisamente su próximo adversario por el título.
Porque la última semifinal de Champions databa de 2009, cuando los gunners cayeron ante el Manchester United de Cristiano Ronaldo y Wayne Rooney por un global de 4-1. Ahora todo se presenta más equilibrado, vista la fortaleza del Arsenal, que sólo ha perdido uno de sus últimos 16 partidos a domicilio en todas las competiciones, con ocho victorias y siete empates. "Es una de las mejores noches de mi carrera, sin duda. Fue muy especial, ante un equipo que ha sido una inspiración para muchos de nosotros. Podemos estar muy orgullosos de pasar del modo en que lo hicimos", finalizó Arteta.
Lo que era previsible, finalmente ocurrió. No hubo sorpresa pese a que el Arsenal de Arteta llegaba a la última jornada ante el Everton con alguna esperanza. Los gunners necesitaban que el City no ganara, pero Guardiola no quería dar lugar a la especulación y su equipo solo tardó un minuto en demostrarlo.
Phil Foden recibió un balón en la media luna y con la zurda, lo envío a la escuadra del ex madridista Areola. Un golazo solo al alcance de jugadores como el inglés, que con su celebración de pistolero, avisaba que este iba a ser su partido y esta su Premier League.
Estaba imparable y por si alguien todavía lo dudaba, en el minuto 17 aprovechó un pase de Doku desde la banda para cruzarla al segundo palo con el interior. El West Ham, con Moyes de salida y sin nada en juego, tuvo en el arquero francés su salvación, que con sus paradas evitó una goleada en los primeros compases.
RODRIGO SENTENCIA
Todo parecía totalmente decidido cuando Gueye adelantaba al Everton en el Emirates, pero un golazo de chilena de Kudus tras un saque de esquina y el empate del japonés Tomiyasu para los de Arteta, solo tres minutos después, volvía a generar alguna expectativa antes del descanso.
Todas en vano. En el minuto 58 y con el City en modo asedio, Rodrigo definía con su clásico disparo con el interior desde la frontal para devolver la tranquilidad. Una vez estaba todo hecho, De Bruyne buscó con picardía el gol olímpico en dos ocasiones y el VAR anuló un tanto con la mano de Soucek en el 87, pero ya no había nada que hacer. Una vez el árbitro pitó y a pesar de la remontada del Arsenal (1-2), se desató la locura.
Miles de aficionados invadieron el campo para celebrarlo con los jugadores y los de Guardiola tuvieron que refugiarse en la zona de banquillos y vestuarios para festejar. Con los preparativos para la entrega del trofeo, el campo quedó despejado. Uno a uno, los protagonistas fueron recogiendo su medalla de campeón hasta llegar a Kyle Walker, que alzó al cielo de Manchester la cuarta Premier consecutiva. Una hazaña histórica nunca antes lograda por ningún equipo.
EL CHELSEA, A LA CONFERENCE
El Tottenham de Postecoglu, una de las revelaciones del campeonato, irá finalmente a la Europa League tras vencer al descendido Sheffield United (0-3). Un resultado que deja al Chelsea en Conference a pesar de haber vencido también al Bornemouth de Andoni Iraola (2-1).
En Anfield, Jürgen Klopp se despidió de su estadio como seguramente había soñado, con una victoria cómoda ante los Wolves (2-0) y una ovación a la altura para un entrenador que ha devuelto a los reds a lo más alto. Newcastle y Manchester United despiden la temporada con victoria, pero no logran plaza europea.
Los aficionados del Liverpool despiden a Klopp en AnfieldADAM VAUGHANEFE
DESCENSO
Finalmente, el Luton Town, que estaba virtualmente descendido antes de empezar la jornada, certificó su relegación a Championship perdiendo ante el Fulham (2-4).
Mikel Arteta estaba convencido de que David Raya no le iba a fallar. Es su apuesta para defender la portería del líder de la Premier League y ante el Oporto se convirtió en el héroe que lleva al Arsenal a cuartos de final 14 años después. Salvó todo el peligro que pudieron hacer los portugueses durante 120 minutos y adivinó la dirección de tres de sus lanzamientos desde el punto de penalti. Sólo uno acabó dentro de la portería y no evitó la locura del Emirates por ver a su equipo de nuevo entre los ocho mejores del continente.
Pudo haberlo evitado el Oporto, muy serio y que llegó a Londres con un plan muy claro que, durante muchos minutos, le funcionó. Era parecido al que convirtió en oro en su estadio, cuando sujetó al Arsenal para asestarle el golpe definitivo con un gol de Galeno al que ya no tenía ni tiempo de contestar. El método debía ser el mismo, con un ingrediente más a su favor: la ansiedad del rival.
Arteta había preparado a su equipo no sólo para buscar la remontada, sino también para no hacerlo de manera alocada. De Saka fue el primer disparo a puerta, al que siguió otro remate a centro de Trossard. Buscaba el Arsenal a sus desequilibrantes extremos y a Odegaard para catalizarlos, pero se estrellaba ante un rival con las filas prietas en las que ex culé Nico González podía orden. Un muro portugués que, además, no renunciaba a amenazar. Lo hizo Jorginho con un zurdazo que se perdió rozando el palo y Evanilson obligando a Raya a aparecer para sostener al Arsenal. Mediada la primera parte, el duelo se abrió. Evitó el cuarentón Pepe un testarazo casi a bocajarro de Rices como Raya volvió a emerger para atrapar un balón de Galeno que buscaba la cabeza de Evanilson. De nuevo apareció Pepe para evitar que White encontrara a Havertz en ventaja para igualar la eliminatoria.
Se envalentonó el Oporto al filo del descanso, pero fue el Arsenal quien logró su propósito bajo la batuta de Odegaard, que abrió una grieta. Cazó un despeje, se asoció con Trossard para atraer a los defensores portugueses y dibujó un pase al belga que cruzó para batir a Diogo Carlos. Estalló el Emirates, apretó los dientes Arteta, porque la eliminatoria volvía a empezar.
Quisieron los lusos asustar al arrancar la segunda parte con más control del juego, pero los gunners se instalaron en su área a fuerza de un repertorio de jugadas a balón parado de las que, al contrario que en la Premier, donde suman 18 goles, no sacaron provecho. Eso dio vida al Oporto, al menos hasta que entre Pepe y el guardameta Diogo Costa a punto estuvieron de quitársela en una falta de entendimiento que dejó el balón franco a Odegaard para rematar a puerta vacía. La falta de Havertz en el cuerpeo con Pepe evitó que el despropósito les costara otro gol.
El Oporto, un muro
Tenía que reponerse el conjunto luso y lo buscó con Nico lanzando a Conceiçao a la carrera contra Raya, que volvió a ser decisivo. La efervescencia portuguesa la cortó Arteta echando mano de Gabriel Jesús. Su primer balón acabó despejado por Diogo Carlos cuando se le colaba entre las piernas.
El Emirates empujaba para evitar la prórroga y Saka se animó con un envenado disparo que volvió a salvar el meta portugués, pero dejando el rechazo a los pies de Odegaard sin que lograra ajustarlo entre los tres palos a puerta vacía.
No le quedó más remedio al técnico portugués que buscar el peligro del atacante iraní Taremi. Pero nadie pudo evitar una prórroga estéril ni la tanda de penaltis.