«Somos un equipo sin soluciones, sin alma». No es el diagnóstico de uno de los aficionados que abandonaron las gradas del Nuevo Zorrilla el domingo para no ver, de nuevo, a su Valladolid humillado. Son palabras de Anuar, uno de los capitanes del colista de Primera. Otro, Luis Pérez, se despidió aplaudiendo la bronca que le dedicaba la grada por cuestionarles públicamente las críticas que le había dedicado en otros partidos. Los pucelanos se han hartado de sufrir. Con solo 15 puntos, cinco derrotas consecutivas y el segundo entrenador de la temporada, Diego Cocca, destituido, ven a su equipo enfilado hacia el descenso, y lo que es más preocupante, abocado a una descomposición que parece imparable.
Miran al césped, pero más al palco, donde focalizan el origen de todos los males en Ronaldo Nazario, el astro brasileño que compró el 51% de las acciones del club en septiembre de 2018 por 30 millones de euros a través de su empresa Tara Sport 2018 S.L.
El pasado mes de noviembre, el club convocó una ampliación de capital que eleva su paquete de control hasta el 82% y que fue recurrida ante los tribunales por Ágora Inversiones, propietarios del 9% de las acciones. El resto está en manos de pequeños accionistas y del Ayuntamiento de Valladolid, que tiene un 0,785% del capital social.
Pese a aumentar su poder, Ronaldo tiene al Valladolid en venta. Tiene que desprenderse del club para cumplir su sueño de presidir la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF). «Tengo cientos de motivaciones, pero la más grande es devolver al fútbol brasileño el respeto a nivel mundial. La situación de la Seleção no es la mejor ahora mismo, tanto dentro como fuera del campo. Tengo planes increíbles», reconoció Ronaldo en una entrevista con Globoesporte hace unos meses.
Antes ya se había deshecho del 90% del Cruzeiro tras una mala racha deportiva que le llevó a ver una foto suya quemada en la grada. «Quiero irme, ya no me sirve nada, estoy decepcionado», confesó al comprador.
Ronaldo junto a Óscar Puente, alcalde de Valladolid en 2018 cuando compró el club.
En Valladolid va por el mismo camino. En la grada del Nuevo Zorrilla ya proliferan los carteles amarillos con la leyenda de ‘Ronaldo Go home’. Nadie le perdona lo que ocurre con el equipo. El primero, el ministro Óscar Puente, ex alcalde de Valladolid a quien el brasileño fue arrinconando en el palco. «No he visto a un Real Valladolid más inoperante, con menos calidad, menos autoestima, menos carácter, más desorientado y más perdido en mis 56 años de vida. Si ha habido un equipo peor que este, yo no lo he conocido. O no lo recuerdo», se lamentaba en redes este fin de semana.
Más traspasos que fichajes
La gestión de Ronaldo desde que llegó a Pucela ha sido de mínimos. Ha estado cuatro temporadas en Primera, con dos descensos, si bien su paso por Segunda acabó siempre en ascenso. Ha tenido hasta ahora tres entrenadores, dos muy queridos, Sergio González y Pacheta, y dos que llegaron por deseo del propietario y con los que nunca ha habido feeling: Pezzolano y Diego Cocca. El uruguayo llegó a hacer burla en la celebración del ascenso de los cánticos de dimisión que había escuchado toda la temporada. El argentino, por su parte, no ha revivido al equipo que, como admitió Anuar, no tiene soluciones. Ambos han hecho las maletas en un intervalo de apenas tres meses.
A la complicación de enderezar una temporada torcida se suma la venta en el mercado de enero de los mejores jugadores: Juma Bah, traspasado a City por 6 millones, Lucas Posa al Ajax por tres y Kike Pérez al Venezia por un millón. Queda la duda de si la lesión de Raúl Moro fue lo que impidió su venta. A esas se suma la de Boyomo en verano a Osasuna por cinco.
En el balance de fichajes y ventas de Ronaldo siempre hay beneficio. Salvo la temporada 22/23, en la que fichó por 11 millones más de los que generó en traspasos, en el resto ha comprado por 48,28 y ha vendido por 87,7, lo que arroja un saldo favorable de casi 40 millones de euros. Así ha evitado que las cuentas de club arrojen pérdidas continuadas en los balances anuales.
La operación más cara que ha afrontado el Valladolid en la etapa Ronaldo fue la compra de Gonzalo Plata por nueve millones, que una temporada después vendió por 12. Otro buen pellizco dejaron Fresneda, Larin o Weismann.
Esta temporada su mayor inversión la hizo en el croata Stipe Biuk, que llegó cedido en enero de 2024 y sumó en el ascenso. Ya en Primera, pagó cuatro millones… para enviarlo en préstamo al Hajduk Split.