Del póker a la Champions: la historia de Tony Bloom, el matemático que hizo resurgir al Saint-Gilloise con ‘big data’

Del póker a la Champions: la historia de Tony Bloom, el matemático que hizo resurgir al Saint-Gilloise con 'big data'

Dicen que Tony Bloom (Brighton, 1970) va siempre con un cuaderno y un bolígrafo para anotar probabilidades y predicciones sobre jugadores. El excéntrico multimillonario y apostador profesional ha construido su figura desde modelos matemáticos y con ellos ha creado dos historias futbolísticas con tintes de Cenicienta. Si consiguió ascender al Brighton tres años antes de lo que predijo (avisó que lo haría en 2020 y lo consiguió en 2017), el año pasado hizo al Union Saint-Gilloise campeón de liga tras 90 años.

“No compramos jugadores por lo que han hecho, sino por lo que harán”, ése es el principio que inicia la configuración primero del Brighton & Hove Albion desde su llegada en 2009 y que continúa en el Union Saint- Gilloise, el equipo en el que aterriza en 2018 junto a uno de sus socios en el análisis de datos, Alex Muzio. Hoy Muzio es la cabeza visible del proyecto belga ya que la UEFA no permite “el control o influencia decisiva” de una persona o entidad en más de un club participante en una misma competición de clubes.

Las variables que Bloom estableció para la compra eran: un club accesible desde Londres, con potencial de crecimiento y que necesitara poca inversión. Se desconoce el precio por el que se adquirió la propiedad pero, en tan sólo 7 años, se ha pasado de la Segunda División al primer puesto en la Jupiler Pro League, primera categoría belga. Fue el resurgir de una entidad con mucha tradición: ganadora de 12 ligas, tres Copas de Bélgica y que aún ostenta la séptima mayor racha de partidos invicta de la historia con 60 duelos.

referencias a antiguos compañeros

El método para conseguirlo no se basó en una inversión multimillonaria sino en modelos predictivos a la hora de configurar su plantilla. El equipo de Muzio y Bloom tiene un balance positivo de altas y bajas de casi 90 millones de euros en las últimas cinco temporadas y la elección de los jugadores se basa en variables medibles: físicas, tácticas y de rendimiento y en datos psicológicos y de adaptación.

La cronología de un fichaje, que se puede desarrollar normalmente en torno a 10 meses, es: primero petición del entrenador, posteriormente cribado por análisis de datos y restricciones económicas, luego investigación del background del jugador en redes sociales y, por último, pero muy importante, petición de referencias a antiguos compañeros y entrenadores. “Suena intenso pero es para estar seguro de que fichamos a buenos chicos”, contó Muzio al Independent.

En esa fase de los datos, la dirección deportiva valora: en rendimiento, goles y asistencias esperadas entre otras variables; a nivel físico, distancia recorrida, aceleraciones…; en cuestiones tácticas, zonas de calor, estilo posicional; en datos contextuales, edad, ligas previas, tiempo de adaptación… y en la fase psicológica, perfil de comportamiento o impacto grupal a través de Inteligencias Artificiales conductuales.

Nada queda al azar para el equipo del Lagarto, un mote que se le puso al propietario del Union Saint-Gilloise, por su capacidad para mantener la sangre fría en momentos de tensión, especialmente en el póker donde ha acumulado casi cuatro millones en premios. De hecho, su trayectoria es un poco como la historia del conjunto belga. Compitió de 1998 hasta 2010, periodo en el que ganó el Aussie Milions, uno de los torneos más importantes, y luego un periodo de inactividad hasta 2022, año en el que volvió a participar en torneos y venció el Poker Masters de las Vegas.

Empresa de éxito

De Lagarto, Lizard en inglés, surgió Starlizard, la compañía de análisis de datos con la que se inició todo. Sus modelos sirven para: predecir gracias al machine learning el rendimiento futuro de un futbolista, calcular su valor añadido respecto a los puntos del equipo, encontrar jugadores de similares características a menor precio y cruzar la proyección deportiva con el coste salarial y su valor de reventa.

Con ello han conseguido hacer campeón al equipo con menor presupuesto del top-3 de la liga. Como ejemplos: en el Brighton fichar a Cucurella les costó 18 millones y lo vendieron al Chelsea por 65 y a Ben White lo traspasaron al Arsenal por 58 millones cuando lo ficharon por 28. En el Saint-Gilloise compraron al croata Ivanovic por 1,7 millones y lo vendieron al Benfica por 23 este verano.

El Atlético de Madrid no se enfrenta esta noche a un equipo de fútbol tradicional, lo hace ante una maquinaria adaptada al futuro, con las estrategias que Brad Pitt mostró en la película Moneyball y que hoy son realidad en fútbol gracias al equipo de Bloom y Muzio. El Brighton es la empresa ‘matriz’ de esa asociación, pero el Union Saint-Gilloise es un ‘campo de pruebas’ que ya ha llegado a la máxima competición continental. Del ordenador de Bloom se dice que “sabe más de fútbol que la mayoría de entrenadores”, en el Metropolitano el Cholo será su prueba definitiva.

kpd