Daniil Medvedev, de especialista en dura a todoterreno: el penúltimo escollo de Alcaraz

Daniil Medvedev, de especialista en dura a todoterreno: el penúltimo escollo de Alcaraz

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El español busca la final del torneo ante un rival que ha ganado este año en Roma su primer título en arcilla y nunca había ido más allá de los octavos sobre la hierba londinense. “Es uno de los mejores y debe de ser capaz de encontrar soluciones y adaptarse en todas las superficies”, dice su entrenador, Gilles Cervara

Medvedev golpea un revés ante Eubanks.NEIL HALLEFE

Hay una vocación camaleónica en la espigada figura de Daniil Medvedev. El especialista en pista dura, donde ha ganado 18 de sus 20 títulos, es ahora un jugador capaz de alzar los brazos el segundo domingo del Masters 1000 de Roma, sobre tierra, una superficie a la que confiesa cierta aversión, y poco después, sin hacer apenas ruido ni pisar la Central, presentarse en las semifinales de Wimbledon. A sus 27 años, con un Abierto de Estados Unidos en su haber y otras dos finales del Grand Slam, además de ganador de las ATP Finals en 2020, el ruso, que ha pasado 16 semanas en el número 1, no es ni mucho menos un tenista ante el que uno pueda confiarse, y a buen seguro que Carlos Alcaraz estará alerta en el partido que se disputará este viernes tras el duelo entre Novak Djokovic y Jannik Sinner, cuyo inicio está señalado a las 14.30 h. (Movistar).

“No estoy sorprendido de su capacidad para competir en todas las superficies. Es uno de los mejores del mundo y los mejores deben de manejarse y encontrar soluciones en todos lados, han de demostrar capacidad de adaptación”, comenta su entrenador, Gilles Cervara, a un reducido grupo de periodistas españoles, tras el entrenamiento celebrado en la tarde de ayer en la pista número 10 del complejo Aorangi, anexo a Wimbledon.

Tercero en el escalafón, Medvedev es, pese a su rango, el más inesperado de los semifinalistas. Si podía barruntarse que Djokovic y Sinner se encontrarían de nuevo tras su batalla de cuartos del pasado año, cuando el italiano tuvo dos sets de ventaja, y que Alcaraz ejercería de número 1 y contrastaría el vertiginoso aprendizaje plasmado con el título en Queen’s, no estaba tan claro que el moscovita, cuya frontera en el torneo estaba en los octavos de 2021, prosperase hasta la penúltima ronda.

Cierto que en 2021 hizo valer sus habilidades sobre la hierba de Mallorca, pero escapa del perfil del tenista de esta superficie, por mucho que éste se haya homogeneizado desde hace ya tiempo. Sí posee un servicio acorde con su 1,98 metros, con el que totaliza 57 aces, 28 de ellos en su encuentro de cuartos, ante el estadounidense Christopher Eubanks, frente al que precisó los cinco sets. El resto de sus facultades, incluidas sus escasas visitas a la red, ninguna en ese partido, no destacan por su particular efectividad en el terreno que nos ocupa, aunque allá donde vaya su revés, con el que suma más ganadores que con la derecha, 46 frente a 36, también destaca en su carta de presentación.

Los precedentes

Medvedev fue el hombre que derrotó a Alcaraz en su debut en Wimbledon. Lo hizo en la segunda ronda de 2021, 6-4, 6-1 y 6-2. «La situación ahora es totalmente distinta», admite Ferrara, a quien su redoblada barba le confiere la fisonomía de un náufrago. “Carlos era muy joven y estaba en su primer año en el circuito. Era otro jugador. Ya se atisbaba que iba a ser bueno, que crecería, que tenía muchas armas. Era sólo cuestión de tiempo”. Más próxima y favorable para el murciano fue la final de Indian Wells, en la que se impuso por 6-3 y 6-2 en el que puede considerarse el escenario predilecto de su oponente. “Esa referencia es más indicativa. Puede sernos útil para hacer las cosas de otra forma en esta ocasión”, agrega el técnico nacido en Cannes, que trabaja con Medvedev desde hace seis temporadas.

Ambos jugadores ofrecen las mejores prestaciones cuantitativas del curso. Si bien es Djokovic quien ha ganado el Abierto de Australia y Roland Garros, nadie suma más victorias que Medvedev, 46-8 en el balance, campeón en Miami, Roma, Doha, Dubai y Rotterdam. No le va a la zaga Alcaraz, vencedor en el desierto californiano, Madrid, Queen’s, Barcelona y Buenos Aires, con un global de 45 triunfos y cuatro derrotas.

Apodado cariñosamente por algunos de sus compañeros como «el pulpo», por su capacidad para rentabilizar la longitud de sus extremidades y rescatar bolas de apariencia imposible, Medvedev suele ir de frente, sin caer en la vanidad ni la impostura de algunos de sus contemporáneos. Al fin y al cabo, es quien más crédito posee entre los hombres que se postularon en vano para tomar el relevo del Big Three. Lo ha logrado sin apartarse de su estilo algo desmadejado y heterodoxo y con algunas actitudes que pueden gustar más o menos, pero forman parte de una personalidad distinta, espontánea, sin la artificiosidad vacua de otros hombres aparentemente pertrechados de mejores cualidades técnicas.

Alcaraz, que lleva una trayectoria impecable y ya ha pasado por encima de dos gigantes como NicolásJarry, también 1,98, a quien superó en tercera ronda, y Matteo Berrettini, 1,96, damnificado en octavos, vuelve a vérselas con un rival de gran envergadura. El español no entrenó ayer, como tampoco lo hizo antes de la desafortunada semifinal de Roland Garros conra Djokovic, en la que también partía favorito. Esta vez lo es aún más, pero deberá neutralizar a un jugador siempre inquietante, diferente a cualquier otro.

kpd