El primer punto del orden del día abordará el “análisis y evaluación de la situación actual y evaluación de las decisiones o actuaciones a adoptar” y el segundo corresponde a ruegos y preguntas
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Griezmann pone el combustible y Giménez la chispa en la victoria del Atlético ante el Leipzig
Siempre se han de aprovechar los días de tormenta para recurrir a los adjetivos rimbombantes que nos deja este fenómeno natural. Las crónicas agradecen, muchas veces, los aluviones de poderío ofensivo, los ataques en tromba (de agua) y las carreras fugaces (como el rayo). Es el Leipzig un equipo, además, al que le sientan como un guante todas estas esencias, como ha demostrado en los últimos años en la Champions, pero el Atlético supo aplacar su tormenta con dos fogonazos. Griezmann puso el combustible y Giménez la chispa al buen partido rojiblanco. [Narración y estadísticas (2-1)]
Los alemanes no son de pausa, buscan el vértigo y así lo entendió el Atlético, que les recibió junto y recogido en bloque bajo. Salió Reinildo de inicio, un bastión defensivo, pero sorprendió Simeone con Correa, Julián y Griezmann en el once. No importa qué se espere del técnico, siempre hará lo contrario a lo predecible.
Y el Atlético se dejó llevar de inicio a un juego vertiginoso que no es el suyo porque la veteranía de medio campo para atrás te da poso, pero no velocidad. Y, tras un buen ataque rojiblanco que malogró De Paul en el balcón del área, salieron los alemanes como rayos ante un equipo que no puede transicionar tan rápido. En 30 metros ya eran tres alemanes contra dos rojiblancos. Disparó Openda, que se encontró una buena manopla de Oblak, pero el cancerbero ya no pudo con el cabezazo de Sesko.
El regreso de Vermeeren
La reacción del Atlético se produjo 10 minutos después, primero con una picaresca protagonizada por el jugador más listo del campo. Un córner que saca rápido Griezmann con los dos equipos colocándose, pero con Julián Álvarez atento al primer palo aunque no pudo dar la orientación necesaria al esférico. Y luego, tras un regalo de Gulacsi que terminó en las botas de Riquelme y al plantarse ante él y le entró un ataque de juventud e intentó ceder a un Correa vigiladísimo. El argentino disparó, el rechace llegó a Griezmann y apareció una bota salvadora alemana para negar el gol al francés. El estadio elevaba las manos y Simeone se las llevaba a la cabeza.
Volvía Vermeeren al Metropolitano y se debió olvidar de que ya no llevaba la rojiblanca. Se durmió en el borde del área, le robó De Paul y Correa no pudo finalizar con éxito. Casi tiene el argentino el quite del perdón en la jugada siguiente. Tras la salida de un córner, Angelito se acercó al primer palo para meter la punterita y elevar el balón por encima de todos los jugadores que lo miraban hipnotizados cómo golpeaba en el palo y terminaba en las manos de Gulacsi.
Olía el Metropolitano a tormenta y olía también el gol, que llegaría pocos minutos después. Sería Griezmann, el jugador que partía en esta ocasión desde el mediocampo, lo que le confería un aura de indetectabilidad que aprovechó para rematar solo desde el punto de penalti un gran centro de Llorente. Un gol que encendió a las masas y a los jugadores. De hecho, un minuto después, Julián desperdició otro centro de Llorente para hacer el segundo. Definitivamente, se descubrió un partido que se escondía tras nubes negras.
La tormenta no sólo afectó al juego, sino que hizo lo propio con la tecnología de VAR. Cinco minutos estuvo el juego parado por un problema con el pinganillo. Eso no paró al Atlético, que mantuvo la intensidad con la que se había marchado a la caseta con Correa y Griezmann como puntas de lanza, ambos con posiciones intercambiadas para dar descanso al francés, algo fatigado.
La Araña, desaparecida
Sigue Julián Álvarez sin encontrar los espacios en el juego del Atlético. Sustituido por Sorloth en el minuto 60, apenas dejó un remate a puerta el argentino y más por picardía de Griezmann que por mérito propio. Otro cambio fue Correa por Molina, una pedrada del Cholo en un partido empatado y que es importante ganarlo en esta nueva Champions de todos contra todos.
El último cuarto de hora fue un toma y daca a base de cabezazos. Primero remató Sorloth blando a las manos de Gulacsi, luego fue Poulsen el que erró por centímetros y finalmente un buen centro de Molina lo remató Griezmann, pero se encontró la manopla del portero húngaro.
Entonces, con medio estadio dando bueno por el empate, apareció la cabeza de Giménez al segundo palo para poner la primera victoria en el casillero rojiblanco. Nunca se puede dudar de las decisiones del Cholo. Tres puntos sufridos, pero importantísimos en un formato, el de esta Champions, que no da tregua.
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Georgia y República Checa firman tablas y dejan sus opciones en el aire
Amadeu García
Actualizado Sábado, 22 junio 2024 - 17:06
Georgia y República Checa firmaron tablas en un duelo en el que los primeros se encomendaron sobre todo al acierto bajo los palos de Mamardashvili y lograron adelantarse en el añadido del primer tiempo con un penalti convertido por Mikautadze. Schick, en el primer cuarto de hora de la segunda parte, sería el encargado de anotar el gol que sellaría un empate que deja las opciones de ambos combinados por ahora en el aire. [Narración y estadísticas, 1-1]
De nada le sirvió inicialmente a la República Checa llegar con peligro al área de una Georgia a la que, en apariencia, le bastaba con mantenerse con vida gracias a su portero. Y, cuando Hlozek envió el balón a la red tras un primer rechace del meta, fue el VAR el que invalidó el tanto por mano. Otra mano, de Hranac, en el otro extremo del campo, acabaría también tras intervención del videoarbitraje por convertirse en un penalti, transformado por Mikautadze, que les permitió a los georgianos ponerse por delante en el marcador en el tiempo añadido. Y con 1-0 se llegaría al descanso, gracias, eso sí, a otra buena intervención de su arquero.
En arranque del segundo tiempo, Georgia se permitió dejar gran parte de la iniciativa en manos de la República Checa para buscar sin prisa alguna la opción de ampliar distancias. Una apuesta arriesgada que acabó por cristalizar en un a la postre afortunado remate de Schick tras saque de córner que se convirtió en el 1-1 con 30 minutos de tiempo reglamentario aún por delante en el crono.
Rozaron, además, los checos el 1-2 muy poco después y eso provocó que los georgianos se espabilaran. Ni unos ni otros, a pesar del arreón final checo y la postrera contra georgiana, lograron que el marcador volviera a moverse.