Pocagar, el Tour de la madurez: invierno de gimnasio y clásicas, sentencia en los Pirineos y "cómo mantener el entusiasmo"

Pocagar, el Tour de la madurez: invierno de gimnasio y clásicas, sentencia en los Pirineos y “cómo mantener el entusiasmo”

El cuarto Tour no fue el más asombroso. Será recordado como el de la madurez, quizá como el Tour en el que Tadej Pogacar que tocó techo, en rendimiento pero también en ilusión. Nadie con 26 años había conquistado cuatro veces la Grande Boucle, a ninguno de los que alguna vez lo hicieron (Anquetil, Merckx, Hinault, Indurain y Froome) se le comprobó tampoco tan sorprendentemente hastiado. El nuevo Pogacar no ataca para ganar las tres últimas etapas seguidas, como en 2024. El nuevo Pogacar se conforma con vigilar de cerca a su inseparable Jonas Vingegaard. También con superar con una veteranía impropia las adversidades: ni le inmutó la pérdida temprana de su mejor gregario (Joao Almeida) ni los impactos de su propia caída en Toulouse.

El esloveno fraguó el éxito con el que iguala a Froome en algunos momentos tan estudiados como prematuros. La primera semana del Tour 2025 pareció hecha a su medida, una sucesión de esas clásicas que cada vez le motivan más. En el periplo por el Norte de Francia, Pogacar se dedicó a divertirse, a vencer (Rouen, Muro de Bretaña), a ponerse a prueba con el único ciclista que es superior a él en algo (Van der Poel) y en golpear mentalmente a Vingegaard: en los Pirineos se plantó con más de un minuto de ventaja, labrado fundamentalmente en la contrarreloj de Caen.

A continuación, el golpe maestro llegó en Hautacam. El único día malo del líder del Visma lo aprovechó Pogacar para lo que tan prematuramente era una sentencia del Tour, corroborada al día siguiente en la cronoescalada de Peyragudes. Sorprendentemente ahí, con cuatro victorias parciales y una superioridad demoledora, apareció el Pogacar nunca visto. El joven hambriento e indomable dejó paso al 'veterano' con calculadora. De ahí a París se dedicó a marcar a un Vingegaard al que ya sólo iba a rematar con sus acelerones sin piedad en los últimos metros. El Pogacar más inapetente dejó pasar tres lugares icónicos en los que levantar los brazos: Mont Ventoux, La Loze y La Plagne. Esa última jornada alpina, el pasado viernes, confesó que iba «contando los kilómetros» para acabar. Lo nunca visto.

«ha mantenido su nivel»

El invierno de Pogacar no fue esta vez de reinvención, como el anterior, en el que cada mañana se levantaba en la afrenta del Tour 2023, el segundo perdido consecutivamente ante Vingegaard. Entonces trabajó cada detalle de su posición aerodinámica (ya jamás volvió a perder con el danés una crono), su resistencia en las jornadas maratonianas de montaña... Entonces cambió de entrenador, de Íñigo San Millán (ahora en el Athletic) a Javier Sola. «Hicimos muchos cambios y la diferencia es evidente hoy. Tadej simplemente ha mantenido su nivel», admitía estos días en L'Équipe Jeroen Swart, el director de rendimiento del UAE desde 2019. «No ha habido ninguna novedad en concreto. Hemos insistido en la posición, en la aerodinámica, el skin suit (ropa de competición), el casco, la posición del cuello, la entrada y salida de curva... El convencimiento de que lo has hecho todo perfecto, para no tener remordimientos», desvela Joxean Fernández Matxin en EL MUNDO.

Pogacar, ganador en Hautacam.

Pogacar, ganador en Hautacam.ASO

La revolución fue el calendario. Y no es baladí. En vez del Giro, como en 2024, y desafiando toda lógica y consejo, Pogacar se aventuró en lo impensable, afrontar las clásicas europeas de primavera, terreno hostil. «Ahí no está en su habitad natural. Pero es una forma de motivación. Realmente es un campo que en el que un ganador de Tour nunca tuvo espacio. No veo a Vingegaard disputando una Roubaix. Le hizo cambiar el chip. Ya es un ganador de dos Flandes. Y la primera Roubaix queda segundo. Es el espíritu de no ser un prototipo de ciclista. Strade Bianche, San Remo... Eso a él le motiva», detalla Matxin.

Para esas clásicas de un día Pogacar varió su entrenamiento también. Trabajó más en el gimnasio, ganó masa muscular para adquirir mayor explosividad, aunque no perdió peso. De hecho, la versión 2025 del esloveno es la más estilizada que se recuerda, producto del «paso del tiempo». «Eso es un proceso natural. Cuando le conocí de amateur no me parecía ni ciclista. Ahora tiene músculo, definición... Hasta se le intuyen venas en sus piernas. Trabaja mucho con Víctor Moreno, especialista en rehabilitación», cuenta Matxin. «Comenzó sus sesiones de montaña más tarde en la temporada, lo cual siempre es un riesgo, ya que pasar del entrenamiento clásico al entrenamiento en altura requiere un período de asimilación. Esto podría haber tenido un efecto negativo en el Tour, pero nos alegra ver que no ha sido así», puntualizaba Swart.

Pero es como si toda esa ilusión de combatir con Van der Poel y los especialistas le hubiera abandonado donde se siente tan superior, el Tour. «A veces me pregunto qué hago aquí después de tres semanas. Luego, sientes cómo la gente te grita en la carretera y piensas que no se está tan mal», contaba él mismo estos días, mientras se situaba justo detrás de Froome en la lista de etapas vestido de amarillo (59).

Pogacar, con Vingegaard y Lipowitz, en el podio final.

Pogacar, con Vingegaard y Lipowitz, en el podio final.AFP

La incógnita que deja este Tour va también en cuanto a su rendimiento. El propio Swart deslizaba que quizá Tadej ha tocado techo. «Creo que está en su mejor momento. La pregunta ahora es cuánto tiempo podemos mantenerlo a este nivel, y ya no es cuestión de edad, sino principalmente de motivación. Con Tadej, lo más importante es mantener el entusiasmo. Le encantan las novedades, como intentar la París-Roubaix o intentar ganar la Milán-San Remo», deslizaba.

Van der Poel abandona el Tour por una neumonía

Van der Poel abandona el Tour por una neumonía

Actualizado Martes, 22 julio 2025 - 09:12

La victoria en el Tour de Francia de Tadej Pogacar parece cada vez más cerca. Tras la retirada el domingo de Remco Evenepoel, ahora es otro de los pesos pesados de las dos ruedas, el neerlandés Mathieu van der Poel, el que no tomará la salida de la etapa 16 en Montpellier a causa de una neumonía, indicó este martes su equipo, el Alpecin, según informa Efe..

Ganador de la segunda etapa y maillot amarillo cuatro jornadas, el nieto de Raymond Poulidor sufría síntomas en los últimos días y su estado se estaba deteriorando de manera significativa.

En la noche de este lunes, jornada de descanso en el Tour, tuvo fiebre, por lo que fue trasladado al centro hospitalario de Narbona, donde fue sometido a exámenes médicos que pusieron de manifiesto que tiene neumonía, lo que le mantendrá en reposo durante al menos una semana.

El ciclista, de 30 años, ganador este año de la París-Roubaix y de la Milán-San Remo, Van der Poel había sido uno de los ciclistas más activos de la primera semana, convertido en el más combativo de los primeros días.

Además, fue segundo en la cuarta etapa, ganada por el esloveno Tadej Pogacar, protagonizó una larga escapada en la novena junto a su compañero Jonas Rickaert, antes de ser atrapado a falta de apenas 700 metros para la meta y fue tercero en la undécima.

Actualmente era tercero de la clasificación de la regularidad y uno de los favoritos para ganar la última jornada, que en esta edición incluye el ascenso a Montmartre, lo que se adapta bien a sus características.

173 kilómetros a 50 por hora, la intrahistoria de la última locura de Van der Poel para cumplir el sueño de un compañero: "Pensé que estaba bromeando"

173 kilómetros a 50 por hora, la intrahistoria de la última locura de Van der Poel para cumplir el sueño de un compañero: “Pensé que estaba bromeando”

En la salida de Chinon, etapa de esas mal llamadas de transición, domingo para sprinters en la víspera de la primera gran jornada montañosa del Tour, a Mathieu Van der Poel se le encendió la bombilla. Pensó que su compañero Jonas Rickaert, belga, 31 años, toda la vida en el Alpecin, uno de esos esforzados de la ruta que siempre trabaja para los demás (apenas en su palmarés una clásica menor flamenca, Dwars door het Hageland), se merecía una alegría. En pareja, desde la salida, iban a protagonizar una preciosa (casi) gesta. Pero había que tener ganas y valentía para desafiar al pelotón en un trazado llano de 173 kilómetros.

Para saber más

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Allá que se fueron, desde el banderazo. «Habíamos hablado con Jonas, queríamos ir a por todas. Su sueño era subir al podio del Tour de Francia, y me alegró haberle ayudado a ganar el premio a la combatividad. Estoy muy contento. Estuvimos cerca, lo dimos todo», se explayaba, exhausto, maillot abierto, el nieto de Poulidor, que se quedó a un suspiro de la victoria en Chateauroux, la que hubiera sido la segunda de la presente edición, en la que ya vistió de amarillo.

Cabalgaron al alimón hasta seis de meta, cuando Rickaert («creo que me iré a casa mañana, estoy muy cansado», bromeaba después), dijo basta. La hazaña de Van der Poel, en un día sin más, murió a 800 metros, cuando los sprinters ya enfilaban la Avenida Cavendish (aquí se estrenó en la Grande Boucle y repitió dos veces más) para el triunfo final de Tim Merlier por delante de Jonathan Milan.

Mathieu se marcó tres horas y media de puro esfuerzo, 173 kilómetros a una velocidad de 49,9 por hora. El pelotón, en persecución de los insensatos, voló esquivando abanicos a una media de 50,013, la segunda más alta de la historia, sólo por detrás de la de 1999 entre Laval y Blois, ganada por Mario Cipollini (50,355). Todo esa locura por un compañero, que pensaba que lo de su líder era una bravuconada. «Siempre he soñado con subir al podio del Tour y estar presente en la ceremonia. Pensé que Mathieu bromeaba, pero iba en serio. Así que seguimos», admitía el otro hombre del día, elegido más combativo, cómo no.

«Fue un día muy difícil, las carreteras no estaban hechas para dos hombres solos al frente, sobre todo con el viento que obligó a los equipos de la clasificación general a correr», explicaba Van der Poel, que se congratulaba de haber dado «un gran espectáculo» y aclaraba que su objetivo no era «el maillot verde»: «Sufrimos, pero también disfrutamos».

Son las ocurrencias de un ciclista único, que vive su profesión como una aventura. Al gran animador de este principio de Tour no le hacía demasiada falta semejante osadía. Había ayudado a su compañero Jasper Philipsen a ganar en Lille en la primera etapa, se había impuesto en el Boulogne sur Mer por delante de Tadej Pogacar, con el que también peleó en Rouen. Y había vuelto a vestir de líder, como en 2021.

La escapada de Van der Poel y el segundo triunfo de Merlier fueron las noticias del día, pero no menos lo fue el abandono de Joao Almeida, rendido a sus magulladuras y al dolor de su costilla fracturada en la etapa del viernes llegando al Muro de Bretaña. Todo un problema para Pogacar, quien elogió a su gregario portugués. «Había sido increíble cómo Joao había lidiado con las consecuencias de su caída durante los dos últimos días. Si yo he sufrido durante toda la etapa, no me puedo imaginar lo que habrá sufrido él. Siento un gran respeto por él y me entristece mucho que tenga que abandonar», pronunció el líder del Tour, quien pierde a su gran escudero en la alta montaña y también a un elemento clave para la táctica del UAE Team Emirates. «Tenerlo metido en la lucha de la general era un lujo para nosotros. Ahora nos toca replantear nuestra estrategia para que su ausencia nos afecte lo menos posible. Estaba en plena forma y tengo muchas ganas de que se recupere y vuelva a competir. Y, por supuesto, ahora quiero ganar este Tour de Francia también por Joao», concluyó.

Van der Poel honra al ciclismo y roza una gesta única camino de Chateauroux

Van der Poel honra al ciclismo y roza una gesta única camino de Chateauroux

Hay derrotas que engrandecen, gestas para las que no hace falta alzar los brazos. Mathieu Van der Poel es un auténtico verso libre, un fenómeno como quizás jamás presenció la historia del ciclismo. Es valiente, es osado, es un portento. Camino de Chateauroux puso su nombre a una etapa que no ganó, un 13 de julio que será una muesca más en su leyenda. Sólo pudieron con él cuando faltaban 800 metros. [Narración y clasificaciones]

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En la ciudad donde Mark Cavendish ganó tres de sus etapas (entre ellas la primera de su carrera en el Tour), una de las pocas jornadas completamente planas de esta edición, 170 kilómetros destinados a poner en bandeja la victoria a uno de los sprinters, Van der Poel decidió que no iba a ser para él un día de bostezos. Así entiende el ciclismo el nieto de Poulidor, como una forma de diversión, como una aventura permanente.

Se confabuló con su compañero Jonas Rickaert y perpetraron un ataque a dúo desde el banderazo de salida en Chinon. Como dos lunáticos bajo la canícula. Cabalgaron 169 kilómetros a full, gozando de una ventaja de hasta 5:30 con un pelotón que tuvo que ponerse las pilas. A falta de 30 los tuvieron un suspiro, pero cuando el viento dio tregua, volvieron a estirar hasta el 1:20. Y soñaron.

Rickaert dejó ya sólo al rey de las clásicas, que exprimió su pulso con los lobos del pelotón hasta que restaban 800 metros. Había volado durante 169 kilómetros a casi 50 por hora. Una oda al ciclismo de ataque.

En la avenida Cavendish, con el pelotón cortado por el viento, el triunfo fue para Tim Merlier, un precioso sprint en el que sobrepasó a Jonathan Milan para sumar su segunda victoria en lo que va de Tour.

Merlier, por delante de Milan.

Merlier, por delante de Milan.Thibault CamusAP

La jornada, previa al día nacional francés que se celebrará con una preciosa etapa hasta Le Mont-Dore, ocho puertos (siete de segunda, lo nunca visto), en menos apenas 165 kilómetros, vino marcada por el adiós al Tour de Joao Almeida, un gregario que es un lujo. Y que ya no tendrá Tadej Pogacar a su lado, ese escudero destinado a lanzarle (o salvarle) en las etapas de alta montaña. El portugués, que consiguió resistir el sábado tras su caída del día anterior, en la que se fracturó una costilla (además de numerosas abrasiones, entre ellas en una mano), no pudo superar los dolores y el sufrimiento.

Narváez, el nuevo soldado de Pogacar nacido junto al Amazonas: su padre vendía gallinas para verle correr

Narváez, el nuevo soldado de Pogacar nacido junto al Amazonas: su padre vendía gallinas para verle correr

Sus padres tenían que vender gallinas para verle correr por las vegas del Amazonas. El ecuatoriano Jhonatan Narváez (El Playón de San Francisco, 1997) creció en una granja en la que cuidada y ordeñaba vacas. La austeridad, el sacrificio y el valor del trabajo moldearon a un chaval que comenzó a montar en bicicleta con menos de tres años. En su primera carrera, en la provincia de Sucumbíos, terminó último. «Llovía muy duro, llegué empapado a la meta, pero llegué», recuerda un corredor acostumbrado a sortear dificultades y que ahora atraviesa por un momento estelar como escudero de Tadej Pogacar en este Tour de Francia.

En la primera semana de la Grande Boucle, el ecuatoriano ha sido el primero de los gregarios del esloveno en neutralizar las acometidas de rivales e imponer el ritmo adecuado en esos finales en rampa en los que se siente tan cómodo. A pesar de realizar esa labor de desgaste, ocupa la 28ª plaza de la general, a 7.55 minutos del líder, Mathieu van der Poel.

Narváez rompe la norma del tradicional ciclismo sudamericano, especializado en la alta montaña. Él se desenvuelve con acierto en las clásicas y en rondas de una semana. «Es el más belga de los latinos», dicen sus compañeros. Es un cazador de etapas que el año pasado se consagró en el Giro de Italia y cautivó a Pogacar por su osadía. El ecuatoriano se impuso al esloveno en la primera jornada de la Corsa rosa en un espléndido sprint entre ambos y el germano Maximilian Schachmann. Esa victoria impidió que Pogacar fuera líder desde el principio al fin de la carrera. «Ese tío es bueno», susurró entonces el nuevo Caníbal. Al final de aquella temporada, Narváez abandonó el Ineos de Tom Pidcock y Carlos Rodríguez para integrarse en el UAE.

La clásicas y los adoquines

A Narváez ya le conocía Joxean Fernández Matxin desde su ciclo como Scouting Talent del Quick Step de Patrick Lefevere. En 2018, el ecuatoriano se incorporó a la escuadra belga, destacando por su rápida adaptación a las clásicas de los adoquines.

Narváez es un tipo duro que se educó en un ambiente familiar en el que el deporte ocupaba un lugar destacado. A su padre y hermano siempre les apasionó el ciclismo. «Jhonatan nunca dejó de asistir a ninguna carrera por falta de dinero. Cuando había una competencia, juntábamos los realitos, vendiendo la gallina, vendiendo el cuy para ganar los 50 dólares que valía alquilar un carrito para la ida y vuelta», dijo su padre, Manuel, en Radio Sucumbíos en una entrevista realizada en 2020.

Narváez, durante el último Tour Down Under.

Narváez, durante el último Tour Down Under.TEAM UAE

Jhonatan, como no podía ser de otra forma, jamás olvidará los sacrificios realizados por su familia para que él, con 19 años, pudiera marcharse de su casa, a la orilla del Amazonas, y fichar por el Klein Constantia, filial del Quick Step, donde coincidió con Iván García Cortina y Enric Mas. Ahí arrancó su notable trayectoria, en la que figuran, entre otros logros, una etapa en el Giro de Italia, tres campeonatos nacionales de ruta, la Vuelta a Austria, la Semana Coppi-Bartali y un oro en la prueba de ruta de los Juegos Panamericanos.

En el actual curso se ha anotado la general y una etapa del Tour Down Under. Es rápido en sprints reducidos y con final en cuesta. Fue elegido por la Federación de Eucador para representar a su país en los Juegos Olímpicos de París, lo que generó una gran controversia porque su elección provocó que Richard Carapaz (el gran ídolo de su país) no acudiera a la cita olímpica. Una controversia que sirvió para curtir al nuevo y valioso soldado de Pogacar.

Van der Poel recupera el liderato por sólo un segundo en una etapa en la que Pogacar permitió la primera fuga

Van der Poel recupera el liderato por sólo un segundo en una etapa en la que Pogacar permitió la primera fuga

El príncipe decretó libertad de movimientos y los súbditos se sintieron aliviados. Tadej Pogacar, tras doblegar a Jonas Vingegaard en la contrarreloj de Caen y asumir el liderato, proclamó que otorgaría vía libre a las escapadas en la excursión de este jueves y que estaría dispuesto a ceder el maillot amarillo. Una estrategia diseñada para dosificar energías en esa interminable carrera de fondo que es el Tour. Todo enfocado a reducir los minutos de presencia en el podio y ganar descanso.

Otra jornada de alto voltaje ganada por el irlandés Ben Healy (EF Education-EasyPost), un osado cazador de etapas, y en la que Mathieu van der Poel (Alpecin-Deceuninck) volvió a ascender a la primera plaza del podio.

Aligeradas las riendas por Pogacar, el pelotón salió desbocado de Bayeaux, con actores de rango superior en la pelea por fraguar la fuga buena. Tras varios intentos, a la falta de más de 100 km, el espléndido Van der Poel consiguió rodearse de un selecto grupo para abandonar la compañía del grupo principal en las quebradas sendas normandas.

Dientes de sierra

Al neerlandés no le incomoda portar la distinguida prenda amarilla -ya la lució en la segunda, tercera y cuarta etapa- y no disimula sus intenciones. A su ofensiva se unieron los irlandeses Healy y Eddie Dunbar (Jayco-AlUla), los estadounidenses Quinn Simmons (Lidl-Trek) y Will Barta (Movistar), el colombiano Harold Tejada (Astana), el británico Simon Yates (Visma-Lease a Bike) y el australiano Michael Storer (Tudor). Van der Poel era el mejor clasificado, a 1.28 de Pogacar, seguido de Healy, a 7.37.

Aventureros de mucho nivel, perseguidos por un dadivoso UAE, que arriesgó lo mínimo en las carreteras en las que se recordó la figura del ídolo Jacques Anquetil. En un recorrido de dientes de sierra, los escapados lograron estirar la renta hasta superar los seis minutos de ventaja en el tramo decisivo de la etapa, en unos últimos 60 kilómetros salpicados con cuatro cotas que dificultaba la caza.

Un trazado de dientes de sierra en el que Healy se desenvolvió con soltura. A falta de 30 se marchó en solitario, exhibiendo esas notables cualidades de clasicómano que le permitieron esta temporada ganar una etapa en la Vuelta al País Vasco, ser tercero en la Lieja-Bastoña-Lieja, cuarto en la Strade Bianche y quinto en la Flecha Valona. En 2024 terminó séptimo en el Mundial de ruta y en 2023 se anotó una etapa en el Giro de Italia. Un sobresaliente palmarés para un corredor de sólo 24 años.

El pelotón del Tour, el jueves, camino de Vire Normandie.

El pelotón del Tour, el jueves, camino de Vire Normandie.AFP

El ataque de Healy sólo tuvo una respuesta tardía e ineficaz de Simmons y Storer. El irlandés se presentó en el final de Vire Normandie, con 2.44 de ventaja sobre la pareja de perseguidores. Van der Poel, agotado y vacío, llegó a 3.58. Pogacar se presentó a 5.27. Por un segundo, el nieto de Raymond Poulidor recuperó el liderato. Un premio a la agonía de otro desenlace copiado de la Vuelta y el Giro, con repechos y final en rampa. Un regalo para el ciclismo de taquicardia.

Este viernes, nueva cita propicia para Van der Poel, con final el Muro de Bretagne, la icónica cima en la que logró su primera victoria en el Tour, en 2021.

Pogacar y la antología de sus 10 hazañas más memorables: granizo, 'sterrato', adoquines y fugas de 100 kilómetros

Pogacar y la antología de sus 10 hazañas más memorables: granizo, ‘sterrato’, adoquines y fugas de 100 kilómetros

El príncipe adorna su espléndido palmarés con una cifra redonda en la cita más emblemática. Tadej Pogacar, como no podía ser de otra forma, sumó su victoria 100 en su querido Tour. Con 26 años ya superado a Miguel Indurain y Fausto Coppi y persigue a Jacques Anquetil (123) o Alejandro Valverde (133). Lejos quedan, entre otros, Bernard Hinault (146) y Eddy Merckx (279). «Llegar a 100 en el Tour es algo increíble», dijo al término de la etapa del martes. En su corta historia ya ha rubricado triunfos antológicos, como tres ediciones del Tour de Francia, un Giro de Italia, tres Lieja-Bastoña-Lieja, dos Tour de Flandes o cuatro Giros de Lombardía. Este es un decálogo de un espectáculo sublime.

Vuelta al Algarve. 21/02/2019. Victoria 1ª

El debutante se presentó en sociedad con ese desparpajo que aún conserva. En una etapa con final en el puerto de Foia se situó a la estela de Poels, Enric Mas, Van Baarle y Geoghegan Hart y a falta de 300 metros les sorprendió con un explosivo sprint en rampa. Marca de la casa. Público y rivales quedaron asombrados por el chico fichado por Matxin, ganador del Tour del Porvenir. El neófito se enfundó el maillot de líder y mantuvo esa privilegiada posición hasta el final de la ronda. "Es mi primera victoria en un equipo World Tour y eso supone que, hasta ahora, es el mejor día de mi vida", dijo Pogacar en aquella inolvidable fecha en la que comenzó todo.

Vuelta a España. 01/09/2019. Victoria 6ª

El esloveno se estrenó en la ronda española imponiéndose en la etapa más dantesca de este siglo. El trayecto entre Andorra y el alto de Els Cortals d'Encamp estuvo azotado por una brutal granizada. En el sterrato del último puerto, los corredores se retorcían y entre todos sobresalía la figura del niño prodigio, que superó en la cima a Nairo Quintana por 23 segundos y a Roglic por 48. ''Hemos tenido unas condiciones extremas, el frío ha sido terrible'', exclamó el colombiano. ''Pogacar no es una apuesta, sino una certeza. Es un campeón'', avisaba Matxin. En esa edición, Pogacar también ganó en Los Machucos y la Plataforma de Gredos. Fue tercero en la general.

Tour. 19/09/2020. Victoria 16ª

Cronoescalada antológica entre Lure y La Planches des belles Filles, 36,2 kilómetros para encumbrar al chaval como el segundo vencedor más joven de la historia del Tour de Francia: 21 años, 11 meses y 30 días. Una ascensión en la que fue aclamado por unos espectadores alucinados. Su gloriosa imagen contrastaba con el sufrimiento extremo de Roglic: finalizó descompuesto, salivando, con el casco ladeado. La imagen de la derrota en el Tour de la pandemia.

Lieja-Bastoña-Lieja. 25/04/2021. Victoria 23ª

Su primer Monumento lo rubricó tras sorprender a los favoritos Valverde y Alaphilippe y a los combativos Gaudu y Woods. En el último tramo de la prueba neutralizó las ofensivas del español, que buscaba su quinto título en LaDecana. ''Ganar aquí es un sueño. No soy quién para decir si soy el rey del ciclismo'', bromeó Pogacar.

Strade Bianche. 05/03/2022. Victoria 34ª

Triunfo de autor en la clásica del sterrato, con una fuga de 50 kilómetros nacida en la colima de Sante Marie. Su ataque rompió a un pelotón incapaz de organizarse para la neutralización. El esloveno se presentó en la plaza del Campo de Siena con 37 segundos de ventaja sobre Valverde.

Tour de Flandes. 02/04/2023. Victoria 56ª

El primer gran éxito que atentaba contra la lógica. La clásica belga de muros y adoquines está destinada para el lucimiento de robustos rodadores, no para corredores livianos. El esloveno ejecutó una demoledora estrategia de desgaste para eliminar a Van der Poel, Pedersen y Van Aert con tres ataques: el primero a 55 km de meta, en la subida al Viejo Kwaremont; el segundo a 44 km, en Paterberg, y el tercero, en un descenso a falta de 18 km. Llegó a la meta de Oudenaarde con 17 segundos de renta sobre Van der Poel.

Giro de Italia. 25/05/2024. Victoria 76ª

Toda la majestuosidad de Pogi quedó reflejada en la segunda ascensión al Monte Grappa, en la penúltima jornada de su único Giro de Italia. El esloveno, como ya hizo en muchas ocasiones, adelantó que iría a por la victoria porque esa cima se encuentra cerca de su país. Se marchó a falta de 36 kilómetros. Mientras otros se asfixiaban en la subida, él tenía tiempo para regalar un bidón a un niño y recriminar a un espectador por empujarle. Escaló pletórico y se presentó en la meta con dos minutos de ventaja sobre Valentin Paret-Peintre. Sexta victoria de etapa en una carrera que dominó de manera insultante: fue líder desde la segunda jornada y superó al segundo de la general, Daniel Felipe Martínez, en cerca de 10 minutos.

Mundial de ruta. 29/092024. Victoria 86ª

La cuadratura de círculo. La culminación de las escapadas épicas. En el campeonato de Zúrich se fugó a falta de ¡¡¡100 kilómetros!!! ante la estupefacción de sus rivales. La gran locura. Saltó en la cuarta de las siete subidas al muro de Witikon y durante más de dos horas mantuvo un pulso frenético con el pelotón, con poco más de un minuto de ventaja. El final fue agónico, pero cuando comenzó a menguar su ventaja y parecía que iba a ser neutralizado, exhibió una enorme capacidad de sufrimiento. Apretó las manos en el manillar, aceleró y se presentó en la meta con 34 segundos de ventaja sobre O'Connor. Mas fue octavo. Triple corona para Pogacar: Giro, Tour y Mundial en el mismo año, algo que sólo habían logrado Merckx y Roche.

Giro de Lombardía. 12/10/2024. Victoria 88ª

Un soberbio ataque a 48,5 km de meta, en la subida a Colma di Sormano, proporcionó a Pogi la cuarta edición consecutiva de la ronda italiana, igualando el récord de Coppi. Llegó a la meta con 3.16 de ventaja sobre Evenepoel, la mayor diferencia entre el primero y segundo clasificado desde 1971, cuando Merckx ganó a Bitossi por 3.31.

Critérium Dauphiné. 14/06/2025. Victoria 98ª

Show inolvidable en la etapa reina de la ronda francesa, con ascensiones a Madeleine y Croix-de-Fer y final en Valmeinier 1800. Una excursión con cerca de 5.000 metros de desnivel. En la última subida, sin levantarse del sillín y a falta de 12 kilómetros para la meta, noqueó a Vingegaard y dejó finiquitada la general de la carrera francesa, una de las pocas citas de una semana que faltaba en su rico palmarés.

Pogacar impone su potencia en Rouen y ya suma 100 victorias

Pogacar impone su potencia en Rouen y ya suma 100 victorias

Tadej Pogacar es el ciclista centenario. La victoria número 100 de su carrera llegó en una etapa del Tour, la cuarta, para la historia, para celebrar una efeméride impactante. Tadej ha llegado a esa cifra a los 26 años y 290 días. Sólo Giuseppe Saronni, Eddy Merckx y Freddy Maertens alcanzaron más jóvenes semejante honor. Dado que Saronni y Maertens eran fundamentalmente sprinters, fecundos especímenes que, por sus características, coleccionan muchos triunfos, la pugna con Merckx se mantiene desde las alturas más inaccesibles del ciclismo.

El esloveno ebatió in extremis a Mathieu van der Poel, ambos en un grupito selecto en el que figuraban Jonas Vingegaard y Remco Evenepoel. Pero no Primoz Roglic y Enric Mas. No era Normandía país para velocistas puros y sí para que los primeros de la general jugasen sus bazas buscando morder o, algo menos, arañar segundos. Sobre el Tour sobrevolaba la figura eximia de Jacques Anquetil, el ciclista con la mezcla más atractiva de calidad y glamour de la historia, el primero en ganar cinco Tours. La etapa concluía en Rouen, donde nació en 1934 (en realidad, en un pueblo de su distrito) y fue a morir en 1967. Y quien mejor le homenajeó mientras se homenajeaba a sí mismo fue Pogacar.

Hay etapas de montaña y etapas con montañas. Las primeras, etapas de guerra, indican un recorrido compacto de altas cumbres. Las segundas, etapas de guerrillas, un trayecto más o menos quebrado con picos no tan temibles. A veces sólo molestos. Y hay etapas con montañas en las que éstas, montañitas en realidad, pero con su dureza, se apretujan en muy pocos kilómetros, generalmente los finales. Etapas como ésta de Rouen, en la que, en los últimos 50 kilómetros del corto parcours de 174, se apiñaban cinco subidas, dos de tercera y tres de cuarta. Etapa de esfuerzos breves pero muy próximos entre sí, muy concentrados. Etapas así, más que otras, son como los melones. No se sabe cómo van a salir hasta que se abren.

zafarrancho múltiple

Y ésta salió en dos actos con una fuga de cuatro hombres desde el principio y un zafarrancho múltiple, la parte mollar, al final. El pelotón, controlado por el Alpecin del líder, dejó que el danés Kasper Asgreen (Education First), el noruego Jonas Abrahamsen (Uno-X) y los franceses Lenny Martínez (Bahrain) y Thomas Gachignard (Total Energies) abrieran camino. Pero no les permitió que cogieran poco más de dos minutos. Atraparon a todos menos a Martínez en la segunda cota, la de Belbeuf. A Martínez le echaron mano en la tercera, la de Bonsecours.

A partir de ahí empezó a arder Troya. El UAE endureció la carrera. Las fieras coronaron la cuarta cota, la de GrandMare con Tim Wellens (UAE) defendiendo su jersey de lunares. Pero no estaba ahí la pelea. Estaba más lejos en la pretensión y más cerca en la distancia. Estaba en la etapa. Estaba en el número 100. Estaba en los segundos que se odían arrebatar entre sí los grandes.

Van der Poel, en el pelotón, camino de Rouen.

Van der Poel, en el pelotón, camino de Rouen.AFP

En la quinta cota, la se Saint-Hilaire (800 brutales metros al 10,6% de media y tramos del 15%) ya no ardía Troya. Estallaba. Atacaba Pogacar, que coronaba en cabeza. Se le unía Vingegaard. Ahi estaban los dos. Ellos por delante y encima de todos. Luego en el descenso, Remco y su grupito cerraban el hueco. En el brevísimo pero intensísimo repecho final, Pogacar se adelantaba a Van der Poel y a Vingegaard. El neerlandés conserva el amarillo gracias a las bonificaciones.

Y ahora llega, el miércoles, la primera contrarreloj de las dos de este Tour: 33 kms., bastante larga para lo que se estila en estos tiempos. Llana donde las haya, la de menos desnivel de toda la Grande Boucle. La parte más alta del recorrido se alcanza a los 62 metros sobre el nivel del mar. Marcará diferencias. Jornada ideal para los especialistas. Sobre todo para Evenepoel. ¿Y para el multiusos Pogacar?

Pogacar, en un espectacular regreso, supera a Vingegaard en un atípico sprint y se anota el triunfo en el Critérium Dauphiné

Pogacar, en un espectacular regreso, supera a Vingegaard en un atípico sprint y se anota el triunfo en el Critérium Dauphiné

Regreso apoteósico de un fenómeno insaciable. Tadej Pogacar, tras su periodo de descanso después de su exhibición en las clásicas de primavera, retornó este domingo a la actividad y lo hizo a lo grande, como es propio del campeón del mundo. El esloveno se anotó la primera etapa del Critérium Dauphiné superando en una electrizante llegada a Jonas Vingegaard (segundo), Van der Poel, Remco Evenepoel y Santiago Buitrago.

Pogacar, en una etapa con recorrido quebrado, mostró sus ambiciones en una ronda que sirve de último test para el próximo Tour de Francia (5.27 de julio). Este domingo, el líder del UAE volvía a enfrentarse a Vingegaard después de 11 meses. Los dos favoritos para la Grande Boucle, que han realizado una concentración de altura en Sierra Nevada, han ratificado que sus momentos de forma son espléndidos y prometen sensaciones intensas para esta prueba que finaliza el próximo domingo.

La primera jornada del Critérium Dauphiné se rompió a falta de siete kilómetros para la meta, donde figuraba una cota de 600 metros y en la que Pogacar fue el primero en moverse. El gran ataque del día corrió a cargo de Vingegaard, que saltó a seis kilómetros de meta y su ofensiva fue secundada porPogacar, por Van der Poel, Buitrago y Evenepoel.

El quinteto avanzó ante la sorpresa del pelotón, comandado por Jonathan Milan (el gran favorito de los sprinters) y se presentó en la meta con una ligera ventaja sobre los equipos de los velocistas. Van der Poel arrancó desde lejos en el atípico sprint, pero Pogacar respondió con una aceleración insuperable.

Este el triunfo 97 de Pogacar, extra motivado en la preparación de un Tour de Francia en el que persigue su cuarta victoria.

Pogacar, cautivado por Van der Poel, la pareja del siglo: ''Si fuera niño, sería mi ídolo''

Pogacar, cautivado por Van der Poel, la pareja del siglo: ”Si fuera niño, sería mi ídolo”

Épica y drama en la carrera más tremenda. Otro desafío antológico entre dos rivales que engrandecen el ciclismo: Mathieu van del Poel y Tadej Pogacar. La pareja más soberbia del presente siglo en las carreras de un día, esas en las que un error es irreparable, como sucedió en la vibrante cita de la París-Roubaix, en la que el neerlandés sumó su tercera victoria consecutiva.

Los dos últimos campeones del mundo son también los dos indiscutibles dominadores de los Monumentos, ambos suman ocho, han ganado 12 de los últimos 14 disputados (seis triunfos para cada uno) y son los vigentes campeones de esas cinco emblemáticas carreras. En esta primavera, Van der Poel (VDP) se impuso en la Milán-San Remo ante Pogacar y Filippo Ganna, y dos semanas más tarde el esloveno le batió en Flandes. En carreras de un día se han medido en 21 ocasiones, 11 éxitos para el neerlandés y 10 para el esloveno. Con ellos, el espectáculo está garantizado. El próximo pulso podría producirse en la Lieja-Bastoña-Lieja (27 de abril).

La Bestia logró el domingo la tercera victoria consecutiva en la reina de las clásicas, registro encadenado que sólo habían conseguido el francés Octave Lapize (1909, 1910 y 1911) y el italiano Francesco Moser (1978, 1979 y 1980). Octavo Monumento para el nieto de Raymond Poulidor (tres París-Roubaix, tres Tour de Flandes y dos Milán San Remo).

Pogacar, en un espléndido debut en París-Roubaix, mantuvo la pugna con Van der Poel hasta los últimos 38 kilómetros, cuando una caída le privó de su ansiada victoria. «Estaba concentrado en intentar seguir las motos cuando me caí. No vi venir la curva y no pude frenar a tiempo para evitar el choque. Son cosas que pasan. Creí que podía remontar, pero la diferencia era de unos 15 segundos y mi freno delantero rozaba la rueda. Me fui derrumbando poco a poco. En el momento en el que cambié de bici, ya había explotado y sólo esperaba llegar a la meta lo antes posible», señaló en el último maillot arcoíris.

El esloveno no tuvo reparos en elogiar al triple vencedor del Infierno del norte: «Mathieu fue el más fuerte en los adoquines y ha estado increíblemente bien. Es un gran campeón y uno de los mejores corredores del mundo. Competir contra él es un gran honor y una gran motivación. Si fuera niño, sería mi ídolo».

VDP reconoció que fue complicado superar a Pogacar. «Ha sido una carrera muy dura y estaba sufriendo muchísimo. Lástima que Tadej cometiera un error en una curva. Luego tuve que ir a por todas y aún faltaba bastante para la meta. Fue muy difícil, sobre todo en los dos últimos sectores, con viento en contra. Lo pasé muy mal, pero estoy contento de haber llegado a la meta. Estoy feliz de haber recuperado mi buen estado físico. Pero todos sabemos lo increíble que es Tadej como campeón, lo que hizo aquí, en su primera Roubaix, no me sorprende, pero tampoco es normal», dijo antes de advertir que denunciará a un espectador por lanzarle un bidón en el sector empedrado de Templeuve.