Carlos de Andrés: "Como el lince ibérico, los especialistas somos una especie en vías de extinción"

Carlos de Andrés: “Como el lince ibérico, los especialistas somos una especie en vías de extinción”

¿Qué es el verano sino Carlos de Andrés (Barcelona, 1965) y Perico Delgado disertando sobre lo humano y lo divino en TVE mientras unas vacas observan el paso del pelotón por cualquier valle francés de postal? ¿Cómo de infelices seríamos si el narrador no respondiera a la enésima invocación de Monsieur Massó por parte de su socio con su ya legendario "qué duro es este deporte, Pedro"? Fue director de Teledeporte 12 años, esta temporada cumple 25 narrando el Tour y La Vuelta y, aunque no se da importancia, pocos periodistas deportivos generan tanta unanimidad como él. En un país de tradiciones, Carlos de Andrés es una de las buenas.

Hay vida y éxito profesional más allá del fútbol.
Básicamente, sólo en la tele pública. Hace unos años me pidieron dar una clase en la universidad sobre retransmisiones deportivas y la primera foto que puse en la presentación era un lince ibérico. Pregunté a los estudiantes que tenía que ver ese animal conmigo y, claro, no caían. La respuesta era que soy una especie en extinción. Un especialista es caro, sobre todo si es un empleado fijo como es mi caso. Incluso muchos de los especialistas técnicos de fútbol, gente como Axel Torres por ejemplo, son freelance. Una de las grandes suertes de mi vida es haber caído en TVE porque me ha cuidado mucho y me ha dado la oportunidad de tener una carrera centrada en un deporte como el ciclismo. Eso implica un apoyo enorme que ahora intento devolverle. Sé que en otros medios habría sido imposible porque los especialistas no somos rentables.
Pero aportáis muchísimo.
Sí, pero no todos los días. Al final, una empresa quiere gente polivalente. Que yo pueda localizar en un segundo a Gianni Bugno o, obviamente, a Miguel [Indurain] en muchas empresas no sirve de nada. El deporte en los informativos de las televisiones es fútbol, fútbol y fútbol. En un periódico está muy bien llevar una entrevista con Indurain, pero eso te soluciona un día de 365. Por eso ya no encuentras especialistas en plantilla de casi ningún medio. Soy un privilegiado, lo asumo y lo agradezco.

Para saber más

Tienes 60 años y llevas desde los 23 en las bicis. Es una barbaridad.
Sí, sí, sí. Entré en TVE en 1988 y fue un poco casualidad que acabara en el ciclismo. En realidad, yo hacía fútbol. Venía de la revista 'Don Balón' y había trabajado haciendo entrevistas en Europa Press. Al entrar, pasé por la escuela de los informativos, que es un aprendizaje importantísimo, y hacía de todo, pero también empecé ahí a hacer el ciclismo en catalán para Cataluña y me ofrecieron incorporarme al equipo de Pedro González en Madrid para hacer la moto en las carreras. Yo encantado, claro, pero esos primeros años hice muchas otras cosa: entrevistas en Euroliga y en ACB, presenté informativos y programas... Me siento muy feliz de estar donde estoy porque me han dado oportunidades. Luego, lógicamente, en la vida uno tiene que saber aprovecharlas, pero hay gente muy buena a la que nunca se las dan.
Se suele hablar poco de lo que importa la suerte en cualquier carrera.
La suerte la tienes un día, es necesaria esa primera oportunidad, pero no creo ni en la buena suerte ni en la mala suerte. Eso es un día. Luego tú tienes que hacer tu trabajo y hacerlo bien. En lo que luego también he tenido suerte es en que el ciclismo es un deporte que se ha quedado en la tele en abierto y eso es lo que te hace más popular. La gente te reconoce más porque el ciclismo mantiene unas audiencias muy buenas en La 1. Las motos y los coches, cuando estaban en Telecinco, en Atresmedia o con nosotros, tenían unas audiencias brutales, pero por políticas de los organizadores decidieron ir al pago y esas grandes audiencias desaparecieron. Eso es algo que el ciclismo no ha querido hacer. ASO, que organiza el Tour y La Vuelta, tiene un doble contrato con nosotros y Eurosport que económicamente les vale, mantiene sus carreras en abierto y hace que el ciclismo sea uno de los deportes que mejores audiencias tiene en España.
Bueno, el ciclismo...
Sí, cierto. Siempre digo que en el ciclismo en España están las dos grandes vueltas y, luego, el resto. A mí me encantan las clásicas, pero no existen para el público en general. A veces hay gente del mundillo que se enfada o que no se lo quiere creer, pero... De verdad, ¿en qué mundo vivís? El ciclismo en España es el Tour y La Vuelta, el resto está a años luz. ¿Y por qué está a años luz? Porque el Tour y La Vuelta se emiten por La 1 y lo que te da la fuerza es el canal en el que sales. Deportes tan fuertes como el fútbol, el baloncesto o las motos han decidido ir al pago. Eso supone muy buenos ingresos, pero una merma de audiencia muy importante. Es lo que hay.
O eres un gran actor o, viéndote narrar, da la sensación de que aún te apasionan las carreras.
Tuve un momento difícil cuando me ofrecieron la dirección de Teledeporte. Puse como condición seguir haciendo el ciclismo, porque he hecho muchas cosas en la tele y lo que más me gusta es comentar carreras, pero tenía demasiado trabajo. Aunque llegó un momento en que ya solo comentaba Tour y Vuelta, me di cuenta de que no estaba haciendo mi trabajo tan bien como debería porque, a veces, estaba de reuniones todo el día y no me daba tiempo a prepararme las carreras bien. Hubo un día que estábamos planificando el operativo para los Juegos Olímpicos y cuando llegué a comentar la etapa del Tour no sabía ni cómo iba. Me dije: "Esto no puede ser, no vale de excusa que tengo mucho trabajo". Así que a partir de ahí, me machaqué y fueron años duros. Tras dejar la dirección del canal en 2020, llevo unos años que me siento en mi mejor momento comentando carreras. Estoy muy tranquilo, muy seguro y estoy teniendo un mayor punto crítico que me gusta. Es una parte fundamental de nuestro trabajo que a veces olvidamos y creo que es importante. La crítica no tiene por qué ser siempre negativa, pero es importante posicionarse a veces.
Te toca más ese papel porque a Perico y a Purito, como ex ciclistas, a veces les cuesta ser críticos.
Al final yo tengo la ventaja de que llevo mucho tiempo y, al final, lo importante no es mi nombre, no es Carlos de Andrés, lo importante es el puesto que ocupo. Yo tengo una silla que me da fuerza, como antes se la dio a Pedro González, que es la de comentarista de ciclismo en TVE, que jamás me ha presionado para decir una cosa u otra. Y eso es clave porque, lógicamente, de quienes sí he tenido muchísimas presiones es de equipos, de organizadores y de mánagers, pero eso es algo con lo que hay que convivir y la fuerza para poder hacerlo te la da la empresa. Siempre he tenido muy claro que lo importante no soy yo sino el puesto que ocupo, que me permite opinar con mucha libertad. Hay gente que estará más contenta y otra menos contenta, pero es mi trabajo.
¿De los ciclistas no has recibido presiones?
Sí, pero muchas menos. A veces, ahora ya no tanto, me venía un ciclista y me decía: "Me han dicho que has dicho esto malo sobre mí". Yo respondía: "¿Lo has escuchado o te lo han dicho?". Y, claro, siempre se lo había dicho su novia, su hermano, su madre... Pronto asumes que a una madre nunca le va a parecer suficientemente bueno lo que digas de su hijo. El elogio tendría que ser eterno y eso no puede ser. También a veces he sido muy crítico y me he equivocado, pero tampoco me importa pedir perdón. Aún me equivoco, por supuesto, pero ahora tengo una seguridad muy grande y ya digo siempre lo que pienso y creo. Eso sí, sigo siendo de aquellos periodistas antiguos que cuando sé que voy a decir algo intento contrastarlo y dar la oportunidad al implicado de que venga a la tele a hablarlo y rebatirme. El año pasado fui duro, por ejemplo, con lo que pasó con Ayuso en el Tour y luego le di la oportunidad en La Vuelta a Matxín de que viniera. Tuvimos una entrevista tensa, pero a mí me gusta mucho que el entrevistado me ponga en un aprieto.
Tu choque más sonado fue, seguramente, el que tuviste con Marc Soler en el pasado Tour. Él se molestó con un cámara que iba en moto y le llamó retrasado, tú se lo afeaste en la tele ("tratar a alguien así me parece impresentable") y él se cabreó mucho.
Ahí me he mantenido muy claro. Un ciclista no tiene por qué insultar y llamar retrasado a un cámara. Sin más. El problema fue que en la retransmisión en directo no lo entendí bien, pensé que había dicho que se había retrasado y, al acabar, le pedí a unos compañeros que lo escucharan. Todos vimos lo que decía en realidad y al día siguiente lo denuncié. Sé que a él no le gustó mucho, pero me da igual. Nos hemos vuelto a ver y nos hemos hablado con educación, pero no tenemos la misma relación que teníamos antes. Qué se le va a hacer. Conozco a Marc desde pequeño, siempre le he tratado muy bien y si se enfada porque un día diga que ha hecho algo mal, no es mi problema.
¿Cuánto miedo has pasado en la moto durante las carreras?
Ningún miedo. El tema es que tienes que confiar en tu piloto y olvidarte. Además, yo conocí una moto que ya no es la de ahora, que está todo regulado. Hacía lo que me daba la gana, iba hacia adelante, hacia atrás, era apasionante y me enseñó mucho. La facilidad que tengo para reconocer corredores y situaciones de carrera me la dio esos años de moto, porque estaba tan cerca de ellos que lo veías todo. También es verdad que aquello te produce cierto síndrome de Estocolmo. Te mojas con ellos, te tratan como a uno de ellos y te acabas sintiendo uno de ellos. Al final es un error y lo pagué. Estaba demasiado cerca de los ciclistas y lo primero que tiene que hacer un periodista para hacer bien su trabajo es apartarse un poco de la gente sobre la que habla. Con los años lo he hecho y es una buena lección para los periodistas. Son etapas y es normal. Entonces yo era más joven que ellos y ahora algunos ciclistas son más jóvenes que mis hijas. Todo es crecer y aprender.
Eres, de largo, el comentarista de ciclismo que menos se equivoca al identificar ciclistas en los planos generales. ¿Cuál es el truco?
La edad y el oficio, la tele lo exige. Por ejemplo, Javier [Ares] todo el tiempo que estuvo en la radio no lo necesitaba. Él hacía la parte final, con la carrera más definida, y era más tertulia. Tenía más tiempo para analizar. En mi caso es muy importante que tardes poco en reconocer a un ciclista y en leer la situación de carrera. Insisto a los realizadores en que cuando se forma una fuga necesito rápido un plano de pelotón porque, según quién tire detrás, sabré cuánto va a durar esa escapada. Si tira el equipo del líder, si se pone a tirar otro equipo que no ha metido a nadie en la fuga... Todo eso me permite saber las posibilidades de éxito. La moto me enseñó mucho y lo demás es fijarte aunque cada vez es más difícil. Por ejemplo, antiguamente iba a las salidas de las etapas y me fijaba en las zapatillas y las gafas de los corredores porque todas eran diferentes. Ahora los equipos tienen sus marcas y hay que buscarse otros trucos para ser ágil en la identificación. Es puro descarte. El equipo eran nueve, han abandonado dos, por morfología quitas otros tres, por el momento de carrera un par más... He ido mejorando y la última semana del Tour y La Vuelta podría comentarlas ya con los ojos cerrados. Eso es oficio, como el panadero que sabe exactamente el momento en que sacar la hogaza del horno.
Hablas de Ares. En un deporte con unos periodistas de referencia tan marcados, ¿existe rivalidad entre vosotros?
Ninguna, al contrario. Yo he convivido en La Vuelta y en el Tour con Javier, con Juanma Castaño, con Pepe Gutiérrez, con Josu Garai, con toda la gente de mi generación. Entonces viajábamos tanto y estábamos tanto tiempo juntos que realmente se creaba un vínculo. Ahora ya casi nadie viaja y los que viajan son, la mayoría, porque el organizador se lo paga. Todo ha cambiado mucho y les costará mucho más tener los contactos que nosotros teníamos. Es algo que me preocupa del periodismo. Entiendo que con la mejora y el avance de la tecnología a lo mejor ya no hay que ir a todos sitios, pero a alguno hay que ir. A mí Contador me coge el teléfono no porque me llame Carlos de Andrés, sino porque me veía cada día constantemente allí, en los sitios. Yo aún me puedo manejar porque ya tengo los contactos, pero a la persona que venga detrás de mí le costará mucho más tener esa capacidad de influencia en el deporte.
Con Perico Delgado llevas trabajando 30 años, pero ¿qué tal te llevas con Indurain y Contador?
Con Miguel sigo teniendo relación, nos conocemos muchísimo y hablamos de vez en cuando y siempre me sentí muy bien tratado por Alberto cuando era corredor. Yo no era mucho de molestarle cuando estaba en carrera, pero las pocas veces que lo hice siempre respondió y jamás me hizo nunca un reproche por alguna crítica ni nada similar. Miguel tampoco, pero en su época sí que tuvimos nuestras broncas con José Miguel Echávarri, pese a que es una persona a la que respeto muchísimo. Al final es inevitable porque si todo el mundo estuviera contento conmigo, es que no estaría haciendo bien las cosas.
¿Y los aficionados? El ciclismo tiene una comunidad de fans puristas que suelen ser muy duros.
Creo que Pedro [Delgado] y yo somos una pareja muy bien recibida en general por el aficionado, pero lógicamente hay gente a la que no le que no le gustamos o directamente le caemos mal. Es ley de vida. La gente siempre me ha dado bastante igual. No soy muy de redes sociales y todo esto porque tengo la edad que tengo y hago una reflexión muy sencilla: si alguien me critica desde el anonimato y sin que yo sepa cuánto sabe él de esto, me preocupa muy poco. Recuerdo el día del famoso ataque de Contador desde muy lejos para ganar La Vuelta en Fuente Dé. Nadie se lo esperaba y la retransmisión no estaba prevista tan pronto, pero empezaron a machacar a TVE en redes por no conectar. Esto no va así, no chasqueas los dedos y aparecen aviones y helicópteros, es una crítica tan absurda que no puedes preocuparte por eso. Explícales que estamos todo el año planificando hasta las horas de repostaje... Entiendo que al espectador eso le da igual, pero a mí no puede afectarme. Es como si yo llevo el coche al taller y le empiezo a hablar al mecánico de la junta de la culata. Me dirá: "Tío, ¿tú qué sabes?".
Hay otra batalla perdida para el periodista de un medio grande: que el entendido asuma que no te diriges a él sino al aficionado medio.
Claro. Yo mismo caí en eso. Una de las cosas de las que estoy muy satisfecho es de que he ido evolucionando mucho en mi manera de comentar. Cuando murió Pedro González y me dieron la responsabilidad de sustituir al insustituible, tenía muy claro lo que quería hacer y cómo lo quería hacer. Tenía esa imprudencia de la juventud de sentirte muy seguro de lo que piensas y de que ibas a cambiar mil cosas. Por suerte me di cuenta de que me estaba equivocando porque, al final, el deporte es entretenimiento y mi labor es que la gente se lo pase bien cuando estamos comentando. El primer año preparé unas estadísticas llenas de gráficas, un currazo que no te puedes imaginar sobre estados de forma, tendencias de ataque... ¿Sabes qué? A la gente no le interesaba nada. Hay que saber muy bien para quién comentas, no es lo mismo estar en Teledeporte o Eurosport que en La 1. El espectador de La 1 maneja conceptos básicos y le tienes que hablar de sufrimiento y no de abanicos.
Es increíble qué claro ha tenido siempre eso Perico, viniendo de ser profesional.
Sí, lo tiene innato. Yo no, pero supe cambiar. Al principio comentaba para la gente del ciclismo y yo no trabajo para ellos, trabajo para el espectador y el espectador del Tour es mi vecino y no un loco del ciclismo. Una vez vi una pancarta en una salida que ponía: "Perico, te regalo un jamón por un chiste". Pensé: "Hostia, me estoy equivocando porque con todos estos datos que doy no me ofrecen ni una cerveza". Asumes que al final esto es entretenimiento y no es peor, al contrario. Eso es algo que me ayudó a entender Pedro. Desgraciadamente, desde que murió Michael Robinson somos la pareja de comentaristas más antigua de la tele deportiva. Eso te da mucha confianza y lo que intentamos es que la gente en su casa sienta que estamos ahí hablando con ellos.
Indurain es el rey y Contador también ganó más, ¿pero qué sería el ciclismo en España sin Perico? Él lo resucitó en los 80 y lleva 30 años siendo su voz en la tele.
Es fundamental. Lo gracioso es que la gente ya le conoce más por la tele que por ciclista, lo notamos cada vez que vamos a alguna carrera. Perico se hace muchas más fotos en las salidas que el 95% de los corredores, hasta el punto de que a veces no vamos porque es agobiante. Cómo será el influjo de la tele que incluso me pasa a mí. Tengo la suerte de que mi fama es muy acotada y que aquí, en Barcelona, el ciclismo no es un deporte que se siga mucho, pero lo noto cuando estoy comentando en Madrid o cuando vuelves del verano. Perico es un símbolo, eso es evidente, pero lo es aún más por la cadena en la que trabajamos. Hay un hábito de consumo del Tour y La Vuelta durante el verano que lleva inamovible en la sociedad española 40 años. Cada inicio de Tour se repiten los tuits diciendo que ya empiezan a hablar Perico y Carlos en la tele y eso es que llega el verano cuando yo llevo hablando desde febrero, sólo que lo ven cuatro [risas].

David Ramírez (Araba Press)

¿Cómo fue tener que sustituir a una leyenda como Pedro González, tras su muerte por un infarto el 1 de enero de 2000?
Muy doloroso, sobre todo porque Pedro era muy joven, tenía 48 años cuando falleció. Aún recuerdo la llamada de Mari Carmen Izquierdo a mi casa. Estaba en el comedor y me quedé helado. Pedro fue la persona que me ayudó a progresar y era mi amigo. Incluso ahora, tantos años después, no me gusta hablar de esto porque es una sensación un poco extraña que la muerte de un amigo te lleve a conseguir lo que habías soñado. No sé, en cierto modo te sientes culpable. A veces me consuelo pensando que Pedro vivió muy intensamente y prefirió vivir 48 años como los vivió que cien más aburridos. Era una persona con un carácter muy fuerte, me pegó algunas de las broncas que más me han dolido, pero por encima de todo era muy buen tipo. Me ayudó muchísimo. Si no me propone incorporarme al equipo de ciclismo en castellano, ¿dónde estaría yo ahora? No tengo ni idea. Él había tenido un problema de salud ya en el Giro anterior, le tuvo que ver el médico de Banesto en una meta porque se había mareado y quizá fue un primer aviso, pero se hizo revisiones al volver y las pasó. No sé... A veces pienso si hubiera entendido esta transformación de comentar desde Madrid. Creo que les hubiera mandado a paseo, a él le gustaba vivir las cosas.
Hemos hablado de las ventajas de TVE, pero también suele ser una empresa con muchos conflictos internos tanto entre compañeros como por injerencias políticas.
Sí, he leído algunas de tus entrevistas a compañeros de la casa contándolo y me han sorprendido un poco, porque yo no he tenido esa sensación siendo, incluso, directivo con varios gobiernos. A lo mejor es que el deporte es menos importante de lo que nos pensamos los periodistas deportivos. Además, tengo la sensación que la sede en Madrid es más dura que la de Barcelona, estamos algo más alejados de las polémicas. Nunca nadie me ha dicho lo que tengo que decir, te lo aseguro, pero supongo que la versión de cada uno depende de cómo te haya ido. Yo llevo 25 años comentando con Perico sin ningún problema. Igual han estado a punto de echarme un día y ni me he enterado, pero no tengo esa sensación.
¿Qué tal fue tu experiencia como directivo?
Complicada. Estoy contento porque cuando fui director de Teledeporte [2008 a 2020] aprendí muchas cosas. No soy mejor periodista después de haber sido directivo, pero sí soy mejor profesional porque aprendes a tratar con dueños de derechos, a negociar cosas y a manejar equipos. Eso sí, si me proponen volver a ser directivo de la tele no aceptaría, como periodista no te mejora. Ahora me encuentro en una situación muy buena, comentando lo que a mí me gusta y deseando que llegue la París-Roubaix, que es uno de los mejores días del año. Y el día que no comenté. haré lo mismo que ahora: verla y disfrutar.
Además, estás pudiendo contar el mejor momento del ciclismo en 35 años, al menos para mí.
Y para mí seguramente también. Ahora la gente se queja de que Pogacar ataca muy pronto y se acaba la carrera. Alucino.Nos hemos pasado los años de Froome y Armstrong cagándonos en que nadie atacaba hasta el último kilómetro y ahora nos va a parecer mal que se hagan heroicidades de 100 kilómetros. Lo de Pogacar en el último Mundial me pareció una pasada y siempre es mejor que no se vaya en pelotón. Tenerle a él, a Van der Poel, a Van Aert... es un lujo y hasta los españoles están más activos y se mueven más. Me gusta mucho esta generación que está saliendo de Juan Ayuso, Iván Romeo o Pablo Castrillo porque son chicos que disfrutan siendo protagonistas. Ha habido unos años en los que a veces tenía la sensación de que a los ciclistas españoles no les gustaba ser ciclistas, estaban siempre como tristes y muy enfadados. Ya no. Por favor, no nos quejemos de vicio.
Necesita urgentemente el ciclismo español una estrella.
A ver, todos querríamos tener un Indurain y un Contador, pero no podemos pretender tener todo el rato un ciclista que te lo gane todo. Si analizas el nivel medio del ciclismo español de los últimos 30 años es espectacular. Ahora hay muchas esperanzas con Ayuso y ahí creo que hay que poner un poco de distancia porque, siendo un fantástico corredor, tiene el problema de que coincide en su equipo con el mejor ciclista de la historia que, además, sólo tiene 26 años. Pogacar es increíble. Un escalador que el otro día casi gana la San Remo y veremos qué pasa con la Roubaix. Sólo le aguanta la comparación Merckx y hay que recordar que él competía con gente buena, pero no tan buena como los rivales que Pogacar ahora. Con lo que está haciendo, la edad que tiene y lo que le queda, se va a colocar como el mejor de la historia sin duda. Va de exhibición en exhibición, además, no gana de cualquier manera, le da igual el Mundial que la Clásica de Jaén. Que le reprochen que domina demasiado es un poco de risa. Todas las carreras con él son divertidas. Todas.
La verdad es que es increíble que se le critique.
Me hace gracia. Leo a esos tuiteros que van de superentendidos y todo les parece mal y me pregunto para qué ven ciclismo entonces. Hombre, no hay que ser Bambi y hay que tener un punto crítico, pero en general estamos viendo un ciclismo muy bonito en todas las carreras. Hay cosas a mejorar, por supuesto. Lo que más cuestiono yo sobre el ciclismo actual es que se paran demasiado rápido las carreras, que se está informando tarde y mal de las tarjetas amarillas a los ciclistas y que hay un VAR que prácticamente no se utiliza porque los comisarios no quieren tomar ninguna decisión. Al final, es un deporte que vive mucho de la tradición y es verdad que es imprescindible porque el ciclismo sin el Alpe d'Huez o sin el Tour no sería nada. ¿Por qué no salen adelante todos esos proyectos de independizarse y hacer sus carreras que intentan los equipos? Porque no tienen Tourmalets ni Anglirus. Tú puedes organizar la mejor carrera del mundo en China con todas las estrellas, pero si no es verano y no escalan los Alpes, no va a tener ningún éxito. La gente necesita referentes y los referentes son los puertos.
Es el deporte con más literatura.
Para la prensa escrita, por ejemplo, ha sido maravilloso porque permite un tipo de crónica poética que el resto de deportes no soportan. Ahora quizás algo menos porque se ve todo, las etapas se transmiten completas y hay menos espacio a la imaginación. Egoístamente, porque trabajo en la tele, a mí me va bien que hayamos llegado a este punto en la sociedad en el que lo que no se ve no existe. Por eso me parece tan importante esa decisión del ciclismo de mantenerse en el abierto porque es un deporte al que se compite al mediodía, cuando mucha gente está trabajando incluso en julio. ¿Cuánta gente se abonaría a una plataforma por un deporte que de lunes a viernes probablemente no pueda ver? Es un deporte con unas connotaciones especiales que no se puede trasladar al prime time, aunque se intente con los prólogos a las 20, porque la gente ya está acostumbrada a verlo a las tres. Lo pones a las ocho y ni se plantea que haya ciclismo.
¿Podemos creer en que esta Edad de Oro es limpia o el dopaje es intrínseco al ciclismo?
Yo quiero creer. El ciclismo hizo cosas terribles. Me cuesta mucho entender que alguien se juegue así la vida y por lo que he ido averiguando había ciclistas que se la jugaban de verdad. Al principio, creo que los ciclistas lo hacían sin ser conscientes del riesgo y culpo mucho a algunos médicos. Piensa que eres un chico de un pueblo del interior del País Vasco, de Cataluña, de Castilla, que tu futuro no es poder estudiar una buena carrera y desde los 15 años has estado montando en bici y eres mínimamente bueno. Llega un tío que te dice: "Oye, ¿tú quieres ganar en el Tour? Si haces lo que te diga, yo te hago ganar". Es tentador y es humano porque al final, no lo olvidemos, doparse es como ser ladrón de bancos. La gente no se dopaba por prestigio y por victorias, se dopaba por dinero. Porque ganabas una etapa en el Tour y al día siguiente te firmaban un contrato de un millón de euros. Y a un chico de un pueblo eso le solucionaba la vida.
¿Por qué crees que ahora es diferente?
Porque el ciclismo se ha profesionalizado, se está ganando mucho dinero y hay cosas de aquella época que es imposible que hoy pasen. Cuando he sabido que se iban a pisos y se hacían allí transfusiones de sangre...Había padres que trasladaban sangre en sus coches en una nevera enchufada al mechero para ponérsela a sus hijos. Es increíble. Otra cosa que me indigna es la excusa de que lo hacían todos. ¿Y a mí qué? Mi hija también me decía que el fin de semana salían todos sus amigos sin hora y yo le decía que todos menos ella. Cuando otros ciclistas defienden a Armstrong diciendo que era el mejor igual, pues que lo hubiera demostrado. ¿Y los médicos? Cuando vi el piso de Eufemiano Fuentes con una nevera como la de mi casa para guardar la sangre... ¿A él no se le iba nunca la luz? ¿Qué sistema tenía para asegurarse de que no se fastidiaba nada? Era terrible. Quiero pensar que ahora han aprendido, pero creer que el dopaje no existe es imposible. Ni en el ciclismo, ni en el fútbol, ni en la natación, ni en ningún deporte. Donde hay dinero hay tentación, ambición y tramposos. Eso, desgraciadamente, siempre va a existir, pero ahora el ciclismo ha entendido el daño que hizo y lo persigue en vez de taparlo
¿Y los periodistas, que viajabais con ellos, de verdad no os dabais cuenta de nada?
Yo sí era consciente de que pasaba algo, pero ni por asomo imaginaba que la gente se estaba jugando la vida de esa manera. A posteriori leí todo el informe de la Operación Puerto que me hizo revivir situaciones que había vivido y en aquel momento no había entendido. Por ejemplo, he entrado en la habitación de una auxiliar de equipo y he visto que faltaba un cuadro. Ahora sé que es porque en esa alcayata colgaban las bolsas para inyectarse. Llámame tonto, pero entonces no caía en esas cosas. El nivel al que se llegó supera todos los límites que una persona normal pueda imaginar. Lo que a veces me planteo es qué otro deporte hubiera soportado una cosa así, porque hubo un momento que todo era un cachondeo y un escándalo increíble, sin embargo aquí seguimos.
Las audiencias nunca se resintieron.
Exacto. Siempre se mantuvieron altas. El Tour y La Vuelta forman parte de una costumbre, un hábito, una tradición. Llega el verano y la gente lo pone. ¿Cuánta gente ve el Tour por los paisajes? Muchísima. No todo el mundo tiene la suerte de poder viajar por el mundo y es una carrera espectacularmente realizada. Estás un jueves de julio después de comer sin nada que hacer y pones el Tour porque siempre lo has hecho y se ve fácil incluso en las etapas llanas. No sé cuántas siestas habré acompañado ni la de veces que me han dicho lo bien que se duerme con nuestra voz [risas]. Esto ya es una broma entre nosotros. Hubo un Tour en que Perico pegaba un grito cada rato para despertar a la gente de la siesta.
A ver, una siesta de sofá y etapa aburrida es insuperable.
Es el horario. A mí también te pasa cuando veo ciclismo que no hacemos nosotros. Estoy viendo una etapa larga del Giro y caigo. Encima con más conocimiento, que me permite calcular cómo va a ir la carrera y pensar: "Vale, con que me despierte para los últimos 40 minutos, basta".
¿Miras al periodismo futbolero, tan ruidoso, con cierta superioridad?
En realidad, con cierta envidia. A veces me gustaría que hubiera más polémica en el ciclismo, creo que le vendría bien al deporte, no tanto corporativismo. Cuando hago una tertulia tras las etapas me encanta que haya discrepancias y que incluso me cuestionen a mí. Eso es bueno, lo que pasa es que a veces el fútbol se pasa. Soy muy futbolero y creo que algunas cosas las debería controlar como el teatro de los jugadores y ese endiosamiento que se ha ido alimentando. Obviamente el ciclismo es más cómodo y más tranquilo. Una vez me dijo un compañero una cosa que es verdad: "No sabes la suerte que tienes de que no haya Barça-Madrid en las bicis". Aquí la gente es muy de corredores y en la época de Contador-Valverde también me acusaban de ir con uno y con otro, pero es una polémica más light. Sin embargo, a veces escucho las tertulias de fútbol y pienso que me gustaría ser tertuliano. Me encantaría defender una posición y adelante con todo. Un poco de salseo. Otra cosa es que algunos programas ves que están hechos sólo para el show, pero si la gente los ve, el programa es bueno. No voy a juzgar a nadie por ver lo que quiera.
¿Tampoco te molesta que casi todo sea fútbol en los medios?
Leo 'L'Équipe' cada día y claro que siento envidia cuando hace portadas de rugby, de judo o de natación, pero eso va con la idiosincrasia de la gente y la cultura deportiva de cada país. No puedes pedir a los periódicos que se apuñalen a sí mismos. Si hacen portadas de fútbol será porque es lo que vende y todos en esta profesión le damos a la gente lo que quiere. Yo también, como te decía antes, supe entender que tenía que cambiar mi manera de comentar y ahora buscamos esas pequeñas polémicas para debatir con Pedro y con Purito. Y lo hago porque creo que es la mejor manera de comentar y que entretener es tan necesario como informar.
¡Todo te parece bien!
No. La edad me hace ser más reflexivo y últimamente pienso que el gran problema al que se enfrenta el periodismo es que hoy todo es noticia. Tú has tenido que luchar seguro en tu periódico porque te den un espacio para contar algo, es lo normal, pero las redes y las webs permiten que todo sea noticia, que todo tenga hueco. Un equipo manda una entrevista a su ciclista hecha por ellos mismos y los medios la publican. No, esto no puede ser, ese es nuestro trabajo. Los periodistas teníamos dos funciones, decidir qué es noticia y contrastar la veracidad de las informaciones, que ya no se cumplen. Si no podemos decidir qué es noticia porque todo lo es y, luego, vemos cómo se publican mentiras constantemente sin que pase nada, ¿para qué servimos? Esta es la gran crisis de nuestra profesión. Una de las pocas cosas que me alegra de tener 60 años es que me ha permitido vivir la época buena del periodismo y me quedará sólo un poquito de la mala, de las fake news, del no salir de la redacción... Veo a los chavales que llegan ahora y me da mucha pena. Por eso me siento tan agradecido a TVE, que me ha permitido ir a los sitios y ser alguien al que ahora, cuando habla, la gente me escucha y me respeta. El futuro de la profesión es complicado.
Valverde, un seleccionador sin experiencia: ''No fui director de equipo, pero gané siete medallas en los Mundiales, más que nadie''

Valverde, un seleccionador sin experiencia: ”No fui director de equipo, pero gané siete medallas en los Mundiales, más que nadie”

Alejandro Valverde (Las Lumbreras, 45 años) hace dos años que se retiró del ciclismo, pero sigue tan fino como un profesional, corre pruebas de gravel y ejerce como embajador del equipo Movistar. El miércoler, en la sede del CSD, fue presentado como nuevo seleccionador español masculino y gran estandarte de la Federación Española, presidida por José Vicioso. También fue presentado el resto del organigrama deportivo: Félix García Casas (director técnico), Jose Luis de Santos (director técnico adjunto), Javier Alonso (seleccionador de trial), Javier Ruiz de Larrinaga (ciclocrós), Juan Peralta y Javier Zahonero (pista), Pierre-Henri Sauze (BMX), Eleuterio Anguita (ruta junior) y Pascual Orengo (ruta sub'23), Gema Pascual (seleccionadora de carretera féminas), Anna Villa (seleccionadora masculina y femenina de BTT) y Begoña Luis (paralímpicos). Todos acapararon protagonismo, pero ninguno como Valverde, que estrena cargo saltándose todos los plazos, privilegio de un mundialista con un palmarés incomparable.

Ha sido nombrado seleccionador de élite sin haber ejercido, ni siquiera, como director de equipo ¿Cómo puede convencer a los que dudan sobre sus capacidades técnicas?
Yo vengo con una ilusión tremenda. Quiero devolver al ciclismo algo de lo mucho que me ha dado. Lo que puedo ofrecer es mi experiencia en los Mundiales, tengo siete medallas; un oro, dos platas y cuatro bronces, más que nadie.
Ha tardado varios meses en hacer oficial su nombramiento ¿Hubo problemas para negociar con Movistar?
No hubo problemas, lo que pasaba es que había que compaginar el cargo con mis actividades en Movistar. Desde el principio estaba cantado que firmaría como seleccionador.
El puesto de seleccionador no compensa económicamente a ex corredores de élite como usted.
No compensa. Yo he aceptado este puesto porque me gusta el reto y porque puedo contar con una gran generación de corredores. A nivel mundial hay un gran ciclista, Tadej Pogacar, que es muy superior al resto, pero también hay sitio para otros.
¿Usted destacó como ciclista valiente, ofensivo. Esa filosofía la aplicará como seleccionador?
Siempre me gustó estar adelante, pero no hay que atacar por atacar, hay que actuar con cabeza y saber moverse. Mi rol consistirá en formar un buen grupo, que los corredores se lleven bien.
El bloque como gran apuesta.
Lo importante en la selección es formar un grupo compacto, que todos vayan en la misma dirección, que vengan con las ideas claras. Yo gané muchas veces, pero también trabajé para que vencieran Óscar Freire, Purito Rodríguez o Samuel Sánchez. La unión hace la fuerza.
¿Juan Ayuso será el líder de la selección?
Ayuso es muy bueno. Ha comenzado la temporada muy fuerte, ganando carreras en Italia. Su gran rival lo tiene en su propio equipo, Pogacar. Tenemos una gran hornada de corredores que van a demostrar la valía del ciclismo español, ahí están Ayuso, Pablo Torres, Enric Mas, Ivan Romeo, Roger Adriá, Javier Romo, Adriá Pericas...
Juan Ayuso, ganador de la Tirreno-Adriático

Juan Ayuso, ganador de la Tirreno-AdriáticoR. BettiniEFE

Hay chavales con gran futuro, pero parece complicado igualar aquella época dorada con usted, Contador, Freire o Purito. Nadie como usted es capaz ganar en todos los escenarios.
Hay gente con mucho nivel y todo irá llegando, ya vamos recuperando los buenos momentos. No es cuestión de comparar, cada uno tiene sus características. Muchos dicen que aún no podemos ganar un Tour de Francia, pero el ciclismo no es sólo lograr un Tour, hay otras carreras muy bonitas.
Se estrenará en el Mundial de Ruanda, siempre que la guerra que asola a ese país no lo impida. ¿Ha visto el recorrido del campeonato?
El Mundial del Ruanda es muy exigente, más duro que el de Innsbruck, en el que gané la medalla de oro. He visto el recorrido por vídeo y tengo previsto ir a Kigali para verlo in situ, grabarlo y rodar con la bici. Nos beneficia tener el mismo huso horario, nos desplazaremos allí lo más tarde posible. Nosotros tenemos gente que se amolda bien a ese trazado, contamos con opciones, que se consigan medallas ya es otra cosa. Quiero hacer una concentración con los corredores antes de afrontar el campeonato, a ver si es posible.
¿Ya tiene pensado quién ejercerá de capitán de ruta, que actúe como director, porque en el Mundial no hay pinganillos?
Yo puedo planificar cualquier estrategia, dar instrucciones, pero luego son los ciclistas los que toman las decisiones. Tiene que haber un líder que sepa leer la carrera. Todavía queda mucho para el Mundial, ya veremos. Cuando yo estaba tenía a Imanol Erviti como capitán, ahora también hay gente válida para esa función, como Enric Mas o Mikel Landa. A mí me gusta mucho Iván Romeo, es muy inteligente, dentro y fuera de la carretera. Ya le he dicho a Eusebio Unzué que me recuerda a Miguel Indurain. Tengo mucha confianza en él, siempre quiero tenerlo a mi lado, sube y contrarrelojea muy bien, de un año para otro ha crecido mucho y sabe leer muy bien las carreras.
¿De qué seleccionador guarda mejor recuerdo?
Me entendí fenomenalmente con Javier Mínguez y Pascual Momparler. Con José Luis de Santos también mantuve buena relación, y con Paco Antequera empezó todo. No tengo nada que reprochar a nadie, al contrario, estoy muy agradecido a todos.
Juan Ayuso bate récords de precocidad: mejor que Indurain, Contador, Valverde y Freire

Juan Ayuso bate récords de precocidad: mejor que Indurain, Contador, Valverde y Freire

La medalla de oro del Sagrado Corazón de Jesús que le regalaron sus abuelos cuando nació, siempre colgada del cuello y por fuera del maillot. Su novia Laura y la perrita Trufa besándole tras cruzar la línea de meta y antes de subir al podio. Secuencias que van convirtiéndose en rutinarias y que definen al ciclista que pulveriza registros de precocidad. Juan Ayuso, vencedor de la Tirreno-Adriático, supera las marcas de los corredores españoles más relevantes de la historia en el momento en el que contaban 22 años y medio. Ya suma 12 victorias, casi el doble que Miguel Indurain. «Al talento hay que darle rienda suelta», señala el entorno del chaval.

El ciclista nacido en Barcelona el 16 de septiembre de 2002 progresa a toda velocidad. En 2021, con 18 años, se adjudicó el Giro Baby (ganó tres etapas), una prueba destinada a los sub-23, y en la que estableció el récord de triunfador más joven. Su éxito provocó que los técnicos del UAE acelerasen su incorporación al primer equipo. El 31 de julio de 2022 estrenó su palmarés profesional en el Circuito de Getxo y seis días después le renovaron el contrato hasta 2028. Entonces era el de mayor duración del UAE, ahora el más extenso es el de Tadej Pogacar, hasta 2030. Con 19 años debutó en la Vuelta a España, terminó tercero y fue el corredor más joven en subir al podio en una de las tres grandes rondas en los últimos 100 años (el récord lo ostenta Henri Cornet, ganador del Tour de Francia de 1904). Desde entonces no ha dejado de asombrar en las montañas y en las contrarreloj (el pasado año derrotó a Filippo Ganna).

En su hoja de servicios figuran 12 victorias, algunas con gran valor, como la general y dos jornadas de la Tirreno-Adriático (la segunda carrera por etapas más importante de Italia) o la Vuelta al País Vasco. También se ha anotado el Trofeo Laigueglia, las clásicas de Drôme y Faun Ardeche, una etapa en el Tour de Romandía, otra en el Tour de Luxemburgo y dos en la Vuelta a Suiza.

Con números de 'sprinter'

Ayuso supera al resto en cantidad y calidad de sus logros. A los 22 años y medio, el centenario Bernardo Ruiz tenía ocho triunfos. Indurain contaba con siete, brillando en el Tour del Porvenir y Vuelta a Murcia. Angelino Soler (el vencedor más joven de la Vuelta a España, con 21 años, en 1961) también alcanzó siete. Alberto Contador sumó seis, con etapas en Romandía, País Vasco o Setmana Catalana. Txomin Perurena, asimismo, firmó media docena. Pedro Delgado contaba con dos éxitos, los mismos que Purito Rodríguez y Óscar Freire. Abraham Olano, con uno. Alejandro Valverde no se estrenó hasta pasados los 23 años, lo mismo les sucedió a Federico Martín Bahamontes, Luis Ocaña, José Manuel Fuente, Marino Lejarreta, Ángel Arroyo, Chava Jiménez, Roberto Heras o Carlos Sastre.

El chaval del UAE no admite comparación con ningún escalador o ganador español de las tres grandes rondas por etapas. Luce números de sprinter. A su edad, sólo le supera Miguel Poblet, el pionero de los clasicómanos patrios, con 22 victorias, brillando durante cuatro ediciones de la Volta a Catalunya. El cántabro Alfonso Gutiérrez alcanzó las 12.

Aprendizaje para el Giro

Ayuso, que hace sólo seis años tenía adornada su habitación con pósters de Contador, Valverde y Purito y que ahora reside en Andorra, posee madera de líder. Tras conquistar el Tridente de Neptuno de la Tirreno-Adriático aseguró que no le agobia la presión y que se ha propuesto ganar el próximo Giro de Italia. «Esta carrera me ha servido como aprendizaje para el Giro, porque también habrá etapas de frío y lluvia. Quiero dar las gracias a mis compañeros. Siempre he estado arropado, me han ayudado a preparar los ataques. Estoy muy contento, y esperamos poder seguir con estas sensaciones para la Volta a Catalunya y el Giro», señaló.

Con ese agradecimiento quiso transmitir el mensaje de que está a gusto en el UAE, a pesar de que muchos técnicos aseguran que debería tener un equipo a su completa disposición, sin verse obligado a sacrificarse en beneficio de Pogacar. El esloveno es otro portento de precocidad, ya que con 22 años y medio ya había logrado 26 triunfos, entre ellos el Tour de Francia y tres etapas en la ronda gala. Eddy Merckx llegó hasta las 33, con exhibiciones en el Mundial en ruta o la Milán-San Remo.

Según los test de esfuerzo realizados por los especialistas de UAE, Ayuso mueve 6,2 vatio/kg., la misma potencia que Pogacar. «Juan tiene una formación y preparación como nunca he visto en un ciclista. Sabe de nutrición, biomecánica, fisiología, glucógeno, lactato, vatios, pulsaciones...», ha explicado Íñigo San Millán, fisiólogo, técnico del UAE y profesor en la Universidad de Colorado.

Ayuso, formado para impactar.

Vingegaard responde al desafío de Pogacar con una exhibición en el estreno de la temporada

Vingegaard responde al desafío de Pogacar con una exhibición en el estreno de la temporada

La victoria como rutina entre los grandes, que se desafían desde la distancia. Tadej Pogacar contra Jonas Vingegaard en un domingo de extraordinarias clausuras. A mediodía, el esloveno se adjudicó la última etapa del Tour de Emiratos Árabes Unidos, con final en la cima de de Jebel Hafeet, y la clasificación general de la ronda del desierto. Por la tarde, el danés volvió a reencontrarse con las mejores sensaciones y se impuso en la contrarreloj que cerraba la Vuelta al Algarve, victoria y general de la prueba lusa para el líder del Visma. Imposible mejorar el estreno de curso de dos adversarios que volverán a retarse en el Tour de Francia.

Pogacar (26 años), que ya se impuso en la prueba organizada por el país que patrocina a su equipo UAE en las ediciones de 2021 y 2022, firmó otra exhibición con un ataque desde lejos y sumó su triunfo 91, antes del final de la temporada espera alcanzar la centena. Él no se cansa y avisa a sus adversarios que hasta las vísperas del Tour de Francia se centrará en las clásicas de un día. «No disputaré ninguna carrera por etapas hasta el Dauphiné (del 8 al 15 de junio). Hasta entonces, estaré en modo clásicas. Participaré en la mayor parte de ellas», declaró a los micrófonos de la organización, dejando en el aire su posible salida en la París-Roubaix (13 de abril).

El campeón del mundo en ruta atacó a ochos kilómetros de la meta sin la oposición de sus rivales. El italiano Giulio Ciccone fue segundo y el vasco Pello Bilbao, tercero.

Vingegaard, que todavía recuerda la maldita caída del pasado año en el País Vasco, conquistó la Vuelta al Algarve tras vencer en una crono de 20 kilómetros, cuyos últimos 4.000 metros fueron en subida, con meta en el Alto de Malhão. En la etapa, el danés invirtió un tiempo de 28 minutos y 25 segundos, 11 segundos menos que su compañero Wout Van Aert y 15 menos que el italiano Antonio Tiberi. Primoz Roglic estuvo flojo y terminó decimosegundo, a 50 segundos de Vingegaard. En la general, el jefe de filas del Visma aventajó al portugués Joao Almeida y al belga Laurens De Plus.

"Ha sido un día muy bueno para mí y para el equipo. Estoy muy feliz y orgulloso de mi rendimiento. Mi hija me dijo esta mañana que tenía que ganar y esto me ha dado fuerza", apuntó Vingegaard tras el triunfo.

Por otra parte, el francés Pavel Sivakov, compañero de Pogacar en el UAE, ganó la Vuelta a Andalucía, cuya última etapa se anotó el vizcaíno Jon Barrenetxea (Movistar).

Pogacar, con nueva máquina, arranca un curso en el que sus asustados enemigos le evitan y busca la mágica victoria 100

Pogacar, con nueva máquina, arranca un curso en el que sus asustados enemigos le evitan y busca la mágica victoria 100

Tadej Pogacar levanta el telón y sus enemigos le evitan. El ciclista sin límites abrió ayer una temporada de largo recorrido en la que defenderá su reinado y peleará por adornar su espléndido palmarés con un número simbólico: 100 victorias. El esloveno ya cuenta con 88 triunfos y en el nuevo curso tiene previsto participar en una docena de pruebas, el doble que sus principales rivales. Esa cifra redonda está al alcance de un corredor que emula a los antiguos, con un calendario de principio a fin de temporada: desde febrero a octubre sin descanso. En la temporada pasada sumó 25 victorias, con menos de la mitad sería centenario.

El líder de la escuadra de Emiratos Árabes se estrenó ayer en el Tour de UAE, una prueba de segundo nivel a la que debe acudir como contraprestación por haber rubricado el contrato más elevado del pelotón: ocho millones de euros anuales hasta 2030. En la ronda del desierto ha estrenado una bicicleta de última generación, una Colnago aerodinámica como ninguna. Los medios más selectos para el corredor más versátil. Con su nueva máquina pretende imponerse en la contrarreloj de hoy del Tour de UAE de 12,2 kilómetros y en las dos etapas de montaña de mañana, con final en Jebel Jais, y del domingo, en Jebl Hafeet, y en alguna de las clásicas de primavera.

Y es que este año, Pogacar apostará, como nunca, por las pruebas de un día: Strade Bianche, Milán San Remo, E3 Saxo Classic, Gent-Wevelgem, Tour de Flandes, Amstel Gold Race, Flecha Valona, Lieja-Bastoña-Lieja, Mundial de ruta de Kigali (Ruanda) y Giro de Lombardía. Marcada en rojo está la fecha de la Milán-San Remo (22 de marzo), un Monumento que se le resiste y con el que empieza a obsesionarse, en cuatro participaciones ha sido decimosegundo, quinto, cuarto y tercero. El bebut en la París-Roubaix queda aplazado por mejor ocasión

Antes de afrontar la conquista de su cuarto Tour de Francia sólo participará en una ronda de una semana: Critérium Dauphiné (8-15 de junio). Esta prueba será la única en la que coincidirá con Jonas Vingegaard antes de la salida del Tour. El danés ha preferido esquivar al esloveno y completar una hoja de ruta con carreras de una semana: Vuelta al Algarve (comienza mañana), París-Niza y Volta a Catalunya. Su intención es acudir a la Vuelta a España, cita aún no confirmada por Pogacar. Esta es la única de tres grandes rondas que Pogi no ha ganado y eso le motiva, pero todo dependerá de los resultados y el desgaste del Tour.

Primoz Roglic también se estrenará en el Algarve y luego irá a la Volta, al Giro de Italia y al Tour. No coincidirá con Pogacar hasta la Grande Boucle. Si es seleccionado para el Mundial en ruta (perfil montañoso) debería colaborar con Pogacar para reeditar el título del curso pasado.

En la nómina de los Big Three oponentes de Pogacar, Remco Evenepoel es el que menos le evitará, dado que coincidirá con el esloveno en Amstel Gold Race, Flecha Valona, Lieja-Bastoña-Lieja y Critérium Dauphiné. El Mundial volverá a ser uno de los principales objetivos de fenómeno belga, que ha comenzado la campaña lastrado por las fracturas de clavícula, costilla, omóplato y mano derecha producidas en un entrenamiento en diciembre.

Wout Van Aert, que ayer acaparó protagonismo en la Clásica de Jaén, hará doblete con Giro y Tour y se peleará con Mathieu van der Poel en el Tour de Flandes, París-Roubaix, Mundial y la conquista de etapas en la Grande Boucle.

Entre los españoles, el que más veces coincidirá con Pogacar será Enric Mas, que se ha propuesto participar en Vuelta a Andalucía, la clásica Faun Drôme, la Volta a Catalunya, País Vasco, Amstel Gold Race, Flecha Valona, Lieja, Critérium Dauphiné, Tour de Francia, Vuelta y Lombardía. Carlos Rodríguez, que ayer debutó en el Tour de UAE, se ha decantado por la Volta, País Vasco, Tour y Vuelta a España. Juan Ayuso tiene un calendario opuesto a su compañero Pogacar, con participaciones en las clásicas Faun Ardèche y Faun Drôme y las rondas de Tirreno-Adriático, Volta y Giro de Italia. En principio, será el líder del UAE en la corsa rosa, donde competirá con Roglic, ganador de la edición de 2023.

La UCI prohíbe la inhalación repetida de monóxido de carbono

La UCI prohíbe la inhalación repetida de monóxido de carbono

Actualizado Sábado, 1 febrero 2025 - 20:49

La Unión Ciclista Internacional (UCI) prohibió el uso repetido de la respiración de monóxido de carbono que algunos corredores utilizan para aumentar artificialmente su rendimiento. De momento, este método sigue siendo autorizado por la Agencia Mundial Antidopaje, aunque el organismo presidido por David Lappartient ya ha solicitado a la AMA que tome una posición sobre el asunto.

Tras una reunión del comité ejecutivo el sábado en Francia, el organismo rector aprobó prohibir, a partir del próximo 10 de febrero, la inhalación repetida, con el fin de proteger la salud de los ciclistas. Sin embargo, esta práctica seguirá estando autorizada "dentro de un centro médico y bajo la responsabilidad de un profesional médico experimentado en el manejo de este gas por razones médicas", explicó la UCI.

El uso de monóxido de carbono se popularizó durante el último Tour de Francia cuando la web Escape Collective reveló que al menos tres equipos, entre ellos el UAE de Tadej Pogacar y el Visma de Jonas Vingegaard (el tercero era el Israel PT) habían recurrido a este gas, inodoro e incoloro, responsable de muchos accidentes domésticos.

"No hay nada sospechoso"

Preguntados por la prensa, tanto el esloveno como el danés admitieron su uso, pero desdramatizaron la situación. "No hay nada sospechoso", declaró el campeón, insistiendo que el procedimiento sólo sirve para medir los beneficios en el organismo de los entrenamientos en altitud. Asimismo se usa para evaluar la masa total de hemoglobina, un valor sanguíneo clave.

Hace unas semanas, Vingegaard sí concedió que algunos rivales usan este método para doparse "inhalando regularmente bajas dosis de monóxido de carbono, lo que conduce a un aumento significativo en el rendimiento".

La UCI decidió actuar por motivos médicos, señalando que el gas, cuando se inhala repetidamente en condiciones no médicas, "puede resultar en problemas de salud agudos y crónicos, por ejemplo, dolores de cabeza, letargo, náuseas, mareos y confusión". "Estos síntomas pueden empeorar en cualquier momento y desarrollarse en problemas con el ritmo cardíaco, convulsiones, parálisis y pérdida de conciencia", agregó la instancia, reunida en la ciudad francesa de Arras, sede del Mundial de Ciclocross.

"Proteger la salud y la seguridad"

Las nuevas reglas prohíben la posesión, fuera de un centro médico, de sistemas de respiración de CO comercialmente disponibles conectados a cilindros de oxígeno y CO, dijo la UCI.

Cuando se realiza bajo supervisión médica, la UCI dijo que sólo se autorizará una inhalación para medir la masa total de hemoglobina, con una segunda inhalación permitida dos semanas después de la primera medición. "Nuestra prioridad es proteger la salud y la seguridad de nuestros atletas y la decisión de hoy es otro paso significativo en esta dirección", argumentó David Lappartient, presidente de la UCI.

Bernardo Ruiz, testigo de la foto más icónica: ''Bartali, que se aprovechó de una confusión, pasó la botella a Coppi''

Bernardo Ruiz, testigo de la foto más icónica: ”Bartali, que se aprovechó de una confusión, pasó la botella a Coppi”

Gino Bartali y Fausto Coppi no estaban solos en la célebre fotografía que pasó a la historia como emblema de los valores del deporte y también como representación de una sociedad dividida por la política y la religión. Una imagen adornada por un cautivador misterio jamás resuelto.

Para saber más

La ilustración de Carlo Martini muestra a los dos italianos en el ascenso al puerto del Télégraphe, en la undécima etapa del extraordinario Tour de Francia de 1952 (ese en el que Bernardo Ruiz finalizó tercero y se estrenaron las subidas a Alpe d'Huez y Puy de Dôme, ambas coronadas en primer lugar por Coppi, ganador de la carrera). Ahí aparecen Bartali, el veterano, el cristiano (salvó la vida a centenares de judíos al conseguir de forma clandestina pasaportes y salvaconductos en la Segunda Guerra Mundial), y Coppi, el joven, el ateo. Ambos enlazados por un botella de agua. Ni el fotógrafo ni los corredores aclararon el contexto exacto de la secuencia y a partir de ahí comenzaron interminables disputas. ¿Quién pasó el agua? ¿Quién hizo el favor? ¿El generoso fue el ciclista de la Democracia Cristiana o el comunista, el devoto o el agnóstico, el tradicional o el moderno? La imagen de un país fracturado.

La foto, publicada en el número 28 de la revista Calcio e Ciclismo Illustrato, fue convenientemente editada para que sólo aparecieran los ídolos italianos. En la original (descubierta por Carlo Delfino) también aparecía el belga Stan Ockers, (segundo en aquel Tour), ídolo de Eddy Merckx. Justo por detrás de Bartali se adivinan un pie y un brazo de otro corredor. Ese corredor escondido es Bernardo Ruiz, que ahora aclara aquella secuencia. El ciclista centenario dice que aquel día hacía mucho calor, que Coppi escalaba el Télégraphe con mala cara y que junto al italiano subía un grupito, con Bartali, Ockers y él mismo, por detrás iban el también español Antonio Gelabert, el francés Raphaël Géminiani y el belga Alex Close. Entonces se corría por selecciones, no por equipos.

Ruiz, en su casa de Orihuela, muestra fotos de su etapa ciclista.

Ruiz, en su casa de Orihuela, muestra fotos de su etapa ciclista.CARLOS GARCÍA POZO

«Veníamos muy castigados», señala Ruiz, «después de subir la Croix de Fer, para mí uno de los puertos más duros. Coppi iba fatigado, se había quedado sin agua y no estaba permitido avituallarnos en los ascensos. Entonces, el seleccionador italiano [Alfredo Binda], que dirigía a Coppi y a Bartali, se adelantó al pequeño pelotón y entregó una botella de agua (no un bidón) a un chica que estaba al borde de la carretera para entregársela a Coppi. ''Cuando lleguen por aquí los corredores se la das al ciclista que va de amarillo'', le dijo. Pero la mujer, francesa, posiblemente no entendió bien el mensaje del italiano, y se la entregó al que llevaba el maillot verde, a Gino Bartali. 'Al de amarillo, al de amarillo', le gritaba el entrenador, pero ella no le escuchó. Bartali tomó la botella y con ella rellenó los bidones que llevaba en su bicicleta y cuando terminó se la cedió a Coppi. Bartali entregó la botella a Coppi, pero lo cierto es que se aprovechó de una confusión. Así fue».

Aquella etapa, con final en Sestriere, la ganó Coppi. El segundo fue Bernardo Ruiz, a más de siete minutos. El centenario, testigo y notario de la foto más icónica.

Los 100 años de Bernardo Ruiz, el primer español en el podio del Tour: estraperlista, agricultor, vendedor de motos... y aún fuma

Los 100 años de Bernardo Ruiz, el primer español en el podio del Tour: estraperlista, agricultor, vendedor de motos… y aún fuma

«¿Usted fuma? Es que me he quedado sin tabaco». El pionero, que se apoya en un andador para moverse por su casa en el casco antiguo de Orihuela, recibe al reportero rodeado de centenares de fotografías y de trofeos cosechados en su gloriosa trayectoria. «Ahí estoy con Fausto Coppi. Para mí, siempre fue el mejor». El próximo miércoles, Bernardo Ruiz cumplirá 100 años. Podría irse con sus hijos, pero prefiere vivir solo. Hasta hace cuatro años paseaba a su pequinés y acudía diariamente al casino de su pueblo para «echar la mañana», leer la prensa y tomar un café, pero tras someterse a una operación de vejiga, y permanecer 10 días en la cama de un hospital, apenas sale a la calle. En invierno se queda en casa, donde le cuidan dos chicas, una por la mañana y otra por la noche. No sale para evitar el frío, la gripe y el covid.

Para saber más

Bernardo Ruiz fue el primer ciclista español en ascender al podio del Tour de Francia, en 1952. Fue tercero tras Coppi y el belga Stan Ockers. También fue el precursor en las victorias de etapa en el Giro de Italia: en 1955 estrenó palmarés en una jornada con salida y llegada en Roma. Fue el primer español en conseguir dos triunfos en un mismo Tour (1951), en las metas de Brive y de Aix-les-Bains. En su curriculum figuran la Vuelta a España de 1948 y tres campeonatos nacionales de ruta (1946, 1948 y 1951). Está considerado el primer ciclista profesional de España.

El Pipa ha perdido la audición, pero conserva una fecunda memoria. Explica con detalle cada una de las imágenes que reposan en las mesitas o adornan las paredes de su casa. «Esta foto es de la Vuelta a España, aquella en la que gané 17.000 pesetas. La última etapa terminó en el recién estrenado estadio Santiago Bernabéu. Para mí, la Vuelta siempre ha sido más divertida que el Tour», sostiene mientras recalca que aún sigue las carreras por televisión. «No sólo ve las pruebas en directo, sino también los resúmenes y los reportajes que emiten después», añade su hijo Bernardo, un farmacéutico que lleva trabajando 44 años en Orihuela. Él es una ayuda fundamental para encauzar la conversación con el periodista, porque nadie conoce e interpreta al pionero mejor que él.

Ruiz, con una portada del Marca, en su casa de Orihuela.

Ruiz, con una portada del Marca, en su casa de Orihuela.CARLOS GARCIA POZO

El próximo día 8, en la casa del centenario se reunirán sus cuatro nietos y dos bisnietos y el resto de la familia de su hijo y de su hija Margarita, abogada. No estará el tercer hijo, Miguel, un sacerdote que fue misionero durante 30 años en Perú y que ahora se encuentra en Guerrero (México), colaborando en la construcción de un hospital.

Nunca pinchaba

El aniversario se completará con una exposición del artista Miguel Soro en la lonja de Orihuela, en la que se exhibirán retratos de un corredor que abrió sendero y rompió moldes. Ruiz no respondía a los cánones de los ciclistas españoles: pequeños y escaladores. Él era robusto, alto para la época (1,75 metros), fuerte y muy sólido en las subidas y en el llano. Decían que casi nunca pinchaba y que guardaba un secreto: inflar los tubulares nuevos, colgarlos como chorizos en su casa y dejarlos curtir durante dos años. Su primera bici profesional, una Alcyon, la compró en 1941 con las 500 pesetas (una fortuna) regaladas por su hermano Tomás, que combatió en Rusia con la División Azul.

Bernardo era un tipo duro hecho a sí mismo. A los nueve años faenaba en el campo y a los 11 le sorprendió la Guerra Civil. Cuando era un chaval fortaleció sus piernas y carácter dedicándose al estraperlo. Tiempos de hambruna. «En casa teníamos que trabajar para comer. Mi padre era campesino. Yo iba con mi bicicleta desde Orihuela a Cartagena cargado con aceite, cereales, tabaco, harina, pan... Llevaba 50 kilos por malos caminos, evitando a la Guardia Civil. Un día y medio para ir y volver». La vida dura de un niño que ha presenciado tres reinados (Alfonso XIII, Juan Carlos I y Felipe VI), una República, una Guerra Civil, una posguerra, una dictadura y una democracia. Decidió dedicarse al ciclismo cuando, siendo un chaval, ganó una carrera de aficionados y le premiaron con 25 pesetas, el triple de lo que ganaba su padre en un mes.

Bernardo Ruiz.

Bernardo Ruiz.CARLOS GARCIA POZO

«Nunca lo he tenido fácil, pero disfruté mucho con el ciclismo. Es un honor haber sido el primero», señala un corredor que fue rival de Federico Martín Bahamontes (el toledano también se dedicó al estraperlo), que debutó a nivel nacional en 1945 y se retiró en 1959 para dedicarse a la dirección de equipos. Dejó la bicicleta y empezó a fumar. «Sigue con sus cigarros, aunque se los controlamos un poco. Es que se pone a toser y no puede dormir», advierte su hijo.

Ruiz dirigió al equipo Faema de España (una prolongación de la escuadra belga liderada por Eddy Merckx). Fue el maestro de Angelino Soler, el vencedor más joven de la historia de la Vuelta a España (21 años, en la edición de 1961). «Me decían que estaba loco porque cuando casi nadie le conocía yo le hice un contrato de 100.000 pesetas. Cuando ganó la Vuelta, todos tuvieron que callarse. También di la primera oportunidad a Julio Jiménez... Creo que tuve buen ojo como director». Luis Puig le ofreció, sin éxito, ser seleccionador nacional. No aceptó porque las condiciones económicas le parecían insuficientes. Para el ex presidente de la Federación, sólo Miguel Poblet y Jesús Loroño estaban a la altura de los conocimientos de Bernardo Ruiz.

Vendedor de motos y bicicletas

El Pipa, tras dejar la dirección técnica de los equipos, regresó a Orihuela, donde regentó un establecimiento de venta de motos y bicicletas. Fue delegado de Moto Vespa en Alicante. Tras jubilarse, se dedicó a cuidar un pequeño huerto. Hace 10 años, la organización de la Vuelta le homenajeó por el 80º aniversario de la carrera. Entonces, el abuelo del ciclismo español comentaba a este periodista lo absurdo que resulta comparar el ciclismo de entonces con el de ahora: «Dicen que los ciclistas de antes no teníamos estilo, pero ¡cómo íbamos a tenerlo si las carreteras eran de tierra y estaban repletas de baches! Entonces no había equipos, participábamos en grupos de selecciones y peleábamos todos contra todos. Era un ciclismo individual, no había gregarios. Todos éramos rivales y atacábamos cuando nos parecía».

También confesaba que añoraba la diversión de antaño: «El ciclismo de mi tiempo era más entretenido, ahora en el Tour sólo hay tres etapas de montaña en los Alpes y otras tres en los Pirineos. El llano es monótono. Había más emoción». Este pionero vaticinaba que después de las retiradas de Alberto Contador, Alejandro Valverde y Purito Rodríguez se producirá un gran bajón en el ciclismo español. Un visionario sabio que cumple 100 años. La memoria de España.

El año apoteósico de Pogacar y su nuevo reto de cerrar el círculo con la conquista de la Vuelta

El año apoteósico de Pogacar y su nuevo reto de cerrar el círculo con la conquista de la Vuelta

Convierte lo majestuoso en rutinario. La conquista de desafíos extremos incentiva al esloveno Tadej Pogacar (Komenda, 21 de septiembre de 1998), un ciclista colosal que en 2024 firmó la temporada más gloriosa, con la consecución de la triple corona: Tour de Francia, Giro de Italia y Mundial de ruta, unos galardones que en un mismo año sólo habían conseguido Eddy Merckx (1974) y el irlandés Stephen Roche (1987). El esloveno superó a sus predecesores por el peso específico de los otros triunfos de la campaña: Giro de Lombardía, Strade Bianche, Lieja-Bastoña-Lieja, Volta a Cataluña (más cuatro etapas), Gran Premio de Montreal y Giro de Emilia.

En 2024, Pogi alcanzó 25 triunfos, igualando el récord del esprinter italiano italiano Alessandro Petacchi, en 2005. El líder del UAE triunfó desde febrero a noviembre, sin saltarse hojas del calendario, como hacían los héroes de antaño.

Un año para la antología, con páginas firmadas con trazos épicos, como el Mundial en ruta de Zúrich. Pogacar, en otro ejercicio tremendo, se fugó del grupo de favoritos a falta de 100 kilómetros para meta. Por el camino atrapó y superó a una ristra de 16 escapados y tomó la cabeza a falta de 70 kilómetros. Por detrás, sus rivales apretaban, sobre todo, Remco Evenepoel, que quería hacer historia ganando en un mismo año el doble oro en ruta y contrarreloj en los Juegos Olímpicos y en el Mundial. La renta nunca superó el minuto. Antes de culminar la última subida del circuito, el esloveno sufrió un pequeño desfallecimiento y cuando parecía que iba a ser atrapado tiró de coraje y orgullo para mantener la fuga y presentarse en la meta con un tiempo de 6:27:30. A 34 segundos llegaron el australiano Ben O'Connor y el neerlandés Mathieu van der Poel. Fuera del podio quedaron Ben Healy, Toms Skujins, Evenepoel, Marc Hirschi y Enric Mas.

«Había una escapada peligrosa por delante y quizá mi ataque fue estúpido, pero nunca me di por vencido. No sé en qué estaba pensando, pero por suerte lo he conseguido», declaró el fenómeno tras cruzar la línea de meta, impactar al público y rubricar su gigantesco reto. Hasta Eddy Merckx se rindió ante la gesta: «Obviamente las épocas no se pueden comparar, pero estamos ante un corredor increíble. Yo nunca ataqué a 100 kilómetros de la meta en un Campeonato del Mundo. Lo que logró resultaba inimaginable».

En el Tour, con un Jonas Vingegaard lejos de su plenitud de forma, arrasó con seis victoria parciales. Idéntica marca cosechó en su debut en el Giro de Italia (aventajó al segundo, el colombiano Daniel Felipe Martínez, en cerca de 10 minutos). Una temporada fabulosa que espera repetir en este 2025, aunque reconoce que el objetivo será complicado. «No sé si ha sido la mejor campaña de la historia, pero para mí sí lo fue. Fue un año fantástico y lo pasé muy bien», ha señalado el corredor del UAE en la concentración de diciembre de su equipo en Benidorm.

Nutrición y descanso

A sus 26 años, el nuevo fenómeno de ciclismo asegura que todavía le quedan escalones por subir. «Soy joven, por lo que hay espacio para crecer, mejorando el entrenamiento, la nutrición y el descanso», dice.

El campeón esloveno no oculta que le gustaría ganar las tres grandes vueltas en un mismo año (lo que nadie ha conseguido), pero aclara que ahora eso no es una «prioridad», eso sí asegura que su forma de correr, apelando siempre a la improvisación, y sus ataques de lejos no cambiarán: «El ciclismo es uno de los deportes más libres en lo que respecta a tácticas, me gusta esa parte impredecible».

Pogacar, que percibe del UAE el sueldo más alto de un ciclista (ocho millones de euros anuales y un contrato hasta 2030), se ha rodeado de una selecta relación de gregarios (Ayuso, Almeida, Yates, McNulty, Sivakov, Del Toro) y de los técnicos más valorados. En la nómina de preparadores figura Javier Sola, que asegura que el esloveno tiene margen de mejora y que su reinado se extenderá por varios años. El español, en una entrevista a CyclingNews, ha apuntado que el nuevo curso llegará con novedades: «Es evidente que Pogacar tiene una buena formación y en ese aspecto no hemos hecho cambios serios. Básicamente, hemos introducido un poco de entrenamiento de fuerza en el gimnasio y hemos mejorado su composición corporal, trabajando más con la bicicleta de contrarreloj. Ahora, Tadej tiene más experiencia, así que es el momento de intentar esforzarse un poco más. Creo que todavía puede mejorar un poco, pero no puedo predecir cuánto. No tengo una bola de cristal».

Su gran objetivo para el nuevo año es reconquistar el Tour Ya suma tres títulos y si venciera lograría un póker, como hizo Chris Froome. Con cinco figuran Merckx, Anquetil, Hinault e Indurain. En esta temporada también ha ganado el Giro y en el nuevo año se ha propuesto vencer en la Vuelta a España (23 agosto-14 septiembre) porque es la única gran ronda que no figura en su palmarés. También podría pelear por conseguir los dos únicos Monumentos que no atesora (París-Roubaix y Milán-San Remo) y por la reconquista del Mundial de ruta, que se disputará en Ruanda.

La Vuelta 2025 recupera El Angliru y pujará fuerte por Pogacar para romper ránkings de audiencia

La Vuelta 2025 recupera El Angliru y pujará fuerte por Pogacar para romper ránkings de audiencia

Una Vuelta internacional y con reclamos suculentos. Javier Guillén se ha inventado una ronda atractiva para cautivar a público y corredores en 2025. La prueba, presentada este jueves en el Palacio Municipal de IFEMA de Madrid, apostará por un perfil montañoso y pujará fuerte por contar con Tadej Pogacar, la guinda para el 90 aniversario de una carrera que se vistió de gala con la asistencia de una quincena de ganadores: Pedro Delgado, Alberto Contador, Fabio Aru, Chris Froome, Nairo Quintana, Laurent Jalabert, Alex Zülle, Roberto Heras, Ángel Casero, Álvaro Pino, Melcior Mauri, Agustín Tamames, Abraham Olano y Marino Lejarreta.

Pogacar ha asegurado que acudirá al Tour de Francia para sumar su cuarto título y ha dejado la puerta abierta a su presencia en la carrera de Unipublic. El nuevo fenómeno del ciclismo, tras imponerse el pasado año en el Giro de Italia, quiere adornar su palmarés con un triunfo en la tercera gran cita por etapas. El esloveno atesora un grato recuerdo de su única participación en la Vuelta, en 2019, cuando finalizó tercero, tras Primoz Roglic y Alejandro Valverde, y se anotó tres triunfos, en las cimas de Els Cortals d'Encamp, Machucos y Plataforma de Gredos. Entonces sólo tenía 21 años y aquel fue su bautismo en las grandes rondas.

La presencia de Pogacar impulsaría los índices de audiencia a las cotas más altas de las últimas temporadas. Su repercusión sería superior a la edición de este año, ganada por Roglic, que ya ha anunciado que no defenderá su título porque se centrará en el Giro y el Tour. Guillén espera a Pogacar y se ilusiona con el regreso de El Angliru. El coloso asturiano, dos años después, volverá a presidir la etapa reina. Será la décima ocasión en la que se ascenderá el emblemático puerto, hollado por primera vez en 1999 por Chava Jiménez.

Cuatro etapas en Italia

La ronda arrancará el 23 de agosto y finalizará el 14 de septiembre en Madrid. El telón se levantará en Italia, en la zona del Piamonte. Esta será la sexta ocasión en la que la salida se realice en el extranjero y la primera desde Italia. Antes se partió de Lisboa (1997 y 2024), Assen (2009), Nimes (2017) y Utrecht (2022). En 2026 saldrá de Mónaco.

La jornada inaugural de esta 80ª edición (90 desde que nació) partirá de Torino-Reggia di Venaria y terminará en Novara en una jornada de 183 kilómetros, con subida a Bienca-Tomalino. La segunda se iniciará en Alba y concluirá, 157 kilómetros después, en Limone Piemonte, en lo que supondrá el primer final en alto de la carrera. La tercera etapa, ya en territorio de los Alpes, se disputará entre San Maurizio Canavese y Ceres, con ascensión al Issiglio. La cuarta etapa empezará en Susa, localidad cercana a la frontera con Francia.

Luego habrá un traslado hasta Figueres, con una crono por equipos de 20 kilómetros, y un paso por los picos montañosos de Andorra. El recorrido continuará en la zona septentrional de la península, con finales en Cerler, Valdezcaray, Larra Belagua y Bilbao (con doble ascensión al Vivero y selección definitiva en Pike Bidea). En la etapa 13ª llegará El Angliru y un día después, final en la Farrapona. La 17ª terminará en el alto del Morredero, la 18ª será una crono individual de 26 kilómetros en Valladolid. La resolución final, como ha sucedido en numerosas ocasiones, será en la Sierra de Madrid y Segovia, con una jornada con salida en Robledo de Chavela y meta en la Bola del Mundo. La bajada del telón, en la clásica etapa por las arterias centrales de Madrid.