El “hábito” que Bellingham aprendió en Madrid y un grito a la “basura” que le critica: “¿Quién más?”

Actualizado Lunes, 1 julio 2024 - 08:19

Jude Bellingham se liberó en el Veltins Arena. A sí mismo y a toda Inglaterra. Un país ansioso y una selección temblorosa que se salvaron de caer al precipicio gracias a una chilena del futbolista del Real Madrid en el minuto 95. Como si todavía siguiera en el Santiago Bernabéu. Un gol que forzó la prórroga y sirvió para responder a toda la "basura", así lo llamó el jugador, que habían lanzado sobre él y sobre la plantilla en los últimos días. "¿Quién más? ¿Quién más? (Who else? Who else?)", gritó el futbolista cuando se levantó del suelo tras realizar la chilena. Mano a la oreja, haciendo como que escuchaba los comentarios.

"Estábamos a 30 segundos de irnos para casa, de tener que escuchar toda la basura, sintiendo que dejábamos caer a nuestro país y a nuestra gente...", respondió, a pregunta de este periódico, en la sala de prensa de Gelsenkirchen. "Pero en 30 segundos, una patada a un balón puede cambiarlo todo". Y tanto que lo cambió.

Para saber más

Las crónicas ya escritas, las críticas, los comentarios negativos, la posible destitución de Southgate, las dudas sobre el futuro de Harry Kane en la selección... Todo cambió con la chilena.

No es el primer gol que Bellingham anota tan tarde, pero seguramente sí sea el más emocional. Anotó en el minuto 91 el 3-2 del clásico contra el Barça en la segunda vuelta liguera, el 1-2 en el 92 del primer clásico de Liga, el 1-0 contra el Unión Berlín en el 94, el 2-1 contra el Getafe en el 95... Y además, vivió de cerca el doblete de Joselu ante el Bayern.

"Es un sentimiento que no me gusta porque vas perdiendo, pero que cuando lo consigues sienta genial. Es un hábito que aprendí en Madrid, donde mi juego ha mejorado, y estoy orgulloso de haberlo traído hasta este partido", argumentó sobre el gol en el minuto 95.

"Más allá de lo que la gente pueda decir. He hecho esto en el Madrid, lo he hecho con Inglaterra antes... Estoy feliz de ayudar al equipo", continuó.

Matthias SchraderAP

"Uso la 'basura' como gasolina"

A partir de esa respuesta de orgullo, llegaron los golpes de revés a todos aquellos que habían dudado de él y de la plantilla durante los últimos días. Algo que, admite, ha llegado a tomarse como "personal".

"Durante la semana pasado ha sido muy duro mantener la energía negativa lejos de la concentración. Creo que hoy estaban ya preparados para darnos caña otra vez... Jugar con Inglaterra es increíble pero también hay mucha presión. La gente habla mucha basura y creo que tienes que tomártelo un poco a lo personal, y a veces está bien usarlo como gasolina y devolvérselo".

Sobre el gol, que a muchos recordó al de Cristiano Ronaldo ante la Juventus en Champions League, dijo que "probablemente" sea el mejor de su carrera. "Es uno de los mejores goles en la historia de nuestro país", se animó a catalogar Harry Kane. "Es lo que hace Jude, nos ha mantenido vivos. Qué jugador", le elogió el capitán inglés en la entrevista pospartido, donde también le defendió: "Se ha hablado mucho sobre él en los últimos días y ha mostrado lo que puede hacer en los momentos importantes".

Unos minutos más tarde y con la ducha calmando ánimos, la zona mixta del Veltins Arena fue un poco más seria. Como decíamos, el ambiente entre el vestuario de la selección y los periodistas ingleses ha sido muy tenso durante estas semanas, con duras críticas al seleccionador y a las estrellas por parte incluso de leyendas como Lineker o Shearer. Quizás por eso, los futbolitas pasaron por el pasillo con gesto serio y la mirada fija en el autobús, casi sin hablar salvo los que tenían la obligación por los contratos con la UEFA. Va a ser una semana larga en la concentración, pero están vivos y les espera Suiza en cuartos.

Ser feliz o tener razón

Ser feliz o tener razón

Si buceamos en la hemeroteca deportiva de Eurocopas y Mundiales, hubo un gol en 1966 que cambió el rumbo de la final que medía las fuerzas de la Inglaterra de Bobby Charlton y la Alemania de Beckenbauer. El marcador estaba igualado a dos goles y, en la prórroga, el futbolista inglés Geoffrey Hurst anotó un gol que dio en el larguero pero que nunca llegó a entrar en la portería. Ese tanto hizo que la selección inglesa se adelantara y finalmente se alzara con el título de campeona del mundo, el único que tiene en su haber.

Resulta obvio decirlo pero esto no habría ocurrido de contar con el aclama

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Dios salve al Rey Jude: una chilena de Bellingham obra el milagro de la supervivencia inglesa

Dios salve al Rey Jude: una chilena de Bellingham obra el milagro de la supervivencia inglesa

Era el fracaso de una vida, la derrota de otra generación inglesa camino de un eterno «Football is coming home (el fútbol está volviendo a casa)» que nunca llega. La presión por ganar y el miedo a perder mezclados en un vestuario incapaz de superar a la débil Eslovaquia, sin fútbol, sin corazón, encomendados a lo divino. Y el milagro fue Jude Bellingham con una chilena ya histórica para forzar la prórroga en el minuto 95, cuando el partido y su país morían en la Eurocopa. Lo inició Schranz en el 25, lo empató Bellingham y lo remató Harry Kane en el tiempo extra. Inglaterra está en cuartos. [Narración y estadísticas (2-1)]

Después de dos semanas de críticas, el seleccionador británico se mantuvo en su línea: la solución para los problemas de Inglaterra fue cambiar al acompañante de Declan Rice en el centro del campo. Empezó el torneo reconvirtiendo a Trent Alexander-Arnold, luego apostó por Conor Gallagher y finalmente, en el escenario de los octavos de final, le dio la oportunidad a Kobbie Mainoo, joven promesa del Manchester United. Como si cambiando una pieza el puzle se fuera a arreglar.

Inglaterra fue, otra vez, pura ansiedad. Fruto de casi 60 años de presión por ganar un gran torneo. El equipo no sabe a lo que juega, no tiene plan. Y sin plan, en el fútbol de 2024, no eres nadie. En la Euro todos lo tienen, incluso Francia y su megaplantilla, centrada más en la defensa que en el ataque pero centrada en algo. Ahí están sus éxitos.

Imprecisiones y amarillas

Ante Eslovaquia, el conjunto británico fue víctima de sus propios miedos y temblores. En cada pase, en cada acción dividida, en cada decisión. Y Eslovaquia lo aprovechó. En el 4, Hancko alcanzó el lateral del área en carrera y no acertó a tirar o pasar, paseándose la pelota por los dominios de Jordan Pickford. Primeros temblores. En el 11, y después de un disparo alto de Trippier tras un buen pase de Bellingham, Haraslin tardó demasiado en definir otra contra y el ex lateral del Atlético salvó el 0-1.

La defensa hacía aguas, con Walker, un muro contra Vinicius en los Madrid-City, incapaz de cuidar su espalda. El partido se llenó de imprecisiones y cuatro amarillas en los primeros 15 minutos. Las dudas resultaron en un 0-1 tan duro como esperado. Una concatenación de errores defensivos que terminaron en el gol de Schranz. Guehi perdió un salto con Kucka, Strelec la bajó delante de Stones, Schranz tiró un desmarque con Walker, fuera de posición, evitando el fuera de juego y batió a Pickford.

El gol hizo daño a Inglaterra, lógico. Ansiosa por todo, no supo reaccionar. Estuvo lenta con balón, para desesperación de la grada. Lo único que le solucionaba alguna acción eran las arrancadas individuales de sus centrocampistas, como Mainoo o Bellingham. Nada más. Pura ansiedad.

Kane festeja el gol de la victoria Gelsenkirchen.

Kane festeja el gol de la victoria Gelsenkirchen.AFP

Tras el descanso, el equipo cambió un poco. Tuvo algo más de pausa y algo más de fútbol, ya es decir. El gol anulado a Phil Foden en el 49 por fuera de juego fue un mazazo, porque se veían remontando, y la desesperación fue a más.

Strelec, desde el mediocampo, casi sorprende a Pickford, y sólo Mainoo parecía tener la calma para crear jugadas. El resto quería ganar el partido a 40 metros de la portería. En el 63, Gareth Southgate ideó su primer cambio: entró Palmer, salió Trippier y Saka, extremo derecho, pasó a ser carrilero izquierdo. El seleccionador inglés moría con sus estrellas.

En busca del milagro

Inglaterra embotelló en su área a Eslovaquia, eso no se le puede negar, pero lo hizo la inercia del partido y la debilidad de su rival, no su fútbol. Southgate acumuló atacantes y situó a Foden en el centro del campo para calibrar balones e intentar sorprender a Dubravka.

Kane remató fuera un saque de falta de Foden y Rice, en el 80, estrelló en el palo un disparo desde fuera del área. Intentos menores para un equipo que buscaba un milagro. Un milagro llamado Bellingham. En el minuto 94, como si el Veltins Arena de Gelsenkirchen fuera el Santiago Bernabéu, Jude se inventó una chilena histórica para salvar a su país. Un saque de banda que peinó Guehi y que la estrella de Inglaterra envió a la red.

Inglaterra, empujada por el gol, aceleró en la prórroga y encontró premio en el 2-1 de Kane en el primer minuto. Otro centro, otro toque de cabeza y gol. Así es el fútbol, un estadio emocional. Los británicos aguantaron el asedio final y están en cuartos.

Dentro de la concentración de Inglaterra: torneo de dardos con periodistas y guerra contra las leyendas

Dentro de la concentración de Inglaterra: torneo de dardos con periodistas y guerra contra las leyendas

«Tienes que girar a la derecha cuando pases las vacas y el campo de golf». Y ahí, a la derecha, aparece el pequeño campo de fútbol, con apenas un par de filas de gradas para los periodistas. Al lado del césped nace el monte, mucho monte, y una carpa temporal gigante y blanca que hace de gimnasio. Jude Bellingham, que calienta un poco en una de las bicicletas estáticas situadas en la puerta, mira hacia la fila de periodistas. Los mismos que estos días analizan y concluyen que Inglaterra no es capaz de jugar bien con el mejor jugador de la Bundesliga, el de la Premier y él, el mejor de la Liga, y que quizá uno debe ir al banquillo. La concentración de los Three Lions es un polvorín antes de los octavos de final contra Eslovaquia. Pero ¿cuándo no lo ha sido?

Una visita a Blankenhain, un pequeño pueblo a una hora y media de Leipzig, sirve para entender la situación de la selección inglesa en esta Eurocopa. A nivel logístico, la Federación ha decidido aislar a la plantilla a 40 kilómetros de sus familias para evitar, así lo definen los tabloides, «el circo del último torneo en Alemania, el del Mundial 2006», con las mujeres de las estrellas haciendo más declaraciones que los jugadores.

Los ingleses duermen en el Weimarer Land Spa and Golf Resort, a las afueras del pueblo, desde donde pueden ir andando al campo de fútbol, rodeados siempre por la seguridad de la Federación. Dentro, tres suites de lujo, una de ellas para Gareth Southgate, piscina, sala de cine, de juegos, un simulador de golf, el lugar favorito de muchos; una pista de pádel, donde el campeón es Kobbie Mainoo; una cocina liderada por dos chefs con estrella Michelin, un robot llamado Robbie que se encarga de pasar por las habitaciones y recoger todo lo que quieran los jugadores... Todo lo necesario para alejarse del ruido mediático.

Una de las cosas del pueblo que sorprendió a la expedición inglesa, tanto a jugadores como a periodistas, fueron las pintadas con el número 1966 en muchas calles de la villa. 1966 es el año del último título inglés. «Alucinamos», admite un compañero. Pero la realidad era diferente. Resulta que 1966 es el año de fundación del FC Rot-Weis Erfurt, el equipo más famoso en la zona.

Casi 60 años sin títulos

Inglaterra llegó a Alemania como uno de los equipos favoritos, junto a Francia, y es ahora mismo una de las pequeñas decepciones del torneo, con una victoria por la mínima ante Serbia y dos empates frente a Dinamarca y Eslovenia. Más allá de los resultados, que le han dado el liderato del Grupo C, preocupa el nivel de juego mostrado por el equipo y las actuaciones individuales de Harry Kane, Phil Foden y Bellingham, incapaces de conectar en ninguno de los tres partidos. El del Madrid marcó el tanto del triunfo contra Serbia y el del Bayern el del empate contra Dinamarca, pero ninguno se encuentra cómodo y todos miran al banquillo, a un Southgate cuestionado por aficionados, periodistas y leyendas. Como todos.

La presión en el país es extrema. Inglaterra está a punto de cumplir 60 años sin ganar un gran título y la derrota contra Italia en la final de la última Eurocopa todavía pesa. «Existe la carga de la historia, del fracaso de los últimos 60 años. La camiseta de Inglaterra pesa más que la de cualquier club», contesta a pie de campo Craig Hope, enviado especial del Daily Mail, que incluso anima a Southgate a sentar a Bellingham. «No ha elegido a los jugadores adecuados ni ha configurado el equipo para sacar lo mejor de ellos. Debe encontrar la manera de que Cole Palmer y Anthony Gordon entren en el equipo, aunque eso signifique prescindir de Bellingham», asegura.

Kane, contra Shearer y Lineker

El centrocampista del Madrid, que ayer cumplió 21 años, es el centro de muchas de las dianas. «Está frustrado e intenta hacer más de lo que debe. Es una estrella, pero no siempre tiene que ser ese tipo de jugador», añade Hope. Al lado de Bellingham, la diana para Kane, atacado por leyendas como Alan Shearer y Gary Lineker. «Les diría que recuerden lo que es vestir la camiseta. Ellos tampoco ganaron nada», contesta el delantero y capitán del conjunto británico.

Al lado de esas dos dianas mediáticas hay una de verdad, situada en el centro de prensa de Blankenhain. Qué irónico. Ahí trabajan los enviados especiales y ahí acude cada mañana un futbolista para contestar a sus preguntas. Desde 2018, cada día de la concentración un jugador de la selección y un periodista se miden en un torneo de dardos. «Fue idea del departamento de comunicación, pero es verdad que otros años igual el torneo hubiera acabado mal...», bromean los compañeros. Estas semanas tampoco van por buen camino.

Un fracaso esta tarde ante Eslovaquia convertiría el polvorín en guerra.

El bostezo eterno de Inglaterra lleva a Eslovenia a sus primeros octavos en una Eurocopa

Actualizado Martes, 25 junio 2024 - 23:12

Qué poco ofrece Inglaterra. Nada por aquí, nada por allá. Puede estar todo su talento sobre el césped que son incapaces parecer un equipo. Tiene los mejores ingredientes Southgate pero no logra ligar la salsa. No lo hizo ante Serbia, les salvó Bellingham, tampoco ante Dinamarca y Eslovenia, muy seria y capaz de dar un par de sustos, volvió a desnudarles para meterse como tercera en octavos.

A los ingleses la camiseta de favoritos les queda grande. Caminan sobre el césped como si eso fuera suficiente. La primera carrera eléctrica de Foden llegó a los 20 minutos y Saka no tuvo ni una. Además, se enredan en una movilidad que los confunde. El extremo del City y Bellingham se estorban cuando acuden al centro y de eso ni siquiera se aprovecha Trippier para cabalgar en la banda. Y, por si esto no fuera poco, se empeñaban en frivolidades cuestionables incluso para un club con la maquinaria engrasada. Por eso no carbura.

Eslovenia apostaba por no equivocarse y lanzar a Sesko en cuanto pudiera, pero tenía sometidos a vigilancia extrema al veloz citizen y al goleador del Real Madrid, engrisecido. Este blanco no le está dando alas. A Saka no hizo falta porque su propio equipo lo neutralizó durante muchos minutos.

Los primeros remates fueron para los eslovenos. Armó una contra Stojanovic, forzando a Walker y el primer remate fue de Sesko. Se esforzaba Kane en alejarse del área arrastrando a su central, pero nadie ocupaba ese espacio. Inglaterra colapsaba con facilidad por más que Southgate hubiera renunciado al experimento Alexander-Arnold para escudar a Declan Rice con Gallagher. Mascaba el seleccionador chicle sentado en el banquillo y tomando notas.

Si detecta los errores, en el ejercicio de corregirlos su labor es deficiente. Mientras los Three Lions se entretenían en taconazo absurdos en la frontal del área y se encerraban en la trampa, Eslovenia, a la que un punto le podía dar para estar en octavos. A un centro de Janza estuvo a punto de llegar Sporar y, de perseguirlo, llegó un pase el espacio a Sesko que obligó a resolver a Pickford antes de echarle una bronca a Stone.

Impotencia que llevaba a Bellingham a apresurarse en cada pase y que sólo inquietó a Oblak con una falta escorada que Foden quiso poner a la escuadra, demasiado blanda para que el meta del Atlético no la atrapara. También se lanzó en plancha Harry Kane a embocar un centro de Trippier, pero el capitán no llegó. No está teniendo su torneo. En general, nadie en la selección inglesa.

Con efervescencia saltó al campo en el segundo tiempo, ya sin Gallagher y con un Mainoo aplaudido por la grada. Las burbujas, la explosividad, no duró ni cinco minutos. Encerraron a los eslovenos para nada. Hasta tres balones puso al área en la misma jugada Bellingham para que sólo el último lo cazara Saka en una peligrosa chilena que le costó la amarilla. La falta de entendimiento no sólo se vio en ataque, también apareció en defensa. Se escapó Sporar a buscar un balón en largo a la espalda de Guéhi, que le agarró de la camiseta para evitar que encara a Pickford. Estuvo más atento Walker en que su compañeros no fuera el último defensor, y por tanto no fuera expulsado, que en frenar al atacante esloveno.

A los dos equipos les valía el empate para estar en octavos como primero y tercero, pero no parecían querer firmar las tablas. Al menos Inglaterra. No le servía para recuperar el respeto perdido. Metió al campo Southgate a Cole Palmer y probó romper la igualdad Declan Rice con un disparo que se perdió rozando la meta de Oblak.

A ese órdago respondió Matjaz Kek buscando la pólvora de Ilicic, el goleador que ha vuelto a la selección tres años después de que la pandemia, que sufrió en el epicentro de Bérgamo defendiendo la camiseta del Atalanta, le dejara una herida emocional que le llevó a apartarse del fútbol. Anoche, en Colonia junto al resto de su selección, hizo historia. Eslovenia, el país del presidente de la UEFA, Alexander Ceferin, estará por primera vez en octavos. Inglaterra, mientras, necesita despertar ya de esta siesta ya demasiado larga.

La última tormenta de Oblak: el sueño con Eslovenia perseguido una década y cumplido entre interrogantes

Actualizado Martes, 25 junio 2024 - 00:27

«Hay momentos en la vida en que las cosas no salen como quieres». La resiliencia es una característica de Jan Oblak. A sus 31 años, después de 10 como arquero indiscutible en el Atlético de Madrid y líder de Eslovenia, en esta Eurocopa se está viendo obligado a demostrarlo. Empezando por esta noche ante Inglaterra. O Eslovenia suma o hará las maletas para marcharse de vacaciones.

La espina clavada de su carrera era llevar a su país a una fase final de un gran campeonato y lo ha logrado, aunque ahora no parezca suficiente. Junto al goleador Sesko es el líder, pero está dejando más dudas que certezas, casi como de rojiblanco.

Nada pudo hacer en el derechazo de Eriksen para Dinamarca en la primera jornada y sostuvo al equipo ante Serbia hasta lo que ocurrió en el minuto 95. De manera inexplicable Jovic consiguió un empate en el que Oblak fue protagonista. El veterano guardameta, después de cuajar un buen partido, esperó el saque de esquina dentro de su portería, un error impropio de su experiencia. A bocajarro recibió el testarazo de Jovic solo en el área pequeña, pero, aunque lo hubiera repelido, habría subido al marcador.

68 goles en 54 partidos

Nadie encuentra explicación a qué hacía dentro de los palos, como otras tantas veces esta temporada ha sido cuestionado por sus actuaciones con el Atlético. Esta 23/24 ha sido su peor temporada desde que llegó a Madrid, con 68 goles en 54 partidos.

Pese a ser uno de los héroes de la eliminatoria ante el Inter con dos penaltis atajados y de haber sacado manos salvadoras en muchos partidos de Liga, sus números le relegan a la quinta plaza de los porteros menos goleados. 43 encajó en 38 encuentros y estuvo obligado a hacer más de tres paradas por partido, algo que no le había sucedido nunca en el Atlético.

La debilidad defensiva de la zaga rojiblanca no le ayudó a intentar revalidar el Trofeo Zamora que ha ganado en cinco ocasiones, cuatro de forma consecutiva desde la campaña 15/16 a las 18/19. Después tuvo que esperar una más para volver a ser el guardameta menos batido. Unos problemas cervicales al final de la pasada temporada y la debilidad defensiva del equipo de Simeone le han llevado que sume tres temporada consecutivas muy alejado del trofeo, que nadie ha conseguido seis veces en la historia de la Liga.

«Mentiras desde Madrid»

Eslovenia ha sido su bálsamo esta temporada. Durante la clasificación para la Eurocopa, que sólo han disputado en 2000, mantuvo su portería a cero en ocho de los 19 duelos, aunque en total recibió 17 goles. Ninguno de los otros dos porteros, Igor Vekic del Vejle danés y Vid Velec del Apoel chipriota, le pueden hacer sombra. Precisamente junto a Velec, Kurtic y el renacido Joseph Ilicic son los veteranos pilares de la selección. Y nadie les discute. Ni siquiera los seleccionadores.

El desencuentro en 2018 entre Oblak y el entonces seleccionador Tomaz Kavcic le acabó costando la destitución. «No me habla, lo están engañando y es muy triste. Él dijo mentiras desde Madrid sin hablar conmigo y yo nunca dije nada. Porque Eslovenia le necesita». Y así fue. La Federación eligió al portero, entonces indiscutiblemente entre los mejores del mundo, y despidió al seleccionador horas después de pronunciar esas palabras. Fue entonces cuando cogió las riendas Matjaz Kek, con la lección aprendida.

La proeza buscada durante 24 años de volver a una Eurocopa tiene en Oblak un pilar. Que Eslovenia supere la fase de grupos, algo que no consiguió en el campeonato de Bélgica y Países Bajos, pasa porque el arquero consiga hacer escampar la última tormenta.

Las cábalas de Francia e Inglaterra: una goleada para alejar a Portugal y una victoria con que recuperar el respeto

Actualizado Martes, 25 junio 2024 - 00:24

Francia necesita hacerse un favor a sí misma y, de paso, hacerle otro a Portugal. Galos y lusos no se quieren enfrentar tan pronto, así que muchas miradas de la concentración portuguesa estarán hoy en el Signal Iduna Park de Dortmund, donde el cuadro de Deschamps se mide a Polonia, ya eliminada, buscando el liderato del Grupo D.

Las cuentas son claras. Ahora mismo, Países Bajos lidera el grupo con cuatro puntos, los mismos que Francia, tras el empate de la segunda jornada. Los de Koeman, eso sí, son líderes. Las dos selecciones tienen la misma diferencia de goles, pero los neerlandeses han metido un tanto más en el torneo.

En resumen, Francia necesita ganar a Polonia y que Países Bajos no sume los tres puntos contra Austria. Si esto último sucede, los galos tendrían que ganar por un gol más de diferencia que los 'oranje'. En caso de empatar también en esa estadística, habría que ir a las tarjetas amarillas, que ahora mismo también son las mismas: dos.

Sin opciones de octavos

La última cifra que desempataría la situación serían los puntos en la fase de clasificación de la Eurocopa, donde Francia superó a Países Bajos por cuatro puntos, por lo que el primer puesto sería suyo.

Sobre el duelo ante los polacos, parece que Kylian Mbappé podrá disputar sus primeros minutos tras el golpe sufrido en la nariz, siempre jugando con una máscara, y que Deschamps repetirá el equipo de la segunda jornada. Será un encuentro especial para Robert Lewandowski. El delantero del Barcelona no pudo disputar la primera jornada y fue suplente en la segunda, donde su selección cayó ante Austria. Ya sin opciones de pasar a octavos, el capitán de Polonia intentará estrenarse en el torneo y despedirse con un buen sabor de boca.

En el otro encuentro del grupo, Austria, que ya se lo hizo pasar muy mal a Francia, quiere exprimir ante Países Bajos sus opciones de estar en octavos. Un empate le haría sumar cuatro puntos y le daría el pase, aunque el rival no es el mejor para la tarea. Los de Koeman son conscientes de que necesitan ganar para ser primeros de grupo.

Encontrar fútbol y tranquilidad

También llega Inglaterra al final de la fase de grupos con urgencias. No sólo necesita sumar ante Eslovenia para asegurarse la primera plaza del grupo y un cruce más placentero sino disipar la desconfianza que ha generado su juego y calmar las críticas a la propuesta de Gareth Southgate, en la diana de medios, aficionados y hasta de ex jugadores. Necesita la selección ganarse el respeto con el que pisó Alemania hace sólo una semana con la vitola de favorita al triunfo.

En el primer partido ante Serbia apareció Jude Bellingham para encarrilarlo pese al colapso del segundo tiempo. A los Three Lions les faltó fútbol para pisar el área y algunos de sus principales futbolistas, como Phil Foden, acabaron ahogados en el puzle que armó el seleccionador.

Nada extraño si en la medular como escudero de Declan Rice aparece el lateral derecho del Liverpool, Alexander-Arnold, un invento de Southgate que ha generado un aluvión de críticas y que él mismo ha enmendado durante los partidos. Para este duelo podría cambiar y alinear a Conor Gallagher o incluso retrasar a Bellingham.

El seleccionador inglés, Gareth Southgate.

El seleccionador inglés, Gareth Southgate.A. DENNISAFP

La marejada no acaba ahí. Y es que la convocatoria del técnico pross se considera por medios y hasta por ex jugadores Gary Lineker y Alan Shearer como desequilibrada, con muchos jugadores jóvenes como Adam Wharton (20 años) o Kobbie Mainoo (19 años) y la falta de algunos perfiles más concretos que puedan contribuir a que todo el talento que se acumula en las botas de los jugadores ingleses acabe por aflorar en un terreno juego.

El foco también está en puntales como el capitán Harry Kane, a quién Lineker le ha pedido más exigencia y más contribución al juego de ataque, algo que no ha gustado al goleador del Bayern. «Inglaterra no ha ganado nada desde hace mucho, mucho tiempo. Muchos de esos jugadores también formaron parte de eso y saben lo duro que es. Yo nunca faltaría al respeto a ningún ex jugador. Lo único que les diría es que recuerden lo que es vestir esta camiseta», respondió. Un aviso de que no hay calma sin victoria clara.

Southgate desespera a una Inglaterra que tropieza pidiendo la hora contra Dinamarca

Southgate desespera a una Inglaterra que tropieza pidiendo la hora contra Dinamarca

Inglaterra puede llegar lejos porque en su plantilla tiene a algunos de los mejores jugadores del mundo. Bellingham fue el mejor de LaLiga, Foden MVP de la Premier, Harry Kane máximo goleador de la Bundesliga... El talento está ahí y compite de tú a tú con el vestuario de Francia, pero a Inglaterra le falta fútbol. Tiene la suerte de que esta Eurocopa es un torneo corto en el que prima por encima de cualquier cosa el talento, pero sin fútbol es complicado conquistar el continente por primera vez. Lo confirmó ante Dinamarca con un empate (1-1) y una actuación extremadamente decepcionantes.

Southgate, seleccionador inglés, no consigue hacer carburar al equipo. Contra Dinamarca repitió el once de la primera jornada, con el que sufrió para ganar por la mínima a Serbia, y repitió los mismos errores. Ha reconvertido a un lateral como Alexander-Arnold en mediocentro porque no ha encontrado en todo el país una opción mejor, pero ni así los 'Three Lions' fluyen. Al contrario, el colapso es todavía mayor porque el futbolista del Liverpool todavía no se ha hecho a la posición.

Inglaterra es predecible, plana y lenta con balón, y sólo crece en los errores del rival. Así llegó el 0-1. Dinamarca no le hizo ascos a la posesión y sólo sufrió en una única transición, la del primer tanto. Después de un intento de Foden unos minutos antes, en el 17 Bellingham envió un pase al hueco a Walker que se quedó corto, pero Kristiansen, lateral danés, se durmió y el lateral inglés le ganó el duelo. Llegó hasta el área y cedió atrás para que Kane se estrenara en el torneo. Delirio inglés.

El gol, curiosamente, le sentó muy mal a Inglaterra. Bueno, no es que le sentara mal, es que el gol llegó tan pronto que no dio tiempo a ver la realidad de esta plantilla. Sin fútbol no hay química, se nota en el lenguaje corporal de unos jugadores con demasiado por demostrar con su país. Desde Foden a Bellingham, desesperados a pesar de la victoria.

Dinamarca creció con balón. Sus tres centrocampistas, Hjulmand, Hjojberg y Eriksen se hicieron con la pelota crearon muchos problemas a su rival. Los daneses hicieron amplio el campo para combinar por dentro y desequilibraron la defensa inglesa, teórica virtud de Southgate.

Para Alemania o España es fácil pensar con balón y dormir los partidos, tienen jugadores para ello, pero Inglaterra o no sabe, o no puede o no quiere. Vive en el caos. En el 34, Kane se sacó el balón de encima tras un saque de banda y en vez de enviarlo a la otra banda, se lo entregó en la frontal a Kristiansen, que cedió a Hjulmand para que éste probara un disparo desde 28 metros que tocó en el palo derecho de Pickford y se coló en su portería. Un golazo.

Inglaterra estaba K.O, con Saka como único punto de luz, y Dinamarca siguió dominando. Hay que insistir en el lenguaje corporal porque ayuda a entender las situaciones. Quejas, nervios, brazos en alto, protestas a los compañeros y al árbitro... «¿Qué pasa en este equipo?», se anima uno a preguntar a un compañero inglés: «Mira al banquillo». Para los aficionados y periodistas ingleses, Southgate es el problema.

Los cambios de Southgate

Lastrado por un estilo de juego inexistente, el seleccionador inglés movió su árbol, para sorpresa de los expertos. En el 53 quitó a Arnold y metió a Gallagher, un centrocampista, y después de que Foden estrellara un balón en el palo desde la frontal, su posición favorita, el técnico realizó un triple cambio inesperado. Retiró a Kane, Foden y Saka y le dio el ataque a Eze, Bowen y Watkins. Secundarios en el lugar de las estrellas mundiales.

En el 71, Watkins no acertó a definir ante Schmeichel tras un pase al hueco de Bellingham. Parecía que el plan de Southgate podría funcionar, pero el tramo final fue un monólogo danés. Los nórdicos pudieron marcar en tres ocasiones, especialmente en una arrancada de Bah hacia el área que Guedi llegó a salvar.

Inglaterra era un flan, fallando pases cortos, perdiendo los duelos individuales y, de nuevo, con gestos de nervios y desesperación en el césped, en el banquillo y en la grada, que abucheó a su selección. Los británicos terminaron el partido pidiendo la hora, asegurando cuatro puntos y pensando ya en Eslovenia.

La diana de Inglaterra sobre Foden, el 'Iniesta de Stockport': "Preguntadle a Guardiola..."

La diana de Inglaterra sobre Foden, el ‘Iniesta de Stockport’: “Preguntadle a Guardiola…”

Inglaterra vive en el debate y la presión. El país suma 58 años (desde el Mundial de 1966) sin ver a su selección ganar un torneo importante y lleva ya demasiado tiempo anunciando, sin suerte, que "el fútbol está vuelve a casa (football is coming home)". Tiene al mejor jugador de la última liga española, Jude Bellingham, y al nombrado MVP de la Premier League, Phil Foden, elevado por Pep Guardiola a los altares del fútbol inglés. Pero tras el debut ante Serbia en la Eurocopa la diana se ha puesto sobre el futbolista del Manchester City. No es la primera vez ni será la última.

Para saber más

El crecimiento de Foden con Guardiola es inversamente proporcional a la evolución del jugador en la selección. Unos le echan la culpa a Gareth Southgate, otros al propio centrocampista, pero la realidad es que la máxima estrella de la Premier League no rinde con la selección nacional. Y eso, en el país de los tabloides y el sensacionalismo, es carne para las fieras.

"No ha tenido ningún impacto y salía del lado izquierdo para ocupar el mismo espacio que Bellingham y Kane. Un desastre", dijo Yahoo. "No consigue sacar lo mejor de sí mismo con Inglaterra", asegura The Independent. "Inglaterra tiene un problema con él", publicó el Express. "Necesita recuperar su personalidad", le critica la BBC. "Vuelve a sufrir", resume el Mirror. "Tiene riesgo de convertirse en un enigma constante con la selección", avisa The Guardian.

Los dardos también van en la dirección de Southgate, muy criticado tras el estreno por la posición en la que jugó Foden. En el City, el centrocampista juega centrado, pegado a De Bruyne, cerca de Rodri y con la posibilidad de llegar mucho al área rival. Así nacieron gran parte de los 27 goles y 12 asistencias que sumó en la última temporada. Pero contra Serbia Southgate le situó en la banda izquierda y dejó el centro para Bellingham, autor del único gol del partido.

"No ha jugado ahí en el City, no le es familiar", le defiende The Independent. "Tienen libertad para intercambiarse la posición", insistió Southgate después del duelo. Pero la idea no cuajó.

Detrás de estas críticas se esconde una realidad: el deseo de gran parte de la opinión pública del fútbol inglés de que Guardiola asuma el cargo de seleccionador nacional. Nadie mejor que él ha entendido a Foden y justo ahí nace un pequeño conflicto entre los dos entrenadores.

"Preguntadle a Pep, con él juega en la banda, con libertad, no en el centro", contestó, molesto, Southgate en uno de los parones de la temporada. "Gareth sabe que puede jugar en todas las posiciones. Phil tiene instinto, no le voy a parar", contestó Pep.

Con 35 internacionalidades a sus espaldas, Inglaterra sigue esperando una gran noche de Foden con la selección. No la ha tenido. ¿La razón? "Lleva años madurando en la academia del City, donde todo está sincronizado, aquí hay que improvisar", insiste The Guardian.

Y ahí empieza todo, en la academia del City. Ahí le empezaron a poner el apodo de 'El Iniesta de Stockport', en referencia a su ciudad de nacimiento y a su parecido con el centrocampista español. "Andrés era muy, muy bueno. Es un gran elogio", ha dicho sobre el mote.

El número 47

En su espalda con el City, el número 47, en honor a su abuelo, Walter, fallecido a esa edad. Cuando Agüero dejó el equipo le ofreció el dorsal, pero Foden lo rechazó para mantener el homenaje familiar. Por él lleva también el segundo nombre, Phil Walter. "El número 10 es una responsabilidad muy grande, pero tengo una relación especial con el 47", resumió.

En Inglaterra, el 10, por la camiseta y por la posición en el césped, lo lleva Bellingham, mientras que Foden porta el 11 escorado a la izquierda. "Su personalidad no es como la de Bellingham", ha comentado Rio Ferdinand, leyenda de la selección. "Necesita dar un paso adelante", le animó Cesc Fábregas en la televisión británica.

En algunos tabloides han intentado construir una polémica alrededor de la relación entre los dos iconos de los 'Three Lions', pero ambos han salido a defenderse. "Es un gran talento, un líder. Nuestra relación en el césped es buena por momentos, está mejorando. Disfruto jugando con él", ha admitido esta semana Foden.

Dios salve a Bellingham… y poco más de Inglaterra ante una Serbia muy respondona

Actualizado Domingo, 16 junio 2024 - 23:09

Dioses en los que cree sin necesidad de pruebas, en los que se confía que están y aparecen justo cuando más se necesita. Son el bálsamo para renacer y alcanzar el éxtasis. Un Dios es Jude Bellingham para la hinchada inglesa. En él creen, porque nunca se echa en falta. Su aparición acabó siendo decisiva en un debut demasiado pobre.

Intuía Serbia que no sería fácil para a los británicos y tardó demasiado en conseguirlo. El fútbol no es cuestión de vida o muerte, es mucho más para la mayoría en el Arena de Schalke y para quien ya ejerce de mito. Apenas 13 minutos una decena de balones le costó encarrilar a Inglaterra con un testarazo para hacer que la grada cantara el 'Hey, Jude'. Inglaterra debe ser más que Bellingham, y se vio en la segunda parte, pero encuentra en el jugador del Real Madrid un elemento diferencial. Distrae rivales, arranca aplausos de sus fieles y genera huecos por donde Saka y Foden deben aparecer de manera letal.

Serbia pensó que la mejor forma de evitar ser aplastados era protegerse, colocar a Gudelj a morder los tobillos de Jude y asfixiar a Harry Kane. Sólo le salió el plan a medias y su primer disparo a puerta fue de Mitrovic a los 20 minutos, con el marcador en contra. Los pross entendieron que, con un rival tan rácano, el partido tenía madurar. Declan Rice tenía que mandar, el joven Ghéri templar los nervios de su debut en una Eurocopa, y Alexander-Arnold creer como reconvertido centrocampista. A Saka no le hizo falta esperar mucho para descubrir que en su duelo con Pavlovic tenía todas las opciones de salir ganador. Le vio Walker a la carrera, se deshizo del lateral y puso un centro para el testarazo de Bellingoal, como lo ha bautizado la Federación inglesa. No importa que su vida con Inglaterra esté más lejos del área porque sus apariciones son igual de demoledoras.

No sabían los serbios cómo reaccionar y, sin vapuelos ni ocasiones claras, su rival vivió cómodo y hasta pudo hacer el segundo en un robo de Alexander-Arnold que lanzó a la carrera a Walker para que, con el tobillo y desequilibrado, soltar un centro cruzado que vieron pasar Foden y Kane. El capitán probó el balón sólo una vez en toda la primera parte. Poco para lo que lo necesitan los leones.

El equipo de Southgate necesitaba circulación de pelota, control y tejer el juego para, des de ahí, desequilibrar. Algo que Declan Rice solo no puede. Pero el estadio estaba entretenido coreando a Bellingham y confiado en el puñal de Saka. A los balcánicos nada les salía y hasta perdieron a Kostic por lesión. El ejemplo de su racanería es que el primer córner lo lanzaron en el tiempo añadido. El de la incapacidad de Inglaterra de noquearlos, que su primero lo botó bien mediada la segunda parte.

Y es que el paso por el vestuario le sentó muy bien a los hombres de Stojkovic, que despertaron de una manera que no supo contrarrestar Inglaterra. El seleccionador sacó al equipo de la frontal, se olvidó de protegerse cambiado el oficio de Gudelj por el talento de Ilic y buscó descaradamente un empate que se vio cerca. Encerrado el rival en su campo, se pasó por el área pequeña de Pickford un centro raso de Vlahovic sin encontrar rematador porque no llegó Mlademovic. Las gradas no marcan goles, pero el pequeño reducto serbio en Gelsenkirchen quiso hacerlo alentando a sus jugadores y creando dudas a los británicos. Habían dado tantos pasos atrás que Mitrovic estuvo a punto de empujar una asistencia de Lukic.

Había que sufrir y a Southgate le costó encontrar soluciones en su banquillo para mejorar las sensaciones que debería dar una candidata a campeonar. Empezó por buscarle un escudero a Rice en Connor Gallagher.

El partido se abrió e Inglaterra comenzó a sufrir de una manera sonrojante. Su único argumento para evitarlo fue un testarazo impecable de Harry Kane, su primer disparo a puerta, que desvió al travesaño Rajkovic. No tembló Serbia, que siguió empeñada en igualar el grupo y obligó Vlahovic a intervenir a Pickford. Incluso el propio Kane apareció para salvar otro tiro de Birmacevic. Vendió cara la derrota Serbia y desnudó a una favorita.