Ricky Rubio volvió a jugar a baloncesto con la selección española sus dos primeros partidos del clasificatorio para el Eurobasket del año que viene. Su debut con el Barça, por ahora, aún no ha llegado, y las molestias en la rodilla que afloraron durante el duelo ante Bélgica puede hacer que tarde aún un poco. No obstante, prefiere centrarse en el ahora.
Esa es la gran lección que ha aprendido tras dar un paso al costado para cuidar de su salud mental. Así lo recalcó en su presentación oficial como jugador azulgrana, en este caso por segunda vez en su carrera. Por ahora, eso sí, sólo hasta el final del presente curso, aunque "comprometido al 100%". Lo más importante para él es ir paso a paso. "Si en algún momento esto vuelve, tendré que parar", confiesa.
"Hasta el domingo, pensaba en las ventanas FIBA. Hoy empieza mi etapa en el Barça y cuando acabe, pensaré en lo que venga", asegura el de El Masnou, quien se ha sentido plenamente arropado por el vestuario azulgrana. "He tenido sensaciones muy raras. Automatizamos mucho como jugadores y no nos damos cuenta de muchas cosas. Nos perdemos, el hoy, el ahora. Sientes que no has estado presente y que no has disfrutado. El vestuario me ha ayudado mucho a sentirme como uno más. Acerté de pleno al venir", reitera el base, quien considera que su historia puede servir de ayuda a otros que puedan verse en sus mismas circunstancias.
"Al principio pensé 'finge una lesión y así no tendrás que dar explicaciones', pero creo que puedo ayudar a otros que pasen por lo mismo. Que se hable de la salud mental es una victoria para la sociedad. En la NBA también está pasando. Aquí, con Álex. Cuando nos vemos reflejados en alguien, no nos sentimos solos. Por desgracia, todos necesitamos ayuda en algún momento y pedirla es de valientes", recalca.
"Me siento algo distinto, pero no dejo de ser Ricky. Seré transparente con mi proceso, porque creo que puede ayudar a otros. Siempre he tenido contacto con Navarro y eso ha facilitado mucho las cosas. Les expliqué mi idea y les agradezco mucho que se salieran de la línea", apunta un Ricky Rubio para quien volver a tocar un balón de baloncesto fue algo difícil de describir.
"Fue como subir al Dragon-Khan. Por suerte, tenía unas directrices, y lo afronté como un juego. El baloncesto es un juego. Nos lo tomamos a vida o muerte, y no es así. Es un proceso de subidas y bajadas, pero uno está seguro cuando las cosas se hacen bien y se tiene una base sólida", destaca el base azulgrana, quien confiesa que la opción de colgar definitivamente las zapatillas estuvo realmente muy presente.
"Desde el pasado 1 de agosto, cada día que me levantaba el baloncesto se había acabado, porque la persona desapareció. Hay cosas que van juntas, pero tengo que separarlas. Me construí de fuera hacia dentro y ahora lo he hecho al revés", señala. La situación que atravesó fue realmente complicada y le ha tenido apartado del baloncesto casi 8 meses.
"Me sentí un cobarde por no tener fuerzas. Por primera vez me prioricé, pensé en mí primero y creo que fue la decisión correcta", asevera. "He estado en la oscuridad, pero trabajando y con la ayuda de los profesionales necesarios, se puede salir. Una palabra, un abrazo, un 'estoy aquí', todo ayuda. Ahora, vuelvo a estar aquí", reitera el base, quien asume que, en estos momentos, sigue en pleno proceso de reconstrucción personal. "Ahora el Ricky actual está construyéndose y estoy muy orgulloso del proceso. La esencia está ahí, pero me siento raro. Cambiaré mecanismos que antes tenía", sentencia.