Inasequibles al desaliento

Inasequibles al desaliento

Actualizado Domingo, 23 junio 2024 - 21:03

La Fórmula 1 tiene muchas estrellas, pero no todas están en la pista. Quien haya visto el Gran Premio de España por la tele seguro que tiene un regusto amargo en la boca. Yo no. Es cierto que Carlos Sainz se quedó lejos de lo que a él le hubiese gustado y que el fin de semana de Fernando Alonso fue muy complicado. A pesar de ello, en ningún momento pude ver una banderita roja con el número 55 sin agitar en la grada o un aficionado con camiseta ve

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Verstappen aprovecha las facilidades en Montmeló

Verstappen aprovecha las facilidades en Montmeló

McLaren ya cuenta con un coche tan veloz como Red Bull, pero Max Verstappen sigue haciendo la diferencia. No hay modo de acabar con su supremacía. Ni siquiera en Montmeló, donde redondeó una fantástica actuación para disgusto de Lando Norris. En los momentos críticos, el líder del Mundial atacó sin miramientos. Ya en cabeza, controló impertérrito. Fue su cuarta victoria en Barcelona, con la que iguala el récord de Lewis Hamilton -tercer clasificado- y Michael Schumacher.

Cada semana, Verstappen se lleva por delante algún registro, como estos 106 podios, a la altura ya de Alain Prost y Fernando Alonso. Tras siete victorias en 10 carreras, su ventaja se extiende ya a 69 puntos sobre Norris, visiblemente abatido en el podio. Poco puede consolarle su premio de mejor piloto del día o su bonus de la vuelta rápida (1:17.115). El británico, aun con sus fantásticas cualidades, aún no parece preparado para desafiar a Mad Max en la lucha por el título.

Tampoco hubo consuelo para Carlos Sainz y Fernando Alonso, relegados a la intrascendencia ante su público más incondicional. La sexta posición del madrileño a 31 segundos del vencedor, no habla precisamente bien de las evoluciones de Ferrari. El bicampeón mundial, por su parte, ni siquiera se vio en condiciones de pelear por los puntos. Acabó decimosegundo, el primero de los doblados, en una tarde saldada sin un solo abandono ni safety car.

1,9 segundos en el 'pit-stop'

Norris, autor de la pole, reaccionó unas décimas tarde y quiso paliar los daños enviando a Verstappen a la hierba. Por el exterior, Russell avanzaba sin oposición para salir de la primera curva en cabeza. No hubo castigo alguno por parte de los comisarios, aunque tampoco parecía necesitarlo Verstappen, que a la primera oportunidad abrió sus fauces para devorar al Mercedes.

En una carrera tan estratégica, el cuidado de los neumáticos se convierte casi en una obsesión. Y el momento idóneo para cada pit-stop resulta tan crucial como las propias prestaciones. George Russell rompió la baraja en la decimoquinta vuelta, pero un error con la pistola casi le cuesta la posición ante Sainz. Tres giros más tarde, Red Bull sí cumplió puntualmente con Verstappen (1,9 segundos).

Ferrari había dividido su plan, quizá para evitar más rifirrafes como el de la salida, cuando Charles Leclerc rozó la rueda trasera derecha de Sainz. Bryan Bozzi pidió por radio al monegasco que gestionara los blandos, con los que pudo aguantar 24 vueltas. Llegaría a liderar, claro, pero sin el milagro del safety car poco cambiaría para él. Mientras, Sainz se las vio ante Hamilton en un durísimo cuerpo a cuerpo que no iba a merecer investigación. "No entiendo por qué hay una normativa, porque no la seguimos", espetó el madrileño.

Gran batalla frente a Russell

Tampoco comprendía Leclerc por qué sus ingenieros se habían decantado por el Plan A. En verdad, las dificultades de Ferrari se ceñían al ritmo, inferior al de Mercedes y McLaren. Con el primer relevo de medios, Norris dio un recital. Tras desembarazarse de Sainz y Hamilton, su batalla frente a Russell en la vuelta 35 pudo considerarse, de largo, lo mejor del domingo.

Lando exprimía el potencial del MCL38, con el que redujo a la mitad la desventaja. "Estos neumáticos son inconsistentes", lamentaba Max, con sólo cuatro segundos de ventaja. Para ese segundo pit-stop, Sainz y Russell habían optado por el duro, mientras Verstappen y Norris recurrieron al blando. Aún había margen para soñar con el triunfo, pero McLaren lo dilapidó con una parada a paso de tortuga (3,6 segundos).

Cuando Lando se reincorporó a pista, a falta de 19 giros, perdía siete segundos, así que Verstappen sólo tuvo que controlar desde la distancia. Poco a poco, todo se había recolocado también en Mercedes y Ferrari. Russell, con los duros, cedió paso a Hamilton y Sainz hizo lo propio frente a Leclerc, que volaba con los blandos.

De salida, Alonso quedó malparado por un toque que le hizo perder la posición ante Sergio Pérez y Nico Hulkenberg. Pese a que supo regresar al asfalto desde el otro lado de los bolardos, Aston Martin no encontraba modo de enderezar el rumbo y el asturiano aún cayó otros dos puestos.

A ocho vueltas para la bandera a cuadros, ondearon las banderas azules para el asturiano, el octavo de la parrilla doblado por los líderes. Mientras Pierre Gasly y Esteban Ocon, octavo y décimo, constataban la mejoría de Alpine, Alonso rodaba a casi 20 segundos del Haas de Nico Hulkenberg. Dos puestos por detrás del bicampeón, Lance Stroll confirmaba el desplome de Aston Martin.

Norris arrebata la 'pole' a Verstappen en Montmeló

Norris arrebata la ‘pole’ a Verstappen en Montmeló

Desde 1991, año de su debut en el Mundial, sólo cuatro pilotos vencieron en Montmeló sin salir desde la primera línea de la parrilla. Un dato que se complementa con otro aún más rotundo, ya referido al vigente siglo: desde 2001, sólo cinco pilotos lograron ganar sin partir desde la pole. Por tanto, el logro de Lando Norris (1:11.383) debe hacer rebosar de optimismo a McLaren, que vio cómo su piloto arrebataba ese logro a Max Verstappen. Por sólo dos centésimas, en su último intento, sin opción alguna para la réplica. La segunda pole para el británico, casi tres años después del GP de Rusia 2021. Un pequeño zarandeo para Red Bull, cada semana más asediado por McLaren, Mercedes y Ferrari.

Así se ordenan ahora mismo las jerarquías del Mundial, con los seis primeros en 35 centésimas. Lewis Hamilton, George Russell, Charles Leclerc y Carlos Sainz, por ese orden, exprimieron sus mecánicas para acercarse a la cabeza, aunque sin encontrar manera de desafiar a Norris y Verstappen, algo más que dos líderes para Red Bull y McLaren. Sergio Pérez, 65 centésimas más lento que Mad Max, partirá octavo, mientras Oscar Piastri ni siquiera pudo marcar un tiempo válido, por culpa de una salida de pista en la curva 12.

Aletargado, fuera de foco, Verstappen se había pasado el fin de semana haciendo el Tancredo. Hasta que en la Q2 paró el reloj en 1:11:653, con dos décimas sobre Norris y Sainz. En un coche menos estable de lo habitual, el neerlandés debía emplearse a fondo para que la competencia no le quitase la merienda. El domingo necesitará un golpe estratégico para llevarse los 25 puntos. No hay que olvidar que en 2016, con 18 años, conquistó aquí su primera victoria partiendo desde la cuarta posición.

Difícil imaginar un desenlace más cruel para Fernando Alonso, empecinado en alcanzar la Q3, un listón demasiado ambicioso ahora mismo para Aston Martin. Los ingenieros habían decidido que Lance Stroll lo intentase sin tráfico, pero el canadiense no cumplió con su parte del trato (1:12.372).

Sin los Visa Cash App RB, eliminados en la Q3, la batalla se presentaría esta vez con Sauber y Alpine. Aun sin actualizaciones aerodinámicas, el equipo francés volvió a exhibir sus mejoras. Logró meter a Pierre Gasly y Esteban Ocon, un binomio que lleva varias semanas tirándose los trastos a la cabeza. Sólo fueron 19 milésimas, suficientes para que Alonso (1:12.128) quedase apeado, justo por detrás de su ex compañero en Alpine.

Tras el primer intento, Verstappen (1:11.673) dominaba con cierta autoridad, con 12 centésimas sobre Norris y 25 ante Leclerc, que cerraba el grupo de favoritos. El líder del Mundial negociaba como nadie la la última curva, mientras Ferrari sufrían demasiado, salvo en el primer sector. Mercedes se había colocado en segunda línea de la parrilla. T

Verstappen gana esperando y Ferrari se desangra en Montreal

Verstappen gana esperando y Ferrari se desangra en Montreal

Hasta este fin de semana, sólo Michael Schumacher (Silverstone 2012) y Lewis Hamilton (Singapur 2017) habían alcanzado las 60 victorias en la Fórmula 1. A Max Verstappen aún le queda trecho para equipararse con los heptacampeones, pero ya cuenta con otro récord más en los libros de la Fórmula 1. Sin la tremenda superioridad mecánica de hace no tanto, Mad Max ganó en Montreal porque se equivocó menos que Lando Norris y George Russell, sus compañeros en el podio. Y eso, sobre las endemonionadas condiciones del asfalto, tuvo su mérito. Pregunten, si no, a Fernando Alonso, empeñado en sostenerse entre los mejores con su sexto puesto, justo por delante de Lance Stroll.

Entre los charcos y los surcos secos, en un domingo donde cada titubeo se penalizaba con un par de posiciones, Verstappen lo hizo más fácil que el resto. También Red Bull, con un plan estratégico más riguroso que McLaren. Los 25 puntos de Montreal, sumados al estrepitoso fiasco de Ferrari, duplican su ventaja en el Mundial. Alonso, por su parte, ya se daba por satisfecho nada más cruzar la bandera a cuadros: "Fue una carrera muy difícil, que salvamos lo mejor que pudimos".

Desde la misma salida, que la FIA había validado sin recurrir al safety car, hubo sobradas razones para multiplicar las precauciones. Poco hubo de reseñable cuando se apagó el semáforo, salvo el adelantamiento por fuera de Alonso a Daniel Ricciardo, más el toque en la curva 2 entre Sergio Pérez y Pierre Gasly. Haas fue el único que asumió el riesgo de los neumáticos de lluvia extrema. Kevin Magnussen, desde la decimocuarta plaza y Nico Hulkenberg, desde la decimoctava, nada tenían que perder. Sólo implorar al cielo para que siguiese lloviendo. En ocho vueltas, ambos recuperaron 10 posiciones, antes del paso por boxes del danés. Asomaban los primeros rayos de sol y todos aprovechaban los primeros carriles de las trazadas.

"Esto es por lo que sucedió en Miami"

Verstappen se acercaba con prudencia a la cabeza, sin aviesas intenciones y fuera del alcance de los McLaren. Hasta que un error en la decimoséptima vuelta, poco antes de que se permitiera el DRS, empezó a cambiar el panorama. Norris aprovechó las facilidades en la última chicane, antes de marcharse como un disparo hacia Russell. Su precisa maniobra debió de desesperar al británico. De otro modo no se explica su calamitoso fallo, que le regalaría la posición a Verstappen.

Los radares llevaban ya un rato anunciando con insistencia el regreso del agua. No faltaban alicientes cuando Logan Sargeant estrelló su Williams en una zona demasiado peligrosa. Tanto como para hacer inevitable el safety car. Un golpe de fortuna para Red Bull, que ordenó el inmediato paso de Verstappen por boxes, mientras McLaren no acertaba a cumplir con Norris. Donde las dan las toman, pensaron en la escudería austriaca. "Esto es por lo que sucedió en Miami", recordaron a Mad Max, que había perdido aquella victoria frente a Norris por otro coche de seguridad.

Con más de la mitad de carrera por delante, Verstappen atrapaba al fin la primera plaza. En la elección de las últimas gomas, a la espera del momento idóneo para retirar las de mojado, se resolvería todo. El primer envite, totalmente a la desesperada, lo lanzó Ferrari con Charles Leclerc, perdido en las profundidades. Una avería en el motor provocaría su retirada.

Hubo que esperar un poco más para el primer órdago serio, de Mercedes con Lewis Hamilton. Por entonces, la zona más resbaladiza se situaba en las curvas 1 y 2, aunque el resto del circuito tampoco permitía la mínima indecisión. Sólo alguien heterodoxo como Alex Albon podía animarse a una maniobra tan genial ante Esteban Ocon y Ricciardo, justo antes de la recta de meta. El resto, incluidos los favoritos, debían conformarse con subsistir.

Alonso se había batido rueda con rueda frente a Hamilton, equiparando sus cronos con los de los favoritos. Tanto empeño quedó devaluado por los mecánicos de Aston Martin, con 4,3 segundos en el pit-stop. En su regreso a la pista, el asturiano ya se temió lo peor: "Quizá deberíamos haber montado las gomas para seco". Dos minutos después, cuando le confirmaron el parte meteorológico, Fernando supo que las 19 vueltas que le quedaban con el intermedio de lluvia se harían largas.

en busca del 'overcut'

Red Bull emuló de inmediato a Mercedes, mientras McLaren mantuvo a Norris, en busca del overcut. Había escasísimo margen entre ambos y así quedó patente en la reincorporación del británico. A la desesperada, con el coche cruzado, buscaba tracción Lando por el carril seco. No hubo suerte para la gente de Woking. Aun sin poder acercarse a los pianos, Verstappen se perfilaba como gran favorito. Tampoco el último safety car truncaría sus opciones.

La neutralización, en este caso, debió atribuirse a Carlos Sainz, con una pifia en la curva 7 que dejaría fuera de combate a Albon. Aunque supo sacar el Ferrari de la pradera empapada, nada quedaba ya por delante para el madrileño. Este doble abandono, apenas un par de semanas después del confeti en Mónaco, deja muy tocada a la gente de Maranello. Tampoco Sergio Pérez recordará con nostalgia un domingo donde acabaría sin alerón trasero. El bagaje de Checo en las tres últimas citas se reduce a los cuatro puntos de Imola.

Una 'pole' con el mismo tiempo, 27 años después: la euforia de George Russell y el desplome de Ferrari en Montreal

Una ‘pole’ con el mismo tiempo, 27 años después: la euforia de George Russell y el desplome de Ferrari en Montreal

Difícil recordar una sesión clasificatoria tan dispar, tan divertida, tan necesaria. George Russell conquistó en Montreal la segunda pole de su vida, con el mismo crono que Max Verstappen (1:12.000). Desde el GP de Europa de 1997, la Fórmula 1 no asistía a un desenlace similar. Y desde el GP de Bélgica 2021, con sus dos coches fuera de la Q3, Ferrari no fracasaba de un modo tan insolente. Entre tantos sobresaltos, Fernando Alonso pudo al menos salvar la situación para Aston Martin, con un sexto puesto en la parrilla que bien debe dejarle satisfecho.

Había que oír gritar a Russell cuando le cantaron por radio la buena nueva. Y ver la cara de satisfacción de Verstappen, víctima de numerosos problemas a lo largo del fin de semana, ante las cámaras. Las actualizaciones aerodinámicas habían convertido a Mercedes en la referencia, mientras Red Bull tenía que esforzarse como uno más. Otro síntoma de que algo anda cambiando en el Mundial 2024.

En verdad, Red Bull había perdido por el camino a Sergio Pérez, recién renovado hasta 2025. Por tercera carrera consecutiva, el mexicano no lograba alcanzar la Q2, sin poder alcanzar siquiera a Daniel Ricciardo y Yuki Tsunoda, los pilotos de Visa Cash App RB, filial de la escudería austriaca. Sobrevolaban las nubes por el Circuito Gilles Villeneuve, sin descargar nunca con la intensidad esperada, mientras Checo pagaba su frustración a base de puñetazos.

El susto en la curva 4

Verstappen ya había padecido lo suyo, salvando la papeleta en la Q2 al volante de un RB20 inestable, impredecible. Russell también pudo esquivar el desastre con un rectificado en la curva 4, rematado con un alarido: "Santo Cielo". En ese momento, el más inspirado parecía Lewis Hamilton, dominador en el primer parcial, el más decisivo en este trazado. Sin embargo, el heptacampeón se vino abajo en el momento decisivo y partirá séptimo.

Aunque si algún equipo estuvo irreconocible, sólo cabe señalar a Ferrari. Sin estabilidad, sin velocidad en un trazado donde se perfilaban como favoritos, Carlos Sainz y Charles Leclerc cayeron con estrépito en la Q2. Dos semanas después de su triunfo en casa, el monegasco andaba tan furioso que ni siquiera quiso decir nada en caliente. Carlos, algo más comedido, hizo hincapié en la falta de agarre.

"No vamos a ninguna parte"

Esas gotas caprichosas, ese continuo abrir y cerrar de paraguas, terminaron por desquiciar a Ferrari. No aprovecharon un rebufo, no encontraron soluciones en una pista siempre cambiante y perdieron la batalla ante el Williams de Alex Albon. Cuando pudo tranquilizarse, el veredicto de Leclerc ante los micrófonos resultaba demoledor: "En condiciones de seco simplemente no vamos a ninguna parte. El coche, sencillamente, se siente mal".

En esas aguas procelosas, Aston Martin supo al menos optimizar sus recursos. Durante la Q3, después de que todos optasen por los neumáticos usados para su primer intento, Alonso se sacó de la manga una fantástica vuelta (1:12.228), casi medio segundo más rápido que Lance Stroll. Trepar tres posiciones más hasta el podio, desde luego, se antoja casi una fantasía ante McLaren. Porque Lando Norris y Oscar Piastri, tercero y cuarto, se perfilan con más opciones de pelear contra Russell y Verstappen que de ceder terreno ante el AMR-24.

Fernando Alonso aprovecha el momento y marca el mejor crono en Montreal

Fernando Alonso aprovecha el momento y marca el mejor crono en Montreal

Las dificultades en el Circuito Gilles Villeneuve, sobre un asfalto deslizante y una constante amenaza desde el cielo, favorecieron a Fernando Alonso, quizá el mayor especialista de la parrilla en condiciones mixtas. El bicampeón mundial cerró el viernes marcando el mejor tiempo de la segunda sesión libre (1:15.810), con 46 centésimas sobre George Russell y 65 ante Lance Stroll, al volante del otro Aston Martin. El escaso agarre no iba a disuadir al asturiano, que estableció su crono antes de la aparición de la lluvia, evidenciando sus buenas sensaciones en una pista donde hace sólo un año se quedó muy cerca de la victoria.

El relevo inicial de 14 vueltas con el neumático blando bastó a Alonso para dominar la tabla. Después de que las nubes descargasen, en el tramo final, los favoritos debieron montar gomas intermedias de lluvia. Y ni siquiera así pudieron librarse de los sustos. De hecho, Lewis Hamilton debió hacer malabarismos para evitar un golpe contra las protecciones de la Curva 4. Y Charles Leclerc sufría más de lo habitual, con un trompo de 360º en la Curva 10.

A diferencia de lo sucedido en Imola, Aston Martin sí escogió esta vez el momento idóneo para salir a pista. La rapidez del AMR24 a la hora de calentar los neumáticos impulsó a Alonso, necesitado de un paso adelante tras dos carreras consecutivas fuera de los puntos. En cualquier caso, no conviene extraer conclusiones definitivas en un viernes plagado de interrupciones por la lluvia.

Demasiadas incógnitas

Ningún equipo pudo completar las habituales simulaciones, donde suelen recopilar datos imprescindibles para la carrera. Tampoco se dispuso de tiempo para comprobar el rendimiento del neumático medio, el que mejor parece adaptarse a esta pista, por su aguante a la degradación. Hay tantos interrogantes que ni siquiera Mercedes llegó a montar el alerón delantero, con el que pretende acercarse a los tiempos de Ferrari y McLaren.

Durante la sesión matinal, Lando Norris había liderado la tabla (1:24.435), con 32 centésimas de ventaja ante Carlos Sainz y 87 frente a Leclerc. Ni McLaren ni Ferrari han traído a Canadá mejoras aerodinámicas, mientras Red Bull estrena alerón trasero. El otro momento reseñable de la FP1 fue el accidente de Guanyu Zhou, que desencedenaría una bandera roja.

Aún peor corrieron las cosas para Red Bull, lejos de la cabeza y víctima de una severa avería en el monoplaza de Max Verstappen. A falta de media hora para el final de la segunda sesión, el tricampeón mundial detectó olor a quemado, por lo que su equipo le conminó a activar el protocolo de seguridad. De inmediato, una nube de mecánicos acordonaría el RB20, negando cualquier resquicio a la curiosidad de las cámaras.

Tras desmontar casi por completo el coche, la escudería capitaneada por Christian Horner informó de un problema en el Sistema de Recuperación de Energía (ERS). Otro revés para el tricampeón mundial, que ha perdido el aura de invulnerabilidad con la que venía dominando el Mundial desde 2021. Pese a sus cinco victorias en las ocho primeras carreras, Mad Max ya arrastró problemas de fiabilidad en Australia y falta de ritmo en Miami y Mónaco.

Sergio Pérez renueva con Red Bull hasta 2026: "Nos quedan muchos campeonatos que ganar juntos"

Sergio Pérez renueva con Red Bull hasta 2026: “Nos quedan muchos campeonatos que ganar juntos”

Actualizado Martes, 4 junio 2024 - 19:19

La continuidad de Sergio Pérez como piloto de Red Bull ya es un hecho. El mexicano, que aterrizó en la escudería en el año 2011, procedente de Racing Point, ha firmado su renovación por dos temporadas más.

"Estoy muy contento de comprometer mi futuro con este gran equipo. Estoy encantado de quedarme aquí para continuar nuestro viaje juntos y contribuir a la gran historia de esta escudería durante dos años más", ha afirmado.

Además, el piloto de 34 años también ha agradecido la confianza depositada en él y ha afirmado que "tienen mucho trabajo por hacer. Nos quedan muchos campeonatos que ganar juntos".

"Tenemos un gran reto"

En este sentido, la ambición de poder estar peleando por el título es un aspecto que ha querido señalar a la hora de comunicar esta nueva extensión de su contrato: "Tenemos un gran reto este año y tengo plena confianza en que el futuro es brillante aquí y me entusiasma formar parte de él."

El jefe de la escudería, Christian Horner también ha mostrado su satisfacción por esta renovación ya que , según él, aporta "continuidad y estabilidad" para el próximo año. "Es un momento importante para confirmar la alineación de cara a 2025. Estamos muy contentos de poder seguir trabajando con Checo", ha apuntado.

Además, Horner también ha calificado como "exitosa y sólida" la pareja que Checo forma con Max Verstappern y ha evaluado la temporada del mexicano: "Ha tenido un buen comienzo en 2024, con segundos puestos en Baréin, Arabia Saudí y Japón, y su podio en China. Las últimas carreras han sido duras, pero confiamos en él y esperamos que vuelva a demostrar la forma y el rendimiento que vemos tan a menudo".

Finalmente y sobre la posibilidad de ganar títulos, el directivo asume que será "tendrán que trabajar duro" en lo que ha calificado como un "campeonato muy reñido" para este año.

Charles Leclerc cumple su sueño y Carlos Sainz sobrevive a un pinchazo para subir al podio

Charles Leclerc cumple su sueño y Carlos Sainz sobrevive a un pinchazo para subir al podio

No hubo una triste variación entre el orden de salida y el de meta entre los 10 primeros clasificados del GP de Mónaco. La tarde primaveral en la Costa Azul, de una fantasía inenarrable, bien merecía más, aunque eso nada importe a Charles Leclerc, que al fin ganó en casa, por delante de Oscar Piastri y Carlos Sainz. Dos veces doblaron los líderes a Fernando Alonso, undécimo bajo la bandera a cuadros. Y no hubo opción de disfrutar siquiera con Max Verstappen, que ve recortada su ventaja en el Mundial a 32 puntos.

A última hora del sábado, Sainz quiso estirar las piernas con un paseo en bicicleta. Mientras regresaba al paddock en dos ruedas, algunos tifosi le desearon suerte, porque el 1-2 de Ferrari no se antojaba tan lejano. La premisa era ayudar a Leclerc, pero Carlos quiso lanzarse de inicio a por Piastri. Acechó en Santa Devota, con la mala suerte de que el roce con la rueda del McLaren agujerearía su neumático delantero izquierdo.

Una salida catastrófica allá donde se mirase. En el sector de Beau Rivage, Kevin Magnussen metió el morro, por donde no debía, a Sergio Pérez. Venía cediendo terreno el mexicano y lo pagó carísimo, pero aún pudo sentirse afortunado porque el impacto contra las barreras dejó su Red Bull reducido a chatarra.

Guerra en Alpine

A la entrada del túnel, el pique entre Pierre Gasly y Esteban Ocon hizo reventar la efímera paz de Alpine. Igual que el danés de Haas, el ex socio de Alonso se emperró buscando un espacio que sólo un lunático podía imaginar. Su vuelo, aun a velocidad reducida, aterrorizaría a niños y mayores. "La maniobra de Esteban estuvo totalmente fuera de lugar, así que deberá asumir las consecuencias", adelantó Bruno Famin, team principal de Alpine.

Los trabajos en las inmediaciones de Massenet se prolongaron durante tres cuartos de hora. Tiempo suficiente para que McLaren reparase los daños en el suelo y uno de los pontones de Piastri. Y para que Sainz empujase, a trompicones, su SF24 hasta el garaje. "Dime que arrancaré otra vez desde la tercera posición", imploró a Riccardo Adami, su ingeniero de pista. Por supuesto, recordaba el precedente del GP de Australia 2023, con aquel incidente con Alonso.

Si hubo alguna buena noticia para el espectáculo debió adjudicarse a los comisarios, que ordenaron una resalida en parado. En el lado negativo, el inevitable cambio de ruedas, durante la bandera roja, de los supervivientes. Todos salvo el Williams de Logan Sargeant. Con 77 vueltas por delante se reducía a cero cualquier posibilidad de emoción durante los pit-stops.

"Decidle a Charles que haga más rápido la vuelta de formación", reclamó Sainz, un piloto disciplinado, pero no tonto. Todo marchaba de cine para Leclerc. Bastaba con superar la primera curva para que la victoria quedase a la mano. La septuagésima edición del GP de Mónaco resultaría tan tediosa como de costumbre.

"En este momento, no ganamos nada yendo más rápido", advirtieron a George Russell, tras el alerón de Lando Norris. Como Ferrari y McLaren habían renunciado a cualquier riesgo con el compuesto duro, a Mercedes y Max Verstappen no les quedó otra que el medio. Por guardar las apariencias, más que por genuina convicción.

Desde el líder a Valtteri Bottas, farolillo rojo, los 15 pilotos en pista gestionaban las gomas, formando la tradicional fila india. Una sola vez amagó Piastri ante Leclerc, en el viraje de Portier. Restaban 59 giros y el único interés se centraba en las conversaciones de radio. Sainz reclamaba información sobre los neumáticos de su compañero. También en la penalización a Ocon, con dos puntos menos en el carnet y 10 segundos. Como ya había abandonado, ese tiempo se transformará en cinco posiciones en la parrilla de Montreal.

Tampoco con los doblados

Alonso había aprovechado un despiste de Daniel Ricciardo para tomar la decimosegunda plaza, a la estela de Lance Stroll. Cuando se cumplía el ecuador de la prueba, el asturiano ya cedía 13 segundos, generando espacio para una parada gratis de su compañero. Por tanto, pronto sería engullido por la cabeza. El otrora momento crítico de los doblajes fue un simple trámite para Leclerc, beneficiado por la pasividad de Piastri.

Stroll aún dispuso de tiempo para otro pinchazo, echando abajo el trabajo de equipo. Aun rodando Fernando undécimo, a un paso del punto de consolación, el único desafío para Aston Martin pasaba por el bonus de la vuelta rápida del 18, el único con los blandos sobre el asfalto. No hubo modo de arrebatar el crono a Lewis Hamilton (1:14.165).

Quede constancia de que, tras más de dos horas, hubo un adelantamiento de Valtteri Bottas a Sargeant. Con todas las de la ley y en el viraje de Mirabeau. No olviden tampoco que en la cita más charme del calendario Kylian Mbappé agitó la bandera en la meta. A seis días de la final de Champions, quien no se conforma es porque no quiere.

Charles Leclerc vuela hacia la 'pole' y Fernando Alonso se pierde en el tráfico

Charles Leclerc vuela hacia la ‘pole’ y Fernando Alonso se pierde en el tráfico

Una estampa devota corre estos días de mano en mano entre los tifosi desplazados a Mónaco. Se trata de la efigie de Charles Leclerc ataviado con los símbolos de la Santa Cruz de Cristo y el lema Ovunque Proteggimi (protégeme en todas partes). La enésima muestra de la veneración por Il Predestinato, autor de la 250ª pole de Ferrari en la Fórmula 1. Leclerc impuso su talento en el Principado (1:10.270) por delante de Oscar Piastri y Carlos Sainz, mientras Fernando Alonso se desplomaba en la Q1, víctima del tráfico.

A pie de garaje, Piero Ferrari, hijo de Il Commendatore, festejaba con la lógica euforia muy cerca de Nicolas Todt, agente de Leclerc y continuador de otro mito de la Scuderia. Desde su fichaje en 2019, una de las obsesiones de su piloto pasaba por un triunfo en casa. Bajo aquel balcón desde donde seguía las carreras de niño. Ahora, como en 2021 y 2022, queda demasiado cerca como para dejarlo escapar. Por una vez, sin que sirva de precedente, el temible Max Verstappen partirá desde la sexta plaza.

Leclerc venía dominando a su antojo desde el viernes, así que, a la hora de la verdad hubo de limitarse a juntar las piezas. Pese a algunas molestias con los pedales mantuvo el rumbo con firmeza. Incluso si eso contravenía las órdenes de su ingeniero de pista. Cuando Bryan Bozzi le pidió pasar por boxes para probar un tercer juego de neumáticos, se opuso con firmeza. "¡Quedémonos fuera!", exclamó. Había temor, obviamente, a la réplica postrera de Verstappen. Sin embargo, el tricampeón mundial tocó el muro camino de Santa Devota (1:10.567), cediendo terreno también frente a Lando Norris y George Russell.

En cinco centésimas

De la tercera a la séptima plaza, el orden se manejó en apenas cinco centésimas. Y Sainz, como un trueno en el último sector, saboreó lo mejor de la tarta (1:10.518). Pese a los habituales devaneos de Ferrari, el madrileño se siente en una posición privilegiada. De su firmeza ante McLaren y Verstappen, dependerá el podio, o incluso el 1-2, rojo.

De momento, la escudería dirigida por Fred Vasseur ya ha cumplido la mitad del trato. Pese a la pericia de Leclerc, cualquier eventualidad podría haber echado abajo el sábado. Aquí hay que medir cuidadosamente la carga de gasolina, porque cada gramo puede traducirse en milésimas. Y elegir el momento de salir al asfalto, en busca del momento idóneo, evitando los líos del tráfico. De inicio, Alex Albon ya se cruzó en el camino de Sainz, mientras Leclerc arrastraba algo en el alerón delantero.

No sólo había que mirar al coche de delante, sino anticiparse a lo que vendría a continuación. A falta de banderas amarillas y siniestros, la Q1 demostró la importancia de este último factor. Ferrari complicó la existencia de Leclerc con una estrategia más bien errática. "Estamos en la peor posición, fuera de fase respecto a los demás", lamentó el monegasco.

El tapón de Alpine

Desde sus asientos en el Paddock Club, cientos de invitados VIP apuraban su cóctel, totalmente ajenos al drama de Aston Martin. Alonso había buscado sitio ralentizando en la Rascasse, antes de lamentar su suerte por radio: "Hay un tráfico horrible". Antes de lanzarse a por el tiempo, en el garaje decidieron un pequeño cambio en el alerón delantero. Todo terminaría afectando para consumar el desastre. Los Alpine, cosas de la fatalidad, se interfirieron en su camino. Incluso con las gomas nuevas, el asturiano no supo encontrar ni el espacio ni la inspiración para completar su vuelta: 18.7, en el primer parcial, 34.0, en el intermedio y 19.1 para cerrar. A 22 centésimas de un Daniel Ricciardo que venía penando desde el viernes.

Aún peor corrieron las cosas para Sergio Pérez, ganador en el Principado hace dos años. El mexicano, antepenúltimo, sólo rodó más rápido que Valtteri Bottas y Guanyu Zhou, ambos con Sauber. Christian Horner, team principal de Red Bull deberá evaluar las causas, aunque no parece tolerable que la distancia entre Pérez y la elite sea cada día mayor.

De hecho, tampoco debería asumirse con tanta naturalidad en Aston Martin que Lance Stroll ni siquiera presentase oposición en la Q2 frente a los Visa Cash de Yuki Tsunoda y Ricciardo. Con su 1:11.563, el hijo del propietario quedó a 34 centésimas del corte, marcado por el Williams de Alex Albon. Hasta ese momento, los favoritos se habían turnado en cabeza con asiduidad desconcertante. Del doblete de Mercedes para abrir la Q1, a una gran vuelta de Lando Norris con la que dominó la segunda criba. Mientras tanto, Verstappen se mantenía a la expectativa.

¿Por qué Verstappen ya no parece intocable?: una victoria por 725 milésimas, el poderío de McLaren y un "casi acabo en la grada"

¿Por qué Verstappen ya no parece intocable?: una victoria por 725 milésimas, el poderío de McLaren y un “casi acabo en la grada”

En la vuelta 24, cuando apenas se había cumplido media hora de carrera, Max Verstappen fue apercibido con una bandera negra y blanca en el Autodromo Enzo e Dino Ferrari. Según los comisarios, el líder de Red Bull había sobrepasado tres veces los límites en la curva 10, por lo que si reincidía sería sancionado con cinco segundos. La salida de Piratella, camino de Acque Minerali, se le venía atragantando desde el viernes, así que no había lugar para bromas. A diferencia de hace un año en Montmeló, cuando nada más escuchar la misma advertencia se puso a pelear por la vuelta rápida, Mad Max tuvo que hacer frente a la amenaza, esta vez sí, con precaución.

Para saber más

Baste el detalle para perfilar una tendencia que se venía esbozando desde finales de marzo -con el triunfo en Melbourne de Carlos Sainz- y que ayer acabó por confirmarse. El arrasador dominio de Verstappen parece cosa del pasado. Incluso después de su quinta victoria en siete carreras, el tricampeón debería andar con mil ojos ante McLaren y Ferrari. Al menos hasta el parón por vacaciones.

En la penúltima vuelta, con la batería del RB20 casi vacía, Gianpiero Lambiase, su ingeniero de pista, tomó la palabra para solventar las urgencias en Imola. Por entonces, Lando Norris se acercaba a tan sólo 1,1 segundos, después de recortar más de seis en los nueve últimos giros. La velocidad del McLaren con los neumáticos duros resultaba algo más que una amenaza para Max.

Pérez, desquiciado

"La goma dura salió de la ventana operativa, así que fue como conducir sobre hielo. Más de una vez, llegando a Tosa, casi acabo en la grada"; admitió Verstappen. Red Bull había montado ese compuesto en la vuelta 43, después de que su líder estableciese un cómodo colchón en torno a los 7,5 segundos. Sergio Pérez, que había partido undécimo, tampoco encontró el truco a los duros. El mexicano, con una estrategia opuesta a la del resto de favoritos, ni siquiera pudo apretar a Lewis Hamilton y George Russell, sexto y séptimo en la meta. En la vuelta 17, una excursión por la grava de Rivazza le costó cinco segundos y un desquiciamiento del que ya no lograría recuperarse.

Según las primeras mediciones, el ritmo del Verstappen durante los últimos 20 giros fue 29 centésimas más lento que el de Norris. Justo a la inversa de lo mostrado con el compuesto medio, con el que dominó al británico por 28 centésimas. En el cómputo global, tras 63 vueltas y 309 kilómetros, el promedio de McLaren fue mejor por 19 milésimas.

De hecho, el monoplaza papaya volvió a evidenciar una extraordinaria velocidad en las curvas rápidas, así que Norris (25.436) y Oscar Piastri (25.463) marcaron la referencia en el primer sector. Verstappen, pese a sus referidos problemas en las inmediaciones de Acque Minerali, dominó el sector central (28.063) y Charles Leclerc fue el más rápido en el último (27.097). Si a estos datos añadimos la eficiencia del MCL24 para cuidar los Pirelli, concluiremos que la escudería de Woking aspira a convertirse en algo más que un animador del campeonato.

725 milésimas

Tras quitarse el casco, Norris lamentaba no haber dispuesto de unos metros más para tirarse a degüello. Zak Brown, team principal, participaba de ese mismo discurso tan lejano a la complacencia. Tras el aviso de Miami, McLaren ansiaba su segunda victoria consecutiva, un hito que no logra desde hace 12 años con Jenson Button y Hamilton. De no haber sido penalizado el sábado con un par de puestos en la parrilla tras obstaculizar a Kevin Magnussen, Piastri habría ocupado, muy probablemente, la plaza de Leclerc en el podio.

La caza de Norris, que había gestionado las gomas con mimo, se estancó a cinco vueltas para la bandera a cuadros. Su postrera embestida sí le permitió activar el DRS en el último giro, pero Verstappen supo negar los espacios. Desde 1980, cuando por primera vez dio cabida a una cita del Mundial, Imola había acogido 31 Grandes Premios de F1. Y ninguno acabó decidiéndose por tan estrecho margen: 725 milésimas.

Había plena justificación, por tanto, para los alaridos de Red Bull en el parque cerrado. Una euforia acorde a las dificultades planteadas y los desafíos venideros. McLaren ha olido la sangre y ya se siente capaz de desafiar al ogro en cualquier terreno. Leclerc, segundo en el Mundial a 48 puntos, necesita también carne fresca, porque en julio se cumplirán dos años de su última victoria en Austria.

Ahora quedan por examinar las próximas actualizaciones aerodinámicas de Red Bull o e temple de Verstappen, que en Imola pudo igualar el registros de tres triunfos consecutivos de Michael Schumacher (2002-2004). Mad Max aún podrá presumir de que ayer, poco antes de las 10 de la mañana, cuando ni siquiera se sabía el ganador de la Fórmula 3, completaba otro relevo en las 24 Horas de Nurburgring, una cita de iRacing. Al volante de un simulador con el que se divertirá durante la gira europea llevó al triunfo al Team Redline. Quizá, a partir de ahora, no debería permitirse tanto tiempo para su hobby.