Las estrellas aparecieron en Vigo para dar tres puntos y mucho aire a un Madrid necesitado. Un Madrid irregular, extraño, confundido a ratos por el cambio de sistema de Ancelotti... Un galimatías. Pero un Madrid que suma, resoplando las ocasiones falladas del Celta, gracias a los goles de Mbappé y Vinicius y las paradas de Courtois.
Con su delantera de vuelta en plena forma física y con Rodrygo recién llegado de Brasil, Ancelotti buscó una nueva manera de encajar todas sus piezas más valiosas. Un trabajo de relojería que en el Madrid, un club de estrellas, muchas veces es complicado. La situación no le dejó más remedio al italiano que cambiar el sistema y probar por primera vez en este curso el esquema de tres centrales, con Tchouaméni pegado a Militao y a Rüdiger. Si algo había demostrado el conjunto blanco en este inicio es que tenía un overbooking en ataque que ralentizaba su juego y no dejaba espacios, lo más importante para sus grandes nombres. Sin espacios, Mbappé y Vinicius se ahogan.
En Vigo, en una de las visitas más complicadas del año, el Madrid salió con cinco defensas, Camavinga y Valverde en el medio y Bellingham enganchando con Vinicius y Mbappé. Hubo cierto caos en el inicio, brotes verdes durante el partido y muchas dudas al final. Ancelotti abroncó en varias ocasiones a Tchouaméni porque el francés no tenía claro dónde situarse. Sin balón aparecía a la derecha de Militao y con él, en el centro, de eje. Ese era el plan, pero los desajustes en el tramo inicial casi provocan el gol del Celta.
Para suerte de los blancos, apareció Courtois. En un contragolpe vigués, Iglesias dejó solo a Swedberg ante el portero belga, el sueco definió abajo y Courtois alargó su pie izquierdo para evitar el 1-0. Era el minuto 7 y los de Claudio Giráldez le perdonaban la vida al Madrid para desesperación del técnico, una de las revelaciones de LaLiga. Su Celta dista mucho del de Benítez, propone, es valiente, exprime sus recursos y hace daño, que es lo importante.
Los errores del Madrid en la transición y la valentía, a veces demasiada, del Celta en la presión rompieron el partido en el inicio. Fue un correcalles en el que pudo pasar de todo y en el que salió sonriendo el cuadro con mayor talento. En el 8, Guaita salvó un disparo duro de Valverde y en el 19, mientras Ancelotti discutía con sus asistentes por el mal funcionamiento de su esquema, Mbappé decantó el duelo.
Beltrán falló en salida de balón, su pase fue interceptado por Camavinga, el rechace llegó a Mbappé y éste, desde la frontal, se inventó un derechazo a la escuadra de Guaita. Alivio para el cuerpo técnico madridista y para el delantero, que anotó el gran tanto de su temporada hasta ahora para ganar sensaciones y méritos.
El gol asentó al Madrid y calmó al Celta, que prefirió dar un paso atrás en ritmo y colocación esperando alguna contra. Sin Aspas, sancionado, los vigueses perdieron el hilo entre su centro del campo y la delantera, y encomendaron su suerte a las ideas de Bamba y Mingueza, demasiado precipitados con balón. Ansiosos por empatar pero buscando el gol cuando la jugada todavía no lo pedía. Esa aceleración celeste la aprovechó el Madrid, que no perdía en Vigo desde mayo de 2014 (2-0) y que equilibró sus ideas a base de voces. Ancelotti convenció a Tchouaméni y entre Valverde y Camavinga gobernaron el medio en ataque y defensa, demostrando que no les hace falta nadie más.
El intermedio durmió al Madrid, que reinició el duelo lento y sin sangre en las acciones y se encontró con el empate a los cinco minutos. Mingueza dibujó un pase perfecto a Swedberg y el sueco, libre de la marca de Lucas, batió a Courtois. El tanto empujó al Celta, que quiso más y casi obtuvo más.
Reaccionó Ancelotti sentando a Camavinga y Valverde y apostando por Modric y Rodrygo. Y a los dos minutos, el croata se inventó el 1-2 con un pase al hueco perfecto a Vinicius que el brasileño transformó el gol al evitar la salida de Guaita. Da la sensación de que el Madrid brilla cuando quiere, y que no quiere demasiado. Sufrió al final, con momentos taquicárdicos para Balaídos, que lamentó el poco acierto de Bamba, Alfon o Douvikas. El tópico dice que no puedes perdonar al Madrid. Así fue. En una semana el Barça visitará el Bernabéu para tomar el pulso de la Liga.