Abel Caballero: "La Federación ha quitado a Vigo 100 millones, voy a defender la ciudad con uñas y dientes"

Abel Caballero: “La Federación ha quitado a Vigo 100 millones, voy a defender la ciudad con uñas y dientes”

Abel Caballero (Puenteareas, Pontevedra 1946) profundiza con detalle acerca de la manipulación que ha dejado al estadio de Balaídos fuera del Mundial 2030, reclamando que su ciudad sea reincorporada a la lista de 11 de la que fue descabalgada al retocarse in extremis una clasificación que había sido acordada como definitiva.

Con todas las pruebas que tiene sobre su mesa que acreditan que Vigo fue eliminada de manera irregular, ¿va a llevar el caso a los tribunales?
El miércoles encargué a la Asesoría Jurídica que estudie qué vías legales tenemos, porque es una situación atípica. Lo están estudiando y una vez que me lo digan, tomaré la decisión política. Pero voy a defender esta ciudad con uñas y dientes porque creo que nos quitaron ilegítimamente de esa lista. Voy a defender a Vigo con todas las armas democráticas que estén a mi alcance.
Usted lleva pidiendo explicaciones a la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) desde que supo en julio del año pasado que quedaban eliminados y la respuesta ha sido que las puntuaciones son confidenciales. ¿Siguen sin facilitárselas?
Una vez que ya está tomada la decisión, ¿qué confidencialidad hay? Ninguna. Al revés, es obligadamente público. Cuando alguien niega la información sin que haya causas objetivas, las sospechas se levantan. Esto no es serio. Nosotros mandamos una carta al día siguiente pidiendo explicaciones y nos contestaron simplemente que Vigo había tenido la puntuación más baja en cuanto a la estructura financiera. Nosotros tenemos ahorrados 150 millones, pagamos a los proveedores a tres días y medio, y las obras del estadio nos costarían 60 millones, somos un cañón en términos financieros. Somos casi la única ciudad de la lista que tenemos una deuda cero. El interventor me ha dicho: «Alcalde, podemos hacer frente a esto con comodidad absoluta». Y dicen que somos los peores...
¿Ha mantenido usted alguna conversación con los responsables de la Federación?
Ninguna. Pero es que, además, con la RFEF quiero luz y taquígrafos porque no me fío nada. Que lo cuelguen en la página web.
¿El Gobierno, que está integrado en el Comité del Mundial 2030, le ha dado alguna explicación?
Desde que esto salió, no he vuelto a hablar con José Manuel Rodríguez Uribes, presidente del Consejo Superior de Deportes. Él ya estuvo en Vigo el 5 de marzo y dijo que esta ciudad tiene que estar en el Mundial. Pero las explicaciones no me las tiene que dar él, me las tiene que dar el presidente de la RFEF, Rafael Louzán. Yo estaba esperando que diera una rueda de prensa pero no la dio.
Abel Caballero, en el estadio de Balaídos, durante la entrevista.

Abel Caballero, en el estadio de Balaídos, durante la entrevista.Alberto Di LolliMUNDO

La ya ex jefa del Mundial, María Tato, reportaba a Louzán por correo el estado de la situación de Vigo. Entonces era vicepresidente de la Federación y no tenía un cargo en la organización del torneo. ¿Cree que tenía un interés especial en su candidatura?
Lo que sé es que María Tato le mandó el listado de sedes a Louzán con Vigo dentro y 24 horas después se cambia. Lo que sé es que una vez que le llega el listado a Louzán, Vigo se cae al que tenía.
Usted dirige una administración pública como es el Ayuntamiento de Vigo desde hace casi dos décadas. ¿Qué le parece el modus operandi empleado por la RFEF para elegir las sedes del torneo?
Quiero el acta de esa reunión que dice la señora Tato que se celebró en una cafetería y que los otros dos (miembros del Comité del Mundial, Fernando Sanz y Jorge Mowinckel) niegan. Quiero ese acta porque es tremendo. Cualquier ciudadano de este país dice que eso es inadmisible. Las reuniones se tienen que hacer levantando acta y justificándolo todo. Y esto es una cuestión de mucha envergadura. Quiero ese acta y las de todas las reuniones que mantuvieron. Toda España está escandalizada porque el fútbol es muy importante.
¿Ha calculado cuánto dinero supone para Vigo no estar en el Mundial?
En Vigo, cualquier cosa en comparación con la Navidad, que tiene un retorno de cientos de millones, es pequeña. Pero tiene una incidencia económica muy significativa: más de 100 millones de euros. Pero valoro más que Vigo tenga un espacio en el mundo y la Navidad ya puso a la ciudad en el mundo.
Cuando escucha a la jefa del Mundial decir en la reunión de evaluación «vamos a meter valores hasta que cuadre con el resultado», ¿a qué conclusiones llega?
Todo el mundo que lo oyó sabe lo que eso significa. Es una frase inadmisible y la gente está estupefacta. Los juristas la calificarían muy bien.
El Gobierno ya dijo que quiere que Vigo esté en el Mundial por la vía de ampliar de 11 a 13 las sedes y la RFEF también asegura ahora que quiere lo mismo. ¿Hay alguna posibilidad?
No estoy muy seguro de que la RFEF quisiera que Vigo estuviera. Si le llega a Louzán un listado con Vigo y a las 24 horas no está, eso señala en una dirección. Pero el hecho de que fuera Louzán quien dijera que Vigo no iba a ser la sede del Mundial es muy importante. Fue a Riazor a decir el 5 de julio de 2024 que Vigo no sería sede, 14 días antes de hacerse oficial la decisión.
Abel Caballero, en Balaídos.

Abel Caballero, en Balaídos.Alberto Di LolliMUNDO

¿Por qué cree que adelantó esa decisión?
Cualquier ciudadano puede responder a esa pregunta. Queremos explicaciones.
Usted siempre insiste una y otra vez en la figura de Louzán, ¿qué motivación puede tener para perjudicar a Vigo?
Yo tengo una opinión clara al respecto, pero no quiero quitar el foco de lo objetivo. Y lo objetivo es que una vez que le llega un listado a Louzán, Vigo se cae. Me gustaría conocer los Whatsapps que se intercambió con los miembros del Comité del Mundial. También es cierto que Louzán perdió la Diputación de Pontevedra, fue derrocado políticamente por los resultados de Vigo. Hay un derrocamiento de Louzán que se produce desde Vigo con las reglas de la democracia. Hay otra cuestión: yo le he pedido al presidente gallego Alfonso Rueda publicidad en este proceso y me contestó un consejero suyo diciendo que lamentaba la falta de influencia de Vigo, que es una frase tremenda. Y después de salir esto siguen diciendo que Vigo tiene carencias, que el estadio es pequeño. Lo hacen para defender a Louzán, que cuando quita a Vigo tiene apoyos. Nosotros vamos a tener el campo en un año y pico acabado pero eso no importa. ¿Y los que tienen que hacer el campo nuevo? Está todo lleno de inexactitudes y siempre es Louzán, que es el que más hablaba de esto en el mundo. Hasta ahora. Ahora ya no habla, ¡vaya, hombre! Ahora está callado, qué curioso. Y cuando está callado, ¿qué teme? ¿Tiene temor de algo?
¿Se han planteado recurrir también a la FIFA?
Lo tengo que ver con los técnicos y voy a meter a más gente a estudiarlo.
¿El Gobierno puede hacer, en su opinión, algo más en este asunto?
Ellos no participaron en la decisión, en los cuadritos que tenemos aquí [dice señalando las dos clasificaciones reveladas por EL MUNDO con y sin Vigo en un margen de 48 horas]. Eso es muy importante.
Tato reportó a Louzán por correo electrónico que el Gobierno quería introducir el criterio de la vecindad, que iba a «garantizar» que Vigo tuviera una plaza. ¿Le han explicado por qué la RFEF no lo aplicó?
Si usted le hace esa pregunta a toda España le van a decir que porque no quieren que esté Vigo. Pero es que a mí ese criterio me parece muy importante porque en un Mundial en el que están tres países la vecindad es relevante. Aquí tenemos en los festivos decenas de miles de coches de Portugal y tenemos planes de tráfico especiales para eso. Te puedo citar alcaldes del norte de Portugal que eran socios del Celta, porque están aquí al lado. La relación con Vigo es de 20 minutos, es de ir de una punta de la ciudad a otra. El fútbol es un punto de unión. Pero claro, si en el mail se dice que eso favorece a Vigo, están advirtiendo a alguien. Vamos, digo yo.
Todo lo que se juega Vigo en el Mundial 2030: un retorno de 160 millones de euros y otros imponderables

Todo lo que se juega Vigo en el Mundial 2030: un retorno de 160 millones de euros y otros imponderables

Actualizado Jueves, 27 marzo 2025 - 22:42

Ser sede del Mundial 2030 supondría para Vigo un retorno económico estimado de 160 millones de euros, ahora en el aire tras la manipulación en la Federación de las candidaturas, si bien los beneficios para la ciudad serían incluso mayores si se mete en la ecuación que se quedaría con un campo adaptado a las exigencias de la competición y el impacto reputacional y la promoción turística que implica acoger un evento de semejante dimensión.

Los cálculos, en todo caso aproximados, los realiza el Ayuntamiento de Vigo, en pie de guerra tras la difusión de las informaciones de EL MUNDO. Recuerdan que el desembolso que se va a realizar en el estadio de Balaídos ronda los 65 millones de euros, en los que tienen comprometida financiación de la Xunta, y, una vez finalizado el Mundial, la ciudad se queda con el campo, de ahí ese «saldo neto mayor» por encima de los 160 millones.

Ese elevado retorno económico en juego no se le escapa a los distintos sectores económicos. César Sánchez-Ballesteros, presidente de la Federación Empresarial de Turismo y Hostelería de Pontevedra, asegura que hay en juego «muchos millones». Tan solo de forma directa para la hostelería, implica más de millón y medio de euros por partido.

«alguien debería explicar las razones»

La proximidad con Portugal y la afluencia siempre garantizada a todos los partidos del Mundial garantizarían «colgar el cartel de completo en establecimientos de 30 kilómetros a la redonda», ocupar toda la capacidad hotelera de la ciudad y su área de influencia al máximo. Las perspectivas de negocio son halagüeñas y hacen que «el sector esté a la expectativa» ante una posible revisión de las sedes. «La ilusión seguimos con ella, sería una pena que se escapara esta oportunidad», señala su presidente.

Reconoce también que le sorprende la situación actual, dado que el actual presidente de la RFEF, Rafael Louzán, «es de Pontevedra y ha sido un cargo político como presidente de la Diputación muy vinculado al turismo y al deporte», y «sabe perfectamente el peso que tiene esta decisión en la provincia».

Apunta, además, que «nunca nadie ha tenido claro cuáles son los requisitos» para la designación y, aunque quiere ser «prudente» en sus valoraciones, sí apunta a que «estamos en el sistema español de 'vamos a hacerlo a dedo', porque si dos días antes éramos el estadio y dos días después alguien decide cambiarlo, alguien debería explicar las razones de ese cambio».

El recuerdo de 1982

El sector equipara el impacto de esta competición con el de la Feria Internacional de Productos del Mar y Congelados Conxemar. Un estudio del Servicio de Estudios ARDÁN y la Universidad de Vigo revela que la feria de 2023 generó 84,7 millones de euros; y sumando el volumen de negocio y la creación de empleo, eleva el impacto socioeconómico a 750 millones. En la hostelería, los tres días del evento suponen cerca de 20 millones de facturación directa.

La presidenta del Celta y Abel Caballero, en Balaídos.

La presidenta del Celta y Abel Caballero, en Balaídos.Salvador Sas

En todo caso, al igual que el Ayuntamiento, también la hostelería recuerda que hay un retorno no cuantificable de promoción turística, «no es sólo el impacto puramente económico a corto plazo, sino el conocimiento de la gente», una acción promocional «a nivel mundial» que les permitiría «acceder a una clientela de países de todo el mundo». El Mundial de 1982, en el que Balaídos fue sede, «tuvo una repercusión mediática impagable».

Ese beneficio reputacional no se le escapa a los aficionados. José Méndez Castro, presidente de la Federación de Peñas Celtistas, cierra filas en torno a Caballero, «el único que verdaderamente peleó» para defender la sede, y sostiene que «supondría un impulso importante para poner a Vigo en el mapa en el mundo del fútbol, que es la actividad que más mueve masas».

Los peñistas no esconden su decepción con todo lo que está sucediendo y confían en que el momento actual suponga «un punto de inflexión» para que la RFEF encare una etapa de «mayor transparencia». No apuntan directamente a la responsabilidad de Louzán, pero sí creen que debe actuar. «Si la Federación quiere darle un cambio, es el momento oportuno. Lo que sucedió, sucedió, y ahora son nuevos y tienen que ser transparentes». No creen suficiente que lo deje María Tato como «cabeza visible», sino que debe ahondarse en las responsbailidades.

Dos errores dejan al Atlético sin liderato

Dos errores dejan al Atlético sin liderato

Hay momentos para dar un golpe en la mesa. Momentos donde uno debe de coger lo que le ofrecen y hacerlo con convencimiento. Esta liga de titubeos, de dudas, de irregularidad de los dos transatlánticos tiene un tercero en discordia y en disputa. Un tercero que huele la sangre y que dispone de las armas y las herramientas para cobrarse la pieza. Pero hay veces que cuando uno juega con fuego termina quemándose y Barrios es una lata de gasolina. No sabe medir y lo peor es que aún tiene restos de carbonilla de la Champions. Menos mal que hay por ahí un noruego que, juegue 30 minutos, 15 o 5, siempre está ahí para meter la caña y el empate. [Narración y estadísticas, 1-1]

Nadie sabe, y el Cholo se agarraba las manos para preguntarse, a dónde iba Barrios levantando los tacos al gemelo de Pablo Durán. No es el primer exceso de ímpetu del canterano, pero quizás sí era el más madrugador, 20 minutos antes que ante el Leverkusen. No se había cumplido el 5 y el 8 rojiblanco ya enfilaba los vestuarios mientras su entrenador maldecía para sus adentros. Obligaba el error a la salida de Koke por Lino cuatro minutos después, una cosa es querer el liderato y otra, lanzarse a por él a pecho descubierto.

La roja ensució los primeros 20 minutos de la primera mitad. Muchas faltas, simulaciones y choques entre jugadores y poco fútbol. Luego el balón lo bajó el Celta, como había intentado en el pitido inicial pese a estar jugando lejos de Balaídos, una tortura para el equipo vigués este año. Si ya se les recuerda que llevaban siete duelos seguidos perdiendo ante el Atlético, es heróico el intento del equipo de Giráldez. Un conjunto valiente pero inocente esta temporada.

Intentaba De Paul, fruto de su momento de forma y quizás también con algo de inconsciencia, que su equipo bajara el balón y jugara más al pie. Recomendaba el argentino a Giuliano que le buscara y llamaba la atención a Galán cuando no giraba el juego como debía. De sus botas salió una falta lanzada con picardía, que si Giuliano la hubiera enganchado habría empezado el milagro que se vio en este estadio ante el Leverkusen. Pero no todos los días es fiesta.

El Atlético manejaba con oficio el partido y conseguía ahogar al Celta antes de que se aproximara a la portería de Oblak. Entonces una picadita de Fer López dejó sólo a Pablo Durán y el canterano se asustó ante el esloveno. Metió el pie con inocencia y el cancerbero recogió el balón sin dificultades con una sola mano. Hubiera sido doloroso porque corría el minuto 44, y esos goles antes del descanso suelen someter voluntades o apagar fuegos. Sean cuales sean las ganas que tengan los rojiblancos de asaltar el liderato.

Tocó arrebato Giráldez al inicio de la segunda parte sacando a Borja Iglesias y a Losada buscando aprovechar la superioridad numérica. Poco después también saldría Aspas. Los del Cholo aguantaban bien, pero apenas amenazaban el marco de Guaita. Algún balonazo de Oblak a Griezmann que, en solitario, era como un cordero entre una manada de lobos, y las carreras de Giuliano ante una pared celeste.

Vértigo final

Y entonces, llegó otro error. A los ojos de cada cual toca decir si fue de Le Normand o de Munuera Montero. Un levísimo pisotón del central hispanofrancés sobre Iglesias fue sancionado como penalti. Tenía cierta guasa la jugada viniendo de la que se vivió en el Bernabéu hace una semana. Aspas no perdonó y empinó la cuesta en el Metropolitano.

El Cholo sacó a su escalador preferido para afrontar otro Tourmalet. Alexander Sorloth reivindica cada minuto que juega con la elástica rojiblanca. Necesitó dos toques para poner el empate y provocar terror en las filas celestes. La pena es que se necesitaban dos puntos más para llegar a la cumbre. Sin fuego y gasolina se habría llegado.

Javi Guerra y Rioja aplican el desfibrilador al Valencia y meten al Celta en problemas

Actualizado Domingo, 2 febrero 2025 - 18:47

Operación de reanimación en Mestalla. El Valencia vivirá en una final permanente y necesita la aparición de jugadores capaces de acelerarle el corazón cuando de síntomas de paro. La grada puede crear el clímax, pero en el césped deben aparecer las chispas que haga latir a un club que aún vive al borde del desahucio. Fue lo que ocurrió hace dos temporadas y lo que ante el Celta recordó todo el estadio cuando vio a Javi Guerra marcar por la escuadra dar la vuelta a un marcador que ya había abierto el incombustible Luis Rioja. Hay motivos para la esperanza aunque el camino sea muy empinado. [Narración y estadísticas (2-1)]

Está el Valencia condenado a convivir con la ansiedad. Si lo consigue, si es capaz de encapsular su delicada situación y acostumbrarse a disputar los partidos como si fueran 90 minutos a vida o muerte, podrá pelear la salvación. Si sucumbe, echa cuentas y hace cábalas mientras la pelota está en juego, Mestalla asistirá a un larguísimo funeral sin poder resucitar a su equipo. Durante muchos minutos del duelo ante el Celta, el equipo de Corberán tembló, dudó y se colapsó por el peso de la responsabilidad.

El reflejo más claro se encarnó en Hugo Duro en el minuto 41. Javi Guerra, a zancadas de orgullo que recordaron a las de su debut y a aquel gol salvador ante el Valladolid, se plantó en la línea de fondo para colocar un centro tenso que el ariete, a bocajarro ante Guaita, sólo tenía que empujar... y la mandó por encima del larguero. Se atenazó y mandó a garete la única y más clara ocasión del partido.

Jugar con el miedo

Había salido el Celta a desquiciar al rival y a toda su parroquia, desactivando el efecto de una grada a la que también silencia la congoja. Sabía Giráldez que debían jugar con el miedo porque el Valencia, tarde o temprano, no tendría más remedio que arriesgar. Le asfixiaron en la medular, hicieron que Mosquera y Tárrega se vieran obligados a iniciar las jugadas como un manojo de nervios y esperaron a cogerles la espalda. A punto estuvieron de ver sus planes cumplidos cuando Pablo Durán se escapó de Gayà por la orilla izquierda para asistir a Borja Iglesias en el punto de penalti al que un resbalón le impidió batir a Mamardashvili. Tampoco hicieron mucho más los gallegos, bien plantados y desquiciando a base de faltas.

Media hora le costó al Valencia acercarse al área, con balones en largo que casi nunca podía ganar Hugo Duro, aunque en una se libró de Starfelt de un empujón para marcar un gol que no tardó en anular González Fuertes. Por las bandas, Diego López sufría para librarse de Carlos Domínguez y Luis Rioja, con un ensombrecido Gayà como escudero, amagaba pero no lograba asestar el golpe. Todo era imprecisión mientras el Celta, cómodo en su plan de partido, intentaba crecer y en el 39 tuvo tres remates en el área entre un bosque de piernas. La respuesta la dio Javi Guerra. Si el primer centro no fue gol de Hugo Duro, el segundo sí lo cazó Rioja al segundo palo para poner a Valencia en ventaja al filo del descanso y obligar al Celta a la reacción en la segunda parte.

Coberán dio orden de poner la pausa al encuentro, atar la pelota y no dejar que el Celta creciera. Lo logró y hasta pudo marcar el segundo con un saque de faltaenvenenado de Rioja, enviado a la batalla en la banda derecha, que atrapó Guaita cuando Diego López iba a empujarlo en un remate acrobático. De ampliar la ventaja, a verse con empate cuando Carreira corrió a la espalda de la defensa valencianista para poner una asistencia perfecta para el disparo de Pablo Durán. Otra vez resoplidos en las butacas ante la necesidad de apretar los dientes.

El poder de la necesidad

Entonces apareció, de nuevo, el incombustible Rioja para filtrar una pase a Javi Guerra al corazón del área y que, otra vez como hace dos temporadas, el canterano soltara un derechazo a la escuadra que hizo explotar a Mestalla. Era el minuto 68 y el equipo tenía que buscar en su memoria lo aprendido: proteger este resultado que significa seguir con vida.

Tiró de piernas Giráldez intentando reactivar a un Celta al que la derrota le mete en problemas, pero la necesidad local se antojó más poderosa. Corberán buscó apuntalar con Pepelu e incomodar con Sadiq, a punto estuvo de provocar el gol en propia puerta de Carreira que salvó Guaita con el pecho. Pero lo que de verdad activó la sexta marcha fue la grada ante el regreso de Diakhaby. El francés apunto estuvo de marcar tras un córner en corto que Rioja envió al corazón del área en un añadido de ocho minutos que se hizo eterno. Esta vez sí, el Valencia aprendió a reinar en la agonía.

La angustia que provoca Ancelotti

La angustia que provoca Ancelotti

A la épica final, como gusta en el Bernabéu, como si fuera un partido de Champions, el Madrid salvó una eliminatoria que se complicó Ancelotti. Su denostado Endrick logró dos tantos que fueron dos bofetadas para el italiano. Un Celta notable acarició la proeza.

Estoy completamente de acuerdo con la frase de un melancólico Ancelotti en rueda de prensa, en la que estaba visiblemente enfadado con los críticos, ni es el mejor, desde luego que no, ni e

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Endrick sucede a Mbappé en el partido del miedo ante el Celta y lleva a cuartos al Madrid

Endrick sucede a Mbappé en el partido del miedo ante el Celta y lleva a cuartos al Madrid

Mbappé llegó para esto, aunque no esperara encontrarse esto. Para marcar, para ser decisivo, para cambiar la realidad incluso en el lugar que más a menudo la desafía. En la Copa, el Bernabéu observó cómo quien la cambiaba era el Celta, ya con Mbappé fuera del campo y el miedo en la hierba, el banquillo, la grada y el palco. El miedo que no ha tenido tiempo de conocer Endrick, a sus 18 años, no todavía. Encoraginado, revuelto sobre sí mismo, devolvió la vida a todos, de Mbappé a Ancelotti, al Madrid entero, y cerró la noche de tacón, a lo grande.

El desenlace es una prueba de vida para el equipo, pero también un síntoma de que el Madrid, pese a su clasificación para los cuartos de la Copa, no está como debe ni como quiere su entrenador, con ración doble de chicles. La purga que sucedió a la Supercopa, con hasta seis cambios en el once, no le dio los efectos esperados, con errores de bulto de Camavinga y Asencio que llevaron a la prórroga, y únicamente Mbappé con el estandarte en alto, pero para entonces ya sentado en el banquillo, como Vinicius. El destino señaló a Endrick, que apenas había gozado de oportunidades, y miró de reojo a Ancelotti. El gol de Valverde, antes del final torero del brasileño, fue como la descarga de la presión.

El adolescente Endrick es imberbe, como casi todo el Celta. Lo malo de esos equipos es que los descompone cualquier circunstancia. Lo bueno, en cambio, es que no sienten todavía el peso de la responsabilidad, de la jerarquía, como le ocurre al Madrid, atenazado. Eso explica una eliminatoria muy cargada emocionalmente. Para los gallegos, fue demasiado encajar un gol después de reclamar un penalti. Todo sucedió como en la rápida secuencia de un thriller que acaba con el movimiento de un pistolero. Mbappé cambió de ritmo en el área del mismo modo que se desefunda. Lo hizo en carrera para ganar ese espacio decisivo a Javi Rodríguez y disparar a quemarropa. Decisivo, esa es, hoy, la palabra que lo define, la palabra más esperada en la grada. El problema es que llega entre incertidumbres, sobre Ancelotti y sobre el resto. El partido fue la metáfora del momento, marcado desde el inicio por el impacto de la Supercopa.

Ese mismo Mbappé asomó ya en Yeda, pero sin la compañía suficiente frente a la supercantera en la se acompañan todos, y de la que salieron Mingueza o Ilaix Moriba, dos de los mejores con el Celta en el Bernabéu. La Copa era una empresa tremenda, pero el equipo gallego no la afrontó como un Everest, sino como una oportunidad. Supo cómo defender en el inicio y cómo desplegarse entre las dudas que dejaba el Madrid, aunque sin Iago Aspas le faltara su Galicia Calidade en el área. Cuando Camavinga falló, Bamba no lo hizo frente a Lunin; cuando Asencio derribó al propio Bamba en el área, Marcos Alonso fue preciso, quirúrgico en el penalti para llegar a una prórroga que era un martirio en el Bernabéu.

Mucho antes, nada más empezar, había alcanzado el Celta el área con claridad. Lunin salió a los pies de Swedberg, el sueco cayó con un leve contacto del ucraniano y Munuera Montero, muy cerca, no lo estimó suficiente. El VAR, con Hernández Hernández, tampoco le pidió revisarlo. La duda, al menos, merecía hacerlo. Con la cabeza en la protesta, el gol de Mbappé sacó al equipo gallego de un partido que hasta entonces había manejado con comodidad frente a un Madrid lento, al que cerró los espacios con un 5-4-1 muy efectivo. Los hombres de Ancelotti jugaban en exceso al pie, sin la velocidad de balón suficiente. Los tiros de Modric y Tchouaméni habían sido sus escasas opciones hasta que Brahim encontró una aproximación, resuelta por Iván Villar bajo palos.

De un Madrid desfigurado por los cambios podían esperarse imprecisiones. Ceballos y Modric aparecieron en el once, con Tchouaméni pero en el centro del campo, sin Bellinghgam ni Valverde. Ancelotti recurrió a todos ellos, y a todo lo que tenía, al observar la incapacidad para sujetar el resultado, pero la solución de verdad no le llegó está vez de la jerarquía, sino de un joven guardado en el desván que entra en la lucha en el momento indicado. Como Mbappé.

Hugo Álvarez, el niño que dijo "no" a Madrid y Barça para irse al Celta: "Viene mejor estar cerca de la familia y los amigos"

Hugo Álvarez, el niño que dijo “no” a Madrid y Barça para irse al Celta: “Viene mejor estar cerca de la familia y los amigos”

La factoría celeste no deja de producir talento y tiene en Hugo Álvarez (Ourense, 2003) a su nuevo diamante. El canterano del Celta se ha hecho un hueco en el primer equipo, ha debutado con la selección sub'21 y ahora asoma al Bernabéu para desafiar al Madrid en la Copa. Le llaman El Príncipe de As Burgas por las termas de Ourense y en comparación con El Príncipe de las Bateas, Iago Aspas, pero él, en una charla con EL MUNDO, rechaza el apodo.

En 12 meses le ha cambiado la vida. Del filial a ser fijo en el Celta y a debutar con la sub'21.
Claudio nos ha dado a todos los canteranos un plus de confianza. Sabíamos que nos conocía muy bien y cuando se anunció que se hacía cargo del primer equipo nos alegramos. Notamos que tendríamos más posibilidades. Es muy cercano, se preocupa tanto a nivel profesional como personal y eso te hace dar lo máximo y confiar al máximo en lo que propone. Me trata genial y me exige mucho porque sabe lo que puedo dar.
Le paran más por la calle.
Se nota que la gente te tiene más controlado (risas). Te conocen más por la calle, pero aquí en Vigo son muy respetuosos, no suelen molestar y tienen buenos gestos.
Otro talento más de la cantera.
Creo que en Galicia hay mucho nivel y en nuestra cantera se trabaja muy bien, nos exigen al máximo y a nivel formativo es espectacular.
El gran ejemplo es Aspas.
Nuestro referente, el ídolo de todos. Tenerle al lado es especial, nos da muchos consejos, nos exige mucho... Y luego tiene su carácter, sabemos que es muy competitivo pero le aceptamos como es (risas).
A él le llaman El Príncipe de las Bateas y a usted El Príncipe de As Burgas.
No, no. No hay que hacerles caso. Príncipe sólo hay uno, Iago. Hay que borrar ese apodo.
Usted es de Ourense, nacido en 2003. ¿Esta nueva generación ya aprende a jugar al fútbol en las escuelas deportivas o aún en la calle?
Yo jugaba en el colegio y en el parque de mi barrio. No parábamos. Y luego desde los 11 años estoy en el Celta y tuve que dejar de lado la calle por prevenir lesiones, pero creo que mantengo esas cosas que uno aprende de pequeño en el parque y en el colegio, tanto el jugar como el esquivar patadas (risas).
Estando en el Ourense le llegaron ofertas, entre otros, de Celta, Madrid y Barça. ¿Cómo lo vivió?
Fue una decisión tomada entre mis padres y yo. Me preguntaron qué quería hacer y desde el primer momento les dije que lo que me apetecía era fichar por el Celta. Por suerte salió bien, he disfrutado de esa elección y no me arrepentiré nunca.
Hoy en día, las categorías inferiores son un poco jungla, con fichajes de gente de 10-12 años. ¿Usted, que tomó su decisión, qué recomienda?
Yo no soy quién para opinar de las situaciones de otras personas, pero según mi experiencia a mí me vino muy bien estar cerca de los míos, de casa. Disfrutar de mi familia y mis amigos a diario, tanto a nivel educativo como futbolístico. Creo que en general viene mucho mejor.
Estuvo muchos años viviendo en Orense y entrenando en Vigo cada día, ¿cómo lo hacía?
Hasta juveniles estuve haciendo el trayecto Ourense-Vigo cuatro o cinco días a la semana, ida y vuelta, eran como dos horas y media cada día. Y la verdad es que tengo mucho que agradecer a mis padres y a mi abuelo, que la mayoría de los días eran los que me acompañaban y me llevaban a los partidos. Es una etapa que recuerdo con mucho cariño, sólo pensabas en disfrutar del fútbol.
Como estudiante... ¿regular?
Iba aprobando... Yo soy de aprobar raspado, de buscar el cinco o el seis. Lo justo (risas).
¿Impone el Bernabéu?
No. Yo creo que tenemos gente preparada para jugar en grandes escenarios. Al final son 11 jugadores contra 11 jugadores y todo puede pasar. Esperamos ganar.
El adiós entre lágrimas de Jesús Navas en su último partido en el Sánchez Pizjuán

El adiós entre lágrimas de Jesús Navas en su último partido en el Sánchez Pizjuán

Actualizado Sábado, 14 diciembre 2024 - 22:38

Jesús Navas, acompañado por sus hijos, saltó al césped entre lágrimas para disputar su último partido en el Sánchez Pizjuán. Fueron 353 duelos oficiales con el Sevilla en su estadio. 265 de ellos en Liga, que le situaron en el tercer escalón histórico, sólo superado por Raúl (280 en el Bernabéu) y Manolo Sanchís (265 en el Bernabéu). El extremo, de 39 años, puso fin a su 18 temporadas liderando el conjunto sevillista con un triunfo ante el Celta. [Narración y estadísticas (1-0)]

El gol de Manu Bueno en el minuto 64 definió la victoria del conjunto de Francisco Javier García Pimienta. "Es un día bonito y triste, aunque Jesús se merece lo mejor. Cuando no ha entrenado es porque no podía. Desde el ejemplo ha predicado. Se merece todo lo bueno que le está pasando. No hay nadie que hable mal de él", comentó el técnico del Sevilla.

Desde el calentamiento, la hinchada local vitoreó a su ídolo, que había salido bajo los acordes del himno del Sevilla y acompañado por sus compañeros, que vestían una camiseta de homenaje. Cuando posó en el centro del campo junto a todos sus trofeos, la afición le tributó un emocionante cántico: 'Navas, Navas, Navas..."

"El Orgullo de Nervión"

El capitán hizo el saque de honor junto a sus hijos antes del pitido inicial de Jesús Gil Manzano. En la zona de Gol Norte, dos imágenes de Navas, bajo el epígrafe "El Orgullo de Nervión", daban lustre a un tifo como última ofrenda.

En el minuto 69, Navas dejó su sitio a Stanis Idumbo, mientras el árbitro detenía el juego durante los dos minutos que se prolongó la ovación. Camino de la banda, no dudó en arrodillarse para besar la hierba. Una vez en el banquillo, las emociones volvieron a desbordarse y Navas se derramaba en llanto.

"No puede haber un mejor final", concluyó García Pimienta, sin pasar por alto la "lección" de Navas "en la última charla". "Jesús ha sido un todo un referente para mí. Dedicarle este triunfo, además con gol, es todo un orgullo. Se lo merece por su trayectoria", finalizó Bueno, el artífice del triunfo.

Una cenicienta acecha al Barça: cuna de Ribéry, un entrenador 'retirado' que pasó por Vallecas y sólo 13 millones en fichajes

Una cenicienta acecha al Barça: cuna de Ribéry, un entrenador ‘retirado’ que pasó por Vallecas y sólo 13 millones en fichajes

Actualizado Lunes, 25 noviembre 2024 - 21:50

Si la historia del Girona, que logró clasificarse por primera vez en su historia para la Liga de Campeones tras firmar una brillante temporada 2023-24 fue sorprendente, la del Brest lo es mucho más. El Stade Brestois 29, tal y como se le conoce de manera oficial, nació en 1950, fruto de la fusión de varios equipos de esta localidad francesa, se estrenó en la primera división gala en el curso 1979/80 y logró permanecer allí hasta 1991, cuando fue descendido por motivos económicos.

En 2010, 19 años más tarde y después de que toda una figura como Franck Ribéry pasara brevemente por sus filas en la temporada 2003/04, consiguió volver por primera vez a la élite, aunque fuera solo por tres cursos. Ahora, tres firmar su último ascenso en 2019, encadena ya seis temporadas consecutivas en una Ligue1 donde es la auténtica cenicienta de la competición, con un presupuesto que ronda los 48 millones de euros. Algo que, a pesar de todo, no le impidió acabar la temporada pasada como tercer clasificado, por detrás solo del PSG y el Mónaco, y firmar así un sorprendente estreno en Europa por la puerta grande.

Por mucho que Denis Le Saint, su presidente desde 2016, y su hermano Gerard, copresidente y responsable de Marketing, Comunicación y Eventos, sean los dueños de una gran distribuidora de alimentos que abastece tanto supermercados como restaurantes, su gestión económica no se ha caracterizado precisamente por estirar más el brazo que la manga. Hasta tal punto, que el club apuntaló la plantilla el pasado verano gastándose 13 millones de euros después de cerrar ventas por valor de 18.

Una de sus incorporaciones destacadas es la del joven central franco maliense Soumaïla Coulibaly, formado en la cantera del PSG y que llegó al club en calidad de cedido por el Borussia Dortmund, después de que su nombre estuviera en la agenda del Betis como posible refuerzo. En el capítulo de bajas, mientras, la más sorprendente fue la marcha del joven delantero francés Jérémy Le Douaron, quien prefirió aparentemente recalar en el Palermo, ahora en la segunda división italiana, en lugar de tener la oportunidad de jugar en la Champions.

El principal artífice del gran hito histórico del Brest, en este caso, está en el banquillo. Éric Roy, cuya carrera como futbolista le llevó a pasar por las filas del Rayo Vallecano, entre otros equipos, se hizo cargo del equipo en enero de 2023 en principio para salvarlo del descenso.

Un técnico salvador

Su elección sorprendió a propios y extraños puesto que, aunque había estado ligado al mundo del fútbol hasta 2020, llevaba ya más de 11 años sin ejercer como entrenador. No solo consiguió el objetivo, sino que, además, lo hizo con cierta holgura, colocando al equipo en la decimocuarta plaza.

El curso siguiente desató el delirio, al lograr una más que merecida tercera plaza con 17 victorias, 10 empates y siete derrotas en 34 encuentros en los que los suyos marcaron 53 goles y encajaron 34. Ahora, aunque las cosas no le van tan bien en casa, se planta en el duelo frente al Barça como cuarto clasificado de la liguilla de la Champions, con tres victorias (frente al Sturm Graz, por 1-2, el Salzburgo, por 0-4 y el Sparta de Praga, por 1-2) y un empate (1-1) en su estadio frente al Bayer Leverkusen de Xabi Alonso, con la aspiración de hurgar en la herida de un conjunto azulgrana que suma una derrota y un empate en sus dos últimos partidos de Liga.

Éric Roy, técnico del Brest, en el entrenamiento de este lunes.

Éric Roy, técnico del Brest, en el entrenamiento de este lunes.JOSEP LAGOAFP

Tras el espectacular inicio en la competición doméstica, el Barcelona llega al encuentro tocado tras ver neutralizada en tres minutos la ventaja de dos goles que tenía ante el Celta en Balaídos. «Yo quiero ser positivo. En mi opinión, tenemos que aprender de lo que ha pasado. Tenemos mucha calidad y hay que demostrarla en el campo, pero el nuestro es un equipo joven y aún está en proceso. Lo que está claro es que no vamos a cambiar nuestra forma de hacer las cosas», señaló Hansi Flick en la rueda de prensa previa a un partido en el que no podrá contar ni con Lamine Yamal, que sigue de baja por sus molestias en el tobillo, ni con Alejandro Balde, aquejado de problemas musculares.

«Nuestro rival lo está haciendo muy bien. Han ganado muchos puntos y su evolución es positiva, son un buen equipo y tenemos que estar muy centrados para poder ganarles», recalcó el técnico, quien es muy consciente de la importancia de las victorias en este nuevo formato de la Champions.

«No sabemos qué pasará al final, por eso hay que ganar. Si lo conseguimos, estaremos en buena situación, aunque todavía faltarán algunos partidos más por jugar», señaló. «Lo importante es estar bien conectados, tanto en defensa como en ataque», sentenció.

El Barça se deshace en cinco minutos y cede el empate en Balaídos

El Barça se deshace en cinco minutos y cede el empate en Balaídos

Actualizado Sábado, 23 noviembre 2024 - 23:07

El Barça revivió los peores recuerdos de la etapa de Xavi. Un error defensivo de Koundé, en la recta final del partido, acabó por salirle carísimo. Los azulgrana se plantaron en los últimos minutos de su duelo con el Celta con un 0-2 en el zurrón gracias a los tantos marcados por Raphinha y Lewandowski, reconciliado con el gol tras dos jornadas sin sumar más muescas a su revólver, pero acabaron viendo cómo el conjunto local ponía la igualada en el marcador y amenazaba con hacerse finalmente con los tres puntos después de que el ímpetu de Casadó le obligara a marcharse a la caseta antes de tiempo por doble amonestación. Los locales, no obstante, a pesar de su toque de corneta final, tuvieron que conformarse finalmente sumar solo un punto. [Narración y estadísticas, 2-2]

El Barça, de hecho, aprovechó un latigazo de Raphinha, cuando apenas se había jugado el primer cuarto de hora del partido, para marcharse al descanso con ventaja frente a un Celta que tuvo más llegada al área contraria, pero que estuvo terriblemente falto de puntería a lo largo de los primeros 45 minutos. Y, cuando logró que alguno de sus remates encontrara el camino de los tres palos, chocó o bien con la ordenada zaga barcelonista o bien con un Iñaki Peña que, poco a poco, sigue afianzándose bajo los palos del conjunto azulgrana.

Los locales, además, se marcharon a la caseta tremendamente enfadados por dos acciones que podrían haber cambiado muchísimo las cosas. Por un lado, un posible penalti de Gerard Martín sobre Iago Aspas que podría haber supuesto la segunda cartulina para el zaguero formado en La Masia, no concedido ni por Soto Grado ni por el VAR, y, por el otro, una contundente entrada de este mismo lateral izquierdo sobre el capitán celtista que, para el de Moaña, debería haber sido sí o sí merecedora de una nueva amonestación y su consiguiente expulsión. Amonestación que, en cambio, si vio el propio Aspas por sus reiteradas protestas.

De nuevo sin Lamine Yamal, aún con molestias en el tobillo, Flick sorprendió concediéndole a Gavi su primera titularidad desde la gravísima lesión de rodilla que lo tuvo prácticamente un año en el dique seco. El centrocampista azulgrana, cómo no, hizo gala de su habitual garra en la presión, mientras que Dani Olmo debía encargarse inicialmente de labores ofensivas desde la banda izquierda y Raphinha le tomaba el relevo al joven crack barcelonista en la derecha.

Raphinha celebra el tanto contra el Celta.

Raphinha celebra el tanto contra el Celta.Emilio LavandeiraEFE

El ex del Leipzig, por su parte, tuvo una buena opción para ampliar las distancias con un disparo seco bien abortado por Guaita, mientras que Lewandowski, titular tras superar las molestias en la espalda que le impidieron jugar con Polonia y otra vez más trabajador que brillante en la primera mitad del duelo, vio cómo le anulaban un gol por un claro fuera de juego.

Flick, para ahorrarse nuevos sustos, decidió dejar en la caseta a Gerard Martín con vistas a una segunda parte en la que el Celta salió con todo dispuesto a, por lo menos, igualar las cosas en el marcador. Y a punto estuvo de lograrlo muy pronto, con un remate cargado de picardía de Aspas, casi desde el centro del campo, con el que trató de sorprender a un Iñaki Peña acostumbrado a vivir lejos de su portería.

No obstante, sería el Barça el que volvería a golpear de nuevo. En esta ocasión, por medio de Robert Lewandowski. El polaco aprovechó a la perfección una asistencia tras recuperación de Raphinha para marcharse con algo de fortuna de la zaga local y llevar el 0-2 al marcador de Balaídos. Alfon, casi acto seguido, obligaría a Iñaki Peña a ir al suelo para evitar un remate con más intención que peligro. El alicantino, poco después, frustraría también un remate de un Hugo Álvarez que se plantó en sus dominios tras romper el fuera de juego azulgrana.

Los azulgrana, con una ventaja más que clara en el zurrón, apostaron por ir bajando paulatinamente el ritmo del juego. La expulsión de Casadó por doble amarilla, en los instantes finales y un error de Koundé que propició el 1-2 de Alfon pusieron picante a una recta final en la que Hugo Álvarez, a cinco minutos de llegar al 90, acabó por materializar un 2-2 que los locales trataron hasta el final de convertir en el 3-2, con más corazón, en este caso, que puntería.