Verstappen alcanza el 'kodawari'

Verstappen alcanza el ‘kodawari’

Actualizado Domingo, 6 abril 2025 - 21:45

La cultura japonesa ensalza y cultiva un compromiso generacional muy arraigado de búsqueda de la perfección. La máxima expresión de la calidad la llaman kodawari. En una simple palabra se mezclan, pasión, empeño, actitud, propósito, fidelidad con tus principios, orgullo y perfección. Conseguir tu kodawari significa mantener una conducta inquebrantable en la persecución de la excelencia, hasta el más pequeño de los detalles. Este fin de semana, Max Verstappen logró en Suzuka su kodawari particular. Convirtió en una obra de arte perfecta un gran premio que podía haber sido un desastre.

Hasta el veterano samurai Fernando Alonso, detuvo el sábado las entrevistas por un momento y se quedó embobado disfrutando con la vuelta de clasificación que estaba firmando Max. Esa vuelta le sirvió para lograr su primera pole desde el pasado junio. Lo tenía todo en contra. Desde el viernes, su coche había sido inconducible. McLaren, Mercedes y Ferrari seguían siendo más rápidos, así que su única oportunidad era jugarse la piel en una vuelta suicida. Hasta cinco veces dijo que pensó que se estrellaba.

La realidad es que nadie se enteró, porque sólo él es capaz de maquillar tantos defectos. La cámara subjetiva no mostró ni un ápice de tensión o de peligro. El coche simplemente fluía en sus manos. En ninguno de los tres parciales fue el más rápido. Lando Norris y Oscar Piastri se los repartieron, pero no en la misma vuelta. Sólo Verstappen fue capaz de juntar sus mejores tiempos en cada sector en el momento definitivo. Su frenada en la chicane fue una obra de arte. Pisó el pedal 13 metros más tarde que Norris, lo que le hizo entrar 17 km/h más rápido y, a pesar de un pequeño sobreviraje, traccionó mejor que el McLaren y le arrebató la pole por 12 milésimas. Esto es kodawari. Esforzarte de igual modo con los grandes y los pequeños detalles. Esa pincelada le valió la victoria un día después.

Quizá en otro circuito no hubiera podido hacerlo, pero en Suzuka la ventaja de rendimiento de McLaren resultó insuficiente para batirle. En una pista donde, históricamente, adelantar es muy complicado, se juntó todo. No hubo degradación, todo el mundo fue a una única parada, no hubo coches de seguridad, no hubo accidentes... Por no haber, no hubo ni una sola bandera amarilla.

Se justificaba McLaren diciendo que la carrera no les había dado ninguna oportunidad. Sin embargo, esperábamos algo más de ellos, que peleaban dos contra uno. Pararon a Norris en la misma vuelta que Verstappen, no dejaron que Piastri cambiase posición con Norris, cuando el australiano parecía tener mejor ritmo y el inglés fue incapaz de acercarse a Max lo suficiente para disponer del DRS. Lando siempre estuvo a más de un segundo y eso le hizo la vida mucho más fácil a Verstappen que, sin presión, no cometió ni el más mínimo error. Así, después de tres carreras y una sprint race, Max está a un solo punto de Norris en el campeonato. Y lo que aún es más sorprendente, Red Bull es tercero en el Mundial gracias a un solo piloto. El resto han jugado siempre con dos.

Sí, Max sigue estando solo. Degradado Liam Lawson al equipo filial, llegó Yuki Tsunoda. No lo hizo mal el japonés, que estuvo cerca de su nuevo compañero al menos hasta la Q2. Ahí cometió un error y ya no pudo pasar el corte para entrar entre los 10 primeros de la parrilla. Su domingo fue de menos a más, pero no llegó a los puntos. Mientras, Lawson, que salió por delante de él, fue de menos a menos con el RB. ¡Cuánto hace el estado de fortaleza mental en este deporte!

En la batalla de los novatos triunfó Andrea Kimi Antonelli. El italiano volvió a terminar en los puntos tras su mejor clasificación de parrilla y su ritmo fue incluso mejor que el de George Russell, que cruzó la meta justo por delante de él. Brillante actuación también de Isack Hadjar, que logró puntuar al terminar octavo y que volvió a conseguir el segundo mejor resultado para la familia Red Bull.

No se hablará mucho de los españoles en Japón. Ninguno de ellos llegó a los puntos. A Carlos Sainz le penalizó su mala clasificación del sábado y le condenó una posterior sanción de tres posiciones en la parrilla. Salir decimoquinto con un Williams en Suzuka es un harakiri.

Tampoco se hablará mucho de Alonso y es una pena porque su carrera fue excepcional. Terminar undécimo no emocionará a nadie, pero hacerlo con un Aston Martin es casi tan difícil como ganar con un Red Bull. Fernando hace, a otra escala, lo mismo que Verstappen. Maquilla los defectos de un coche que lo hace casi todo mal. No es fuerte en ningún terreno. Ni curva rápida, ni media, ni lenta y para colmo también era el más lento en recta. Su compañero, Lance Stroll, último el sábado y último el domingo. A la espera de que lleguen las primeras actualizaciones, la película se parece mucho a la del año pasado. Incluso podríamos decir que es aún peor.

Fernando Alonso: "Nadie recordará este undécimo, pero fue una de mis mejores carreras"

Fernando Alonso: “Nadie recordará este undécimo, pero fue una de mis mejores carreras”

Olvidados ya los seis abandonos del GP de Australia, el orden natural volvió a consolidarse en Suzuka, donde no hubo ni lluvia, ni safety car, ni un solo incidente de consideración. Los 20 coches que tomaron la salida cruzaron la bandera a cuadros, un factor que redujo aún más las minúsculas opciones de Fernando Alonso. "No somos rápidos para el top-10, ni siquiera para entrar en el top-18. Estamos en una espiral de la que hay que salir", admitió el asturiano, undécimo en la meta.

Tras 53 vueltas y 83 minutos al volante, el líder de Aston Martin sólo pudo ganar una posición ante Pierre Gasly. "Necesitamos revisar todos los datos porque no hay suficiente ritmo. Los sábados sufrimos para llegar a Q3, de hecho aún no hemos estado, y en carrera también para alcanzar el 'top-10", comentó Alonso en la zona mixta. "Nadie recordará este undécimo puesto, pero fue una de mis mejores carreras. He sacado el máximo del coche y un poco más", subrayó.

Por tercera semana consecutiva, el AMR25 ofrecía nulo carácter competitivo frente a sus rivales de la zona media, como Haas, Racing Bulls y Williams. De modo que su punto de partida, el de convertirse en 2025 el quinto mejor coche, parece ahora aún más devaluado. No en vano, Lance Stroll partió último desde la parrilla y cruzó la meta también como farolillo rojo. El canadiense, sin opciones siquiera ante el Sauber de Gabriel Bortoleto, fue el único doblado por Max Verstappen.

"Proceso de aprendizaje"

Pese a estas notorias carencias, los máximos responsables de Aston Martin siguen manteniendo la calma. "Esto forma parte del proceso de aprendizaje", explicó Andy Cowell, CEO de la escudería de Silverstone, confiado en "aplicar estas lecciones" el próximo fin de semana en el GP de Bahrein.

De modo que las nueve décimas que perdió el AMR25 de promedio con respecto a la cabeza no deberían preocupar tanto como las tres cedidas ante Racing Bulls o Williams. Entre otras razones porque hace ahora un año, también en Suzuka, los monoplazas verdes rodaban un segundo más rápido por vuelta que estos dos mismos rivales.

Las reiteradas promesas de desarrollo serán examinadas el próximo domingo en Sakhir, escenario de los test de pretemporada. Uno de esos trazados que miden el rendimiento global de los coches. Alonso presagia otro fin de semana "difícil", donde emplearán los entrenamientos para resolver algunas "dudas" que aún siguen flotando tras las pruebas invernales. "Tenemos el coche más lento en las rectas", reiteró sin pudor, el ovetense. Un mal presagio para los habituales stop and go de Bahrein, donde se pone a prueba la tracción de los monoplazas.

El pase de Isack Hadjar a la Q3 con el cinturón apretando en la entrepierna: "Fue una pesadilla"

El pase de Isack Hadjar a la Q3 con el cinturón apretando en la entrepierna: “Fue una pesadilla”

Desde el inicio de la Q1, las conversaciones de radio entre Isack Hadjar y su ingeniero, Pierre Hamelin, versaban sobre un único tema. "Sigo con el mismo asunto, sigo con el mismo asunto en el cockpit", repetía el piloto de Racing Bulls. Cuando regresó al garaje, las cámaras registraron un gesto de dolor en su rostro, pero sólo más tarde, una vez sellada su segunda clasificación consecutiva para la Q3, el rookie pudo aclarar lo sucedido.

"Fue una pesadilla, tío. Lo superé sin más", explicó Hadjar, víctima de su cinturón de seguridad, demasiado apretado en su entrepierna. "Me di cuenta en la curva 3 y pensé: 'Esto no va bien'. Casi me estrello", añadió el francés, autor de otra fantástica actuación que le permitirá partir desde el séptimo lugar de la parrilla.

Hadjar fue puliendo sus tiempos en Q1 (1:28.278), Q2 (1:27.775) y finalmente la ronda definitiva (1:27.569), donde pudo superar a Lewis Hamilton, Alex Albon y Oliver Bearman. Por no citar a su compañero de garaje, Liam Lawson, decimotercero o Yuki Tsunoda, cuyo estreno en Red Bull se zanjó con una decimoquinta plaza en la parrilla. En cualquier caso, la mayor satisfacción para Hadjar fue haber salido del apuro en la primera tanda. "La verdad es que estoy muy orgulloso de la vuelta que hice en la Q1, con lo que tenía encima", apuntó en los micrófonos de Sky Sports.

"No me puedo concentrar"

De su sufrimiento había quedado constancia a través de la radio. "No sé qué me pasa. ¡Joder!", exclamó a propósito de un problema que había comenzado durante la última sesión libre de la mañana. Cuando Hamelin le conminó a tranquilizarse, con la idea de que ajustar mejor el cinturón en el garaje, Hadjar estuvo a punto de desistir. "No me puedo concentrar, pierdo mucho tiempo en cada vuelta. Simplemente no puedo conducir así". Afortunadamente, los mecánicos de Racing Bulls solventaron el problema en los instantes previos al inicio de la Q2.

Según el artículo 12.7 del reglamento técnico de la F1, el asiento de un monoplaza debe estar "equipado con receptáculos que permitan la colocación de cinturones para asegurar al conductor y uno que permita la colocación de un dispositivo estabilizador de cabeza". Asimismo, este asiento "debe ser desmontable sin necesidad de cortar ni quitar ningún cinturón de seguridad".

Un coche fácil de conducir

Según detalló el francés, cuando pudo librarse del dolor, extrajo todo el potencial del coche y su único error durante la Q3 se produjo llegando a la última curva, donde se dejó una décima. En cualquier caso, Laurent Mekies, team principal de Racing Bulls, puede sacar pecho ante las prestaciones de su VCARB02, un monoplaza equilibrado, cuya configuración resulta incluso sencilla para dos pilotos con muy poca experiencia, como Hadjar y Lawson.

Dos semanas después, Hadjar ha igualado su séptimo lugar de la parrilla del GP de China, donde logró cruzar la meta en idéntica posición. En Sukuza, sólo la previsión de lluvia podría torcer sus planes. "Esto es un buen punto de partida. Si tenemos una salida limpia podríamos sumar más puntos", auguró.

La trituradora de Verstappen: Liam Lawson, otro más hacia el cadalso en Red Bull

La trituradora de Verstappen: Liam Lawson, otro más hacia el cadalso en Red Bull

Quien aún dude de las dificultades que entraña un Fórmula 1 puede revisar los mensajes de Liam Lawson del pasado domingo en Shanghai. "No puedo girar el coche en absoluto", lamentó el piloto de Red Bull en la vuelta 54, a sólo dos para la meta. Nada más cruzar la bandera a cuadros, Richard Wood, su ingeniero de pista, sólo pudo ofrecerle unas palabras de consuelo: "Sí, hoy tuviste que sudar tinta. Lo siento, tío, sinceramente hice todo lo que pude para ayudarte". En ese momento, la comunicación ya se había colmado de balbuceos y silencios de Lawson, muy afectado por su paupérrimo nivel al volante. Por segunda semana consecutiva, ni siquiera se había acercado a la zona de puntos.

El futuro de Lawson, pendiente de un hilo, se resolverá esta semana durante una reunión en Milton Keynes. Una cumbre donde el equipo, protagonista de un flojo arranque, abordará también su plan estratégico. "Estamos preocupados, pero no vamos a tirar la toalla", adelantó Helmut Marko tras el cuarto puesto de Max Verstappen en Shanghai. La opinión del veterano asesor, en estas difíciles circunstancias, tendrá tanto peso como la del team principal, Christian Horner. No se trata de un asunto baladí. Tras perder algunos de los ingenieros que cimentaron el último ciclo triunfal, con los cuatro títulos de Mad Max, Red Bull ha de decidir si da este Mundial por perdido y emplea todos sus esfuerzos en el coche de 2026, primer año de la revolución reglamentaria. Y en el corto plazo, ha de tomar una decisión con Lawson.

"No soy tonto y sé que estoy aquí para rendir. Si no lo consigo, no voy a continuar", admitió el neozelandés en China, donde ocupó la última plaza en las dos sesiones clasificatorias. A estos resultados hay que sumar su decimoctavo puesto en la parrilla de Melbourne. La peor racha de un piloto de Red Bull desde su llegada al Gran Circo, allá por 2005. Su sufrimiento al volante quedó aún más en evidencia en Shanghai, donde quiso partir desde el pit lane para realizar cambios en la puesta a punto. Sin embargo, con esa nueva configuración, mucho más agresiva, sólo pudo adelantar a tres rivales, siendo el último piloto en no ser doblado.

Sólo con el simulador

Las dificultades del RB21, un monoplaza diseñado al gusto de Verstappen, han superado a Lawson en dos circuitos que sólo conocía a través del simulador. Y esta falta de experiencia podría hacerse aún más acuciante a partir de ahora. De las 14 próximas citas del Mundial, Liam sólo conoce Suzuka, tras su paso, hace un par de años, por la Super Fórmula japonesa. Sin embargo, estas dos semanas previas al GP de Japón pueden hacerse demasiado largas. Red Bull maneja la opción de Yuki Tsunoda, el líder de Racing Bulls, su equipo filial. Incluso la de su compañero Isack Hadjar, un rookie que también ha dejado detalles interesantes.

Toda esta incertidumbre trae a la memoria el GP de Bélgica 2024, cuando Red Bull hubo de salir al paso de los rumores para confirmar a Sergio Pérez, a quien había renovado sólo dos meses antes. El mexicano tampoco daba la talla ante Verstappen y a final de año acabó saliendo del equipo. Sin embargo, su cartera de patrocinadores personales siempre representó un obstáculo para cualquier intercambio a mitad de curso. Obviamente, no es el caso de Lawson, un chico de orígenes humildes para los estándares de la actual F1. De hecho, sus padres tuvieron que vender la casa familiar para financiar sus inicios en los karts. Y según él mismo ha confesado, aún no han comprado otra.

Lawson, al volante del RB21, el domingo en Shanghai.

Lawson, al volante del RB21, el domingo en Shanghai.RED BULL

Al igual que sucedía con Checo, las comparaciones con Verstappen dejan en muy mal lugar a Lawson. No sólo por esas 88 centésimas que ha cedido, de promedio, en las sesiones clasificatorias, sino por sus recurrentes problemas a la hora de mantener el coche en la trazada. A bordo de un RB21 muy nervioso, sus mínimas opciones en Australia se toparon contra el muro de la curva 2. Tras la qualy del sábado en Shanghai, Marko ofreció un diagnóstico desolador: "Esto demuestra que nuestro coche es extremadamente difícil. Si le das a Liam el Racing Bulls, va más rápido. No puede seguir así".

Sólo las manos de Verstappen, autor de un segundo y un cuarto puesto, han sido capaces de extraer algo positivo del coche. Aunque no alcance para seguir la estela de McLaren, el tetracampeón mundial puede alardear de una estadística asombrosa. A lo largo de las 20 últimas carreras, ha sumado 337 puntos, por sólo 49 de sus compañeros. Si otros mejor preparados, como Carlos Sainz (2015-2016), Daniel Ricciardo (2016-2018), Pierre Gasly (2019), Alex Albon (2019-2020) o Pérez (2021-2024) ya claudicaron ante él, nada alentador puede esperarse ahora de Lawson.

Todo tan igualado que no se puede fallar

Todo tan igualado que no se puede fallar

Actualizado Domingo, 23 marzo 2025 - 21:36

Que la F 1 es un deporte complicado y difícil de descifrar era algo que ya sabíamos, pero este año promete más sobresaltos de los habituales. Hay tantos frentes abiertos, tanta igualdad en la parrilla, que lo único que saco en claro es lo mucho que nos vamos a divertir. Lo que estaba cristalino antes del inicio de la temporada en Melbourne era que McLaren estaba un paso por delante. Hoy sabemos que lo están, pero quizá ese paso sea sólo un pasito. No pueden fallar. Si el equipo falla en algo o alguno de sus pilotos comete un error hay chacales por detrás dispuestos a devorarles. Oscar Piastri se equivocó en Australia y terminó noveno; Lando Norris se equivocó en la sprint race de China y fue octavo; y si la carrera del domingo hubiese tenido una vuelta más, habría mordido el polvo con George Russell al sufrir un problema en el sistema de frenos. Está todo tan igualado que no se puede fallar.

Es más, la estrategia este año es no cometer errores de bulto. El objetivo es ser sólidos y sumar. Si no puedes ganar, trata de ser segundo. Si no puedes ser segundo, lucha para ser tercero. Haz lo que quieras, pero no hagas un cero porque la jauría te destrozará. Es un poco la táctica de Fernando Alonso en 2010 y 2012. No tenía el coche más rápido, Red Bull estaba un paso o dos por delante, pero a base de puntuar en cada fin de semana y aprovecharse de los errores de sus rivales llegó a la última cita con opciones.

Esta igualdad hace que ocurra lo mismo en las clasificaciones. Es tan grande la igualdad, que un pequeño sobreviraje en el que pierdes una décima de segundo te hace caer tres posiciones. Y si estás en la zona media, una décima es la diferencia entre ser décimo o decimoquinto. Un pequeño detalle, un error, un tipo de circuito, una pequeña evolución lo cambia todo. Así puedes ver a un modesto Racing Bulls codearse con los grandes en clasificación, un Haas que fue un desastre en Australia convertirse en protagonista en China o un Ferrari que está perdido en la primera carrera llevarse la victoria en la primera sprint race una semana después.

Y lo que es aún más complicado de entender, ves ganar a Lewis Hamilton de forma excepcional el sábado y sólo 24 horas después, lo ves sufrir en la pista, sin ritmo y acosado por su compañero de equipo (al que tiene que dejar pasar) que, para colmo, lleva el alerón roto desde la primera vuelta. Alerón, por cierto, que rompió Charles Leclerc al golpear a Lewis en la salida. Dos toques en dos carreras.

De todo lo que vimos en Shanghai me quedo con el tenebroso callejón sin salida en el que se ha metido Red Bull. Hay tres equipos más rápidos que ellos y sólo puntúan con un coche. Quizá la explicación de este fenómeno sea por un lado el talento de Max Verstappen, pero sobre todo haber diseñado y desarrollado desde hace años un coche adaptado a los gustos de Max. Sólo él lo entiende, sólo él es capaz de ir rápido con ese monoplaza y, claro, sólo él puntúa. Sergio Pérez se pasó años quejándose amargamente de que el equipo sólo escuchaba a Verstappen y sus malos resultados llevaron a Red Bull a romper un contrato que habían firmado con el mexicano pocos meses antes. Buen dinero se tuvo que llevar Checo por ello.

Además, seguro que ahora tiene que estar viendo, con cierto regocijo, cómo Liam Lawson está haciendo buenos sus resultados del Mundial 2024. Es tan desastroso el arranque del joven neozelandés que, tras sólo dos carreras, los rumores ya apuntan a un posible movimiento de Red Bull para el GP de Japón: relegar a Lawson de vuelta a Racing Bulls y promocionar a Yuki Tsunoda junto a Max, algo que en su día Red Bull descartó. Mucho me temo que tampoco será la solución. Hicieron un coche para Max, que sólo lo medio entiende Max y con el que ya no puede ganar. Tendría gracia que después de dárselo todo, si este año no es bueno, Max decidiese cambiar de aires para 2026.

De los nuestros, poco que decir. A Carlos Sainz le está costando adaptarse al Williams y entender por qué fue tan rápido en los test de Bahrein y ha estado tan falto de ritmo aquí. Con las descalificaciones de Leclerc, Hamilton y Pierre Gasly, Williams ha logrado un buen puñado de puntos, pero la clave para que el equipo británico se asiente en el liderato de la zona media está en que Carlos se adapte lo antes posible. Lo hará seguro, pero de momento necesita un poco más de tiempo.

Aston Martin sigue recordándonos mucho al equipo del año pasado. De no ser por las descalificaciones habrían salido de China con el zurrón vacío de puntos. Muchas pruebas, muchos cambios de set up, pero pocos resultados. No ayuda que Alonso no esté en la pista. Su abandono por un fallo en los frenos nos privó de ver el verdadero potencial de su monoplaza. Dos carreras, dos abandonos, ningún coche en Q3 y sólo un puñado de puntos en Australia gracias a los fallos ajenos y el acierto del equipo con la estrategia. Queda mucho Mundial, así que, de momento, habrá que seguir confiando.

Bienvenidos al caos

Bienvenidos al caos

Actualizado Domingo, 16 marzo 2025 - 20:33

Mereció la pena el madrugón porque el arranque del Mundial 2025 no pudo ser más emocionante. Lástima que Carlos Sainz y Fernando Alonso acabasen contra el muro, porque el GP de Australia ha sido una de esas ventanas de oportunidad para los equipos que en una carrera en seco y tranquila no tendrían ninguna opción.

Australia nos ha regalado un gran espectáculo y un cambio en una tendencia que empezaba a ser tediosa. Por primera vez en casi tres años, Max Verstappen no lidera el campeonato. Puede parecer una tontería, pero el holandés ocupaba la primera plaza del Mundial desde el GP de Miami 2022. 63 carreras consecutivas al frente que le sirvieron para abrochar tres títulos. Lograr el quinto no va a ser fácil. Como pronosticábamos, Red Bull encara la temporada con un coche que no es dominante. De hecho, el RB21 sigue siendo tan difícil de conducir como su predecesor. Un potro salvaje que sólo Max es capaz de domar. Como era previsible, el sucesor de Sergio Pérez en la escudería de Milton Keynes, Liam Lawson ha sufrido mucho en su primer fin de semana. No pasó de la Q1 el sábado, no tuvo ritmo el domingo en ningún momento, fue doblado en carrera y acabó contra el muro.

Lando Norris se mostró mucho más serio y sólido que en 2024 para solventar una de las carreras más complicadas de su vida. A pesar del dominio de McLaren, que se confirma un paso por delante del resto, el drama meteorológico de Melbourne le metió bajo mucha presión. Sólo cuando la pista se secó y pusieron los slicks, pudieron demostrar su ventaja ambos McLaren. En pocas vueltas Max se quedó atrás, pero los sucesivos coches de seguridad compactaron al grupo y los trompos, las salidas de pista y las llamadas a boxes moldearon el orden de la clasificación.

Hubo un momento estelar a pocas vueltas del final en el que en McLaren se tragaron la muerte. Todos en pista con slicks y en el radar una tromba de agua que se acercaba con malicia a Melbourne y que iba a durar apenas una vuelta. Todos los muros informaban a sus pilotos y les pedían que apretasen los dientes y aguantasen como fuera, pero resultó imposible. Cuando los McLaren se encontraron con la cortina de lluvia y la pista empapada en una parte de Albert Park, los dos, Norris y Oscar Piastri se fueron a la hierba. Norris salvó la situación y entró en boxes, Max siguió. En ese momento el 1-2 de McLaren se había convertido en un liderato de Verstappen, un Piastri atrapado en la escapatoria y un Norris con neumáticos de lluvia saliendo del pit-lane. Si no llovía más, ganaba el holandés. El cielo se apiadó de Lando y jarreó sobre la pista. Max tuvo que parar y aceptar la segunda plaza.

Cuando acabó todo, la clasificación era irreconocible. Siete equipos diferentes en las ocho primeras posiciones. Entre ellos un Williams, un Aston Martin y un Sauber. Todos ellos por delante de los dos Ferrari, uno de los equipos que más ha decepcionado en este arranque.

¿Qué hemos aprendido en Australia? Siendo sinceros, mucho menos de lo que nos hubiese gustado, porque la clasificación final es confusa. Lo más claro es que McLaren tiene el mejor coche y en China, dentro de siete días, si no llueve, serán claramente superiores al resto. También confirmamos que Verstappen resiste y que tergiversa el rendimiento real del Red Bull. Hemos aprendido que Mercedes ha mejorado, que Williams ha dado un gran paso adelante, que Aston Martin está mejor de lo que esperábamos y que la igualdad en la zona media entre ellos, Racing Bulls y Alpine va a ser máxima. Un cambio de circuito, una pequeña evolución, un acierto en los reglajes alterarían este orden.

Lewis Hamilton ha aprendido cómo se las gasta su nuevo compañero, Charles Leclerc. En el único momento del fin de semana en el que Lewis estuvo por delante de él, el monegasco le contestó con un adelantamiento al límite con toque de alerón incluido. Por su parte, los novatos han descubierto que la Fórmula 1 es otra historia. De todos los rookies, sólo Andrea Kimi Antonelli vio la bandera de cuadros. Todos los demás acabaron contra al muro. Alguno, como Isaak Hadjar en la vuelta de formación, antes incluso de que empezase la carrera. Se salvó Antonelli y yo salvaría también a Gabriel Bortoleto. Derrotó a Nico Hulkenberg en clasificación, aguantó en carrera, pero acabó contra el muro a pocas vueltas del final. En cualquier caso, debut prometedor.

También hemos visto que todo sigue muy apretado. Quizá la clasificación del sábado en seco sea la mejor referencia con un Racing Bulls y un Williams por delante de los dos Ferrari y a menos de dos décimas de Verstappen. Si alguno de los grandes se equivoca, el segundo grupo, a una vuelta, no está tan lejos.

El próximo fin de semana llega el GP de China, con sprint race para poner un poco más de tensión y estrés en los equipos. Un formato que no te deja probar ni experimentar y donde pueden aflorar los errores.

Moraleja después de una carrera: ¡Cómo nos vamos a divertir este año!