La fiesta agridulce del PSG tras unos disturbios “inaceptables”: “Nada puede justificar lo ocurrido. El país está de luto, el fútbol no es eso”

Actualizado Domingo, 1 junio 2025 - 20:52

París fue una fiesta, agriada al final por los dos muertos, más de 550 detenidos, 700 fuegos, 260 vehículos incendiados y 190 heridos en los disturbios que siguieron al triunfo del PSG en la Champions. "Nada puede justificar lo ocurrido en este país en las últimas horas", advirtió Emmanuel Macron en su recepción al equipo al completo tras el desfile en los Campos Elíseos ante más de 100.000 seguidores, ensombrecido por los incidentes en la madrugada del sábado. "Lo sucedido es inaceptable. El país está de luto; el fútbol no es eso".

El presidente francés elogió después "la manera sublime y monstruosa" con la que se impuso el PSG y agradeció personalmente su contribución a Luis Enrique (enrojecido) durante más de dos minutos: "Recuerdo muy bien lo que pasó cuando llegaste, mucha gente decía que no entendía a este equipo, que si era demasiado joven". Macron ensalzó "la generosidad y la exigencia" que el entrenador español ha insuflado al PSG y con la que salieron al campo dispuestos a comerse al Inter: "¡Tenían hambre, lo deseaban y lo lograron!".

El acto en el Palacio del Elíseo puso el contrapunto a una jornada agridulce, entre el júbilo y la conmoción de los franceses por los brotes de violencia que se propagaron más allá de París la noche anterior. En Dax, en el País Vasco francés, un adolescente de 17 años murió apuñalado en un tumulto callejero tras el partido. En la capital, un hombre que viajaba en patinete eléctrico falleció arrollado por un coche durante las celebraciones.

Los alrededores del Arco del Triunfo, acordonados por la policía, fueron uno de los "campos de batalla" a lo largo de la noche de sábado, junto a las inmediaciones del Parque de los Príncipes, donde 40.000 hinchas siguieron el partido en pantallas gigantes y tuvieron que se dispersados por los antidisturbios con cañones de agua y gases lacrimógenos. Más de veinte policía resultaron heridos en todo el país (uno de ellos estaba el domingo en coma inducido).

El ministro de Interior Bruno Retailleau denunció "la presencia de bárbaros en las calles de París". "No podemos habituarnos a esta violencia desbordada", advirtió Retailleau, criticado desde la izquierda por la respuesta agresiva de la policía. El ministro replicó rebautizando a La Francia Insumisa como "La Francia Incendiada".

Jordan Bardella, líder de la extrema derecha y presidente de Agrupación Nacional, se apunto a la trifulca política arremetiendo contra la "gentuza" que aprovecha cada fiesta popular: "No solo crean un grave problema de inseguridad, sino que manchan la imagen de Francia en el mundo".

Los incidentes nocturnos desplazaron de hecho a la gesta del PSG en los titulares y empañaron las celebraciones del día después. En dos autobuses, escoltados sobre la marcha por decenas de motoristas, los jugadores del PSG y el entrenador Luis Enrique llegaron hasta los Campos Elíseos pasadas las cinco de la tarde, en el paseíllo bautizado como "El retorno de los héroes".

En medio de un impresionante despliegue de seguridad, miles de aficionados lograron abrirse paso y muchos otros miles se quedaron fuera, forcejeando con la policía. Nada pudo sin embargo contener la alegría exultante con la que Luis Enrique y los suyos saludaron a los seguidores desde lo alto del autobús descapotable, con Dembélé lanzando besos a la gente, Hakimi y Doué exhibiendo sus gafas de sol y Marquinhos haciendo alarde con la copa ante un mar de banderas rojas y azules y el humo de las bengalas.

Al cabo de una hora de lentísimo avance hasta llegar al Arco del Triunfo, los jugadores repusieron fuerzas (Fabián no paraba de comer sándwiches en lo alto del autobús) y enfilaron hacia el Palacio del Elíseo. El capitán Marquinhos y el presidente del PSG, el qatarí Nasser Al-Khelaifi, portaron a dos manos la copa en presencia del presidente Macron, hincha del Olympique de Marsella, que se deshizo en unos habituales despliegues de retórica: "Habéis puesto a París en la cima de Europa. Y habéis hecho vibrar no solo a los parisonos, sino al país entero. ¡Viva el PSG! ¡Viva Francia! ¡Viva la República!".

La fiesta agridulce se prolongó hasta bien avanzada la noche con la presentación del trofeo ante más de 40.000 seguidores en el Parque de los Príncipes, convertido en una especie de fortín por la policía, para prevenir una segunda noche de violencia.

La noche del héroe de París: “¡Es el mejor entrenador y el mejor tío. España puede estar orgullosa!”

Actualizado Domingo, 1 junio 2025 - 12:33

No pudo contener Nasser Al-Khelaifi su euforia tras ver al PSG proclamarse campeón de Europa. "Es el mejor entrenador y el mejor tío. España puede estar orgullosa", decía interrumpiendo la entrevista que Luis Enrique estaba haciendo con Movistar. Quince años, y 2.000 millones, después del desembarco de Qatar en el club habían encontrado un filón en el banquillo.

El asturiano era centro de todas las miradas como constructor de un nuevo PSG que se reivindicó endosándole una goleada histórica al Inter. Era hacer historia a lo grande, por eso sus jugadores le hicieron levantar el trofeo y luego le lanzaron por los aires.

Se había puesto la camiseta de homenaje a Xana, había posado con el trofeo con su mujer y sus hijos Sira y Pacho, este con la camiseta de Dembélé, y hasta había secado las lágrimas, convertidas luego en sonrisas, de su escudero Rafel Pol. Era un hombre feliz con el partido que había hecho su equipo. Era tiempo de disfrutar, pero sin perder de vista lo que viene.

"Gestionar el éxito es difícil", advertía ante de apuntar el siguiente objetivo: el Mundial de Clubes. "Es una competición increíble. El broche sería ser competitivos y ganar el quinto título de la temporada". Mientras eso pasaba en la sala de prensa, en el vestuario Kimpembe, lesionado, había metido un altavoz gigante.

A la fiesta no faltó ni el jefe Al-Khelaifi ni Luis Campos, el asesor deportivo que ha hilvanado junto a Luis Enrique esta plantilla. Se abrazaron en el césped y en las entrañas del estadio, de donde salieron juntos. El nombre al que Qatar miraba con dudas se ha resarcido con su apuesta por el técnico español.

Al-Khelaifi alza el trofeo de la Champions.

Al-Khelaifi alza el trofeo de la Champions.EFE

¿Qué hizo Luis Enrique para ganar? "Nos dijo que teníamos todas las opciones", resumía Fabián, menos dado a los elogios que Marquinhos, Nuno o Neves porque ya conocía las artes del asturiano. La primera, quitarles presión. "Había que tener control mental, poner calma a tanta excitación. Yo no miro redes sociales, pero mis jugadores están todo el día con el móvil", confesaba Luis Enrique. La segunda clave era activar a futbolistas. Si a Douré no hace falta, porque es de una generación con descaro, a Dembélé tampoco.

"¿Qué 9 de Europa presiona así la salida de Sommer o Acerbi? Yo le daría el Balón de Oro por cómo ha defendido. Eso es liderar", elogió el técnico, que también repartió a Vitinha, de quien nace la jugada del tercer gol. "¿De dónde ha salido ese jugador?", bromeaba Luis Enrique. El Oporto le lanzó una felicitación en redes sociales para recordárselo.

El portugués, que cuenta cómo Messi le dijo que nunca ganarían la Champions, desfiló por la zona mixta exultante, puño arriba y gritando campeones. En un escalón más abajo iba Arnau Tenas, alma fiestera del vestuario. "Imaginaba ganar, pero 5-0... Lo he celebrado como si fuera el último día de mi vida", confesaba el guardameta mientras Donnarumma le hacía bromas y Pacho recordaba que es el primer ecuatoriano campeón de Europa. Primera final, primer título. "Ahora vendrán más", decía.

Luis Campos, con el trofeo.

Luis Campos, con el trofeo.AP

Kvaratskhelia dejó el campo con el balón bajo el brazo y echaron la llave al vestuario Dembélé -que espera llegar "en silla de ruedas" a la concentración con Francia el lunes-, Hakimi y Marquinhos. Ninguno llevaba la copa, que rescató el team manager Dorian Godard. Pero tanto tardaba el capitán pese a los cánticos y el claxon del autobús, que fue el propio Luis Campos quien acudió a rescatarle, Champions en mano, para recordarle que era el momento de festejar.

Dos muertos y más de 550 detenidos en los disturbios en Francia tras la victoria del PSG

Dos muertos y más de 550 detenidos en los disturbios en Francia tras la victoria del PSG

Dos muertos, más de 550 detenidos, más de 700 incendios y más de 260 vehículos incendiados es el balance de las "celebraciones" de la victoria del Paris Saint-Germain en la Champions. El júbilo inicial dejó paso a disturbios y enfrentamientos con la policía en la capital y en varios puntos de Francia. Los sucesos han empañado la victoria y el desfile previsto inicialmente para el domingo por la tarde en los Campos Elíseos.

Los alrededores del Arco del Triunfo, acordonados por la policía, fueron uno de los "campos de batalla" a lo largo de la noche de sábado, junto a las inmediaciones del Parque de los Príncipes, donde 40.000 hinchas siguieron el partido en pantallas gigantes y tuvieron que ser dispersados por los antidisturbios con cañones de agua y gases lacrimógenos.

En Dax, en el País Vasco francés, un adolescente de 17 años murió apuñalado durante un tumulto. En París, el conductor de un patinete eléctrico falleció arrollado por un coche en las celebraciones callejeras. Más de 20 policías resultaron heridos en todo el país (uno de ellos estaba el domingo en coma inducido), entre acusaciones enfrentadas por la agresividad con la que las fuerzas del orden intentaron contener la avalancha.

Las drásticas medidas de seguridad incluyeron la prohibición de pantallas gigantes en el exterior y el "blindaje" de los Campos Elíseos. Los hinchas se estrellaron ocasionalmente contra las vallas de la policía y los muros de los antidisturbios. Ante la imposibilidad de una espacio "natural" para celebrar la victoria, la masa eufórica se trasladó durante la noche a puntos como la Bastilla y la plaza de la República.

El ministro de Interior, Bruno Retailleau, denunció "la presencia de bárbaros en las calles de París" incluso antes de que terminara el partido. Jordan Bardella, líder de la extrema derecha y presidente de Agrupación Nacional, arremetió contra la "gentuza" que aprovecha cada fiesta popular: "No solo crean un grave problema de inseguridad, sino que manchan la imagen de Francia en el mundo".

"Campeones, mi hermano", escribió en su cuenta de X el presidente Emmanuel Macron, que podría recibir a Luis Enrique y a su equipo en el Elíseo en las próximas horas. "Día de gloria para el PSG. Bravo, todos estamos orgullosos. París, capital de Europa esta noche".

"PSG, orgullo de nuestro país, alegría colectiva, inolvidable", escribió por su parte el primer ministro François Bayrou, que pidió inútilmente calma a la población: "Que la fiesta sea bella y que cada uno vele por la seguridad de todos. Pensad en las fuerzas del orden".

"¡Qué partido tan fantástico, qué mentalidad sobre el terreno de juego y qué felicidad para París!", se pronunció la alcaldesa Anne Hidalgo. "París está en el techo de Europa después de esta victoria magnífica", sentenció la ministra de Cultura Rachida Dati.

Desde lejos, Kylian Mbappé, que tantas veces se quedó a las puertas de Europa con su viejo club, extendió su enhorabuena a ex compañeros de equipo: "El gran día llegó por fin. Con la victoria y la manera de todo un club".

El presidente de la Liga de fútbol profesional, Vincent Labrune, celebró finalmente el triunfo como "una inmensa fiesta para el fútbol francés y una recompensa a la exigencia, el trabajo y la ambición de un club que durante más de un decenio ha rivalizado para estar entre las más grandes instituciones del fútbol europeo".

Un vehículo arremete contra la multitud y hiere a cuatro personas en Grenoble

Un vehículo arremete contra la multitud y hiere a cuatro personas en Grenoble

Actualizado Domingo, 1 junio 2025 - 02:11

Cuatro personas de una misma familia resultaron heridas, dos de ellas de gravedad, el sábado por la noche en Grenoble, en el sureste de Francia, después de que un coche se estrellara contra una multitud que celebraba la victoria del París Saint-Germain sobre el Inter de Milán en la Liga de Campeones, informó la prefectura.

"Un vehículo perdió el control, atropellando a cuatro personas, dos de las cuales resultaron heridas de gravedad", declaró la prefectura a la AFP, añadiendo que el conductor se había entregado a la policía y estaba detenido.

El conductor de un BMW Serie 1, que circulaba con exceso de velocidad por las vías del tranvía central, según Le Dauphiné libéré , intentó dar la vuelta utilizando el freno de mano en un cruce donde se congregó un gran número de aficionados tras la final de Champios. Posteriormente, atropelló a cuatro peatones, dos hombres de 17 años y dos mujeres de 23 y 46 años, miembros de la misma familia. Todos los heridos fueron trasladados al Hopistal Universitario de Grenoble

El recuerdo de Luis Enrique tras la exhibición: “Xana está conmigo en la victoria, pero en la derrota mucho más. No es un día para estar triste”

Actualizado Domingo, 1 junio 2025 - 00:36

Una auténtica obra maestra es lo que consiguió Luis Enrique en Múnich ante el Inter de Milan. La final de la Champions con mayor diferencia de goles de la historia ha sido obra del entrenador asturiano justo el año después de la salida de Kylian Mbappé destino Real Madrid. "Hemos demostrado que tenemos estrellas y están al servicio del equipo y no al revés", ha expresado el propio Luis Enrique en la entrevista postpartido.

Fueron cinco goles marcados y cero encajados para una obra coral del equipo francés, que se estrena por fin tras una multimillonaria inversión como ganador de la Champions League, el mayor título continental. "No sabía como íbamos a ganar. Hacer historia es muy bonito, pero indica que toda la gente ha estado con un exceso de presión, me ha sorprendido la madurez de los jugadores", ha apuntado el técnico.

El técnico quiso tener un emotivo recuerdo para su hija Xana, fallecida tras una enfermedad, y se puso una camiseta en homenaje suyo en la que dos dibujos, aparentemente un padre y una hija, sujetaban la bandera del PSG, como hicieran el asturiano y ella en su conquista de la Champions con el FC Barcelona. "Xana está conmigo en la victoria, pero en la derrota mucho más. No es momento para estar triste ni para emocionarse", ha manifestado el técnico.

De hecho, la grada de la afición francesa ha querido homenajear a su técnico con una imagen muy similar impresa en un tifo gigantesco que se ha desplegado cuando los jugadores del PSG se han acercado a celebrar con ellos la primera Champions del club francés.

Quiso tener unas palabras para su técnico Achraf Hakimi, el primer goleador de la noche. "Es el hombre que ha cambiado el PSG, desde que vino ha hecho que el equipo y el club cambie", ha elogiado el lateral marroquí que luego ha precisado: "Es un ser humano y un entrenador leal que se lo merece más que nadie".

En el mismo sentido se ha mostrado el capitán del equipo parisino, Marquinhos. "El míster ha traído una mentalidad y una filosofía increíbles", ha concedido y ha revelado cómo se ha acordado de los 12 años que ha pasado en el conjunto francés y lo que le ha costado un objetivo que ha logrado tras un "increíble 5-0" que le ha obligado a meterse a llorar al vestuario.

Para el lateral derecho y uno de los jugadores más importantes del equipo parisino, el PSG se lo merecía hacía tiempo. "Hemos hecho historia, hemos escrito los nombres en la historia del club y de la ciudad", ha apuntado el lateral.

Año I sin Kylian

El nombre que no estará es el de Kylian Mbappé, que ha felicitado al PSG desde sus redes sociales. "El gran día por fin ha llegado. Una victoria a la manera de todo un club", ha escrito. Del delantero francés se ha acordado Marquinhos. "Mbappé es muy grande, gran amigo y compañero, lo dio todo. Infelizmente no lo consiguió como Ney, Di Maria y otros muchos que también la merecieron", ha apuntado.

No ha querido poner paños calientes el portero del Inter y héroe de la eliminatoria ante el Barça, Jan Sommer. El suizo mantiene que han tenido una "mala noche" y que el PSG es "justo vencedor". "Nos ha faltado el coraje y tampoco hemos estado compactos. Ha sido demasiado fácil para ellos", ha mantenido.

Terminada la ceremonia de entrega de medallas y la Copa, cuando los jugadores franceses se han acercado a la grada de sus aficionados, se ha producido una invasión de campo que ha obligado a desalojar a los futbolistas de ambos equipos a los vestuarios. Finalmente un numerosísimo cordón policial ha conseguido controlar a la masa y devolver a los aficionados a sus asientos. Los jugadores franceses han vuelto al campo posteriormente.

El PSG de Luis Enrique se corona con una obra maestra en una final de la Champions para la historia

Actualizado Domingo, 1 junio 2025 - 00:26

Sí, esta vez, sí. El PSG toca el cielo de la Champions con una suficiencia arrolladora. París tiene la gloria que lleva persiguiendo décadas con un equipo púber comandado por un Doué de 19 años que manejó al Inter como una marioneta. En Múnich se ha coronado una dinastía que estimuló el fútbol europeo con su millonaria inversión pero que ha necesitado la mano de Luis Enrique para convertir lo que siempre fue una corte de estrellas en un gran equipo de fútbol. [Narración y estadísticas: 5-0]

Tan simple y tan difícil que el asturiano es el primero en lograrlo, justo cuando la orfandad de Mbappé podía pesar. Ante los retos, nadie mejor que Lucho. Este título le produce excitación, le coloca en el Olimpo del PSG y en el peldaño de Guardiola. Pero, sobre todo, le brinda el homenaje soñado: plantar una bandera en el centro del Allianz Arena como hubiera hecho Xana. Lo hizo en una camiseta de su fundación en la que se les ve juntos. Un vínculo de vida incluso más allá de ella.

No dejó lugar a dudas el PSG de que iba a salir campeón. Desde el saque inicial de Vitinha, directo al fuera de banda para ganar metros, la mentalidad fue voraz sin, a la vez, perder la calma. Como el Inter se cerró, fueron buscándole las vueltas con Dembélé y un inspirado Douré volcados en el encargo del técnico asturiano de volver locos a los centrales italianos. Tardaron nueve minutos en probar con tímidos disparos a Sommer, pero en cuanto sumaron a Kvaratskhelia, llegó el gol. El georgiano buscó a Vitinha en el pico del área para que filtrara un balón a Douré que vio aparecer solo en el otro palo a Hakimi. El marroquí embocó a placer y pidió perdón al fondo de su ex afición, que enmudeció.

Solo habían pasado 12 minutos y apenas habían tenido la pelota. Ni un segundo se la dejaban los parisinos y, si la robaban, aparecía Joao Neves para recuperarla en un trabajo del joven portugués que merece mucho brillo como escudero de su compañero de selección. Luis Enrique, en cuclillas en el área, sabía que su equipo no iba a aflojar y no lo hizo. Era hambre de décadas.

Cuando Inzaghi quiso mandar a los suyos hacia Donnarumma, asestó el segundo golpe. Kvaratskhelia lanzó a la carrera a Dembélé por el costado izquierdo y se plantó en el pico del área para colgar una asistencia a Doué que bajó con el pecho y enganchó para colocarla donde el meta suizo no alcanzaba. En 20 minutos, el PSG había deshecho al Inter, desajustado en defensa con un Dimarco siempre enganchado y Lautaro Martínez desaparecido.

Los italianos, como inmersos en un rondo de entrenamiento del PSG un día cualquier en Poissy, trataron de estirarse y lograron el primer disparo en un remate de Acerbi a saque de esquina. Thuram lo intentó de la misma manera, pero no había forma. Y eso que el PSG jugaba con Nuno Mendes renqueante de un golpe en la cadera. El motor del Inter no carburaba y no había manera de pisar el área con peligro porque, además, los franceses no escatimaban ni una ayuda. Acudían en auxilio sin dudar. Por eso el duelo lo pudo sentenciar al borde del descanso Dembélé. El Mosquito, símbolo de la revolución goleadora de este equipo con la llegada de 2025, fue clave en la presión a Sommer y enloqueció a la zaga interista. Ahora aparecía por el centro, después por la derecha y luego por la izquierda. Hasta era capaz de bajar a recuperar. Multiplicado en su responsabilidad de ser ejemplo al resto para conseguir el sueño largamente perseguido. Pero el centro que regaló Doué para fusilar al portero no lo cazó con precisión. Quizá por eso la última de la primera parte se la jugó en solitario la joven perla parisina.

Al regreso del vestuario no tuvo más remedio el Inter que intentar estirarse para no verse arrollado de nuevo. Había que jugar y, para eso, tener la pelota. No buscó Inzaghi más jugones, sino más contundencia con Bissack y Zalewski. Y lo pagó con una derrota sonrojante. Mientras, Luis Enrique observaba hasta que ya no pudo evitar desatarse. Su equipo casi le obligó.

Y es que Dembélé, en su faceta de asistente, estaba disfrutón. De tacón le dejó el balón a Vitinha en el centro del campo para que el cerebro portugués le brindara a Douré la posibilidad de que, antes de los 20, se pudiera convertir en el mejor jugador de una final de Champions con dos goles y una asistencia. Su llegada del Rennes ha sido una bocanada de aire fresco a un ataque ya de por sí repleto de recursos.

Tardó uno meses en sumarse Kvaratskhelia, pero el georgiano también dejó su sello en el más mítico partido de su nuevo equipo. Otra vez se lo regaló el Mosquito, que recibió del recuperado Nuno Mendes para lanzar al estilete a la carrera por la orilla izquierda. Sommer no pudo hacer nada más que recoger el balón de la portería. Al suizo, que mantuvo su hoja limpia durante muchos meses, le hicieron más de 23 remates y Barcola le perdonó el quinto gol que lograría Mayulu. No es de extrañar que el fondo del Allianz convertido en el Parque de los Príncipes acabara el partido coreando con olés. Su sueño ya era una realidad.

Luis Enrique, Mbappé y 1.000 millones de Qatar

Luis Enrique, Mbappé y 1.000 millones de Qatar

Gran éxito del PSG, por fin campeón de Europa, mil millones después y sin Mbappé. Qatar celebró la noche como fiesta nacional. Y es lógico el mérito de Luis Enrique que ha ganado otra Champions limpiando el estigma de Messi y compañía. Incluso de Guardiola.

No es fácil ganar por semejante goleada una Champions y fue con la precisión táctica de Luis Enrique, el causante del escarnio para un Inter que jamás existió. Resultó mediocre el equipo italiano, sin imaginación, sin juego de ataque y con perdidas constantes de balón provocadas por el tifón del PSG, en su intensidad y en su presión constante. Para el Inter, los dos guantazos que recibió en los veinte primeros minutos fueron decisivos para dejarle marcado sin respuesta, ni táctica, ni juego.

Y a todo esto, Mbappé seguro que comiendo cerillas, viendo el el milagro que siempre le quedó lejos. Sin él, Luis Enrique se nombró él mismo líder indiscutible del equipo para que nadie le tosiera entre los jugadores. Y, sobre todo, haciéndoles creer que son los mejores del mundo.

Todo ello con un inicio en la Champions lamentable. Se introdujo en los octavos de milagro y llorando. Me acordé en algunos momentos de la penuria del PSG para hacer goles, hasta el punto de que el mismísimo Atlético de Madrid le ganó en el Parque de los Príncipes, al que hoy es campeón de Europa.

Pero los caprichos de fútbol y las consecuencias finales nada tienen que ver con lo previsible, con las circunstancia de cómo el PSG de Luis Enrique se transfiguró en el mejor equipo de Europa en un ejercicio de brillantez supina.

Que le metan cinco goles a un equipo italiano en una final es un desastre de dimensiones gigantescas, Inzaghi fue un cero a la izquierda y nunca supo jugarle a la apisonadora de Luis Enrique. Quedó aplastado.

El asturiano será proclamado por lo menos Emir de Qatar o héroe nacional. Pero la pregunta, ¿ha sido un equipo parisino el valedor del historia? Difícil respuesta. Por eso en todas las mentes aflora la idea de los más de mil millones de euros para hacer a un equipo, y sin Mbappé. Realmente algo excelso e imprevisible.

Decenas de detenidos en París por incidentes antes y después de la final de Champions

Decenas de detenidos en París por incidentes antes y después de la final de Champions

Actualizado Sábado, 31 mayo 2025 - 23:51

Todos los caminos llevaron hasta el Arco del Triunfo. Nunca un equipo de París había ganado la Chanpions y aquello fue casi cono catorce celebraciones simultáneas en la Cibeles, la ciudad sacudida por una borrachera colectiva que se convirtió en un incesante río humano rumbo al arco, bajo una explosión de fuegos artificiales comparable a los de los Juegos Olímpicos.

El despliegue de más de 5.000 policías y la llegada en tropel de "lecheras" tras el 2-0 en la primera parte no sirvieron para aplacar los ánimos a miles de hinchas que se lanzaron a las calles antes, durante y después de la proeza, especialmente después del 3-0 a los pies del nuevo ídolo local, Désiré Doué,

La algarabía incicial dejó pronto sitio al alboroto. La policía confirmó al menos 81 detenciones por "alteración del orden público" y loa antidisturbios lanzaron gases lacrimógenos. El ministro de Interior Bruno Retailleau denunció la presencia de "bárbaros" entre los hinchas y pidió clama a la población.

En los Campos Elíseos, se ha detectado la presencia de "revoltosos que buscan causar incidentes" y arrojan proyectiles y fuegos artificiales a la policía. Además, varias personas han intentado entrar a pie al Periférico, la autopista de circunvalación de París, donde las fuerzas del orden han intervenido "sistemáticamente" para mantener la circulación, con otros 9 detenidos, añadió la Prefectura.

Los disturbios fueron a más a lo largo de la noche, con al menos un coche incendiado en las inmediaciones del parque de los Príncipes. El presidente de Agrupación Nacional, Jordan Bardella, fue de los primeros en alertar contra la anarquía que se instaló en las calles de París: "Como en cada fiesta popular, la capiltal de Francia se convierte en terreno abonado para la gentuza. No solo crean un grave problema de inseguridad, sino que manchan la imagen de Francia en el mundo".

ALEGRÍA EN PARÍS

"Lo mejor que pudo hacer el Real Madrid fue llevarse Mbappé para que esta rabiosa generación de jugadores jóvenes descorcharan el champán", declaraba a las puertas del bar Dada, a tiro de piedra del arco, el hincha Gerad Moreau, de 23 años. "Y chapeau para Luis Enrique, que nos ha cubierto de gloria cuando muchos le quería echar.

Gerard se sumó con tantos otros al bloqueo de la avenida de Ternes tras el delirio que estalló con el 5-0 fiNal, en medio de un pandemonium de pitidos y petardos, anticipo de la gran traca que se prolongó durante tods la noche. Nadie durmió en París y la policía vivió una noche de auténtica pesadilla.

Por razones de seguridad, las pantallas gigantes en el exterior fueron proscritas en la ciudad, a excepción del estadio del Parque de los Príncipes, donde cerca de 40.000 aficionados siguieron la retrasmisión en directo desde Munich y vibraron como si estuvieran jugando en casa.

El ministro de Interior Bruno Ratailleau, intentó aguar la fiesta en el papel del cardenal Richelieu, recordando los actos de vandalismo tras la victoria del PSG sobre el Arsenal en las semifinales y alertando contra "la hiperviolencia"..

"Parece que hay individuos que están esperando la oportunidad para dedicarse a su actividad favorita: alterar el orden público", llegó a decir el ministro, a quienes muchos señalaron cono sospechoso hincha del Olympic de Marsella, el único equipo francés que había ganado la Champions en el 1093.

El éxito sin precedentes del PSG se ha producido precisamente tras la partida al Real Madrid de su estrella Kylian Mbappé y tras repetidos y frustrados intentos con Messi y Neymar. No faltaron las lejana comparaciones con lo ocurrido en 1993, cuando el Olympic de Marsella ganó la Copa de Europa tras despedir a su estrella Jean Pierre Papin, en una curioso paralelismo con lo ocurrido con Mbappé.

"El PSG no solo tuvo que luchar contra el Inter, sino que tuvo que combatir también contra la vieja maldición francesa", escribió Matthias Gurtler en L´Equipe. "Una final parecía una frontera infranqueable, y así lo había sido para el Reims en 1956 y 1959, para el St Etienne en 1976, para el Olympic de Marsella en 1991, para el Mónaco en el 2004 y para el PSG en el 2020... Todas las generaciones habían sufrido la crueldad de llegar a la final y quedarse ahí".

Todo está listo para el desfile triunfal el domingo en el Campo de los Elíseos, con Luis Enrique en el autobús que llevará al equipo más joven en ganar una Champions. El presidente Emmanuel Macron, hincha del Olympic de Marsella, recibirá posiblemente al los héroes del PSG en el palacio del Elíseo.

La intrahistoria de la ‘revolución Luis Enrique’ en París: “Tenía un plan clarísimo, quería hacer historia”

Actualizado Viernes, 30 mayo 2025 - 22:47

«Nunca pensé que llegaría al fútbol francés». Sincero y directo. Así se presentó Luis Enrique en París en julio de 2023. Si alguien torció el gesto al escucharlo, hoy pensará por qué el PSG no le llamó antes. El asturiano ha conquistado París y ha hecho creer al club, a sus aficionados y a sus propios jugadores que, ahora sí, pueden ganar la primera Champions esta noche en Múnich ante el Inter.

«Desde el primer día la intención era hacer historia y estamos en condición de lograrlo», explicaba hace unos días el técnico, que sí sabe lo que es ganarla porque lo hizo con el Barça de Messi, Suárez y Neymar en 2015 ante la Juventus. Sin embargo, este proyecto es diferente a aquel en Barcelona y al que han impulsado durante una década los dueños del PSG, Qatar Sport Investiment (QSI), con Nasser Al-Khelaifi a la cabeza. Hoy, han aprendido que no se trata de acumular estrellas, sino de construir un equipo.

«Hemos tenido que ir gestionando perfiles de jugadores, que construir. Tenemos futbolistas de mucha calidad, de alto nivel, pero con mentalidad de equipo», confiesa el entrenador, que no duda en lanzar órdagos propios de su arrolladora personalidad, que puede generar tanta afinidad como rechazo: «Estamos preparados para todo».

Casi dos años después de encerrarse durante los primeros meses en la Poissy y sin saber ni una palabra de francés, el PSG refleja lo que buscaba Luis Enrique. «Tenía un plan clarísimo», cuentan quienes le rodean. Ha amoldado un entorno con muchas posibilidades económicas a su idea. Ha conseguido desde lo más sencillo, una grúa elevadora desde donde controlar los entrenamientos desde las alturas sin necesidad de andamio, al fichaje de futbolistas que, sin ser ya megaestrellas, apuntan a ello. Pero al ex seleccionador nacional no le vale sólo ganar, quiere sembrar. «Que se sientan atraídos por cómo jugamos no sólo los aficionados del PSG, sino cualquiera», advierte.

Sin el peso de Mbappé

En ese reconstrucción, el aparejador que se ha convertido en pieza clave es el director deportivo con el que llegó de la mano: Luis Campos. Cogieron las riendas no sólo para llevar al equipo a ganar dos ligas y la Copa de Francia, sino para reestructurar un vestuario que andaba descompensado. El peso de Mbappé lastraba, como reconoció sin tapujos en un documental el propio Luis Enrique: «El hecho de tener un jugador que se movía por dónde él quería, implica que hay situaciones del juego que no controlo. El año que viene las voy a controlar todas. Todas, sin excepción», aseguraba sin medir sus palabras.

La salida del delantero al Real Madrid ha permitido la transición de un grupo en el que ha integrado el fichaje de jugadores convertidos en esenciales en su once y que han arrastrado a los demás a la fe de Lucho. «Nos dijo que sin Kylian meteríamos más goles y creo que no se ha equivocado», reconocía Zaïre-Emery. Han sido 138 en todas las competiciones frente a los 120 de la pasada campaña, cuando Mbappé marcó 44. La estrella goleadora ha sido Dembélé, con 33 goles, despertado en el arranque de 2025, justo cuando lo hizo todo el grupo, porque el inicio de campaña no fue fácil.

El asturiano observa a sus jugadores en el Allianz.

El asturiano observa a sus jugadores en el Allianz.L. BRUNOAP

El equipo se bloqueó en efectividad y marcó uno de los peores datos de Europa, lejos de lo que se esperaba una plantilla como la del PSG. Derrotas en Champions que dolieron como ante el Atlético y el Liverpool, y un trabajo que consistió en «recuperar la confianza generando hábitos de juego».

A eso se sumó el factor generosidad de un grupo que se destapó como solidario. Luis Enrique había buscado en el mercado el talento en jugadores de menos de 25 años con tanta calidad como hambre. El portugués Joao Neves, la perla francesa Douré o el ecuatoriano William Pacho, por el que se arqueó la ceja en las gradas cuando se pagaron 40 millones por su llegada. Sin protagonismos excesivos, ensamblaron, y a ellos se sumó en enero la guinda: el georgiano Kvaratskhelia. En total una inversión de 220 millones pero con mucho crecimiento. «He visto esta temporada todo lo que quería mejorar. Me he maravillado», confesaba Luis Enrique hace unos días, con la mirada ya puesta en la final de esta noche.

La bandera de Xana

Quizá por eso a mitad de enero el asturiano se atrevió a verbalizar un sueño que va incluso un poco más allá de hacer historia en el fútbol francés. «Recuerdo una foto que tengo increíble con mi hija en la final de la Champions en Berlín, después de ganar, clavando una bandera del FC Barcelona al campo. Tengo el deseo de poder hacer lo mismo con el PSG. No estará mi hija, no estará físicamente, pero estará espiritualmente, y eso para mí es muy importante», contó el entrenador sobre Xana, de donde nace parte de su fuerza.

Contará con la ayuda de estos jugadores jóvenes a los que Luis Enrique ha inoculado o estimulado el gen ganador. Estarán sobre el césped cuando arranque el partido en el Allianz Arena y muchos lo harán por primera vez en sus carreras. En una final de Champions sólo tienen experiencia Lucas Hernández y Marquinhos. Los dos en la misma: en Lisboa en 2020. El francés la ganó con el Bayern y el brasileño, único superviviente que sigue en el PSG, la perdió abriendo una herida que no cicatrizado. Han sido semifinales en las que se ha tropezado una temporada tras otra pese a la inversión de más 2.000 millones en fichajes. La Champions es la desea y si Luis Enrique la consigue, conquistará París.

Luis Enrique: "Ser los primeros en ganar la Champions tiene algo de excepcional, y eso es lo que más me motiva"

Luis Enrique: “Ser los primeros en ganar la Champions tiene algo de excepcional, y eso es lo que más me motiva”

Luis Enrique tiene muy claro que su PSG está "preparado" para ganar la primera Champions de su historia. Lo repitió varias veces a lo largo de su discurso en la previa de la final. Preparado para afrontar los desafíos tácticos que les plantee el Inter; preparado para manejar la carga emocional que supone tener a mano el sueño de un club y toda una afición. "Estamos preparados y no tenemos miedo", insistía. Al asturiano los retos no le lastran sino que le dan alas y tiene ante sí uno de los mayores de su carrera, aunque esta sea su segunda final. "Ser los primeros en ganar la Champions tiene algo de excepcional, y eso es lo más me motiva. El mayor reto es hacer historia", aseguró.

Como no ha sido fácil la trayectoria de los parisinos en esta competición, saben lo que es jugar finales. "Nuestro recorrido ha sido difícil y duro, y eso es una ventaja ahora. Yo lo intento vivir con la tranquilidad de tener diez años más de edad y experiencia, porque no he parado de trabajar, y transmitiendo a los jugadores la bonita oportunidad de vivir una final y de hacer historia, pero a la vez lo gestionamos para que no nos supere esa situación", explicó.

El Inter no se lo pondrá fácil. "Va a ser difícil quitarles el balón y, cuando lo pierden, además saben defenderse bien. El Inter tiene patrones de juego claros y añade movilidad, lo que implica atención. Cuando un equipo se repliega bien, hay poco espacio y mucha agresividad. Pero ésa es una de las fases del juego que más conocen mis equipos. Adaptarse y saber jugar la final será clave. Y soy optimisma. Vamos a llevar el partido al terreno donde creo que somos los mejores", advirtió.

De entre sus jugadores, "entre los mejores si no el mejor", dijo Luis Enrique, es Dembélé, que no dudó en considerar un placer estar en la final después de haber cambiado la dinámica del equipo en enero. En su nuevo rol de falso 9, tiene claro que debe "ser astuto y volver locos a los defensas", justo lo que le pide el entrenador. Para él, vital será controlar las emociones. "Hay que jugar con calma, seriedad y una sonrisa, porque el momento es increíble, Pero no les podemos dejar ni un segundo", recordó.

En el control de esas emociones para "hacer feliz al pueblo parisino", para el capitán Marquinhos ha sido esencial el entrenador, que les ha devuelto la felicidad. "He pasado muchos años aquí, pero este equipo se divierte en el día a día, corremos juntos, nos entendemos. Estoy enamorado de lo que hace este equipo". Por eso quiere con ellos ganar esta Champions, la que se le escapó en 2020 en Lisboa. "Tengo una segunda oportunidad y no la puedo dejar pasar. Tenemos que hacer lo que haga falta para llevar el trofeo a París", sentenció.

Inzaghi: "Tenemos determinación, no obsesión"

Si el proyecto de Luis Enrique acaba de arrancar, el de Simone Inzaghi huele a despedida. La sombra del adiós del italiano planea sobre la final y un título con el que quiere poner el broche a su etapa interista. "Merecemos esta final. Hemos mostrado voluntad desde el primer partido. Nos queda una última etapa antes de ganar este trofeo. Este equipo ha ganado muchísimo, también hemos perdido algunos partidos, pero siempre lo dimos todo. Estamos orgullosos de representar al Inter", explicó el técnico escoltado por sus dos capitanes: Lautaro Martínez y Nicoló Barrella.

Tienen los italianos su propio reto mental tras sumar 15 años sin ganar el trofeo. "Tenemos determinación pero no obsesión. Sabemos como se preparan estos partidos. Tenemos campeones del mundo, campeones de Europa y preparar esta final es como hacerlo en el Mundial o la Euro. Va a ser un partido muy igualado", aventuró el entrenador.

"De niño soñaba con jugar partido de Champions. Como jugador no pude, pero gracias a estos jugadores he jugado dos", recordó el preparador que ha tenido estos días que apartar dos recuerdos amargos. El primero, el de la final de Estambul ante el Manchester City que perdieron por un gol de Rodrigo Hernández. El segundo, la "reciente" decepción de ver cómo se le escapó el Scudetto. Ninguno de ellos tiene peso: "No hay obsesión, veo determinación para ganar esta final", advirtió.

Lautaro junto a Frattesi en el entrenamiento.

Lautaro junto a Frattesi en el entrenamiento.AP

El italiano declaró su admiración por Luis Enrique, "un entrenador excepcional que me gusta mucho como persona", pero tiene claro que intentará "no darles el balón". "El rival tiene un equipo de mucha calidad, pero nosotros en posesión estamos entre los tres mejores de Europa. Vamos a tener posesión y circular pelota limpia", advirtió

Eso pasa por Barella, que se medirá a un centro del campo del PSG con mucha calidad, y confía en que "la fuerza del Inter está en el equipo". Enfrente, guardando la portería francesa estará su amigo Donnarumma, con quien ha hablado estos días, "pero solo de la familia y de la selección italiana", puntualizó.

La mayor amenaza para el guardameta será Lautaro Martínez, convencido de que esta final, el "objetivo" que le falta a su carrera se decidirá por "detalles". "Se gana puliéndolos, porque habrá que hacer un partido perfecto. Hay que ser muy conscientes de eso, saber lo que hace bien el PSG y sacarle partido", aseguró el argentino, no quiere pensar en un posible Balón de Oro. "Lo más importante es este premio que hace 15 años que el Inter no gana. Mi pensamiento es hacer felices a los hinchas del Inter", sentenció.