La fiscalía pide dos años y medio de cárcel para Raúl Asencio

La fiscalía pide dos años y medio de cárcel para Raúl Asencio

Actualizado Viernes, 1 agosto 2025 - 20:52

La fiscalía solicita dos años y medio de cárcel para Raúl Asencio, futbolista del Real Madrid, al atribuirle dos delitos contra la intimidad de las dos mujeres que participaron en un encuentro sexual consentido. A los otros tres futbolistas implicados, según informa la cadena Ser, les adjudica otro delito de distribución de pornografía infantil, al ser menor de edad una de las víctimas.

El proceso penal, puesto en marcha el pasado mayo en un juzgado de San Bartolomé de Tirajana (Gran Canaria), se inició contra Asencio y otros tres canteranos del Real Madrid (Andrés García, Ferrán Ruiz y Juan Rodríguez) por grabar imágenes sexuales de dos mujeres, una de ellas menor, y difundirlas sin su consentimiento.

El escrito del fiscal detalla que García, Ruiz y Rodríguez mantuvieron relaciones sexuales consentidas con dos chicas en el reservado de un hotel situado al sur de Gran Canaria.

15 de junio de 2023

Asencio no participó en el citado encuentro sexual, aunque sí quiso el vídeo para mostrárselo a un amigo. Inmediatamente después borró su contenido. No obstante, la fiscalía cree que esta conducta no debe quedar impune, aunque no tenga la misma intensidad que la solicitada para los otros tres acusados.

Los hechos sucedieron el 15 de junio de 2023 y las presuntas víctimas, de 16 y 18 años en aquel momento, sufren sintomatología postraumática, según la resolución judicial.

El pasado 15 de mayo, Asencio emitió un comunicado donde defendía su inocencia. "No he participado en ningún comportamiento atentatorio contra la libertad sexual de ninguna mujer, y mucho menos de menores de edad", argumentaba en su escrito.

Del debut, al Mundial de clubes

Tras su debut en el primer equipo el pasado 9 de noviembre, durante un partido ante Osasuna en el Bernabéu, Asencio se consolidó como un pilar defensivo para Carlo Ancelotti. A lo largo del curso disputó 46 partidos en seis competiciones, formando pareja en el eje de la zaga junto a Antonio Rüdiger.

Sin embargo, tras aquel prometedor comienzo, su rendimiento comenzó a caer con el avance de la temporada. Durante el pasado Mundial de clubes, Asencio protagonizó dos clamorosos errores ante Pachuca y PSG. El primero, ante Salomón Rondón, le costó la roja directa en el minuto 11. Frente el vigente campeón de la Champions, el central se despistó en el minuto 9, dejando en bandeja el 2-0 a Ousmane Dembélé.

Los contrastes del Mundial de clubes: contrato de televisión "revolucionario", de 3.000 a 70.000 espectadores y audiencias lejos del fútbol de selecciones

Los contrastes del Mundial de clubes: contrato de televisión “revolucionario”, de 3.000 a 70.000 espectadores y audiencias lejos del fútbol de selecciones

El Mundial de clubes puso el domingo punto y final a su primera gran edición, tan revolucionaria como criticada. El Supermundial, nunca más Mundialito, terminó algo lejos de los datos del último Mundial de Qatar o de la Eurocopa, confirmando que el fútbol de selecciones sigue generando una pasión global imposible de igualar por los clubes, pero sentó las bases, eso sí, de un torneo que parece haber llegado para quedarse.

«Hemos generado ingresos de más de 2.000 millones. 31 millones por partido. No hay otra competición de clubes que se acerque a eso», clamaba Gianni Infantino en un desayuno con la prensa en la Torre Trump antes de la final, elogiando su idea y situándose de nuevo en la trinchera contra la UEFA, la verdadera y constante guerra del fútbol mundial. «La gente tiene que aceptar que el fútbol es nacional, continental e internacional y cada uno tiene su lugar en el calendario», insistió. Mensaje claro, sencillo y directo. Este Mundial es la 'Superliga' de la FIFA.

En lo deportivo, el torneo ha celebrado más de tres goles por partido y ha tenido decepciones (Atlético o Manchester City) y sorpresas (Fluminense o Al Hilal). Lo normal. Y en la grada ha sido un Mundial de contrastes. La media de espectadores rozará los 45.000 y de ocupación el 60%, viviendo alguna situación incómoda en la fase de grupos, como los 3.412 aficionados que acudieron al Mamelodi-Ulsan en Orlando, otras de éxtasis futbolístico con los fans sudamericanos, grandes agitadores, y con el Madrid, equipo con mayor seguimiento; y creciendo en la fase final con los encuentros celebrados en los estadios colosos de Philadelphia, Atlanta y especialmente el MetLife de Nueva Jersey.

"Gratis para todo el mundo"

Desde cuartos de final, y quitando el Fluminense-Al Hilal (43.000), la media de espectadores en los estadios ha sido de 70.800 aficionados, con 77.452 en el PSG-Madrid y 81.000 en la final, rozando el lleno, casi imposible, pero eso a la FIFA le da igual, aunque se hayan visto huecos en la grada durante el torneo. «Prefiero 40.000 personas en un estadio de 80.000 que 30.000 en uno de 30.000», explicó Infantino, sacando pecho de los 80.000 del PSG-Atlético del Rose Bowl: «Ninguna liga de clubes reúne a más de 40.000 en todos los partidos, sólo la Premier».

En la Eurocopa de Alemania, por ejemplo, la media del torneo fue de 51.939, pero los estadios también eran más pequeños. La final de Berlín entre España e Inglaterra congregó a 65.600 en un estadio con capacidad para 74.000 y el encuentro con más aficionados fue el Países Bajos - Turquía de cuartos (70.091). En Qatar, la asistencia media fue de 53.191 con los 89.000 de Lusail como hervidero en los últimos partidos.

Es decir, el Mundial de clubes ha estado por debajo en el promedio general de asistencia, pero ha peleado en su fase final. Otra cosa son las televisiones. «Decían que no tendríamos acuerdo de televisión y finalmente conseguimos uno revolucionario con DAZN, ofreciendo el fútbol gratis para todo el mundo», declaró Infantino. En España, además de DAZN, Telecinco ha dado el partido más importante de cada día y las cifras, dominadoras de su franja, han quedado lejos de los torneos de selecciones o de los clásicos entre Madrid y Barça.

Cole Palmer, con el trofeo del Mundial en el MetLife Stadium.

Cole Palmer, con el trofeo del Mundial en el MetLife Stadium.AFP

Los partidos del Madrid han tenido una audiencia media de 3,4 millones y un 31% de share, mientras que los de la selección en Alemania se fueron hasta los 8,9 y 63,3%, la final de última Copa a 8,7 y 59% y la final de la Supercopa a 6,5 y 49,8%. Todo en abierto. Los blancos venden, pero no tanto como cuando se enfrentan a su eterno rival ni como la selección en un torneo grande. Suena lógico. El Mundial de clubes, eso sí, mejora en audiencia a la Intercontinental (1,9 y 22% ante Pachuca en abierto) y supera por poco al último 'Mundialito' madridista, ganado ante el Al Hilal a principios de 2023 (3,3 millones y 25%). También supera a la final de la Champions: 2.957.000 espectadores con un 28,3% de share para el Chelsea - PSG frente al 2.641.000 y el 26,3% del PSG - Inter.

En el césped, mucho debate con el calor y las tormentas, «pero en el 94 también jugábamos así y no pasada nada», clamaban este fin de semana Hristo Stoichkov y Roberto Baggio. «En los Juegos de París también se jugaba durante el día», se defendía Infantino, que recordó que en 2026 cinco de los 16 estadios tendrán techo.

De los 1.000 millones de premio, el PSG y el Chelsea se llevan más de 100 cada uno y el Madrid 74 por sus semifinales, un bote más grande que el que reparte la Champions por más partidos. «Dicen que perdíamos dinero o que nos quedábamos con algo. No. Todo se ha distribuido. Ya es la competición de clubes más valiosa del mundo», insiste Infantino en otro mensaje hacia la UEFA de Ceferin. «La era dorada del fútbol de clubes ha comenzado», finalizó.

Luis Enrique asegura que quería "separar a los jugadores" en la tangana del Chelsea - PSG: "Soy tonto. Me empuja, le toco y se tira..."

Luis Enrique asegura que quería “separar a los jugadores” en la tangana del Chelsea – PSG: “Soy tonto. Me empuja, le toco y se tira…”

La final del Mundial de clubes tuvo de todo: goles, una sorpresa en el ganador final, una pelea en los últimos minutos del duelo con Luis Enrique como protagonistas e incluso a Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, de pie en el podio, impasible al lado de Reece James justo cuando el capitán del Chelsea se disponía a levantar la copa del mundo.

"No sabía que iba a estar con nosotros al levantar el trofeo y me sentí un poco confundido", admitió en rueda de prensa Cole Palmer, MVP de la final tras anotar dos goles y dar el pase del tercero, obra de Joao Pedro. La cara del mediapunta del Chelsea en el altar del centro del campo, con el mandatario norteamericano delante, era un poema. "¿Qué está haciendo? ¿Por qué?", le repetía a Reece James sobre la presencia de Trump, que le tapaba en la imagen. El presidente se retiró del primer plano una vez que James levantó el trofeo y los 'blues' pudieron acercarse todavía más al primer plano.

Trump y Palmer fueron la nota cómica de un último tramo de final con bastante polémica. La expulsión de Joao Neves por tirar del pelo a Cucurella y la desesperación del PSG por no conseguir acercarse en el marcador derivó en unos minutos finales de guerra: patadas, agarrones, golpes... Y tras el pitido del árbitro, una tangana que obligó a los dos entrenadores, Luis Enrique y Enzo Maresca, a saltar al campo a tratar de detener a sus futbolistas, muy enfadados unos con otros.

Donnarumma, Nuno Mendes, Joao Pedro y Colwill fueron los más encendidos de ambos equipos, y el delantero brasileño del Chelsea terminó enfrentándose con Luis Enrique. El técnico español se acercó a él y a Donnarumma, que estaban discutiendo, y tras varios agarrones terminó propinándole un manotazo al joven atacante de 23 años, que acabó en el suelo.

Después de unos segundos y tras la intervención de Maresca, que empujó a sus futbolistas hacia uno de los fondos del campo, la tangana finalizó. Ambos equipos esperaron durante 25 minutos en el césped a que Trump bajara desde el palco y el pulso se enfrió, con Luis Enrique dando su versión de los hechos a sus ayudantes. "Soy tonto, está así parado, me empuja, le toco y se tira", les explicó, según captaron las cámaras de DAZN.

Más tarde, en rueda de prensa, el asturiano, sin pedir disculpas, reflexionaba todavía más por la acción. "Voy a hablar en castellano para expresarme mejor", le pidió al periodista francés. "Al final del partido hay una situación totalmente evitable por parte de todos. Mi objetivo y mi intención, como siempre, es intentar separar a los jugadores para que no haya más problemas. Es una situación evitable, hay mucha tensión, mucha presión, y a partir de ahí hay una serie de empujones por parte de mucha gente que debemos intentar evitar entre todos. No debería volver a ocurrir. Mi intención, como siempre, es evitar que cualquier situación vaya a mayores", explicó ante los medios.

Ante la insistencia de los medios, el español recalcó que "he visto a Maresca recibir empujones y nuestra intención es separar jugadores". "Yo ya sé qué momentos de tensión hay ahí y es una situación que deberíamos evitar. Creo que no es lo mejor. No debo añadir nada más", concluyó sobre el tema, aunque sí quiso dejar claro que "aquí no hay perdedores".

"Un subcampeón, que es diferente. Perdedor es el que se rinde, el que no se levanta. Aquí, en el deporte de alto nivel no hay perdedores", aseguró, y centró sus comentarios en "los que me conocen". "Se sabe en los momentos delicados quién está a tu lado y quién no. Yo desde pequeñito, puedo caer mejor o peor, pero tengo la suerte de caer muy bien a todas las personas que me conocen. No sé si estoy siendo demasiado egocéntrico, pero lo digo, no pasa nada", declaró.

Al-Khelaifi: "El entrenador más caballeroso"

A unos metros, Maresca y Joao Pedro trataban de no centrar el foco en la acción de Luis Enrique y sí en la victoria de su equipo. "Cuando el árbitro pitó fui a saludar a Luis, vi que se montó algo pero no sé lo que pasó", explicó el entrenador italiano. "El final es lo normal en un gran partido, dos equipos que quieren ganar y pasan estas cosas", dijo el delantero brasileño.

Quien sí tuvo palabras para Luis Enrique fue Nasser Al-Khelaifi, presidente del PSG, que quiso salir a defender a su técnico y apareció en zona mixta antes que cualquier de sus futbolistas. El catarí elogió "la caballerosidad" del asturiano en una temporada "excepcional" para el equipo, que ha levantado liga, copa y Champions. "Creo que tenemos al entrenador más disciplinado y caballeroso del mundo. Nunca hará nada en contra de nadie. Y luego conocemos a los jugadores, lo ataca antes, él intentó separar a los jugadores y él le empuja. Creo que hay que tener respeto por el entrenador", comentó sobre el lance entre Joao Pedro y Luis Enrique.

Posible sanción

La acción podría tener consecuencias para Luis Enrique dependiendo de la decisión de FIFA. Las tarjetas amarillas y rojas quedan en nada cuando el torneo llega a su fin, pero la organización de Infantino puede imponer castigos por tiempo en el caso de las agresiones. La FIFA estudiará las imágenes y determinará si castiga o no al asturiano, que volverá a dirigir al equipo el próximo 13 de agosto en la Supercopa de Europa contra el Tottenham.

En su momento, Jose Mourinho fue sancionado con dos partidos por meter el dedo en el ojo a Tito Vilanova durante un clásico disputado en el Camp Nou. Y José María Giménez, central del Atlético, fue sancionado por FIFA con tres partidos tras los incidentes entre los jugadores de la selección de Uruguay y los aficionados colombianos tras la disputa de un encuentro entre ambos combinados nacionales.

Palmer y el Chelsea hacen humano al PSG en una final del Mundial que termina con manotazo de Luis Enrique a Joao Pedro

Palmer y el Chelsea hacen humano al PSG en una final del Mundial que termina con manotazo de Luis Enrique a Joao Pedro

Todos los artículos que el periodismo mundial tenía preparados sobre la superioridad del PSG en esta temporada futbolística terminaron en la basura al descanso de la final del Mundial de clubes por culpa de la zurda de Cole Palmer. El inglés hizo suyo el MetLife Stadium de Nueva Jersey y se sacudió el frío dos veces en un celebración ya icónica para los adolescentes que aman el balón. Dos veces amagó sobre la defensa del PSG y dos veces ejecutó a los de Luis Enrique. En la tercera, prefirió asistir con finura a Joao Pedro para sentenciar al campeón de Europa antes del intermedio. El final tuvo de todo, incluida una tangana en la que el técnico asturiano propinó un manotazo a Joao Pedro. [Narración y estadísticas (3-0)]

El PSG aterrizaba en el domingo neoyorquino con el protagonismo merecido tras el imponente 4-0 al Real Madrid. Un resultado que ahora, superada ya la final, habla todavía peor del nivel actual del conjunto blanco, camino de una necesaria reconstrucción futbolística y emocional. Sobre el césped, Luis Enrique repitió el once de la semifinal imaginando un escenario similar, pero Enzo Maresca, exjugador del Sevilla y ahora técnico blue, le tendió una trampa física que no pudo superar.

El italiano, que este año ganó la Conference League contra el Betis y terminó cuarto en la Premier, metió a Reece James, lateral derecho, en el centro del campo para asentar el músculo de su equipo, rodeado del ecuatoriano Moisés Caicedo, imperial, y Enzo Fernández. Atrás, un muro físico con Gusto, Chalobah, Colwill y Cucurella. Arriba, Cole Palmer, liberado en defensa y en ataque, conectando con Neto y Joao Pedro, implacables e incansables en la presión.

El Chelsea demostró que el PSG, un equipo estelar este año, es humano, y mostró al Madrid el camino a seguir en el futuro a corto plazo si quiere competir de nuevo en el fútbol continental. Agobió a Beraldo en salida, ahogó a Vitinha y Neves, motores técnicos de los franceses, robó rápido el balón e hizo correr a los galos. No quiso amasar la posesión, sino ser vertical, ya sea en largo o en corto, para evitar la presión alta del PSG. Su seña de identidad. Así ganó.

Palmer estuvo a punto de abrir el marcador en el minuto siete y Doué tuvo el gol parisino en dos ocasiones en los primeros quince minutos. El duelo era físico, más de duelos individuales que de táctica, y los puñetazos volaban sin miedo al golpe.

En el 21, Nuno Mendes falló en un choque con Malo Gusto en un balón largo a su espalda, el lateral 'blue' se plantó en el área, cedió a Palmer tras intentar el disparo y el inglés, libre de marca ante la pasividad del mediocampo del PSG, definió con finura al lado derecho de Donnarumma. Éxtasis en el MetLife Stadium, teñido de azul en las gradas y con Donald Trump en el palco, sentado a la derecha de Gianni Infantino.

No se quedó ahí Palmer. En el 29, Enzo le encontró a la espalda de la zona izquierda del PSG, sin Nuno Mendes, perdido en el ataque. Vitinha llegó al corte, pero Palmer amagó el pase, se internó en el área, volvió a amagar y desde el mismo lugar del 1-0 anotó ante Donnarumma. Su zurda sentenció el Mundial.

Demasiados errores en un PSG casi irreconocible, con Dembélé desaparecido, con Vitinha, Fabián y Neves incapaces de hacerse con el control y con Hakimi y Mendes sin ser lo superiores que habían sido en el torneo.

A partir del segundo tanto, el Chelsea dio un lógico paso atrás y apuntó todavía más a su plan inicial: bloque fuerte en defensa y contraataques rápidos al recuperar. En el 42, encontraron oro de nuevo. Palmer rompió líneas, los mediocentros no llegaron a su marca y el inglés filtró en la frontal para Joao Pedro, que definió con una vaselina sensacional.

Los vestuarios aceleraron al PSG, necesitado de un gol tempranero para meterse en el partido. Lo intentó, siempre con Vitinha como timón, pero se encontró con Robert Sánchez. El español voló en varias ocasiones ante Kvaratskhelia, Dembélé y Vitinha para evitar el primer tanto francés y Luis Enrique comenzó a agitar su ataque. Entró Barcola por el georgiano y los galos apretaron todavía más la meta londinense, pero Sánchez se hizo gigante ante su ataque.

La desesperación del PSG se hizo latente en el tramo final, más emocional que futbolístico. El partido comenzó a tener de todo menos juego. Pérdidas de tiempo, conatos de peleas, alguna agresión... Joao Neves terminó expulsado por tirar del pelo a Cucurella y tras el pitido final ambas plantillas se enzarzaron en una bronca con Donnarumma, Nuno Mendes, Joao Pedro y Colwill como protagonistas y que terminó con el brasileño en el suelo tras un manotazo de Luis Enrique.

Todo ante la atenta mirada de Trump, que entregó el primer Mundial de clubes al Chelsea. Muchos millones a su bolsillo y un título para ser rey del fútbol mundial durante los próximos cuatro años.

Vitinha y Enzo, los cerebros del PSG y el Chelsea en el Mundial y sueños prohibidos del Madrid

Vitinha y Enzo, los cerebros del PSG y el Chelsea en el Mundial y sueños prohibidos del Madrid

Vitinha y Enzo Fernández han vivido caminos paralelos hasta convertirse en dos de los mejores centrocampistas del planeta. Nacidos en el 2000 y 2001, el portugués, de 25 años, y el argentino, de 24, son los cerebros de PSG y Chelsea, que hoy se cruzan en la final del Mundial de clubes. Aterrizan en el MetLife Stadium de Nueva Jersey maduros a nivel futbolístico y mental, consagrados en la elite y con los ojos de todo el continente sobre sus pies, incluidos los del Real Madrid, en cuya lista de sueños casi prohibidos están los dos.

La vida de estos mediocentros cambió por completo en el verano de 2022. Vitinha, que había destacado durante unos meses en el Porto después de una cesión poco fructífera en el Wolverhampton, firmó con el PSG a cambio de 41 millones de euros. Enzo, por su parte, dejó River Plate y fichó por el Benfica en ese mismo momento. En su caso, 10 millones mas ocho en variables que se quedaron cortos cuando explotó con la selección argentina en el Mundial de Qatar.

Fernández se convirtió en el faro de la albiceleste desde su debut, disputó siete partidos y fue clave en la conquista del torneo. A partir de ahí, toda Europa fue a por él. La subasta, en la que también entró el Madrid, terminó cuando el Chelsea puso sobre la mesa los 121 millones de su cláusula de rescisión. Era enero de 2023, apenas seis meses después de su llegada al Benfica, y el club lisboeta se llenó los bolsillos con más de 100 millones de euros de beneficio por él. Una ganga.

Los 'blues' lo tuvieron claro desde el principio y a pesar de que el argentino veía con muy buenos ojos la opción del Madrid, la oferta económica de los británicos era demasiado superior. Además, en Stamford Bridge iba a ser capitán general y en el Santiago Bernabéu todavía estaban dando sus últimos pases Kroos y Modric, mientras la directiva blanca trazaba las últimas negociaciones por Jude Bellingham, elegido finalmente como el centrocampista en el que invertir esa temporada.

Ahora, con Kroos retirado y Modric fuera del club, el Madrid, y especialmente Xabi Alonso, insiste en la necesidad de encontrar un cerebro para su centro del campo. Confían en Tchouaméni, Camavinga y Fede Valverde, pero llevan semanas peinando el mercado para encontrar a un mediocentro de técnica y visión que lidere el juego del equipo.

Las opciones del Madrid

Sonó Stiller, del Stuttgart, pero en Chamartín saben que esa sería una apuesta de acompañamiento, no alguien indiscutible. Serviría, pero los blancos siempre van a por octas mayores. La caza mayor sería un perfil como el de Enzo o Vitinha, y de esos hay pocos en el mercado. Rodri en el City, Mac Allister en el Liverpool, Barella en el Inter... Los equipos dominadores de los últimos años tienen en sus filas mediocentros precisos. Eso busca el Madrid, asentado su éxito de la última década sobre los pies de Kroos y Modric. La idea sigue siendo la misma.

Pero en el mercado de hoy en día aspirar a arrebatarle un futbolista así a PSG, Chelsea, Liverpool o Manchester City es un sueño casi imposible. Enzo Fernández tiene contrato hasta 2032 y es el capitán de los 'blues' tras una temporada sensacional, en la que ha marcado siete goles y ha dado 13 asistencias.

Mientras, Vitinha ha dado un paso adelante desde la llegada de Luis Enrique al banquillo del PSG. En su primer año en París coincidió con Ramos, Messi, Neymar y Mbappé y fue creciendo poco a poco hasta asumir por completo el mando del centro del campo el curso pasado.

El hombre que perdió la final del Europeo sub'19 contra España y la final del Europeo sub'21 contra Alemania en 2019 y 2021, siendo en ambos estrella de la selección portuguesa y del torneo, es ahora, para muchos, el mejor mediocentro del mundo. El único que supera el 95% de acierto en pases verticales y aceleraciones entre líneas. Puede romper la presión rival con y sin balón, algo clave para Luis Enrique.

«No veo a un jugador mejor en su posición en ningún equipo del mundo. Es perfecto para mí. No pierde el balón, se mueve entre líneas, se desmarca... Es único. Fuerte físicamente y con una mentalidad impresionante», ha dicho el técnico estos días en Estados Unidos.

En el caso de Vitinha, representado por Jorge Mendes, su contrato está firmado hasta 2029 y al jugar en Francia no tiene cláusula de rescisión, así que es un sueño todavía más imposible que el de Enzo para el Madrid. Con Al Khelaifi al otro lado del teléfono, la operación ni se plantea en Chamartín a pesar de que se comparte el gusto por el futbolista portugués.

Bajo su mando, el PSG va camino de completar la mejor temporada de su historia. Ha ganado la Liga francesa, la Copa y la Champions, esta última venciendo por 5-0 al Inter de Milán en la final, y está a un paso de levantar el primer gran Mundial de clubes. Todo sobre los pies de Vitinha, candidato también al Balón de Oro de esta temporada al haber conseguido también la Liga de Naciones con Portugal. «Sin duda, es un jugador esencial para que el PSG lo haya ganado todo. El estilo y la efectividad de Vitinha merecen el Balón de Oro», dijo Roberto Martínez, seleccionador portugués. Esta tarde, lucha mundial en Nueva York.

Luis Enrique: “No soy una estrella. Acertaba más cuando perdía y me criticabais a muerte”

Actualizado Sábado, 12 julio 2025 - 02:47

Luis Enrique está a un paso de ganar el Mundial de clubes con el PSG, guinda extraordinaria a una temporada sensacional, en la que el conjunto parisino ha levantado la Ligue 1, la Copa de Francia y la Champions League, venciendo con contundencia al Inter de Milán en la final (5-0). Tras el 4-0 ante el Real Madrid en semifinales, el entrenador asturiano admite que "no soy una estrella" y que "acertaba más cuando perdía y me criticabais a muerte".

"Acertaba más cuando perdía y me criticabais a muerte. Ahora como ganamos creéis que lo hago todo bien y no, sigo cometiendo muchos errores, me equivoco infinidad de veces... Pero como lo que se ve es el resultado, parece que lo hago todo bien. No. Lo hacía mucho mejor cuando perdíamos", respondió contundente el entrenador, orgulloso de una temporada "extraordinaria".

Para saber más

El técnico español ha conseguido olvidar a las antiguas estrellas del PSG, desde Ibrahimovic a Mbappé pasando por Neymar o Messi. "Hay que ser un equipo con once estrellas, no con una. Ese es el fútbol y el objetivo que tenemos. No queremos sólo una, queremos once, trece, quince... Que la verdadera estrella sea el equipo. Eso lo representa nuestro club. Volveremos a perder, seguro. Queremos estrellas, pero al servicio del equipo", aseguró, sin dar nombres pero deslizando de nuevo la importancia del bloque.

Aún así, el protagonismo del grupo francés se lo lleva el propio Luis Enrique, estrella, para muchos, del PSG. "Yo de estrella tengo cero... Me gusta el trabajo que hago. Disfruto de mi carrera especialmente en los momentos delicados. Cuando no van bien las cosas, me siento mejor. Es bonito cuando todo funciona porque lo mejor de ganar es hacer feliz a las personas que nos siguen. Pero he estado mucho mejor cuando se me ha criticado que cuando se me ha elogiado", volvió a insistir.

Cuestionado sobre la calidad de su equipo y si es la mejor temporada de su vida, el asturiano recordó al Manchester City de Pep Guardiola. "Los elogios vienen si ganamos. El mejor equipo de la última década ha sido el Manchester City de Pep Guardiola, pierden diez partidos y ya los matan. Sigue siendo el mejor entrenador y sigue siendo un equipo increíble, pero esta es la alta competición, lo entendemos.

Sobre el Balón de Oro, volvió a repetir que "no soy mucho de premios individuales", pero destacó la temporada de Ousmane Dembélé. "El equipo está por encima de las individualidades. Sin ninguna duda Ousmane ha sido el mejor de la temporada por goles, asistencias, pero sobre todo porque el trabajo, que ha sido lo que ha hecho que el PSG conquiste todos los títulos en los que ha participado hasta ahora. Esa debe ser la condición para que un jugador sea premiado de manera individual. Ahí sí lo tengo claro".

La lección de Luis Enrique y Dembélé a un Madrid preso de los errores y el desconcierto

La lección de Luis Enrique y Dembélé a un Madrid preso de los errores y el desconcierto

Hace cuatro meses, durante la ida de la semifinal de la Champions, el PSG ofreció una exhibición ante el Liverpool que, paradójicamente, acabó en derrota. Aquella noche, el líder de la Premier se vio ahogado en el Parque de los Príncipes por la abrasadora presión alta del futuro campeón. Cada vez que perdían la pelota, Ousmane Dembélé y Khvicha Kvaratskhelia asfixiaban a los reds. Desde entonces, los grandes equipos de Europa entendieron que el único modo de salir de ese atolladero era recurrir a los balones en largo y minimizar los riesgos. Justo lo que ayer no hizo el Real Madrid en el MetLife Stadium.

Los errores groseros de Raúl Asencio y Antonio Rüdiger fueron exprimidos por Dembélé, la pieza más adelantada del PSG. Un falso 9 que ejerce como ariete de la primera línea defensiva de Luis Enrique. Nadie podría haber apostado por ello hace 10 meses, cuando el técnico ofreció una de sus primeras ruedas de prensa de la temporada. "Ousmane es inteligente en la presión", deslizó el asturiano y ninguno de los presentes pareció tomárselo en serio. Desde entonces, aquel genio caótico, incapaz de mantener un mínimo de concentración, se ha convertido en uno de los exponentes defensivos de su equipo. Una estrella que no sólo define en el área sino que da sentido a todo lo que sucede a su alrededor.

La asombrosa coordinación del PSG a la hora de recuperar se tradujo en unas estadísticas escandalosas. Sólo en la primera parte, el gran ogro de la Ligue 1 ganó 26 duelos, por sólo 10 del Real Madrid. Además, hizo buenos sus siete tackles, mientras los blancos sólo lograron uno. La perfección táctica también se hizo palpable con el balón, ya que acumuló un 96% de acierto en los pases (384/402), para un abrumador dominio de la posesión (77%).

Muchos metros entre líneas

El modo tan sencillo con el que el PSG salía desde atrás dejó aún más en evidencia el plan de Xabi Alonso. A diferencia de lo mostrado ante la Juventus y el Dortmund, el guipuzcoano optó por una línea de tres delanteros que nunca supo cómo apretar. Desde comienzo del torneo, el técnico había insistido en que su equipo se trasladase en bloque, siempre ordenado y en pocos metros. Sin embargo, ante el peor rival posible, el Madrid volvió a comportarse como un equipo totalmente roto, con muchos metros entre líneas. Demasiadas facilidades para Vitinha, Joao Neves y Fabián Ruiz, que jugaban a placer cada vez que atravesaban la medular.

Courtois y Carvajal, en la acción del 4-0 del PSG.

Courtois y Carvajal, en la acción del 4-0 del PSG.AP

Nada importó al PSG la baja de William Pacho, porque entre Achraf Hakimi y Nuno Mendes se bastaron para derribar la endeble oposición de Kylian Mbappé y Vinicius. Una arrancada del marroquí dejó en bandeja el 3-0, mientras el portugués abortaba cualquier intento de Vinicius a campo abierto. La abismal diferencia entre los laterales se hizo más acusada ante la baja de Trent Alexander-Arnold.

Con un marcador inicial tan adverso, el equipo de Alonso optó por el peor de los remedios: quedarse a medio camino. Y eso complicó aún más a sus centrocampistas y zagueros, desde entonces presa del pánico ante la amenaza de una goleada de escándalo. El Madrid no encajaba dos tantos en nueve minutos desde febrero de 2017, cuando Simone Zaza y Fabián Orellana anotaron para el Valencia en Mestalla. Según los datos de OPTA, Dembéle se convirtió ayer en el primer futbolista en 22 años con gol y asistencia en los primeros 10 minutos ante los blancos. Unas cifras que explican la actual diferencia, individual y colectiva, entre los dos últimos campeones de la Champions.

El PSG propina al Madrid un baño de realidad y le despide del Mundial de clubes

El PSG propina al Madrid un baño de realidad y le despide del Mundial de clubes

La semifinal duró diez minutos. Lo que tardaron Asencio y Rüdiger en dispararse en el pie y condenar al Real Madrid bajo el sofocante calor del MetLife Stadium de Nueva Jersey. Ahí murió este joven Madrid de Xabi Alonso ante un PSG fino, trabajado, vertical e insaciable, que le devoró con tres goles para sentenciar la cita antes del descanso y el cuarto en el tramo final. Luis Enrique, después de ganar 5-0 al Inter en la Champions, está a un paso de conquistar el primer gran Mundial de clubes, guinda de su extraordinaria obra parisina. [Narración y estadísticas, 4-0]

Con la baja de última hora de Alexander-Arnold por molestias musculares, Alonso se vio obligado a situar a Valverde en el lateral y a dejar sólo a Tchouaméni en el centro del campo, con Güler y Bellingham como interiores. Arriba, apostó por la primera titularidad de Mbappé y por continuar con Vinicius y Gonzalo. Intentó morder mientras era mordido, y salió mal.

Courtois apareció de forma milagrosa dos veces en los primeros cinco minutos, gastando todas las opciones de su santidad. Rechazó un disparo peligroso de Fabián y desvió, de forma casi inexplicable, un remate a bocajarro de Nuno Mendes. Vivió el Madrid de forma temporal, intentando alguna contra con Mbappé, pero cayó en la lona con los errores de Asencio y Rüdiger.

En el minuto seis, el canterano se durmió al controlar un balón dentro del área sin oposición. Pensó demasiado y Dembélé, eléctrico, le robó la pelota. El francés, dentro del área, cayó ante la salida de Courtois. Pudo haber sido penalti, pero el balón le cayó a Fabián para anotar el cómodo 1-0. Shock madridista.

En la siguiente jugada, casi sin tiempo para suspirar, otro error dramático. Rüdiger quiso dar un pase siendo el último hombre, no golpeó el balón y lo dejó muerto para Dembélé, de nuevo muy activo en la presión, como desea Luis Enrique. El galo arrancó en solitario, se plantó ante Courtois y batió al belga con un disparo raso. Dos errores y dos goles en diez minutos. Demasiados regalos para el gran campeón de Europa.

A partir de ahí, el PSG jugó con el Madrid. Bailó sobre la escasa presión de Vinicius, Mbappé y Gonzalo, demasiado estáticos los tres, especialmente los dos primeros, permitiendo que los franceses conectaran fácil con su centro del campo. La superioridad en la zona media asentó el dominio galo en los pies de Vitinha y Fabián, dos de los centrocampistas con mayor técnica del mundo, y el Madrid, partido en dos y dejando muchos espacios, sufrió como en los grandes partidos de este último año con Ancelotti.

La espalda de Valverde y Fran García, siempre defendiendo en igualdad o inferioridad ante Kvaratskhelia y Doué, nunca apoyados por sus compañeros de banda como sí hace el PSG, fue oro para el cuadro de Luis Enrique. El asturiano ha construido un bloque único en el que todos mueren por su idea: presionan, muerden y luego son rápidos y verticales. Lo tienen todo para cumplir los deseos de su técnico en las dos áreas, con Hakimi y Mendes como cohetes.

Sentencia

En el minuto 23, Fabián sentenció el partido en un resumen de lo que son los dos proyectos de PSG y Madrid. Uno trabajado durante dos años, el otro por hacer y con los defectos adquiridos de una temporada decepcionante. Fue una salida de balón limpia del PSG desde el córner, con paredes entre Hakimi, Doué y Dembélé. La pelota llegó de nuevo al lateral marroquí para ganarle la espalda a Rüdiger y ceder a placer para que Fabián definiera ante Courtois.

Tras el descanso, el PSG bajó el ritmo y el Madrid respiró, aunque siguió sufriendo en campo propio. El árbitro anuló un gol a Doué por fuera de juego de Dembélé y Luis Enrique comenzó a pensar en la final.

Despedidas

Xabi, por su parte, envió indirectas muy directas a su plantilla. En el 65, todavía con media hora por delante, sacó del campo a Asencio, Bellingham y Vinicius, intrascendentes las dos estrellas y errático el canterano, y metió a Militao, Modric y Brahim. Cinco minutos después, entró Carvajal por Gonzalo. Más tarde, Lucas por Güler.

El Madrid se despide de Estados Unidos encajando el 4-0, ya en el tramo final y vendido Courtois mientras sus compañeros buscaban el gol del honor. Un final feo para la primera prueba de Xabi, de menos a más en el torneo hasta medirse con el gran PSG. El tolosarra tiene mucho trabajo por delante.

Lío con el vuelo del Madrid a Nueva York: sufren un retraso de dos horas por la tormenta y cancelan toda la previa de la semifinal contra el PSG

Actualizado Miércoles, 9 julio 2025 - 03:08

La previa del PSG - Real Madrid sufrió un imprevisto que obligó a la FIFA a cancelar la rueda de prensa de Xabi Alonso y la zona mixta de tres futbolistas del conjunto blanco, Thibaut Courtois, Fede Valverde y Jacobo Ramón. El avión del equipo madridista salió con retraso desde Miami por las tormentas que están afectando al sur de Florida y sufrió todavía más demora al aproximarse al aeropuerto de Newark por el tráfico aéreo. A la hora a la que debía haber comenzado la comparecencia de Alonso, la expedición aún estaban dando vueltas alrededor de Newark esperando el momento para aterrizar en tierras neoyorquinas.

"Se nos está complicando", admitían desde el conjunto blanco a media tarde. Dos horas después, el Madrid pedía a la FIFA la cancelación de todos sus compromisos con los medios de comunicación. "Por el retraso en el vuelo del Real Madrid debido a la tormenta, la rueda de prensa y la zona mixta quedan canceladas", explicaba el responsable de FIFA en la sala de prensa.

Después de ganar al Borussia Dortmund en los cuartos de final del Mundial, el Madrid decidió volver a su hotel de Palm Beach, a unas tres horas en avión de Nueva York. Una decisión que al principio no estaba prevista porque el club planeaba quedarse en la Gran Manzana a partir de esa eliminatoria, pero que se tomó porque las familias de los jugadores están en varios hoteles de Miami, cerca de los futbolistas, y la expedición se sentía cómoda en su hotel de Palm Beach, tanto a nivel logístico como de entrenamientos.

Como en cada previa, repetida este mes en el Miami-Charlotte, Miami-Philadelphia y Miami-Nueva York, el Madrid agendó su vuelo a la ciudad donde disputaría el partido en el mediodía del día previo a disputarse. Debía despegar de Palm Beach a las cuatro de la tarde hora local, pero despegó pasadas las cinco, lo que ya provocaba una hora de retraso. Por si fuera poco, al llegar a Nueva York se encontraron con mucho tráfico aéreo y tuvieron que dar vueltas alrededor del aeropuerto en un vuelo que se alargó mucho más de lo previsto, pisando suelo neoyorquino a las nueve de la noche hora local. Cinco horas para un vuelo que debía haber durado cinco.

Luis Enrique: "El secreto es el equipo"

Desde la rueda de prensa, Luis Enrique deseó a los blancos una llegada "con normalidad", elogió la historia del Madrid, reconoció su predilección por el Barça y el Sporting de Gijón y evitó hablar de Mbappé. "Eso pertenece al pasado y el pasado mueve pocas cosas. Nos centramos en el presente. No hablo del pasado", contestó a la primera pregunta sobre el francés.

El asturiano, campeón de Europa con el PSG, insistió en que "el secreto es el equipo". "Y la capacidad de los jugadores de gestionar su rendimiento en función del equipo, no al revés. Ese es el objetivo que tenemos todos", añadió.

Cuestionado por el juego de ajedrez que ha hecho esta temporada con su equipo y la famosa frase que dijo en su documental, afirmando que después de la salida de Mbappé "ahora lo controlo todo", destacó que "lo más bonito es que lo que piensas hoy vale para mañana, si ganas, pero para pasado ya no vale". "Esa frase la dije porque era mi pensamiento, pero los rivales se adaptan y la grandeza es que cada vez controlo menos. Y cuanto menos controlo, más posibilidades tenemos de que el rival no espere lo que hago. Tenemos que tratar de salir de esa zona y dejar de controlar las cosas para que se vuelvan imprevisibles. Ese es el objetivo que tenemos como equipo", reflexionó.

Del Madrid destacó que "es un placer jugar contra ellos". "No me atrevo a dar consejos a Xabi. Estamos en escenarios diferentes, uno acaba de llegar y otro lleva dos temporadas. Pero el fútbol no sabe de eso, sabe de 90 minutos y de demostrar calidades. Es imposible de predecir. Apasionante", declaró.

Y de nuevo, recordó su pasado culé y gijonés. "Es una gran motivación jugar contra el Madrid. Ver a tanto periodista español algo menos, aunque veo muchas caras nuevas y me alegro. Yo soy culé, sigo siendo socio culé y sportinguista así que siempre motiva jugar contra el Madrid".

Mbappé-Luis Enrique, una pareja futbolística incompatible: "¿Te gusta Michael Jordan? Jordan defendía como un hijo de puta"

Mbappé-Luis Enrique, una pareja futbolística incompatible: “¿Te gusta Michael Jordan? Jordan defendía como un hijo de puta”

En una sala de la ciudad deportiva del Paris Saint-Germain, Luis Enrique, de pie, recibe a Kylian Mbappé, que se sienta en la primera de siete filas. Están los dos solos. A los cinco minutos, el entrenador pregunta «¿Te queda claro?», el francés dice «sí» y su míster responde «gracias». No se dan la mano y la gran estrella del equipo se va por la puerta. Esos cinco minutos resumen la relación entre Luis Enrique y Mbappé: la pasión y la intensidad del español y la falta de feeling entre ambos. Hoy se reencuentran, PSG y Real Madrid mediante, en las semifinales del Mundial de clubes.

Aquella reunión entre ambos ha sido una de las más comentadas porque se emitió en el documental Luis Enrique: No tenéis ni puta idea. Una charla de varios minutos en la que el técnico intentaba convencer a Mbappé de la necesidad de involucrarse en la presión y en la parcela defensiva. Una escena elegida a propósito. Se produjo durante los cuartos de final de la Champions 23-24 contra el Barcelona, el PSG ganaría aquella eliminatoria pero unos días más tarde perdería en las semifinales contra el Borussia Dortmund, que sería el rival del Madrid en la final de Wembley.

El discurso de Luis Enrique a Mbappé lo dice todo sobre el tipo de futbolista que el técnico quería en el ataque y explica muy bien porqué Ousmane Dembélé puede alzar su primer Balón de Oro el próximo mes de octubre. «He leído que te gusta Michael Jordan, Jordan cogía de los huevos a todos sus compañeros y se ponía a defender como un hijo de puta. Tú tienes que dar ese ejemplo, primero como persona y luego como jugador», le dice Luis Enrique, de pie y gesticulando, a Mbappé, sentado, impasible, sin hablar.

«eso no me vale»

«Tú piensas que sólo tienes que marcar goles, eres un fenómeno, un top mundial, pero eso no me vale. Un líder de verdad es el que cuando no nos puede ayudar con los goles nos ayuda en todo lo defensivo», insiste. «Si coges a Ousmane, a Barcola, a Ramos o a quien sea y te pones tú como ejemplo a presionar, ¿sabes lo que tenemos? Una puta máquina de equipo», sigue Luis Enrique, picando a Mbappé con el posible final que tendrá en París.

«Quiero que te vayas de aquí por la puerta grande, Kyky, ninguna duda. Pero te lo tienes que ganar. El día que no ataques tienes que ser el mejor jugador de la historia defendiendo. Eso es un líder, ese es Michael Jordan. ¿Te queda claro?», terminó el técnico.

Unas semanas después, Mbappé anunciaría su fichaje por el Madrid y Luis Enrique lo celebraría a su manera con esta frase: «Vamos a mejorar los resultados, sin ninguna duda. El tener a un jugador (Mbappé) que se movía por donde él quería implica que hay situaciones de juego que yo no controlo. El año que viene las voy a controlar todas. Todas».

Mbappé anota el 3-1 al Dortmund ante Yan Couto.

Mbappé anota el 3-1 al Dortmund ante Yan Couto.AFP

Una premonición de lo que sería la temporada en París, con la conquista de la Champions League, ganando 5-0 al Inter de Milán en la final, como guinda del pastel. Mientras, Mbappé terminó el curso como máximo goleador del continente pero eliminado, junto al Madrid, en cuartos de final de la Copa de Europa por el Arsenal. El francés cuajó algunas buenas eliminatorias, como ante el Manchester City, pero contra el cuadro londinense no estuvo a la altura. Un síntoma general.

Entre medias, Mbappé ha vivido un enfrentamiento en los juzgados con el PSG y con Nasser Al Khelaifi, que siempre que ha podido le ha dejado algún recado en los medios de comunicación. «Ahora la estrella es el equipo», aseguró el qatarí durante el curso, en un mensaje directo al futbolista. En su momento, el presidente del PSG quiso apartar a Mbappé por no renovar su contrato con el equipo y Luis Enrique medió para solucionar el conflicto, pero la pelea ha llegado hasta los tribunales por el pago de la última parte del salario del futbolista.

Una guerra por 55 millones

Mbappé le reclama al PSG 55 millones en sueldos y primas y ha llegado a acusar a Al Khelaifi de «acoso moral» y «extorsión» por las presiones recibidas durante las negociaciones por su renovación en 2023, una demanda que finalmente ha retirado esta semana, justo antes de verse en el MetLife Stadium de Nueva Jersey, «por una voluntad de calmar la situación sobre el terreno jurídico y el deseo de concentrarse exclusivamente en el terreno deportivo», según L'Equipe.

La intensidad y la presión, eso en lo que insistía Luis Enrique a Mbappé, están siendo dos de las palabras más repetidas por Xabi Alonso en el mes que lleva al mando del Real Madrid. El delantero, que sufrió una fuerte gastroenteritis en los primeros días del Mundial, todavía no ha sido titular en el torneo y espera que ese momento le llegue esta tarde contra el que fuera su equipo.

Luis Enrique, durante una rueda de prensa en Atlanta.

Luis Enrique, durante una rueda de prensa en Atlanta.FCWC

Sobre la mesa, el gran papel de Gonzalo, tanto en ataque (cuatro goles) como en la parcela defensiva, donde no deja de presionar la salida del rival. Mbappé es indiscutible para Alonso, pero éste le pedirá aquello que le pedía Luis Enrique: ser Michael Jordan en todas sus facetas.