Sergio Pérez renueva con Red Bull hasta 2026: "Nos quedan muchos campeonatos que ganar juntos"

Sergio Pérez renueva con Red Bull hasta 2026: “Nos quedan muchos campeonatos que ganar juntos”

Actualizado Martes, 4 junio 2024 - 19:19

La continuidad de Sergio Pérez como piloto de Red Bull ya es un hecho. El mexicano, que aterrizó en la escudería en el año 2011, procedente de Racing Point, ha firmado su renovación por dos temporadas más.

"Estoy muy contento de comprometer mi futuro con este gran equipo. Estoy encantado de quedarme aquí para continuar nuestro viaje juntos y contribuir a la gran historia de esta escudería durante dos años más", ha afirmado.

Además, el piloto de 34 años también ha agradecido la confianza depositada en él y ha afirmado que "tienen mucho trabajo por hacer. Nos quedan muchos campeonatos que ganar juntos".

"Tenemos un gran reto"

En este sentido, la ambición de poder estar peleando por el título es un aspecto que ha querido señalar a la hora de comunicar esta nueva extensión de su contrato: "Tenemos un gran reto este año y tengo plena confianza en que el futuro es brillante aquí y me entusiasma formar parte de él."

El jefe de la escudería, Christian Horner también ha mostrado su satisfacción por esta renovación ya que , según él, aporta "continuidad y estabilidad" para el próximo año. "Es un momento importante para confirmar la alineación de cara a 2025. Estamos muy contentos de poder seguir trabajando con Checo", ha apuntado.

Además, Horner también ha calificado como "exitosa y sólida" la pareja que Checo forma con Max Verstappern y ha evaluado la temporada del mexicano: "Ha tenido un buen comienzo en 2024, con segundos puestos en Baréin, Arabia Saudí y Japón, y su podio en China. Las últimas carreras han sido duras, pero confiamos en él y esperamos que vuelva a demostrar la forma y el rendimiento que vemos tan a menudo".

Finalmente y sobre la posibilidad de ganar títulos, el directivo asume que será "tendrán que trabajar duro" en lo que ha calificado como un "campeonato muy reñido" para este año.

La gloria de Leclerc en Mónaco: una pizza, el recuerdo de su padre y las lágrimas del Príncipe

La gloria de Leclerc en Mónaco: una pizza, el recuerdo de su padre y las lágrimas del Príncipe

Las escenas de júbilo tras el GP de Mónaco reeditaron viejos tiempos de gloria en Ferrari. Envuelto en la bandera monegasca, harto de abrazos con la familia real, Charles Leclerc aguardó a los acordes del otro himno para no dejar escapar ni un verso del Fratelli d'Italia. Los mecánicos habían reservado un par de botellas de champán para la fotografía oficial, a la que no faltaría Carlos Sainz. Tampoco iba a librarse Fred Vasseur, team principal del equipo, sumergido en las aguas del puerto tras un empujón del vencedor.

Para saber más

Hay razones que justifican la euforia en la Scuderia, porque Leclerc convirtió al fin su pole en victoria, tras 12 intentos fallidos. De este modo se evitó el sonrojo de igualar el récord negativo de René Arnoux, que jamás sumó un triunfo pese a partir 13 veces desde la mejor posición de la parrilla. Dentro de dos semanas, en Montreal, el SF-24 se perfila de nuevo al menos con las mismas opciones que Red Bull. Sobre otro trazado poco convencional, el monoplaza rojo representa algo más que una amenaza para Max Verstappen.

Bryan Pozzi, su nuevo ingeniero de pista, le adelantó por radio una cifra errónea, pero son 31 los puntos de déficit de Leclerc frente al líder del Mundial. Un margen aún considerable, aunque ínfimo comparado con el de 2023, cuando tras las ocho primeras carreras, cedía 141 ante Mad Max. "Queda aún mucha temporada por delante. Sin embargo, a nivel emocional, esto significa mucho para mí", advirtió durante la rueda de prensa oficial de la FIA.

"Nunca con piña"

A esa cita con los periodistas llegó Leclerc con bastantes minutos de retraso. De hecho, Oscar Piastri y Sainz optaron por tomárselo a chufla. "Acabo de dormir más ahora que la pasada noche", bromeó el australiano, repantingado en el sofá. Debía de andar algo nervioso desde el sábado porque ni siquiera puso en un aprieto a los Ferrari.

Mucho más plácida había resultado la noche para Leclerc. "Dormí muy bien, pese a que cené muchísimo. Había llegado demasiado tarde a casa y no pude cocinar, así que pedí que me trajeran una pizza", detalló ante las risas del auditorio. De inmediato, alguien quiso saber su sabor favorito. "Pizza Margherita con prosciutto crudo. Nunca con piña", aclaró, sin aclarar si a su perro Leo le había alcanzado alguna porción pequeñita.

En el Principado, la vida familiar de Leclerc gira en torno a dos mujeres: Pascale, su madre, y Alexandra Saint Mleux, su novia. Durante todo el fin de semana, ambas han luchado contra los nervios en el paddock. La autoridad de Pascale se demuestra incluso con unas tijeras, cuando considera que Charles se ha dejado demasiado largo el pelo. Sus hermanos Arthur, ex piloto de la Ferrari Driver Academy, y Lorenzo, no cabían ayer de gozo. Por no mencionar a Nicolas Todt, algo más que un representante para el clan familiar.

La foto de grupo de Ferrari en Mónaco.

La foto de grupo de Ferrari en Mónaco.SCUDERIA FERRARI

Sin embargo, el vacío dejado por Hervé, su padre, sigue resultando duro. Ex piloto de F3 en la década de los 90, su muerte a los 54 años dejó en shock a la familia. Aquel domingo de 2017, Charles no faltaría a su carrera de F2. Y ayer, justo antes de paladear la gloria en casa, los recuerdos afloraron sin filtro. "Debo admitir que durante las últimas vueltas he pensado más en mi padre que en otra cosa. Él lo entregó todo para que yo hoy esté aquí", confesó.

La emotividad del momento ya se había llevado por delante al Príncipe Alberto. Ajeno a cualquier protocolo, el soberano festejó en el podio a lágrima viva. "Cuando tenía 12 o 13 años, mi padre me llevó a palacio por primera vez. Buscábamos financión para mi carrera. Desde entonces, el Príncipe siempre ha tenido palabras bonitas en los buenos momentos y también en otros mucho más difíciles", relató. Durante la tradicional gala con la que se agasaja al vencedor, el monarca también parecía rememorar aquellos tiempos.

A esa cena tampoco iba a faltar Vasseur, el director que le dio un asiento en Alfa Romeo y con el que conquistó sus primeros puntos durante el GP de Azerbaiyán 2018. Pese al remojón y las burbujas en el vaso, el jefe de Ferrari aún intentaba contener tanto entusiasmo. "No debemos dejarnos llevar y tenemos que mantener la concentración, pero esta victoria es una gran motivación, tanto para la gente que viaja como para la de Maranello".

Charles Leclerc cumple su sueño y Carlos Sainz sobrevive a un pinchazo para subir al podio

Charles Leclerc cumple su sueño y Carlos Sainz sobrevive a un pinchazo para subir al podio

No hubo una triste variación entre el orden de salida y el de meta entre los 10 primeros clasificados del GP de Mónaco. La tarde primaveral en la Costa Azul, de una fantasía inenarrable, bien merecía más, aunque eso nada importe a Charles Leclerc, que al fin ganó en casa, por delante de Oscar Piastri y Carlos Sainz. Dos veces doblaron los líderes a Fernando Alonso, undécimo bajo la bandera a cuadros. Y no hubo opción de disfrutar siquiera con Max Verstappen, que ve recortada su ventaja en el Mundial a 32 puntos.

A última hora del sábado, Sainz quiso estirar las piernas con un paseo en bicicleta. Mientras regresaba al paddock en dos ruedas, algunos tifosi le desearon suerte, porque el 1-2 de Ferrari no se antojaba tan lejano. La premisa era ayudar a Leclerc, pero Carlos quiso lanzarse de inicio a por Piastri. Acechó en Santa Devota, con la mala suerte de que el roce con la rueda del McLaren agujerearía su neumático delantero izquierdo.

Una salida catastrófica allá donde se mirase. En el sector de Beau Rivage, Kevin Magnussen metió el morro, por donde no debía, a Sergio Pérez. Venía cediendo terreno el mexicano y lo pagó carísimo, pero aún pudo sentirse afortunado porque el impacto contra las barreras dejó su Red Bull reducido a chatarra.

Guerra en Alpine

A la entrada del túnel, el pique entre Pierre Gasly y Esteban Ocon hizo reventar la efímera paz de Alpine. Igual que el danés de Haas, el ex socio de Alonso se emperró buscando un espacio que sólo un lunático podía imaginar. Su vuelo, aun a velocidad reducida, aterrorizaría a niños y mayores. "La maniobra de Esteban estuvo totalmente fuera de lugar, así que deberá asumir las consecuencias", adelantó Bruno Famin, team principal de Alpine.

Los trabajos en las inmediaciones de Massenet se prolongaron durante tres cuartos de hora. Tiempo suficiente para que McLaren reparase los daños en el suelo y uno de los pontones de Piastri. Y para que Sainz empujase, a trompicones, su SF24 hasta el garaje. "Dime que arrancaré otra vez desde la tercera posición", imploró a Riccardo Adami, su ingeniero de pista. Por supuesto, recordaba el precedente del GP de Australia 2023, con aquel incidente con Alonso.

Si hubo alguna buena noticia para el espectáculo debió adjudicarse a los comisarios, que ordenaron una resalida en parado. En el lado negativo, el inevitable cambio de ruedas, durante la bandera roja, de los supervivientes. Todos salvo el Williams de Logan Sargeant. Con 77 vueltas por delante se reducía a cero cualquier posibilidad de emoción durante los pit-stops.

"Decidle a Charles que haga más rápido la vuelta de formación", reclamó Sainz, un piloto disciplinado, pero no tonto. Todo marchaba de cine para Leclerc. Bastaba con superar la primera curva para que la victoria quedase a la mano. La septuagésima edición del GP de Mónaco resultaría tan tediosa como de costumbre.

"En este momento, no ganamos nada yendo más rápido", advirtieron a George Russell, tras el alerón de Lando Norris. Como Ferrari y McLaren habían renunciado a cualquier riesgo con el compuesto duro, a Mercedes y Max Verstappen no les quedó otra que el medio. Por guardar las apariencias, más que por genuina convicción.

Desde el líder a Valtteri Bottas, farolillo rojo, los 15 pilotos en pista gestionaban las gomas, formando la tradicional fila india. Una sola vez amagó Piastri ante Leclerc, en el viraje de Portier. Restaban 59 giros y el único interés se centraba en las conversaciones de radio. Sainz reclamaba información sobre los neumáticos de su compañero. También en la penalización a Ocon, con dos puntos menos en el carnet y 10 segundos. Como ya había abandonado, ese tiempo se transformará en cinco posiciones en la parrilla de Montreal.

Tampoco con los doblados

Alonso había aprovechado un despiste de Daniel Ricciardo para tomar la decimosegunda plaza, a la estela de Lance Stroll. Cuando se cumplía el ecuador de la prueba, el asturiano ya cedía 13 segundos, generando espacio para una parada gratis de su compañero. Por tanto, pronto sería engullido por la cabeza. El otrora momento crítico de los doblajes fue un simple trámite para Leclerc, beneficiado por la pasividad de Piastri.

Stroll aún dispuso de tiempo para otro pinchazo, echando abajo el trabajo de equipo. Aun rodando Fernando undécimo, a un paso del punto de consolación, el único desafío para Aston Martin pasaba por el bonus de la vuelta rápida del 18, el único con los blandos sobre el asfalto. No hubo modo de arrebatar el crono a Lewis Hamilton (1:14.165).

Quede constancia de que, tras más de dos horas, hubo un adelantamiento de Valtteri Bottas a Sargeant. Con todas las de la ley y en el viraje de Mirabeau. No olviden tampoco que en la cita más charme del calendario Kylian Mbappé agitó la bandera en la meta. A seis días de la final de Champions, quien no se conforma es porque no quiere.

Charles Leclerc vuela hacia la 'pole' y Fernando Alonso se pierde en el tráfico

Charles Leclerc vuela hacia la ‘pole’ y Fernando Alonso se pierde en el tráfico

Una estampa devota corre estos días de mano en mano entre los tifosi desplazados a Mónaco. Se trata de la efigie de Charles Leclerc ataviado con los símbolos de la Santa Cruz de Cristo y el lema Ovunque Proteggimi (protégeme en todas partes). La enésima muestra de la veneración por Il Predestinato, autor de la 250ª pole de Ferrari en la Fórmula 1. Leclerc impuso su talento en el Principado (1:10.270) por delante de Oscar Piastri y Carlos Sainz, mientras Fernando Alonso se desplomaba en la Q1, víctima del tráfico.

A pie de garaje, Piero Ferrari, hijo de Il Commendatore, festejaba con la lógica euforia muy cerca de Nicolas Todt, agente de Leclerc y continuador de otro mito de la Scuderia. Desde su fichaje en 2019, una de las obsesiones de su piloto pasaba por un triunfo en casa. Bajo aquel balcón desde donde seguía las carreras de niño. Ahora, como en 2021 y 2022, queda demasiado cerca como para dejarlo escapar. Por una vez, sin que sirva de precedente, el temible Max Verstappen partirá desde la sexta plaza.

Leclerc venía dominando a su antojo desde el viernes, así que, a la hora de la verdad hubo de limitarse a juntar las piezas. Pese a algunas molestias con los pedales mantuvo el rumbo con firmeza. Incluso si eso contravenía las órdenes de su ingeniero de pista. Cuando Bryan Bozzi le pidió pasar por boxes para probar un tercer juego de neumáticos, se opuso con firmeza. "¡Quedémonos fuera!", exclamó. Había temor, obviamente, a la réplica postrera de Verstappen. Sin embargo, el tricampeón mundial tocó el muro camino de Santa Devota (1:10.567), cediendo terreno también frente a Lando Norris y George Russell.

En cinco centésimas

De la tercera a la séptima plaza, el orden se manejó en apenas cinco centésimas. Y Sainz, como un trueno en el último sector, saboreó lo mejor de la tarta (1:10.518). Pese a los habituales devaneos de Ferrari, el madrileño se siente en una posición privilegiada. De su firmeza ante McLaren y Verstappen, dependerá el podio, o incluso el 1-2, rojo.

De momento, la escudería dirigida por Fred Vasseur ya ha cumplido la mitad del trato. Pese a la pericia de Leclerc, cualquier eventualidad podría haber echado abajo el sábado. Aquí hay que medir cuidadosamente la carga de gasolina, porque cada gramo puede traducirse en milésimas. Y elegir el momento de salir al asfalto, en busca del momento idóneo, evitando los líos del tráfico. De inicio, Alex Albon ya se cruzó en el camino de Sainz, mientras Leclerc arrastraba algo en el alerón delantero.

No sólo había que mirar al coche de delante, sino anticiparse a lo que vendría a continuación. A falta de banderas amarillas y siniestros, la Q1 demostró la importancia de este último factor. Ferrari complicó la existencia de Leclerc con una estrategia más bien errática. "Estamos en la peor posición, fuera de fase respecto a los demás", lamentó el monegasco.

El tapón de Alpine

Desde sus asientos en el Paddock Club, cientos de invitados VIP apuraban su cóctel, totalmente ajenos al drama de Aston Martin. Alonso había buscado sitio ralentizando en la Rascasse, antes de lamentar su suerte por radio: "Hay un tráfico horrible". Antes de lanzarse a por el tiempo, en el garaje decidieron un pequeño cambio en el alerón delantero. Todo terminaría afectando para consumar el desastre. Los Alpine, cosas de la fatalidad, se interfirieron en su camino. Incluso con las gomas nuevas, el asturiano no supo encontrar ni el espacio ni la inspiración para completar su vuelta: 18.7, en el primer parcial, 34.0, en el intermedio y 19.1 para cerrar. A 22 centésimas de un Daniel Ricciardo que venía penando desde el viernes.

Aún peor corrieron las cosas para Sergio Pérez, ganador en el Principado hace dos años. El mexicano, antepenúltimo, sólo rodó más rápido que Valtteri Bottas y Guanyu Zhou, ambos con Sauber. Christian Horner, team principal de Red Bull deberá evaluar las causas, aunque no parece tolerable que la distancia entre Pérez y la elite sea cada día mayor.

De hecho, tampoco debería asumirse con tanta naturalidad en Aston Martin que Lance Stroll ni siquiera presentase oposición en la Q2 frente a los Visa Cash de Yuki Tsunoda y Ricciardo. Con su 1:11.563, el hijo del propietario quedó a 34 centésimas del corte, marcado por el Williams de Alex Albon. Hasta ese momento, los favoritos se habían turnado en cabeza con asiduidad desconcertante. Del doblete de Mercedes para abrir la Q1, a una gran vuelta de Lando Norris con la que dominó la segunda criba. Mientras tanto, Verstappen se mantenía a la expectativa.

Hamilton y Alonso recuperan el aliento en Mónaco

Actualizado Viernes, 24 mayo 2024 - 15:22

Lewis Hamilton lleva tres años en Mónaco sin rodar una sola vuelta de carrera entre los tres primeros. Desde su victoria en 2019, el heptacampeón no encuntra modo de acercarse a su cuarta victoria en el Principado, pero al menos este viernes llevó algo de esperanza a Mercedes. Suyo fue el mejor crono de la primera sesión libre (1:12.198), por delante de Charles Leclerc y George Russell. A esa ola de optimismo también pudo subirse Fernando Alonso, sexto a 60 centésimas, mientras Carlos Sainz finalizó décimo, a 81.

"El volante pesa demasiado, así que necesito un poco más de asistencia", detalló el asturiano por radio. Porque sólo sintiéndose cómodo hay opciones de remontar el vuelo en Mónaco, donde Aston Martin volvió al alerón trasero previo a Imola. La configuración específica de Mónaco, sin ofrecer resultados espectaculares, bastó al menos para meter a los dos monoplazas verdes por delante de Red Bull.

Siempre hay que valorar con precaución los tiempos del viernes, aunque la irrupción de Mercedes y los problemas del RB20, undécimo y decimosegundo, acaparen los titulares. Ferrari, como apuntaban los pronósticos, dará batalla hasta el final, en cerrada pugna con McLaren.

Nubarrones negros

A falta de un cuarto de hora para el final, Guanyu Zhou se dejó el endplate del Sauber en Beau Rivage y los restos de fibra de carbono casi provocan un destrozo a Leclerc. La bandera roja duró muy poco, aunque nada más reanudarse la acción Kevin Magnussen se cruzó en el camino de Yuki Tsunoda a la entrada del pit-lane. A la iracunda reacción del japonés siguió la investigación de los comisarios.

Tras las montañas acechaban nubarrones negros, que descargaron unas gotas casi imperceptibles. No hubo necesidad de neumáticos de mojado, pero sí de paciencia para evaluar la confusión en Red Bull. Después de un inicio alentador, Max Verstappen lanzó demasiados mensajes por radio. Y ninguno bueno: "Tengo problemas con los baches y cualquier corrección sólo empeora las cosas". Sergio Pérez, ganador en el Principado hace dos años, tampoco se encontraba precisamente cómodo.

"Algunas vueltas buenas"

Las trampas de Mónaco acechan en cada rincón, en cada bajada a la piscina, donde Hamilton y Sainz bloquearon in extremis. Aún cuenta con margen de mejora el madrileño si quiere igualar sus fantásticas actuaciones de 2021 y 2022. El primer desafío será poner en aprietos a Leclerc, cuya velocidad fue elogiada por Bryan Bozzi, su nuevo ingeniero. "Estás haciendo algunas vueltas buenas". En una de ellas, antes de probar el neumático medio, el monegasco besó las protecciones camino de la Rascasse.

Como cierre negativo, una mención a Alpine, que venía progresando desde Miami, pero que esta vez sufrió sendas averías. La más grave, para Pierre Gasly, con sólo 10 vueltas en su casillero y último en la tabla. Esteban Ocon, decimoctavo, ni siquiera pudo con el Williams de Logan Sargeant.

¿Por qué Verstappen ya no parece intocable?: una victoria por 725 milésimas, el poderío de McLaren y un "casi acabo en la grada"

¿Por qué Verstappen ya no parece intocable?: una victoria por 725 milésimas, el poderío de McLaren y un “casi acabo en la grada”

En la vuelta 24, cuando apenas se había cumplido media hora de carrera, Max Verstappen fue apercibido con una bandera negra y blanca en el Autodromo Enzo e Dino Ferrari. Según los comisarios, el líder de Red Bull había sobrepasado tres veces los límites en la curva 10, por lo que si reincidía sería sancionado con cinco segundos. La salida de Piratella, camino de Acque Minerali, se le venía atragantando desde el viernes, así que no había lugar para bromas. A diferencia de hace un año en Montmeló, cuando nada más escuchar la misma advertencia se puso a pelear por la vuelta rápida, Mad Max tuvo que hacer frente a la amenaza, esta vez sí, con precaución.

Para saber más

Baste el detalle para perfilar una tendencia que se venía esbozando desde finales de marzo -con el triunfo en Melbourne de Carlos Sainz- y que ayer acabó por confirmarse. El arrasador dominio de Verstappen parece cosa del pasado. Incluso después de su quinta victoria en siete carreras, el tricampeón debería andar con mil ojos ante McLaren y Ferrari. Al menos hasta el parón por vacaciones.

En la penúltima vuelta, con la batería del RB20 casi vacía, Gianpiero Lambiase, su ingeniero de pista, tomó la palabra para solventar las urgencias en Imola. Por entonces, Lando Norris se acercaba a tan sólo 1,1 segundos, después de recortar más de seis en los nueve últimos giros. La velocidad del McLaren con los neumáticos duros resultaba algo más que una amenaza para Max.

Pérez, desquiciado

"La goma dura salió de la ventana operativa, así que fue como conducir sobre hielo. Más de una vez, llegando a Tosa, casi acabo en la grada"; admitió Verstappen. Red Bull había montado ese compuesto en la vuelta 43, después de que su líder estableciese un cómodo colchón en torno a los 7,5 segundos. Sergio Pérez, que había partido undécimo, tampoco encontró el truco a los duros. El mexicano, con una estrategia opuesta a la del resto de favoritos, ni siquiera pudo apretar a Lewis Hamilton y George Russell, sexto y séptimo en la meta. En la vuelta 17, una excursión por la grava de Rivazza le costó cinco segundos y un desquiciamiento del que ya no lograría recuperarse.

Según las primeras mediciones, el ritmo del Verstappen durante los últimos 20 giros fue 29 centésimas más lento que el de Norris. Justo a la inversa de lo mostrado con el compuesto medio, con el que dominó al británico por 28 centésimas. En el cómputo global, tras 63 vueltas y 309 kilómetros, el promedio de McLaren fue mejor por 19 milésimas.

De hecho, el monoplaza papaya volvió a evidenciar una extraordinaria velocidad en las curvas rápidas, así que Norris (25.436) y Oscar Piastri (25.463) marcaron la referencia en el primer sector. Verstappen, pese a sus referidos problemas en las inmediaciones de Acque Minerali, dominó el sector central (28.063) y Charles Leclerc fue el más rápido en el último (27.097). Si a estos datos añadimos la eficiencia del MCL24 para cuidar los Pirelli, concluiremos que la escudería de Woking aspira a convertirse en algo más que un animador del campeonato.

725 milésimas

Tras quitarse el casco, Norris lamentaba no haber dispuesto de unos metros más para tirarse a degüello. Zak Brown, team principal, participaba de ese mismo discurso tan lejano a la complacencia. Tras el aviso de Miami, McLaren ansiaba su segunda victoria consecutiva, un hito que no logra desde hace 12 años con Jenson Button y Hamilton. De no haber sido penalizado el sábado con un par de puestos en la parrilla tras obstaculizar a Kevin Magnussen, Piastri habría ocupado, muy probablemente, la plaza de Leclerc en el podio.

La caza de Norris, que había gestionado las gomas con mimo, se estancó a cinco vueltas para la bandera a cuadros. Su postrera embestida sí le permitió activar el DRS en el último giro, pero Verstappen supo negar los espacios. Desde 1980, cuando por primera vez dio cabida a una cita del Mundial, Imola había acogido 31 Grandes Premios de F1. Y ninguno acabó decidiéndose por tan estrecho margen: 725 milésimas.

Había plena justificación, por tanto, para los alaridos de Red Bull en el parque cerrado. Una euforia acorde a las dificultades planteadas y los desafíos venideros. McLaren ha olido la sangre y ya se siente capaz de desafiar al ogro en cualquier terreno. Leclerc, segundo en el Mundial a 48 puntos, necesita también carne fresca, porque en julio se cumplirán dos años de su última victoria en Austria.

Ahora quedan por examinar las próximas actualizaciones aerodinámicas de Red Bull o e temple de Verstappen, que en Imola pudo igualar el registros de tres triunfos consecutivos de Michael Schumacher (2002-2004). Mad Max aún podrá presumir de que ayer, poco antes de las 10 de la mañana, cuando ni siquiera se sabía el ganador de la Fórmula 3, completaba otro relevo en las 24 Horas de Nurburgring, una cita de iRacing. Al volante de un simulador con el que se divertirá durante la gira europea llevó al triunfo al Team Redline. Quizá, a partir de ahora, no debería permitirse tanto tiempo para su hobby.

Verstappen sujeta a Norris en el 'via crucis' de Alonso en Imola

Verstappen sujeta a Norris en el ‘via crucis’ de Alonso en Imola

Tanto cacareo con el ritmo de Ferrari y McLaren en las tandas largas, tantos homenajes a la leyenda de Ayrton Senna, tantas historias de la vieja en Imola, tantos comentarios por sus fallos del viernes en el segundo sector, para otra victoria de Max Verstappen, la quinta tras siete carreras en 2024. Sólo el arrebato postrero de Lando Norris, que recortó seis segundos en las nueve últimas vueltas, dio un toque de distinción al domingo. Poco que llevarse a la boca en el Autodromo Enzo e Dino Ferrari, donde ni siquiera el podio de Charles Leclerc colmó las fantasías de los ferraristas.

Salido de la nada, como una brisa naranja entre el bochorno de los pinos, el ataque de Norris hizo despertar de su letargo a Mad Max. Las 72 centésimas en la meta, uno de los márgenes más estrechos que se recuerdan, hablan mejor de la exponencial progresión de McLaren que del genuino dominio del amo del Mundial. Verstappen mantuvo la calma para gestionar su ventaja en una situación delicada, cierto. Además, se benefició de un trazado donde cada adelantamiento se paga tan caro como el coltán. Pero de una manera u otra siempre se termina saliendo con la suya.

De poco valió el flamear miles de banderas rojas en Imola, porque las actualizaciones aerodinámicas de Ferrari abrieron el cuarto podio del año para Leclerc, aunque quedaron muy lejos de suponer un salto cualitativo. Carlos Sainz, quinto bajo la bandera a cuadros, sólo tuvo una baza ganadora, pero en la lotería del coche de seguridad, tan habitual en Imola, no hubo ni opción para la pedrea.

Piastri, la sombra de Sainz

Desde las profundidades del averno, Fernando Alonso cruzó último la meta tras la retirada de Alex Albon. No por esperado, resultó menos tortuoso el via crucis, aunque Lance Stroll terminaría salvando un noveno puesto, justo por detrás de los Mercedes y Sergio Pérez. Aston Martin, más pendiente de recopilar datos para el futuro que de la propia remontada, tenía que salirse del carril. Partiendo desde el pit-lane, Alonso fue el único de la parrilla, con permiso de Pierre Gasly, que montaría de inicio neumáticos blandos. Entre los favoritos, todos con medios, salvo Pérez, fuera de posición con los duros.

Aun con las lógicas precauciones, Sainz buscó la sorpresa de salida, pero se vio obstaculizado por Norris en la primera curva. Sin margen para los milagros, Leclerc se mantenía a la sombra del británico, mientras Carlos pugnaba por salir del DRS de Oscar Piastri. Dada la imposibilidad de adelantar, cada cual cuidaba con celo su viña.

Alonso ni siquiera se planteó el adelantamiento ante Logan Sargeant y en la séptime vuelta fue llamado a boxes para montar el compuesto duro. A la salida del pit-lane, el freno delantero izquierdo del Aston Martin iba a sufrir un pequeño incendio. De igual modo, Williams refrescó las ruedas de Albon, con error incluido, dado que los mecánicos no ajustaron bien la delantera derecha del tailandés, que bastante hizo con arrastrar su monoplaza de nuevo al garaje. Quien advirtió de que Imola se antojaba un simulacro de Mónaco, con la consabida fila india, no andaba precisamente equivocado.

El 'undercut' de McLaren

Decían los ingenieros que en las simulaciones del viernes, Leclerc había sido más rápido y Norris más regular, lo que a largo plazo menguaba las posibilidades del monegasco para atacar la segunda plaza. Cumplida la vigésima vuelta, Verstappen había aprovechado el aire limpio para alejar seis segundos al McLaren. Ni siquiera le penalizó un salto al vacío en la variante de Acque Minerali.

La potencia del undercut quedó validada por McLaren, que se anticipó a Ferrari. Por lentitud o por convicción, mantuvieron a Leclerc tres vueltas más que Norris y a Sainz, cuatro más que Piastri. En ese impasse, cualquier safety car hubiese cambiado por completo el escenario. Pero los dioses no obraron el milagro y el madrileño cedió la posición a Piastri. Quinto, a seis segundos del australiano, a Sainz se le había acabado la tela que cortar.

Entre bostezos, los tifosi asistían al desfile triunfal de Verstappen, mientras Lewis Hamilton se daba un garbeo por la grava. Un domingo más, Mercedes transitaba por tierra de nadie, aunque el heptacampéon se diese el capricho de rebasar a Pérez en la curva 1.

El trámite de las 33 vueltas con el compuesto duro tampoco iba a ser del gusto de Alonso. El ritmo tan mediocre del AMR24, rozando el 1:23 por vuelta, le equiparaba con los Sauber y Fernando debía dejar paso a Esteban Ocon. Unos metros por delante, Stroll se batía ante Nico Hulkenberg por la décima plaza. Con el termómetro a 27ºC, tras darse de tortazos por una sombra y un refresco, los hinchas locales llegaron al suspiro cuando Leclerc perseguía a Norris en el radar del DRS. Il Predestinato, pasado de revoluciones, erró con los frenos en la Variante Alta. Y ya no volvió a asomar tras el alerón del McLaren.

Verstappen iguala a Senna en Imola y Alonso cae al pozo

Actualizado Sábado, 18 mayo 2024 - 17:30

Qué mejor tributo a Ayrton Senna que igualar uno de sus récords. Tras un fin de semana más bien insulso en Imola, Max Verstappen estableció su octava pole consecutiva (1:14.746) -39ª en el total- como ya hizo el ídolo paulista entre 1988 y 1989. Mientras Sergio Pérez caía de mala manera en la Q2, el líder de Red Bull voló al volante el RB20, dejando con un palmo de narices a los tifosi, que ni siquiera vieron a Ferrari por delante de McLaren. Oscar Piastri, a 74 milésimas de la cabeza, y Lando Norris, a 91, frustraron a Charles Leclerc y Carlos Sainz, cuarto y quinto respectivamente.

"Es muy especial, porque conmemoramos aquí el 30º aniversario de su muerte. Un bonito homenaje", comentó Verstappen nada más quitarse el casco. Su valentía a la hora afrontar las dos primeras variantes (Tamburello y Villeneuve) marcó la diferencia en Imola (236,4 km/h de media) para desdicha de miles de ferraristas. Los fanáticos seguirán añorando aquel trienio maravilloso (2002-2004) comandado por Michael Schumacher y Leclerc aún deberá aguardar otro fin de semana para empatar las 24 poles de Niki Lauda.

Aunque ninguna desgracia pudo equipararse a la de Fernando Alonso, que partirá desde la última línea de la parrilla (o desde el pit-lane) víctima de su nefasto sábado. El feo accidente de la mañana había obligado a Aston Martin a cambiar íntegramente la unidad de potencia del asturiano. Aún con la lógica angustia pudieron recuperar a tiempo el coche, pero un error del bicampeón a la salida de Tamburello terminó por condenar sus ya menguadas aspiraciones. Con 1:16.917 sólo quedó por delante de Logan Sargeant, que ni siquiera pudo marcar un tiempo válido.

Hulkenberg y Tsunoda

A 28ºC, la temperatura más alta del fin de semana, el neumático medio ofrecía un rendimiento casi equiparable al blando, por lo que Ferrari y George Russell se permitieron la licencia de iniciar con él la Q1. No sólo eso, sino que Leclerc, con esa goma ya usada, acabó a sólo 61 milésimas de Verstappen (1:15.762).

Nico Hulkenberg (1:15.841), debutante sobre este asfalto a los 36 años, y Yuki Tsunoda (1:15.894) llevaron la euforia a Haas y Visa Cash RB, colándose en el top-5. Para entender la igualdad reinante, reseñar que los ocho primeros rodaron en un margen de 25 centésimas. Pierre Gasly, al volante del recuperadísimo Alpine, clavó el tiempo de Sainz, también con los medios en su Ferrari.

El asunto volvería a ponerse bravo en la Q2, con Verstappen demostrando que los errores del viernes no habían afectado a su moral (1:15.176). En su pelea con Leclerc volvió a entrometerse el volador Tsunoda (1:15.358), a tres centésimas del monegasco, mientras Sainz bastante hacía con mantener el sexto puesto ante los McLaren.

Aún más doloroso resultó el desenlace para Pérez, medio segundo más lento que Mad Max y expulsado de la fiesta por Daniel Ricciardo. Apenas una centésima, sí, pero por primera vez desde el GP de Singapur 2022, la filial de Red Bull metía sus dos coches en la Q3. "Qué desastre", admitió por radio el mexicano.

Ferrari marca terreno y Verstappen encadena errores en Imola

Actualizado Viernes, 17 mayo 2024 - 15:12

Las actualizaciones de Ferrari se dejaron sentir desde el arranque en Imola, donde Charles Leclerc marcó el mejor tiempo de la primera sesión libre (1:16.990), por delante de George Russell y Carlos Sainz. El buen momento de la Scuderia se plasmó desde el inicio, cuando el madrileño llegó a liderar la tabla, con 19 centésimas de ventaja sobre su compañero de garaje. Muchos más problemas encontró un errático Max Verstappen, incapaz de mantener su Red Bull sobre el asfalto.

Más que la quinta plaza, a 25 centésimas de Leclerc, la gran sorpresa fueron los titubeos del neerlandés en el segundo sector de Imola. Poco después de que Lewis Hamilton pisase un bordillo y trompease en Acque Minerali, Verstappen encadenó fallos impropios de su nivel. Aún queda mucho fin de semana por delante, pero Christian Horner necesita modificar el rumbo a orillas del río Santerno. Ferrari se antoja un rival de cuidado, como Mercedes y McLaren, que siguen en su línea ascendente.

Cuando apenas habían transcurrido 10 minutos, Alex Albon causó graves daños en su Williams atravesando un piano y hubo que llamar a la grúa entre Piratella y Acque Minerali. La bandera roja comprometía las opciones de la mayoría de equipos, ansiosos por probar sus flamantes paquetes aerodinámicos. Sainz se encaramó pronto a lo más alto, Russell pudo mejorarlo con un Mercedes que parecía recuperar el brío de antaño (1:17.094) y casi de inmediato Leclerc retomaría el liderato. Ya nadie osaría desafiar al monegasco.

Dos rectos en la Variante Alta

No hubo noticias de Verstappen hasta el cuarto de hora final, cuando perdió en el segundo sector lo ganado en los otros dos (1:17.240). Incluso Sergio Pérez, en la inercia alcista del último mes, se permitió superar al tricampeón mundial por siete milésimas. Todo parecía torcido para Mad Max, cuyo adhesivo de la visera terminó encajado en el conducto de los frenos. Tras pasar por boxes para retirarlo, aún tuvo que hacer frente a un grave susto en la Variante Alta, la chicane donde Sainz ya se había marcado otro recto.

Hay que remontarse muy atrás para recordar una sesión tan nefasta de Verstappen. "No tengo ningún agarre en la curva 11", advirtió por radio. Esos malos augurios se hicieron realidad en su última vuelta lanzada. Había marcado el mejor crono en el primer sector, pero no pudo sujetar el coche en Acque Minerali. Su paseo por la grava debería tomarse muy en serio en Red Bull.

El Haas de Bearman

De igual modo, Aston Martin ha de examinar con mimo las evoluciones de su AMR24, que sigue más cerca de Alpine que de McLaren. Tras circular tres cuartos de hora por tierra de nadie, Fernando Alonso pudo colarse en el top10 (1:17.867) a 87 centésimas de la cabeza. Resulta precupante que Pierre Gasly sólo cediese 28 milésimas ante el asturiano o que Lance Stroll, decimosegundo, aventajase a Daniel Ricciardo en 70 milésimas.

Una mención, por supuesto, para Oliver Bearman, que debutaba al volante de un Haas y acabó cinco puestos por delante de su compañero Nico Hulkenberg, farolillo rojo. Por último, los 1.000 euros de multa para Pérez, que cruzó a 89,8 km/h el pit-lane, donde la velocidad se limita a 80 km/h.

Las claves técnicas del nuevo coche con el que Ferrari pretende dar caza a Verstappen

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Los daños de las inundaciones, que hace un año obligaron a la suspensión por "causas de fuerza mayor", aún se sienten en los muros perimetrales del Autodromo Enzo e Dino Ferrari, parcialmente renovado a cambio de 8,5 millones de euros. Cualquier dispendio, por supuesto, se da por bien empleado en Imola, el escenario elegido por Ferrari para deslumbrar a sus rivales. Atrás quedan ya seis carreras, el primer cuarto del Mundial, pero la Scuderia ha

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