Aston Martin no se aclara con sus actualizaciones y Carlos Sainz vuela por detrás de McLaren
Después de seis carreras para el olvido, Aston Martin afronta un momento decisivo en Imola, donde estrena siete actualizaciones aerodinámicas, más que ningún otro equipo en la parrilla. Una prueba de fuego para Andy Cowell, máximo responsable del proyecto, que no puede permitirse más fiascos como los que terminaron costando el puesto a su predecesor, Mike Krack. De momento, la primera prueba, en el coche de Lance Stroll tampoco ha levantado precisamente el entusiasmo en la escudería de Silverstone.
El canadiense fue el encargado de estrenar las novedades durante la primera sesión libre del GP de Emilia Romagna, donde acabó undécimo, a 48 centésimas de la cabeza. Su ventaja sobre Fernando Alonso se cifró en apenas nueve centésimas, un margen que no permite extraer demasiadas conclusiones positivas. El bicampeón mundial, que esperará a la tarde para probar las mejoras, fue decimocuarto, justo por detrás de Charles Leclerc (Ferrari) y Andrea Kimi Antonelli (Mercedes).
El AMR25 de Stroll se presentó en el Autodromo Enzo e Dino Ferrari con un fondo plano totalmente renovado y con actualizaciones en el halo y la viga trasera. Las órdenes eran que su piloto recopilara los suficientes datos como para establecer una correlación exacta respecto a lo medido en el túnel del viento de Silverstone. Alonso, con la configuración antigua, sí pudo exprimir su rendimiento en el primer sector, donde llegó a codearse con los mejores.
Bandera roja por Bortoleto
Las curvas de alta velocidad parecen ajustarse a las características del AMR25. Sin embargo, el pobre rendimiento en las zonas lentas, como Acque Minerali y Variante Alta, supone otra vez un obstáculo. De este modo, la prioridad inmediata en Aston Martin pasa por superar a Sauber, ante quien cedieron 20 segundos hace dos semanas en Miami. De momento, Gabriel Bortoleto y Nico Hulkenberg, noveno y décimo en la tabla, volvieron a superar a Stroll y Alonso. La mala noticia para el equipo de Mattia Binotto llegó a sólo dos minutos del final, cuando el brasileño sufrió un trompo en Rivazza. Las banderas rojas precipitaron el abrupto desenlace de la sesión.
Hasta entonces, el único susto sobre el asfalto lo había protagonizado el propio Alonso, que supo esquivar un choque con Leclerc en la Variante Alta. De forma incomprensible, el monegasco se había interpuesto en su camino, pero los comisarios, tras anotar el incidente, no decretaron ninguna sanción para el piloto de Ferrari. Por una vez, Leclerc pareció más incómodo en el SF25 que Lewis Hamilton que le aventajó en casi medio segundo hasta acabar quinto.
La otra sorpresa positiva de la mañana llevó la rúbrica de Carlos Sainz, tercero en la tabla, a tan sólo 52 milésimas de Oscar Piastri (1:16.545). El consabido doblete de McLaren fue abrochado por Lando Norris, 32 milésimas más lento que su compañero de garaje en una vuelta con neumáticos usados. El piloto madrileño concretó el gran salto adelante de Williams y superó por sólo dos milésimas a George Russell, que lideró la tabla durante buena parte de la sesión. El principal problema de Mercedes pareció residir en el brutal traqueteo a la salida de la variante de Tamburello.
Aún más lejos parece haber arrancado Max Verstappen, a 36 centésimas de Piastri y encajonado entre Pierre Gasly y Alex Albon. Inmiscuirse en esa batalla por la zona media, librada entre Alpine, Racing Bulls y Haas, se antoja de momento fuera del alcance para Aston Martin.
En cualquier caso, el objetivo a medio plazo pasa por construir unas bases sólidas, tanto para este Mundial como de cara a 2026. Porque resulta altamente improbable que el peor coche de 2025 pueda evolucionar hasta convertirse en un aspirante a las victorias el año que viene. Ni siquiera con el mejor túnel del viento de la F1, Aston Martin parece capacitado para obrar el milagro.