Alcaraz-Sinner, el Clásico de la próxima década

Actualizado Domingo, 18 mayo 2025 - 21:08

Alcaraz contra Sinner, o Sinner contra Alcaraz. Tanto da. Es el partido que más apetece ver, el que despierta mayor ilusión entre los aficionados al tenis y diría, incluso, que entre quienes no siguen regularmente este deporte. Es el Clásico, así, con mayúsculas, de la próxima década. Dos jóvenes ganadores, pujantes, apenas separados por un año, dispuestos a pelear por todo. No olvidemos que el año pasado se repartieron los cuatro títulos del Grand Slam. Y el desenlace podría ser similar en este curso. Dos estilos distintos, un contraste que agrega atractivos a la rivalidad. Alcaraz, más imaginativo pero también más inconstante, como si a veces se aburriese, sabedor de su extraordinario talento. Sinner, más estable. Más monocorde también.

Ganó Alcaraz, que cuenta con mejores argumentos sobre arcilla y vio cómo su oponente se disolvía tras dejar pasar dos pelotas de set antes del desempate. Dio la impresión de que Sinner se preguntaba: «Si con todo lo que he hecho en el primer parcial no he podido ganarlo, ¿qué habré de hacer ahora?».

Porque el número 1 del mundo jugó mucho y bien, siempre a una marcha muy alta, restando tiempo a cualquiera de las acciones del español. Pero Alcaraz sabe ralentizar más los partidos, cambiar ritmos y alturas y sigue contando con un arma tan exquisita como es su dejada.

Para él, al fin y al cabo, se trataba de una final más en un Masters 1000. Sinner tenía presión añadida: jugaba en casa y estaba a una victoria de completar un regreso colosal a las pistas. Físicamente también pudo pesarle el desgaste de las dos semanas. Si hubiera ganado el primer set, tal vez el partido habría sido otro.

Campeón en Montecarlo y en Roma, Alcaraz se presentará en Roland Garros en una situación idílica. Ha gestionado bien los torneos disputados y en todos ha competido cuando estaba en plenitud física. Se le escapó el Conde de Godó, condicionado por los problemas físicos en la final ante un gran Holger Rune. Dado el grado de exigencia del circuito y con Madrid y Roma jugándose a dos semanas, lo importante es llegar en las mejores condiciones al verdadero objetivo de la gira sobre tierra batida.

Déjenme rendir honores a Jasmine Paolini, que se hizo grande en su propia casa superando a Coco Gauff en la final y llevándose, además, el título de dobles. Enorme mérito el de la jugadora italiana al conquistar su segundo WTA 1000 frente a una rival tan dura como Gauff, reciente finalista en Madrid, quien, no obstante, acusó la fatiga acumulada.

El insaciable apetito de Monfils: octavofinalista, con 38 años, tras vencer a Fritz, cuarto favorito

El insaciable apetito de Monfils: octavofinalista, con 38 años, tras vencer a Fritz, cuarto favorito

«Mi sueño es tener una familia increíble». Poco después de convertirse, con 38 años y 147 días, en el segundo jugador más veterano en alcanzar los octavos de final del Abierto de Australia desde 1988 (Roger Federer fue el anterior, en 2020), Gael Monfils confesaba los anhelos lógicos a una edad improbable para grandes aspiraciones profesionales.

Casado con la también tenista Elina Svitolina, que se sumó a la fiesta con su victoria ante Jasmine Paolini, cuarta cabeza de serie, el francés, 41º en el escalafón, tiene ya una hija junto a la ucraniana, Skaï, nacida en octubre de 2023.

El jugador parisino se impuso este sábado a Taylor Fritz, cuarto cabeza de serie, por 3-6, 7-5, 7-6 (1) y 6-4, para prolongar la secuencia de victorias iniciada con la conquista en el ATP 250 de Auckland del decimotercer título de su carrera. Hay que viajar hasta 1977 para encontrar un campeón más provecto. Fue Ken Rosewall, vencedor en Hong Kong a los 43, cuando el tenis aún estaba lejos de las demandas físicas que ya hace tiempo le caracterizan. «Sigo jugando para estos partidos, ante grandes jugadores, en grandes estadios, frente a grandes aficiones, con buena energía», dijo el héroe de la jornada una vez culminada su primera victoria ante un rival del top 5 en casi 17 años.

Contemporáneo de Richard Gasquet, quien se ha quedado en la fase previa en Melbourne, y de Rafael Nadal, que se retiró el pasado noviembre en la Copa Davis, Monfils, acaso el menos talentoso de los tres, mantiene su pujanza amparado en las cualidades atléticas que siempre le distinguieron y en una incombustible pasión por el juego. En 2004 estuvo a un paso de cuadrar el Grand Slam júnior, tras ganar el Abierto de Australia, Roland Garros y Wimbledon.

Un servicio letal

Ante Fritz, 11 años más joven, finalista del último Abierto de Estados Unidos y presente en los siete últimos octavos de los majors, ganó el 82% de los puntos con su primer servicio y suscribió 24 aces, el último de ellos para cerrar el partido. El californiano, consumado sacador, se quedó en 12 servicios directos. «Sirvió de foma increíble, escondiendo bien las direcciones; nunca pude leer bien dónde iba a enviar la pelota en los puntos importantes», admitió Fritz. «Cuando no conectaba el primero, lograba enormes saques cortados. Incluso entonces, cuando sí adivinaba las direcciones, eran muy difíciles de restar por el efecto que llevaban. Era muy complicado hacerle daño; lo devolvía todo. Si continúa jugando así, será duro vencerle para cualquier jugador».

El partido se vivió con intensidad y colorido en la grada, con nutrida presencia de seguidores franceses que encorajinaron a Monfils, quien disputa su 19º Abierto de Australia y 65º Grand Slam. Encadena ocho victorias consecutivas después del triunfo en Auckland. Sólo Novak Djokovic, que le derrotó antes, en la segunda ronda de Brisbane, ha conseguido detenerle esta temporada.

Eliminado de inicio Stan Wawrinka, de 39 años, Monfils es el más viejo del cuadro. Tendrá como próximo adversario a uno de los jugadores emergentes. Siendo menos reactivo, Ben Shelton, 22 años, 21º del ránking, también 1,93, presenta analogías con el estilo del hombre al que se medirá por primera vez. Dos tenistas con hechuras de playmaker en busca de los cuartos.