La gloria de Leclerc en Mónaco: una pizza, el recuerdo de su padre y las lágrimas del Príncipe

La gloria de Leclerc en Mónaco: una pizza, el recuerdo de su padre y las lágrimas del Príncipe

Las escenas de júbilo tras el GP de Mónaco reeditaron viejos tiempos de gloria en Ferrari. Envuelto en la bandera monegasca, harto de abrazos con la familia real, Charles Leclerc aguardó a los acordes del otro himno para no dejar escapar ni un verso del Fratelli d'Italia. Los mecánicos habían reservado un par de botellas de champán para la fotografía oficial, a la que no faltaría Carlos Sainz. Tampoco iba a librarse Fred Vasseur, team principal del equipo, sumergido en las aguas del puerto tras un empujón del vencedor.

Para saber más

Hay razones que justifican la euforia en la Scuderia, porque Leclerc convirtió al fin su pole en victoria, tras 12 intentos fallidos. De este modo se evitó el sonrojo de igualar el récord negativo de René Arnoux, que jamás sumó un triunfo pese a partir 13 veces desde la mejor posición de la parrilla. Dentro de dos semanas, en Montreal, el SF-24 se perfila de nuevo al menos con las mismas opciones que Red Bull. Sobre otro trazado poco convencional, el monoplaza rojo representa algo más que una amenaza para Max Verstappen.

Bryan Pozzi, su nuevo ingeniero de pista, le adelantó por radio una cifra errónea, pero son 31 los puntos de déficit de Leclerc frente al líder del Mundial. Un margen aún considerable, aunque ínfimo comparado con el de 2023, cuando tras las ocho primeras carreras, cedía 141 ante Mad Max. "Queda aún mucha temporada por delante. Sin embargo, a nivel emocional, esto significa mucho para mí", advirtió durante la rueda de prensa oficial de la FIA.

"Nunca con piña"

A esa cita con los periodistas llegó Leclerc con bastantes minutos de retraso. De hecho, Oscar Piastri y Sainz optaron por tomárselo a chufla. "Acabo de dormir más ahora que la pasada noche", bromeó el australiano, repantingado en el sofá. Debía de andar algo nervioso desde el sábado porque ni siquiera puso en un aprieto a los Ferrari.

Mucho más plácida había resultado la noche para Leclerc. "Dormí muy bien, pese a que cené muchísimo. Había llegado demasiado tarde a casa y no pude cocinar, así que pedí que me trajeran una pizza", detalló ante las risas del auditorio. De inmediato, alguien quiso saber su sabor favorito. "Pizza Margherita con prosciutto crudo. Nunca con piña", aclaró, sin aclarar si a su perro Leo le había alcanzado alguna porción pequeñita.

En el Principado, la vida familiar de Leclerc gira en torno a dos mujeres: Pascale, su madre, y Alexandra Saint Mleux, su novia. Durante todo el fin de semana, ambas han luchado contra los nervios en el paddock. La autoridad de Pascale se demuestra incluso con unas tijeras, cuando considera que Charles se ha dejado demasiado largo el pelo. Sus hermanos Arthur, ex piloto de la Ferrari Driver Academy, y Lorenzo, no cabían ayer de gozo. Por no mencionar a Nicolas Todt, algo más que un representante para el clan familiar.

La foto de grupo de Ferrari en Mónaco.

La foto de grupo de Ferrari en Mónaco.SCUDERIA FERRARI

Sin embargo, el vacío dejado por Hervé, su padre, sigue resultando duro. Ex piloto de F3 en la década de los 90, su muerte a los 54 años dejó en shock a la familia. Aquel domingo de 2017, Charles no faltaría a su carrera de F2. Y ayer, justo antes de paladear la gloria en casa, los recuerdos afloraron sin filtro. "Debo admitir que durante las últimas vueltas he pensado más en mi padre que en otra cosa. Él lo entregó todo para que yo hoy esté aquí", confesó.

La emotividad del momento ya se había llevado por delante al Príncipe Alberto. Ajeno a cualquier protocolo, el soberano festejó en el podio a lágrima viva. "Cuando tenía 12 o 13 años, mi padre me llevó a palacio por primera vez. Buscábamos financión para mi carrera. Desde entonces, el Príncipe siempre ha tenido palabras bonitas en los buenos momentos y también en otros mucho más difíciles", relató. Durante la tradicional gala con la que se agasaja al vencedor, el monarca también parecía rememorar aquellos tiempos.

A esa cena tampoco iba a faltar Vasseur, el director que le dio un asiento en Alfa Romeo y con el que conquistó sus primeros puntos durante el GP de Azerbaiyán 2018. Pese al remojón y las burbujas en el vaso, el jefe de Ferrari aún intentaba contener tanto entusiasmo. "No debemos dejarnos llevar y tenemos que mantener la concentración, pero esta victoria es una gran motivación, tanto para la gente que viaja como para la de Maranello".

El héroe vulnerable

El héroe vulnerable

Actualizado Domingo, 26 mayo 2024 - 21:59

Hace años, los pilotos de Fórmula 1 tenían que ser ásperos, tipos rudos con caracteres fuertes, personalidades temibles que imponían respeto en el trato y temor a su alrededor. Hombres sin dudas, ni fisuras, incapaces de reconocer errores porque estaba prohibido para ellos dar concesiones o mostrar debilidad. Personajes obligados siempre a mostrar una fortaleza inquebrantable, a tener una confianza ciega en sí mismos y a aparentar que no necesita

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Charles Leclerc cumple su sueño y Carlos Sainz sobrevive a un pinchazo para subir al podio

Charles Leclerc cumple su sueño y Carlos Sainz sobrevive a un pinchazo para subir al podio

No hubo una triste variación entre el orden de salida y el de meta entre los 10 primeros clasificados del GP de Mónaco. La tarde primaveral en la Costa Azul, de una fantasía inenarrable, bien merecía más, aunque eso nada importe a Charles Leclerc, que al fin ganó en casa, por delante de Oscar Piastri y Carlos Sainz. Dos veces doblaron los líderes a Fernando Alonso, undécimo bajo la bandera a cuadros. Y no hubo opción de disfrutar siquiera con Max Verstappen, que ve recortada su ventaja en el Mundial a 32 puntos.

A última hora del sábado, Sainz quiso estirar las piernas con un paseo en bicicleta. Mientras regresaba al paddock en dos ruedas, algunos tifosi le desearon suerte, porque el 1-2 de Ferrari no se antojaba tan lejano. La premisa era ayudar a Leclerc, pero Carlos quiso lanzarse de inicio a por Piastri. Acechó en Santa Devota, con la mala suerte de que el roce con la rueda del McLaren agujerearía su neumático delantero izquierdo.

Una salida catastrófica allá donde se mirase. En el sector de Beau Rivage, Kevin Magnussen metió el morro, por donde no debía, a Sergio Pérez. Venía cediendo terreno el mexicano y lo pagó carísimo, pero aún pudo sentirse afortunado porque el impacto contra las barreras dejó su Red Bull reducido a chatarra.

Guerra en Alpine

A la entrada del túnel, el pique entre Pierre Gasly y Esteban Ocon hizo reventar la efímera paz de Alpine. Igual que el danés de Haas, el ex socio de Alonso se emperró buscando un espacio que sólo un lunático podía imaginar. Su vuelo, aun a velocidad reducida, aterrorizaría a niños y mayores. "La maniobra de Esteban estuvo totalmente fuera de lugar, así que deberá asumir las consecuencias", adelantó Bruno Famin, team principal de Alpine.

Los trabajos en las inmediaciones de Massenet se prolongaron durante tres cuartos de hora. Tiempo suficiente para que McLaren reparase los daños en el suelo y uno de los pontones de Piastri. Y para que Sainz empujase, a trompicones, su SF24 hasta el garaje. "Dime que arrancaré otra vez desde la tercera posición", imploró a Riccardo Adami, su ingeniero de pista. Por supuesto, recordaba el precedente del GP de Australia 2023, con aquel incidente con Alonso.

Si hubo alguna buena noticia para el espectáculo debió adjudicarse a los comisarios, que ordenaron una resalida en parado. En el lado negativo, el inevitable cambio de ruedas, durante la bandera roja, de los supervivientes. Todos salvo el Williams de Logan Sargeant. Con 77 vueltas por delante se reducía a cero cualquier posibilidad de emoción durante los pit-stops.

"Decidle a Charles que haga más rápido la vuelta de formación", reclamó Sainz, un piloto disciplinado, pero no tonto. Todo marchaba de cine para Leclerc. Bastaba con superar la primera curva para que la victoria quedase a la mano. La septuagésima edición del GP de Mónaco resultaría tan tediosa como de costumbre.

"En este momento, no ganamos nada yendo más rápido", advirtieron a George Russell, tras el alerón de Lando Norris. Como Ferrari y McLaren habían renunciado a cualquier riesgo con el compuesto duro, a Mercedes y Max Verstappen no les quedó otra que el medio. Por guardar las apariencias, más que por genuina convicción.

Desde el líder a Valtteri Bottas, farolillo rojo, los 15 pilotos en pista gestionaban las gomas, formando la tradicional fila india. Una sola vez amagó Piastri ante Leclerc, en el viraje de Portier. Restaban 59 giros y el único interés se centraba en las conversaciones de radio. Sainz reclamaba información sobre los neumáticos de su compañero. También en la penalización a Ocon, con dos puntos menos en el carnet y 10 segundos. Como ya había abandonado, ese tiempo se transformará en cinco posiciones en la parrilla de Montreal.

Tampoco con los doblados

Alonso había aprovechado un despiste de Daniel Ricciardo para tomar la decimosegunda plaza, a la estela de Lance Stroll. Cuando se cumplía el ecuador de la prueba, el asturiano ya cedía 13 segundos, generando espacio para una parada gratis de su compañero. Por tanto, pronto sería engullido por la cabeza. El otrora momento crítico de los doblajes fue un simple trámite para Leclerc, beneficiado por la pasividad de Piastri.

Stroll aún dispuso de tiempo para otro pinchazo, echando abajo el trabajo de equipo. Aun rodando Fernando undécimo, a un paso del punto de consolación, el único desafío para Aston Martin pasaba por el bonus de la vuelta rápida del 18, el único con los blandos sobre el asfalto. No hubo modo de arrebatar el crono a Lewis Hamilton (1:14.165).

Quede constancia de que, tras más de dos horas, hubo un adelantamiento de Valtteri Bottas a Sargeant. Con todas las de la ley y en el viraje de Mirabeau. No olviden tampoco que en la cita más charme del calendario Kylian Mbappé agitó la bandera en la meta. A seis días de la final de Champions, quien no se conforma es porque no quiere.

El desastre de Fernando Alonso: “Habían aparcado en la Rascasse”

Actualizado Sábado, 25 mayo 2024 - 23:52

Todas las esperanzas se perdieron por los sumideros de Montecarlo, pulidos como el mármol, como corresponde a un Principado. Fernando Alonso cayó en las trampas del tráfico y saldrá hoy decimocuarto, lejos de donde le correspondía. "Me encontré en el lugar equivocado y en el momento equivocado", admitió con resignación. Ahora no le queda sino afrontar otra carrera tan aburrida como la del pasado domingo en Imola.

Tras la bajada del túnel y salir de la nueva chicane, camino de Tabac, su Aston Martin se topó con la lentitud de Pierre Gasly, que levantaba el pie buscando espacio. Según los cálculos del asturiano ahí se escaparon tres décimas. Una eternidad en el trazado más lento del Mundial. Aunque el asunto se torcería del todo en la emblemática Rascasse. Para estupor entre la selecta concurrencia del Paddock Club, el Williams de Alex Albon y el Alpine de Esteban Ocon arruinaban su último intento. El propio Alonso confirmaría que en ese viraje a derechas cayeron otras tres décimas.

"Habían aparcado allí para iniciar la vuelta", ironizó el asturiano, convencido de que si hubiese dispuesto de espacio, sin que nadie le entorpeciese, habría acabado primero la Q1. En cualquier caso, su análisis no puede esconder algunas deficiencias estructurales que este monoplaza vienen apuntando desde el GP de Miami.

"No hay excusas"

De hecho, Aston Martin fue el único de los 10 equipos que no mejoró su crono de 2023 en Mónaco. Mientras la dentellada de McLaren, con Oscar Piastri al frente, se estiraba a 1,83 segundos, el mejor intento de Lance Stroll se quedó a 11 centésimas del rubricado por Alonso hace 12 meses. El anodino desempeño del canadiense por la Q2, sin opciones frente a Yuki Tsunoda, Daniel Ricciardo, Ocon, Gasly o Albon, terminaría relegándole a la decimocuarta plaza.

"Ha sido un día realmente duro y no hay excusas. Simplemente no teníamos un coche capaz de entrar en el top-10", admitió Mike Krack, el team principal de Aston Martin. El panorama, desde luego, pinta tan negro como durante durante el GP de Singapur y el GP de Estados Unidos, las dos últimas ocasiones en que la escudería de Silverstone hubo de anotarse un cero. "Debemos mejorar el rendimiento de cara al futuro", sentenció Krack, con una crudeza que escocía en el hospitality verde.

Sólo a última hora de la tarde, cuando la música techno empezaba a atronar en los yates, Aston Martin pudo encontrar un pequeño resquicio gracias a la doble sanción a Haas. Según los comisarios, Nico Hulkenberg y Kevin Magnussen, rapidísimos desde la Q1, habían montado un alerón trasero ilegal, que anulaba todo sus tiempos de la qualy. Por tanto, Alonso avanzaba de la decimosexta a la decimocuarta plaza en la parrilla, mientras Stroll pasaba a la decimosegunda.

"No sufrir sustos"

En cualquier caso, el doble ganador de las 24 Horas de Le Mans se sabía con ritmo para codearse entre la elite, como venía demostrando desde la segunda sesión libre del viernes. Desde entonces, Aston Martin había montado una especificación de motor más arriesgada que el resto, reduciendo asimismo la carga de gasolina. Un par de factores que terminaban trasladándose a la tabla de tiempos.

"El coche sigue siendo difícil de llevar, así que lo importante es no sufrir sustos y tratar de mantenerlo en pista", reconoció Alonso, que este fin de semana se ha convertido en el primer piloto de la historia con 20 participaciones en Mónaco. Además de probar piezas para el GP de Canadá, su única motivación de hoy será trepar hasta el top-10. Si alcanza, al menos, un punto igualará un récord de longevidad de Michael Schumacher. Desde el GP de Italia de 1991 al GP de Brasil 2012, El Kaiser fue acumulando su botín. Alonso inició la cuenta en el GP de Australia 2003. Han transcurrido, exactamente, 21 años, dos meses y 17 días.

Charles Leclerc vuela hacia la 'pole' y Fernando Alonso se pierde en el tráfico

Charles Leclerc vuela hacia la ‘pole’ y Fernando Alonso se pierde en el tráfico

Una estampa devota corre estos días de mano en mano entre los tifosi desplazados a Mónaco. Se trata de la efigie de Charles Leclerc ataviado con los símbolos de la Santa Cruz de Cristo y el lema Ovunque Proteggimi (protégeme en todas partes). La enésima muestra de la veneración por Il Predestinato, autor de la 250ª pole de Ferrari en la Fórmula 1. Leclerc impuso su talento en el Principado (1:10.270) por delante de Oscar Piastri y Carlos Sainz, mientras Fernando Alonso se desplomaba en la Q1, víctima del tráfico.

A pie de garaje, Piero Ferrari, hijo de Il Commendatore, festejaba con la lógica euforia muy cerca de Nicolas Todt, agente de Leclerc y continuador de otro mito de la Scuderia. Desde su fichaje en 2019, una de las obsesiones de su piloto pasaba por un triunfo en casa. Bajo aquel balcón desde donde seguía las carreras de niño. Ahora, como en 2021 y 2022, queda demasiado cerca como para dejarlo escapar. Por una vez, sin que sirva de precedente, el temible Max Verstappen partirá desde la sexta plaza.

Leclerc venía dominando a su antojo desde el viernes, así que, a la hora de la verdad hubo de limitarse a juntar las piezas. Pese a algunas molestias con los pedales mantuvo el rumbo con firmeza. Incluso si eso contravenía las órdenes de su ingeniero de pista. Cuando Bryan Bozzi le pidió pasar por boxes para probar un tercer juego de neumáticos, se opuso con firmeza. "¡Quedémonos fuera!", exclamó. Había temor, obviamente, a la réplica postrera de Verstappen. Sin embargo, el tricampeón mundial tocó el muro camino de Santa Devota (1:10.567), cediendo terreno también frente a Lando Norris y George Russell.

En cinco centésimas

De la tercera a la séptima plaza, el orden se manejó en apenas cinco centésimas. Y Sainz, como un trueno en el último sector, saboreó lo mejor de la tarta (1:10.518). Pese a los habituales devaneos de Ferrari, el madrileño se siente en una posición privilegiada. De su firmeza ante McLaren y Verstappen, dependerá el podio, o incluso el 1-2, rojo.

De momento, la escudería dirigida por Fred Vasseur ya ha cumplido la mitad del trato. Pese a la pericia de Leclerc, cualquier eventualidad podría haber echado abajo el sábado. Aquí hay que medir cuidadosamente la carga de gasolina, porque cada gramo puede traducirse en milésimas. Y elegir el momento de salir al asfalto, en busca del momento idóneo, evitando los líos del tráfico. De inicio, Alex Albon ya se cruzó en el camino de Sainz, mientras Leclerc arrastraba algo en el alerón delantero.

No sólo había que mirar al coche de delante, sino anticiparse a lo que vendría a continuación. A falta de banderas amarillas y siniestros, la Q1 demostró la importancia de este último factor. Ferrari complicó la existencia de Leclerc con una estrategia más bien errática. "Estamos en la peor posición, fuera de fase respecto a los demás", lamentó el monegasco.

El tapón de Alpine

Desde sus asientos en el Paddock Club, cientos de invitados VIP apuraban su cóctel, totalmente ajenos al drama de Aston Martin. Alonso había buscado sitio ralentizando en la Rascasse, antes de lamentar su suerte por radio: "Hay un tráfico horrible". Antes de lanzarse a por el tiempo, en el garaje decidieron un pequeño cambio en el alerón delantero. Todo terminaría afectando para consumar el desastre. Los Alpine, cosas de la fatalidad, se interfirieron en su camino. Incluso con las gomas nuevas, el asturiano no supo encontrar ni el espacio ni la inspiración para completar su vuelta: 18.7, en el primer parcial, 34.0, en el intermedio y 19.1 para cerrar. A 22 centésimas de un Daniel Ricciardo que venía penando desde el viernes.

Aún peor corrieron las cosas para Sergio Pérez, ganador en el Principado hace dos años. El mexicano, antepenúltimo, sólo rodó más rápido que Valtteri Bottas y Guanyu Zhou, ambos con Sauber. Christian Horner, team principal de Red Bull deberá evaluar las causas, aunque no parece tolerable que la distancia entre Pérez y la elite sea cada día mayor.

De hecho, tampoco debería asumirse con tanta naturalidad en Aston Martin que Lance Stroll ni siquiera presentase oposición en la Q2 frente a los Visa Cash de Yuki Tsunoda y Ricciardo. Con su 1:11.563, el hijo del propietario quedó a 34 centésimas del corte, marcado por el Williams de Alex Albon. Hasta ese momento, los favoritos se habían turnado en cabeza con asiduidad desconcertante. Del doblete de Mercedes para abrir la Q1, a una gran vuelta de Lando Norris con la que dominó la segunda criba. Mientras tanto, Verstappen se mantenía a la expectativa.

Aston Martin y Mercedes, atados a un mismo destino

Actualizado Viernes, 24 mayo 2024 - 23:38

Desde el anuncio de su renovación hasta 2026, Fernando Alonso sólo ha sumado nueve puntos en las tres últimas carreras. Su peor balance con Aston Martin desde el pasado septiembre, cuando tuvo que conformarse con seis en Monza, Singapur y Suzuka. La inercia del equipo, quinto en el Mundial con poco más de la mitad del botín de Mercedes, se antoja tan delicada como la de las Flechas de Plata, relegadas de la lucha por los podios por McLaren y Ferrari. Aunque lo preocupante de este declive paralelo es que no debe achacarse a la casualidad, sino a una suma de razones técnicas que vienen hilvanando, para lo bueno y para lo malo, su destino.

Hace apenas un año, Alonso se quedó muy cerca de su tercera victoria en el GP de Mónaco, que terminaría escapándose por culpa de las cambiantes condiciones atmosféricas y la velocidad de Max Verstappen. Ayer, tras renunciar al programa de mejoras aerodinámicas, apostando por una configuración menos ambiciosa pero con la que se siente más confiado junto a los muros, el asturiano rodó a sólo 18 centésimas de Charles Leclerc, autor del mejor crono del día (1:11.278).

El trazado más lento del Mundial no servirá para extraer conclusiones definitivas sobre el paquete estrenado en Imola. Tampoco la próxima cita del calendario en Montreal. Sin embargo, Aston Martin necesita comprender cuanto antes el comportamiento de su monoplaza, que la pasada semana se mostró demasiado errático en la clasificación y sin ritmo durante la carrera. Unas carencias calcadas a las de Mercedes, la escudería que le suministra la suspensión trasera y la caja de cambios.

Desde el inicio del Mundial, el equipo dirigido por Toto Wolff viene arrastrando deficiencias estructurales que representan una herencia envenenada para Alonso. Mercedes no encuentra un equilibrio entre la parte trasera -que sobrecalienta los neumáticos- y la delantera -que no logra ponerlos en temperatura-. De igual modo, Aston Martin sufre una tremenda degradación en las gomas de atrás y falta de equilibrio en la parte delantera, que se traduce en un demoledor subviraje. Mantenerse en la trazada ha resultado casi una heroicidad para Lance Stroll y Alonso.

El canadiense reiteró ayer sus quejas sobre el comportamiento nervioso del AMR24 en los virajes y sus agobios para tomar los pianos. Un sentimiento compartido por Alonso, que venía de probar muchas novedades en Imola. «Tenemos que seguir trabajando en el equilibrio del coche», sentenció el doble ganador de las 24 Horas de Le Mans, absolutamente consciente de la situación. En la tarde de ayer, con el alerón delantero viejo y un trasero específico de alta carga aerodinámica, exhibió su voracidad de siempre (1:11.753), con seis centésimas de margen sobre Verstappen.

La propia naturaleza de estos monoplazas hace que al añadir carga, con la que se mejora el paso por curva, la conducción se vuelva mucho más crítica. De sobra lo saben en Mercedes, donde Hamilton lideró ayer los primeros libres (1:12.198) y únicamenteentregó 18 centésimas por la tarde ante Leclerc. El heptacampeón montaba un ala delantera antigua, mientras George Russell, tercero y décimo, sí contó con el nuevo paquete.

El pasado domingo, tres horas antes de la salida en Imola, Aston Martin intentó ofrecer explicaciones. Tom McCullough, jefe de rendimiento, tuvo que componer su mejor sonrisa en el hospitality ante la docena de preguntas que se le venían encima. Como la tarde iba a terminar igual de torcida, con Alonso último bajo la bandera a cuadros, Mike Krack debió admitir lo evidente. "El coche es difícil de conducir", dijo el team principal. Las actualizaciones aerodinámicas habían supuesto un pequeño paso en cuanto a rendimiento, pero también habían llevado a la grava al asturiano. Y aquel accidente durante la FP3 representa un feo precedente en Montecarlo.

Pese a la millonaria inversión de Lawrence Stroll y el febril trabajo en la fábrica, lo cierto es que Aston Martin necesita un golpe de timón. En primer lugar, para mantener encendida la llama de Alonso, ya que el ovetense siempre precisa un proyecto competitivo (y si no se lo aseguran, nadie sabe lo que sucedería con su contrato). En segundo lugar, para deshacerse de esta engorrosa herencia de Mercedes. En condiciones normales, pese a las evoluciones estrenadas en Imola y Miami, las Flechas de Plata siguen a siete décimas de Red Bull.

Hamilton y Alonso recuperan el aliento en Mónaco

Actualizado Viernes, 24 mayo 2024 - 15:22

Lewis Hamilton lleva tres años en Mónaco sin rodar una sola vuelta de carrera entre los tres primeros. Desde su victoria en 2019, el heptacampeón no encuntra modo de acercarse a su cuarta victoria en el Principado, pero al menos este viernes llevó algo de esperanza a Mercedes. Suyo fue el mejor crono de la primera sesión libre (1:12.198), por delante de Charles Leclerc y George Russell. A esa ola de optimismo también pudo subirse Fernando Alonso, sexto a 60 centésimas, mientras Carlos Sainz finalizó décimo, a 81.

"El volante pesa demasiado, así que necesito un poco más de asistencia", detalló el asturiano por radio. Porque sólo sintiéndose cómodo hay opciones de remontar el vuelo en Mónaco, donde Aston Martin volvió al alerón trasero previo a Imola. La configuración específica de Mónaco, sin ofrecer resultados espectaculares, bastó al menos para meter a los dos monoplazas verdes por delante de Red Bull.

Siempre hay que valorar con precaución los tiempos del viernes, aunque la irrupción de Mercedes y los problemas del RB20, undécimo y decimosegundo, acaparen los titulares. Ferrari, como apuntaban los pronósticos, dará batalla hasta el final, en cerrada pugna con McLaren.

Nubarrones negros

A falta de un cuarto de hora para el final, Guanyu Zhou se dejó el endplate del Sauber en Beau Rivage y los restos de fibra de carbono casi provocan un destrozo a Leclerc. La bandera roja duró muy poco, aunque nada más reanudarse la acción Kevin Magnussen se cruzó en el camino de Yuki Tsunoda a la entrada del pit-lane. A la iracunda reacción del japonés siguió la investigación de los comisarios.

Tras las montañas acechaban nubarrones negros, que descargaron unas gotas casi imperceptibles. No hubo necesidad de neumáticos de mojado, pero sí de paciencia para evaluar la confusión en Red Bull. Después de un inicio alentador, Max Verstappen lanzó demasiados mensajes por radio. Y ninguno bueno: "Tengo problemas con los baches y cualquier corrección sólo empeora las cosas". Sergio Pérez, ganador en el Principado hace dos años, tampoco se encontraba precisamente cómodo.

"Algunas vueltas buenas"

Las trampas de Mónaco acechan en cada rincón, en cada bajada a la piscina, donde Hamilton y Sainz bloquearon in extremis. Aún cuenta con margen de mejora el madrileño si quiere igualar sus fantásticas actuaciones de 2021 y 2022. El primer desafío será poner en aprietos a Leclerc, cuya velocidad fue elogiada por Bryan Bozzi, su nuevo ingeniero. "Estás haciendo algunas vueltas buenas". En una de ellas, antes de probar el neumático medio, el monegasco besó las protecciones camino de la Rascasse.

Como cierre negativo, una mención a Alpine, que venía progresando desde Miami, pero que esta vez sufrió sendas averías. La más grave, para Pierre Gasly, con sólo 10 vueltas en su casillero y último en la tabla. Esteban Ocon, decimoctavo, ni siquiera pudo con el Williams de Logan Sargeant.