El Barcelona se enfrentará al Atlético de Madrid y la Real Sociedad al Real Madrid en las semifinales de la Copa del Rey. Los partidos de ida serán en Montjüic y en el Reale Arena, mientras los de vuelta tendrán lugar en el Metropolitano y en el Bernabéu.
Los partidos de ida se disputarán entre el 25 y el 27 de febrero y la vuelta, entre el 1 y el 3 de abril. La final será el sábado 26 de ese mismo mes en el estadio de La Cartuja, en Sevilla. Los horarios concretos de los partidos se conocerán en las próximas horas.
La primera reacción por parte del Atlético no se ha hecho esperar. Koke, su capitán, presente en el sorteo, sitúa en la ida la clave de la eliminatoria: "Nos vamos a enfrentar uno de los equipos más en forma, va a ser una semifinal muy bonita y espero que pase el Atleti. Lo importante va a ser hacer un buen partido en la ida", ha dicho.
Al margen de la Real Sociedad, los otros tres equipos son los que están inmersos en la pelea por el título de Liga, y también los tres se mantienen vivos en Champions, aunque al Madrid le falte rubricar su buen partido de ayer ante el City para asegurarse su presencia en octavos, donde sí están Barça y Atlético.
De hecho, el partido de ida de esos octavos de final se disputará la semana siguiente de la ida de estas semifinales de Copa, mientras que la ida de los cuartos de final de la competición europea se jugará (los que superen los octavos) justo después de la vuelta de esa penúltima ronda copera.
Jorge Vilda era el gran protagonista del día. Era el entrenador que vivió la rebelión en el fútbol femenino, persona non grata para muchas futbolistas y el único que cada día deslizaba pequeños mensajes a los periodistas en la puerta de la Audiencia Nacional en el juicio del beso de Luis Rubiales a Jenni Hermoso. "He recibido muchos mensajes de ánimo de jugadoras", "tengo muchas ganas de declarar" y este miércoles, ante la marabunta de medios que le intentaba sacar unas nuevas palabras: "Esto es casi como un penalti".
El ex seleccionador, así como el ex director de fútbol de la selección masculina Albert Luque y el ex director de marketing de la RFEF Rubén Rivera debían declarar por un presunto delito de coacciones a la futbolista tras el beso en la celebración del Mundial de Australia en agosto de 2023. La Fiscalía solicita para los tres un año y medio de prisión por todo lo que transcurrió desde el país oceánico hasta el famoso viaje a Ibiza de las jugadoras.
La declaración del ex entrenador empezó con casi una hora de retraso por un problema técnico y se extendió algo más de 30 minutos. Vilda mantuvo que "jamás" habló con Jenni Hermoso tras lo ocurrido en la celebración de las medallas y que estuvo más preocupado durante esos momentos por el estado de salud de su hija, afectada de un problema médico en Australia. "No presencié ni nadie me dijo, nadie del staff, que se estaba sintiendo presionada", expresó el ex técnico.
Vilda no presenció el beso de Rubiales en la entrega de medallas ya que él era uno de los últimos de la fila, y comenzó a darse cuenta cuando hubo gente que lo empezó a comentar en el césped pero "nadie le daba importancia". Los momentos posteriores del vestuario ya cogieron al entrenador preocupado por el estado de salud de su hija.
Así, aunque Rubiales, al que no le vio incómodo ni disgustado, sí le comentó en el autobús camino del aeropuerto que le habían preguntado por el beso y "había contestado mal", Vilda no empezó a darse cuenta de la gravedad de los hechos hasta que estuvo viendo varias noticias ya sentado en el avión hacia Qatar.
Es en esas circunstancias en las que el entrenador, "de motu proprio" viendo la importancia que se le estaba dando al beso y no a la consecución del Mundial cuando decide actuar. "No vi oportuno hablar con Jenni, que estaba con sus amigas, Misa, Alexia, Laia y no quería molestarla", mantuvo.
El técnico admitió que sólo habló con el hermano de la jugadora, Rafa Hermoso, en el vuelo a Doha. Que la conversación se basó en el fútbol y en la preocupación por el "impacto mediático que sufriría la selección por las citas deportivas que venían". "Le dije es si podía buscar una fórmula para normalizar la situación y que se hablara de lo importante que era el campeonato del mundo", expuso.
El propio Vilda negó que le dijera a Rafa Hermoso, hermano de la futbolista, que "habría consecuencias" si la jugadora no accedía a realizar el vídeo con el entonces presidente de la Real Federación Española de Fútbol. "Yo no le advertí de consecuencias personales adversas al hermano de Jenni si ella no accedía a lo que se le pedía. Es falso", declaró. Y también reveló que el propio Hermoso calificó el beso como algo "anecdótico y sin importancia".
Pese al jolgorio y felicidad que decía el ex seleccionador que observó en todo momento entre las jugadoras, Vilda sí dijo que pudo ver a Jenni con cara de "cierta preocupación" mientras miraba el móvil en el avión. Una jugadora a la que conoce desde hace 17 años y que, a su juicio, debió preocuparse por ella tras lo sucedido. "Después del mundial no hemos vuelto a hablar y escuché que ella se sentía dolida porque no le había preguntado, igual le tenía que haber preguntado", ha lamentado el entrenador.
Otros acusados
Después de Vilda, debían declarar Albert Luque y Rubén Rivera por las supuestas presiones a las que la futbolista fue sometida en el viaje de celebración del mundial a Ibiza que realizaron todas las integrantes del combinado femenino.
Luque se presentó como amigo de la víctima y mantuvo que su presencia en la isla era porque estaba da vacaciones con su familia y que se acercó al hotel de las jugadoras porque la propia Hermoso no contestó a su mensaje de preocupación porque la situación se estaba "volviendo más grande".
El ex futbolista no pudo hablar con ella porque "no quería hablar con nadie" y sólo lo hizo con la amiga de la jugadora Ana Ecube. "Yo estoy decepcionado con mi amiga y solo quiero que dos amigos, si puedo hacer algo, puedan llegar a un entendimiento", explicó Luque su relación también con Rubiales rechazando la posibilidad de intentar presionar a Hermoso o a su entorno.
Algo que también manifestó Rivera, ex director de marketing de la Federación, y con el que el juez José Manuel Clemente Fernández- Prieto tuvo algún encontronazo: "Nos ha traído un rollo preparado, escuche", le ha reprendido el magistrado.
Rivera fue el encargado de organizar ese viaje pero, según él, no acudió más que por las funciones que tenía en la Federación. "Por supuesto que no, no fui enviado, era mi trabajo estar allí", ha espetado. Rivera dice que apenas cambió unas palabras con Jenni porque le solicitó que tuviera el móvil cargado por si tenían que hablar con ella y que su relación fue también con su amiga Ecube. "Pruebas y datos matan relato", repitió en más de una ocasión.
El perdón es una prerrogativa de reyes. La Champions tiene el suyo, que, como si se tratase de un acto de clemencia, jugueteó con Pep Guardiola, su peor enemigo en la peor situación posible. Al final, el rey dijo no, pero sin escarnio. La victoria del Madrid en el Etihad pudo ser un Waterloo para este club-estado, pero fue sólo una victoria, por la mínima. El cadalso para Guardiola se prepara en el Bernabéu, aunque el fútbol tiene destinos inescrutables cuando al enemigo se le deja con vida, y no es cualquier enemigo. [Narración y estadísticas, 2-3]
El Madrid es un equipo difícil de explicar. Siempre. Cuando marca desde la nada, como cuando no lo hace desde la abundancia. La diferencia es que lo segundo no es habitual, no encaja con su estado natural. Tampoco lo era este City, un carnero con piel de lobo. A De Bruyne o Bernardo Silva les queda el nombre, la solera, pero poco más. No es irrespetuoso, es el paso del tiempo.
El partido, entre dudas en defensa e imprecisiones en ataque, se correspondía con la Champions que ambos habían realizado, aunque el desplome del equipo de Guardiola, quinto en la Premier a 15 puntos de la cabeza, nada tiene que ver con el existir del Madrid, líder de la Liga. Nunca había tenido una oportunidad tan clara de dar un golpe de mano en el Etihad, donde logró su primera victoria. Un golpe de mano que pudo ser mucho mayor. Nunca, sin embargo, había acudido con una defensa tan parcheada, con un Tarzán de la cantera como pestillo de seguridad. A Asencio lo encontró superado la imagen del gol de Haaland, cierto, pero su pierna dura encontró el balón en la mayoría de balones de riesgo. Un gran escenario para una gran reválida.
Haaland celebra el primer tanto del partido.Darren StaplesAP
La presión alta con la que empezó el Madrid no está en su menú para todos los días, pero en lugares como el Etihad hay que jugar a la carta. Tenía sentido para hurgar en las dudas de una defensa en la que Guardiola alineó a cuatro centrales. Había un quinto, Stones, en el centro del campo. Si lo hiciera otro entrenador se agotarían los calificativos. Anatema.
Encontró su objetivo el equipo de Ancelotti en pérdidas que se traducían en ataques al espacio y en oportunidades. A Vinicius le faltaron centímetros para el gol y el penalti, Mbappé no cruzó lo suficiente para concluir una jugada digna de un manual de las transiciones, y Vinicius lanzó al larguero. El City estaba grogui, como un púgil que es incapaz de identificar por dónde llegará el siguiente golpe, pero no besó la lona en unos minutos frenéticos. Al Madrid le faltó el directo. Si lo hubiera tenido, la eliminatoria no necesitaría regresar al Bernabéu.
Sin Rodri, sin boya
Es sintomática la influencia que puede tener la baja de un futbolista en un equipo, pero es que la ausencia de Rodri no es una ausencia cualquiera. Es la baja del mediocentro, el mejor en su especialidad, en un equipo cuyo entrenador piensa como un mediocentro. Empezar a partir de un aseado Stones, que en la segunda parte regresó al puesto de central, no tiene nada que ver. Al City le faltaba la boya, con interiores lejos de su esplendor y, sobre todo, de la confianza. Si lo primero se puede jugar; sin lo segundo, jamás.
El equipo de Guardiola se encendía con el eléctrico Grealish o la interacción entre las líneas de Gvardiol. Haaland los necesitaba. Cuando el croata rompió la línea y se plantó en el área para asociarse con el noruego, llegó el gol, un gol de la nada, un gol que ponía el partido del revés. El marcador decía lo contrario que el césped, pero ofreció al City la confianza que no tiene para buscarse con la pelota, encontrar posesiones largas y amenazar, una vez que alcanzaba los tres cuartos. Era un espejismo. Al mínimo descuido, llegaba de nuevo el peligro frente a Ederson.
Mbappé, con la espinilla
El descanso no cambió el decorado, por insistente que fuera la charla de Guardiola. Ha dado muchas en los últimos meses. El técnico catalán tuvo que maniobrar por otra lesión y sustituyó a Akanji por Lewis, un lateral natural en la derecha. Contra un Vinicius on fire no habría podido ninguno. El brasileño cargó su banda para generar peligro constante y el City volvió a entrar en modo supervivencia. Valverde y Mbappé dispusieron de ocasiones antes de que el francés encontrara el fruto de la forma más cómica, en un remate con la espinilla al recibir en el espacio un balón de Ceballos.
Con el campo inclinado hacia el área de Ederson, Ceballos cometió un error al regresar a su área en el derribo a Foden. Haaland no falló en el penalti para volver a llevar el partido a la ilógica. Ancelotti, como siempre, dejó madurar el partido antes de los cambios, pero uno de los elegidos fue clave. Brahim saltó al campo y nada más aproximarse al área del City cazó el rechace de Ederson a disparo de Vini para volver a igualar el choque. Otro error de un equipo que no se reconoce y que entregó el último tanto tras una cadena de despropósitos, desde sus defensas hasta su portero. Bellingham marcó porque no había más perdón posible. El Bernabéu espera sentencia.
A falta de un cuarto de hora, el silencio se había apoderado del Etihad Stadium. Ederson acababa de salvar el 1-2 ante Jude Bellingham y la afición local se presumía lo peor. Intentaba matar los nervios confiando en su portero. Atrás quedaba la pancarta con la efigie de Rodri recogiendo el Balón de Oro y los abucheos constantes contra Vinicius. Ederson, recuperado a última hora, representaba el último muro citizen. Hasta que en el tramo final, dos pifias casi consecutivas del brasileño condenaron al equipo de Pep Guardiola.
Fue un pésimo despeje de Ederson con los pies, su especialidad, el regalo que necesitaba el Madrid para el 2-2. Sin embargo, el gran dominador de la Champions aún necesitaría otra concesión del guardameta para su primera victoria en el coliseo skyblue. Por cuarta vez en el torneo, el grupo de Guardiola encajaba al menos tres tantos. Los octavos de final quedan ahora más lejos. Y eso que hay que remontarse 14 años atrás para la última vez que se quedó fuera de esta ronda. Entonces compartía grupo con Real Madrid, Dortmund y Ajax.
Fue una apuesta fallida del técnico de Santpedor por su vieja guardia. Desde octubre no había podido disponer, al mismo tiempo, de sus cinco centrales sanos, así que ni siquiera dudó en apostar por Nathan Aké, sin un solo minuto en los seis últimos partidos. El holandés no tardó ni un cuarto de hora en demostrar su jerarquía, con dos intervenciones decisivas ante Ferland Mendy y Vinicius.
Stones como mediocentro
La otra jugada de riesgo fue Jack Grealish, cuyo peso en el último mes se reducía a un cruce de FA Cup ante el Salford. "Hay futbolistas que te dan algo en partidos concretos", vaticinó Guardiola, con buen ojo para los presagios. La decisión de aguantar al '10', pese a sus molestias en el muslo izquierdo, encontró premio. Calentaba en la banda Phil Foden, pero fue Grealish, en colaboración con Josko Gvardiol, quien sirvió el 1-0. Tras cuatro partidos de sequía, Erling Haaland cantaba un gol frente al Real Madrid.
Ajeno a cualquier emoción, pese a los cuatro minutos de espera, Guardiola se limitó a regresar a su asiento. Aun en ventaja, el City seguía mostrándose vulnerable. Ni siquiera la baza de John Stones, de mediocentro por primera vez en la temporada, no bastaba para sostener el esquema. Había mucha distancia entre líneas, demasiado descontrol cada vez que el rival enhebraba tres pases.
En realidad, el único sostén era Manuel Akanji, jaleado por sus compañeros con cada acometida sobre Vinicius. De sus 29 partidos del año, sólo había formado como lateral ante el Nottingham Forest, pero ¿quién pudo añorar en la primera parte al traspasado Kyle Walker? Si prescindir de Grealish ya había supuesto un contratiempo, la lesión del suizo poco antes del descanso debía espolear aún más a la estrella brasileña del Madrid.
"¡Haced lo de siempre!"
La circulación del City sólo había encontrado unos instantes de gracia merced a la mala coordinación de la presión visitante. Bernardo Silva y Kevin de Bruyne no encontraban el ritmo, haciendo caso omiso a las indicaciones previas de su técnico: "¡Haced lo de siempre, jugad con nuestro estilo!". A la vieja guardia del City se le notaban las carencias de los últimos meses. Cuando Aké se resintió de sus molestias, Guardiola tuvo que recomponer el dibujo retrasando a Stones y dando entrada a Mateo Kovacic.
Desde el arranque, el Madrid había sufrido lo suyo para sacar la jugada limpia desde atrás. Ante el menor embate de la presión, sus centrales sufrían. Pero cuando al City se le acabó el oxígeno, los fallos se sucedieron. Kovacic, en la mala línea de todo el año, erró en su pase atrás para Rico Lewis. La lentitud de Ederson en la salida hizo el resto.
La guerra entre el Real Madrid y el resto del fútbol español ha vivido este martes su, de momento, penúltimo episodio. LaLiga ha presentado una denuncia contra el club blanco ante el Comité de Disciplina de la Federación Española de Fútbol por la carta que hizo pública la entidad presidida por Florentino Pérez tras el arbitraje del partido contra el Espanyol.
Ahora, el Comité de la Federación (de la que Javier Tebas es vicepresidente, al margen de presidente de LaLiga) abrirá un expediente informativo, pedirá al Madrid que presente alegaciones si lo considera oportuno y se iniciará una instrucción que podría terminar en castigo para el club madrileño. No ha trascendido la textualidad de la denuncia y, por lo tanto, las sanciones a las que se puede enfrentar el equipo denunciado. Sin embargo, fuentes de LaLiga explican que la denuncia está basada en que el Madrid "niega la integridad de la competición".
En aquella carta, el Real Madrid pedía los audios del VAR en dos jugadas: el gol anulado a Vinicius y, sobre todo, la entrada Romero, jugador del Espanyol, a Mbappé. En los cuatro folios de la misiva, el club hablaba de un sistema arbitral español "corrompido" y "fraudulento", aludiendo al Caso Negreira.
El resto de clubes de la Liga han sido los impulsores de esta denuncia, pues están hartos de la actitud del Real Madrid. Le puso voz a este malestar el presidente del Sevilla, José María del Nido, que el pasado domingo, antes del partido de su equipo contra el Barcelona, afirmó: "El comunicado del Real Madrid sobre los árbitros es intolerable e inaceptable. Pone en tela de juicio el honor de los árbitros y de la competición. El mundo del fútbol debemos denunciar tanto públicamente como en los juzgadosun comunicado que atenta contra la integridad de este deporte. Pero lo peor de todo es que no nos llama la atención. El Real Madrid intenta destruir el fútbol español. Lo lleva haciendo tiempo con Real Madrid TV y a través de diferentes prácticas".
Seis sesiones después, era el turno de Luis Rubiales para explicar en el juicio lo que ocurrió tras la victoria de España en el Mundial de Sidney el pasado 20 de agosto de 2023. Aquel beso que ensombreció la celebración del título y que hoy tiene al ex mandatario sentado en el banquillo de los acusados investigado por un delito de agresión sexual y otro de coacciones a Jenni Hermoso.
El ex presidente de la Federación se ha ratificado en la versión que ha venido manteniendo desde el 25 de agosto. "Estoy totalmente seguro de que me dio su aprobación. Fue todo espontáneo", ha dicho al inicio de una declaración que se ha extendido en torno a una hora.
"Mi versión sobre lo que ocurrió: 'Pasaron las jugadoras. En ese momento, Jenni me puso un gesto, una cara..., porque nos conocemos desde hace tiempo. Le dije que olvidara el penalti. Me apretó muy fuerte, me levantó, y le pregunté: '¿Puedo darte un besito?' y me dijo 'vale', ha respondido, al tiempo que, en un enganchón con la Fiscal, ha dicho: "Piquito y besito son sinónimos".
Un experto en lectura de labios asegura que Rubiales dijo a Hermoso: "¿Te puedo dar un besito?"
Posteriormente, el ex presidente de la RFEF fue cuestionado sobre si un beso en los labios era una manera habitual de saludar en su vida cotidiana. "No se gana un Mundial todos los días", ha respondido, así que "la normalidad no puede aplicarse a este caso" y ha esgrimido que depende del grado de confianza que se tiene con la persona. "Yo a mis hijas se lo doy en fin de año", ha apuntado, y luego ha precisado que no es una cuestión de género: "Yo me comía a besos a un montón de futbolistas".
Ha sido el momento de la entrega de medallas el que más tiempo ha ocupado en el interrogatorio, ya que se analizaron desde el abrazo que se dieron hasta el gesto de Rubiales de coger de las orejas a la propia Jenni en el momento del beso. "Le agarré de la cabeza, que es como darle un abrazo", respondió a la fiscal, y precisó a su defensa: "Es una cuestión afectiva y de cariño", no para que la jugadora no se pudiera zafar ni porque tuviera ningún ánimo libidinoso.
También ha asegurado que siempre vio a Jenni "feliz y contenta" como el resto de sus compañeras y que la futbolista "nunca cambió de versión, hasta unos días después". Pasado el tiempo, el presidente admitió que es consciente de que metió la pata y que debía haberse comportado "de manera más institucional" en la entrega de medallas.
Presiones
Resuelto ese momento, las preguntas de la acusación viraron hacia la influencia de Rubiales sobre las presiones que supuestamente sufrió Jenni para aparecer en un vídeo con él y restar importancia a lo ocurrido en el césped. El ex presidente aseguró que sólo habló dos veces más con Hermoso tras el beso: una en el terreno de juego, cuando la jugadora sirvió de señuelo para que las futbolistas le mantearan, y luego en el vuelo camino de Doha.
"Antes de llegar a Doha, cuando sale del baño, le digo a Jenni que sería buena idea que volviéramos a decir lo mismo los dos juntos. Me dijo que no, que quería celebrar el Mundial, que ya había sido muy clara y viendo que no quería lo hice yo solo", comentó Rubiales en referencia a las palabras de Hermoso en una entrevista de la Cope en la que restaba importancia a lo ocurrido.
En el interrogatorio también se cuestionó sobre el comunicado de la Federación acerca de lo ocurrido que supuestamente autorizó Jenni utilizando sus declaraciones en la citada entrevista radiofónica. El ex mandatario dice que sólo autorizó su difusión cuando le confirmaron que la jugadora había dado su permiso.
No obstante, en los momentos posteriores al beso, asegura el ex dirigente que estaba muy estresado ya que le acababan de comunicar que había fallecido el padre de la futbolista Olga Carmona, y que estaba más centrado en que la jugadora no se enterara por la prensa antes de que ellos le pudieran comunicar lo ocurrido.
Luis Rubiales comenzó su interrogatorio algo titubeante, raro en una persona que siempre se ha mostrado confiado en todas sus comparecencias públicas. Pero, a medida que iba avanzando su testimonio, el ex presidente ha ido ganando aplomo y ha incrementado la precisión en sus respuestas como le había solicitado el juez José Manuel Clemente Fernández-Prieto.
Peritos
El momento extraño de la sesión se produjo en la apertura de la vista, en la que el primero de los testigos llamados por Rubiales era el perito sordomudo David Morillo, especialista en lectura de labios. El juez tardó casi tres minutos en conseguir organizar el testimonio de Morillo junto a su intérprete. Él fue el experto en interpretar lo que le dijo Rubiales a Hermoso antes del beso, apenas dos segundos de metraje. Según Morillo, el expresidente dijo: "¿Te puedo dar un besito?" y aseguró que la palabra era esa y no piquito o poquito.
Justo después se han pedido las pruebas documentales para la causa. Se han exhibido varias piezas audiovisuales del momento de celebración en el vestuario en el que Jenni asegura que no le había gustado el beso y hay ciertas bromas al respecto y, por supuesto, el de la recogida de medallas tras la victoria en el Mundial, en el que se produce el momento del beso.
Se recordó la entrevista en La Cope cuando ella calificaba de "anécdota" la acción de Rubiales y unas palabras del propio ex presidente en las que califica de "tontería" lo ocurrido. También se exhibió un audio de la propia futbolista, que mandaba a su entorno, en el que se quejaba de las presiones a las que estaba siendo sometida en Ibiza tanto ella como su amiga, Ana Ecube. "Que paren de tocar a mi gente o verán", finaliza el mensaje la propia Hermoso.
Irene Junquera (Madrid, 1985) está (vuelve a estar) de moda. Quien fuera miembro fundacional del imperio de Josep Pedrerol con ‘Punto Pelota’ y ’El Chiringuito’ y figura incipiente de la televisión, deportiva o no, ha dejado atrás un vacío de dos años y surfea de nuevo la ola buena en su doble vertiente. Es una de las reporteras del nuevo ‘Caiga quien caiga’ y tertuliana en Radio Marca, ‘El Desmarque’ y ‘Estudio Estadio’. "El pluriempleo es mi modo de vida. Si no tengo nada que hacer me lo invento, pero cada vez disfruto más de estar tranquila. Es por la edad. Si se me plantea ahora un día sin nada de trabajo, suenan trompetas de ángeles a mi alrededor. Cada vez me apetece menos ir a los estadios. Me pones comida rica, un sofá y una tele grande para ver el partido y es la gloria absoluta", explica.
Has mantenido una relación de amor y odio con el periodismo deportivo. ¿Cómo os lleváis ahora?
Mi relación con el periodismo deportivo está bien, pero he tenido épocas en las que llegué a huir de él. Más que el deporte, me ahuyentó el fútbol. Coincidió una época en la que, por motivos personales, conocía muy de cerca otros deportes más minoritarios, porque mi pareja en ese momento era piragüista [el campeón olímpico Cristian Toro]. Cada día veía cómo se esforzaban, cómo entrenaban, cómo trabajaban y lo humildes que eran y, después, me espantaba tener que enfrentarme a futbolistas privilegiados que se creen el ombligo del mundo. Empecé a tener manía al mundo del fútbol, surgieron oportunidades para hacer otras cosas fuera del periodismo deportivo y aproveché. Coincidieron las dos cosas en el tiempo y tiré más por el entretenimiento.
Sin embargo, has vuelto.
Porque tengo algo dentro que hace que siempre me haya gustado, yo no he aparecido en el periodismo deportivo por casualidad. El 'Carrusel Deportivo' de Paco González era mi banda sonora cuando iba en el coche de mis padres. Desde niña he tenido eso ahí y al final siempre voy a volver.
Para saber más
Pero no es tu vocación.
No. Mi vocación era ser actriz y lo que más me gusta de todo lo que he hecho es presentar. Esa es la realidad y no voy a engañar a nadie. Lo que pasa es que el periodismo no me resultaba ajeno porque yo era muy friki de la información desde los 12 o 13 años. Cuando era adolescente, los boletines de noticias los escuchaba todos. Es algo que tengo ahí y para mí era también una forma de comunicar y de expresarme. Era el plan B y me formé para las dos cosas a la vez, lo que pasa es que el plan B se convirtió en plan A y nunca he estado a disgusto. No he sufrido por no haber logrado ser actriz, el periodismo me ha llenado lo bastante como para estar tranquila.
¿Te han tomado menos en serio en el periodismo por tu faceta de presentadora?
Ahora ya no me pasa tanto, pero he tenido un problema y es que dentro del periodismo no se me consideraba tan periodista deportiva por hacer otras cosas, pero en todas las otras cosas era "la periodista deportiva". Vamos a partir de la base de que yo estudié periodismo en genérico y me interesan muchísimas cosas aparte del deporte, porque tengo muchas curiosidades en la vida. Etiquetar a la gente es una mierda. O sea, las personas tenemos aristas, no somos blanco o negro, y porque sepas de una cosa no significa que seas una ignorante en otra. Hay mucho prejuicio con los periodistas deportivos, tengo amigos de información general que lo reconocen y piensan que el periodista deportivo no sabe ni hablar. Yo nunca tuve ese prejuicio y ahora, por cierto, en la universidad está de moda. Un profesor de la Complutense con el que todavía tengo relación me ha contado que es increíble la cantidad de estudiantes que ahora quieren ser periodistas deportivos.
Pobriños míos.
Ya, no está la cosa para tirar cohetes. Es verdad que el periodismo deportivo siempre ha estado un poco defenestrado, pero a mí me da lo mismo. No sé si también es por la edad, pero ya me da exactamente igual lo que piensen de mí. Todos y en todo.
¿De verdad? Porque eso se dice mucho, pero es difícil que sea cierto.
Te lo prometo. Quizás por todo lo que he pasado. He vivido épocas chungas, me he visto en medio de polémicas sin buscarlas y lo he pasado mal. Entonces, he llegado a un punto en el que sé discernir lo que es la vida real y lo que es la gente que está aburrida y le apetece rajar de ti. Tengo muchos amigos y una vida muy plena como para preocuparme de otras cosas. Que piensen lo que quieran. ¿Qué hacemos? ¿Nos hundimos?
Preferiblemente, no, pero no siempre se puede elegir.
Ya, pero he hecho callo,. Tuve épocas de pasarlo muy mal por lo que se decía de mí, especialmente en redes. Insultos, machismo… Tenía que aprender a pasar y he aprendido.
¿Has sufrido más machismo en las redes o en el periodismo?
Dentro del gremio existe el machismo y he sufrido algún episodio memorable…
Hace unos meses, en un directo en Twitch, Isaac Fouto pidió que te llevaras la cámara al baño.
Sí, estuvo mal y hablé con él, pero es una persona a la que tengo aprecio y sé que no lo hizo con mala intención. Al final, lo que hizo es un comentario que, por desgracia, está tan normalizado que a veces no nos damos ni cuenta de su gravedad. ¿Por qué Jennifer Hermoso, después del beso de Rubiales, hizo como si nada? Porque a veces necesitamos tiempo para darnos cuenta de que lo que vemos como normal no lo es. No es normal que te hagan eso o te digan eso. Está mal aunque Fouto no lo hiciera con mala intención y tenemos que afear ese tipo de comportamientos para que la gente aprenda y erradicarlos. Otra vez Hugo Gatti me mandó a lavar los platos en ‘Punto Pelota’, pero han sido episodios súper contados. En las redacciones donde he estado me he sentido y me han hecho sentir como una igual. En el mundo de redes y en el del deporte es otra movida…
¿Es muy machista el deporte?
Es como cuando la gente dice que no hay racismo en España. Claro que hay racismo, pero tú no lo sufres y, entonces, no tienes ni idea. Hay machismo en todos los estamentos de la sociedad, en todos, pero en el deporte mucho más. Hablé para ‘Caiga quien caiga’ con Paula Leitón, la waterpolista, y me contaba que las chicas cobran menos que los chicos por hacer lo mismo. Le pregunté si era como en el fútbol, que ganan menos porque generan menos, y me explicó que ahora mismo ellas generan más y aun así cobran menos. Así que la gran excusa del deporte masculino se desmonta fácilmente. Ganan más porque son tíos, sencillamente. Me he ido del tema, ¿por dónde iba?
Por los ataques en redes sociales.
Es horroroso. Es horrible. Lo que pasa es que siempre se escudan en que no se meten contigo por ser mujer, sino porque no sabes de fútbol. Lo que no dicen es que piensan que no sabes de fútbol precisamente porque eres mujer. Esa es la trampa que hacen. Así que las periodistas deportivas tenemos que estar mucho más concentradas y mucho más informadas que un hombre porque nos miran con lupa. Si un periodista comete un error, nunca van a pensar que es porque no sabe de fútbol, pero si lo comete una mujer…
¿Tienes la sensación de que, siendo la misma periodista, te hubiera ido mejor siendo tío?
Creo que me hubiera ahorrado disgustos.
¿De qué tipo?
De que te pongan constantemente en duda, de menosprecios en redes sociales, de que haya gente que diga que estás ahí porque tienes algo con un jugador o para cumplir una cuota… Lo de la cuota espero que no haya sucedido, aunque probablemente sea así. No lo descarto, la verdad. Soy consciente de que hay programas en los que quieren que haya una representación femenina y te llaman por eso, pero entiendo que hay otras muchas periodistas y que si me llaman es porque quieren que esté yo. Prefiero contármelo así a mí misma.
¿El trato con los futbolistas siempre ha sido normal, pese a los rumores y las suspicacias?
He tenido un trato normal con todos, lo que pasa es que es verdad que hay épocas de tu vida que eres más joven, tienes la misma edad que ellos y hay cierto rollo. Es normal. Hay mucha gente que dice que por qué se lían las periodistas con los futbolistas, y digo: "Bueno, ¿tú no te lías con tu compañero de trabajo?". Al final, si estás trabajando mano a mano con ciertas personas, puede pasar. No lo veo tan raro ni creo que haya cambiado cómo me tratan los deportistas. Me han atendido los que son majos y los que son imbéciles, pues no. Como a cualquiera.
La periodista madrileña posa en su casa de Majadahonda.Sergio González Valero
Tu salto a la popularidad fue con ‘Punta Pelota’, donde estuviste desde el inicio. Supongo que no lo sabíais, pero estabais cambiando la forma de hacer tertulias deportivas en España.
Qué va. Piensa que venía de Punto Radio, de estar con Pedrerol también, y nos habían despedido a todos. Al poco, me llamó Josep, me explicó un poco la idea que tenía para la tele y yo no había visto nada así, aunque creo que ya existía ‘El Rondo’. Al principio éramos tres personas en la redacción y, de repente, se hizo gigante. Es verdad que Pedrerol siempre tiene mucha visión de lo que va a ocurrir, está al tanto de las tendencias y siempre va por delante. Por ejemplo, nos hicimos Twitter el mismo año que abrió, cuando aún no era habitual. Luego con Instagram, lo mismo y ha sido de los primeros en saltar a TikTok. Él es capaz de adelantarse y, al poco tiempo de empezar en una tele como Intereconomía que no veía nadie, ya me empezaron a pedir fotos por la calle y dije: "Guau, ¿qué es esto?".
¿Cuál crees que fue el secreto?
Que la gente nos veía, y aún les ve, como una familia y, además, se crearon personajes pero sin forzarlos. Tomás Roncero es como es, Cristóbal Soria es como es. Carme Barceló es como es... Y la gente te coge cariño. Era muy joven y aquello era un poco la jungla, pero lo que yo quería era meter baza. Venía gente muy top de muchos medios diferentes y aprendí mogollón. Eso es innegable.
Te costó meter baza, durante años tu papel en pantalla era leer los mensajes de los espectadores.
Sí y no me importaba leer mensajes, lo que me importaba era que la gente pensara que sólo hacía eso porque era mentira. Al principio éramos tres redactores y yo cubría el Real Madrid. Iba al entrenamiento por la mañana, llegaba a la redacción a las 17:00 y me iba a casa a las 02:00. Editaba vídeos, conseguía entrevistas, llevaba noticias, preparaba el programa y, sí, además leía los mensajes. Mira, aquí sí he notado el machismo. Jorge Hevia lleva leyendo los mensajes en ‘Carrusel Deportivo’ y en ‘Tiempo de Juego’ toda la vida y es una figura que a mí me encantaba. Cuando todavía estudiaba, escribí un mensaje al programa, me contestó y me puse super contenta. Nadie ha dudado nunca del trabajo de Hevia, sin embargo a mí me decían todo el rato que era una mujer florero que estaba ahí para adornar.
¿Te han juzgado por tu físico?
Con ese tema he de negar la mayor porque tampoco soy el prototipo de pibón que hay en las teles y que ponen en pantalla por eso. No me eligieron por eso. De todos modos, aunque no tengo esa percepción de mí misma, las mujeres que salen en la tele suelen ser guapas y los hombres no. Eso es así, pero que sea guapa no significa que no valga. Por ahora, y ya estoy cerca de los 40, no he tenido ese miedo al relevo generacional del que hablan muchas compañeras. Quiero ser optimista, hay periodistas como Maria Escario que han estado toda la vida, aunque es verdad que hay muy pocas presentadoras en el deporte. Me encantaría una mujer presentando ‘El Desmarque’, ‘El Chiringuito’, ‘La tribu’ o cualquiera de los programas estrella. De hecho, las pocas veces que ponen a una mujer, normalmente somos copresentadoras. Nos ponen un hombre al lado por si acaso. Es surrealista.
Trabajaste con Pedrerol 10 años, hasta 2017. ¿Qué pasó? Se dijo que el final fue feo.
Decían que me había echado, pero no es verdad. Me fui yo porque empezaron a surgirme otras oportunidades y llegó un punto en el que no podía abarcar más. Además, el horario de ‘El Chiringuito’ es muy sacrificado. Me fui y ya está.
¿Era mala vuestra relación?
Josep es súper exigente y a veces se hace difícil trabajar para él, pero tiene muchas cosas buenas también. Me dio la oportunidad cuando era superjoven y cuando le necesité con cuestiones personales, siempre respondió. Es una persona muy extrema. Tiene cosas malas que son muy malas, porque es muy duro y a veces se pasa, pero hay cosas buenas que son muy buenas, aprendes mucho y te da oportunidades.
Sois uno de los primeros programas orgullosos de ejercer periodismo de bufanda. ¿Cómo ves este fenómeno?
Cuando leía mensajes no decía que soy del Madrid porque la gente ya me tachaba de cualquier cosa y prefería dejarlo así, pero todos los periodistas deportivos tienen un equipo. Si no, no se dedicarían a esto: si te gusta el fútbol, es imposible que no seas de ninguno. Antes y después de decir que soy del Madrid, he tratado de ser lo más objetiva posible. Nunca he defendido al club en algo en lo que no esté de acuerdo, pero hay periodistas que sí lo hacen y defienden a capa y espada cualquier cosa que hagan los suyos. Me parece bien, no engañan a nadie. Si me quiero informar, no voy a ir a ese periodismo de bufanda, pero es un entretenimiento digno. Hay que abarcarlo todo y no pasa nada. No hay que demonizarlo.
Como madridista, ¿qué piensas de la denuncia del club de una supuesta conspiración arbitral en su contra?
Siempre digo lo mismo con el tema del arbitraje, igual ahora que se queja el Madrid que cuando lo hace el Barça o cuando el Cholo decía aquello de la Liga peligrosamente preparada: si tú, como deportista, consideras que una competición está adulterada, no la juegues. Creo que hay un problema gigante con los árbitros, que cometen errores atroces, pero no creo que especialmente en contra del Madrid. ¡Ni a favor! Tiene que haber un cambio en el estamento arbitral, pero aquí cada uno llora por lo suyo.
¿Notas diferencia a la hora de abordar a los futbolistas como reportera de 'CQC'? ¿Se relajan un poco?
Qué va, son como son. Entiendo que hay niveles y que si eres Mbappé, que no puede andar por la calle, te comportes de una forma algo diferente al resto de humanos, pero es que hay futbolistas que no han empatado con nadie y van con los aires de Mbappé. También pasa en el periodismo eso, por cierto [risas]. Mucho ego en ambos mundos.
¿Tú no lo tienes?
No soy Roberto Gómez, que no se corta en decir que es el mejor reportero del mundo [risas]. Sinceramente, creo que soy humilde de más y que me hubiera ido mejor de no haberlo sido. A mi alrededor he visto subir como la espuma a auténticos déspotas. Y no hablo de Pedrerol, quiero dejarlo claro. Igual si me hubiera comportado de otra forma, me hubieran valorado más, pero mi forma de ser es otra. Trabajo mogollón, no se me caen los anillos por hacer lo que sea y no me considero excelente ni más que nadie.
¿Y qué futuro te auguras?
Ninguno porque no me da tiempo a pensar en él. Cuando empecé tenía claro que quería tener éxito, pero ¿qué es el éxito? ¿Tener mucho dinero? ¿Salud? ¿Amor? La felicidad son momentos y para mí la clave es que te guste tu trabajo en la medida de lo posible, porque ir a trabajar es una putada para cualquiera. Siempre es mejor estar de vacaciones. A mí me gusta todo lo que hago ahora y valoro muchísimo lo que tengo. ¿Dónde voy a estar de aquí a diez años? No lo sé. Me encantaría trabajar menos y cobrar más. Ese es mi sueño. Ahora trabajo muchísimo y cobro bien, pero para eso tengo que hacer muchos picoteos. Me gustaría algo más estable.
¿Es lo que te ha faltado estos años?
Siento que he tenido momentos muy buenos y mediáticamente potentes y también he estado en el barro. He pasado por todo. He tenido mucho trabajo y no he tenido nada. Estuve dos años enteros sin trabajar nada y sin paro, tirando de ahorros y pensando que a lo mejor no me volvían a llamar nunca más.
¿Qué pasó?
Fue cuando dejé el periodismo deportivo. Fiché por Mediaset, hice un programa allí que no funcionó (‘All you need is love… o no’) y sólo duró una temporada y a partir de ahí fue la nada. Eso me enseñó que nadie es imprescindible. Hay gente con carrerones de la leche, mitos de los 90 o los 2000, como Meg Ryan, que se pasan siglos en casa de brazos cruzados y el público no se da cuenta porque piensan que sigues ahí y que estarás bien. Y no. Me estoy comparando con Meg Ryan, ¿no? [risas].
Sí, pero se te entiende.
El caso es que nadie sabía que estaba en mi casa diciendo: "Ostras, si no me vuelven a llamar, ¿qué hago?". He tenido que empezar de cero otra vez. Tras dos años así, volví al mundo del periodismo deportivo porque era el único sitio donde me querían. Empecé a hacer colaboraciones y volví a entrar en la rueda, pero es muy difícil regresar cuando te has caído. Por eso ahora, cuando la gente me anima a dejar algún trabajo y descansar un poco más, ni se me ocurre. En esta profesión no se renuncia a nada porque nunca sabes si va a ser lo último que te ofrezcan.
Antes de la llegada de Cristiano Ronaldo y Leo Messi al altar del fútbol mundial, la elite del balón se dividía honores cada año como quien reparte caramelos. Nadie reclamaba el trono de forma contundente. El Balón de Oro tuvo diez ganadores diferentes entre 1998 y 2008, primer año dorado del portugués. Había ídolos e iconos, pero no veíamos una dictadura tan fuerte como la que impusieron el luso y el argentino. Sin ellos, el fútbol camina ahora en la duda de si alguien asumirá ese desafío o volveremos a poner la espada del balón de vuelta a la roca. Kylian Mbappé y Erling Haaland están llamados y obligados, por talento y contexto, a intentarlo. Hoy se enfrentan por primera vez en el clásico moderno del fútbol mundial, con varias similitudes, algunas diferentes y mucho en juego.
Mbappé, de 26 años, y Haaland, de 24, son por números los herederos de Cristiano y Messi. Nadie acumula tantos goles, ha roto tantos récords de precocidad y ha amenazado las estadísticas de las dos leyendas como ellos. 354 goles y 139 asistencias en 488 suma el francés, a una acción de valor de gol por encuentro. Y 288 tantos y 53 pases de gol en 351 duelos lleva el noruego, a 0,97 acciones valor gol por cita. Prácticamente empatados.
El Balón de Oro, eso sí, sigue esperando. En 2022, Erling fue décimo y Kylian sexto. En 2023, segundo y tercero, y este último año, quinto y sexto. Vencidos por Benzema, Messi y Rodri, como si les faltara algo para asomar y merecer el trono. Quizás por eso, ambos han tomado en estos meses dos decisiones clave para ello.
Dos movimientos clave
En verano, Mbappé fichó por el Madrid. Paso natural para un futbolista encajonado en la liga francesa, campeón del Mundial tan pronto que asustaba, y estancado, quizás, en esta última etapa en París, lejos de tocar trofeo en Europa. La llegada al Bernabéu debería elevarle todavía más en las conversaciones sobre el trono del balón y él está obligado a responder a ello. De momento, lleva 23 goles, 16 de ellos en Liga, a cinco de Kane y Salah y a tres de Lewandowski y Haaland.
El noruego, superado por Messi en el galardón dorado de 2023, cuando ganó el triplete con el City y aspiraba a ser el mejor del mundo, renovó en invierno su contrato con el conjunto de Manchester por diez temporadas más. Casi nada. Un anuncio que asienta su posición en el Etihad y le refuerza como gran estrella del equipo y de la Premier League.
Estas dos decisiones convierten a Mbappé y a Haaland en los dos ejes sobre los que girarán las dos ligas más importantes del mundo, chocando cada temporada en Champions en este constante Madrid-City, el mayor partido del mundo esta década, que vivirá ahora su cuarto enfrentamiento consecutivo y el quinto en los últimos seis cursos.
Reunión en la primavera de 2022
Enemigos ahora, ambos partían con sus nombres marcados en rojo en la lista de deseos del Real Madrid hace tan solo tres o cuatro años. Ambos, como ahora, vistos como herederos de Cristiano Ronaldo en Chamartín y como opción ideal para formar la delantera. Entonces apareció Vinicius, Benzema alargó un par de años más su leyenda, con un curso 2021-2022 de Balón de Oro, y Haaland eligió el City.
En la primavera de 2022, el noruego, deseando salir de Dortmund, se había reunido con los representantes del Madrid, que en ese momento tenían el «sí» de Mbappé, pero terminó decidiéndose por los de Guardiola al entender que a Benzema todavía le quedaba algo más.
Es la delantera que no fue y que ahora sólo es posible en los anuncios de Nike, última trinchera de este Mbappé-Haaland. No comparten equipo de fútbol pero, a diferencia de Messi y Cristiano, que vestían Adidas y Nike, el francés y el noruego sí tienen el mismo patrocinador principal, aunque el pique existe. Así son las estrellas.
Presionar en la negociación
Liderados en los despachos por dos mujeres claves en sus vidas, Fayza Lamari, madre de Kylian, y Rafaela Pimenta, representante de Erling, su lucha por el foco comercial es casi tan interesante como la deportiva. Hace poco más de un año, Haaland estuvo durante semanas llevando botas Puma y Adidas para presionar a Nike en su negociación para la renovación. Pimenta le prometió convertirle en el futbolista mejor pagado por la marca y lo terminó consiguiendo: 25 millones por año, más que Cristiano Ronaldo y Mbappé.
El galo, mientras, firmó en 2019 por 14 al año, pero el acuerdo de Haaland ha obligado a su entorno a levantar la vista y su llegada al Madrid ha supuesto un impulso comercial que no está dispuesto a perder. Para la marca, además, su fichaje por el club de Chamartín supone un golpe a Adidas, patrocinadora del equipo y de Bellingham, que ve cómo la delantera que componen Mbappé y Vinicius viste la marca estadounidense. Esa fuerza quiere hacer Kylian, que podría forzar una renegociación o iniciar una línea propia dentro de la compañía.
De momento, esta noche Kylian y Erling se medirán por primera vez de azul y blanco.
«Todos se fijan en mis datos ofensivos, pero los que más me interesan son los defensivos. La defensa refleja tu trabajo como entrenador». Esta frase, recogida por Martí Perarnau en Dios salve a Pep (Corner, 2023), comprime una de las grandes obsesiones de Pep Guardiola. El técnico que ha llevado a lo más alto el fútbol ofensivo en el siglo XXI sufre ante cualquier contratiempo cerca de su área. Por lo tanto, cuando se siente vulnerable intenta minimizar el peligro con la mera posesión del balón. Sin embargo, desde la lesión de Rodri toda su estructura se ha desmoronado. En 32 partidos de Champions y Premier League, ha encajado 49 goles (1,53 de promedio). Sin su Balón de Oro, el Manchester City es el equipo de la liga inglesa al que más disparan al contragolpe. Precisamente, el punto fuerte del Real Madrid que hoy visita el Etihad.
El pasado sábado, el City se expuso a 13 disparos del Leyton Orient, un rival de tercera división, antes de cerrar su apurado pase a la quinta ronda de la FA Cup (1-2). «Es difícil terminar con Rico [Lewis] como lateral izquierdo y Bernardo [Silva] como lateral derecho», admitió Guardiola sobre su línea defensiva, parcheada con dos centrocampistas no precisamente fuertes ni altos. Una semana antes ya había sido vapuleado por el Arsenal (5-1), en la derrota más abultada a domicilio del City en la Premier desde 2008. Era el cuarto partido de la temporada en que Guardiola recibía cuatro o más goles. El peor registro de toda su carrera en los banquillos.
Kylian Mbappé, Vinicius y Rodrygo encarnan hoy el peligro del Madrid, un equipo que no necesita elaborar para plantarse frente al portero. Hace menos de un año, los brasileños ya desestabilizaron en el Bernabéu a un City sin Nathan Aké y Kyle Walker, sus dos pilares defensivos. Hoy, el holandés arrastra una lesión muscular que le apartó de los cuatro últimos partidos, mientras el lateral, muy criticado por los hinchas, fue traspasado al Milan. Guardiola también cuenta con la duda de Rúben Dias, víctima de un problema en la cadera. Con sus centrales titulares entre algodones, podría llegar el turno de Abdukodir Khusanov, incorporado en el mercado invernal. Sin embargo, el debut del uzbeco en la Premier, con un par de errores groseros ante el Chelsea, no invita precisamente al optimismo.
11 derrotas en 37 partidos
«Sus jugadores de arriba son excepcionales. Tienen capacidad para jugar en corto y en largo, así que deberemos imponer nuestro fútbol», vaticinó ayer Guardiola. «Podemos jugar bien, aunque no seamos tan consistentes como antes. No puedo negar que confío en quienes fueron tan buenos en la última década», admitió, en referencia a Ilkay Gündogan (34 años), Kevin de Bruyne (33), Mateo Kovacic (30) o Bernardo Silva (30). El pasado 25 de enero, su veredicto resultaba mucho menos alentador: «Me encantaría no conceder tanto, tener más control, pero por las ausencias que tenemos, somos un equipo viejo».
Después de 37 partidos oficiales, Guardiola suma ya 11 derrotas, a sólo una del peor dato de su carrera, allá por 2020. Quinto en la Premier, a 15 puntos del liderato, su único objetivo realista pasa por asegurar el top-4. En sus 17 temporadas como entrenador, jamás terminó una liga por debajo de la tercera plaza. Por eso, tampoco puede permitirse deslices en este agotador febrero, donde aún esperan Newcastle, Liverpool y Tottenham. El vigente campeón de Inglaterra, que enlazó nueve derrotas en 12 partidos a finales de 2024, ni siquiera parece fiable cuando el viento sopla a favor: fue incapaz de ganar nueve partidos en los que anotó el 1-0.
Entre todas las urgencias, ninguna tan acuciante como la de su fragilidad atrás. Con 1,45 goles en contra, la defensa de Guardiola sólo supera a nueve en la Premier. Esta abrumadora estadística duplica las de sus días de gloria. Durante aquellas cuatro temporadas en el Camp Nou, Pep encajó 0,73 tantos de media, haciendo del Barça el equipo menos goleado de LaLiga. Tras su marcha a Múnich, aún pulió esa cifra, consolidando al Bayern como la mejor defensa de la Bundesliga (0,69 de promedio).
Stones, Kovacic y Lewis, durante el 5-1 ante el Arsenal.MANCHESTER CITY
Desde noviembre, el City sufre lagunas de concentración a la hora de coordinar su línea de atrás. Se vio, por ejemplo, en la visita al Brighton (2-1) o durante su tétrico paso por Anfield, donde debió recibir un castigo mucho mayor (2-0). Incluso en situaciones de uno contra uno, el City parece incapaz de defenderse con rigor en el área.
Aun siendo notorias estas deficiencias, ninguna tan grave como la lentitud en los repliegues y la incapacidad de interrumpir el juego tras cualquier pérdida. Antes de la desgracia de Rodri, el City había recibido tres disparos en transiciones. Desde entonces, suma 26, el peor registro de la Premier. Hoy, sus esperanzas pasan por Nico González recién comprado al Oporto a cambio de 60 millones. El canterano del Barça, que ayer se ejercitó con normalidad tras superar un golpe, es un todoterreno que destaca por su agresividad en la recuperación y sus hábiles conducciones. Un perfil similar al de Kovacic, cuyas aptitudes como pivote han quedado más de una vez en evidencia.
El doble pivote de 2023
Así que Guardiola, el estratega que hizo de Joshua Kimmich un central de garantías, busca a la desesperada una solución como la que en 2023 le guio al triplete. Aquel curso pudo redondearse de modo triunfal gracias al doble pivote formado por Rodri y John Stones. Con sus 188 centímetros, decisivos a la hora de defender el balón parado, y su elegancia en el toque, el centrocampista inglés protagonizó una excelsa final ante el Inter. La labor de mediocentro posicional es muy específica y él mismo ha admitido que le encanta. Ahora parecía la opción idónea. Sin embargo, durante sus 13 partidos del curso, sin excepción, Stones ha jugado como central.
Guardiola, durante la rueda de prensa del lunes en Manchester.AFP
Entre tantos desajustes hoy no queda ni rastro de aquella presión tras pérdida con la que el Barça, entre 2009 y 2013, ahogaba a sus adversarios. En torno a seis segundos de promedio, a tenor de cálculos posteriores. Tampoco el rol de los defensas, descritos por Perarnau en Dios salve a Pep. «Han de saber convivir con otro riesgo: una vez que han conseguido el objetivo de asentarse en campo rival, deben permanecer cerca del círculo central, a 50 metros de su portero, para seguir empujando hacia arriba. Han de ser veloces, atrevidos y capaces de asumir el riesgo».
En este angustioso contexto, Guardiola se aferra a la Champions con la esperanza de que eliminar al Madrid supondría «un gran impulso para lo que queda de temporada». Su última derrota como local en Champions se remonta al 19 de septiembre de 2018 ante el Olympique de Lyon (1-2). Desde entonces 30 victorias y cinco empates, por lo que sigue al acecho de los récords de Bayern, invicto durante 43 partidos entre 1969 y 199, y Barça, con 38 entre 2013 y 2020.
Carlo Ancelotti vuelve al Etihad Stadium por cuarta temporada consecutiva. Un campo que, hasta ahora, le ha traído dos alegrías y una desgracia. De Manchester se llevó un 4-3 que su equipo remontó en la vuelta de 2022, un 4-0 dramático que le apartó de la Champions en 2023 y una tanda de penaltis delirante en la que el Madrid vivió como nunca el curso pasado. Ahora, en plena "emergencia total" por la enfermería, el italiano y su plantilla afrontan un desafío extremo ante un City que no vive sus mejores momentos, pero que no deja de ser uno de los favoritos al título cada año.
"Parece un clásico. El año que pasó el City ganaron la Champions, cuando pasamos nosotros la ganamos... Será entretenido. Guardiola ha aportado mucho al fútbol. El juego de ataque, la presión, la salida desde atrás... Sigue siendo un innovador del fútbol y es una pesadilla preparar los partidos contra él, tiene siempre ideas que te hacen pensar", desarrolló.
El italiano admitió estar "preparado" para las críticas. "En una eliminatoria siempre hay riesgo que no salga bien, el riesgo aumenta si te enfrentas a uno de los mejores equipos y uno de los mejores entrenadores".
Sobre Vinicius, reconoció que no le ve "ansioso". "No está al 100% pero le queda poco. En la segunda parte contra el Atlético marcó la diferencia", aseguró.
"No sé sobre ofertas"
Unos segundos antes, Rodrygo había "agradecido" el interés del Manchester City y del fútbol de Arabia Saudí en su fichaje, pero admitió estar centrado en el Madrid. "Sobre ofertas no sé mucho, eso lo lleva mi padre, que es mi agente. No sé si el club tiene alguna oferta. Estoy agradecido por el interés pero centrado en el Madrid", respondió.
El brasileño, uno de los jugadores más en forma del conjunto blanco, reconoció que Ancelotti había hablado con ellos y les había pedido más compromiso defensivo. "Sí, habló con nosotros. Sabemos que tenemos que ser una referencia para todos. Si los de atrás ven que nosotros corremos y defendemos, contagia al resto. Se puede ver en la segunda parte del derbi, es la clave", desarrolló.
Rodrygo apeló a "la mentalidad" de la eliminatoria del año pasado y asumió que "todos los equipos que vienen aquí sufren".