La hegemonía del Real Madrid en la Champions, con seis finales en 11 años

La hegemonía del Real Madrid en la Champions, con seis finales en 11 años

La sexta final de la Champions en 11 años conecta al actual Real Madrid con el legendario campeón de los albores de la Copa de Europa. Desde entonces, ningún equipo había dominado el torneo con semejante poderío. Entre 1956 y 1966, el club blanco avasalló en el panorama continental con seis títulos, cinco de ellos consecutivos, y ocho finales, incluidas las derrotas ante Benfica (1962) e Inter de Milán (1964). Ahora, los futbolistas de Carlo Ancelotti pueden igualar aquel registro. En caso de vencer al Borussia Dortmund en Wembley conquistarán su decimoquinta Orejona, la sexta en poco más de una década.

El próximo 1 de junio, sobre la sagrada pradera londinense, el Madrid disputará su decimoctava final de la Copa de Europa, con la que aumenta la diferencia histórica ante Milan y Bayern, ambos con 11. A este logro deportivo hay que añadir los premios de la UEFA, cifrados en torno a los 130 millones de euros. De momento, el club de Chamartín ya se ha embolsado 114,75 millones por las tres eliminatorias y su inmaculado trayecto en la fase de grupos. A la espera del reparto del mercado televisivo, quedarían pendientes los 4,5 millones que distinguen al campeón, más los 3,5 millones por el derecho a disputar la Supercopa de Europa.

La actual hegemonía dio comienzo el 24 de mayo de 2014, con la final ante el Atlético (4-1 en la prórroga). De aquella plantilla de la Décima, dirigida también por Ancelotti, únicamente sobreviven Dani Carvajal y Luka Modric -que disputaron los 120 minutos- más Nacho, que se quedó fuera de la convocatoria en Lisboa. Tras la decepción en semifinales de 2015 ante la Juventus, Zinedine Zidane protagonizó desde el banquillo el periodo más glorioso de la historia reciente. La tanda de penaltis en San Siro ante el Atlético (2016), el inolvidable 4-1 a la Juve en Cardiff (2017) y la chilena de Gareth Bale en Kiev ante el Liverpool, en el último partido de Cristiano Ronaldo (2018), plasmaron la tiranía merengue. Desde mediados de los 70, con el Ajax de Johan Cruyff y el Bayern de Franz Beckenbauer, ningún equipo había encadenado tres títulos consecutivos.

Siete intentos fallidos

El triunfo de ayer en el Bernabéu abre una oportunidad histórica para el 14 veces campeón de Europa, que podría al fin coronarse en el estadio más legendario del continente. Desde 1963, Wembley ha albergado siete finales de la Copa de Europa, pero los blancos, hasta ahora, ni siquiera pudieron pisar su césped. La primera decepción se produjo en mayo de 1968, cuando el conjunto dirigido por Miguel Muñoz cayó en semifinales (1-0, 3-3) ante el Manchester United de Bobby Charlton y George Best, a la postre campeón tras su 4-1 en la prórroga ante el Benfica. Ya en la segunda década de este siglo, el Madrid se quedó a las puertas con sus tropiezos en las semifinales de 2011 ante el Barcelona (0-2, 1-1) y las de 2013 frente al Borussia Dortmund (4-1, 2-0). Curiosamente, Wembley ha resultado históricamente propicio para los azulgranas, que alzaron los títulos de 1992 y 2011 a la sombra de su mítico arco.

A nivel individual, el pase deja a Ancelotti a un paso de su quinta Orejona, tras las dos previas de blanco (2014, 2022) y las levantadas con el Milan (2003, 2007). Este hito le afianzaría en el olimpo de los banquillos, con dos títulos más que Pep Guardiola (2009, 2011, 2023), Bob Paisley (1977, 1978, 1981) y Zidane (2016, 2017, 2018). Asimismo, le permitiría igualar a Zizou como el preparador madridista más laureado, ya por delante de José Villalonga (1956, 1957), Luis Carniglia (1958, 1959) y Vicente del Bosque (2000, 2002).

Carvajal y Modric

La final supone una oportunidad histórica para Carvajal y Modric, que podrían igualar en Wembley el récord de Paco Gento, el único futbolista capaz de alzar seis veces la Copa de Europa. A esa nómina también cabría añadir a Toni Kroos y Nacho. No obstante, el alemán sólo tomó parte en cuatro finales y se quedó fuera de la de 2013, donde el Bayern derrotó al Dortmund (2-1). El primer capitán, por su parte, sólo participó en la final de Kiev, sin disputar un minuto de las de 2014, 2016, 2017 y 2022. Además de Cristiano Ronaldo y Alfredo Di Stéfano, los grandes emblemas del club, otros pentacampeones de blanco fueron Karim Benzema, Marcelo, Casemiro, Isco y Bale. Y en el siglo pasado cabe mencionar a José María Zárraga, Juanito Alonso, Rafael Lesmes, Marcos Alonso y Héctor Rial, todos ellos durante el periodo 1956-1960.

Modric, por último, se enfrenta a otro notable desafío en Wembley. En caso de victoria, el centrocampista croata se convertiría en el segundo futbolista más veterano en proclamarse campeón de la Champions. A los 38 años y 245 días quedaría muy cerca del récord de Paolo Maldini, quien en 2007 levantó el trofeo para el Milan a los 38 años y 331 días.

Ave, César de Europa: el Madrid lleva el imperio de la fe hasta Wembley

Ave, César de Europa: el Madrid lleva el imperio de la fe hasta Wembley

Ave, César, los que van a ganar te saludan. El César de la Champions no es el César de Roma, al que ofrecían su muerte delincuentes y gladiadores en el coso del Capitolio. La gente del Madrid no piensa jamás en la muerte, ni siquiera con los dos pies en el cadalso, como volvió a estar ante el Bayern, porque su único 'memento mori' es la victoria, la cumpla la estrella de Vinicius o la buena estrella de Joselu en su 'momento Champions', en su 'momento Mbappé'. [Narración y Estadísticas, 2-1]

Una transformación indescifrable la de este antidivo como indescifrable es este equipo. De Lisboa a Kiev, el rastro de sus conquistas es como el perímetro de un imperio, la Roma del fútbol. El apolíneo templo de Wembley aguarda, pues, al Madrid de los increíbles, al Madrid Imperator.

La vida y la muerte, la victoria y la derrota juegan con nosotros, nos escogen, pero no hay nadie a quien el destino quiera tanto como al Madrid, como prueban sus 14 triunfos en 17 finales, no siempre en partidos dominados, en ocasiones asediado, como en Saint Denis o en el Etihad, y al borde de la eliminación, que es como estaba en el Bernabéu cuando Neuer, dueño de un acto pletórico, fue un niño en el patio del colegio. Joselu, el más pillo de la clase, lanzó el balón a la esperanza, a dos minutos del final, y a Wembley, cuando todos mueren menos el Madrid.

Al Bayern le quedan las quejas, y seguramente con razón, por un polémico final en el que se hizo un lío incomprensible el colegiado Marciniak, al pitar antes una acción que debería haber dejado continuar y en la que el balón acabó en la red de Lunin. Para eso está el VAR. Pero la realidad es que el equipo bávaro perdió el partido por sus errores en los momentos de temblor del Bernabéu que nadie sabe explicar. Ni Tuchel ni Guardiola. Nadie.

EL MIEDO A LOS ERRORES

Al Bayern le gustan las mismas cosas que al Madrid. Le gusta correr. Si algo le importaba, sin embargo, es que no lo hiciera el rival, porque cuando eso sucede, el Bernabéu es como un desfiladero por el que no se desboca simplemente un equipo de fútbol. Es un alud, un alud blanco. Las precauciones mandaban, pues, sobre los atrevimientos, con dos futbolistas más capaces de estar en su sitio frente a un ataque posicional que los que lo hicieron en la ida. Se trataba de De Ligt y Pavlovic. Tuchel no tenía prisa ni obligaciones por el resultado, y tenía miedo.

También Ancelotti, que no tuvo reparo en reconocerlo, pese a las bromas de Carvajal. Ningún inteligente esconde el miedo. Lo siente, lo observa, lo analiza y lo combate. Ancelotti no podía hacerlo como Tuchel en el Bernabéu, por lo que lo hizo mediante la seguridad en los pases.

Una pérdida era un apretón del rosario, y en esto es mejor mirar a la pelota que al cielo. Cuando eso ocurre, mal asunto. El Madrid sabía que debería llevar el peso del juego y la instrucción es que siempre empezara en Kroos, un tipo con aspecto de no perder nunca las llaves de casa. Asegurar las transiciones y arriesgar solo cuando el balón llegara a Vinicus y Rodrygo.

El show de Vinicius

Vinicius, en un lance del juego.

Vinicius, en un lance del juego.MariscalEFE

Lo hizo Vinicius nada más sonar el silbato y perder la primera pelota el Bayern. Levantó los brazos y se dirigió a la grada en busca de la acústica que provoca el techo cerrado del Bernabéu. Estaba inyectado, quizá demasiado, pero era lo que el momento pedía. Vini, centrado o en la banda, iba a demostrar quién es, y quién es en la Champions, lo que no ha podido hacer Mbappé, ya eliminado.

Empezó por un lanzamiento al palo que Rodrygo remachó al cuerpo de Neuer. Nada más empezar la segunda parte buscó el uno a uno en la izquierda. Ni Laimer ni Kimmich, dos jugadores excepcionales, pudieron, ni por separado ni juntos, frente al brasileño. Otra vez Rodrygo desperdició el regalo de su compatriota, pero Vini no paró hasta provocar lo mejor de Neuer y, finalmente, lo peor, su error fatal.

La segunda consigna de Ancelotti era cerrar las bandas a Sané y Gnabry, en las que Carvajal y Mendy empezaron por no ceder ni un palmo. Gnabry encontró un aclarado gracias a Musiala en el arranque, aunque mal solucionado. Poco después fue al banquillo, lesionado, para dejar su lugar a Davies. Diablo por diablo, era más diablo en segundo, como demostraría con el 'zigzag' y el latigazo que cambiaba el decorado.

Musiala y el diablo Davis

Que se equivoque el contrario, pensaba Tuchel, al que no le importaba un partido largo, larguísimo, mientras estuviera en la eliminatoria. Renunció a cualquier tipo de presión alta y esperó a que aparecieran los espacios. No llegarían para el Bayern hasta la segunda parte y cuando eso ocurrió aparecieron Musiala y Harry Kane.

Pocos se mueven igual en ese territorio. Tuchel cambió la posición de Musiala, de la banda, donde jugó en Múnich, a la mediapunta. Lo poco que el Bayern podía filtrar con intenciones partía de sus botas, muy poco durante el primer tiempo. Apenas una volea de Kane pudo encontrar el equipo alemán en ese tramo, un pobre balance ofensivo.

La estirada del Madrid en el segundo y el desgaste acumulado los permitieron y fue Musiala el primero que provocó lo mejor de Lunin en un disparo a quemarropa. Estaba claro que el Bayern había encontrado caminos hasta enconces cerrados. Kane se unió a su compañero para encontrarlos. En el caso del inglés hablamos de un delantero centro que es mucho más, con movimientos y cambios de juego propios de un centrocampista cuando se retrasa unos metros. Cumple ese rol en el equipo bávaro como en la selección inglesa. La acción en la que cedió para la carrera de Davies fue un ejemplo.

Ancelotti buscó entonces en el banquillo soluciones, con Joselu y Brahim, como soldados de reemplazo que siempre están en su sitio, dispuestos para la misión. El cazagoles que llegó sin jerarquía para llevar el 9 las encontró en el miedo ajeno, por dos veces, para citarse con el sorprendente Borussia Dortmund en la final del 1 de junio y llevar más allá los límites de este imperio que pocos comprenden y tantos aman.

El juez abre juicio oral a Rubiales por el beso a Jenni Hermoso y le impone una fianza de 65.000 euros

El juez abre juicio oral a Rubiales por el beso a Jenni Hermoso y le impone una fianza de 65.000 euros

La Audiencia Nacional ha dictaminado, en un auto al que ha tenido acceso EL MUNDO, la apertura de juicio oral al ex presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, al exdirector deportivo de la selección masculina Albert Luque, al exentrenador de la selección femenina Jorge Vilda, y al que fuera responsable de Marketing de la Federación Rubén Rivera por el beso a Jenni Hermoso.

El ex mandatario deberá responder por un delito de agresión sexual y otro de coacciones para los que el titular del Juzgado Central número uno solicita 65.000 euros de fianza por cada uno a consignar en un plazo de 24 horas. Se quiere asegurar el tribunal las responsabilidades pecuniarias que pudieran imponérsele al acusado.

Para el delito de coacciones, Francisco de Jorge considera coautores a Luque, Vilda y Rivera. Los tres deberán consignar de forma conjunta y solidaria junto a Rubiales la fianza solicitada por el magistrado de la Audiencia Nacional en la misma cantidad y plazo.

Estima así el Alto Tribunal los escritos de acusación presentados por la jugadora, la Fiscalía y la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) ante los hechos ocurridos en la entrega de premios de la Copa del Mundo Femenina de Australia y Nueva Zelanda en agosto del año pasado y las supuestas presiones posteriores recibidas por la jugadora y su entorno.

La Audiencia Nacional considera que pude haber indicios de delito perseguibles en nuestro país. Así, acuerda en esta resolución, contra la que no cabe recurso, el inicio del juicio oral que se producirá en el Juzgado Central de lo Penal de la Audiencia Nacional en virtud de las penas solicitadas por las acusaciones y da un plazo de diez días a los investigados para que presenten sus escritos de defensa.

Fiscalía

La Fiscalía de la Audiencia Nacional había pedido para Rubiales dos años y medio de cárcel y una indemnización de 100.000 euros. En el escrito, presentado por la teniente fiscal de la Audiencia Nacional, Marta Durántez, se solicitaba un año de prisión por el delito de agresión sexual y otro año y medio de cárcel por las coacciones, de las que también acusaba a Luque, Vilda y Rivera, que recibió la futbolista tras esa polémica acción.

Durántez solicitaba también la inhabilitación de los acusados para ejercer cualquier cargo relacionado con el ámbito deportivo durante la condena así como el sufragio pasivo. Y prohíbe a Rubiales acercarse a la víctima a más de 200 metros o comunicarse con ella durante siete años y medio y al resto de acusados durante tres años y medio.

La servilleta que vinculó a Messi con el Barça, se subasta en Londres por 350.000 euros

La servilleta que vinculó a Messi con el Barça, se subasta en Londres por 350.000 euros

Actualizado Miércoles, 8 mayo 2024 - 18:26

La servilleta con la que Leo Messi firmó el primer contrato que le unía oficialmente al F.C. Barcelona inicia su subasta en la capital británica con una cifra inicial de 350.000 euros. Un número a la altura de un documento que cambió la historia del club blaugrana y del astro argentino, que por entonces era solo un adolescente de 13 años.

"En Barcelona, a 14 de diciembre del año 2000 y en presencia de los señores Minguella (agente vinculado al club) y Horacio (agente del jugador), Carles Rexach, secretario técnico del F.C. Barcelona se compromete bajo su responsabilidad y a pesar de algunas opiniones en contra a ficha al jugador Lionel Messi siempre y cuando nos mantengamos en las condiciones acordadas".

Con ese pequeño texto, firmado por las partes en el Restaurante Club de Tenis Pompeia de Montjuic, el Barça, presidido entonces por Joan Gaspart, se comprometió finalmente a fichar a un chico que arrastraba problemas de crecimiento y que, con su padre y sus agentes, viajó a Barcelona tres meses antes para pasar unas pruebas. El argentino ya había demostrado en las categorías inferiores de Newells Old Boys sus condiciones y calidad como futbolistas, pero el club blaugrana necesitaba verlo jugar en directo y despejar las dudas que se tenían sobre su problema físico.

Minguella, Horacio y Carles Rexach firmaron el acuerdo

Minguella, Horacio y Carles Rexach firmaron el acuerdoAndy ReinEFE

Según ha declarado el propio Horario Gagglioli en diversas ocasiones, el documento se ha quedado bajo su custodia durante todo este tiempo ya que el club, en la etapa de Sandro Rosell no la quiso comprar para el Museo. En declaraciones a la cadena COPE, Josep María Minguella no tardó en señalar su enfado al enterarse de la próxima venta de la servilleta y declaró que siempre ha defendido que se quedara en el club para que la gente pudiese verla.

La servilleta, después de pasar por París y Nueva York está ahora mismo en Londres en manos de la casa de subastas Bonhams y su venta se extenderá hasta el día 17 de mayo. Su director, Ian Eihling ha declarado lo siguiente acerca del documento: "No había papel disponible, por lo que está servilleta de papel representa el primer contrato informal".

El Balón de Oro de Maradona de 1986 desaparecido durante años se subasta en París en junio

El Balón de Oro de Maradona de 1986 desaparecido durante años se subasta en París en junio

Actualizado Miércoles, 8 mayo 2024 - 08:52

El Balón de Oro que logró Diego Armando Maradona en 1986 será subastado en las afueras de París el próximo 6 de junio después de que se le diese durante décadas por desaparecido, hasta que un coleccionista lo encontró por casualidad.

La casa de subastas Aguttes, en localidad de Neuilly sur Seine, anunció este martes la venta de este objeto de culto cuyo precio estimado -no difundido por la Aguttes- se podría elevar a varios millones de euros. Su actual dueño es un modesto galerista de arte que lo encontró de casualidad.

Maradona logró este galardón -que hasta mediados de los 90 se otorgaba solo a los jugadores europeos- por haber sido el mejor jugador de la Copa del Mundo de 1986 con Argentina. Para ese mundial, ganado por la albiceleste, y para el de 1982, France Football -organizador del premio-, la FIFA y Adidas habían creado esa distinción que terminó por extinguirse.

Además del valor intrínseco a este premio, llama la atención la rocambolesca historia que hay detrás de él. Guardado en un cofre de un banco de Nápoles -donde jugaba Maradona- fue robado en 1989 por un grupo de asaltantes pertenecientes a la mafia, según cuenta la revista 'France Football' (FF).

Desde entonces, la huella del Balón se pierde. Aunque la versión de varios de los que participaron en el atraco era que había sido fundido para hacer lingotes de oro, esta hipótesis perdió fuerza al conocerse que el premio no es de oro macizo y sí de latón.

Para saber más

Pasaron así 26 años de misterio, desde 1989 hasta 2016, hasta que el modesto coleccionista Abdelhamid B., lo compró, sin saber exactamente de lo que se trataba, expone 'FF'.

El coleccionista adquirió por algunos cientos de euros una caja que contenía otros premios (algunos de plástico, otros de mármol falso) en la casa de subasta Drouot-Montmartre, donde terminan los bienes que no se han vendido en el palacio Drouot, uno de los principales puntos de subastas de París.

El franco-argelino tardó, no obstante, varios años hasta saber que se trataba del Balón de Oro de Maradona, ya que pensó, en un primer momento, que era una distinción de balonmano.

Finalmente, ató cabos y logró confirmar que era el del 'Pibe' con dos peritajes de alta tecnología basados en dos pequeños defectos en los dibujos del balón.

La ley francesa considera a Abdelhamid B. el legítimo dueño del Balón de Oro, pues argumenta que lo adquirió de buena fe, sin saber que había sido robado, y su legítimo dueño (los herederos de Maradona) no lo ha reclamado en un plazo de tres años desde que fue vendido. Así, el coleccionista tiene la puerta abierta para embolsarse una fortuna.

La triste despedida de Mbappé y Luis Enrique: "A recuperarnos del mazazo"

La triste despedida de Mbappé y Luis Enrique: “A recuperarnos del mazazo”

Mañana va a ser un día nublado en el Paris de Mbappé y Luis Enrique. No saldrá el sol para el delantero y el técnico del PSG por mucho que el asturiano lo reclamara en la previa en caso de derrota. Y la derrota llegó para ambos. "Muy decepcionado por la familia y por los aficionados", expresó el francés en zona mixta.

El primero se despedía del Parque de los Príncipes en Europa con un resbalón cuando encaraba a Kobel, portero del Borussia. Triste final para, probablemente, el mejor jugador de Europa con 43 goles y 10 asistencias en 46 partidos esta temporada, ocho de esos tantos en Champions League.

No fue su partido, tampoco su eliminatoria. En este duelo de vuelta lo intentó primero por banda izquierda, el lugar en el que explotó en el fútbol mundial, luego centró su posición cuando Luis Enrique sacó a Gonçalo Ramos del campo. Ni en un sitio ni en otro consiguió ser ese jugador que ha deslumbrado en tantas y tantas ocasiones.

Atraía defensas con su juego, sí, pero no terminaba de generar el peligro que se supone a la máxima estrella mundial, indiscutible en este equipo. Sólo despertó a falta de media hora para el final del choque, cuando veía que la eliminatoria se les escapaba entre los dedos. "No hemos podido llegar a la final. Ellos han sido mejores en el área que nosotros", apuntó Mbappé.

"La suerte cuenta"

Pero ni él ni su equipo, pese a que dispararon 31 veces a portería y pegaron cuatro chuts al poste (seis en el global de la eliminatoria), consiguieron perforar la portería del suizo. "La suerte cuenta", trató de explicar Marquinhos, capitán del PSG, lo ocurrido en esta eliminatoria.

No la tuvieron, o quizás no la merecieron. Ni un gol en 180 minutos, a pesar del acoso final en este Parque de los Príncipes que verá a Mbappé por última vez el próximo domingo ante el Toulouse. Tímidos aplausos les devolvió el fenomenal delantero en esta despedida europea.

Más leves que los que Luis Enrique le dedicaba a él en cada jugada que intentaba, terminara como terminara. Incluso cuando Hummels, el central del Borussia y mejor jugador de la eliminatoria le birló un balón casi en el área pequeña para que el francés anotara el 1-0. Cuando terminaba el partido, Luis Enrique iba a abrazar a su pupilo para consolarle en su despedida de Europa. "Muchos cambios esta temporada y muchos más va a haber", lanzaba Marquinhos en un mensaje premonitorio de lo que será el verano en París.

Momento triste

El asturiano reivindicaba la eliminatoria de su equipo y especialmente este partido en el que, tirando de Big Data, aseguraba que ellos habían tenido tres expected goals (posibilidades claras de gol) y el Dortmund 0,7, pero "esto es fútbol", comentaba Luis Enrique a las televisiones con derechos.

"Momento triste en el deporte cuando pierdes y sobre todo cuando lo haces de esta manera", añadía el técnico sin infravalorar a un equipo, el Dortmund, que llegaba como la gran Cenicienta de los cuartos de final y cuyo traje se mantuvo en estas semifinales.

"Nosotros a recuperarnos del mazazo", lanzaba el asturiano tras no poder colarse en la final de Wembley para la que el técnico no tiene favoritos. Hubiera sido la segunda en los últimos cinco años. Aquella de 2020 de la pandemia la perdieron ante otro equipo alemán, el Bayern de Múnich.

"On va a gagner", dijo Luis Enrique en la previa, pero no pudo ser porque, como ha asegurado Nasser Al Khelaifi, presidente del PSG en Canal + Francia, "el balón no quiso entrar". Al menos, el técnico consiguió el objetivo que anunció a principios de temporada que es "disputar al máximo todos los torneos", con un estilo que, asegura, "no va a cambiar".

La fórmula mágica del Madrid desde 2014: Kroos o Modric y diez más

La fórmula mágica del Madrid desde 2014: Kroos o Modric y diez más

Hay un denominador común en las cinco Ligas de Campeones ganadas por el Real Madrid en la última década. Una constante que se ha repetido pasara lo que pasara en el partido y fuera como fuera el marcador: Luka Modric o Toni Kroos estaban en el campo durante cada uno de los minutos de la final. Uno u otro. Pero siempre ellos. Carlo Ancelotti parece haber estudiado bien la estadística, o simplemente se ha dejado llevar por la experiencia de quien recurre a lo más sencillo en situaciones límite y resume todo problema en «pon a los buenos», pero durante la Champions de este año el italiano no ha disputado ni un solo minuto sin uno de sus dos grandes centrocampistas. Uno u otro. Pero siempre, otra vez, ellos.

En su camino hacia la final de Wembley y en pleno proceso de transición entre la vieja y gloriosa guardia y la galaxia de jóvenes estrellas que acaban de explotar en Chamartín, Ancelotti ha tenido claro que pese a la fuerza, el talento, la verticalidad y el famoso «fútbol moderno» que proponen Tchouaméni, Camavinga, Valverde o Bellingham, en su centro del campo siempre tiene que haber un jugador de toque, organizador, con una calidad futbolística extraordinaria y con una inteligencia para la pelota superior a la media. Un futbolista de época. Eso son Kroos y Modric. Indispensables.

La dirección técnica del Madrid tendrá que decidir a final de temporada qué hace con las renovaciones del alemán y el croata. Ambos terminan contrato. Uno, Kroos, con 34 años y después de una de las mejores campañas de su vida. Otro, Modric, con 38, asumida, por obligación, su suplencia y compitiendo a cuentagotas. Curiosamente, casi siempre por el centrocampista germano.

«Están aquí y están bien»

Veamos los partidos de Champions de este curso. Primera jornada ante el Unión Berlín: Modric fue titular y Kroos entró en el minuto 66. En Nápoles, Kroos de inicio y Modric entró por él en el 65. En Braga el alemán no jugó, pero Modric disputó los 90 minutos. Ante los portugueses en el Bernabéu, partido completo para Kroos, igual que en la vuelta ante el Nápoles. Y en Berlín, 90 minutos para Modric.

En las eliminatorias la situación no sólo no ha cambiado, sino que ha sido todavía más clara. Ancelotti ha sustituido a Kroos en cuatro de los cinco encuentros y en todos su recambio ha sido Modric. «Los demás pueden jugar sin ellos. Pueden y podrán», contestó ayer Ancelotti sobre el futuro del centro del campo. «Pero de momento Kroos y Modric están aquí y están bien», insistió.

Cinco finales y una Copa de Europa entera en la que ni Ancelotti ni Zidane han vivido sin el alemán ni el croata. Es un dato tan importante que no se necesita mucho más para valorar la importancia de los dos en el proceso madridista de los últimos años, pero hay más. «Dan imaginación e ideas al centro del campo», explican desde Valdebebas, donde preocupan sus salidas, no tanto por su edad y sus contratos, que ya entran en la lógica de la reconstrucción madridista, sino por su estilo de juego y su nivel. «No hay ese perfil en el mercado», añaden.

261 minutos de 4.410 posibles

Modric lanzando el córner del cabezazo de Ramos en Lisboa 2014, Kroos sacando la falta del empate de Ramos en Milán 2016, Modric asistiendo a Cristiano en el 1-3 de Cardiff 2017 y Kroos saliendo del campo aplaudiendo a la grada, Kiev 2018, París 2022... Han dominado Europa de tal manera que esta noche, ganen o pierdan, el miedo a que sea su último partido continental en Chamartín estará en el ambiente. «Para algunos será el último», recordaba Carvajal.

Esta temporada Ancelotti ha conseguido cuadrar sus roles todavía más que el curso anterior. Aprovechándose del nivel de Kroos, el Madrid sólo ha vivido sin ellos durante el 6% de los minutos de la temporada, contando Liga, Copa (quitando Arandina), Champions y Supercopa. 261 minutos de 4.410 posibles en 48 encuentros.

De inicio, Carletto sólo ha querido sentar a ambos en el banquillo en tres encuentros, los tres en Liga. En la jornada 1 contra el Athletic Club, en la tercera ante el Celta y en la jornada 7 contra Las Palmas. En su lugar, el técnico apostó por Camavinga, Tchouaméni, Valverde y Bellingham en ese famoso rombo que se inventó en verano. El equipo ganó los tres partidos, pero el italiano no volvió a confiar en una alineación sin alguno de sus hombres de máxima confianza.

Menos que el año pasado

Una situación, la de esta temporada, un tanto sorprendente si tomamos como referencia la anterior. En las eliminatorias de la pasada Champions, el Madrid terminó 5 de los 8 encuentros sin ambos, incluidos los dos contra el City. Y en Liga el número de partidos sin ninguno de los dos en el once inicial ascendió a ocho, casi el triple que este curso.

Llama la atención en estos datos que en la Liga anterior, todavía sin Bellingham, el hombre elegido para realizar ese rol de creador era Dani Ceballos, titular cuando ni el alemán ni el croata eran de la partido. Pero el bajón del andaluz y la poca confianza del técnico en él han terminado por recuperar la fórmula mágica de Ancelotti y del Madrid: Kroos o Modric y diez más. La fórmula de las cinco (o seis) Copas de Europa.

Lucho, 'c'est fini'

Lucho, ‘c’est fini’

Actualizado Martes, 7 mayo 2024 - 23:50

Un PSG tenebroso, maldecido por los postes, provoca la nueva hecatombe del jeque de Doha. Cientos de millones perdidos en el desierto, porque su representante especial en París, llegó a decir que Luis Enrique es el mejor entrenador del mundo, cuando sólo es técnico insoporrablemente mediocre, soberbio y pretencioso.

A Mbappé le va a caer la ira de Luis Enrique, de los fanáticos y del propio equipo-estado. Si pudieran lo enterrarían en el las dunas

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Yaye, la "eterna capitana" en auxilio de Pedro Rocha

Yaye, la “eterna capitana” en auxilio de Pedro Rocha

Actualizado Martes, 7 mayo 2024 - 23:16

Ex futbolista, entrenadora y primera mujer en la historia que entró a formar parte, en septiembre de 2020, de la Comisión Delegada de la Federación Española de Fútbol, organismo que representa a jugadores de clubes de fútbol no profesionales. Con este rápido trazo se puede resumir la vida deportiva de María de los Ángeles García Chaves, Yaye (Cáceres, 24 de mayo de 1987), la mujer elegida por su paisano Pedro Rocha para ocupar el cargo de vicepresidenta adjunta en la nueva Junta Directiva de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF). Una mujer como número dos de un organismo en crisis, que necesita lavar su imagen, mientras sobre el presidente que acaba de ser elegido pende la amenaza de una inhabilitación del Tribunal Administrativo del Deporte (TAD).

Yaye es conocida como la «eterna capitana» del club de fútbol de su ciudad, el Femenino Cáceres, sostén donde ha desarrollado toda su trayectoria deportiva dedicada al fútbol y ha probado todas las estructuras, de arriba abajo, dentro y fuera de los terrenos de juego. Además, lo ha hecho sin olvidar los estudios, al compaginar el balón con los estudios de Grado en la Facultad de Ciencias del Deporte de Cáceres, la misma ciudad donde nació, vive y desarrolla su actividad empresarial Rocha, con varias tiendas de moda.

Así es la multifacética Yaye, que conoce de primera mano todos los secretos del fútbol base, en los terrenos de juegos, en los banquillos, pero también en los despachos. "Empecé en el fútbol prácticamente por casualidad, porque era el deporte que se practicaba en el colegio San Francisco de Cáceres y en la clase de mi hermana decidieron hacer un equipo. Ella, que siempre tiraba de mí para todo, se empeñó en que fuera a jugar con ellas", explica la nueva vicepresidenta adjunta de junta directiva de la RFEF. Al ser la más pequeña -tenía entonces nada más que nueve años-, la colocaron de portera, aunque duró poco en el puesto. Poco a poco fue adelantado posiciones y buena parte de su carrera profesional la hizo en la posición de mediocentro -"me gustaba correr mucho, era un pulmón". y luego ya en los últimos años se convirtió en defensa.

Tras pasar por varios equipos de la región extremeña en su juventud, entre ellos el Ciudad de Plasencia, recaló en el club verde de su ciudad desde su fundación, donde llegó a jugar 11 temporadas, fue capitana y jugó en Primera B. También Yaye sufrió sinsabores, al padecer como jugadora una grave lesión de rodilla, aunque se recuperó para terminar en la cima su carrera en el césped y en el fútbol-playa, al que se pasó más tarde y en el que ha llegado a ser subcampeona de Europa. "Siempre se lo digo a las niñas, siempre que quieres, se puede", explica la que ya es una referencia en la Ciudad del Fútbol.

"LOGRAMOS FORMAR SIETE EQUIPOS"

En los banquillos, Yaye comenzaría primero entrenando a equipos de formación masculinos, y ya fue en el Femenino Cáceres donde entrenó en primer lugar. Lo hizo durante siete temporadas en las categorías inferiores, siendo en seis de ellas campeona regional con sus respectivos equipos. Gracias a ese trabajo, se convirtió en coordinadora de la cantera. "Empezamos a entrenar a tres o cuatro niñas y conseguimos formar siete equipos, superando las 100 fichas", explicaba la propia Yaye. Luego dirigiría al equipo filial en Primera División Nacional antes de ser la responsable del primer equipo.

Eso sí, Yaye siempre ha reconocido que en sus inicios contó con el apoyo necesario de toda su familia para introducirse sin prejuicios en una especialidad dominada siempre por los hombres. Sus padres la respaldaron en todo momento para superar los estereotipos, aunque no ocurría lo mismo con otras compañeras de Yaye.

"Conozco casos de chicas que lo han pasado francamente mal, hasta casos en los que tenían que entrenar a escondidas. Era una época en la que había padres y personas a las que les costaba aceptar que las chicas jugaran al fútbol", declaró en una entrevista a El Periódico Extremadura, publicada en 2019.

AVANCES DEL FÚTBOL FEMENINO

Sin embargo, en los últimos años, la nueva directiva ha comprobado un gran crecimiento: "Debemos evolucionar, pero sin compararnos con el fútbol masculino". Por eso, apunta que "nosotras nunca debemos olvidar de dónde venimos y hacia dónde queremos llegar", y considera que el fútbol "es un deporte de equipo, ofrece valores de cooperación, de trabajo, de esfuerzo y de superación, y eso son valores que se pueden aplicar a la vida para ser mejores personas".

Un refuerzo de todos estos elementos va a necesitar ahora como número dos de un organismo bajo vigilancia del Gobierno, con los ojos de Vicente del Bosque, y de la UEFA y la FIFA. Como persona de confianza de Rocha, si el presidente logra llegar y presentarse a las siguientes elecciones, en septiembre, estará a su lado.

Joshua Kimmich, el "monstruo mental" con cara de niño

Joshua Kimmich, el “monstruo mental” con cara de niño

Los viajes en coche se hacían largos para un niño de 12 años. Había que recorrer más de 100 kilómetros en cada partido y cada entrenamiento. Aquella rutina suponía más de una hora al volante para Berthold Kimmich, su padre, que había cambiado los turnos en el trabajo con tal cumplir con la formación del pequeño Joshua. A menudo no quedaba más remedio que turnarse con otros familiares del equipo, pero Beppo aprovechaba cada minuto. Mientras conducía reiteraba sus mensajes al chaval, más bajito y enclenque que sus compañeros, pero capaz de procesar mejor que el resto. Desde Bösingen, un pueblo de poco más de 3.000 habitantes, hasta las instalaciones del VfB Stuttgart, Joshua no sólo aprendió las leyes fundamentales del fútbol, sino que fue construyendo unos lazos que jamás se quebrarían. Nadie iba a cuidarle mejor que su familia. Ningún técnico de la cantera podría motivarle como su padre, cuyo fuerte carácter ya se había ganado cierta fama por los contornos. Hoy, casi dos décadas después, Kimmich sigue sin representante. Su ficha anual ronda los 20 millones de euros y su vínculo con el Bayern expira en junio de 2025, pero nadie, salvo él y los más cercanos, tomará decisiones en su nombre.

Durante aquellos trayectos en coche, Beppo hablaba sin cesar a su hijo de un mediocentro zurdo llamado Krasimir Balakov, el antiguo ídolo de la hinchada del Stuttgart, considerado el mejor futbolista búlgaro de la historia, por detrás de Hristo Stoichkov. Joshua idolatraba a Zinedine Zidane y Xavi Hernández, aunque durante los Mundiales sólo tenía ojos para Bastian Schweinsteiger. Pese a su notoria inferioridad física, Joshua siempre quiso sentir que el juego pasaba por sus pies. Desde muy niño se sintió centrocampista, no lateral derecho.

Y cuando aterrizó en Leipzig, con 18 años, ni siquiera intuía la dureza de la Dritte Liga, la tercera categoría alemana. Cada partido se resolvía en los duelos aéreos, las disputas a ras de hierba, los pelotazos en largo... Además, desde hacía tiempo arrastraba molestias de pubis. Todos le superaban en altura y velocidad y él se sentía un alfeñique. "Me decían que el salto había sido demasiado grande, que me iban a devorar. Me sentí muy decepcionado y enfadado. Desde entonces sólo quise demostrar lo equivocados que andaban", admitió, durante una entrevista con Sports Illustrated.

"Un absoluto profesional"

Si no llega a ser por la paciencia de Ralf Rangnick, máximo responsable técnico del Red Bull, nunca hubiese podido llamar la atención de Pep Guardiola. El Bayern pagó 8,5 millones de euros por un chico de 20 años del que Marcus Sorg y Horst Hrubesch, desde las divisiones inferiores de Alemania, ya hablaban maravillas. Su pasión desbordante en los entrenamientos, su deseo de aprender, encandilaron a Guardiola.

Un material tan dúctil resultaba demasiado tentador para el técnico español, que empezó a alternarle como central y pivote defensivo, con algunas apariciones esporádicas en el lateral o el flanco derecho del ataque. La riqueza táctica del Bayern quedaba patente con varios cambios de sistema en un mismo partido. Incluido aquel 0-0 en Dortmund, cuando Guardiola dedicó una inolvidable reprimenda a Kimmich por no haberse puesto de acuerdo con Mehdi Benatia para tapar el vacío dejado por Xabi Alonso durante los minutos del añadido.

"Es un absoluto profesional, un monstruo de la mentalidad. Siempre está en el partido y nunca se rinde. Presiona como nadie, aunque le sobre calidad con el balón". El elogio de Hansi Flick compendia un peculiar modo de entender la profesión. El mismo que le había transmitido su padre, cuando le insistía en que golpeara con los dos pies en el jardín de casa. "Rendirse nunca fue una opción. Hasta el día de hoy, mi lema es creer siempre en uno mismo", sostiene durante uno de los capítulos del documental de Jan Mendelin para el diario Bild. En otro episodio comparte entrenamiento con Tommy Haas, ganador de 15 torneos de la ATP y ex número dos del circuito. El dominio mental propio del tenis sigue muy vigente para Kimmich, que aún hoy festeja los goles con el índice en la sien, al modo de Stan Wawrinka.

Lateral en la sexta Champions

Kimmich marcó en sus dos últimas visitas al Bernabéu, durante los cuartos de 2017 y las semifinales de 2018, pero sólo tras regresar al lateral derecho, cubriendo la ausencia del lesionado Benjamin Pavard, pudo al fin alzar la sexta Copa de Europa del Bayern. Desde aquella fase final a puerta cerrada en Lisboa, su liderazgo en el vestuario se ha multiplicado. Allí donde otros prefieren la discreción ante los micrófonos, Kimmich se descuelga con una feroz autocrítica. "No es de los que hablan mucho y luego no dicen nada. Se pone a sí mismo bajo presión, pero también parece dispuesto a cumplir con lo que exige a los demás. Y eso me gusta", elogiaba el ex presidente Uli Hoeness.

Desde que en el verano de 2015 se ejercitó por primera vez en las instalaciones de Saebener Strasse, bajo la tutela de Philipp Lahm y Manuel Neuer, comprendió el papel de los veteranos a la hora de mantener la cultura ganadora del Bayern. Y eso fue, precisamente, lo que se ha propuesto con Jamal Musiala. Después de cada partido, Kimmich envía mensajes de WhatsApp a sus compañeros, sea con cumplidos o con críticas. Es su manera de ganarse el respeto. No conviene enfadar al líder del vestuario, aunque tenga esa cara de niño.