Verstappen gana esperando y Ferrari se desangra en Montreal

Verstappen gana esperando y Ferrari se desangra en Montreal

Hasta este fin de semana, sólo Michael Schumacher (Silverstone 2012) y Lewis Hamilton (Singapur 2017) habían alcanzado las 60 victorias en la Fórmula 1. A Max Verstappen aún le queda trecho para equipararse con los heptacampeones, pero ya cuenta con otro récord más en los libros de la Fórmula 1. Sin la tremenda superioridad mecánica de hace no tanto, Mad Max ganó en Montreal porque se equivocó menos que Lando Norris y George Russell, sus compañeros en el podio. Y eso, sobre las endemonionadas condiciones del asfalto, tuvo su mérito. Pregunten, si no, a Fernando Alonso, empeñado en sostenerse entre los mejores con su sexto puesto, justo por delante de Lance Stroll.

Entre los charcos y los surcos secos, en un domingo donde cada titubeo se penalizaba con un par de posiciones, Verstappen lo hizo más fácil que el resto. También Red Bull, con un plan estratégico más riguroso que McLaren. Los 25 puntos de Montreal, sumados al estrepitoso fiasco de Ferrari, duplican su ventaja en el Mundial. Alonso, por su parte, ya se daba por satisfecho nada más cruzar la bandera a cuadros: "Fue una carrera muy difícil, que salvamos lo mejor que pudimos".

Desde la misma salida, que la FIA había validado sin recurrir al safety car, hubo sobradas razones para multiplicar las precauciones. Poco hubo de reseñable cuando se apagó el semáforo, salvo el adelantamiento por fuera de Alonso a Daniel Ricciardo, más el toque en la curva 2 entre Sergio Pérez y Pierre Gasly. Haas fue el único que asumió el riesgo de los neumáticos de lluvia extrema. Kevin Magnussen, desde la decimocuarta plaza y Nico Hulkenberg, desde la decimoctava, nada tenían que perder. Sólo implorar al cielo para que siguiese lloviendo. En ocho vueltas, ambos recuperaron 10 posiciones, antes del paso por boxes del danés. Asomaban los primeros rayos de sol y todos aprovechaban los primeros carriles de las trazadas.

"Esto es por lo que sucedió en Miami"

Verstappen se acercaba con prudencia a la cabeza, sin aviesas intenciones y fuera del alcance de los McLaren. Hasta que un error en la decimoséptima vuelta, poco antes de que se permitiera el DRS, empezó a cambiar el panorama. Norris aprovechó las facilidades en la última chicane, antes de marcharse como un disparo hacia Russell. Su precisa maniobra debió de desesperar al británico. De otro modo no se explica su calamitoso fallo, que le regalaría la posición a Verstappen.

Los radares llevaban ya un rato anunciando con insistencia el regreso del agua. No faltaban alicientes cuando Logan Sargeant estrelló su Williams en una zona demasiado peligrosa. Tanto como para hacer inevitable el safety car. Un golpe de fortuna para Red Bull, que ordenó el inmediato paso de Verstappen por boxes, mientras McLaren no acertaba a cumplir con Norris. Donde las dan las toman, pensaron en la escudería austriaca. "Esto es por lo que sucedió en Miami", recordaron a Mad Max, que había perdido aquella victoria frente a Norris por otro coche de seguridad.

Con más de la mitad de carrera por delante, Verstappen atrapaba al fin la primera plaza. En la elección de las últimas gomas, a la espera del momento idóneo para retirar las de mojado, se resolvería todo. El primer envite, totalmente a la desesperada, lo lanzó Ferrari con Charles Leclerc, perdido en las profundidades. Una avería en el motor provocaría su retirada.

Hubo que esperar un poco más para el primer órdago serio, de Mercedes con Lewis Hamilton. Por entonces, la zona más resbaladiza se situaba en las curvas 1 y 2, aunque el resto del circuito tampoco permitía la mínima indecisión. Sólo alguien heterodoxo como Alex Albon podía animarse a una maniobra tan genial ante Esteban Ocon y Ricciardo, justo antes de la recta de meta. El resto, incluidos los favoritos, debían conformarse con subsistir.

Alonso se había batido rueda con rueda frente a Hamilton, equiparando sus cronos con los de los favoritos. Tanto empeño quedó devaluado por los mecánicos de Aston Martin, con 4,3 segundos en el pit-stop. En su regreso a la pista, el asturiano ya se temió lo peor: "Quizá deberíamos haber montado las gomas para seco". Dos minutos después, cuando le confirmaron el parte meteorológico, Fernando supo que las 19 vueltas que le quedaban con el intermedio de lluvia se harían largas.

en busca del 'overcut'

Red Bull emuló de inmediato a Mercedes, mientras McLaren mantuvo a Norris, en busca del overcut. Había escasísimo margen entre ambos y así quedó patente en la reincorporación del británico. A la desesperada, con el coche cruzado, buscaba tracción Lando por el carril seco. No hubo suerte para la gente de Woking. Aun sin poder acercarse a los pianos, Verstappen se perfilaba como gran favorito. Tampoco el último safety car truncaría sus opciones.

La neutralización, en este caso, debió atribuirse a Carlos Sainz, con una pifia en la curva 7 que dejaría fuera de combate a Albon. Aunque supo sacar el Ferrari de la pradera empapada, nada quedaba ya por delante para el madrileño. Este doble abandono, apenas un par de semanas después del confeti en Mónaco, deja muy tocada a la gente de Maranello. Tampoco Sergio Pérez recordará con nostalgia un domingo donde acabaría sin alerón trasero. El bagaje de Checo en las tres últimas citas se reduce a los cuatro puntos de Imola.

Una 'pole' con el mismo tiempo, 27 años después: la euforia de George Russell y el desplome de Ferrari en Montreal

Una ‘pole’ con el mismo tiempo, 27 años después: la euforia de George Russell y el desplome de Ferrari en Montreal

Difícil recordar una sesión clasificatoria tan dispar, tan divertida, tan necesaria. George Russell conquistó en Montreal la segunda pole de su vida, con el mismo crono que Max Verstappen (1:12.000). Desde el GP de Europa de 1997, la Fórmula 1 no asistía a un desenlace similar. Y desde el GP de Bélgica 2021, con sus dos coches fuera de la Q3, Ferrari no fracasaba de un modo tan insolente. Entre tantos sobresaltos, Fernando Alonso pudo al menos salvar la situación para Aston Martin, con un sexto puesto en la parrilla que bien debe dejarle satisfecho.

Había que oír gritar a Russell cuando le cantaron por radio la buena nueva. Y ver la cara de satisfacción de Verstappen, víctima de numerosos problemas a lo largo del fin de semana, ante las cámaras. Las actualizaciones aerodinámicas habían convertido a Mercedes en la referencia, mientras Red Bull tenía que esforzarse como uno más. Otro síntoma de que algo anda cambiando en el Mundial 2024.

En verdad, Red Bull había perdido por el camino a Sergio Pérez, recién renovado hasta 2025. Por tercera carrera consecutiva, el mexicano no lograba alcanzar la Q2, sin poder alcanzar siquiera a Daniel Ricciardo y Yuki Tsunoda, los pilotos de Visa Cash App RB, filial de la escudería austriaca. Sobrevolaban las nubes por el Circuito Gilles Villeneuve, sin descargar nunca con la intensidad esperada, mientras Checo pagaba su frustración a base de puñetazos.

El susto en la curva 4

Verstappen ya había padecido lo suyo, salvando la papeleta en la Q2 al volante de un RB20 inestable, impredecible. Russell también pudo esquivar el desastre con un rectificado en la curva 4, rematado con un alarido: "Santo Cielo". En ese momento, el más inspirado parecía Lewis Hamilton, dominador en el primer parcial, el más decisivo en este trazado. Sin embargo, el heptacampeón se vino abajo en el momento decisivo y partirá séptimo.

Aunque si algún equipo estuvo irreconocible, sólo cabe señalar a Ferrari. Sin estabilidad, sin velocidad en un trazado donde se perfilaban como favoritos, Carlos Sainz y Charles Leclerc cayeron con estrépito en la Q2. Dos semanas después de su triunfo en casa, el monegasco andaba tan furioso que ni siquiera quiso decir nada en caliente. Carlos, algo más comedido, hizo hincapié en la falta de agarre.

"No vamos a ninguna parte"

Esas gotas caprichosas, ese continuo abrir y cerrar de paraguas, terminaron por desquiciar a Ferrari. No aprovecharon un rebufo, no encontraron soluciones en una pista siempre cambiante y perdieron la batalla ante el Williams de Alex Albon. Cuando pudo tranquilizarse, el veredicto de Leclerc ante los micrófonos resultaba demoledor: "En condiciones de seco simplemente no vamos a ninguna parte. El coche, sencillamente, se siente mal".

En esas aguas procelosas, Aston Martin supo al menos optimizar sus recursos. Durante la Q3, después de que todos optasen por los neumáticos usados para su primer intento, Alonso se sacó de la manga una fantástica vuelta (1:12.228), casi medio segundo más rápido que Lance Stroll. Trepar tres posiciones más hasta el podio, desde luego, se antoja casi una fantasía ante McLaren. Porque Lando Norris y Oscar Piastri, tercero y cuarto, se perfilan con más opciones de pelear contra Russell y Verstappen que de ceder terreno ante el AMR-24.

Fernando Alonso aprovecha el momento y marca el mejor crono en Montreal

Fernando Alonso aprovecha el momento y marca el mejor crono en Montreal

Las dificultades en el Circuito Gilles Villeneuve, sobre un asfalto deslizante y una constante amenaza desde el cielo, favorecieron a Fernando Alonso, quizá el mayor especialista de la parrilla en condiciones mixtas. El bicampeón mundial cerró el viernes marcando el mejor tiempo de la segunda sesión libre (1:15.810), con 46 centésimas sobre George Russell y 65 ante Lance Stroll, al volante del otro Aston Martin. El escaso agarre no iba a disuadir al asturiano, que estableció su crono antes de la aparición de la lluvia, evidenciando sus buenas sensaciones en una pista donde hace sólo un año se quedó muy cerca de la victoria.

El relevo inicial de 14 vueltas con el neumático blando bastó a Alonso para dominar la tabla. Después de que las nubes descargasen, en el tramo final, los favoritos debieron montar gomas intermedias de lluvia. Y ni siquiera así pudieron librarse de los sustos. De hecho, Lewis Hamilton debió hacer malabarismos para evitar un golpe contra las protecciones de la Curva 4. Y Charles Leclerc sufría más de lo habitual, con un trompo de 360º en la Curva 10.

A diferencia de lo sucedido en Imola, Aston Martin sí escogió esta vez el momento idóneo para salir a pista. La rapidez del AMR24 a la hora de calentar los neumáticos impulsó a Alonso, necesitado de un paso adelante tras dos carreras consecutivas fuera de los puntos. En cualquier caso, no conviene extraer conclusiones definitivas en un viernes plagado de interrupciones por la lluvia.

Demasiadas incógnitas

Ningún equipo pudo completar las habituales simulaciones, donde suelen recopilar datos imprescindibles para la carrera. Tampoco se dispuso de tiempo para comprobar el rendimiento del neumático medio, el que mejor parece adaptarse a esta pista, por su aguante a la degradación. Hay tantos interrogantes que ni siquiera Mercedes llegó a montar el alerón delantero, con el que pretende acercarse a los tiempos de Ferrari y McLaren.

Durante la sesión matinal, Lando Norris había liderado la tabla (1:24.435), con 32 centésimas de ventaja ante Carlos Sainz y 87 frente a Leclerc. Ni McLaren ni Ferrari han traído a Canadá mejoras aerodinámicas, mientras Red Bull estrena alerón trasero. El otro momento reseñable de la FP1 fue el accidente de Guanyu Zhou, que desencedenaría una bandera roja.

Aún peor corrieron las cosas para Red Bull, lejos de la cabeza y víctima de una severa avería en el monoplaza de Max Verstappen. A falta de media hora para el final de la segunda sesión, el tricampeón mundial detectó olor a quemado, por lo que su equipo le conminó a activar el protocolo de seguridad. De inmediato, una nube de mecánicos acordonaría el RB20, negando cualquier resquicio a la curiosidad de las cámaras.

Tras desmontar casi por completo el coche, la escudería capitaneada por Christian Horner informó de un problema en el Sistema de Recuperación de Energía (ERS). Otro revés para el tricampeón mundial, que ha perdido el aura de invulnerabilidad con la que venía dominando el Mundial desde 2021. Pese a sus cinco victorias en las ocho primeras carreras, Mad Max ya arrastró problemas de fiabilidad en Australia y falta de ritmo en Miami y Mónaco.

El despiste de Fernando Alonso y el primer cero para Aston Martin: “Ni siquiera tenemos el quinto coche”

Actualizado Domingo, 26 mayo 2024 - 20:12

Dos domingos consecutivos sin opción alguna de lograr algo grande no dejarán una digestión fácil a Fernando Alonso. Sin embargo, el asturiano dibujó más de una sonrisa durante su atención a la prensa en Mónaco, admitiendo un desliz inusual para alguien que controla y maneja cada detalle de las carreras.

La confusión se desencadenó cuando los comisarios reordenaron la parrilla tras la bandera roja por el accidente de Sergio Pérez. En ese momento, su compañero Lance Stroll ocupaba la décima posición, pero Carlos Sainz fue readmitido tras llevar su Ferrari a los boxes con un neumático inservible. "Luego Lance sufrió el pinchazo y pensé que tenía toda la responsabilidad sobre mis hombros, con gomas muy viejas, para llevarme ese punto. Así que piloté durante 50 vueltas pensando que era décimo", concedió el líder de Aston Martin.

Evidentemente, nada más cruzar la línea de meta sus ingenieros le advirtieron del error. "En ese momento sentí que el estrés no había servido para nada. En cualquier caso, todo esto me mantuvo despierto", añadió Alonso con cierta simpatía. Esa mueca se borraba al recordar el infortunio en la elección inicial de los Pirelli. "Fue un poco desafortunado para nosotros y extremadamente afortunado para quienes comenzaron con el medio y luego pusieron el duro. Era una oportunidad mágica", analizó.

"Es una pregunta para Mike"

El gesto de Fernando se torció aún más cuando le cuestionaron sobre la situación actual del AMR24, que viene perdiendo prestaciones semana tras semana. "Si sólo valoramos los resultados ni siquiera tenemos el quinto mejor coche. Pero es una pregunta para Mike", lanzó, en referencia al team principal de Aston Martin.

Desde luego, la reacción de Mike Krack y la fábrica de Silverstone se antoja obligatoria, porque el AMR24 se vuelve cada vez más crítico. "Quizá todos los coches se han vuelto más difíciles de conducir. Tal vez sea nuestro caso también, porque no podemos extraer más carga aerodinámica", valoró. Con Mercedes a 52 puntos de distancia, la prioridad a medio plazo será conservar la quinta posición ante Visa Cash RB, que ahora acumula 20 menos en la tabla.

Nada más bajarse del coche, en el diminuto parc fermé de Mónaco, Alonso pasó revista, casi uno a uno, al resto de monoplazas. Si hace apenas un año el triunfo se escapó por centímetros ante Max Verstappen, las conclusiones ahora resultan desalentadoras. No sólo por el primer cero del curso para Aston Martin, sino por la inercia.

Casi seis años después

"Ha sido otro día duro, comprometido por la qualy del sábado, con ambos coches fuera del top-10. Ahora es el momento de reagruparnos como equipo, centrarnos en mejorar y volver más fuertes en Canadá", vaticinó Krack. Aunque sólo bastaba observar el rictus de Andy Stevenson, director deportivo, para comprender el sentir general.

El cierre al pésimo fin de semana para Alonso se consumó al ceder el paso ante los líderes. Casi seis años después de aquel infausto GP de Brasil con McLaren, el bicampeón mundial fue doblado dos veces en carrera.

Charles Leclerc cumple su sueño y Carlos Sainz sobrevive a un pinchazo para subir al podio

Charles Leclerc cumple su sueño y Carlos Sainz sobrevive a un pinchazo para subir al podio

No hubo una triste variación entre el orden de salida y el de meta entre los 10 primeros clasificados del GP de Mónaco. La tarde primaveral en la Costa Azul, de una fantasía inenarrable, bien merecía más, aunque eso nada importe a Charles Leclerc, que al fin ganó en casa, por delante de Oscar Piastri y Carlos Sainz. Dos veces doblaron los líderes a Fernando Alonso, undécimo bajo la bandera a cuadros. Y no hubo opción de disfrutar siquiera con Max Verstappen, que ve recortada su ventaja en el Mundial a 32 puntos.

A última hora del sábado, Sainz quiso estirar las piernas con un paseo en bicicleta. Mientras regresaba al paddock en dos ruedas, algunos tifosi le desearon suerte, porque el 1-2 de Ferrari no se antojaba tan lejano. La premisa era ayudar a Leclerc, pero Carlos quiso lanzarse de inicio a por Piastri. Acechó en Santa Devota, con la mala suerte de que el roce con la rueda del McLaren agujerearía su neumático delantero izquierdo.

Una salida catastrófica allá donde se mirase. En el sector de Beau Rivage, Kevin Magnussen metió el morro, por donde no debía, a Sergio Pérez. Venía cediendo terreno el mexicano y lo pagó carísimo, pero aún pudo sentirse afortunado porque el impacto contra las barreras dejó su Red Bull reducido a chatarra.

Guerra en Alpine

A la entrada del túnel, el pique entre Pierre Gasly y Esteban Ocon hizo reventar la efímera paz de Alpine. Igual que el danés de Haas, el ex socio de Alonso se emperró buscando un espacio que sólo un lunático podía imaginar. Su vuelo, aun a velocidad reducida, aterrorizaría a niños y mayores. "La maniobra de Esteban estuvo totalmente fuera de lugar, así que deberá asumir las consecuencias", adelantó Bruno Famin, team principal de Alpine.

Los trabajos en las inmediaciones de Massenet se prolongaron durante tres cuartos de hora. Tiempo suficiente para que McLaren reparase los daños en el suelo y uno de los pontones de Piastri. Y para que Sainz empujase, a trompicones, su SF24 hasta el garaje. "Dime que arrancaré otra vez desde la tercera posición", imploró a Riccardo Adami, su ingeniero de pista. Por supuesto, recordaba el precedente del GP de Australia 2023, con aquel incidente con Alonso.

Si hubo alguna buena noticia para el espectáculo debió adjudicarse a los comisarios, que ordenaron una resalida en parado. En el lado negativo, el inevitable cambio de ruedas, durante la bandera roja, de los supervivientes. Todos salvo el Williams de Logan Sargeant. Con 77 vueltas por delante se reducía a cero cualquier posibilidad de emoción durante los pit-stops.

"Decidle a Charles que haga más rápido la vuelta de formación", reclamó Sainz, un piloto disciplinado, pero no tonto. Todo marchaba de cine para Leclerc. Bastaba con superar la primera curva para que la victoria quedase a la mano. La septuagésima edición del GP de Mónaco resultaría tan tediosa como de costumbre.

"En este momento, no ganamos nada yendo más rápido", advirtieron a George Russell, tras el alerón de Lando Norris. Como Ferrari y McLaren habían renunciado a cualquier riesgo con el compuesto duro, a Mercedes y Max Verstappen no les quedó otra que el medio. Por guardar las apariencias, más que por genuina convicción.

Desde el líder a Valtteri Bottas, farolillo rojo, los 15 pilotos en pista gestionaban las gomas, formando la tradicional fila india. Una sola vez amagó Piastri ante Leclerc, en el viraje de Portier. Restaban 59 giros y el único interés se centraba en las conversaciones de radio. Sainz reclamaba información sobre los neumáticos de su compañero. También en la penalización a Ocon, con dos puntos menos en el carnet y 10 segundos. Como ya había abandonado, ese tiempo se transformará en cinco posiciones en la parrilla de Montreal.

Tampoco con los doblados

Alonso había aprovechado un despiste de Daniel Ricciardo para tomar la decimosegunda plaza, a la estela de Lance Stroll. Cuando se cumplía el ecuador de la prueba, el asturiano ya cedía 13 segundos, generando espacio para una parada gratis de su compañero. Por tanto, pronto sería engullido por la cabeza. El otrora momento crítico de los doblajes fue un simple trámite para Leclerc, beneficiado por la pasividad de Piastri.

Stroll aún dispuso de tiempo para otro pinchazo, echando abajo el trabajo de equipo. Aun rodando Fernando undécimo, a un paso del punto de consolación, el único desafío para Aston Martin pasaba por el bonus de la vuelta rápida del 18, el único con los blandos sobre el asfalto. No hubo modo de arrebatar el crono a Lewis Hamilton (1:14.165).

Quede constancia de que, tras más de dos horas, hubo un adelantamiento de Valtteri Bottas a Sargeant. Con todas las de la ley y en el viraje de Mirabeau. No olviden tampoco que en la cita más charme del calendario Kylian Mbappé agitó la bandera en la meta. A seis días de la final de Champions, quien no se conforma es porque no quiere.

El desastre de Fernando Alonso: “Habían aparcado en la Rascasse”

Actualizado Sábado, 25 mayo 2024 - 23:52

Todas las esperanzas se perdieron por los sumideros de Montecarlo, pulidos como el mármol, como corresponde a un Principado. Fernando Alonso cayó en las trampas del tráfico y saldrá hoy decimocuarto, lejos de donde le correspondía. "Me encontré en el lugar equivocado y en el momento equivocado", admitió con resignación. Ahora no le queda sino afrontar otra carrera tan aburrida como la del pasado domingo en Imola.

Tras la bajada del túnel y salir de la nueva chicane, camino de Tabac, su Aston Martin se topó con la lentitud de Pierre Gasly, que levantaba el pie buscando espacio. Según los cálculos del asturiano ahí se escaparon tres décimas. Una eternidad en el trazado más lento del Mundial. Aunque el asunto se torcería del todo en la emblemática Rascasse. Para estupor entre la selecta concurrencia del Paddock Club, el Williams de Alex Albon y el Alpine de Esteban Ocon arruinaban su último intento. El propio Alonso confirmaría que en ese viraje a derechas cayeron otras tres décimas.

"Habían aparcado allí para iniciar la vuelta", ironizó el asturiano, convencido de que si hubiese dispuesto de espacio, sin que nadie le entorpeciese, habría acabado primero la Q1. En cualquier caso, su análisis no puede esconder algunas deficiencias estructurales que este monoplaza vienen apuntando desde el GP de Miami.

"No hay excusas"

De hecho, Aston Martin fue el único de los 10 equipos que no mejoró su crono de 2023 en Mónaco. Mientras la dentellada de McLaren, con Oscar Piastri al frente, se estiraba a 1,83 segundos, el mejor intento de Lance Stroll se quedó a 11 centésimas del rubricado por Alonso hace 12 meses. El anodino desempeño del canadiense por la Q2, sin opciones frente a Yuki Tsunoda, Daniel Ricciardo, Ocon, Gasly o Albon, terminaría relegándole a la decimocuarta plaza.

"Ha sido un día realmente duro y no hay excusas. Simplemente no teníamos un coche capaz de entrar en el top-10", admitió Mike Krack, el team principal de Aston Martin. El panorama, desde luego, pinta tan negro como durante durante el GP de Singapur y el GP de Estados Unidos, las dos últimas ocasiones en que la escudería de Silverstone hubo de anotarse un cero. "Debemos mejorar el rendimiento de cara al futuro", sentenció Krack, con una crudeza que escocía en el hospitality verde.

Sólo a última hora de la tarde, cuando la música techno empezaba a atronar en los yates, Aston Martin pudo encontrar un pequeño resquicio gracias a la doble sanción a Haas. Según los comisarios, Nico Hulkenberg y Kevin Magnussen, rapidísimos desde la Q1, habían montado un alerón trasero ilegal, que anulaba todo sus tiempos de la qualy. Por tanto, Alonso avanzaba de la decimosexta a la decimocuarta plaza en la parrilla, mientras Stroll pasaba a la decimosegunda.

"No sufrir sustos"

En cualquier caso, el doble ganador de las 24 Horas de Le Mans se sabía con ritmo para codearse entre la elite, como venía demostrando desde la segunda sesión libre del viernes. Desde entonces, Aston Martin había montado una especificación de motor más arriesgada que el resto, reduciendo asimismo la carga de gasolina. Un par de factores que terminaban trasladándose a la tabla de tiempos.

"El coche sigue siendo difícil de llevar, así que lo importante es no sufrir sustos y tratar de mantenerlo en pista", reconoció Alonso, que este fin de semana se ha convertido en el primer piloto de la historia con 20 participaciones en Mónaco. Además de probar piezas para el GP de Canadá, su única motivación de hoy será trepar hasta el top-10. Si alcanza, al menos, un punto igualará un récord de longevidad de Michael Schumacher. Desde el GP de Italia de 1991 al GP de Brasil 2012, El Kaiser fue acumulando su botín. Alonso inició la cuenta en el GP de Australia 2003. Han transcurrido, exactamente, 21 años, dos meses y 17 días.

Charles Leclerc vuela hacia la 'pole' y Fernando Alonso se pierde en el tráfico

Charles Leclerc vuela hacia la ‘pole’ y Fernando Alonso se pierde en el tráfico

Una estampa devota corre estos días de mano en mano entre los tifosi desplazados a Mónaco. Se trata de la efigie de Charles Leclerc ataviado con los símbolos de la Santa Cruz de Cristo y el lema Ovunque Proteggimi (protégeme en todas partes). La enésima muestra de la veneración por Il Predestinato, autor de la 250ª pole de Ferrari en la Fórmula 1. Leclerc impuso su talento en el Principado (1:10.270) por delante de Oscar Piastri y Carlos Sainz, mientras Fernando Alonso se desplomaba en la Q1, víctima del tráfico.

A pie de garaje, Piero Ferrari, hijo de Il Commendatore, festejaba con la lógica euforia muy cerca de Nicolas Todt, agente de Leclerc y continuador de otro mito de la Scuderia. Desde su fichaje en 2019, una de las obsesiones de su piloto pasaba por un triunfo en casa. Bajo aquel balcón desde donde seguía las carreras de niño. Ahora, como en 2021 y 2022, queda demasiado cerca como para dejarlo escapar. Por una vez, sin que sirva de precedente, el temible Max Verstappen partirá desde la sexta plaza.

Leclerc venía dominando a su antojo desde el viernes, así que, a la hora de la verdad hubo de limitarse a juntar las piezas. Pese a algunas molestias con los pedales mantuvo el rumbo con firmeza. Incluso si eso contravenía las órdenes de su ingeniero de pista. Cuando Bryan Bozzi le pidió pasar por boxes para probar un tercer juego de neumáticos, se opuso con firmeza. "¡Quedémonos fuera!", exclamó. Había temor, obviamente, a la réplica postrera de Verstappen. Sin embargo, el tricampeón mundial tocó el muro camino de Santa Devota (1:10.567), cediendo terreno también frente a Lando Norris y George Russell.

En cinco centésimas

De la tercera a la séptima plaza, el orden se manejó en apenas cinco centésimas. Y Sainz, como un trueno en el último sector, saboreó lo mejor de la tarta (1:10.518). Pese a los habituales devaneos de Ferrari, el madrileño se siente en una posición privilegiada. De su firmeza ante McLaren y Verstappen, dependerá el podio, o incluso el 1-2, rojo.

De momento, la escudería dirigida por Fred Vasseur ya ha cumplido la mitad del trato. Pese a la pericia de Leclerc, cualquier eventualidad podría haber echado abajo el sábado. Aquí hay que medir cuidadosamente la carga de gasolina, porque cada gramo puede traducirse en milésimas. Y elegir el momento de salir al asfalto, en busca del momento idóneo, evitando los líos del tráfico. De inicio, Alex Albon ya se cruzó en el camino de Sainz, mientras Leclerc arrastraba algo en el alerón delantero.

No sólo había que mirar al coche de delante, sino anticiparse a lo que vendría a continuación. A falta de banderas amarillas y siniestros, la Q1 demostró la importancia de este último factor. Ferrari complicó la existencia de Leclerc con una estrategia más bien errática. "Estamos en la peor posición, fuera de fase respecto a los demás", lamentó el monegasco.

El tapón de Alpine

Desde sus asientos en el Paddock Club, cientos de invitados VIP apuraban su cóctel, totalmente ajenos al drama de Aston Martin. Alonso había buscado sitio ralentizando en la Rascasse, antes de lamentar su suerte por radio: "Hay un tráfico horrible". Antes de lanzarse a por el tiempo, en el garaje decidieron un pequeño cambio en el alerón delantero. Todo terminaría afectando para consumar el desastre. Los Alpine, cosas de la fatalidad, se interfirieron en su camino. Incluso con las gomas nuevas, el asturiano no supo encontrar ni el espacio ni la inspiración para completar su vuelta: 18.7, en el primer parcial, 34.0, en el intermedio y 19.1 para cerrar. A 22 centésimas de un Daniel Ricciardo que venía penando desde el viernes.

Aún peor corrieron las cosas para Sergio Pérez, ganador en el Principado hace dos años. El mexicano, antepenúltimo, sólo rodó más rápido que Valtteri Bottas y Guanyu Zhou, ambos con Sauber. Christian Horner, team principal de Red Bull deberá evaluar las causas, aunque no parece tolerable que la distancia entre Pérez y la elite sea cada día mayor.

De hecho, tampoco debería asumirse con tanta naturalidad en Aston Martin que Lance Stroll ni siquiera presentase oposición en la Q2 frente a los Visa Cash de Yuki Tsunoda y Ricciardo. Con su 1:11.563, el hijo del propietario quedó a 34 centésimas del corte, marcado por el Williams de Alex Albon. Hasta ese momento, los favoritos se habían turnado en cabeza con asiduidad desconcertante. Del doblete de Mercedes para abrir la Q1, a una gran vuelta de Lando Norris con la que dominó la segunda criba. Mientras tanto, Verstappen se mantenía a la expectativa.

Aston Martin y Mercedes, atados a un mismo destino

Actualizado Viernes, 24 mayo 2024 - 23:38

Desde el anuncio de su renovación hasta 2026, Fernando Alonso sólo ha sumado nueve puntos en las tres últimas carreras. Su peor balance con Aston Martin desde el pasado septiembre, cuando tuvo que conformarse con seis en Monza, Singapur y Suzuka. La inercia del equipo, quinto en el Mundial con poco más de la mitad del botín de Mercedes, se antoja tan delicada como la de las Flechas de Plata, relegadas de la lucha por los podios por McLaren y Ferrari. Aunque lo preocupante de este declive paralelo es que no debe achacarse a la casualidad, sino a una suma de razones técnicas que vienen hilvanando, para lo bueno y para lo malo, su destino.

Hace apenas un año, Alonso se quedó muy cerca de su tercera victoria en el GP de Mónaco, que terminaría escapándose por culpa de las cambiantes condiciones atmosféricas y la velocidad de Max Verstappen. Ayer, tras renunciar al programa de mejoras aerodinámicas, apostando por una configuración menos ambiciosa pero con la que se siente más confiado junto a los muros, el asturiano rodó a sólo 18 centésimas de Charles Leclerc, autor del mejor crono del día (1:11.278).

El trazado más lento del Mundial no servirá para extraer conclusiones definitivas sobre el paquete estrenado en Imola. Tampoco la próxima cita del calendario en Montreal. Sin embargo, Aston Martin necesita comprender cuanto antes el comportamiento de su monoplaza, que la pasada semana se mostró demasiado errático en la clasificación y sin ritmo durante la carrera. Unas carencias calcadas a las de Mercedes, la escudería que le suministra la suspensión trasera y la caja de cambios.

Desde el inicio del Mundial, el equipo dirigido por Toto Wolff viene arrastrando deficiencias estructurales que representan una herencia envenenada para Alonso. Mercedes no encuentra un equilibrio entre la parte trasera -que sobrecalienta los neumáticos- y la delantera -que no logra ponerlos en temperatura-. De igual modo, Aston Martin sufre una tremenda degradación en las gomas de atrás y falta de equilibrio en la parte delantera, que se traduce en un demoledor subviraje. Mantenerse en la trazada ha resultado casi una heroicidad para Lance Stroll y Alonso.

El canadiense reiteró ayer sus quejas sobre el comportamiento nervioso del AMR24 en los virajes y sus agobios para tomar los pianos. Un sentimiento compartido por Alonso, que venía de probar muchas novedades en Imola. «Tenemos que seguir trabajando en el equilibrio del coche», sentenció el doble ganador de las 24 Horas de Le Mans, absolutamente consciente de la situación. En la tarde de ayer, con el alerón delantero viejo y un trasero específico de alta carga aerodinámica, exhibió su voracidad de siempre (1:11.753), con seis centésimas de margen sobre Verstappen.

La propia naturaleza de estos monoplazas hace que al añadir carga, con la que se mejora el paso por curva, la conducción se vuelva mucho más crítica. De sobra lo saben en Mercedes, donde Hamilton lideró ayer los primeros libres (1:12.198) y únicamenteentregó 18 centésimas por la tarde ante Leclerc. El heptacampeón montaba un ala delantera antigua, mientras George Russell, tercero y décimo, sí contó con el nuevo paquete.

El pasado domingo, tres horas antes de la salida en Imola, Aston Martin intentó ofrecer explicaciones. Tom McCullough, jefe de rendimiento, tuvo que componer su mejor sonrisa en el hospitality ante la docena de preguntas que se le venían encima. Como la tarde iba a terminar igual de torcida, con Alonso último bajo la bandera a cuadros, Mike Krack debió admitir lo evidente. "El coche es difícil de conducir", dijo el team principal. Las actualizaciones aerodinámicas habían supuesto un pequeño paso en cuanto a rendimiento, pero también habían llevado a la grava al asturiano. Y aquel accidente durante la FP3 representa un feo precedente en Montecarlo.

Pese a la millonaria inversión de Lawrence Stroll y el febril trabajo en la fábrica, lo cierto es que Aston Martin necesita un golpe de timón. En primer lugar, para mantener encendida la llama de Alonso, ya que el ovetense siempre precisa un proyecto competitivo (y si no se lo aseguran, nadie sabe lo que sucedería con su contrato). En segundo lugar, para deshacerse de esta engorrosa herencia de Mercedes. En condiciones normales, pese a las evoluciones estrenadas en Imola y Miami, las Flechas de Plata siguen a siete décimas de Red Bull.

Hamilton y Alonso recuperan el aliento en Mónaco

Actualizado Viernes, 24 mayo 2024 - 15:22

Lewis Hamilton lleva tres años en Mónaco sin rodar una sola vuelta de carrera entre los tres primeros. Desde su victoria en 2019, el heptacampeón no encuntra modo de acercarse a su cuarta victoria en el Principado, pero al menos este viernes llevó algo de esperanza a Mercedes. Suyo fue el mejor crono de la primera sesión libre (1:12.198), por delante de Charles Leclerc y George Russell. A esa ola de optimismo también pudo subirse Fernando Alonso, sexto a 60 centésimas, mientras Carlos Sainz finalizó décimo, a 81.

"El volante pesa demasiado, así que necesito un poco más de asistencia", detalló el asturiano por radio. Porque sólo sintiéndose cómodo hay opciones de remontar el vuelo en Mónaco, donde Aston Martin volvió al alerón trasero previo a Imola. La configuración específica de Mónaco, sin ofrecer resultados espectaculares, bastó al menos para meter a los dos monoplazas verdes por delante de Red Bull.

Siempre hay que valorar con precaución los tiempos del viernes, aunque la irrupción de Mercedes y los problemas del RB20, undécimo y decimosegundo, acaparen los titulares. Ferrari, como apuntaban los pronósticos, dará batalla hasta el final, en cerrada pugna con McLaren.

Nubarrones negros

A falta de un cuarto de hora para el final, Guanyu Zhou se dejó el endplate del Sauber en Beau Rivage y los restos de fibra de carbono casi provocan un destrozo a Leclerc. La bandera roja duró muy poco, aunque nada más reanudarse la acción Kevin Magnussen se cruzó en el camino de Yuki Tsunoda a la entrada del pit-lane. A la iracunda reacción del japonés siguió la investigación de los comisarios.

Tras las montañas acechaban nubarrones negros, que descargaron unas gotas casi imperceptibles. No hubo necesidad de neumáticos de mojado, pero sí de paciencia para evaluar la confusión en Red Bull. Después de un inicio alentador, Max Verstappen lanzó demasiados mensajes por radio. Y ninguno bueno: "Tengo problemas con los baches y cualquier corrección sólo empeora las cosas". Sergio Pérez, ganador en el Principado hace dos años, tampoco se encontraba precisamente cómodo.

"Algunas vueltas buenas"

Las trampas de Mónaco acechan en cada rincón, en cada bajada a la piscina, donde Hamilton y Sainz bloquearon in extremis. Aún cuenta con margen de mejora el madrileño si quiere igualar sus fantásticas actuaciones de 2021 y 2022. El primer desafío será poner en aprietos a Leclerc, cuya velocidad fue elogiada por Bryan Bozzi, su nuevo ingeniero. "Estás haciendo algunas vueltas buenas". En una de ellas, antes de probar el neumático medio, el monegasco besó las protecciones camino de la Rascasse.

Como cierre negativo, una mención a Alpine, que venía progresando desde Miami, pero que esta vez sufrió sendas averías. La más grave, para Pierre Gasly, con sólo 10 vueltas en su casillero y último en la tabla. Esteban Ocon, decimoctavo, ni siquiera pudo con el Williams de Logan Sargeant.

El conato de incendio en los frenos de Fernando Alonso: “Se me hizo largo”

Actualizado Domingo, 19 mayo 2024 - 18:15

El sábado, un rebufo involuntario de Nico Hulkenberg había regalado unas centésimas a Max Verstappen, decisivas en su lucha por la pole. De modo que Aston Martin, en busca de la vuelta rápida, quiso sincronizar a sus pilotos durante las tres últimas vueltas en Imola. Sin embargo, Fernando Alonso y Lance Stroll ni siquiera lograron ponerse de acuerdo para arrebatar el bonus a George Russell (1:18.589).

Con este malentendido, la escudería de Silverstone echó el cierre a un nefasto fin de semana en el Autodromo Enzo e Dino Ferrari. "Hemos intentado dar más información y más datos al equipo, con con dos reglajes diferentes en los coches", admitió el bicampeón mundial.

Un domingo de contrastes extremos y numerosos contratiempos incluido el conato de incendio en el monoplaza de Alonso. En la séptima vuelta, nada más cumplir con su pit-stop, el asturiano se vio a un paso del abandono por culpa de su freno delantero izquierdo. "No sabía exactamente qué era. Luego vi que eran los frenos, pero este pit-lane es muy largo y no podía quitar el limitador. Sabía que cuando lo quitase se refrigerarían, pero se me hizo largo", comentó el doble ganador de las 24 Horas de Le Mans.

"Demasiados botes"

Sólo la propia velocidad del coche sofocó las llamas en un monoplaza que desde el viernes había sufrido todo tipo de contratiempos. Los paseos por la grava del viernes y el feo accidente durante la última sesión libre condenaron a Alonso. Así que Mike Krack, team principal de Aston Martin, tuvo que poner en pista dos coches casi antagónicos.

El paquete aerodinámico del asturiano incluía nuevas suspensiones. Y el confiaba en que, con aire limpio por delante, pudiese mantener un ritmo competitivo. Sin embargo, la bofetada de realidad fue más dura de lo esperado. Durante su relevo con el compuesto duro, que apuraría durante 33 vueltas, Fernando no pudo sostener el ritmo de Valtteri Bottas (Sauber).

"El coche da demasiados botes", lamentó Fernando por radio, sobre el set-up elegido. Después de las 63 vueltas a orillas del Santerno, el ritmo del ovetense fue 34 centésimas más lento de promedio que el de Lance Stroll. Tras 29 carreras juntos, el canadiense ganó por sexta vez el cara a cara en carrera. Y nunca, en este año y medio, la distancia en la meta había sido tan favorable para el canadiense.

Si algunas cifras bastan para aclarar lo sucedido, baste recordar que Stroll estiró su primer relevo con los medios durante 37 vueltas, para cerrar las 26 últimas con el duro. Asimismo, Alonso cruzó la bandera a cuadros a 24 segundos de Logan Sargeant (Williams) y a 18 del ya mencionado Bottas. En menos de una semana, Aston Martin necesitará un giro radical para no pasar otro trago por el estilo en las calles de Mónaco.