El instructor del denominado 'caso Negreira' ha citado como investigada por un delito de blanqueo de capitales a Ana Paula Rufas, mujer de José María EnríquezNegreira, tras detectar la Guardia Civil el ingreso de al menos tres millones de euros en sus cuentas durante los últimos años. Asimismo, el juez Joaquín Aguirre ha acordado prorrogar la instrucción de la causa y emplaza a la Guardia Civil a elaborar un nuevo informe definitivo con el origen del dinero de la mujer, dentro del caso en el que se investiga el pago de 8 millones por parte del FC Barcelona al ex número dos del colectivo arbitral. Pese a decretar la citación el juez no ha fijado todavía fecha para la declaración.
Cabe recordar que el Instituto Armado presentó hace varias semanas su informe de conclusiones y en él destacaba el hallazgo de ingresos en las cuentas de la esposa del ex vicepresidente del Comité Técnico Arbitral (CTA) que la Guardia Civil considera que no están suficientemente acreditados.
Por ello la propia Guardia Civil solicitaba al juez que ampliara la investigación para determinar el origen de estos fondos. Fuentes próximas a la familia Negreira aseguran a EL MUNDO que Rufas puede acreditar el origen de las operaciones y que en su mayoría están relacionadas con ventas de propiedades inmobiliarias de su familia. También aluden a que parte de los ingresos detectados por la Guardia Civil se corresponden con el finiquito cobrado al dejar de trabajar para las empresas con las que su marido cobraba del Barça por asesorías ficticias que encubrían el intento de influir en los arbitrajes del primer equipo azulgrana.
Junto a la citación de la mujer de Negreira, avanzada por 'El Confidencial' también están pendiente de que se fije la fecha por parte del juez de las declaraciones como imputados de los ex presidentes del Barça Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu.
El estreno de Dani Olmo con el Barça no pudo ser más feliz. Aunque tuvo que esperar hasta la segunda parte para tener sus primeros minutos con el primer equipo azulgrana, su aportación contribuyó a darle la vuelta al partido y marcó el gol que significó la tercera victoria para los barcelonistas en la Liga. Las cosas, eso sí, no habían empezado tan bien. El Rayo pudo con el conjunto de Flick en unos primeros 45 minutos en los que se adelantó en el marcador y frustró sus ataques pero, tras la igualada de Pedri, ya en el segundo tiempo, acabó por sucumbir por 1-2 ante un equipo al que no se le está dando nada mal tener que remontar para lograr el triunfo.
Vallecas no se le había dado bien a los azulgrana en las últimas temporadas. Y, a decir verdad, los primeros minutos rememoraron los motivos que explican esta circunstancia. Los locales saltaron al terreno de juego tremendamente intensos, peleando por cada balón. Justo, precisamente, lo que pide el técnico germano a sus equipos. Y, además, supieron aprovechar perfectamente uno de esos malentendidos defensivos que tan y tan caros le salieron al Barça de Xavi el curso pasado. Íñigo Martínez trató de tirar el fuera de juego, pero ni Koundé ni Cubarsí le siguieron y De Frutos, llegando prácticamente hasta la cocina por un flanco izquierdo barcelonista defendido por Gerard Martín en su primera titularidad en partido oficial, le sirvió el balón en bandeja a Unai López para propiciar que el 1-0 subiera al marcador antes de que se cumplieran los primeros 10 minutos de juego.
Espoleados por la urgencia, el Barça empezó a rondar con muchísima frecuencia el área rayista. Los locales, valorando su tanto como un tesoro incalculable, cerraron a ultranza sus líneas y provocaron que los intentos de los azulgrana se estrellaran una y otra vez contra su muro defensivo. Bien es cierto también que gran parte de ese peligro nacía en una banda derecha en la que Lamine Yamal y Koundé buscaban desbordar el entramado del Rayo a base de combinaciones. Sus mejores opciones, con todo, acabaron por morir una y otra vez en manos de un Cárdenas que, a decir verdad, no llegó a verse seriamente exigido en ningún momento a lo largo de unos primeros 45 minutos en los que el Rayo aún tendría alguna opción para echarle algo más de sal a la herida barcelonista. El marcador, con todo, no volvería a moverse antes de un descanso en el que Flick decidió propiciar al fin el estreno de Dani Olmo como recambio de un Ferran Torres que no tuvo precisamente el día en Vallecas.
El cambio del Barça
Con Olmo en la mediapunta y Raphinha situado en la banda izquierda, la imagen del Barça mejoró muchísimos enteros en el arranque del segundo tiempo. Y el acoso a la portería rival también se volvió mucho más peligroso en comparación con los primeros 45 minutos. Lewandowski, por ejemplo, no llegó por centímetros a un peligroso centro del brasileño, quien, a su vez, mandó un lejano disparo de falta muy cerca del marco rival. Y, no demasiado después, fue el propio Olmo quien mandó un tremendo zapatazo al larguero. La insistencia azulgrana no tardaría tampoco mucho en encontrar premio. Pedri, tras lanzar a Raphinha en carrera con un pase tan medido como peligroso, acabó por recoger el centro de su compañero y anotar el gol del empate para los barcelonistas.
El Rayo, a pesar del mazazo, se las arregló para serenarse y amenazar de nuevo al Barça. Pero, justo cuando más cerca parecían estar de lograr su objetivo, Lewandowski apareció otra vez. El tanto del polaco, que significaba el 1-2 acabó siendo anulado a instancias del VAR por un contacto de Koundé con Pep Chavarría. La anulación, cómo no, fue recibida prácticamente como un gol a favor por la grada. Sí acabaría por subir al marcador, en cambio, un remate de Dani Olmo a asistencia de Lamine Yamal con el que el de Terrassa le dio los tres puntos a su equipo y convirtió su debut como azulgrana en algo del todo inolvidable.
El Barcelona vive una realidad aún muy complicada. Los problemas económicos que acumuló la entidad en la última etapa del mandato de Josep Maria Bartomeu siguen, a día de hoy, condicionando la configuración de la plantilla barcelonista. Fichar se ha convertido en algo mucho más complicado. Y, además, bien por el hecho de que el rendimiento de algunas incorporaciones no ha sido el esperado, bien porque la caja obliga a ello o bien por otras circunstancias del todo inesperadas, muchas de las contrataciones que se han cerrado a lo largo de esta segunda era de Joan Laporta han pasado de manera fugaz.
De los 25 jugadores que se incorporaron al primer equipo desde el curso 2021/22, el primero completo con el actual máximo dirigente azulgrana al frente de la entidad tras su triunfo en las elecciones de marzo de 2021, sólo ocho siguen formando parte de la plantilla que ahora tiene a su disposición el alemán Hansi Flick. Sólo sobreviven el 32% de los fichados.
En el verano de 2021 se incorporaron a la entidad barcelonista Eric García, Memphis Depay, Sergio Agüero, Yusuf Demir y Luuk de Jong. El argentino tuvo que retirarse de manera abrupta, después de que se le detectaran problemas cardíacos, y Yusuf Demir, pese a firmar un arranque de pretemporada prometedor, se fue diluyendo en los planes del entonces técnico, Ronald Koeman, condicionado por los 10 millones de euros que debía pagar el club si el austríaco jugaba más de 10 partidos. En enero de 2022, ya con Xavi Hernández en el banquillo, llegaron Ferran Torres, Adama Traoré, Dani Alves, incorporado meses antes, pero inscrito entonces, y un Pierre-Emerick Aubameyang, que le dio otro aire al ataque azulgrana. De todas estas incorporaciones, sólo Ferran Torres y Eric García se mantuvieron en la plantilla con vistas a un curso 2022/23 precedido por un verano tremendamente movido en los despachos por la llegada de nuevas incorporaciones.
Entonces, el Barcelona fichó a Raphinha, Jules Koundé, Andreas Christensen, Franck Kessié, Héctor Bellerín, Marcos Alonso, Pablo Torre y Robert Lewandowski, y refichó a Ousmane Dembélé, que había finalizado su compromiso con el club y estaba sin equipo.
Muchos de esos jugadores llegaron a coste cero o a precio muy asequible, pero el club tuvo que rascarse el bolsillo para contratar al extremo brasileño, al central francés y al delantero polaco, activando, para ello, una serie de palancas económicas.
Ese curso, en cambio, no habría ninguna incorporación en la ventana invernal para un conjunto que lograría hacerse con la Supercopa de España y con la Liga. De toda esa retahíla de incorporaciones, Kessié, Bellerín, Marcos Alonso y Dembélé (se marchó al PSG a cambio de 50 millones de euros, de los cuales unos 35 fueron para el club y el resto para el bolsillo del jugador) hicieron las maletas en un verano en el que el Barça tuvo que devanarse los sesos para que llegaran nuevos jugadores a la plantilla.
Para la campaña 2023/24, la que sería la última de Xavi Hernández al frente del banquillo, se cerraron los fichajes de Íñigo Martínez, Oriol Romeu, Ilkay Gündogan y Vítor Roque, quien debía llegar al club el pasado mes de julio, pero cuyo aterrizaje se adelantó al mercado de invierno, y se pactaron además las cesiones de Joao Cancelo, por parte del Manchester City, y de Joao Félix, procedente del Atlético de Madrid. También se recuperó a Fermín. Este verano, Gündogan, que poseía una de las fichas más altas, ha optado por volver al Manchester City, liberando así masa salarial, Oriol Romeu ha sido cedido al Girona, Vítor Roque, al Betis, tal y como oficializó este lunes el club. También se cerró la cesión de Lenglet al Atlético. El Barça ha optado por no buscar fórmulas que permitieran mantener a Cancelo o Joao Félix y, además, ha sellado la venta de Mika Faye al Rennes francés por 10,3 millones de euros. Faye pertenecía al filial pero su venta se ha computado en el global de la primera plantilla.
De todos los fichajes del verano de 2023, sólo Íñigo Martínez, imprescindible para el técnico alemán, sigue en el club. A última hora de la tarde de este lunes, el Barcelona encontró una fórmula para inscribir a Dani Olmo, ausente en los dos primeros partidos de campeonato. LaLiga permitirá la operación por la baja de larga duración de Andreas Christensen, tal y como ya hizo con Iñigo Martínez aprovechando la lesión de Ronald Araujo. «Si un futbolista no juega, no está contento. Pero si está en la lista estará al 100%», había comentado Flick sobre Olmo antes de conocerse la noticia de que podría ser finalmente inscrito.
El ex polivalente jugador del Leipzig y uno de los hombres destacados de la selección española que ganó la Eurocopa no disimuló su malestar el pasado sábado en Montjuïc, cuando vio el partido desde la grada después de tener que ser excluido a última hora de la lista de convocados.
Este martes, el Barça se enfrenta al Rayo Vallecano (21.30 horas) en el feudo de un equipo madrileño que se ha reforzado con la contratación del colombiano James Rodríguez, ex del Real Madrid.
Paulo Pezzolano (Montevideo, 1983) llegó a ser máximo goleador de un Clausura uruguayo antes de dar el salto a España para jugar en el Mallorca de Goyo Manzano, pero su éxito ha llegado desde el banquillo y de la mano de Ronaldo Nazario. Después de unos años en Uruguay y México, llegó al Cruzeiro cuando el exjugador brasileño compró el club, un histórico en horas bajas, y lo ascendió a Primera División. Lo mismo ha conseguido en el Valladolid, con el que ahora visita el Bernabéu. Antes, charla con EL MUNDO sobre el fútbol y la referencia de Guardiola.
¿Cómo cambia un vestuario cuando tiene un año de muchas victorias, como el del año pasado en Segunda, a un curso en el que se supone que perderá más de lo que ganará?
Es algo natural, pero lo vamos a tener que trabajar despacio, porque todos somos conscientes que eso puede suceder. La historia lo marca y es difícil. Sabemos nuestros objetivos, sabemos qué equipos estarán en nuestra Liga, otros con los que será más difícil puntuar.... Pero la ilusión está ahí.
¿Cómo trabaja la cabeza de los jugadores?
Me concentro mucho en lo individual, en la exigencia individual, en estar en cada detalle, usando vídeos individuales y poniendo objetivos individuales. Con eso se busca la rebeldía del jugador, su interés en conseguir el objetivo.
¿Cómo reacciona el futbolista ante ese trabajo psicológico e individual? No todos igual, ¿no?
Bien, porque lo trabajan dentro de lo que ellos quieren. Hay jugadores que quieren lograr algo económico para su familia, otros que quieren llegar a clubes grandes... Cada uno tiene lo suyo y nosotros estamos ahí para recordarle que nada le puede mover de ese objetivo, que no se pueden bajar los brazos. Y ese objetivo individual lleva luego al grupal. El equipo es lo mejor de cada uno.
¿Y Paulo Pezzolano qué objetivo tiene en su carrera?
Lo primero es mejorar para conseguir el objetivo grupal de este año, que es la permanencia. Y luego pues seguir creciendo como entrenador. Mi objetivo individual es que mi equipo sea competitivo, que se vea un equipo duro en la cancha.
Habla usted de "un equipo duro". Hay mucho debate en los últimos años sobre la manera de jugar. ¿Cree que sólo hay una manera de jugar 'bien' o más de una?
Yo siempre había estado en el primer grupo, que sólo se podía jugar de una manera, siempre matando con balón... Es lo que siempre me gustaba. ¿Qué pasa ahora? Que hay que saber adaptarse a los jugadores y a los rivales. Sólo con tener el balón no sirve, va mucho más allá. Con el tiempo vas aprendiendo a valorar y a jugar diferentes partidos dentro de un mismo partido. Tenemos que saber jugar con balón y hacer daño en bloque alto, pero también jugar sin él, duplicar marcas, robar, transición...
El estilo más famoso en España ha sido el 'tiki-taka' y ahora parece que ha cambiado a un fútbol más vertical. ¿Nota usted ciertos prejuicios en los estilos de los equipos? ¿Que sólo se puede jugar a un estilo?
Pasa en todas partes, no sólo en España. Ahora todos los equipos intentan salir jugando desde atrás, desde el portero. ¿Por qué? Porque todos tienen la calidad para hacerlo y se busca el espacio. Si un equipo atrae la presión hacia su portero y centrales, el espacio estará atrás. Todo es un juego de posición, de buscar superioridad, ventaja y ser vertical.
Jugó en la Liga en 2009. ¿Qué cambios nota 15 años después?
Justo eso que estamos hablando. Antes no había tanta visión de ese juego de salida de balón, de buscar superioridades, de 'tikitaka'... Todo evolucionó después de Guardiola. Antes se hacía un poco, pero después de Guardiola hubo un gran cambio en todo el fútbol. Veo que todos los equipos, cada uno a su manera, intentan esas salidas de balón que antes no existían. Ahí está un gran cambio. El otro sería el físico, cada vez hay más partidos y más torneos, así que las pretemporadas son más cortas y más complejas.
¿Guardiola ha sido su referente?
El Barcelona de Guardiola fue al único equipo que superar a su rival, ganando o perdiendo, pero siempre siendo superior. Es lo que todos miramos. Yo querría jugar de esa manera, pero no en todos los equipos se puede hacer. Ese Barcelona era excelente.
Usted ascendió al Cruzeiro a la Serie A brasileña y al Valladolid a LaLiga, en ambos sitios con Ronaldo Nazario como dueño del equipo.
Antes, en Uruguay, habíamos ascendido con Torque a Primera y habíamos ganado con Liverpool el Torneo Intermedio. Luego en México fuimos a Pachuca, que llegamos a semifinales, y después a Cruzeiro. Un equipo con una historia y una presión impresionantes. 60.000 personas en cada partido y conseguimos el ascenso. Y ahora en Valladolid, con la vuelta a la Liga. ¿Y qué puedo decir de Ronaldo? Es algo espectacular. Para mí es uno de los mejores 9 de la historia, y luego como presidente es espectacular, una excelente persona, deja trabajar y cuando quieres hablar de fútbol estás hablando con uno de los mejores de la historia.
¿El fútbol sudamericano es más pasional? ¿Hay más presión que en España?
La presión es individual. Cruzeiro tiene un millón de seguidores y 60.000 en el estadio... El jugador sabe que no puede fallar porque tiene una presión tremenda arriba. Como entrenador, la gente en Sudamérica, en Brasil, Argentina, Uruguay... es pasional y pierde la razón porque el resultado lo es todo, es el 100%. Si ganas eres el mejor, y no ven otra cosa. Se vive de una manera muy intensa. Es brutal. Aquí en España también hay pasión, pero allí es diferente por el número de personas.
"¡Pezzolano, dimisión!", gritó usted mismo en la celebración del ascenso del Valladolid.
Sí, me siento responsable. Es algo pasado y zanjado. Sentí que podíamos generar una unión interna a raíz de eso, hacernos fuertes. Pedí disculpas y me hago cargo. Lo importante era conseguir el objetivo y creo que a partir de ahí ahora la gente está feliz. Quiero gente orgullosa del equipo e identificada con él.
¿De dónde viene Paulo Pezzolano? ¿Cómo era un día en su infancia?
Una familia de barrio. Mi padre carpintero, mi madre ama de casa... Y yo desde pequeño metido en el equipo de fútbol del barrio. El fútbol es el primer deporte de Uruguay, la pasión de cualquiera.
Ahora hay una buena generación en el país, con Valverde, al que se enfrenta hoy, como capitán. Darwin, Araújo...
Llevan viniendo buenas generaciones muchos años, como eran Cavani y Suárez, antes Forlán... Ahora tienen un nivel impresionante y están creciendo como selección de la mano de Bielsa. Están jugando muy bien, muy dinámicos, muy intensos... Esperemos que lleguen los resultados.
Los futbolistas siguen saliendo muy jóvenes de Sudamérica.
Por los clubes. En Uruguay, por ejemplo, el crecimiento para un jugador está en el exterior. El jugador quiere jugar un año y salir joven, porque recibe ofertas mejores y el club gana dinero. Hay mucha tentación económica para ambos.
Nico Williams fue uno de los protagonistas del partido entre el Barça y el Athletic. Tanto dentro como fuera del terreno de juego. Los infructuosos avances del club azulgrana por hacerse con su fichaje este verano, en un intento de que pudiera reeditar la gran sintonía que ha mostrado con Lamine Yamal en la Roja, han sentado mal en el seno del conjunto bilbaíno.
Unos intentos que, desde el punto de vista del presidente de Athletic, Jon Uriarte, llegaron a rozar la falta de respeto. «Han sucedido cosas que no nos han gustado, ha habido faltas de respeto en el caso Nico. Incluso minusvalorando al Athletic Club. Todos fichamos jugadores, pero hay que hacerlo con cierto respeto», aseguró el máximo dirigente rojiblanco en declaraciones a los micrófonos de DAZN.
No hubo comida con la directiva azulgrana, algo justificado sobre el papel por la apretada agenda a raíz de la celebración de la Semana Grande de Bilbao. En cambio, sí estuvo presente en el palco de Montjuïc.
El menor de los hermanos Williams, cómo no, fue recibido inicialmente con pitos por unos seguidores azulgrana que se ilusionaron mucho con la posibilidad de verlo como uno más de los suyos. Pero, con el paso de los minutos, esos pitos fueron paulatinamente desplazados por la más absoluta indiferencia.
Así lo constató, por ejemplo, Ernesto Valverde. «A Nico le he visto muy bien, encarando, haciendo que el rival tuviera que ir hasta su área, haciendo bien su trabajo, el uno contra uno y esperamos que esté incluso mejor a medida que vayan pasando los partidos. Sí es cierto que hubo pitos al principio, ya lo hemos visto, pero al final fue todo más llevadero. El público ha venido sobre todo a animar a su equipo», aseguró el técnico del Athletic, quien tuvo palabras para una nueva hornada de La Masia que cuenta ya con titulares indiscutibles como Cubarsí o Lamine Yamal. «Son jugadores jóvenes, pero con muchísimo talento. Es difícil tapar todas las lineas de pase que puede encontrar Cubarsí, por ejemplo. Y lo de Lamine Yamal ya es otra cuestión. Son jugadores con gran calidad, con un gran futuro, muy fuertes. Tenemos cantera y hay que cuidarla», aseguró. En cuanto al nuevo estilo azulgrana, explicó que, para él, no fue ninguna sorpresa.
«No me ha sorprendido, su planteamiento fue como el que mostró en Valencia. Es como hablar de Lamine Yamal, o, de Messi, y que me preguntéis si me ha sorprendido. La respuesta es 'no, es muy bueno y se va de cualquiera'», sentenció el técnico del Athletic.
Lamine Yamal, precisamente, fue al final determinante para que el Barça abriera el marcador. Incluso, superando previamente a su buen amigo Nico Williams, tal y como confesó el propio crack azulgrana ante los micrófonos de DAZN nada más acabar el partido. «He visto un poco de espacio, he visto que venía Nico, que no es muy intenso en la defensa, y cuando he encontrado espacio, he chutado», resumió, feliz, por supuesto, por haber encadenado la segunda victoria de la temporada y haber ganada ante los suyos.
En los prolegómenos del encuentro, según admitió, sí habló con el menos de los Williams. «Somos muy amigos», admitió, señalando algo que no es un secreto para nadie. Pero, sobre el césped, mientras defiendan colores diferentes, esa amistad se queda en el vestuario. El Barça de Flick, sobre todo, quiere ser implacable. «Lo que intentamos es pensar siempre en el gol. Cuando recuperamos el balón, vamos como flechas a la contra y somos muy peligrosos», zanjó.
El técnico alemán, por su parte, se mostró resignado por no haber podido contar aún con Dani Olmo, pero se mostró esperanzado con vistas al partido ante el Rayo en Vallecas. «No lo sé. Espero que sí. Son cosas que tenemos que aceptar, no podemos cambiarlas, lo sabíamos de antemano. Prefiero no pensar en esto, sino centrarme en lo que puedo hacer», apuntó el alemán, quien considera que su equipo aún puede ir a más. «Creo que siempre es bueno mejorar, es lo que le digo al equipo. Cada partido es un paso adelante para que estemos mejor, es lo que estamos haciendo. Analizaremos el partido y veremos qué podemos hacer mejor para el próximo, tomando las decisiones correctas», sentenció, sin olvidarse, cómo no, de elogiar la aportación de Lewandowski: «Es un profesional y siempre está pendiente de su preparación. La edad no importa. Cuando está en forma y es positivo, puede marcar muchos goles y ayudar en la presión. Necesitábamos ese segundo gol, presionó y lo marcó. Es un jugador top, así lo ha demostrado a lo largo de estos años».
El desinfectante ancestral llamado Flit, que mataba moscas y mosquitos, es afín al nombre de Flick. El técnico alemán se ha convertido en el desinfectante de la era Xavi y, si le dejan, podrá salvar a un paupérrimo Barcelona.
A falta de dinero, cree con fe ciega en los jugadores de La Masía, el mayor milagro de la historia del fútbol. Un nido anual de jugadores excepcionales y sorprendentes.
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El duelo fratricida entre Lamine Yamal y Nico Williams acabó con una trabajada victoria del Barça sobre el Athletic por 2-1. El joven crack azulgrana, quien tiene ya sobre el césped gestos de auténtico veterano, se encargó de abrir el marcador con la involuntaria colaboración de Lekue. Y Robert Lewandowski, un veterano que se empeña en vivir una suerte de juventud eterna, se encargó ya en la segunda parte de remontar la momentánea igualada sellada por Sancet, de penalti, con su tercer gol en la Liga esta temporada. Un tanto al que, además, sumó dos remates al poste rival y un remate acrobático muy bien desbaratado por Alex Padilla. La escuela de porteros de Lezama sigue proporcionando al mundo del fútbol guardametas de excelentes cualidades y rendimiento.
Cómo no, vistos los antecedentes, el partido se presentaba como un duelo entre Lamine y Nico, dos excelentes amigos, hermanos de otra madre en la Roja y fuera de los terrenos de juego. Y, a decir verdad, lo cierto es que los dos pusieron mucho de su parte para hacer honor a esa premisa. Cuando uno de los dos buscaba alguna incursión por su zona de ataque, el otro acudía sin dudarlo para colaborar en tareas defensivas. La grada de Montjuïc se mostró inicialmente tremendamente hostil con el menor de los Williams, si bien esa hostilidad fue bajando decibelios a medida que avanzó el choque hasta que los seguidores barcelonistas optaron por la más total indiferencia.
Por mucho que Nico Williams buscara con ahínco ser protagonista en los primeros compases, fue su hermano Lamine el primero en dejar su impronta. El joven crack azulgrana, tras aprovechar un despeje no muy atinado de Padilla a la salida de un córner y tras marcharse del propio Nico, culminó su acción con un zapatazo que, tras ser desviado levemente por Lekue, acabó por convertirse en el primer tanto del encuentro. La respuesta del 10 del Athletic, casi acto seguido, fue un centro envenenado que puso el miedo en el cuerpo a los barcelonistas. Lewandowski, cuando se encaraba la recta final de la primera parte, tuvo una oportunidad inmejorable para el 2-0 tras una buena combinación entre el propio Lamine y Raphinha, pero su disparo acabó por estrellarse en el palo de la portería rojiblanca.
El Athletic, pese al susto, lograría marcharse al descanso con 1-1 en el marcador. Sancet, al transformar un penalti inicialmente no sancionado por Gil Manzano, quien corrigió su decisión a instancias del VAR, devolvió la igualada al marcador después de que Lewandowski se quejara también de una posible pena máxima que se perdería en el limbo una vez castigada la acción de Cubarsí sobre Berenguer.
En la reanudación, el conjunto de Valverde pareció apostar por dar un paso atrás, conservar la igualada en lugar de buscar el 1-2 y le dejó toda la iniciativa a un Barça que, poco a poco, fue cercando el área rival en busca del gol del triunfo. Avisó Lewandowski, con un remate muy plástico perfectamente respondido por Padilla y un remate de cabeza al travesaño.
A la tercera, en cambio, el polaco no perdonó. Aprovechando un rechace a la desesperada del meta rival tras una internada de Pedri, acabó por mandar al fondo de la red el 2-1 que le serviría al Barça para sellar su segunda victoria en la Liga, por mucho que su rival acelerara un poco las cosas tras el tanto.
Los leones, abandonando el trantrán con el que se plantaron en el césped, trataron de arañar ese mismo punto con el que parecieron conformarse durante muchos minutos. Incluso mostrándose excesivamente contundentes en algunos lances. Su empuje se quedó sin premio.
Lamine Yamal y Nico Williams tienen una conexión especial. Tanto sobre el césped, cuando defienden los colores de la Roja, tal y como quedó demostrado en la pasada Eurocopa, como fuera de él. Mientras duró una competición que culminó con el cuarto título de su historia para la selección española, el joven de los Williams casi siempre estaba cerca de los jugadores del Barça. Una actitud que llevó a propios y extraños a pensar que su fichaje por el club azulgrana no era para nada una quimera. Más aún, cuando tanto el ahora 10 del Athletic, como la última gran perla de La Masía, pasaron también juntos incluso parte de sus vacaciones. Su amistad, a pesar de todo, tendrá que quedar aparcada este mismo sábado, cuando el conjunto que dirige Hansi Flick se mida en Montjuïc a unos leones que han peleado con uñas y dientes para evitar que el jugador hiciera las maletas. Por lo menos, este mismo verano.
El propio presidente, Joan Laporta, en la presentación del técnico germano, dejó caer que el club estaba en disposición de contratar tanto a Dani Olmo, su único gran fichaje, al que se le sumaría también el del joven Pau Víctor, como a Nico Williams. El Athletic, no obstante, removió cielo y tierra para asegurarse la continuidad de un jugador al que le dieron nuevos galones otorgándole un dorsal con tanto peso como el número 10 y por quien estaban incluso más que dispuestos a denunciar al Barça ante la Liga si, finalmente, el club pagaba los 58 millones de euros que figuran ahora mismo en su cláusula de rescisión. Su argumento: que la entidad azulgrana incumpliría los controles económicos de la competición y que superaría el límite salarial que tiene establecido. Algo que se evidenciaría, en este caso, con los problemas que está teniendo el club barcelonista para inscribir a Olmo y que han acabado cristalizando en la salida relámpago deIlkay Gündogan, cuyo regreso al Manchester City traspasado a coste cero se oficializó este mismo viernes.
"Después de sólo un año, ya es hora de decir adiós. Vine aquí para afrontar un reto nuevo y emocionante, y estaba preparado para hacerlo. Lo di todo para luchar por el equipo y el club de la mejor manera posible en una temporada difícil y quería ayudar a mis compañeros en una nueva campaña. Ahora me voy en una situación difícil, pero si mi marcha puede ayudar financieramente al club, eso hace que me sienta un poco menos triste", señaló el alemán en un mensaje escrito en inglés y compartido a través de sus redes sociales. "Después del partido contra el Valencia, tuvimos una conversación honesta y pensé que quería ayudarnos, pero ha cambiado de idea, son cosas que pasan. Le conozco personalmente, ha sido un jugador fantástico para el Barça y sólo puedo decir cosas buenas de él", señaló al respecto Hansi Flick.
Con esta salida, eso sí, espera que Olmo pueda ser al fin inscrito en la Liga. "Dani, está listo para jugar, esperamos que pueda hacerlo, que pueda entrar en el equipo y que pueda ayudarnos. Confío en poder disponer de él lo antes posible", aseguró el técnico alemán, quien tuvo también palabras de elogio para un Lamine Yamal a quien tiene en muy alta consideración. "Jugó la Eurocopa, lleva dos semanas y media entrenando con nosotros y lo que he visto hasta ahora es increíble. Tiene posesión, control... Jugadores como él ayudan enormemente a cualquier equipo. Espero que no repitamos los errores que cometimos en la primera mitad en Valencia y hay que ubicarlo en la posición adecuada», apuntó acerca del joven crack barcelonista. Muchísimo más parco en palabras, eso sí, se mostró a la hora de valorar el juego de un Nico Williams por quien tanto han suspirado los azulgrana.
"No es mi trabajo hablar de él, yo me centro únicamente en mis jugadores. Jules Koundé le frenará bien", se limitó a apuntar Flick acerca del delantero del Athletic. El tira y afloja que han protagonizado tanto la entidad bilbaína como el Barça por el jugador, con el club azulgrana resistiéndose a renunciar a su contratación hasta prácticamente el último momento y los leones jugando todas las cartas posibles para retenerlo, mientras el propio futbolista hacía gestos más dirigidos hacia su continuidad, podría provocar que la grada de Montjuïc le brinde un recibimiento poco amistoso. Ernesto Valverde cree que todo discurrirá con normalidad. "Yo he jugado muchos partidos en Montjuic. Y te garantizo queno es el campo más caliente del mundo, más que nada por la distancia que hay con la gente. Además, es verano. El público animará a su equipo, habrá muchos turistas y la gente estará con ganas de ver al Barça, igual que cuando nosotros jugamos aquí. No espero nada especial", dijo ayer el técnico del Athletic.
No era una visita cualquiera. Después de cuarenta años sin poder ganar un título, el lunes, el Athletic cumplió con un compromiso que llevaba marcado en rojo en el calendario de los despachos de Lezama desde que la Copa volviese a Bilbao subida en La Gabarra. No faltó nadie. Como cada año, jugadores, cuerpo técnico y miembros de la junta directiva acudieron a entregar una ofrenda floral y, en esta ocasión, a ofrecer el título a la Basílica de Nuestra Señora de Begoña. La relación entre ambas instituciones es muy estrecha. Una costumbre llena de simbolismo y espiritualidad que conecta a la Patrona de Vizcaya con el club que hace vibrar a 'La Catedral' del fútbol.
"Es tradición. Para algunas personas puede incluso confundirse con algo religioso, pero no lo es, es sagrado. Es muy importante. Esto provoca una mezcla que en Begoña se da de una manera muy especial porque aquí se la denomina la Amatxu, que en euskera quiere decir: la madre querida", apunta el sacristán Enrique Franco. Una protección maternal que llega hasta el rincón más íntimo del vestuario rojiblanco, donde una estampa de la Virgen acompaña al equipo de Ernesto Valverde y al femenino antes de cada partido. Aun así y como les cuenta su sacerdote, hay ocasiones en las que el esfuerzo y el buen juego son el único camino para llegar a la victoria: "Cuando viene les suele decir que la Virgen no hace milagros, que también hay que entrenar y jugar bien".
Porque el fútbol, para los dirigentes, siempre ha tenido algo místico y espiritual que lo hace especial y más, cuando hay un título en juego. "Un día un presidente del Athletic vino a rezar faltando pocas fechas para que se jugara una final de Copa y cuando entró pensé: "¿A qué habrá venido?" Entonces, le hice una pregunta: "Si se va a tirar un penalti y se santiguan el portero y el jugador que lo va a lanzar, ¿a quién hace caso Dios?" Y el presidente respondió: "Dios no está para esas cosas", recuerda también Franco.
La figura del capellán
España ha sido históricamente un país muy ligado al catolicismo. Sólo hay que acudir a los libros de historia para comprobar la importancia que ha tenido la religión en la sociedad. Sin embargo, los datos del CIS recogidos anualmente por el Observatorio del Laicismo revelan que el número de creyentes en nuestro país habría descendido progresivamente hasta situarse en un 54,4%. Esta cifra contrasta con la realidad de la máxima categoría del fútbol español, donde al menos 14 de los 20 clubes mantienen algún tipo de relación institucional, según sus publicaciones oficiales, con alguna entidad religiosa cercana. Y son este tipo de actos como las ofrendas florales, sumadas a la figura de los capellanes, los elementos imprescindibles para entender cómo se desarrolla el vínculo.
Para algunos estos actos pueden resultar anecdóticos, banales y sin mayor trascendencia, pero la realidad es que su significado trasciende lo meramente futbolístico. El Valencia C.F y su relación con la Virgen de los Desamparados es un gran ejemplo de ello. "Lo más bonito es cuando llega un título" confiesa Álvaro Almenar, vicerrector de la Basílica, capellán oficial del club y declarado valencianista desde pequeño. Aquella última Copa del Rey ganada ante el Barcelona en el Benito Villamarín todavía continúa en el recuerdo.
Este distinguido sacerdote, que tiene el honor de recibir a los jugadores en las visitas, acude al estadio de Mestalla cada partido con una hora de antelación al pitido inicial. Dentro del túnel de vestuarios, se dirige a una pequeña capilla con la imagen de la Virgen y pregunta si algún jugador está disponible para acompañarle en un pequeño rezo: "Normalmente siempre hay alguien que desea hacer alguna pequeña oración. Rezamos un Ave María, entregamos un pequeño ramo de flores, le pedimos que no haya lesiones y que nuestro equipo gane. Con total libertad, a veces viene Jesús Vázquez, Gayá o los lesionados. Luego me subo a mi sitio a ver el partido como un aficionado más".
La búsqueda de la fe
En una plantilla con múltiples religiones y creencias, Almenar admite que siempre se fija en si algún jugador se santigua cuando salta al terreno de juego. Además, reconoce que siempre ha encontrado a alguien dispuesto a compartir con él ese pequeño momento de intimidad: "Es verdad que hoy las plantillas son plurireligiosas, hay quien cree, quien no cree...pero siempre hay un pequeño grupo". Sus homólogos en el Levante, con quienes comparte devoción, realizan una labor similar.
En una de las visitas, un jugador compartió con uno de los capellanes, José Luis Sánchez, un momento inolvidable. "Estando en la Plaza de la Virgen me dijo: "Padre, yo no soy creyente, pero para mí es muy importante buscar lo mejor. Y al igual que yo quiero ser más preciso en la técnica y marcar gol, a mí me gustaría que si usted tiene fundamentos serios para que yo pueda descubrir que sin Dios el hombre no tiene sentido, me los dijera porque soy un hombre abierto, libre y tengo capacidad de escuchar. Fue muy bonito", recuerda emocionado Sánchez.
Barcelona es otra parada obligatoria para entender mejor esta conexión. Desde la construcción del Camp Nou en 1957, los largos pasillos que llevan a los vestuarios escondían una pequeña capilla con la imagen de la Virgen de La Moreneta, patrona de Cataluña. En ese pequeño rincón, protegido a las visitas, se forjaba uno de los vínculos más bonitos de nuestro fútbol.
Joan Laporta saluda a un sacerdote del Santuario de Montserrat durante una de sus últimas visitas.Óscar BardajíMontserrat
Òscar Bardají, director de comunicación del milenario santuario de Montserrat, explica cuál ha sido su uso durante las últimas décadas: "Antes se hacía una misa allí y dependiendo también del año, el 24 de septiembre, que es el aniversario de la inauguración del Camp Nou, iba un sacerdote que también estaba en la Masía y la oficiaba. Ahora se hace menos", matiza. Con el estadio en reconstrucción, el club ha confirmado en un comunicado que la mantendrá en su lugar. Lo único que queda entonces por saber es a qué lado del túnel estará. "Antes daba la casualidad de que la salida de los jugadores se hacía por la derecha, porque el banquillo que utilizaban estaba a ese lado saliendo del túnel. Luego cuando llegó Johan Cruyff lo cambió a la izquierda. Desde entonces, por esa parte pasa el equipo contrario y tiene mejor vista de la capilla. El pase más directo lo tienen ellos. Depende del jugador si tiene una fe religiosa o no", explica Bardají.
Desde el presidente José Luis Núñez, pasando por Sandro Rosell, Josep María Bartomeu y las dos etapas de Joan Laporta, el Barça se ha encomendado año a año a la Virgen para que le ayude a conseguir algunas de sus más increíbles gestas: "Cuando ganó 6-1 al Paris Saint Germain, remontando el 4-0 de la ida, hubo una gran cantidad de seguidores que al día siguiente subieron a Montserrat para dar gracias a la Virgen. Se hicieron hasta programas de radio desde aquí. La gente pensaba que era obra más de La Moreneta que de los propios jugadores", afirma.
Además, fruto de esa unión entre club y santuario, los más jóvenes de La Masía y los niños del coro de la Abadía mantienen una conexión especial más allá de lo futbolístico. "Los chicos más mayores de la escolanía con los de una edad similar de la Masía hacen un intercambio. Una vez suben a Montserrat y luego bajan a la ciudad deportiva y se hace una actividad, juegan un partido y después cantan o vienen aquí y les enseñan las instalaciones...", relata Bardají.
Continuidad en el tiempo
Son esos sentimientos, que solo pueden explicarse a través de la fe, los que llevan a los clubes a continuar con esta tradición ligada a valores como la solidaridad, el compañerismo o el sacrificio. Una filosofía que el Padre Ángel no duda en destacar. Desde su despacho en el madrileño barrio de La Latina, el presidente de Mensajeros de la Paz mantiene un estrecho vínculo con la mayoría de los equipos de fútbol del país.
Las continuas demostraciones de fraternidad y afecto de los clubes con los más necesitados son para él un ejemplo para la sociedad: "El deporte es un ente precioso de convivencia y creo que eso se valora mucho en el fútbol. Nosotros hemos estado con todos los equipos: Real Madrid, Barcelona, Atlético...", afirma el sacerdote.
Todos ellos continúan manteniendo una tradición que, a pesar de la tendencia, ninguno de sus protagonistas espera que desaparezca: "Yo creo que se va sustentando, pero no tiene la vitalidad que tenía antes", comenta Bardají sobre el posible abandono de la actividad. Las ya protocolarias celebraciones de los dos equipos madrileños en la Catedral de la Almudena cuando logran un título, la Gloriosa Virgen Blanca que acompaña los ascensos del C.D. Alavés, la canaria Virgen del Pino que cuida de la U.D. Las Palmas o la Virgen de las Angustias que reza por el Granada son solo algunas muestras de que estos sentimientos continúan latentes entre los aficionados. Sí, es cierto, los datos dicen que España está poco a poco dejando de ser católica, pero el fútbol continúa pidiendo a la Virgen que cuide de su destino.
Tradiciones y rivalidades religiosas en el fútbol europeo
Celtic vs Rangers: Es el derbi religioso por excelencia en Europa. El partido conocido como Old Firm, que enfrenta a los verdiblancos del Celtic y a los azules del Rangers, tiene todavía un enorme trasfondo espiritual. Fundados por un hermano marista católico y reconocidos por su apoyo a la República de Irlanda, los aficionados del Celtic guardan un enorme rechazo a los unionistas y protestantes del Rangers. Su animadversión dentro y fuera de los terrenos de juego sigue provocando algunos incidentes entre jugadores y aficionados.
Southampton y Everton: En la cuna del fútbol mundial también existen orígenes religiosos. El Southampton, conocidos como los "santos" del fútbol inglés y con origen en cinco integrantes de la iglesia de Saint Mary's, que da nombre a su estadio, han vuelto este año a la Premier League. Allí, les espera el Everton, cuyo nombre original fue Sto. Domingo F.C., en honor a la parroquia del distrito. En la actualidad, mantiene una estrecha vinculación con la iglesia situada justo al lado del estadio Goodison Park, San Lucas Evangelista.
Aston Villa: El club dirigido por Unai Emery resalta entre sus grandes tradiciones cada vez que juega como local, el vibrato de las campanas de la iglesia situada a pocos metros del estadio. Un gesto que anima a sus aficionados a entonar su famosa canción "The Bells are ringing" (Las campanas están sonando).
Ni una palabra dijo Hansi Flick en la pausa de hidratación de la primera parte del intenso duelo entre el Valencia y el Barcelona en Mestalla. Habían transcurrido 35 minutos y su equipo no encontraba la forma de dañar a un rival serio que empezaba a crecerse. Los dos canteranos debutantes, Casadó y Bernal, que manejaban el centro del campo no encontraban a Ferran y a Lamine Yamal pegados a la cal y el ataque del Barça era demasiado plano. Necesitaba Flick que el joven jugador que intimida estadios y congrega miradas de rivales despertara.
Por eso su único gesto en ese parón para soportar las altas temperaturas y la humedad de Mestalla fue buscar a su joven estrella. Le sujetó por la cara, en un gesto casi paternal, y lo abrazó. Fue una forma de arroparle en una semana difícil en la que ha tenido que convivir con la tensión de ver cómo su padre era apuñalado. Él quiso jugar este primer partido de Liga, así se lo transmitió al club y al cuerpo técnico. Porque el fútbol es su evasión. Sin embargo, no veía el técnico alemán el descaro que asombró a Europa.
Con gestos se lo dijo. Con palabras Raphinha y Lewandowski en cada momento en que el juego se paraba.
Que Lamine viviera en la oscuridad una buena parte del encuentro fue obra de Jesús Vázquez. El lateral valencianista se convirtió en su sombra, ajustando la presión, anticipándose a sus movimientos y cortando cualquier atisbo de carrera. Le hizo más difícil un partido que ya de por sí lo era. Un mal control que se perdió por banda fue sólo un ejemplo. Sin embargo, la única vez que se le escapó fue para recoger un centro de Balde y asistir a Lewandowski para irse al vestuario con el respiro de haber empatado. Fue el primer fogonazo, pero llegarían más.
Flick volvió a darle cariño en el vestuario, aunque su gen competitivo ya había despertado y su defensor cargaba con una tarjeta amarilla. Era el momento de dar guerra. Tuvo una clara ocasión ante Mamardashvili y empezó a disfrutar. Incluso se atrevió con una ruleta maravillosa para dejar a Ferran en ventaja hacia el área. Pero el alemán, viendo el 1-2 y la necesidad más de amarrar el partido que romperlo, quiso dosificar sus minutos. Le va a necesitar mucho esta temporada. "Es fantástico y lo ha demostrado en un partido muy intenso, una gran batalla por el estadio, la defensa...", aseguró su entrenador tras el partido. Lo ve generando peligro pegado a la banda, pero advierte que puede explotarlo en otras posiciones: "Puede jugar por detrás de Lewandowski, los tres lo pueden hacer", en referencia también a Raphinha y Ferran.
A Lamine le arropó su equipo, pero también Mestalla. Su salida del campo fue entre aplausos de reconocimiento de una afición que, pese a la derrota, no se olvida de que su descaro fue un chute de adrenalina y su fútbol un argumento esencial de España para ser campeona de la Eurocopa. A Flick, que pisaba por primera vez el estadio valencianista, no le sorprendió. "Es fantástico. Todo el mundo le quiere ver jugando. Es normal que se vaya aplaudido".