Carlos Alcaraz no jugará el Mutua Madrid Open por lesión

Carlos Alcaraz no jugará el Mutua Madrid Open por lesión

Carlos Alcaraz no jugará el Mutua Madrid Open que empezó este miércoles por culpa de la lesión en el aductor derecho que sufrió en la final del Trofeo Conde de Godó, según ha podido confirmar EL MUNDO. Después de días de incertidumbre, el actual número tres del mundo lo anunciará este jueves a las 12.30 horas en una rueda de prensa que tendrá lugar en las instalaciones del torneo. El pasado lunes, Alcaraz se sometió a unas pruebas diagnósticas que confirmaron un pequeño desgarro que exige tratamiento y descanso.

La renuncia a jugar el Masters 1000 madrileño es un duro golpe para el tenista, que se proclamó campeón del torneo en dos ocasiones (2022 y 2023) y todavía guarda la decepción por su eliminación el año pasado en cuartos de final. El problema físico que arrastra, además, pone en duda su participación en el Masters 1000 de Roma que empieza el día 7 de mayo y obliga a reajustar su preparación previa a Roland Garros, que dará inicio justo en un mes.

"Me hice unas pruebas el lunes y estoy a la espera. Pensaba a principios de semana que iba a estar mejor, pero la verdad es que estamos un poco fastidiados físicamente y mañana decidiremos. La participación está en duda, porque también hay que escuchar el cuerpo. Mañana hablamos con el equipo médico. Madrid es de los sitios más especiales en los que juego y voy a hacer todo lo posible para poder estar", explicó Alcaraz este miércoles en el programa 'El Hormiguero', última de las muchas obligaciones que tenía esta semana en la capital de España.

Desde que llegó de Barcelona a primera hora del lunes, el campeón de Grand Slam asistió a la gala de los Premios Laureus en Cibeles, a la presentación del propio torneo en la Caja Mágica, a un evento de 'El Pozo en Callao, al estreno de su documental en Netflix en la Torre Picasso y finalmente, este miércoles, al programa de televisión. En medio de esa vorágine no se entrenó y estuvo en contacto con su equipo para valorar las sensaciones.

La última vez que Alcaraz tuvo que parar de jugar fue precisamente hace un año, también en la gira de tierra batida, cuando renunció a disputar el Masters 1000 de Montecarlo, el Trofeo Conde de Godó y el Masters 1000 de Roma por unos problemas en el antebrazo derecho. Entonces, hizo un sobreesfuerzo para estar precisamente en Madrid y luego encadenó sus triunfos en Roland Garros y Wimbledon y la medalla de plata de los Juegos Olímpicos de París.

Güler y Endrick, cara y cruz para Ancelotti: "No puede hacer esas cosas, tiene que aprender"

Güler y Endrick, cara y cruz para Ancelotti: “No puede hacer esas cosas, tiene que aprender”

Arda Güler fue la cara y Endrick la cruz en la salida nocturna del Real Madrid a Getafe. El turco mantuvo a los blancos a cuatro puntos del Barça en la pelea por la Liga con su gol y su brillantez con balón en la creación, mientras que el brasileño falló dos ocasiones claras y recibió la reprimenda de Carlo Ancelotti en el césped y en la sala de prensa.

Al técnico italiano le ha costado mucho dar oportunidades a los jóvenes durante esta temporada. La exigencia del calendario y las derrotas puntuales en Liga y Champions le obligaron a llevaron a insistir con sus estrellas en las alineaciones, dejando poco espacio para las rotaciones. Así lo sufrieron los dos talentos, los últimos en el fondo de armario de Ancelotti.

Arda, que venía de hacer una gran Eurocopa con Turquía, es el 16º futbolista más utilizado por el entrenador transalpino con 1.323 minutos, sumada ya la hora de juego de Getafe. Endrick, por su parte, apenas acumula 700 tras los 60 minutos de ayer por la noche. Sólo Alaba, recuperado de su lesión en Navidad, Vallejo, que no cuenta, y los canteranos que han participado de forma circunstancial y los lesionados de larga duración (Militao y Carvajal) suman menos minutos que ellos.

A pesar de todo, el brasileño ha logrado siete goles, siendo el sexto máximo anotador del equipo, y el turco cuatro, los mismos que Modric. No han tenido minutos, pero sí los han aprovechado cuando han visto la oportunidad.

En Getafe, Güler fue el mejor del Madrid en plena lucha por la Liga. Acostumbrado a jugar en el extremo derecho, retrasó su posición y se convirtió en el timón del equipo, que giró a su alrededor. A sus 20 años, podría estar camino de un cambio de posición, situación similar a la que vivieron antes Kroos o Modric. Así lo ve Ancelotti.

"Al jugar en 4-3-3 puede situarse como interior, pero en el 4-4-2 no puede estar en el doble pivote. El 4-3-3 no siempre lo hemos utilizado, pero esta noche lo ha hecho muy bien ahí. Le falta un poco de contundencia en los duelos, pero tiene mucha calidad. Creo que su futuro va a ser más ahí que más adelante", reflexionó el italiano, que cree que "en el futuro lo podemos ver ahí en un 4-3-3". "Tiene calidad en la construcción, ideas y mucha tranquilidad", finalizó.

En el campo, uno de los futbolistas que más desesperó a Ancelotti fue Endrick, el más joven del vestuario. A sus 18 años, el técnico ha cuidado sus minutos, a pesar del importante montante de su traspaso, y con Mbappé como fijo en la punta del ataque al brasileño le ha costado entrar en la rotación y cuando lo ha hecho no ha convencido al técnico. Tampoco en Getafe, donde le dio una titularidad clave en la Liga y donde terminó sustituyéndole a la hora de juego tras una acción que le enfadó.

En el minuto 56, Endrick se plantó ante Soria e intentó una vaselina que apenas se levantó del suelo. Una ocasión clarísima que podría haber sido el 0-2 definitivo para el Madrid, sentenciando el duelo para mirar ya a la final de Copa. Cuando Ancelotti vio la definición de Endrick, levantó sus brazos enfadado y se giró hacia su hijo Davide señalando a Bellingham, que calentaba en la banda. Quería sacar del campo al brasileño de inmediato y así lo hizo.

Más tarde, en sala de prensa, le lanzó un mensaje directo. "Endrick ha tenido dos oportunidades. En la de la primera parte no lo podía hacer mejor. Y luego en la segunda... Podría ser fuera de juego, pero no puede hacer estas cosas. Es joven y tiene que aprender, tiene que pegarle fuerte. En el fútbol, el 'coup de theatre' (un giro inesperado de guion o una sorpresa) no existe", declaró.

Después de perdonar al Getafe, el Madrid terminó jugando con uno menos por la lesión de Camavinga y sufriendo durante los últimos minutos. El francés sufrió un problema en el aductor y está casi descartado para la final de Copa. Una baja importante para Ancelotti, que planeaba situarle en el lateral izquierdo para tratar de limitar a Lamine Yamal. y que tampoco podrá contar con Alaba, que se retiró en el descanso con molestias.

El tembleque mezquino de Ancelotti

El tembleque mezquino de Ancelotti

Actualizado Jueves, 24 abril 2025 - 00:21

El Madrid sigue en la lucha por la Liga a pesar de Ancelotti, autor de errores tácticos y mezquindades, responsable de despachar el partido con un paupérrimo gol y jugar miserablemente hasta el pitido final. Defendió una ridícula ventaja, que se pudo torcer al jugar los últimos minutos con 10, por sus atrocidades tácticas.

El héroe fue el enorme Arda Güler, gran conductor del juego. En una posición que jamás le había puesto Ancelotti. El pobre ha tenido que esperar hasta los últimos suspiros de la Liga. Una gran injusticia. Fue el único madridista con gol, no como los mediocres Vinicius y Brahim. El brasileño pone enfermo a cualquiera. Y el internacional con Marruecos se cree que el mundo vive con su regate.

Ancelotti se ha rendido ante la maravillosa calidad del turco. Es mejor que Modric y Ceballos juntos, por su calidad, su brújula y su facilidad para hacer goles. Pero no lo pone nunca. Hasta ahora, Carletto le ha dado sólo pan ácimo, con malversación, porque parece que en Estambul Arda rajó del patriarca del pelo blanco. En cuanto le dio mando en el centro mareó al mediocre Getafe.

Ya sé que Bordalás no tiene jugadores de calidad. Aunque, francamente: "Tu fútbol es una mierda, papá". Sólo juega bruscamente y a tirones. Ya sé que no tiene futbolistas, pero se puede hacer algo más que ser sucio, con una capitulo de faltas kafkiano, con el colmo del pésimo Domingos Duarte y Älvaro, que sólo se quiere cargar al Madrid, porque no resultó en la cantera blanca. Su última entrada a los riñones de Courtois era de expulsión.

Ancelotti desarmó tácticamente al equipo al meter atrás a Tchouaméni, que nunca será un central y e,pequeñecer el equipo en la medular. Perjudicó al francés y tampoco le vino bien un descosido Valverde, harto de correr, sin darle siquiera un vaso de agua.

De Vinicius es mejor no hablar. Me produce repulsión, como a muchos madridistas. Es repulsión absoluta. Acabó con Rodrygo. Le hicieron un penalti al final, pero el Comité de Árbitros prohíbe pitar una pena máxima al equipo blanco. Igualito que al Barcelona.

Me destrozan los esquemas Bellingham, en una baja forma espantosa. No es centrocampista ni delantero centro falso. Es un misterio lo que hace. Ya lo escribí incluso el año pasado. Nunca me gustó, ni siquiera en el Dortmund. No sé dónde juega. Quizá en el limbo.

La cicatería de Ancelotti provocó que Camavinga acabara lesionado y ya no podrá ocupar el lateral izquierdo. Y Valverde de lateral derecho por culpa de unos defensas exteriores que nunca dan la talla.

No sé. El Madrid no tiene más remedio que jugar valiente desde el primer minuto la final de Copa, pero si logra un gol no puede caer en las mezquindades italianas de quien aún es su entrenador.

El Madrid sufre en Getafe, pero sale vivo gracias al pie de Arda Güler y las manos de Courtois

El Madrid sufre en Getafe, pero sale vivo gracias al pie de Arda Güler y las manos de Courtois

El Madrid sigue vivo en la guerra de la Liga tras la batalla de Getafe, donde el pie de Arda Güler, timón y goleador, le valió para mantenerse a cuatro puntos del Barça. Tambaleó, eso sí, en un final de infarto donde jugó con uno menos por la lesión de Camavinga. La noche del sur de Madrid la hizo suya Güler. El turco aprovechó las rotaciones de Ancelotti, que sentó a Camavinga, Modric, Ceballos y Bellingham, y se convirtió en el líder del conjunto blanco. Acompañó a Tchouaméni y Valverde en el centro del campo, abandonó la mediapunta, bajó a la base izquierda de la jugada y ordenó y creó para los suyos en una parada clave en la lucha por la Liga. [Narración y estadísticas (0-1)]

El Madrid creció a partir de su pie izquierdo. Calmado, a pesar de la intensidad inicial del Getafe, pausó y aceleró el juego cuando debía, rompiendo líneas en conducción o tocando con los centrales a la espera de la presión rival. Su posición puede abrir una solución para Ancelotti a medio plazo. El Madrid busca desesperadamente un cerebro que complete el puzle de sus próximos años, alguien que sustituya las virtudes de Kroos. Y el turco, mediapunta como el alemán en sus inicios, tiene detalles para crecer en ese puesto.

Y además, Güler puso la guinda a su partido con el 0-1, que asentó las ideas del Madrid en Getafe y puso su mente camino de la final de la Copa del Rey de este sábado ante el Barcelona. Los de Ancelotti fueron superiores al cuadro de Bordalás, que apostó por un bloque sólido en defensa pero sin profundidad en ataque. No le ganó la batalla del centro del campo al Madrid, entregó el balón y estuvo vendido cuando los blancos consiguieron abrir su defensa.

Caminando por el alambre

Valverde y Fran García lo probaron en el primer cuarto de hora, justo antes del gol del turco. Vinicius arrancó en una contra tras un córner de los locales y provocó el tanto. Brahim no aprovechó el pase atrás del brasileño y el rechace terminó en Güler, que batió a Soria con la derecha desde la frontal del área. Sin reacción, el Getafe repitió un plan: balones largos para que Borja Mayoral se peleara con Asencio y alguno de los centrocampistas pudiera lograr una segunda jugada. Tuvo intentos, pero no puso en aprietos a Courtois.

En el otro área, el Madrid se adueñó del balón y buscó romper al espacio con Vinicius y Endrick, que entró en el lugar de Rodrygo y tuvo un mano a mano clarísimo en el minuto 30. Alaba le encontró en largo, el joven delantero tiró una pared con Vini y cuando estaba delante del portero, no logró superarle. Hubiera sido la sentencia de un partido que seguía en el alambre, a un gol de ponerle en bandeja la Liga al Barça.

Pero el paso por vestuarios descolocó al Madrid. Alaba, con molestias en la pierna izquierda, se quedó en la caseta y Camavinga entró en el césped, obligando a Tchouaméni a pasar al centro de la defensa. Y lo que carburaba a pleno rendimiento se gripó. Güler dejó el mando y los blancos comenzaron a perder duelos individuales alentando al Getafe. Lo vio Bordalás, que apretó la salida blanca y lo apostó todo al ataque, dando entrada al gigante Álvaro, canterano madridista, a Coba y a Peter, látigos en la banda. Por ahí nació el peligro local.

Una de las paradas de Courtois ante el Getafe.

Una de las paradas de Courtois ante el Getafe.AP

El Madrid, con la Liga en juego, sufrió. Por el ímpetu rival y por sus propios errores, inadmisibles en un equipo que está peleando por el título. En el 56, Endrick tuvo otro mano a mano clarísimo ante Soria, pero con tiempo para pensarlo todo, intentó una vaselina que apenas se levantó del suelo. En la banda, Ancelotti se desesperó y llamó a Bellingham, que estaba calentando.

El enfado del italiano fue a más cuando Vinicius erró otra ocasión clarísima que hubiera sentenciado el duelo y les hubiera dado libertad para pensar en La Cartuja. El brasileño arrancó hacia portería en una contra, amagó ante varios defensas y en lugar de ceder a Bellingham, se jugó el disparo, forzado ante Soria, que sacó a córner.

Arambarri, en el otro área, perdonó la vida liguera del Madrid al definir desviado ante Courtois y el duelo entró en el drama con la lesión de Camavinga, que dejó a los blancos con diez en los últimos minutos. Ahí apareció el héroe Courtois, salvando a su equipo ante un disparo potente de Álvaro. Vivió el Madrid.

Sebastián Álvarez, el hombre que alcanzó los 550 km/h con un traje con alas: "Cuando me preguntan qué sentí en el vuelo no sé qué decir"

Sebastián Álvarez, el hombre que alcanzó los 550 km/h con un traje con alas: “Cuando me preguntan qué sentí en el vuelo no sé qué decir”

«¿Sabes qué? Cuando me preguntan qué sentí en pleno vuelo no sé qué decir. Estaba superconcentrado. Tenía tantas cosas que hacer a la perfección, estaba preocupado por tantos detalles... Todo tenía que salir bien. Cuando aterricé, ya lo disfruté, sentí una explosión de felicidad. Estaba agotado, pero entonces festejé».

El pasado 22 de marzo, en el centro de paracaidismo de West Tennessee, en Estados Unidos, el chileno Sebastián Álvarez se subió a un avión de hélices, ascendió a 12.670 metros de altitud y decidió saltar sin paracaídas. ¿Quería matarse? Todo lo contrario. Era el culmen de su carrera en el aire, la celebración de toda una vida. Álvarez batió todos los récords de los vuelos con los peligrosísimos trajes de alas: alcanzó una velocidad máxima de 550 km/h, recorrió 53,45 kilómetros -una distancia similar a la que separa Madrid de Guadalajara- y planeó durante poco más de 11 minutos. Cualquier plusmarca anterior no tiene comparación. En lugar de volar desde un lugar elevado, como había hecho tantísimas veces en el Montblanc o en el edificio Burj Khalifa de Dubai, decidió hacerlo desde más allá de las nubes, más alto que cualquier avión comercial.

¿Qué fue lo más difícil?
En el vuelo lo más difícil fue mantenerme rígido para coger más velocidad y planear más tiempo. Digamos que tenía que ser como la ala de un avión, tan duro como el metal. Con tanta velocidad debía hacer la máxima fuerza posible, tensar mi cuerpo al máximo y mantener eso durante 11 minutos supuso un desgaste supergrande. Aunque creo que la mayor dificultad del salto estaba en la logística, en la tecnología, en la preparación.

Por la altitud inicial, Álvarez, de 39 años, al que apodan Ardilla, tenía que enfrentarse a dos obstáculos que parecían insuperables: las bajísimas temperaturas y la falta de oxígeno. «El tema del oxígeno fue el que nos llevó más tiempo», reconoce el especialista en conversación con EL MUNDO desde Múnich, donde estos días participa en varios actos de la marca que le patrocina, Red Bull.

El frío como obstáculo

A tantísima altitud corría el riesgo de perder la conciencia antes de llegar al primer minuto de vuelo, necesitaba una botella de oxígeno, pero el peso le jugaba en contra. Al final lograron adaptar un arnés para llevar una ampolla en el pecho, aunque eso le obligó a adelgazar cuatro kilos. «Luego nos dimos cuenta que a estas temperaturas la válvula de exhalación de la máscara se congelaba así que diseñamos un casco especial para cubrirla», recuerda quien también utilizó como abrigo un sistema de capas calefactadas eléctricamente que le permitió soportar un frío de hasta -70 grados.

¿Y en el aire había diferencia al ir a 200, a 300, a 400 o a 550 kilómetros por hora?
No exactamente. Yo llevaba un audífono con GPS, una cajita chiquitita, que me iba diciendo la velocidad y la distancia recorrida. Por eso sabía que iba acelerando, pero es verdad que físicamente no sentía ningún cambio a partir de cierta velocidad, de los 300 a los 550 km/h.

Cuenta Álvarez que la preparación le llevó dos años por los desafíos que le presentaba el material, pero también por la necesidad de saberse preparado. Durante horas practicó en el túnel del viento que hay en el aeropuerto de Bromma, en Estocolmo, y siguió un programa de fuerza específico centrado en la espalda, el pecho, los hombros y los brazos. «Aunque en realidad creo que la parte más importante del entrenamiento fueron los muchos años que llevo practicando con el traje de alas y los más de 1.050 saltos que ya había completado en mi vida», apunta.

Su salto en Montserrat

«Mi profesión es piloto militar, estuve años en las Fuerzas Aéreas de Chile. En mi formación para volar aviones y helicópteros, me enseñaron a saltar en paracaídas y me encantó. Durante muchos años estuve dedicándome al paracaidismo hasta que probé el wingsuit hace 15 años en el centro Lodi, en California, que entonces era uno de los mejores lugares del mundo. Desde entonces no he parado. La tecnología ha mejorado mucho y cada vez es más seguro».

Antes de su vuelo de todos los récords hace unas semanas, Álvarez ya había completado saltos muy recordados como cuando se mantuvo un paralelo al lado de una avioneta, llegando a tocarla, sobrevolando Montserrat. Según cuenta, el Skydive Empuriabrava, en la Costa Brava, es uno de los mejores lugares para practicar el paracaidismo en Europa. «Me encanta España y me encanta conocer el mundo desde el aire, aunque en los últimos años ya me pesan tantos viajes. Para mí es el lado malo de dedicarme al paracaidismo. Estoy en constante movimiento por el mundo, es sacrificado», finaliza Álvarez.

Pep Chavarría, el niño que nunca dudó que sería futbolista y el hombre que tiene momentos de bajón: "Antes las palabras depresión o ansiedad no existían"

Pep Chavarría, el niño que nunca dudó que sería futbolista y el hombre que tiene momentos de bajón: “Antes las palabras depresión o ansiedad no existían”

Pep Chavarría (Figueres, 1998) tarda en llegar a la entrevista con ELMUNDO. Tiene tratamiento y él es, ante todo y desde pequeño, un «profesional» consciente de la importancia de respetar la vida de futbolista. Una vida que siempre supo que tendría, pese a los sacrificios que conlleva.

Está muy en forma.
Hoy todos los futbolistas se cuidan al mínimo detalle porque es algo esencial, es su trabajo: alimentación, descanso, entrenamiento, preparadores físicos, fisios... Esa es la clave. Y yo desde pequeño he tenido esa disciplina de entrenar mucho y de cuidarme y lo agradezco.
¿Se entrena mucho fuera del club?
La mayoría tenemos algún entrenador personal para intentar llegar a la excelencia físicamente, pero mentalmente también, porque hay que trabajar todo. Yo lo hago.
¿Tiene coach?
Sí. Se nos pasan muchas cosas por la cabeza a lo largo de la temporada y la clave es no ser una montaña rusa, sino mantenerte estable. Ellos te hacen ver las cosas como son, tener los pies en el suelo. Cuando va muy bien no eres tan bueno y cuando va mal no eres tan malo. Se centran mucho en eso, en que tengas un equilibrio durante el curso.
¿Siempre ha sido fuerte mentalmente o ha tenido bajones?
Todos los futbolistas hemos tenido siempre algún bajón, por eso trabajo en ello. Aunque al final vas cogiendo experiencia a lo largo de los años y en esos momentos donde flaqueas un poco, tener esa ayuda siempre viene bien. Es imposible mantenerte toda la temporada al 100%.
Antes era más tabú, ¿no?
Sí, antes la palabra depresión o ansiedad no existían. Hoy las enfermedades mentales han aparecido en varios futbolistas. Se les tiene que dar mucha importancia porque creo que el 80% puede ser la cabeza y lo demás será el físico, la táctica, la técnica...
¿Cree injusto que les llamen privilegiados y no valoren eso que dice?
Es normal que lo piensen porque jugamos al fútbol y ganamos dinero, pero detrás hay muchos sacrificios. No quiere decir que no seamos privilegiados porque trabajamos de algo que nos apasiona y eso es el éxito.
El futbolista, en uno de los banquillos de Vallecas.

El futbolista, en uno de los banquillos de Vallecas.Elena Iribas

¿Preveía así su vida de futbolista?
Desde que tenía 17, 18 años, sabía que iba a ser futbolista profesional. Era mi plan A y sólo tenía un plan A. Sí que me la había imaginado así, con muchísimo trabajo, mucho sacrificio, pero nosotros amamos esto: levantarnos para ir al gimnasio, entrenar por la tarde, tratarte, cuidarte... una rutina que cuando te la quitan, la echas de menos. Me pasa en los parones. Yo estoy siempre conectado.
¿Ve mucho fútbol?
Me encanta, si puedo veo todos los partidos de Primera e incluso de Segunda, especialmente del Zaragoza, mi ex equipo. Lo disfruto y también lo uso para aprender.
¿Usted llegó a dudar?
En ningún momento, lo tenía claro. No salgo de un filial, ni de una cantera y... no sé. ¿Sabes cuando tienes un sentimiento dentro que dices voy a llegar? Pues me pasaba eso.
¿Es más o menos difícil llegar cuando se está en una cantera?
Cuando tenía 15 estuve en Girona y me acuerdo que había muchísimos compañeros que les quería al Barça, el Atlético... Si te soy sincero, de esa época creo que no llegó ni uno a jugar como profesional. Depende de muchas cosas. Son tantos los niños que juegan en el mundo y lo desean...
Uno de ellos Lamine y mire dónde está ahora, ¿es uno de los mejores?
Está, con 17 años, siendo de los mejores extremos del mundo. Hoy ves un montón de jugadores jóvenes que con 17-18 años juegan al fútbol que parece que no tienen ninguna presión, que están en la pista de su barrio, pero hace siete u ocho años eso era casi imposible, porque no se confiaba tanto en los jóvenes. Me alegro que ahora se confíe más en ellos.
El jugador sostiene un balón en el banquillo.

El jugador sostiene un balón en el banquillo.Elena Iribas

También es muy joven su técnico, ¿eso es bueno o es malo?
Se agradece que haya sido futbolista porque te entiende en muchos aspectos, él ha vivido lo que estamos viviendo. Nos ayuda y nos trata por igual. Él se hace imponer, pero transmite calma y serenidad.
¿Se ha planteado usted serlo?
Nunca se sabe, podría ser. Me gusta mucho ver fútbol, fijarme en lo táctico y bueno, quizá en un futuro.
¿Cómo manejaría el vestuario?
Con el coach ahí al lado porque si no, madre mía. (risas).
En el suyo no hay malos rollos, ¿verdad?
No, aquí no la verdad, yo creo que también porque llevan muchos años con un grupo que los jugadores han jugado muchas temporadas juntos, entonces los que vienen aprenden de ellos también, les inculcan los valores que tienen y esto pasa de jugador que está aquí ya contrastado y viene uno nuevo y así sucesivamente.
¿Qué es Vallecas para usted?
De los campos más especiales de Primera División. Tienes la gente a un metro, los escuchas, es un estadio donde hay mucha presión, te animan en cualquier momento, llueve y se quedan ahí ... Jugar en Vallecas yo siempre he dicho que mola mucho y es muy especial.

Entrevista flash

Iga Swiatek: "Las jóvenes sienten que no tienen nada que perder"

Iga Swiatek: “Las jóvenes sienten que no tienen nada que perder”

Otrora inabordable, Iga Swiatek (Varsovia, 2001) llega a Madrid sin un título desde que ganara el pasado año su cuarto Roland Garros y aún en el proceso de metabolizar distintas contrariedades, entre ellas la sanción de un mes por consumo de trimetazidine que, sin afectar a penas a su presencia en las canchas, sí ha devaluado su rendimiento. Este miércoles, la defensora del título atendió a tres medios españoles en la víspera de su debut en el Masters de Madrid, en el que tendrá como oponente este jueves a la joven Alexandra Eala, quien la derrotó recientemente en cuartos de final del WTA 1000 de Miami en su único enfrentamiento previo.

¿Qué ha cambiado de la jugadora que ganó en 2020 su primer Roland Garros?
Entonces nadie esperaba mucho de mí. Ahora es completamente distinto: tengo mis propias expectativas, que también son muy altas desde fuera. Poco a poco, el tenis resulta más complicado, pero el objetivo para mí sigue siendo el mismo, ser una mejor jugadora. Creo que he ganado en confianza, poseo más armas y sé cómo hacer uso de ellas.

El circuito viaja a gran velocidad, con la irrupción de tenistas muy jóvenes que ya han sido capaces de vencerla. Además de su primera oponente en la capital, hay una muchacha de 17 años, Mirra Andreeva, ya séptima del mundo, con quien ha caído en dos de sus tres disputas, la más reciente en semifinales de Indian Wells.

¿Qué han traído a la competición estas jóvenes jugadoras?
Son muy diferentes, pero está claro que viene una nueva generación. Me siento un poco vieja, porque yo solía ser la más joven. [Risas]. El juego está cambiando. Son chicas muy seguras de sí mismas, con mucha motivación. Pero esto siempre ha sucedido. Y vendrán más, algo que es bueno para el juego
¿Reconoce en ellas algo de usted a su edad?
Cada historia es distinta. Es difícil de decir porque no las conozco. Seguramente ellas sienten que no tienen nada que perder. Es algo lógico en determinadas etapas de la vida. No creo que haya motivo para comparar.

Andreeva, semifinalista de Roland Garros el pasado año, se vislumbra como una seria candidata a hacerle frente por el título en la próxima edición. "El torneo se disputa dentro de un mes», salda con cierta incomodidad. "Veamos lo que pasa ahora. Está jugando muy bien y progresa con rapidez. Se encuentra en una edad en la que todo sucede muy deprisa".

"He aprendido mucho de mí"

No son tiempos sencillos para Swiatek tras la mancha del dopaje y después de quedar relegada al bronce en los Juegos de París, en su territorio de Roland Garros. "En este último año he aprendido mucho de mí. Creo que soy capaz de volver de cualquier clase de crisis y estar preparada para el futuro".

Acepta el elevado grado de autoexigencia como uno de los fundamentos que le han llevado a alzar cinco títulos del Grand Slam y a estar 125 semanas como número 1 del mundo, lugar que ahora ocupa Aryna Sabalenka, con quien vive la rivalidad más estimulante de esta época. "Soy ambiciosa. Siempre trato de pedirme lo máximo y me meto mucha presión. Me cuesta asumir cuando no estoy al cien por cien o cometo errores". Respecto a la vuelta al techo del circuito, dice: "Estará más al alcance en la segunda parte del curso".

El Real Madrid, zarandeado por Olympiacos, choca contra su realidad

El Real Madrid, zarandeado por Olympiacos, choca contra su realidad

Todo mal. No hay mejor resumen ni tampoco resquicio para atemperar la crítica. El Real Madrid deshonró su propia leyenda europea con un desastroso partido en el Pireo, barrido por Olympiacos en el primer acto de una eliminatoria que, salvo giro radical, tiene una pinta de punto final para los blancos en Europa. [84-72: Narración y estadísticas]

Para saber más

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La realidad fue un sopapo para un Madrid que pretendía piel de oveja para medirse al que de verdad era lobo. Todas las buenas intenciones mostradas tras la final perdida de Copa quedaron esparcidas por el suelo de Atenas como un puñado de folios. Frustración y sensación de inferioridad permanente ante el Olympiacos del infalible Vezenkov (23 puntos y siete rebotes), al que debe ganar ahora tres partidos de cuatro -el siguiente, el viernes- para no caerse de la Final Four.

La forma en la que el Real Madrid se plantó en el momento más decisivo de la temporada resultó incomprensible. Mezcla de apatía, cansancio, desconcentración y, evidentemente, un plan de partido nefasto. Fue triturado por el colmillo del mejor equipo de la temporada, que tras la canasta de Tavares que abrió el duelo se encontró una cuesta abajo por la que tomar velocidad.

Volaba Olympiacos, con Evan Fournier abusando de un Musa que cada vez está más claro que sólo piensa en sí mismo. Chus Mateo tuvo a bien colocarle de inicio, borrar a Abalde y el agujero fue obvio. Por supuesto, Vezenkov pasó por encima también de Garuba y Tavares, en esa frustración que tanto le cuesta controlar, hizo la segunda falta (otra vez), bien temprano. La diferencia se disparó alarmantemente (25-8 fue la máxima entonces), con Bruno Fernando como primer relevo del caboverdiano. Un tipo que lleva semanas con problemas físicos por delante del Ibaka más pleno desde que llegó.

Chus Mateo, durante el partido contra Olympiacos.

Chus Mateo, durante el partido contra Olympiacos.PETE ANDREOUEFE

La cosa no iba a mejorar, porque como admitió Hezonja al descanso, todo era "terrible". Bartzokas movía su banquillo, todo era jolgorio en el Pireo. Apareció Milutinov y se hizo dueño de la pintura. Campazzo estuvo irreconocible toda la noche y el Madrid perdía balones con una fragilidad impropia. Un triple final de Peters coronó la tortura antes de pasar por vestuarios (47-29).

La cosa podía ir a peor, cómo no. A la vuelta, por unos pasos de Tavares, Chus Mateo vio su segunda técnica y fue expulsado. No habían pasado ni 45 segundos y otro triple de Vezenkov alargó la distancia a 21. Parecía ya un colectivo a la deriva, intentando buscar un tablón al que agarrarse en medio del océano. Fue en ese aroma de partido sentenciado cuando llegó algo de relajación por los locales. Andrés Feliz, el más inconformista del Madrid, quién lo diría, tiró del resto para al menos apagar el incendio.

Le tomó el relevo Llull, con la bandera del orgullo. El balear acudió a la rabia y al amor propio, y con un puñado de triples al menos maquilló el marcador. De paso, lanzó también un mensaje al rival, el de que no habrá rendición, aunque mucho tiene que contagiar al resto el capitán para que la eliminatoria no torne en pesadilla.

James y Theis amargan al Barça en su primera visita a Mónaco

James y Theis amargan al Barça en su primera visita a Mónaco

Actualizado Miércoles, 23 abril 2025 - 21:49

En un pésimo tercer cuarto (32-17), el Barça enterró sus opciones en el primer partido de la serie de cuartos, donde fue muy inferior ante un Mónaco muy físico y que dominó todos los registros. Los locales, con Mike James y Daniel Theis (22 puntos cada uno), y Elie Okobo (19) llevaron el partido a su terreno ante un equipo azulgrana con muchas dudas y muy errático. [Narración y estadísticas (97-80)]

Fue el equipo de Joan Peñarroya quien dominó de inicio. Con una gran aportación de Yousssoupha Fall en la pintura y los puntos de Kevin Punter, los azulgrana se tomaron una ventaja (8-14) en los primeros cuatro minutos, pero la reacción llegó con Theis y los triples de James (16-18). En la parte final del primer cuarto, los azulgrana volvieron a dar otro estirón, ahora con Jan Vesely y un renacido Álex Abrines (21-25).

Si el Barça parecía tener controlado el juego del perímetro de Vassilis Spanoulis y dominada la pintura, en la salida del segundo cuarto, la defensa de los monegascos fue superior y los catalanes se colapsaron en ataque. Tanto que sólo anotaron dos tiros libres en los primeros seis minutos, con un gran Elie Okobo (11 puntos al descanso). Mientras un parcial 20-2 puso la máxima diferencia para el Mónaco (41-27, min. 15).

Del 44-45 al 76-59

Pero Fall volvió a hacerse aun más grande en la pintura y con nueve puntos y nueve rebotes en 11 minutos, ayudó a su equipo a ir recortando. También apareció una mejora defensiva, la aportación de Punter (11 puntos al descanso) y de Darío Brizuela y en cinco minutos, cuando el Barça pudo correr, prácticamente devolvió el parcial (3-15).

Para aspirar a la victoria, Peñarroya necesitaba más elementos en la ecuación, a la espera de que aparecieran en escena más efectivos, como Jabari Parker. Pero no fue así y en el tercer cuarto, el Barça lo echó todo por tierra. Del 44-45 tras una canasta de Brizuela se pasó al 58-47 tras un parcial 14-2. A la hora de la verdad, entre Theis y James acabaron con las opciones visitantes, que se fueron al tercer descanso con una ventaja insuperable (76-59).

En los últimos 10 minutos, el partido se enredó. Tomas Satoransky fue descalificado con una antideportiva y una técnica y el ritmo siempre fue el que impuso el equipo de Spanoulis, que llegó a ganar por 19 puntos, una diferencia que se mantuvo hasta el 97-80 final.

Pogacar se venga con otro recital en la Flecha Valona

Pogacar se venga con otro recital en la Flecha Valona

El Fenómeno asegura que disfruta como nadie en los muros de las Ardenas. Que esas escaladas le sirven para preparar su gran objetivo de final de la primavera: la Lieja-Bastoña-Lieja, en la que este domingo persigue su tercera victoria. Tadej Pogacar se divierte en los escenarios en los que otros no encuentran alivio. El esloveno, que no se angustia por mostrar sus debilidades, ha encontrado en las clásicas la fórmula para mantener vivo el fuego de la excitación.

La Flecha Valona, la prueba con el desenlace más previsible pero con el final más electrizante, acogió un nuevo recital del corredor del UAE. El reto se resolvió, como es costumbre, en la última ascensión al Muro de Huy, con sus 1.300 metros de longitud y desnivel medio de 9,3% (máximo del 19%), esas paredes en la que que Alejandro Valverde levantó sus cinco e incomparables reinados. Poco importaron las 10 subidas previas a la clausura en la emblemática cota. El pelotón, castigado por la lluvia y el frío, caminó animado por escaramuzas sin relevancia, como una fuga integrada por los noruegos Foss, Leknessund y Dversnes, cazados a siete kilómetros de la meta. También lo intentaron Stannard, Guglielmi, Shmidt, Paquot y Ceriel Desal.

El susto de la jornada apareció a falta de 40 kilómetros para la meta, en una curva a derechas en la que se cayeron cinco ciclistas, entre ellos Mattias Skjelmose, último ganador de la Amstel Gold Race. Decepción mayúscula para el rodador danés, que acudió a la clásica belga en el mejor momento de su vida.

Un enemigo menos para Pogacar, que afrontó la decisiva subida a la colina de las Siete Capillas comandando un pelotón roto por la aceleración de sus gregarios Jan Christen y Brandon McNulty. En el grupo se mantenían, entre otros, Remco Evenepoel, Thomas Pidcock y Lenny Martínez, que vigilaban de cerca las maniobras del UAE.

En los tramos en los que avanzar y mantener la verticalidad supone un desgaste tremendo apareció la figura de Pogacar para marcar distancia. El esloveno conocía bien el trazado: la de ayer fue su quinta participación, fue primero en 2023, decimosegundo en 2022, noveno en 2020 y quincuagésimo tercero en 2019. Aceleró a mitad de ascensión y nadie fue capaz de seguirle. Se marchó con una facilidad asombrosa, esa que distingue a los superdotados. Escaló solo, sin la presión de unos enemigos desconcertados, con tiempo para saborear el triunfo, el segundo en esta clásica, una alegría tras las derrotas en la Amstel Gold Race y en los adoquines de la París-Roubaix. Este miércoles sumó la victoria 94 de su espléndido palmarés. El segundo fue el francés Kevin Vauquelin (misma plaza en 2024) y el tercero el británico, Pidcock. Evenepoel ocupó el noveno puestp.

Nueva exhibición de Pogacar en una temporada espléndida: en las siete pruebas que ha disputado no se ha bajado del podio. Antes ganó el Tour de Emiratos, la Strade Bianche y el Tour de Flandes, terminó segundo en la París-Roubaix y en la Amstel Gold Race, y fue tercero en la Milán-San Remo. Una barbaridad.