Lenny Martínez, el nuevo ídolo francés, vence en la coronación de Pogacar en el Critérium Dauphiné

Lenny Martínez, el nuevo ídolo francés, vence en la coronación de Pogacar en el Critérium Dauphiné

El príncipe sigue extendiendo su imperio hasta las fronteras más lejanas. Infinita relación de conquistas para un emprendedor infatigable. Crece el territorio de Tadej Pogacar ante el asombro de unos rivales frustrados. El triple ganador del Tour de Francia se adjudicó este domingo su primera edición del Critérium Dauphiné, una ronda en la que ha arrasado con tres victorias de etapa. Una nueva exhibición que sirve para adornar un palmarés monumental, con 99 triunfos. El 100 llegará en el Tour de Francia. Lenny Martínez (21 años), el nuevo talento francés, se anotó la etapa de clausura tras aprovechar el impulso de la escapada buena de la jornada.

La carrera francesa ha sido el último test antes de afrontar el Tour de Francia (5-27 de julio). En esta semana se ha visto que Pogacar atraviesa por un óptimo estado de forma. Sólo mostró alguna debilidad en la contrarreloj del martes, en la que Remco Evenepoel firmó un ejercicio superlativo. El belga, que advirtió de que había acudido al Dauphiné sin intención de subir al último peldaño del podio, atesora un buen margen de mejora. Terminó cuarto en el Dauphiné. Pogacar le respeta mucho. Jonas Vingegaard (segundo) llega mejor que el pasado año, pero lejos del nivel del esloveno. Enric Mas (séptimo) ha acelerado y asoma como el español con más opciones de entrar el top ten. El balear estuvo este domingo muy activo y se metió en la fuga que animó la jornada, nacida a 115 kilómetros.

Una escapada en la que se coló Van der Poel, que intentó la aventura en solitario a falta de 56 km, e Iván Romeo, que hizo de gregario de Enric Mas. El mallorquín rompió el grupo con tres ataques en el último puerto. Descolgó a Van Gils, Lutsenko, Healy, Paret-Peintre y Armirail. Sólo aguantó su ofensiva Lenny Martínez. El francés, muy astuto, aprovechó un momento en el que Mas acudió a una moto de asistencia para recoger un bidón de agua para superarle e irse camino de la meta de Val Canis.

Al 11 km de la llegada, Martínez impuso un ritmo constante que hizo imposible la neutralización de sus perseguidores. Primero apretó Evenepoel, luego Vingegaard. A la estela de ambos Pogacar, impasible, exhibiendo una insultante superioridad. El esloveno, sin querer, se marchó con el danés y el cedió la segunda plaza de la etapa. En la meta fue aclamado por el público, también fue ovacionado Romain Bardet, que se despidió como profesional. Se retira un veterano e irrumpe un chaval que está destinado a firmar páginas gloriosas en el ciclismo francés.

La conquista de la general del Critérium Dauphiné sirve para que Pogacar adorne un palmarés soberbio en el que figuran, entre otros, Tour de Francia (tres ediciones), Giro de Italia (una), Lieja-Bastoña-Lieja (tres), Strade Bianche (tres), Giro de Lombardía (cuatro), Tirreno-Adriático (dos), Tour de Flandes (dos), Flecha Valona (dos) Mundial del ruta (una), París-Niza (una), Volta a Catalunya (una) o Amstel Gold Race (una).

El esloveno, con sólo 26 años y seis temporadas, suma 99 triunfos, ha superado a los míticos Miguel Indurain o Fausto Coppi y persigue a Jacques Anquetil (121) o Alejandro Valverde (133). Lejos, pero no imposible, queda Bernard Hinault (146). Insuperable se antoja Eddy Merckx (279).

Pogacar apabulla otra vez con su segunda victoria consecutiva en el Critérium Dauphiné

Pogacar apabulla otra vez con su segunda victoria consecutiva en el Critérium Dauphiné

Se repitió la historia. Bueno, no. Fue la misma historia, fue su continuación, no su repetición. Tadej Pogacar aceleró y se acabó, repetida o no, continuada o no, la misma u otra, la historia. Jonas Vingegaard, admirable en su esfuerzo, agachó la cabeza y punto final.

Trepaban ambos, en compañía de una treintena de ilustres, por la última dificultad de la etapa, la Montée de Valmeinier 1.800. Perseguían a un Romain Bardet que está dando las últimas pedaladas de su vida deportiva. Se retirará en este Dauphiné, en el que, orgulloso, profesional, ha asomado varias veces la testa antes de humillarla por la fuerza de los hechos. Ya en el Tour ejercerá de comentarista. Formó con Thibaut Pinot y Warren Barguil el trío de aspirantes a devolver a Francia el trono de la Grande Boucle. Estuvieron bastante cerca, pero no remataron, y todavía, ¿hásta cuándo?, y desde 1985, Bernard Hinault se mantiene como último francés en reinar en la Corte gala (y mundial) del ciclismo.

Merecía Bardet esta digresión a modo de homenaje. El grupo de notables lo atrapó a falta de 13 kms. para la llegada, situada en la mismísima cima del puerto, un obstáculo hors catégorie de 16,5 kms. de longitud, con una pendiente media de 6,7% y una máxima de ocho, en el ese macizo en el que, según tires por una carretera u otra, acabas en el Galibier o en el Télégraphe. No era tan duro como la Madeleine o la Croix de Fer, que se habían subido previamente, pero seguía siendo muy exigente y, además, las piernas de todos venían acusando esos esfuerzos anteriores. Puro desgaste.

La etapa había comenzado como se descorcha una botella de espumoso. Un estampido, un surtidor de espuma y el líquido que se derrama hacia las copas. La gente salió de estampida. El primero... ¡Campenaerts! Una excentricidad. Una broma. Atacaban, respondían, se juntaban, se separaban Kuss, Johannessen, Lutsenko, Buchmann, Armirail, Paret-Peintre, Jorgenson, Traeen, Higuita, Healy, Buitrago, Romeo...

Estábamos en la Madeleine, 246 kms. al 6,2% de media y con una pendiente máxima del 10%. Bajaron todos la Madeleine y luego ascendieron la Croix de Fer (22,4 kms. al 6,9% de media y al 10% de máxima. Bajaron la Croix de Fer y muy poco después, luego de un ancho valle con subiditas precursoras del envite final, afrontaron Valmeinier. Ya habíamos visto al honrado y esforzado Bardet, muy cerca, además, de su terruño, despidiéndose del ciclismo antes del definitivo adiós del domingo.

El grupo fue adelgazando y quedándose como un silbido. Cuando atacó Sepp Kuss, compañero de Vingegaard en el Visma, pensamos que podría establecer una cabeza de puente para el danés. Detrás tiraba Sivakov, el único amigo que le quedaba a Pogacar. Pero el esloveno, que hizo de aguador para su compañero, no necesita a nadie. Es autosuficiente. Kuss duró un suspiro. Y entonces, a 11 kms. de la meta, saltó Tadej.

En realidad, él no salta. Ni demarra. Sólo acelera. Y basta. Vingegaard, de nuevo, no pudo seguirle. Y menos Evenepoel. El pelotón ya no merecía en absoluto tal nombre. Estaba completamente diseminado. Pogacar mantenía las distancias y Vingegaard, pese a todo el tipo. No perdía mucho, aunque sí lo suficiente. Al final, Tadej aflojó un poco, seguramente no por falta de fuerzas, y Jonas, exhausto, eso sí, terminó a 14 segundos. Lipowitz, a 1:21. Johannessen, a 2:26. Evenepoel, a 2:39. Enric Mas fue séptimo a 3:48. Y Carlos Rodríguez, noveno a 3:51, como Paul Seixas, undécimo. En la general manda Pogacar con 1:01 sobre Vingegaard. Lipowitz está a 2:21. Evenepoel, a 4:11. Noveno es Carlos Rodríguez a 7:41. Décimo, Enric Mas a 7:43. No se les ha visto mucho. Pero ahí están. Confiemos en que, en la última etapa, lucen algo más.

Décima victoria de la temporada para Pogacar. Y 98 de su carrera. Si redondea el Dauphiné con la última etapa y la general, alcanzará las 100. Una cifra redonda en sí misma y más aún por la categoría de los triunfos. Tadej sigue incrementando su leyenda en vida. Una vida deportiva aún corta que afronta el reto de ser en el futuro aún más radiante que en el pasado y el presente.

Victoria para Stewart en la tregua previa a los Alpes

Victoria para Stewart en la tregua previa a los Alpes

Etapa de media montaña tirando a baja. Etapa rápida, animada, entretenida, pero irrelevante, de las llamadas de transición, con triunfo al sprint del británico Jake Stewart, del equipo Israel Premier Tech. Su cuarta victoria profesional y su primera World Tour. Una sorpresa, pero una compensación. El velocista del equipo, Pascal Ackermann, había abandonado a causa de una caída. El líder, Remco Evenepoel, también se cayó con algunos otros ya en la zona de protección, y no parece que sufriera daño alguno.

La escapada del día, cinco hombres reducidos finalmente a tres (Labrosse, Thomas, Guernalec), fue sometida a falta de dos kilómetros para la llegada. Esforzado, pero inútil el trabajo del Lidl-Trek para Jonathan Milan, el hombre destinado a ganar al sprint. El italiano pasó con apuros, pero pasó, la cota de Quatre Vents, de tercera categoría, a 27 kms. de la meta en Mâcon. Quizás acusó el esfuerzo en el puertecito y terminó quinto en la "volata". Van der Poel disputó con ganas el sprint, pero fue noveno. Como Van Aert, ha perdido filo con los años. Sigue siendo un martillo, pero ya no un cuchillo.

El Dauphiné entra en las tres etapas decisivas en los Alpes. Escribíamos ayer que esta etapa de Mâcon, de media montaña, era el aperitivo del aperitivo. El aperitivo de una etapa de media tirando a alta, la del viernes. Y ésta, a su vez, el aperitivo de las altísimas del sábado y el domingo. Sobre todo la del sábado, con tres "cols" de categoría especial: la

Madeleine, la Croix de Fer y Valmeinier, una de las vertientes del Galibier, donde está situada la meta.

Ya huele a Tour.

Iván Romeo, el 'siberiano' que recuerda a Indurain y destinado a ser campeón del mundo

Iván Romeo, el ‘siberiano’ que recuerda a Indurain y destinado a ser campeón del mundo

¿Hasta dónde puede llegar? ¿Será como Miguel Indurain? Las expectativas se disparan con Iván Romeo tras sobresalir en el Critérium Dauphiné, ronda en la que pelea con Tadej Pogacar, Jonas Vingegaard y Remco Evenepoel. Último test antes del Tour de Francia. El chaval de 21 años encandila por su elegante pedalada y ausencia de complejos. Por estilo y corpulencia recuerda al campeonísimo navarro. El modelo a seguir.

Romeo, que el martes ganó en una vibrante etapa, este miércoles cedió el liderato a Evenepoel (vencedor de una contrarreloj de 17, 4 kilómetros). «Corrí ante los mejores del mundo. Nunca soy feliz si pierdo», señaló el español.

Iván Romeo nació hace 21 años en Valladolid, a los 10 años se incorporó al club del ex ciclista de Juan Carlos Domínguez, en la localidad de Arroyo de la Encomienda. En su ciclo de juvenil fichó por el MMR Cycling Academy de los asturianos Samuel Sánchez y Benjamín Noval. Con esta escuadra logró, en 2021, los títulos nacionales de línea y contrarreloj. Luego se marchó a EEUU y se enroló en el Hagens Berman Axeon, dirigido por Axel Merckx. En 2023 se unió al Movistar, ganó una etapa en el Tour del Porvenir y la medalla de plata en la prueba de ruta sub-23 del Campeonato Europeo. En 2024 conquistó la medalla de oro en la contrarreloj del Mundial sub-23. En 2025, además de brillar en el Dauphiné, se ha anotado una etapa en la Comunidad Valenciana.

Samuel Sánchez, orgulloso de haber formado a Romeo, se atreve a lanzar un vaticinio sobre el futuro del corredor. «Iván es muy cabezota. Analiza datos. Siempre está picando, pico y pala, pico y pala. Yo le veo como futuro campeón del mundo de contrarreloj. Es joven, con mucho motor y progresa bien. Tiene menos cuerpo que Filippo Ganna, pero sube mejor. En la prueba en ruta lo tendría muy complicado, porque hay rivales de mucha categoría, pero en la crono atesora posibilidades. Para el ciclismo español es un lujo tener a chicos como Romeo, Ayuso, Pelayo Sánchez o Carlos Rodríguez», dice el ex campeón del mundo a primera hora de la tarde del miércoles tras recorrer 90 kilómetros por las carreteras asturianas. «El martes subí al Gamoniteiro y casi me ahogo con tanto calor», bromea.

Samuel dice que era lógico que Romeo cediera el liderato del Dauphiné: «Es normal que pagase el esfuerzo físico y emocional del martes, con 5.000 whatsapps, la prensa, los controles... Todavía tiene que aprender, todo esto le servirá de experiencia. Esa manera de ganar en la etapa del martes, atacando cuando nadie lo espera, ya la hacía de juvenil. Vencer en una jornada de más de 200 kilómetros y con un desnivel de 3.000 metros está al alcance de muy pocos. Ha demostrado que sabe gestionar bien los momentos de crisis y estrés. Es joven, pero muy profesional y maduro».

En el Movistar alucinan con el descaro y los golpes de genio del vallisoletano. «Tradicionalmente, en carrera, el grupo de Eusebio Unzué se caracteriza por la prudencia, poco dado a la improvisación. Les gusta cocinar a fuego lento. Esa actitud contrasta con la inquietud de Romeo», dice un ex corredor del Movistar. Esa osadía se plasmó en la etapa del martes, con un doble ataque a Van der Poel, y en el inicio de la temporada con un arranque de coraje en una etapa del Tour de UAE. Romeo se quedó cortado en un abanico, se colocó al frente del grupo rezagado y, con la cabeza pegada al manillar y la vista fijada en el horizonte, apretó tanto que se quedó solo, descolgó a sus compañeros y estuvo a punto de contactar con los escapados, que tiraban como locos. Un brutal de ejercicio de potencia.

«Romeo es un corredor en formación. No se puede comparar con Indurain ni con nadie. Tiene que asentarse en la categoría, buscar su sitio, definirse como ciclista. Yo le veo ganando contrarrelojes, carreras de una semana y clásicas», asegura Benjamín Noval , que dirigió a Romeo durante dos años de juvenil. «En las categorías inferiores mostró un gran potencial. Cuando llegó a nuestro equipo estaba un poco verde, pronto aprendió a trabajar en equipo. Iván es un ejemplo de adaptación. No se arruga con nada, es una roca física y mental. Si le mandas a Siberia se compra una casa y aprende siberiano. Tiene condiciones innatas de líder y mucha personalidad», añade Noval.

Este miércoles, Romeo perdió 1.25 con Evenepoel y ahora es tercero, a nueve segundos. El belga aventajó en 20 segundos a Vingegaard y en 48 a Pogacar. Hoy etapa de media montaña. La ronda finaliza el domingo.

Una impresionante contrarreloj de Evenepoel deja a Iván Romeo sin el liderato del Dauphiné

Actualizado Miércoles, 11 junio 2025 - 18:01

Iván Romeo era, de un modo u otro, el hombre de la etapa, una contrarreloj al uso: más larga que un prólogo y más corta (17,4 kms.) que las de los viejos y añorados tiempos. Más bien llana, aunque con un repecho de casi dos kilómetros al 9,4% y con una rampa sostenida de unos 200 metros al 13%.

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Al mozallón vallisoletano de Movistar, campeón mundial Sub-23 de la modalidad, le era favorable una etapa semejante para tratar de ganarla y/o mantener el liderato. El hombre del día, sí, tenía un par de cosas que ganar, la etapa y mantener el liderato, y un par de cosas que perder, las mismas, la etapa y el amarillo. Podía haber un término medio.

No lo hubo. Romeo perdió la etapa y el jersey. Ganar una contrarreloj con Evenepoel en escena remite al ciclismo-ficción. Pero, bueno, siempre puede ocurrir si Remco tiene un mal día, o una avería, o una caída. No ocurrió nada de eso, e Iván ni ganó la etapa ni mantuvo el liderato. No estuvo ni mal ni bien. O sea, quedó regular. Acabó en la etapa (22:16), lejos de Evenepoel (20:50) y de Vingegaard (21:11). Jorgenson hizo tercero; y Pogacar, cuarto. Pero Iván está tercero en la general a nueve segundos de Remco, nuevo líder, con Lipowitz segundo a 4". Vingegaard es quinto a 16"".Y Pogacar, octavo a 38".

La quinta etapa, 183 kms. de media montaña se presenta como el aperitivo de un aperitivo: el aperitivo del viernes, media montaña tirando a alta, y las altísimas alpinas del sábado y el domingo. En ellas se decidirá todo.

La osadía precoz de Iván Romeo: victoria en solitario y liderato en el Dauphiné tras un doble ataque

La osadía precoz de Iván Romeo: victoria en solitario y liderato en el Dauphiné tras un doble ataque

"Tengo buen instinto", razona Iván Romeo, con su sonrisa imborrable, su maillot blanco del Movistar empapado, histórico ya en Charantonnay, una pequeña localidad en el Departamento del Isère, camino de los Alpes. Hacia allá viaja este Criterium du Dauphiné de relumbrón, con los mejores ciclistas del mundo anticipando su duelo en unos días en el Tour, y con un español que es una perla de amarillo. El vallisoletano logró una victoria de etapa sensacional.

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Extraordinaria por su oda a la valentía, al descaro, al correr sin miedo y sin especulación. Tiene 21 años, pero demostró una sabiduría ciclista que asusta. Cuando supo que la lustrosa fuga en la que viajaba, con compañeros tan prestigiosos como Van der Poel, Harold Tejada o Florian Lipowitz tenía el permiso del pelotón para llegar hasta meta, se lanzó como un poseso. Arriesgó y ganó.

Es la segunda victoria profesional de Romeo, en su segundo año en la elite, enorme planta de 1,93, un rodador impecable. Campeón del mundo sub 23 contra el reloj el pasado año. Ganador ya de una etapa en la Volta a la Comunitat Valenciana en febrero. La logró esta vez con un doble ataque aparentemente suicida. Pero antes tuvo que resistir al muro de Château Jaune. Donde, de nuevo valiente, se fue por delante con Bernard y sufrió las rampas por encima del 10%.

Romeo, con el amarillo de líder.

Romeo, con el amarillo de líder.ANNE-CHRISTINE POUJOULATAFP

Se vino abajo pero logró reintegrarse en el grupo. Y volvió a la carga. Su primer amago fue en mal sitio, otro repecho por el que pronto fue atrapado, por el empuje de Lipowitz. Todavía le quedaban fuerzas para uno más, ya en el llano, a falta de cinco kilómretros. El ataque que, ahora sí, hizo dudar al resto y le llevó en solitario a la meta de Charantonnay, con 14 segundos de ventaja sobre Tejada, Barré y Lipowitz, 27 al resto de compañeros de la fuga y 1:07 al pelotón. Ventaja a la que añadir las bonificaciones y que le coloca líder del Dauphiné (el último español fue Alberto Contador, en 2010, en una lista en la que aparecen ilustres como Valverde, Indurain o Luis Ocaña, entre otros), con 1:06 sobre Pogacar (9º) y 1:12 a Vingegaard (12º).

Fue un triunfo magistral y de poderío, rodando por encima de los 45 kilómetros por hora a pesar de los 3.000 de desnivel acumulado del trazado desde Brioude. Una victoria pensada. "Tenía esta etapa en mi mente desde hace meses. Desde la concentración de Sierra Nevada lo estábamos planeando. Ha sido una locura. Estamos con Enric [Mas] aquí a tope, pero el equipo me ha dado la confianza", reconoció Iván, que se acordó de su familia, de sus amigos y de su entrenador, Alexis Gandia. Un liderato que este miércoles defenderá en terreno propicio, una contrarreloj entre Charmes-sur-Rhône y Saint-Péray, 17,4 kilómetros, dos de ellos al 8,5%. El fin de semana llegarán las etapas alpinas.

Pogacar, en un espectacular regreso, supera a Vingegaard en un atípico sprint y se anota el triunfo en el Critérium Dauphiné

Pogacar, en un espectacular regreso, supera a Vingegaard en un atípico sprint y se anota el triunfo en el Critérium Dauphiné

Regreso apoteósico de un fenómeno insaciable. Tadej Pogacar, tras su periodo de descanso después de su exhibición en las clásicas de primavera, retornó este domingo a la actividad y lo hizo a lo grande, como es propio del campeón del mundo. El esloveno se anotó la primera etapa del Critérium Dauphiné superando en una electrizante llegada a Jonas Vingegaard (segundo), Van der Poel, Remco Evenepoel y Santiago Buitrago.

Pogacar, en una etapa con recorrido quebrado, mostró sus ambiciones en una ronda que sirve de último test para el próximo Tour de Francia (5.27 de julio). Este domingo, el líder del UAE volvía a enfrentarse a Vingegaard después de 11 meses. Los dos favoritos para la Grande Boucle, que han realizado una concentración de altura en Sierra Nevada, han ratificado que sus momentos de forma son espléndidos y prometen sensaciones intensas para esta prueba que finaliza el próximo domingo.

La primera jornada del Critérium Dauphiné se rompió a falta de siete kilómetros para la meta, donde figuraba una cota de 600 metros y en la que Pogacar fue el primero en moverse. El gran ataque del día corrió a cargo de Vingegaard, que saltó a seis kilómetros de meta y su ofensiva fue secundada porPogacar, por Van der Poel, Buitrago y Evenepoel.

El quinteto avanzó ante la sorpresa del pelotón, comandado por Jonathan Milan (el gran favorito de los sprinters) y se presentó en la meta con una ligera ventaja sobre los equipos de los velocistas. Van der Poel arrancó desde lejos en el atípico sprint, pero Pogacar respondió con una aceleración insuperable.

Este el triunfo 97 de Pogacar, extra motivado en la preparación de un Tour de Francia en el que persigue su cuarta victoria.

Pogacar y Vingegaard, los colosos de las montañas, se retan 11 meses después y antes de la cita crucial

Pogacar y Vingegaard, los colosos de las montañas, se retan 11 meses después y antes de la cita crucial

Reencuentro de la pareja del siglo antes de la cita crucial del año. Tras 11 meses sin coincidir, Tadej Pogacar y Jonas Vingegaard vuelven a cruzar sus respectivos caminos. El fenómeno esloveno reaparece este domingo en el Critérium Dauphiné tras su frenética temporada de clásicas, con triunfos en Lieja-Bastoña-Lieja, Tour de Flandes, Flecha Valona y Strade Bianche, con 15 días de competición y más de 2.750 kilómetros recorridos. El danés retorna tras una temporada con apariciones esporádicas. Hasta el momento sólo ha competido 10 jornadas, con 1.483 kilómetros cubiertos en dos pruebas: Vuelta al Algarve (con general y triunfo en una contrarreloj) y París-Niza (victoria en una crono por equipos y abandono por una caída).

Los mejores fondistas del mundo se retan en la ronda francesa que arranca con una etapa en línea entre Domerat y Montluçon y finaliza el próximo domingo. Es el último examen antes del Tour de Francia (5-27 de julio), en el que Pogacar persigue su cuarto título y Vingegaard, el tercero.

«Acabamos de terminar un buen entrenamiento en altura en Sierra Nevada con el equipo y me siento con ganas. Tengo las piernas bien y la motivación es alta. Hacía años que no iba al Dauphiné y estamos emocionados de volver a competir después de muchas semanas de entrenamiento. Hay muy buen ambiente en el grupo y estamos listos para demostrar lo que podemos hacer», señala Pogacar, que nunca se ha impuesto en la carrera francesa y no coincide con el danés desde finales de julio del pasado año.

Vingegaard, que se anotó la prueba en 2023, asegura que ha planificado su calendario sólo pensando en la Grande Boucle. «Claro que me fijé en el rendimiento de Pogacar en las clásicas de primavera. Fue impresionante, pero yo sólo estoy concentrado en mi gran objetivo del año: el Tour», explica de danés, que tiene previsto acudir a la Vuelta a España.

Esta edición del Criterium Dauphiné se decidirá en las tres últimas jornadas, con descarados perfiles montañosos. El viernes, se ascenderán Domancy y Combloux. Al día siguiente llega la etapa reina, con tres colosos: Madeleine, Croix-de-Fer y Valmeinier 1800. El domingo, la clausura en la cima de Plateau du Mont-Cenis.

Además de la mejor pareja de escaladores, en este Critérium Dauphiné estarán, entre otros, Remco Evenepoel (dice que acude sólo con la intención de ganar fondo), Van der Poel, Jorgenson, Bardet, Lenny Martinez, Guillaume Martin y el joven francés Paul Seixas. La participación española está encabezada por Enric Mas y Carlos Rodríguez.

Simon Yates y un Giro contra todo pronóstico: forjado en el velódromo, indistinguible de su gemelo Adam y fichado para proteger a Vingegaard

Actualizado Domingo, 1 junio 2025 - 23:21

Simon nació 26 segundos después que su gemelo Adam, el mismo que el viernes comandaba el ya rendido grupo de perseguidores camino de Sestriere, toda la estructura del UAE hecha añicos por un ciclista con el que nadie contaba y que ayer en Roma festejaba enfundando en rosa el triunfo de una vida. Es el éxito de quien siempre prefirió «pasar desapercibido», la segunda grande del 'menor' de los Yates -el Yates bueno se suele bromear, pues le supera en victorias- tras la Vuelta a España de 2018, entonces por delante de otro talento emergente, Enric Mas.

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En esta época de prodigios precoces, Simon ha triunfado con varias de las cualidades que marcan su carrera. La regularidad, la resistencia y, finalmente, el ataque. No flaqueó en ninguna de las etapas de montaña de las dos primeras semanas, lució en la contrarreloj bajo la lluvia de Pisa (a nueve segundos de Juan Ayuso), en una de las disciplinas que más ha evolucionado durante su carrera. No le pilló el corte del pelotón camino de Nova Gorica. Y resistió sin alardes pero sin perder demasiado tiempo los tres etapones de los Dolomitas. Y, en el Colle delle Finestre, donde en 2018 había protagonizado un hundimiento histórico, saldó una cuenta pendiente para escribir una de las páginas más vibrantes del ciclismo de los últimos tiempos, desplumando las dudas de Isaac del Toro y de Richard Carapaz.

La carrera de Simon, que incluye 10 victorias de etapa entre las tres grandes, está marcada por las comparaciones con su hermano -al que hace dos años, en la primera etapa del Tour con meta en Bilbao, dejó el honor del triunfo cuando culminaron juntos la escapada-, que sigue siendo su mejor amigo, no hay día sin llamada telefónica entre ellos. Imposibles de distinguir, cuando se convirtieron en profesionales en el equipo australiano Orica-GreenEdge en 2014, les obligaron a usar gafas de sol de diferentes colores. Habían crecido en Bury, influidos por la afición de su padre John, y se habían labrado en el ciclismo en el velódromo de Mánchester. De hecho, su gran sueño de infancia era ser olímpico en pista, ahí fue oro Mundial en 2013 en Minsk. Simon aguantó algo más, creciendo en la Academia Great Britain. Adam puso rumbo a Francia (Troyes) para aventurarse en la carretera.

Era la primera vez que se separaron. Se volvieron a unir en 2014, hasta que en 2021 Adam volvió a separar el camino, rumbo al Ineos. Simon permaneció una década bajo la misma estructura con sus cambios de nombre: Orica-Scott, Mitchelton-Scott, Team BikeExchange, BikeExchange-Jayco y, finalmente, Jayco-AlUla. Allí vivió uno de sus episodios más turbios, cuatro meses sancionado por el uso de un inhalador para el asma en París-Niza. Su propio equipo se responsabilizó del error de no haber avisado previamente a la UCI.

Hasta que el pasado verano protagonizó uno de los fichajes más sonados al unirse al proyecto de un Visma Lease a Bike marcado por los infortunios y las derrotas en los últimos tiempos. Pero el gran objetivo de Simon era (y sigue siendo) ayudar a Jonas Vingegaard en el Tour.

Adam y Simon Yates, durante la última etapa en Roma.

Adam y Simon Yates, durante la última etapa en Roma.LUCA BETTINIAFP

Nadie contaba demasiado con él para el Giro. Pero alejado de enfermedades e infortunios que le lastraron en el pasado, su preparación fue perfecta, entre las montañas de Andorra (donde reside desde 2015) y de Sierra Nevada, su lugar preferido para los trainings camps, donde siempre le acompaña su familia y su perro. «Disfruto analizando los datos, mirando las gráficas y viendo qué funciona y qué no», aseguraba en una entrevista hace un par de años.

Simon, cuyos ojos claros estaban empapados en lágrimas en la meta de Sestriere, el mismo que por la mañana en Verrés dudaba de si iba a ser capaz de pasar al ataque (reconoció que fueron sus compañeros los que le animaron y le dieron la confianza suficiente para intentarlo), confiesa su pasión por los videojuegos - paso muchas horas relajándome con el FIFA, Call Of Duty, Battlefield»- y también disfruta de la carrera a pie, que practica fuera de temporada. Su hermano corrió hace años el maratón de Barcelona, bajando de las tres horas. Él, confiesa, también le gustaría intentarlo algún día.

«No hay nada más grande que esta sensación. Es un momento importante en mi carrera, ya veremos qué pasa a partir de ahora», confesaba ayer el tercer corredor británico de la Corsa Rosa, tras Chris Froome en 2018 y Tao Geoghegan Hart en 2020.

El Giro corona a Simon Yates con la bendición del Papa León XIV

Actualizado Domingo, 1 junio 2025 - 19:17

El habitual paseo por Roma para coronar al campeón del Giro de Italia tuvo en esta edición 108, una de las más sorprendentes que recordará la Corsa Rosa, la bendición del nuevo Papa. León XIV recibió al pelotón a las 15.30 horas en el Vaticano, antes del inicio de la última etapa.

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"Sepan que son modelos a seguir para los jóvenes de todo el mundo. Les agradezco su labor y espero que, así como han aprendido a cuidar el cuerpo, el espíritu también sea siempre bendecido. Estén siempre atentos a la totalidad del ser humano: cuerpo, mente, corazón y espíritu. Que Dios los bendiga", pronunció el Papa Prevost, que estrechó la mano de Simon Yates, Mads Pedersen, Isaac del Toro y Lorenzo Fortunato, las cuatro maglias del Giro. Y recibió un maillot rosa del presidente de RCS, Urbano Cairo.

La anécdota del encuentro la protagonizó Nairo Quintana que se saltó el protocolo y se acercó al Papa para estrechar su mano. Los corredores pasaron por la Plaza de San Pedro, los Jardines Vaticanos y salieron por la Porta del Perugino para iniciar la etapa final. De ahí, con los festejos típicos del final de cada gran vuelta, afrontaron los 144 kilómetros por Roma, casi siempre controlado el pelotón por el Soudal, el Alpecin y el Visma.

Olav Kooij celebra su triunfo en Roma.

Olav Kooij celebra su triunfo en Roma.LUCA BETTINIAFP

A falta de 70 kilómetros triunfó una fuga de seis hombres (Verre, Paleni, Cerny, Hepburn, Pietrobon y Marcellusi), que mantuvieron un pulso con el pelotón durante muchos kilómetros: su ventaja apenas llegó a los 30 segundos. Josef Cerny fue el que más resistió; fue neutralizado a falta de menos de seis kilómetros, ya en la última vuelta al circuito.

El triunfo de etapa fue para Olav Kooij, su segundo de este Giro. Por delante de Kaden Groves y Moschetti. Lanzado por Van Aert y completando la fiesta del Visma Lease a Bike, que lució un maillot negro y rosa para la ocasión