Los problemas "dentro y fuera de la pista" de Carlos Alcaraz para levantar su primer Masters 1000 de Montecarlo: "No quiero explicarlo en público"

Los problemas “dentro y fuera de la pista” de Carlos Alcaraz para levantar su primer Masters 1000 de Montecarlo: “No quiero explicarlo en público”

Carlos Alcaraz trastea con su Instagram mientras batalla contra el recuerdo de Rafa Nadal, Novak Djokovic y Roger Federer; anhela comer los domingos con su familia y al mismo tiempo soporta la comparación con Jannik Sinner; sueña con vivir tranquilo y sueña con ser una leyenda. Es complicado. A sus 21 años, ha ganado cuatro Grand Slam y ya es uno de los mejores de la historia, pero apenas tiene respiro. En los últimos meses, Alcaraz ha descubierto las exigencias de ser Alcaraz, la presión externa, todo a lo que tiene que renunciar, y eso le está afectando, pero este domingo encontró un brillante consuelo: levantó su primer Masters 1000 de Montecarlo, su segundo título de la temporada.

«Ha sido un mes difícil, he vivido situaciones complicadas y estoy orgulloso de cómo lo he gestionado. Me ha costado tanto dentro como fuera de la pista, pero el trabajo ha valido la pena. No quiero explicarlo en público, pero me ha costado encontrar la forma de jugar al tenis, de centrarme en las cosas importantes», confesó de forma enigmática, aunque ya había insinuado las razones de sus desvelos.

Pese a su juventud, su carrera está en una encrucijada. Es ahora, con números de récord, reconocimiento en todo el planeta y un rival antológico, cuando debe decidir si quiere ir a por todo o si se va a quedar a medias. Para lo primero deberá acostumbrarse a las opiniones ajenas y convertirse en un esclavo del tenis como sus predecesores. Para lo segundo, ya tiene las condiciones necesarias. No hay duda de que ampliará su cuenta de seis títulos de Masters 1000 y 18 en la ATP, pero sí que aguantará el ritmo del Big Three o incluso de Sinner.

La estrategia de Musetti

En Montecarlo, esta semana, Alcaraz demostró que su tenis en tierra batida es incontestable, que no hay nadie que le pueda ganar, que puede ejecutar todos los golpes posibles y también evidenció su falta de estabilidad. Tan pronto acumulaba puntos mágicos, como aquel globo entre las piernas que le clavó a Daniel Altmaier, como un montón de errores no forzados. El año pasado en Roland Garros y en los Juegos Olímpicos de París 2024 su juego era más consistente, pero todavía no había conocido la peor cara de su sueño. Ahora debe rearmarse.

SEBASTIEN NOGIEREFE

En su triunfo en la final ante Lorenzo Musetti por 3-6, 6-1 y 6-0, los vaivenes de Alcaraz fueron notables. En el primer set jugó algunos de sus peores puntos del curso -sumó 12 errores casi consecutivos-, a partir del segundo set, se reencontró y al final la extenuación de su rival negó el espectáculo. En dos de los cuatro partidos previos, Alcaraz había tenido que jugar tres sets, pero Musetti venía de dos palizas consecutivas ante Stefanos Tsitsipas y Álex de Miñaur -llevaba cuatro horas más en pista- y eso marcó el encuentro.

El italiano, un tenista en el mejor momento de su carrera, que este lunes se presentará a las puertas del Top 10 del ranking ATP, planteó el encuentro de la única manera posible, a la defensiva, y casi le funciona. Su intención era devolver las máximas bolas posibles y esperar a ver qué hacía Alcaraz y Alcaraz al principio falló demasiado. Por un exceso de precipitación, el español regaló ese periodo inicial y se complicó la final. Pero después reaccionó. Como le reclamaba su entrenador esta semana, Samuel López, se centró en poner la pelota en la pista y empezó a jugar. Ahí se acabó la competición, más con el cansancio de Musetti.

SEBASTIEN NOGIEREFE

Una fiesta y unas vacaciones

«No es la manera en la que quería ganar. Me siento mal por Lorenzo. Acabar un torneo así no es fácil», comentó, de entrada, Alcaraz, que luego admitió su desgaste psicológico en los últimos tiempos. En la gira americana, con su derrota en semifinales en el Masters 1000 de Indian Wells y en su debut en el Masters 1000 de Miami, el número tres del ranking sintió el peso de la obligación de recortar puntos en el ranking ATP al sancionado Sinner y poco después sintió la incomprensión de sus propios seguidores.

Una fiesta con el jugador de la NBA Jimmy Butler en Miami y unas vacaciones con su familia que ya tenía programadas le llevaron a recibir muchos comentarios negativos en las redes sociales y eso le dolió. En Montecarlo, raro en él, habló sobre los «aficionados que siempre quieren que llegue a la final» en clara referencia a las críticas leídas. Alcaraz ha descubierto las exigencias de ser Alcaraz y es complicado, pero su leyenda depende de que lo acepte.

La tierra (a)batida

La tierra (a)batida

La primavera tenística llega cada año en Montecarlo, el más famoso de los selectos barrios del minúsculo y opulento Estado monegasco. Poniéndonos becquerianos, el Principado, galante, le sonríe a la única estación con nombre femenino. En Mónaco, paraíso financiero y retiro nada espiritual, donde, amén de tantos deportistas de distintas especialidades, residen, entre otros tenistas, Djokovic, Sinner, Zverev, Medvedev y Tsitsipas, se abre e inaugura bajo el cielo el espejo mate y ocre de una vieja superficie amenazada: la tierra batida.

Está empezando a ser impopular. Echándole un poco de literatura, es una alfombra polvorienta que se adhiere, pegajosa, a las zapatillas y los calcetines; costosa de producir y mantener; sensible en su densidad y granulado a las condiciones meteorológicas y geográficas; voluble, por esa razón y por el trajín del partido, en el bote, la velocidad y el efecto de la bola. Según Djokovic, "está viva".

Retrocede en el aprecio general. Ni siquiera le gusta del todo a Alcaraz, un jugador versátil, un frecuente beneficiado, que ha jugado en su vida, en todos los terrenos, más finales (23), que años tiene (21), y ganado 18 (nueve en tierra, seis en dura y tres en hierba). La de Montecarlo ha sido la séptima en un Masters 1000 y la primera desde hace 13 meses. Se impuso sin brillo. Pero no por su culpa. Lorenzo Musetti cayó herido muscularmente después de exprimirse a fondo en una gran semana.

Si la tierra, pese a todo, no hace feliz a Carlitos, no digamos a Sinner, que sólo ha ganado un torneo de secano. El número de torneos de tapiz cobrizo disminuye en el circuito con lentitud, pero con firmeza. Triste por cancelada, reemplazada o discutida, la tierra batida está pasando a ser tierra (a)batida. Es otra víctima del moderno sentido del espectáculo de una sociedad con prisa, incrustada en un mundo impaciente. Una urgente manera de vivir que con la raqueta consiste en apostar con creciente tendencia por los saques contundentes, los golpes tajantes y los puntos abreviados. Predominio del saque y la volea en un tenis más conciso, en el que las perlas de habilidad y sutileza son más apreciadas por menos frecuentes. Quizás dentro de poco, al público no le importará pagar lo mismo por partidos más cortos y trabajados, siempre que sean más intensos.

Tras la retirada de Nadal, la arcilla ha mermado en su atractivo y capacidad de convocatoria. Simultáneamente, está contribuyendo a acelerar el otoño de un incómodo Djokovic, con cuatro veces más triunfos en pistas duras y en alguna de hierba que en terrosas. Montecarlo no ha sido el lugar más apropiado para que Nole levantase el vuelo. Incluso así, verlo caer en primera ronda, por tercera vez en sus últimos cuatro torneos, fue doloroso y casi premonitorio. Con 38 años el mes que viene y una última victoria, el pasado 4 de agosto en los Juegos de París, su ocaso parece irreversible.

Además, epílogo flotante de una gloria tripartita, se ha quedado solo en el interior de un vacío generacional sin dimensiones ni referencias. Confuso y desorientado, lo está matando una daga con, también, triple filo: la edad, la nostalgia y la melancolía.

Alcaraz agarrota a un exhausto Musetti y levanta su primer Masters 1000 de Montecarlo

Alcaraz agarrota a un exhausto Musetti y levanta su primer Masters 1000 de Montecarlo

Quedan semanas hasta Roland Garros y muchos partidos en el camino, pero Carlos Alcaraz ya sabe qué debe hacer para volver a ser campeón y qué no. Por primera vez en su carrera, este domingo levantó el trofeo del Masters 1000 de Montecarlo para confirmar su dominio de la arcilla y despejar sus problemas. Como ocurrió durante la semana, su victoria en la final ante el italiano Lorenzo Musetti por 3-6, 6-1 y 6-0 no fue espectacular, pero fue una victoria.

Si quedó claro que el número tres del mundo todavía no se encuentra al nivel que mostró el año pasado en París, también es evidente que pronto llegará. Triunfo a triunfo construye una confianza que le puede llevar a donde quiera. ¿A ganar 25 Grand Slam? Mejor primero pensar en ganar el quinto.

Porque últimamente los contratiempos de Alcaraz nacen de la precipitación y eso es extraño. En temporadas anteriores el español parecía inmune a la presión externa, a las exigencias del ranking, al peso de la historia, pero este año no es así. Quizá por las malas sensaciones sobre cemento o, como admitió, por la sanción a Jannik Sinner, anda precipitado y contra esas prisas debe luchar. Ante Musetti, necesitó templarse antes de vencer.

En el primer set jugó algunos de sus peores puntos del curso -sumó 12 errores no forzados casi consecutivos- y después, a partir del segundo set, se reencontró consigo mismo. Al final el partido se difuminó por los calambres del italiano, absolutamente exhausto. Por primera vez Alcaraz se proclamó campeón en Montecarlo, su sexto título de Masters 1000 y el número 18 en el circuito ATP.

VALERY HACHEAFP

"No es la manera en la que quería ganar. Me siento mal por Lorenzo. Acabar un torneo así no es fácil. Espero que no tenga un problema serio", comentó, de entrada, Alcaraz, que luego desveló ciertas dificultades: "Desde Miami he pasado un mes difícil, me ha costado enfocarme en lo importante. No quiero dar más detalles, pero ha sido así. Esta semana en Montecarlo he disfrutado como hacía tiempo que no pasaba".

El cansancio de Musetti

En dos de los cuatro partidos previos, Alcaraz había tenido que jugar tres sets, pero Musetti venía de dos palizas consecutivas ante Stefanos Tsitsipas y Álex de Miñaur y eso marcó la final. El italiano, un tenista en el mejor momento de su carrera, que este lunes se presentará a las puertas del Top 10 del ranking ATP, planteó el encuentro de la única manera posible: a la defensiva. Con las pocas fuerzas que le quedaban su intención era devolver las máximas bolas posibles y esperar a ver qué hacía Alcaraz. Si el español acumulaba muchos fallos, el título aún era posible.

Pero eso sólo funcionó en el primer set. El ímpetu de Alcaraz le llevó a regalar ese periodo inicial de una manera incomprensible y a complicarse la final. Para su éxito, todo tuvo que cambiar en el segundo set. Como le reclamaba su entrenador esta semana, Samuel López, de entrada se centró en poner la pelota en la pista y después realmente empezó a jugar. Ahí Musetti intentó darle respuesta, pero ya no podía. Su propio cuerpo se rindió y si acabó el tercer set fue por orgullo.

Alcaraz vuelve a ser Alcaraz y ya está en la final del Masters 1000 de Montecarlo

Alcaraz vuelve a ser Alcaraz y ya está en la final del Masters 1000 de Montecarlo

Inquieta Carlos Alcaraz cuando nadie lo espera, en las rondas iniciales de torneos lejanos, ante rivales que no protagonizan anuncios, pero llegados hasta este punto, a las semifinales de un Masters 1000, casi nunca falla. Este sábado, en Montecarlo, venció a Alejandro Davidovich por 7-6(2) y 6-4 para clasificarse para su segunda final de esta temporada. Jugará contra el ganador del duelo entre Alex de Miñaur y Lorenzo Musetti, pero sobre todo jugará a su nivel.

Después de tres partidos realmente extraños, con demasiados errores y demasiadas preocupaciones, Alcaraz por fin desplegó su tenis ante Davidovich. Hubo momentos para todo, pero en los instantes decisivos apareció el campeón del último Roland Garros, el tenista que más brilla sobre tierra batida. "¡Así sí!", gritaba al certificar la victoria en dirección a su palco, con el entrenador Samuel López estos días al frente.

"Ha pasado mucho tiempo desde mi última final de Masters 1000 [fue en Indian Wells 2024, hace 14 meses]. Necesitaba ser paciente, tenía que creer que volvería a disfrutar de un momento así. Los aficionados quieren que llegue a la final de cada torneo así que estoy contento también por ellos. Voy a disfrutar del partido", comentó Alcaraz después de una semifinales en la que estuvo más serio que nunca.

Si en los días anteriores se había descontrolado, entre el cabreo y la risa, entre la decepción y la euforia, esta vez se mantuvo sereno durante las dos horas y los nueve minutos de juego. De hecho, pese a que hubo golpes de mérito, apenas lució ese gesto tan suyo, el dedo a la oreja pidiendo aplausos para el público. En sus celebraciones ante Davidovich se permitió un "¡Vamos!" y nada más. Ni un alarde, ni una distracción. Desde que saltó a la pista quedó en evidencia que su objetivo era mantener la calma el máximo de tiempo posible. Incluso cuando se amontaron los errores y crecieron las dudas a su alrededor, Alcaraz siguió tan tranquilo.

Alcaraz resucita ante Fils y jugará las semifinales del Masters 1000 de Montecarlo ante Davidovich

Alcaraz resucita ante Fils y jugará las semifinales del Masters 1000 de Montecarlo ante Davidovich

Si Carlos Alcaraz tiene una asignatura pendiente es esta: ganar también en los días raros. Nadie disfruta de cada partido, no lo hicieron antes Djokovic, Nadal o Federer, y entenderlo es un paso más en su aprendizaje. A sus 21 años y con cuatro trofeos de Grand Slam en las estanterías de su casa, ya lo está asimilando. Este viernes, en cuartos de final del Masters 1000 de Montecarlo, ante el francés Arthur Fils, tuvo muchos motivos para derrumbarse, pero prefirió agarrarse al torneo con uñas y dientes. No fue una victoria bonita, todo lo contrario, pero fue una victoria.

Al final, en el marcador un 4-6, 7-5 y 6-3 en dos horas y 23 minutos de juego para clasificarse para semifinales, donde se encontrará a su compatriota Alejandro Davidovich, que se deshizo de Alexei Popyrin por 6-3 y 6-2.

El triunfo servirá para rehacer la confianza quebrada de Alcaraz y para empujarle cuando vuelvan a torcerse las cosas. Hubo un momento crítico con 5-5 en el segundo set, tres bolas de break en contra que salvó, que puede contar como un examen aprobado. Si realmente quiere ser leyenda, llegar a 10, 15 o 20 'grandes', deberá superar muchos otros así.

"Quería mantenerme concentrado y esperar mis oportunidades. En el primer set cometí errores y Arthur estuvo a un nivel altísimo. En el segundo set salvé un break clave. Y en el tercer set sabía que ganaría el que se mantuviera sereno. Estoy muy orgulloso de haber sacado este partido adelante, especialmente por la parte mental", aseguró el actual número tres del ranking ATP que había cedido otras veces en situaciones parecidas.

Fils, un coetáneo a tener en cuenta

Fils le empujó ante ese abismo. El francés de 20 años, actualmente en el número 15 del mundo, es un jugador en pleno despegue gracias a la velocidad de su derecha y a su dominio de la tierra batida. Campeón el año pasado del ATP de Hamburgo, donde derrotó a Alexander Zverev en la final, en esta gira sobre arcilla muy probablemente disfrutará de alegrías. Ante Alcaraz lo tuvo todo a su favor y si perdió fue sólo por inexperiencia.

SEBASTIEN NOGIEREFE

Como en los dos partidos anteriores, el español empezó desconectado, perdido en su servicio, errático con sus golpes -especialmente con el revés- e incluso lento en sus movimientos. En los tres primeros juegos ni tan siquiera apareció y, cuando despertó, ya había perdido el primer set. Fue un arranque extraño que fue remendando punto a punto con cierta mejora en su saque y más puntería. La dejada le volvió a funcionar de maravilla y, con ese instrumento afinado, fue encontrando el resto de su orquesta. No había espectáculo -18 golpes ganadores por 41 errores no forzados-, pero había oficio.

Después de salvar el momento clave en el segundo set, sólo necesitaba mantenerse serio para desesperar a Fils en el tercero -llegó a romper una raqueta- y asegurarse la victoria. No fue una victoria bonita, todo lo contrario, pero queda la lección aprendida.

El momento de Davidovich

Como el triunfo de Davidovich. También en un momento extraño de su trayectoria, después de caer hasta el número 42 del ranking ATP, el otro español en semifinales del Masters 1000 de Montecarlo ha recuperado su mejor tenis en una semana para el recuerdo. Después de derrotar a dos de los mejores tenistas del mundo, Ben Shelton y Jack Draper, Davidovich podría haberse congratulado, pero hizo todo lo contrario. En cuartos, ante Popyrin, apareció hambriento, más concentrado que nunca, y no permitió una posibilidad que no fuera su triunfo.

Ha disputado ocho semifinales de torneos ATP -tres en Masters 1000- y nunca ha acabado siendo campeón: más preparado que nunca, ante Alcaraz tendrá una nueva oportunidad.

Alcaraz avanza en Montecarlo mientras caen el resto de favoritos: algo pasa en el tenis

Alcaraz avanza en Montecarlo mientras caen el resto de favoritos: algo pasa en el tenis

Reciente campeón en Indian Wells, Jack Draper disfrutaba del mejor momento de su carrera, incluso se le había visto sonriendo algún que otro día, hasta que este jueves cayó en octavos del Masters 1000 de Montecarlo ante Alejandro Davidovich. Andrei Rublev, en dinámica totalmente inversa, con muchas derrotas feas sobre sus hombros este año, esperaba revivir sobre la tierra batida, pero igualmente perdió ante Arthur Fils en su segundo partido en el Principado. Antes que ellos, Alexander Zverev, Novak Djokovic y Holger Rune habían desaparecido del cuadro por sorpresa, y después Casper Ruud se derrumbó en una batalla de tres horas ante Alexei Popyrin.

Al final, en cuartos de final del torneo monegasco, este viernes, sólo habrá un máximo tres jugadores en el Top 10 del ranking ATP: Carlos Alcaraz, Stefanos Tsitsipas si gana a Nuno Borges y el vencedor del duelo entre Daniil Medvedev y Alex de Miñaur.

Una rareza histórica. Después de dos décadas de duelos entre los mismos, con contadísimos tropiezos del Big Three, el tenis masculino se ha sumido en la irregularidad. Con Jannik Sinner ausente por sanción, en los Masters 1000 ya disputados ha habido campeones sorprendentes -Draper y Jakub Mensik- y parece que eso se repetirá en esta gira sobre arcilla. De hecho, sólo hay un candidato a dominador, a levantar varios de los trofeos que se entregarán antes de Roland Garros: Alcaraz.

Pese a su inconsistencia y a la mala racha esta temporada, el español es el único favorito capaz de vencer con cierta ventaja sobre sus rivales. Si en segunda ronda, ante Francisco Cerúndolo, dominó a partir del segundo set; este jueves, en octavos ante Daniel Altmaier, suyo fue todo el partido. Hubo problemas que resolver, vaya si los hubo, pero lo hizo sin exponerse a una eliminación en Montecarlo.

Ante Altmaier todo lo que padeció con su saque -apenas metió el 50% de primeros, salvó hasta nueve bolas de break- lo suplió con magia. En su momento más crudo, de hecho, dejó un globo entre las piernas que aparecerá entre los mejores golpes de la temporada. Al final, venció por 6-3 y 6-1 en una hora y 26 minutos y este viernes se medirá a Fils entre el peligro. Las derrotas de todos sus rivales potenciales le deberían servir como advertencia y, sobre arcilla, la mejor superficie para su tenis, puede hacerse con el trono que anda desocupado.

Alcaraz remonta un set a Cerúndolo y pasa a octavos en su debut en el Masters 1000 de Montercarlo

Alcaraz remonta un set a Cerúndolo y pasa a octavos en su debut en el Masters 1000 de Montercarlo

Actualizado Miércoles, 9 abril 2025 - 16:32

Carlos Alcaraz espantó las dudas iniciales, las que le llevaron a perder el primer set, y de forma contundente, de menos a más, terminó por arrollar al argentino Francisco Cerúndolo (3-6, 6-0 y 6-1) para alcanzar los octavos de final del Masters 1.000 de Montecarlo, en los que le espera el alemán Daniel Altmaier.

Todas las sensaciones se agolparon en la puesta en escena en Montecarlo del número tres del mundo, que persigue el número dos después de la precipitada eliminación del alemán Alexander Zverev en su primer compromiso. Incertidumbre y algo de decepción primero. Aliento, explosión y confianza después.

Alcaraz empezó errático, con cierta falta de adaptación a la superficie de arcilla. Sin asumir el intercambio de golpes. Precipitado y sin precisión. Pero en cuanto se asentó, aceleró y mostró la enorme diferencia entre un ganador de cuatro títulos del Grand Slam y un buen jugador, batallador, vigésimo segundo en el ránking y en crecimiento que terminó por asumir, resignado, su inferioridad.

Una exhibición de dejadas en el tercer set que terminó por desarbolar al sudamericano ejemplarizaron el nivel de confianza del murciano, que no jugaba en el Principado desde 2022, cuando cayó en primera ronda contra el estadounidense Sebastian Korda. Los dos años siguientes, por lesión, no pudo formar parte del cuadro del torneo.

Inició con éxito su recorrido por la temporada de arcilla el campeón en Róterdam este año y que el curso pasado demostró su destreza en polvo de ladrillo cuando ganó todos sus partidos excepto la final de los Juegos Olímpicos de París. Fue plata. Previamente, logró su primer Roland Garros.

En esa línea se mueve Carlos Alcaraz, que llevaba tres semanas sin pisar una pista. Desde que cayó en primera ronda del Masters 1.000 de Miami. Un revés que levantó las sospechas sobre su momento, su devenir.

Alcaraz inició la carrera hacia el segundo lugar del podio que dejó libre Zverev con una puesta en escena irregular, superado por el entusiasmo de Cerúndolo, al que había ganado en las dos ocasiones previas en el circuito aunque ninguna sobre arcilla. Fue una semanas atrás en pista dura, en Indian Wells, y otra antes, el pasado año, en hierba, en Queens.

Cerúndolo, especialista en arcilla, peleón y con talento, no le había conseguido ganar un set al español. Lo hizo en Montecarlo después de enderezar un mal comienzo. Cerúndolo, que se topó con un 2-1 y el saque en contra, se asentó, se sintió a gusto y ganó cuatro juegos del tirón para dejar sellada la manga.

Estaba con ventaja el argentino, que nunca en sus dos participaciones anteriores había superado la segunda ronda de Montecarlo. Disfrutaba de su momento el bonaerense, que en primera ronda ganó a Fabio Fognini y que este año fue finalista en Buenos Aires, donde perdió con el prometedor Joao Fonseca. El español no acertaba. Trece errores no forzados, más del doble que su rival, explicaron su mal juego.

Es lo más meritorio de 2025 del argentino, que se vio superado después. Dejó de lado las dudas Alcaraz y recuperó su mejor juego. No dio opciones y arrolló en el siguiente set a su rival. Puso las cosas en orden el español con un parcial de 7-0 que le dio el segundo parcial y la ventaja en el tercero, el definitivo. Dio la sensación de que Cerúndolo intentaba resurgir, pero Alcaraz ya estaba en modo imparable, rápido de piernas y acertado.

Las dejadas en momentos clave propiciaron la rendición definitiva del sudamericano y la clasificación de Alcaraz para octavos. Ahí se encontrará con el alemán Daniel Altmaier, procedente de la previa que venció al francés Richard Gasquet por 7-5, 5-7 y 6-2.

Sinner volverá de su sanción siendo número uno: Zverev cae en Montecarlo y ya no es amenaza

Sinner volverá de su sanción siendo número uno: Zverev cae en Montecarlo y ya no es amenaza

Jannik Sinner puede dejar de hacer números: el 5 de mayo, cuando finalice su sanción de tres meses por dar positivo en un control antidopaje, seguirá siendo el número uno del ranking ATP. Matemáticamente ya es imposible destronarle. Aunque se vaya a perder hasta cuatro torneos Masters 1000 -Indian Wells, Miami, Montecarlo y Madrid-, el italiano seguirá en lo más alto de la lista en Roland Garros gracias a su ventaja y al desacierto de sus perseguidores.

Si Carlos Alcaraz navega últimamente bajo la tormenta, Alexander Zverev está sumergido en ella. Este martes, el alemán perdió en su estreno en el Masters 1000 de Montecarlo ante Matteo Berrettini por 2-6, 6-3 y 7-5 en un partido de mala suerte y malas decisiones.

A Zverev le falló la fortuna en el sorteo del cuadro monegasco -fue una faena tener que debutar ante un tenista como Berrettini-, pero sobre la pista pudo hacer más. Muchísimo más. Desde su derrota en la final del Open de Australia ante Sinner, el alemán ha ganado sólo seis de sus 12 partidos, con tropiezos escandalosos, como ante Tallon Griekspoor en el debut en Indian Wells. Francisco Cerundolo, Francisco Comesaña, Learner Tien y Arthur Fils fueron sus otros verdugos en los últimos meses mientras él ofrecía un tenis triste.

Sin una pizca de agresividad, más apático que nunca, Zverev ha dejado de ser Zverev. En sus últimas apariciones, simplemente ha sido un excelente sacador. "La presión por el número 1 me mató", admitió Alcaraz días atrás y puede haberle pasado a Zverev, pero pesa más la final perdida en Melbourne, otra más, la tercera ‘gran’ derrota para él. A sus 27 años, duele el vacío por la ausencia de un título de Grand Slam en su palmarés.

Aunque a sus 27 años, también tiene tiempo para recuperarse. Finalista el año pasado en París, tiene toda una gira sobre arcilla para rehabilitar su orgullo y rehacer su juego. Este martes, en el primer set ante Berrettini, advirtió una mejora, pero le faltó carácter cuando su rival respondió. Tampoco era fácil. De vuelta de una larga racha de lesiones, el italiano es uno de esos tenistas que pueden aspirar a todo si su propio cuerpo le respeta y entra en estado de gracia.

Cuartofinalista en Miami, ante Zverev consiguió la victoria más importante de su carrera en cuanto a ranking -la primera ante un Top 2- a base de inteligencia. Defendió todo lo que tenía que defender y atacó cuando debía, como en un intercambio sublime en los últimos minutos que alcanzó los 48 golpes. En ese tercer set, llegó a acumular cuatro errores cuando sacaba para ganar con 5-4, pero se recompuso, recuperó su break y cerró su triunfo. Una alegría para él y para su país: Mientras dure su sanción, nadie le quitará el número uno a su compatriota Sinner.

Alcaraz: "La presión por el número 1 me mató"

Alcaraz: “La presión por el número 1 me mató”

Dijo Carlos Alcaraz, en vísperas de su estreno en el Masters 1000 de Montecarlo y, consiguientemente, en la temporada de tierra batida, muy prometedora para el hombre que defenderá título en Roland Garros, ideal para redimirse de la pobre gira estadounidense de pista dura, de donde regresó en blanco por primera vez en cuatro años, que la ausencia de Jannik Sinner, castigado tres meses por dopaje, y la vía libre para pelear por volver a lo más alto del ranking, poco menos que le «mató».

«Mucha gente me está preguntando, diciéndome, que tengo la posibilidad de ser el número 1 si Jannik no está jugando», comentó en la conferencia de prensa previa al inicio del torneo. «Así que probablemente esa presión en cierto modo me ha matado».

Tercero ahora en el escalafón, a casi 1.000 puntos de Alexander Zverev, el español, de 21 años, se siente ahora liberado ante la evidencia de que esa posibilidad se ha esfumado en el tiempo sobre polvo de ladrillo que ahora arranca, con Montecarlo, Barcelona, Madrid y Roma, antes del aterrizaje en el Bois de Boulogne. «Pienso que estoy muy lejos de Jannik, así que estoy aquí sin tener que pensar sobre ello, sólo dispuesto a salir y jugar. Esa es mi mentalidad ahora», apuntó.

Campeón en Rotterdam, cuartofinalista en Doha, semifinalista en Indian Wells y eliminado de entrada en Miami, suma 6.720 puntos, frente a los 7.645 de Zverev y los 10.330 del italiano, que reaparecerá en Roma a partir del 8 de mayo. «Estoy feliz con la forma en la que estoy jugando. Desde que comenzó el año he hecho un gran tenis, pero este deporte no es sólo golpear la bola, sino que también están la cabeza y el físico».

Su primer rival, este miércoles, será Francisco Cerúndolo, 22º, a quien ha derrotado en sus dos enfrentamientos previos: hace unas semanas, en cuartos de Indian Wells, por 6-3 y 7-6 (4), y el pasado año, sobre la hierba de Queen's, en dieciseisavos, por 6-1 y 7-5. Será, pues, su primer duelo en arcilla, el territorio natural del jugador argentino, donde ha ganado dos de sus tres títulos, Umag, en 2024, y Bastad, en 2022. También salió campeón en pasto: Eastbourne, 2023. Cerúndolo venció este lunes al veterano Fabio Fognini, campeón del torneo en 2109, por 6-0 y 6-3.

La mala racha de Carlos Alcaraz antes de la tierra batida divide al tenis: ¿"Es un aprendizaje" o "le pasará toda su carrera"?

La mala racha de Carlos Alcaraz antes de la tierra batida divide al tenis: ¿”Es un aprendizaje” o “le pasará toda su carrera”?

La última vez que Carlos Alcaraz estuvo sobre una pista de tenis arrastraba el desengaño, la confusión, incluso el desánimo: perdía ante David Gofffin en su debut en el Masters 1000 de Miami y no entendía por qué, otra vez. En los meses anteriores, también ante rivales inesperados -Jack Draper, Jiri Lehecka, Ugo Humbert, Tomas Machac, Botic van de Zandschulp o Gael Monfils-, ya había sufrido derrotas y emociones parecidas. La alegría del último verano idílico hoy es sólo un recuerdo. Ahora el español, a sus 21 años y con sus cuatro trofeos de Grand Slam, está en la encrucijada que decidirá su carrera: ¿Será siempre así o es algo pasajero?

Desde los Juegos Olímpicos de París, Alcaraz ha sumado sólo dos trofeos menores, los ATP 500 de Pekín y Rotterdam, y 11 tropiezos para componer una suerte de crisis. Una mala racha, como mínimo. No es grave, nada grave, pero genera dudas. Este domingo empieza el Masters 1000 de Montecarlo y la consiguiente gira de tierra batida y resulta imposible saber cuáles de sus versiones podrá verse. Quizá sea el dominador que fue en los últimos Roland Garros y Wimbledon o quizá vuelva a entremezclar maravillas con decepciones. Nadie lo sabe. Ni los mayores en el tenis coinciden sobre qué pasará.

"Cuando lo consiga, será más regular"

"No creo que esté en un momento de crisis. Está claro que no está jugando su mejor tenis, pero a su edad me parece algo lógico, propio del aprendizaje. Para mí, su problema es la selección de golpes. Más allá de cualquier aspecto técnico, debe mejorar la táctica, saber qué tiro utilizar en cada ocasión. Cuando lo consiga, será más regular, sufrirá menos sustos", analiza Tim Henman, ex número cuatro del mundo, en conversación con varios medios internacionales, entre ellos EL MUNDO, a través de Eurosport y Max, los canales que ofrecerán el próximo Roland Garros.

Según el británico, que llegó a semifinales en el Roland Garros de los argentinos en 2004, entre Montecarlo, Barcelona, Madrid y Roma, es decir, en los próximos torneos, Alcaraz será más consistente y sumará más de un título: "Es la oportunidad perfecta para responder a las últimas derrotas y jugar mejor". Pero otros no opinan como él.

"A veces hará milagros, a veces perderá"

"Alcaraz pasará por estas inconsistencias en toda su carrera. A veces hará milagros y a veces perderá el partido", asegura Mats Wilander, ex número uno y ganador de siete Grand Slam, también analista de Eurosport y Max. El sueco pone como ejemplo la derrota ante Draper en las semifinales del Masters 1000 de Indian Wells, cuando regaló el primer set, deslumbró en el segundo y acabó cediendo el tercero: "Es muy extraño perder así. Perder no es un gran problema, es normal, pero es difícil ver a un número uno perder un set así, remontar y al final caer. Hay que remontarse a la época de Agassi, que brillaba en un Grand Slam y luego caía en primera ronda, para recordar un caso similar".

"Cuando pasa por una mala racha, su entrenador, Juan Carlos Ferrero, se tiene que plantear: ¿Qué hacemos ahora? Es difícil porque Alcaraz juega como juega Alcaraz y si cambia de táctica puede no funcionarle. Personalmente espero que no juegue de otra manera porque así es muy divertido, pero es inconsistente", finaliza Wilander que, pese a todo, también cree que el español brillará sobre arcilla.

Vacaciones en la Riviera Maya

Al fin y al cabo, es la superficie que mejor se adapta a su tenis y donde cuenta con más margen de error, sobre todo en Roland Garros a cinco sets. El año pasado, su gira fue incompleta, con la ausencia en Montecarlo, Barcelona y Roma y el tropiezo temprano en Madrid, y por eso ahora está ante una oportunidad. Antes de llegar a París podría sumar hasta 2.375 puntos en el ránking ATP, acercarse al segundo puesto de Alexander Zverev y asegurarse un cuadro más amable en el Grand Slam. Además, claro, tiene la oportunidad de aumentar su palmarés en los torneos Masters 1000, una categoría donde sólo ha mandado cinco veces, pese a sus cuatro grandes.

Durante esta semana, antes de viajar ayer a Montecarlo, Alcaraz se ha entrenado junto a Ferrero en las pistas del Real Murcia Club de Tenis, después de pasar nueve días de vacaciones con su familia en la Riviera Maya mexicana. La pronta eliminación del español en Miami le permitió adelantar una desconexión en el resort St. Regis Kanai, que ya tenía programada, con el objetivo de llegar más fresco a los próximos torneos. Ahora, ya descansado, debe abordar la encrucijada que decidirá su carrera: ¿Será siempre así o es algo pasajero?