Alcaraz vuelve a ser Alcaraz, gana dos partidos en un día y le da la Laver Cup a Europa

Alcaraz vuelve a ser Alcaraz, gana dos partidos en un día y le da la Laver Cup a Europa

Era un torneo de exhibición, el último de una serie de partidos amistosos, pero se convirtió en algo más. Desde su derrota en la final de los Juegos Olímpicos de París, Carlos Alcaraz estaba exhausto, quemado por la competición, los viajes, las obligaciones, incluso harto. Hace unos días llegó a reconocer que no le apetecía jugar el US Open, menos aún -se supone- el Masters 1000 de Cincinnati en el que rompió una raqueta. Por eso el desenlace de la Laver Cup, con todo su jijí y todo su jajá, se convirtió en algo más.

Hasta su partido ante Taylor Fritz, Alcaraz había estado todo el fin de semana de risas en el Uber Arena de Berlín. En la pista, tanto en sus encuentros de dobles junto a Alexander Zverev y Casper Ruud como en su duelo previo de individuales, se había entregado al espectáculo y fuera de la pista todo eran risas. Animadísimo, conectado con compañeros como Grigor Dimitrov, sonreía, bromeaba, disfrutaba. Pero ante Fritz todo era distinto.

En un empate técnico entre el equipo de Europa y el equipo del resto del mundo, estaba en juego el título. Pero sobre todo Alcaraz arriesgaba su propia recuperación. La mejora que demostró una semana atrás en la Copa Davis y estos días en la Laver Cup podía arruinarse si ante Fritz volvían los fallos, las imprecisiones, el desánimo. Era importante ganar y más importante era jugar bien, con todo lo que eso conlleva para Alcaraz. ¿Y qué pasó? Que lo consiguió todo y de la mejor de las maneras.

La exhibición ante Fritz

Si horas antes junto a Ruud ya lució con triunfo sobre Ben Shelton y Francis Tiafoe por 6-2 y 7-6(6), en el desenlace el español fue el de las mejores citas para vencer a Fritz por 6-2 y 7-5 y darle a Europa su quinto título. Dibujó el español otro cuadro con toda su paleta de recursos, colores bonitos, figuras exóticas mientras el público de Berlín, Roger Federer incluido, sólo podía abrir la boca y aplaudir. Ante un tenista tan potente y robótico como el estadounidense, Alcaraz bailó con su juego de red, sus dejadas y su variedad de golpeo y cuando tuvo que aguantar, aguantó.

Ebrahim NorooziAP

En el segundo set, después de una hora de impoluta belleza, el español se relajó, su rival se liberó y el desenlace se complicó de alguna manera. Fritz devolvió un set en contra e incluso empujó a Alcaraz al abismo de un tercer set injusto y del todo innecesario. En ese momento, un mes atrás se hubiera enredado. Pero, al contrario, esta vez resolvió con seriedad y se marchó a celebrar con sus compañeros de equipo. La Laver Cup era un torneo de exhibición, pero al final para Alcaraz fue algo más.

Alcaraz pasa un mal rato en su estreno en la Laver Cup como pareja de Zverev

Alcaraz pasa un mal rato en su estreno en la Laver Cup como pareja de Zverev

"No meto un resto dentro", se quejaba Carlos Alcaraz en uno de los descansos de su primer partido en la Laver Cup, perdido, visiblemente disgustado. La competición que enfrenta a tenistas de Europa contra tenistas del resto del mundo debía ser un entretenimiento para él, pero empezó este viernes con un mal rato. Haciendo pareja con Alexander Zverev, el actual número dos del mundo, el español cayó ante el dúo estadounidense formado por Ben Shelton y Taylor Fritz por 7-6(5) y 6-4.

Los titubeos con el saque de Alcaraz y, sobre todo, los problemas de Zverev en la red condenaron al equipo europeo que pese a ello salvó la jornada. Gracias a las victorias de Stefanos Tsitsipas ante Thanasi Kokkinakis y de Grigor Dimitrov ante Alejandro Tabilo se terminó con empate a dos después de que en el primer partido Francisco Cerúndolo superara a Casper Ruud. Este sábado, Alcaraz ya disputará un encuentro de individuales, con el doble valor de los puntos, y lo más probable es que repita el domingo, cuando los puntos valen triple.

RONNY HARTMANNAFP

Ganar o perder la Laver Cup no es importante, pero en este momento de la temporada Alcaraz necesita acumular alegrías en el torneo que organiza Roger Federer. Y de momento no lleva ninguna. Pese a que el español disfrutó del show previo y de sentirse la estrella de la competición, sobre la lenta pista negra del Uber Arena de Berlín estuvo desacertado. Por varias razones, lo tenía difícil. Esta temporada ha jugado dobles en los Juegos Olímpicos con Rafa Nadal y en la Copa Davis con Marcel Granollers, pero igualmente su experiencia en la especialidad es escasa. Y además no tenía ninguna sintonía con su compañero, Zverev.

Pareja para el espectáculo, sin partidos ni entrenamientos previos, ambos se notaban incómodos e incluso en sus mejores juegos -como cuando consiguieron forzar el tie-break del primer set- no llegaban a conectar. Al otro lado, en cambio, la pareja estadounidense se lo pasaba pipa. Con otro compatriota, Francis Tiafoe, lanzando continuas bromas desde su banquillo, ambos sacaron su mejor versión, especialmente un Shelton imparable. A sus 21 años, confirmado como uno de los mejores sacadores del circuito, ayer en la Laver Cup anunció que también domina la red y que si logra estabilizar su juego en el futuro habrá que contar con él para los títulos más importantes.

Tsitsipas sonríe de nuevo tras la reconciliación con su padre: "Seguimos siendo una familia unida"

Tsitsipas sonríe de nuevo tras la reconciliación con su padre: “Seguimos siendo una familia unida”

Nadie como una madre para templar los ánimos. Hace apenas unas semanas, Stefanos Tsitsipas rompió con su padre Apostolos, su entrenador de toda la vida, después de muchas riñas entre ambos y de feos gestos sobre la pista. Era un asunto profesional, pero parecía demasiado para una familia: ya no habría más comidas los domingos. Hasta que apareció Iulia Salnikova, madre del tenista, esposa del técnico. "No es una tragedia, después de todo debemos seguir siendo una familia unida. Hice ver a Apostolos que como entrenador estaba presionando demasiado a Stefanos. Sólo pensaba en el tenis, no en la persona", explicaba esta semana en la televisión griega Salnikova que, en efecto, consiguió que Tsitsipas y su padre siguieran hablándose, abrazándose, queriéndose.

Ahora el tenista trabaja con otro técnico, Dimitris Chatzinikolao, pero tiene la estabilidad emocional necesaria para recuperar el nivel. Después de su estrepitosa derrota en primera ronda del US Open, el griego brilló este viernes en la primera jornada matutina de la Laver Cup al vencer a su verdugo en Nueva York, el australiano Thanasi Kokkinakis, por 6-1 y 6-4 y dar a Europa su primer punto.

Favorecido por la lenta pista negra del Uber Arena de Berlín, el griego desplegó todo su juego, más motivado de lo que se le había visto en los últimos meses. Este sábado, con el debut de Alcaraz en los partidos individuales, Tsitsipas seguramente descansará, pero el domingo será clave para la decisión de la competición. Y a partir de ahí, si todo le funciona, para arriba. Con Paula Badosa a su lado -Iulia Salnikova también detalló que había ayudado a la reconciliación entre ambos-, quien fuera número tres del mundo intentará rehacerse en el último tramo de la temporada para encarar un 2025 diferente.

En duodécima posición del 'Road to Turín', es posible que se pierda las ATP Finals por primera vez desde 2018, pero todavía tiene margen para destacar e incluso para ganar, quién sabe, su primera Grand Slam. A los 26 años y con dos finales 'grandes' en su palmarés -perdidas ambas ante Novak Djokovic-, ante Kokkinakis confirmó que le queda tenis de sobra para intentarlo. Otra cosa será el ánimo, aunque la victoria de Europa en este Laver Cup le ayudaría. En el otro encuentro disputado durante la mañana, Francisco Cerundolo venció a Casper Ruud por 6-4 y 6-4.

"Se comió una paella para dos él solo": se cumplen 30 años del día en que Magic Johnson enloqueció Badalona

“Se comió una paella para dos él solo”: se cumplen 30 años del día en que Magic Johnson enloqueció Badalona

Hace hoy justo 30 años, el 20 de septiembre de 1994, un hombre altísimo, de 2,06 metros exactamente, entró en el restaurante marisquería La Barca de Salamanca, en el puerto de Barcelona, abrazó al dueño y anunció una fiesta: «Vengo a cenar con unos cuantos amigos». Era Magic Johnson, retirado dos años atrás, pero aún jugón, en todos los aspectos jugón, seguramente el más jugón de la historia. Unas horas antes, con su equipo de exhibición, el Magi

Hazte Premium desde 1€ el primer mes

Aprovecha esta oferta por tiempo limitado y accede a todo el contenido web

Si lo prefieres
<!--

¿Ya eres Premium? Inicia sesión

--> <!--

Cancela cuando quieras

-->
¿Puede sobrevivir la Laver Cup? Federer como gancho y Alcaraz como nueva imagen

¿Puede sobrevivir la Laver Cup? Federer como gancho y Alcaraz como nueva imagen

Un raro partido de dobles; a un lado de la pista estaban Alejandro Davidovich y Arthur Fils y al otro, Christopher Eubanks y Milos Raonic. Podría ser la primera ronda de un torneo ATP 250 cualquiera, pero fue el cierre de la última Laver Cup con todo lo que ello suponía: escasa audiencia, escasa repercusión, escaso público en el Rogers Arena de Vancouver pese a la presencia de Raonic. El torneo de exhibición que enfrenta a Europa y el resto del mundo agonizaba el año pasado y, por eso, esta temporada la inversión es mayor, mucho mayor.

Con el enorme Uber Arena de Berlín como sede, la organización a cargo de Team 8, empresa de Roger Federer, ha conseguido juntar un cartel de los que sólo se ven en Grand Slam y Masters 1000. Pese a la ausencia de Jannik Sinner y Novak Djokovic, entre hoy y el domingo se enfrentarán en encuentros de individuales y de dobles tenistas como Carlos Alcaraz, Alexander Zverev, Daniil Medvedev, Taylor Fritz o Frances Tiafoe para tratar de reanimar la Ryder Cup del tenis y mantener su atractivo.

«A todos los tenistas les gustan las competiciones por equipo y queremos crecer, que la Laver Cup tenga un nuevo horizonte. Al principio, cuando empezamos, había mucha incertidumbre: ¿Iba a gustar? ¿Iban a venir los jugadores? ¿Iban a venir el público? Pero ahora creo que hay una hermandad que rinde tributo a la generación anterior y forma un concepto que funciona», comentaba Federer en la previa señalando una evidencia: la Laver Cup sobrevive gracias a él.

La imagen es él, los patrocinadores son los suyos -Rolex, Mercedes, incluso el Gobierno suizo- y la historia de la competición es la suya propia. En la primera edición, en 2017, la Laver Cup se dio a conocer gracias a la pareja de dobles que formaban Federer y Rafa Nadal y, con los mismos protagonistas, vivió su momento álgido con aquellas lágrimas compartidas en 2022 por la retirada del suizo. Entre ambas, buenos momentos, como aquellas charlas de Nadal y Federer al alocado Fabio Fognini o aquellas señas incomprensibles de Nadal a Stefanos Tsitsipas cuando jugaban juntos un dobles, y otros momentos no tan buenos. En 2021, ya sin Nadal y Federer en pista, sufrió su primer bajón y el año pasado, su mayor chasco.

La competición de otros torneos

Como siempre, es cosa de dinero. Pese a las apreturas del calendario ATP, los tenistas se entregan a exhibiciones, pero la competencia es dura para los organizadores. Las ofertas de los países árabes, especialmente de Arabia Saudí, son elevadísimas, como muestra el próximo Six Kings Slam y en Estados Unidos cada vez se montan más saraos, como el reciente Alcaraz-Nadal en Las Vegas. La Laver Cup tiene a Federer como gancho, pero igualmente necesita mucho capital para aguantar. Oficialmente reparte 250.000 dólares a los jugadores del equipo ganador y 125.000 dólares a los del equipo perdedor, aunque todos los tenistas negocian aparte un fijo según su caché.

El año que viene la competición se irá a San Francisco y, la siguiente, volverá a Europa, con Barcelona como opción. Para entonces ya se verá si la Laver Cup sobrevive. De momento, este viernes Alcaraz (alrededor de las 21.00 horas, Eurosport) volverá al dobles para enfrentarse junto a Alexander Zverev a la pareja yankee formada por Fritz y Ben Shelton.

La Champions, final del increíble viaje del Girona: "El club se ha mantenido al margen del independentismo y eso le ha ido muy bien"

La Champions, final del increíble viaje del Girona: “El club se ha mantenido al margen del independentismo y eso le ha ido muy bien”

Apenas el mercado semanal del parque de la Devesa agrieta la tranquilidad de Girona, donde poco, prácticamente nada, advierte que llega un gran día: el debut de la ciudad en la Champions, este miércoles en el campo del PSG (21.00 horas, Movistar). Sobre la arena de la Plaça de la Independència unos cartelones de Etihad Airways, patrocinador del equipo, dejan algo entrever -"Juntos hacia nuevas alturas" es el emblema- y para alivio del fotógrafo por allí aparece Javi, con una camiseta de Stuani y el logo de la competición. Pero poco más.

Si acaso hay más camiones que de costumbre descargando comida y cerveza en los bares de alrededor, como el Fock Viu, una hamburguesería y cocktelería muy 'street food' que se prepara a conciencia. Allí se reunirán hoy decenas de chavales convocados por el podcast 'Tribuneros de Montilivi' de Pol Mejias y Martí Pardo. "A Girona le falta un lugar de referencia donde ver los partidos de fuera. No hay un sitio donde se junte la afición, estamos desperdigados y, de hecho, igual vas a un bar de la Plaça de la Independència y no sabes muy bien a quien se anima. La gente no es muy enérgica y muchos no visten la camiseta del equipo", comenta Pardo, veinteañero que describe el carácter de sus vecinos.

Un joven posa en la Plaça de la Independència, de Girona

Un joven posa en la Plaça de la Independència, de GironaDavid RamirezAraba Press

"La gente tiene ganas de Champions, pero en Girona somos tranquilitos, no nos volvemos locos. Por ejemplo, las entradas para la afición visitante en el campo del PSG no se han acabado. Había como 2.000 e irán unos 1.000, la mitad. Entre semana la gente trabaja y lo primero es lo primero", expone Pardo sin acritud, consciente que tampoco se puede cambiar una ciudad tan burocrática, tan funcionarial, tan capital de provincias, en un visto y no visto. Además, hasta hace 20 años el Girona FC deambulaba entre Tercera y Regional Preferente y su masa social sigue en construcción. En 2011, ya en Segunda, Montilivi vivió el primer pleno de su historia -9.286 espectadores- y hubo que esperar a 2017 para el verdadero 'boom', con el ascenso a Primera y la compra del club por parte del City Group.

"Mi padre fue empleado del club y yo siempre fui del Girona, pero en el colegio se reían de mí por eso. Los que íbamos al campo nos conocíamos todos. Ahora hay niños del Girona, es bonito y vienen grupos de turistas, sobre todo holandeses, que van o vienen de la Costa Brava", expone Lluís Bosch, presidente de la Penya Gironina y autor de un Montilivi hecho con piezas de Playmobil -expuesto en el Centre Cultural La Mercè-, que también habla del talante propio: "Hay mucho alegría, más orgullo de ciudad que nunca, pero también hay temor. El 'tarannà gironí' es el que es: serios, reservados. Nos gusta estar en Champions, pero ya sufrimos por lo que pueda pasar con los aficionados de otros equipos".

Montilivi, en el último partido ante el Barça

Montilivi, en el último partido ante el BarçaLLUIS GENEAFP

Y es que la Champions ha obligado al Ayuntamiento a movilizarse, a visitar Villarreal este agosto para aprender de su ejemplo, a preparar dispositivos especiales junto a los Mossos y a coordinarse con la Universitat de Girona, cuyo campus está al lado de Montilivi, al sur de la ciudad. Las clases acabarán antes en los días que lleguen los aficionados del Feyenoord, del Slovan de Bratislava, del Liverpool y del Arsenal. "Es un reto para la ciudad y tenemos que aprender. Hay que saber disfrutar del momento y, a la vez, que no perjudique la convivencia", apunta Àdam Bertran, regidor de Deportes de la ciudad, que desvela que no habrá Fan Zone, pero sí se realizará un control de los fans visitantes, especialmente de los hooligans que lleguen sin entrada.

"Serán cuatro días en cinco meses, tampoco tanto", asume y como miembro de Esquerra confirma que la política se quedará a un lado. Aunque Girona está gobernada por las CUP con el apoyo de Junts y Esquerra, no se esperan actos reivindicativos antes o durante los partidos de Champions. De hecho, en Montilivi las esteladas sólo fueron mayoría entre el fervor de 2017. "El Girona es un club privado y desde el Ayuntamiento sólo podemos desear que la Champions permita que aumente la gente que practica deporte en la ciudad", finaliza Bertran.

Pocas esteladas, propiedad extranjera

"En Girona cuesta mantener el deporte al margen de la política, pero el club lo ha conseguido. Tiene un posicionamiento más cercano al Espanyol que al Barça porque entre las gradas hay gente diversa. Se ha mantenido al margen del independentismo y eso le ha ido muy bien", puntualiza Ángel Martínez, regidor del Ayuntamiento por el PSC y ex jugador de la entidad, cedido por el Espanyol al Girona para la temporada 2010-2011, que añade: "También los propietarios son extranjeros". El City Group del jeque Mansour de Abu Dhabi, el dueño del Manchester City, posee el 47% de las acciones mientras que el 35% es del magnate Marcelo Claure y el 17% restante es de Pere Guardiola, hermano de Pep.

El palco del Girona, ante el Barcelona.

El palco del Girona, ante el Barcelona.Alejandro GarciaEFE

Sin una Junta Directiva al uso, el Girona ha tenido que cambiar parte de su consejo de administración para evitar conflictos con la UEFA, pero igualmente muchas decisiones se toman lejos de la ciudad. "El otro día, un tertuliano de TV3 decía que el Girona ya no es un equipo humilde por los propietarios que tiene, pero no es verdad. En España no hay dinero y ésta es la única forma de crecer ahora. El City Group respeta la identidad del club, no le ha cambiado el nombre, por ejemplo, y mantiene la base de lo que fue", proclama Martínez, que recuerda cuando los jugadores compartían coche para ir a los partidos.

El entorno de un modesto

O cuando a Montilivi sólo iban 300 aficionados. O cuando el Palamós, el Figueres o el Vilobí se llevaban a los canteranos de la entidad. O cuando no había periodistas que cubrieran los partidos. Ahora los hay, claro, pero no hay día que la tribuna de prensa se acerque al número de profesionales que mueven Real Madrid, Barcelona o Atlético. "Como mucho somos 15, aunque lo normal es que estemos entre cinco y 10. Girona es una ciudad muy pequeña, de 105.000 habitantes, y el entorno del club es pequeño, de trato personal, con una relación con los jugadores más cercana", expone Alex Luna, periodista de Mundo Deportivo o DAZN e impulsor de otro podcast, Montiliving, también con tirón entre los jóvenes.

El Girona, en su último entrenamiento antes del PSG.

El Girona, en su último entrenamiento antes del PSG.LLUIS GENEAFP

"Si dentro de unos años el Girona baja a Segunda su masa social bajará, pero quedará lo que estamos viviendo ahora, con la temporada pasada o con el debut en Champions. Ahora hay niños del Girona y eso no pasaba antes", subraya Luna, que en contraposición al tópico habla de una nueva Girona "abierta y divertida" gracias al deporte.

Paraíso para los expats

Porque no es sólo el fútbol. El súbito ascenso del Girona ha coincidido con el nuevo proyecto del Girona Bàsquet de la mano de Marc Gasol -en ACB desde 2022- y con la moda del ciclismo en la ciudad. Hace años, con Lance Armstrong como referente, muchos profesionales se instalaron en el centro y con el paso del tiempo llegaron los amateurs de todas partes del mundo, con sus eventos, sus tiendas de ropa ciclista y sus cafeterías de especialidad. Hoy Girona es un lugar 'cool' para 'expats' gracias a su oferta deportiva.

Ciclistas en la cafetería La Comuna, de Girona.

Ciclistas en la cafetería La Comuna, de Girona.David RamirezAraba

"Antes quizá se veía como un pueblo cerrado y ahora es una ciudad que atrae, con mucha calidad de vida. Muchos nos ven como el Silicon Valley del deporte, un ecosistema único. De hecho, hemos creado un movimiento, el Girona Play Together, para que haya más sinergias entre fútbol, baloncesto y ciclismo", expone Jordi Puyol, de Athletic Affair, una agencia de Girona vinculada a los deportes outdoor y a eventos como el Sea Otter, el festival ciclista que se celebra este fin de semana. Antes hoy, en el campo del PSG, Girona vivirá un gran día, el debut de su equipo en la Champions, aunque poco, prácticamente nada, advierta sobre ello en la ciudad.

Nick Pachelli, el fotógrafo que viaja por el mundo en busca de pistas de tenis imposibles: "He hecho más de 5.000 llamadas para encontrar las más raras"

Nick Pachelli, el fotógrafo que viaja por el mundo en busca de pistas de tenis imposibles: “He hecho más de 5.000 llamadas para encontrar las más raras”

El invierno de 1974 fue un desastre para el hostelero italiano Carlo Cinque: el posible final de un sueño. Enamorado de la costa al sur de Nápoles, unos años atrás había comprado un terreno cerca de una acantilado y había abierto allí un hotel, Il San Pietro di Positano, pero aquel invierno un desprendimiento de piedras amenazó su suerte. ¿Y su establecimiento se iba directo al mar? Podía abandonar el proyecto ante la inseguridad, pero hizo lo contrario: lo amplió de 33 a 55 habitaciones, lo convirtió en un resort de cinco estrellas y en el espacio que había generado el desprendimiento construyó una de las pistas de tenis más bonitas del mundo.

«Hay que bajar unos 70 metros del hotel a la pista a través de unas escaleras, pero no hay duda que es una pista preciosa», asume el periodista y fotógrafo estadounidense Nick Pachelli, que acaba de publicar un libro, The Tennis Court, en el que narra más de 200 historias como esa de pistas de tenis por todo el mundo que él mismo visitó entre la verano de 2022 y la pasada primavera. Dos años de viajes en busca del lugar más recóndito, más bonito, más singular, donde jugar al tenis.

El Tennis Park Lommerrik de Rotterdam, en Países Bajos.

El Tennis Park Lommerrik de Rotterdam, en Países Bajos.NICK PACHELLI

Por ejemplo, en el libro -de momento sólo editado en inglés- aparece una pista construida por un matrimonio en Bunabhainneadar, un pueblo remoto en la remota isla escocesa de Harris. Por ejemplo, la sede abandonada de la Federación de Ucrania en Ispín, a las afueras de Kiev. Por ejemplo, una pista para refugiados entre un maizal en Kyegegwa, una zona rural de Uganda. Por ejemplo, las cuatro pistas del club de la isla Waiheke, en Nueva Zelanda, y sus muchos loros. O por ejemplo, la pista que cada julio se dibuja sobre la arena de la playa de la Ribera, en Luanco, en Asturias, cuando baja la marea.

«La de Luanco es una de mis pistas favoritas del libro, es muy original y es precioso ver la pasión con la que se vive el torneo que se juega allí cada verano», describe Pachelli en conversación telefónica con EL MUNDO después de muchas visitas a España. Como fotógrafo profesional siguiendo el circuito ATP, estuvo en el Mutua Madrid Open y el Trofeo Conde de Godó, pero en su obra también apareció otros lugares de España: el Club del Sol en Mijas, el Real Club de Tenis de San Sebastián, el Real Club de Tenis Betis de Sevilla y su amarillo, la Rafa Nadal Academy o el Mallorca Country Club de Mallorca, el Reial Societat de Tennis Pompeia de Barcelona o el Club de Tenis Puente Romano de Marbella.

Más de 5.000 llamadas

«Hace dos años un amigo mío me preguntó por qué no publicaba un libro exclusivamente de tenis y se me ocurrió la idea de las pistas. En el tenis es difícil ahora sacar un libro distinto y pensé que éste lo era. Cuando llegué a un acuerdo con una editorial [Hachette], contraté ayudantes para llamar a gente relacionada con el tenis por todo el mundo y encontrar las pistas más raras, las más importantes a nivel tenístico o las que tuvieran las mejores historias detrás. Hicimos más de 5.000 llamadas, investigamos, miramos mucho Google Maps y al final llegamos a la selección definitiva», recuerda Pachelli que confiesa un secreto: en la mitad de las más de 200 pistas fotografiadas se ha dado el gustazo de jugar. Junior brillante, con beca como tenista para una universidad estadounidense, una lesión le obligó a escoger un oficio y tiró por el fotoperiodismo. «Ahora sólo soy un amateur más, aunque me encanta participar en competiciones como los torneos de UTR [una app como Playtomic]», comenta y se atreve con su selección personal.

La pista del Sportchalet Murren, en Suiza.

La pista del Sportchalet Murren, en Suiza.NICK PACHELLI

Si tuviera que escoger pista, jugaría en Luanco, en el Club de Tennis Dansk de Copenhague, en la sueca Bastad, donde se disputa un ATP 250, o en el Sportchalet de Murren, un pueblo de los Alpes suizos. «El libro desafía la percepción del tenista como un deporte elitista. Hay lugares exclusivos, como el All England Club, pero también pistas públicas, accesibles, abiertas a quien quiera jugar», finaliza el estadounidense.

España cierre su semana perfecta con una victoria ante Australia y evitará en la Final a 8 de la Copa Davis a Italia y EEUU

España cierre su semana perfecta con una victoria ante Australia y evitará en la Final a 8 de la Copa Davis a Italia y EEUU

El sol brilla en el camino por el que España debe caminar para celebrar una Copa Davis, otra Copa Davis, la séptima de su historia. El objetivo esta semana en la fase de grupos de Valencia era la clasificación para la Final a 8, nada más, nada menos, pero el equipo de David Ferrer lo hizo tan bien que mereció un mayor premio. Su primer puesto de grupo después de vencer a Australia por 2-1 le alejó de las dos principales favoritas, Italia y Estados Unidos, y le colocó en un cuadro más favorable.

En la lucha por la Ensaladera que tendrá lugar en Málaga del 19 al 24 de noviembre, España no deberá enfrentarse a Jannik Sinner ni medirse a cualquiera de los cinco yankees entre los 20 mejores del ranking ATP. Su rival en cuartos de final puede ser la Alemania de Alexander Zverev, pero también Países Bajos o Brasil, dos conjuntos de menor entidad. Diga lo que diga el sorteo de la semana próxima, el mejor de los escenarios posibles antes de empezar la competición.

De hecho, ni el propio Ferrer se planteaba la lucha por el primer puesto como una máxima y cuando llegó tampoco le otorgó mucha importancia. Ante Australia, otra selección ya clasificada, España apareció sin sus dos mejores tenistas, Carlos Alcaraz -que incluso pudo ir a Murcia a una boda el día anterior- y Roberto Bautista y pese a ello triunfó. Pablo Carreño venció a Jordan Thompson por 2-6, 6-2 y 7-6(3); Pedro Martínez cayó ante Alexei Popyrin por 6-4 y 6-4; y en el dobles definitivo, Marcel Granollers se unió a Martínez para derrotar en remontada a Matthew Ebden y Max Purcell por 5-7, 6-4 y 6-4.

El desaire de la pareja australiana

Lejos de la sensación de intrascendencia que podía sobrevolar La Fonteta, ambos conjuntos salieron a ganar y el ambiente estuvo cargado. Ayudaron las palabras el día anterior de Purcell, uno de sus doblistas. "La pareja española no me preocupa. Nosotros ganamos a República Checa bastante rápido y ellos casi pierden así que somos el equipo más fuerte de la eliminatoria", asumió y nada mejor que un desaire para multiplicar la motivación.

Al partido decisivo, de hecho, Granollers y Martínez se presentaron con más ánimos que experiencia; nunca habían jugado juntos. Pese a que Ebden y Purcell formaban una pareja más que rodada, campeones juntos del Wimbledon de 2022 y finalistas del Open de Australia de ese mismo año, los españoles no renunciaron a la victoria, más bien todo lo contrario. Con errores de coordinación y Granollers como claro líder -sobre todo en la red-, ambos fueron encendiendo al público y construyendo las razones de una victoria quizá crucial. Porque España todavía experimenta y busca su pareja de dobles para la Copa Davis y pueden ser ellos perfectamente. Sin ninguna dupla en el circuito, el puesto de Granollers parece fijo y Ferrer deberá hacer un casting para conocer su acompañante en Málaga. Porque otro aspirante es Pablo Carreño.

Pese a sus problemas con el codo derecho y a su crisis de resultado, el español levantó un encuentro ante Thompson, el número 29 del mundo, y lanzó un mensaje. No será el tenista que apuntaba años atrás con aquellas semifinales en el US Open, pero todavía, a sus 33 años, puede vencer a cualquiera. Con él, con ellos, por supuesto con Carlos Alcaraz y Roberto Bautista, y quizá también con un Alejandro Davidovich herido, el sol brilla en el camino por el que España debe caminar para celebrar una Copa Davis, otra Copa Davis, la séptima de su historia.

Bautista y Alcaraz devuelven a España a su lugar entre los mejores de la Davis con un pleno de victorias

Bautista y Alcaraz devuelven a España a su lugar entre los mejores de la Davis con un pleno de victorias

Una fase de grupos de la Copa Davis suena a trámite para España, el tercer país con más títulos en la historia, pero en realidad no lo es, más bien todo lo contrario. Detrás del destello que provoca Carlos Alcaraz existe un profundo vacío generacional y el equipo podría pasar muchos años sin luchar por otra Ensaladera. ¿Qué le salva? En primer lugar, el compromiso del propio Alcaraz, ya presente en 2022, el único Top 15 en competición esta semana. En segundo lugar, el aguante de la generación dorada, todavía viva, representada por Roberto Bautista a sus 36 años. Y en tercer lugar, el interés de la afición por la Davis, un interés que le lleva a organizar la Final a 8 desde que existe como formato, primero en Madrid y el próximo noviembre en Málaga.

Una fase de grupos de la Copa Davis suena a trámite para España y sólo lo puede acabar siendo gracias a la unión de todos esos factores. Este viernes, en un abarrotado Pabellón de La Fonteta de Valencia, el equipo que capitanea David Ferrer confirmó su clasificación matemática para la Final a 8 después de superar a Francia por la vía rápida y sumar su segundo punto de dos posibles.

Si había lugar para la debacle, alguna opción de sufrir una decepción como la del año pasado, esta vez no lo pareció. Después del pleno de triunfos el miércoles ante República Checa, Bautista y Alcaraz mantuvieron su racha ante los galos Arthur Fils y Ugo Humbert con un juego todavía mejor. Porque la Copa Davis apenas reparte puntos y entrega todavía menos dinero en premios, pero siempre ofrece alegría, frescura, ideas. Cuántos tenistas crecieron al levantar una Ensaladera, el último el actual número uno, Jannik Sinner. Bautista y Alcaraz llegaron con dudas en su tenis por una mala gira estadounidense y los dos se marcharon con otro ánimo. Especialmente el más joven.

El Alcaraz más Alcaraz

Si Alcaraz llegaba mustio, se va eufórico. Si llegaba exhausto, se va fresco. Si llegaba perdido, se va inspirado. En la primera jornada ante el checo Tomas Machac había multiplicado sus dudas pese a la victoria, pero este viernes ante Humbert fue nuevamente el tenista de siempre. Concentrado y enérgico, apenas ofreció opciones a su rival. En la semana mágica del español en el último Wimbledon, Humbert le había complicado la vida hasta arrebatarle un set, pero esta vez estuvo lejos de hacerlo. De hecho, en el último juego del partido contó con cuatro bolas para su primer break y Alcaraz las salvó todas antes de cerrar su victoria por 6-3 y 6-3.

El actual número tres del ranking ATP respondió en todo momento a un plan: después de los muchísimos errores no forzados cometidos ante Machac tenía que reducir el 'show' y así reduciría los problemas. Con un juego menos arriesgado que de costumbre -por ejemplo, no ganó ni un punto en la red-, el español se dedicó a mover a su adversario y a forzar sus errores.

Ugo Humbert, el rival de España a quien casi retira el covid: "Me dolía pisar una pista de tenis porque no podía moverme"

Ugo Humbert, el rival de España a quien casi retira el covid: “Me dolía pisar una pista de tenis porque no podía moverme”

Hace tres años, en los Juegos Olímpicos de Tokio, Francia se congratulaba porque por fin había encontrado a su hombre. Una eternidad después del Roland Garros de Yannick Noah y ya en el ocaso de la generación formada por Jo-Wilfried Tsonga, Gilles Simon, Gael Monfils o Richard Gasquet, aparecía un joven con el que ilusionarse. ¿Y si un tenista galo podía ganar un Grand Slam de una vez por todas? Se llamaba Ugo Humbert y lo tenía todo. Era joven, de 22 años; era alto, medía 1,88 metros; pegaba fuerte a la bola; y además contaba extravagancias que hacían las delicias de los franceses.

Sus padres regentaban una carnicería en Metz que habían abierto sus tatarabuelos y ampliado sus bisabuelos y sus abuelos. Tocaba el piano desde pequeño y lo había aprendido viendo vídeos de Youtube. Y tenía una novia también tenista, también francesa, Tessah Andrianjafitrimo, que le ayudaba en su preparación, aspirante a entrenadora. Sin duda, en aquella cita olímpica, más después de eliminar a Stefanos Tsitsipas, Ugo Humbert parecía el próximo gran tenista del país vecino. Pero de repente desapareció.

Sin que se supiera de una lesión, aquel chaval que ya era el 25 del mundo empezó a perder partidos y más partidos y más partidos hasta cerrar el 2022 con un balance muy pobre -nueve victorias y 22 partidos- y acabar fuera de los 100 mejores del ranking ATP. ¿Qué había pasado? El covid persistente. Según explicó meses más tarde, en aquella cita olímpica el fisioterapeuta del equipo francés le contagió el virus -que a su vez le había transmitido la tenista Fiona Ferro- y a partir de entonces jugar al tenis supuso un calvario.

Su caída de la élite

"Corría a 12 km/h en la cinta y me costaba horrores, en sólo una hora de entrenamiento ya estaba muerto... Un día intenté jugar un set con Richard (Gasquet) y acabé con calambres en todas partes. Me dolía pisar una pista de tenis porque no podía moverme. Realmente no podía jugar. Dejé de disfrutar del juego, aunque intenté mantenerme en el circuito. Empezaba un partido e intentaba acortar todos los intercambios, ganar con dos o tres golpes", resumió en plena crisis antes de confesar que su bajón físico le había afectado psicológicamente y había pensado en dejar el deporte de élite.

Biel AliñoEFE

No lo hizo, aunque en los últimos meses de 2022 volvió a contagiarse y nuevamente el virus le golpeó severamente. Al final perdió casi dos años y ya recuperado volvió a aparecer bajo los focos en el verano de 2023. Con varios challenger y un par de títulos en ATP 250 se recuperó en el ranking, el ATP 500 de Dubai el pasado marzo le concedió otro salto en la lista y llegó incluso a asomarse al Top 10 del ranking mundial. Ahora, después de haber llegado a octavos en el último Wimbledon, su mejor resultado en un Grand Slam, lidera a Francia en la fase de grupos de la Copa Davis y amenaza precisamente a quien le derrotó en el All England Club: Carlos Alcaraz.

Quizá el capitán español, David Ferrer, vuelva a emparejar a su número uno con el número dos del rival, en este caso el veinteañero Arthur Fils, pero un duelo de líderes también tendría sentido táctico. Pese a la derrota de Francia ante Australia en la primera jornada, Humbert salvó entonces un punto y parece el único capaz de frenar al equipo español en su camino directo a la fase final que se celebrará en Málaga a finales de noviembre. Humbert, zurdo y creativo, es un rival incómodo y quien mejor currículo presenta entre los adversarios de España.

El mejor clasificado tras Alcaraz

Señal de su mejora y señal del escaso ascendente de esta fase de grupos de la Copa Davis. Aunque parezca mentira, si Alcaraz y Humbert se miden este viernes, lo harán los dos mejores clasificados en el ranking ATP de todos los presentes en estas eliminatorias. Ausentes Jannik Sinner, Alexander Zverev o Novak Djokovic por descanso, los rusos Daniil Medvedev y Andrey Rublev por sanción o Hubert Hurkacz, Casper Ruud o Grigor Dimitrov por la ausencia de sus países, el español es el único Top 10 que está compitiendo y para encontrar a otro tenista en liza hay que caer hasta el 18 de Humbert.

"Me gusta mucho la Copa Davis, he ganado cinco de mis seis partidos. Quiero exponer mi tenis, quiero estar en la fase final. Este año he llegado cansado a este tramo final de la temporada, necesito estar fresco de ideas, pero tengo ganas de jugar", comentaba en la previa el francés, a quien casi derrota el covid persistente, pero venció y se rehízo para continuar con su carrera y, entre otras cosas, buscar la sorpresa ante España en la Copa Davis.