Carlos Alcaraz y el complicado reto de ganar sin ganas: "Es su trabajo y no puede tener tantos descansos como querría"

Carlos Alcaraz y el complicado reto de ganar sin ganas: “Es su trabajo y no puede tener tantos descansos como querría”

Elegido por los dioses que reparten el talento y ahora ya maestro de todos los golpes, el desafío de Carlos Alcaraz en los próximos días, en los próximos meses y en los próximos años no es mejorar un determinado aspecto técnico, ni tan siquiera leer mejor la táctica. A los 21 años, con cuatro Grand Slams en sus vitrinas, ya ha demostrado que en sus mejores días es casi imposible derrotarle; si acaso puede hacerlo un rival de altura de Novak Djokovic en misión histórica, como pasó en los Juegos Olímpicos de París. Pero en la extensa carrera que le queda por delante a Alcaraz se le presenta un reto que es más difícil, mucho más difícil, que sacar más fuerte, golpear a la línea o ajustar más una dejada.

Hay un aspecto casi sobrehumano que diferencia a las leyendas de los mejores, a aquellos tenistas que celebran más de 10 títulos 'grandes' de los que no los tienen: ganar sin ganas. A su edad se le presume una hambre infinita, una voracidad violenta, pero no deja de ser una persona, un joven, un chaval como cualquier otro.

CHARLY TRIBALLEAUAFP

Y no es difícil entender que después de ganar Roland Garros y Wimbledon de forma consecutiva y de alcanzar una final olímpica necesite más descanso que tres días en barco por Mallorca con su hermano mayor, Álvaro, y un par de amigos.

Su peor partido en un Grand Slam

"He estado jugando muchos partidos en los últimos meses, con Roland Garros, Wimbledon y los Juegos Olímpicos, pero no quiero ponerlo como excusa. Me tomé un descanso después de los Juegos que posiblemente no fue suficiente, pero también debo aprender de ello. Quizá soy un jugador que necesita parones más largos para afrontar los torneos importantes. Tengo que reflexionar sobre ello", comentaba este jueves después de caer en segunda ronda del US Open contra el neerlandés Botic van de Zandschulp por 6-1, 7-5 y 6-4.

Desconectado, desganado y desacertado vivió su peor partido en un Grand Slam, aunque no fue más que la confirmación de su crisis. En las entrañas de Roland Garros, mientras se disputaban los Juegos, ya se le veía hastiado de la rutina de la competición -los partidos, los entrenamientos, los calentamientos, las entrevistas, los estiramientos, las comidas...- y en la gira estadounidense sólo ha acentuado ese cansancio. De la raqueta rota en el Masters 1000 de Cincinnati a la desazón este jueves en la Arthur Ashe.

Durante el partido, de hecho, señalaba a su equipo con gestos que su cabeza no funcionaba, que no había manera de recuperar su nivel. Está agotado y requiere un tiempo. En las próximas semanas ha prometido su presencia en la fase de grupos de la Copa Davis, la Laver Cup, el ATP 500 de Pekín, el Masters 1000 de Shanghai, un torneo de exhibición en Arabia Saudí, el Masters 1000 de París-Bercy, las ATP Finals y las finales de la Davis, pero raramente seguirá ese plan. Al fin y al cabo la temporada pasada ya le pasó algo parecido, ya intentó jugarlo todo y sufrió dos meses para el olvido.

El ejemplo del 2023

Después del US Open, Alcaraz desconectó, olvidó su juego y llegó a encadenar tres derrotas seguidas, lo nunca visto, para olvidarse del número uno del ranking ATP y acabar el 2023 con las peores sensaciones Como explicaba su equipo a EL MUNDO, después de unas vacaciones ya se presentó a la pretemporada con la mejor de las predisposiciones y así construyó el camino que le llevó a este verano glorioso, pero aquella racha ya señaló un punto débil.

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El propio Alcaraz lo trabajó con su psicóloga, Isabel Balaguer, y lo asumió como una de sus tareas pendientes. "Debo crecer en 2024. Darme cuenta que la temporada sigue hasta noviembre. He trabajado con un profesional que me ha ayudado en ello", declaraba el español en México, donde pasó parte del invierno. En esos mismos días su entrenador, Juan Carlos Ferrero, incidía en esa misma consideración y le pedía más: "Tiene que aprender que la temporada es larga, que es su trabajo y no puede tener tantos descansos como le gustaría. Si quiere ser el mejor tiene que actuar como el mejor y ser profesional todo el año". Ganar sin ganas, el desafío que debe afrontar Alcaraz en los próximos días, en los próximos meses y en los próximos años.

Alcaraz, perdón al público de Nueva York, los gestos a Ferrero y una confesión: "Siento que he dado pasos hacia atrás a nivel mental y no entiendo por qué"

Alcaraz, perdón al público de Nueva York, los gestos a Ferrero y una confesión: “Siento que he dado pasos hacia atrás a nivel mental y no entiendo por qué”

Queda en el recuerdo la imagen de Carlos Alcaraz saliendo a hombros de la Arthur Ashe cuando en 2022 se proclamó campeón del US Open con sólo 19 años como quedará su imagen marchándose hundido este jueves después de caer en segunda ronda ante el neerlandés Botic van de Zandschulp. Llevaba tres años sin perder tan pronto en un Grand Slam, pero su pena no venía de la derrota. A veces llega, el deporte es así. Alcaraz se lamentaba por la imagen que había ofrecido hasta el punto de llegar a pedir perdón al público de Nueva York por su juego y, sobre todo, por su actitud. En algún torneo menor, incluso algún Masters 1000, había sufrido alguna desconexión parecida, pero nunca se le había visto tan descentrado en una plaza grande.

"Ha sido una lucha contra mí mismo, contra mi mente. En el tenis necesitas estar lo más tranquilo posible para pensar bien durante el partido. Hoy he sentido muchas emociones que no he sabido controlar. Estaba en una montaña rusa: en algunos puntos estaba arriba y en otros abajo. Si quiero conseguir grandes cosas no puedo jugar así. Debo mejorar, tengo que aprender sobre ello", confesaba Alcaraz, nuevamente muy autocrítico después de una derrota. Como sucedió al caer en cuartos de final del Open de Australia ante Alexander Zverev, el español se castigó por no saber redirigir la situación y apartó el cansancio como razón de su desdicha.

"He estado jugando muchos partidos en los últimos meses, con Roland Garros, Wimbledon y los Juegos Olímpicos, pero no quiero ponerlo como excusa. Me tomé un descanso después de los Juegos que posiblemente no fue suficiente, pero también debo aprender de esos. Quizá soy un jugador que necesita parones más largos para afrontar los torneos importantes. Tengo que reflexionar sobre ello", comentaba después de un revolcón con consecuencias. El objetivo que apuntaba para este final de temporada, alcanzar el número uno del ranking ATP que ocupa Jannik Sinner, ya está imposible y al final del US Open verá hasta dónde cae en la lista. Con Alexander Zverev aupado al número dos, Alcaraz incluso podría terminar como el cuarto del mundo si Novak Djokovic o Daniil Medvedev son los campeones en Queen's.

La comunicación con su equipo

En todo caso, la preocupación ahora de Alcaraz debe ser rehacer su calendario y recuperar el camino hacia la victoria. Ante Van de Zandschulp fue inefectiva incluso la ayuda de su equipo, siempre tan cercano. Pese a la presencia de todo el conjunto, como es habitual en los Grand Slam, el español no encontró la solución en los ánimos de su entrenador, Juan Carlos Ferrero, o de su agente, Albert Molina. Al contrario de lo que sucede normalmente, en muchos momentos del partido Alcaraz evitaba mirarles y establecer comunicación con ellos. Su apagada gestualidad sólo demostraba muchas ganas de marcharse de la pista.

"No es la primera vez que me siento así. Y siempre que me pasa digo lo mismo: que debo pensar en ello y que debo aprender sobre ello. No lo estoy haciendo y ese es el problema. Siento que he dado pasos hacia atrás a nivel mental y no entiendo por qué. No puedo volver a sentar aquí y volver a decir eso si realmente no aprendo a gestionarlo, si no puedo cambiar durante los partidos, si no sé cómo crecerme cuando me siento así", reconocía Alcaraz que al finalizar el encuentro fue más rápido que nunca. Casi de medianoche en Nueva York, de los vestuarios a la sala de prensa apenas tardó un cuarto de hora y poco después ya estaba saliendo de las instalaciones del US Open para pasar su última noche de hotel antes de volver a España.

"Él [por Van de Zandschulp] ha jugado muy bien, ha jugado un tenis realmente bueno. Pensaba que me daría más puntos, no puntos gratis, pero pensaba que cometería más errores. No lo ha hecho y eso me ha confundido. No he sabido manejarlo y no he podido aumentar mi nivel. ¿Qué puedo decir? No me he sentido bien golpeado la bola, he cometido muchos errores y cuando he intentado remontar ya era demasiado tarde", analizaba Alcaraz después de su derrota más dolorosa en un Grand Slam.

Alcaraz desaparece y pierde en tres sets ante el número 74 del mundo en el US Open

Alcaraz desaparece y pierde en tres sets ante el número 74 del mundo en el US Open

Entre el segundo y el tercer set, Carlos Alcaraz caminaba hacia el vestuario y con sólo dos gestos resumía sus problemas a su equipo. Con el dedo índice se señalaba la cabeza. Y luego, con el mismo dedo, anotaba que no. Todavía no había acabado el partido, pero ya estaba fuera del US Open: desconectado, desanimado, desganado. En su peor actuación en un Grand Slam, Alcaraz perdió ante el neerlandés Botic van deZandschulp, el actual número 74 del mundo, por 6-1, 7-5 y 6-4 y se despidió de Nueva York en segunda ronda.

Como ya avisó en el Masters 1000 de Cincinnati con aquella raqueta rota y en primera ronda del mismo 'grande' ante el australiano Li Tu, Alcaraz confirmó que está agotado después de una increíble racha veraniega -con los títulos en Roland Garros y Wimbledon y la plata en los Juegos Olímpicos de París- y que necesita un descanso. A los 21 años le sobran piernas y el circuito ATP no para, pero no hay mente que aguante tanta exigencia, tantas emociones, en definitiva, tanto tenis. En las próximas semanas ha prometido su presencia en la fase de grupos de la Davis, la Laver Cup, el ATP 500 de Pekín, el Masters 1000 de Shanghai, un torneo de exhibición en Arabia Saudí, el Masters 1000 de París-Bercy, las ATP Finals y las finales de la Davis, pero sería una imprudencia seguir con el plan. Alcaraz precisa olvidar la raqueta más de dos o tres días.

Este jueves en Nueva York quedó a la vista. A Alcaraz no le falló el tenis porque no hubo tenis. Simplemente no estuvo sobre la pista. Desde el primer set, que perdió en sólo media hora sin conseguir ni un solo golpe ganador, no fue él. Fue un tenista que no quería estar sobre la pista, jugar era un suplicio, competir ya era una quimera.

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Sólo en dos momentos del encuentro, Alcaraz amagó con despertar. Unos cuantos "¡Vamos!", un par de golpes suyos, incluso alguna sonrisa. Sucedió al principio del segundo set, cuando devolvió con rabia un break a Van de Zandschulp y al final del tercer set, cuando ya no había marcha atrás. Entonces, con su entrenador, JuanCarlosFerrero, insistiéndole para que lo intentara, Alcaraz empezó a jugar con ironía, por diversión y hasta hubo espectáculo, pero para remontar dos sets se necesita mucho más que eso. Al final el neerlandés cerró la victoria y se llevó la ovación de su vida, la más inesperada.

El acierto de Van de Zandschulp

También lo mereció. Si el nivel de Alcaraz estuvo muy por debajo del habitual, el nivel de Van de Zandschulp estuvo muy por encima. Hace nada, en mayo, después de caer en primera ronda de Roland Garros, el neerlandés de 28 años confesaba que estaba planteándose la retirada porque tenía demasiados días malos. Con un puesto número 22 en 2022 como cima de su carrera, en los últimos meses había caído mucho en el ranking y llegaba al US Open con derrotas clamorosas sobre su espalda, como la que sufrió en su debut en el humilde Challenger de Zug.

Ante Alcaraz, Van de Zandschulp desplegó unos recursos muy superiores a esos resultados. Con contundencia en el saque y la derecha, apostó todo a unas subidas de vértigo a la red y le salió bien. Allí ganó 28 de los 35 puntos que intentó, una constante. Desde el primer punto devolvió al español todos sus golpes, le mareó con dejadas, le superó con globos, en definitiva, completó un gran partido y se mereció el triunfo. Alcaraz este jueves no estaba en condiciones de responderle.

Stefanos Tsitsipas y la desaparición del padre-entrenador en el tenis: "No soy el jugador que era antes"

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"No soy el jugador que era antes. Cuando era joven la adrenalina se me disparaba sobre la pista, mi vida dependía de cómo fuera cada partido. Ahora esas sensaciones han desaparecido y digamos que mi nivel ha bajado", comentaba Stefanos Tsitsipas el pasado martes en una de las salas pequeñas del US Open, con sólo cuatro periodistas escuchando sus palabras. Acababa de perder en primera ronda del Grand Slam estadounidense, otra decepción, la enésima

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Alcaraz olvida las prisas para derrotar al divertido Li Tu y pasar a segunda ronda en el US Open

Alcaraz olvida las prisas para derrotar al divertido Li Tu y pasar a segunda ronda en el US Open

Relataba el australiano Li Tu que hace unos días estaba celebrando en un bar con unos amigos su clasificación para el cuadro principal del US Open, el segundo Grand Slam de su vida, cuando se enteró de que le había tocado Carlos Alcaraz en primera ronda gracias al mensaje de uno de sus 3.000 seguidores en Instagram. Su reacción entonces definió a la perfección su actitud durante el partido: "¡Otra ronda!". Tu, un tenista divertido, extraño, diferente, salió a la Arthur Ashe a disfrutar y tanto disfrute casi le cuesta un susto a Alcaraz.

Al final el español venció por 6-2, 4-6, 6-3 y 6-1, pero por el camino se dejó un set, varios minutos extra de juego y, sobre todo, una posible recuperación después de lo vivido en el Masters 1000 de Cincinnati. El desgaste, el cansancio y hasta el hastío siguen sobrevolando a Alcaraz y tendrá que buscar la frescura perdida en partidos posteriores, como por ejemplo en segunda ronda, el jueves, ante el neerlandés Botic van de Zandschulp.

Los errores ante Tu

Ante Tu no hubo manera. En los primeros pasos en un Grand Slam, normalmente en pistas centrales, ante miles de aficionados, Alcaraz suele encontrarse a tenistas atenazados por los nervios o encogidos en ese escenario, pero Tu fue todo lo contrario. A sus 28 años y con sólo una victoria en ATP, se propuso jugar y lo hizo. Subidas a la red, golpes arriesgados -¡Incluso intentó un saque por abajo!-, en definitiva, un tenis atrevido que Alcaraz supo responder como siempre hasta que dejó de hacerlo. De repente, después de un primer set arrollador, al español le entraron las prisas y todo se volvió pesado, muy peeeesaaaadoooo. Ante un rival con ganas de fiesta, de celebrar, de levantar al público, el español quiso vencer de la manera más fácil posible y el triunfo se torció. En ese segundo periodo, sumó cuatro doble faltas y hasta 18 errores no forzados para conceder a Tu un honor inesperado. Alcaraz pasó de un 4-3 con break a favor a perder 4-6 sin mucha explicación.

En algunos momentos el número tres del ranking mundial incluso señalaba al reloj de tiempo para evidenciar su desesperación por tener que estar más de dos horas en pista. Luego, en el tercer set, se serenó, recuperó su tenis y resolvió en el cuarto como debía, pero ya quedaba el recuerdo del mal rato.

La rara trayectoria del australiano

"En el primer set él estaba nervioso, pero después ha empezado a disfrutar y me ha sorprendido. Yo he cometido algunos errores que no tenía que cometer, pero él ha jugado muy bien. A partir de ahora le voy a seguir, voy a seguir sus resultados", comentaba Alcaraz en pista mientras Li Tu se llevaba una ovación del público de Nueva York.

Su actuación la merecía, también su historia. Australiano de padres chinos, Tu había abandonado su sueño de ser tenista para centrarse en sus estudios de Marketing, pero después de convertirse en entrenador y abrir una academia la pandemia le invitó a volver a probarlo. Pese a su edad, de future en future de challenger en challenger, se fue abriendo paso en el ranking ATP hasta situarse entre los 200 mejores del mundo en 2022. Ahí empezaron a llegar las invitaciones, como la que recibió del Open de Australia, pero tuvo que volver a parar. Su madre sufría un cáncer de pulmón y debía cuidarla. Sólo meses después, pese a llorar su fallecimiento, Tu jugó de nuevo hasta volver al Top 200 de la ATP, pisar la Arthur Ashe y disfrutar ante un Carlos Alcaraz visiblemente cansado.

Los motivos de la resurrección de Paula Badosa: "Llegamos a hacer tres horas diarias de masaje"

Los motivos de la resurrección de Paula Badosa: “Llegamos a hacer tres horas diarias de masaje”

Hace nada, entre los primeros rayos del verano, Paula Badosa era una tenista desesperada que maldecía su suerte en una de las pistas pequeñas de Roland Garros, donde estaba a punto de perder, otra vez perder, qué hartita estaba ya de perder. Por culpa de una fractura de estrés en su espalda llevaba más de un año de calvario, de dolores y derrotas hasta llegar a caer al número 140 del ranking WTA. ¿Volvería a la élite? Aquella noche en el Grand Slam parisino parecía imposible. Ante la británica Katie Boulder, en primera ronda, lloraba sobre la pista y reclamaba al cielo unas soluciones que, de repente, llegaron. Sí, llegaron. Un milagro. O simplemente su tenis. Liberada del dolor gracias a la infiltración de corticoides que acababa de inyectarse, remontó, ganó y desde entonces es otra Badosa. Más alegre, más decidida y, sobre todo, más ganadora.

Con el título en el WTA 500 de Washington y las semifinales en el WTA 1000 de Cincinnati, en la presente gira norteamericana de cemento sólo dos tenistas, la estadounidense Jessica Pagula y la bielorrusa Aryna Sabalenka, han brillado más que ella. Pese a ser la cabeza de serie número 27, en el actual US Open entre es la séptima favorita para las casas de apuestas yankees y el lunes en primera ronda pasó por encima de la suiza Victoria Golubic con un 6-0 y 6-3. ¿Cómo se ha producido un cambio tan repentino?

JOHN G. MABANGLOEFE

"Paula ahora está recogiendo los frutos de un trabajo que duró muchos meses. Antes ni ella misma podía ver ese resultado", analiza el fisioterapeuta Roberto Martín, jefe de la clínica Ignition de Getafe y responsable de la rehabilitación de Badosa, que vivió el suplicio junto a ella. Porque desde el principio sabía que iba para largo y desde el principio sabía que en el deporte de élite no hay paciencia suficiente para cruzar por algo así.

Los detalles de su lesión.

"En el tenis la parte baja de la columna vertebral sufre mucho por la hiperextensión necesaria para el saque y los giros constantes y la primavera del año pasado Paula sufrió una fractura por estrés en esa zona, entre las vértebras L4 y L5. Si te rompes el fémur o el cúbito te puedes recuperar relativamente rápido, pero en la columna vertebral el proceso es muy lento. Ella tuvo que estar parada, reforzar toda la musculatura para recuperar estabilidad y al final del proceso, cuando la fractura estaba ya consolidada, sufrió una inflamación en esa misma zona. Fue muy dolorosa y muy limitante y ahí vivió los momentos más duros", recuerda Martín, con el WTA 1000 de Madrid en abril como peor momento en la memoria. En la Caja Mágica, en casa, Badosa quería brillar de nuevo y perdió a las primeras de cambio ante la también española Jessica Bouzas. Según ha admitido recientemente, entonces "tocó fondo".

Y sólo en Roland Garros, después de su segunda infiltración -la primera fue en marzo antes del WTA 1000 de Indian Wells-, empezó a ver la luz. "Paula trabajó muchísimo para volver. Llegamos a encadenar sesiones diarias de trabajo manual de tres horas, usamos todas las terapias posibles, desde la cámara hiperbárica a la luz roja pasando por el magnetolith, un campo magnético mucho más potente que las magnetoterapias antiguas. Ella puso todo de su parte para volver y ahora está volviendo a disfrutar de su juego", comenta Martín que formó equipo para la recuperación de Badosa con el doctor Javier Ferrato, el preparador físico David Antona o Daniel de la Serna, director clínico del Instituto Español de psiconeuroinmunología.

JOHN G. MABANGLOEFE

Porque la tenista, que ya no comía alimentos con gluten, tuvo que reajustar su dieta para evitar la inflamación de los intestinos -que repercutiría a la espalda- y hacer otros cambios en su rutina. Entre Dubai, donde reside habitualmente, y Madrid, donde estaban sus doctores, la española encontró su camino para intentar volver al lugar donde lo dejó, en aquel número dos del ranking WTA. Su palmarés asegura que el US Open no es el mejor Grand Slam para ascender -nunca ha llegado a tercera ronda-, pero ahora es otra. Más alegre, más decidida y, sobre todo, más ganadora.

"Ahora está recuperada de su lesión de espalda. Evidentemente debe seguir trabajando esa zona y siguiendo las pautas de trabajo, pero ahora puede centrarse ya en su juego y en volver a disfrutar del tenis", finaliza Martín ante la resurrección de Badosa, de su llanto hace nada en Roland Garros a su brillo estos días en el US Open.

Prótesis revolucionarias, sillas con alas y realidad virtual para entrenar: la carrera tecnológica en los Juegos Paralímpicos

Prótesis revolucionarias, sillas con alas y realidad virtual para entrenar: la carrera tecnológica en los Juegos Paralímpicos

Antes de interpretar a la madre biológica de Once en la serie Stranger Things, la estadounidense Aimee Mullins revolucionó el atletismo en los Juegos Paralímpicos de Atlanta 1996 al aparecer en la pista con unas prótesis en forma de 'J' fabricadas en fibra de carbono. Eran las flex-foot cheetah, todo un invento. Su creador, el ingeniero Van Philips, también estadounidense, había descubierto años atrás que lo mejor para los corredores amputados no era imitar las piernas humanas, si no simular las patas de los guepardos y con Mullins como ejemplo cambió las reglas de la ortopedia. Desde aquel momento, los Juegos Paralímpicos viven en una fiebre tecnológica que ha llevado a avances impensables hace apenas un par de décadas.

"Contar con las mejores prótesis o las mejores sillas de ruedas es importantísimo hoy en día para los deportistas", explica Peter Franzel, responsable de Eventos de Ottobock, la empresa alemana que desde Seúl 1988 ayuda a los paralímpicos con sus aparatos. En la Villa Paralímpica de París la compañía cuenta con un taller de reparaciones con 160 empleados que antes siquiera de la ceremonia de inauguración que tendrá lugar este miércoles (20.00 horas, La 2) ya ha realizado más de 300 trabajos. Algunos son sencillos, como colocar un portabanderas en las sillas de los abanderados y las abanderadas que lo necesiten -los españoles son la judoka Marta Arce y el jugador de tenis mesa Álvaro Varela-, pero otros son más complejos.

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No en vano, algunos elementos del paralimpismo se han sofisticado hasta el extremo. En las prótesis, por ejemplo, hay una guerra entre Ottobock y la firma islandesa Ossur -la actual propietaria de las flex-foot cheetah- para ver quien las hace más ligeras y reactivas. Como ocurre en el atletismo olímpico entre Nike, Adidas, Asics, Hoka o On lo importante no es promocionar la marca, la imagen, la innovación, no tanto vender directamente más prótesis de competición que el rival. Según datos de Ottobock, su producción de prótesis deportivas no alcanza las 1.000 unidades anuales, pero fabrica unas 150.000 prótesis 'de calle' al año. El mercado protésico, según cálculos de expertos, supera los 1.000 millones de euros de valor y sigue creciendo. Luego están las sillas de ruedas.

Sillas super especializadas

En la misma carrera publicitaria, algunas marcas han pasado de hacer sillas específicas para deportes más populares como el atletismo o el baloncesto -éstas son más altas y las ruedas tienen un aro de empuje más grande- a idear sillas para todos las disciplinas posibles. Por ejemplo, con la incorporación del bádminton al programa paralímpico en Tokio 2020 aparecieron unas sillas con respaldo y ruedas traseras adicionales para que los jugadores pudieran inclinarse hacia atrás para rematar y en el rugby ya existen incluso sillas específicas de ataque y sillas específicas de defensa. Las primeras tienen alas metálicas de aluminio en la rueda delantera y las segundas cuentan con un gancho para atrapar a los oponentes.

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Con las limitaciones que marca cada reglamento -especialmente en lo que atañe a la incorporación de electrónica o motores-, en cada edición se mejoran los sistemas para los deportistas paralímpicos, aunque quedan tareas pendientes. La impresión 3D ya ha permitido que algunos participantes se fabriquen prótesis o guantes a medida, piezas perfectamente ajustadas a sus cuerpos, pero esa tecnología todavía no se ha popularizado. Y la incorporación de la inteligencia artificial y la realidad virtual a los Juegos Paralímpicos está sólo en sus inicios.

"Es un sector en pleno desarrollo aunque sus posibilidades son muchísimas. Por ejemplo, colocando sensores a prótesis y sillas se puede optimizar mucho su ergonomía o su distribución de fuerzas", señala Gema Ruiz Díaz-Mariblanca, responsable de IA y Data de de Softtek, empresa mexicana que ya ha propuesto avances como un dispositivo para ayudar a los nadadores con discapacidad visual a seguir el carril de la forma más sencilla posible. En materia de realidad virtual el campo por descubrir es infinito -algunos paralímpicos, como el esquiador neozelandés Adam Hall lo utilizan para afinar sus sentidos en los entrenamientos- y no sólo para los deportistas. El Comité Paralímpico Internacional (CPI) presentó recientemente una aplicación por la que los aficionados podían simular momentáneamente las dificultades a las que se enfrenta un paralímpico y apreciar así el valor de sus logros.

La lucha paralímpica de Ivan Corretja: "Dicen que antes del accidente yo era mejor tenista que mi hermano y es mentira"

La lucha paralímpica de Ivan Corretja: “Dicen que antes del accidente yo era mejor tenista que mi hermano y es mentira”

"¿Sabes qué? Todos los días conduzco por esa misma carretera, paso por esa misma curva, y no siento nada especial. Si voy con alguien le digo: 'Mira, ahí me la pegué yo'. Conozco al chico que me atropelló e imagino que no será un buen recuerdo para él. Me gustaría que supiera que no le guardo ningún rencor".

La madrugada de la verbena de San Juan de 1987, Ivan Corretja cruzaba la Arrabassada, la carretera que conecta Barcelona y Sant Cugat con subida y bajada el Tibidabo. Iba en moto, de paquete. Estaba a punto de cumplir 15 años y, gracias a un viaje de sus padres, vivía una de aquellas primeras noches de libertad adolescente en las que todo parece posible. Era buen estudiante y mejor tenista, había sido subcampeón de España infantil de clubes formando pareja de dobles con su hermano pequeño, Alex. Bajo una luna clara era imposible pensar que en uno de los últimos giros, un coche asaltaría el carril contrario y se lo llevaría por delante a toda velocidad. "No perdí el conocimiento y en todo momento supe qué pasaba. Tenía 14 años y creía que me iba a morir. Pensaba: 'No me puede pasar esto a mí'. Por eso, unas horas después, cuando me dijeron que me tenían que amputar la pierna izquierda por debajo de la rodilla me pareció lo de menos. La única pena que sentí fue porque no podría jugar a tenis", explica en conversación con EL MUNDO.

Cuenta la leyenda que el bueno era usted, que sin el accidente hubiera llegado incluso más lejos que su hermano Alex.
(Risas) Entiendo el bulo, lo he escuchado varias veces. Como historia es cojonuda, pero no es verdad. El tenis no es sólo técnica o agilidad, también es táctica y cabeza. Álex de pequeño ya era mejor que yo. Yo quería llegar a ser profesional y Álex ya quería ser número uno del mundo. La diferencia es abismal. Él tenía muy claro lo que quería y, mira, se quedó a un partido de conseguirlo.

A sus 52 años, Ivan Corretja es ahora campeón del mundo de tenis adaptado de pie, pero hasta conseguirlo tuvo que pasar mucho tiempo alejado de su deporte favorito. "Después del accidente me fui a estudiar a Estados Unidos, a un high school en Fremont, en Nebraska, y allí ayudé al entrenador del equipo femenino de tenis y me hicieron una prótesis que estaba muy bien para la época, pero cuando volví me di contra un muro. Tenía 17 años, quería seguir haciendo deporte al más alto nivel, quería ir a unos Juegos Paralímpicos, pero todo lo que probé, como la natación y el ciclismo en pista, no se me daba nada bien. Lo mío era el tenis y como no había tenis para amputados, sólo tenis en silla de ruedas, me pasé al pádel, que justo estaba empezando en España. Pasaron muchos años hasta que no volví a jugar al tenis, la verdad. De hecho, llegué a pensar que ya no lo haría", relata y por esa experiencia ahora está en lucha.

Sólo hay tenis en silla de ruedas

Mientras la mayoría de deportes tienen múltiples categorías en los Juegos Paralímpicos, el tenis se ha quedado reducido a su modalidad en silla de ruedas. Hay todo en circuito para tenistas sentados, con Grand Slam y premios cuantiosos, pero nada más. Por ejemplo, los amputados de un brazo no tienen posibilidad de jugar oficialmente porque deberían elegir entre golpear con la raqueta o hacer avanzar la silla. Por eso se creó la Para-Standing Tennis, la asociación internacional de tenis adaptado de pie, con Corretja como presidente. Por eso, últimamente se han llevado a cabo iniciativas como partidos de exhibición en el US Open y el Abierto de Australia, que buscan presionar a la Federación Internacional de Tenis (ITF) para que mueva ficha. Ya hay torneos en varios países, incluso Mundiales y Europeos, con Corretja como dominador de la categoría PS2, para amputados de una pierna, pero falta oficialidad y apoyo económico.

Stefano GuidiMUNDO

¿Nunca pensó en jugar en silla de ruedas?
No, no, no le veía sentido. Si no necesitaba una silla para ir por la calle, tampoco para jugar. Me entristecía no poder jugar al tenis porque me encantaba, adoraba la competición, pero nunca caí en depresión, ni pensé que me habían hundido la vida. Sobrevivir me dio una energía de la hostia. En 1987, unas semanas después del accidente, fui al Campeonato de España infantil por equipos, el trofeo Joan Compta, del que yo había sido subcampeón el año anterior. A la gente le daba mucha pena verme allí, con la pierna amputada, con muletas, pero yo recuerdo mi alegría por ver otra vez jugar a mi hermano Álex, que entonces sí ganó el título. Si ahora peleo por el tenis adaptado de pie no es por mi, para estar 10 años jugando por el mundo, es por los chavales que sufren un accidente o una enfermedad y pueden seguir practicando su deporte favorito.

Ivan Corretja estudió Derecho y Publicidad en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) y trabajaba como director de un club de tenis, el Bonasport, cuando su hermano Alex ganó el Masters de 1998 y le pidió ayuda. De repente se convirtió en su representante. Poco después, Joaquim Hernández, le encomendó la carrera de su hijo, Xavi, que acababa de debutar en el Barça de la mano de Louis Van Gaal y así el mediano de los Corretja empezó su carrera como agente. Luego llegarían otros tenistas como Albert Costa y otros deportistas como Gemma Mengual y Toni Elías hasta que hace unos años aceptó la oferta del Bayer Leverkusen para convertirse en su responsable de scouting en España. "En la vida me ha ido bien, nunca he sentido mucha pena por lo que me pasó", finaliza.

El US Open, la prueba definitiva de madurez de Carlos Alcaraz: "Quiero mejorar, estoy preparado"

El US Open, la prueba definitiva de madurez de Carlos Alcaraz: “Quiero mejorar, estoy preparado”

Fue hace una eternidad, exactamente tres años, cuando Carlos Alcaraz descubrió la electricidad de la pista central del US Open y supo que en ningún otro lugar podría disfrutar así. No hay la distinción de Roland Garros, ni mucho menos hay la tradición de Wimbledon. En Flushing Meadows hay diversión, espectáculo, ruido y aquel Alcaraz, con su mayoría de edad recién cumplida, se lo empezó a gozar entonces con una victoria ante Stefanos Tsitsipas y unos cuartos de final de revelación.

Ahora, después de celebrar su primer Grand Slam en el lugar en 2022 y de alcanzar las semifinales en 2023, la situación es muy distinta. Alcaraz ya no es el debutante con hambre que debe gestionar los nervios o el exceso de ilusión; Alcaraz es el ganador de cuatro 'grandes' que debe combatir el cansancio, la presión e incluso la desgana. En el US Open que empieza este lunes, el español está ante su prueba definitiva de madurez.

En segunda ronda del Masters 1000 de Cincinnati, con esa raqueta rota, ya quedó claro el desafío: su 2024 ya es excelente -Roland Garros, Wimbledon y una plata olímpica- y ahora debe buscar entre sus ilusiones para mantener el ánimo. La temporada pasada ya se le hizo larga y eso que llevaba con menos éxitos en la mochila, ¿Y ahora qué?

JAMIE SQUIREGetty Images via AFP

De momento ha encontrado motivación en el ranking. Acabar el año como número uno es muy complicado, debería ganarlo todo de ahora en adelante, pero de eso trata precisamente el deseo. "Uno de mis objetivos es acabar el año como número uno, estoy buscando eso. Debo centrarme en desplegar mi mejor tenis en cada torneo y ascender en el ranking. Quiero mejorar, estoy preparado", comentaba en Estados Unidos, donde ha vivido dos semanas extrañas.

Mallorca y muchos compromisos

Al acabar la final de los Juegos de París ante Novak Djokovic, Alcaraz se marchó a navegar por Mallorca con su hermano mayor Álvaro y amigos como el fisioterapeuta Fran Rubio, pero en pocos días ya se tuvo que poner a preparar la gira norteamericana sobre cemento. Arropado de nuevo por todo su equipo -que no pudo estar en la cita olímpica-, a Cincinnati llegó aún fatigado, como pudo verse, y quedan dudas sobre su estado en el US Open. En Nueva York desde el pasado lunes, ha participado en numerosos actos publicitarios, como un partido de exhibición junto a Djokovic, André Agassi y John McEnroe, eventos de Nike o Babolat o incluso el Kid's Day del torneo en el que celebró un gol como Cristiano Ronaldo, y ha sufrido algún contratiempo en el entrenamiento.

JAMIE SQUIREGetty Images via AFP

El sábado, en su sesión junto al argentino Francisco Cerúndolo, se dobló el tobillo y tuvo que retirarse. El dolor fue momentáneo, apenas hubo hinchazón, pero cualquier susto obliga a la precaución. "El tobillo está bien, no hay problema. Después del mal gesto no me sentía cómodo y por eso no seguí entrenando, pero no es importante", explicó después en rueda de prensa Alcaraz, que tampoco tendrá un camino llano para coger carrerilla.

Debut fácil, cuadro difícil

Sólo su debut, la madrugada del martes al miércoles (no antes de las 01.00 horas, Movistar), se insinúa sencillo. Enfrente estará el australiano Li Tu, de 28 años y con sólo una victoria en el circuito ATP, un tenista que colgó la raqueta de joven para centrarse en su estudios de marketing y volvió añorado después de la pandemia. En el segundo partido de Grand Slam de su vida, enfrentarse a Alcaraz ya será un regalo, cosa que no pasará con los siguientes rivales del español.

Entre sus rivales potenciales en las primeras rondas se advierten el canadiense Denis Shapovalov, el británico Jack Draper o el estadounidense Sebastian Korda, todos ellos capaces, más en pista dura. Luego el reto podría pasar por un cañonero como el polaco Hubert Hurkacz y ya en semifinales, otra vez, el número uno actual, Jannik Sinner.

El raro caso Sinner

La polémica por los positivos del italiano en dos controles antidoping ha enrarecido el ambiente en el vestuario del US Open y, después de despedir a parte de su equipo, tampoco está claro cómo reaccionará el propio jugador sobre la pista. Acostumbrado a la absoluta discreción, en el foco de la polémica no disfruta, aunque sus rivales no hayan hecho sangre. Criticado por tenistas modestos, la mayoría de estrellas del circuito han evitado opinar sobre su caso, como hizo el propio Alcaraz.

"Estoy seguro que están siendo momentos difíciles para él. ¿Qué puedo decir? No sé mucho sobre el caso, sobre cómo fue dentro del equipo, sobre todos los detalles. Pero si han dejado que Jannik juegue será por algo", concluyó el español en un requiebro para esquivar la controversia y centrarse ya en el US Open, su prueba definitiva de madurez.

Un partidillo de fútbol, 'Soledad' de la Oreja de Van Gogh y "una comilona": la receta de la España de balonmano para el bronce

Un partidillo de fútbol, ‘Soledad’ de la Oreja de Van Gogh y “una comilona”: la receta de la España de balonmano para el bronce

Las canciones se cuelan por donde nadie espera y por eso este domingo en las entrañas del estadio Pierre-Mauroy de Lille retumbaban las voces de 16 hombretones cantando sin camiseta y dando botes los siguientes versos: "Oh, soledad, dime si algún día habrá, entre tú y el amor buena amistad, vuelve conmigo a dibujar las olas del mar, dame tu mano una vez más". La Oreja de Van Gogh de Amaia Montero, 'Soledad', nostalgia pop para celebrar un bronce olímpico... ¿Y eso? Nadie explicaba muy bien el motivo, pero al parecer la culpa era de Jorge Maqueda.

La tradición marcaba que cada jugador escogía una canción y ese remix sonaba en el vestuario, pero el lateral de 36 años, charanguero como nadie, se cansó de tanto reguetón y decidió que en estos Juegos de París él sería el DJ. Antes del debut ante Eslovenia su selección musical provocó muchas risas, pero después de la final de consolación, nuevamente ante Eslovenia, todos ya estaban entregados: "Oh, soledad, dime si algún día habrá, entre tú y el amor buena amistad".

Una celebración distinta de aquellos ya acostumbrados a celebraciones. Una celebración distinta tres años después. Como ocurrió en los últimos Juegos de Tokio 2020 -y en Pekín 2008 y en Sidney 2000 y en Atlanta 1996-, España volvió a imponerse en una lucha por el bronce igualadísima que se resolvió en los últimos minutos con un gol de Alex Dujshebaev, un polémico golpe a Aleix Gómez y una parada "fácil" de Gonzalo Pérez de Vargas en el último segundo. "Hemos defendido muy bien esa acción, les hemos obligado a tirar desde la falta y era un lanzamiento bastante asequible. Y luego ya, la celebración, la locura", analizaba el guardameta que no disimulaba su alegría con la medalla al cuello como después de la derrota en semifinales ante Alemania no disimuló su enfado.

"A los que ya estuvimos en Tokio nos costó un poco más digerir la derrota en semifinales porque sabemos lo difícil que es llegar a unos Juegos Olímpicos, pasar la fase de grupos, ganar en cuartos y tener esa oportunidad de jugar por el oro", comentaba Pérez de Vargas, uno de los pocos, poquísimos repetidores, sólo siete: él, Rodrigo Corrales, Alex Dujshebaev, Adrià Figueras, Miguel Sánchez-Migallón, Gómez y Maqueda.

El partidillo que devolvió la risa

Ellos son los que llevaban peor cara después del tropiezo ante Alemania y a los que tuvo que levantar Jordi Ribera. En el día previo a la final de consolación, el seleccionador, un adicto al análisis táctico, a estudiar el balonmano, a editar vídeos, decidió que ese día no habría entrenamiento. Como es lógico, España tenía dos horas reservadas en la pista del Pierre-Mauroy de Lille para prepararse el encuentro ante Eslovenia, pero nadie apareció por allí. En su lugar, Ribera prefirió llevarse a sus pupilos al estadio Lille Métropole, el segundo más grande de la ciudad, al lado de la pequeña Villa Olímpica de Lille, para que jugaran un partidillo de fútbol.

"Teníamos que reírnos otra vez, si algo tiene el equipo es la risa, la alegría", descifraba el entrenador, que añadía: "Para mí también fue más difícil levantarme aquí que en Tokio. Cuando ya lo has vivido una vez, revivirlo es más duro. Además lo tuvimos en nuestras manos. Había que pasar el duelo, el luto, hablar, remontar y divertirse un rato". En la sala de prensa aparecieron los dos, Ribera y Pérez de Vargas, técnico y portero, y al sentarse no se dieron cuenta que los micrófonos ya estaban abiertos. Con alguna crítica a los árbitros, lamentaron el único punto de preocupación entre tanta celebración: "Se lo han cargado, es que se lo cargado".

SAMEER AL-DOUMYAFP

Hablaban del golpe a Aleix Gómez en la penúltima jugada del partido ante Eslovenia. Después del gol decisivo de Dujshebaev (23-21) y un siete metros transformado por Jure Dolenec (23-22), la selección contó con un minuto y 20 segundos para dejar morir el partido, para marcar y subirse al podio y ahí el balón llegó al extremo. Muy escorado, podía marcar. Muy escorado, se lanzó a por ello. Hubo un claro contacto del esloveno Blaz Janc, pero no se pitó nada y todavía hubo que sufrir 20 segundos más. Gómez ya no se levantó. Tendido sobre la pista necesitó ser rescatado por un compañero, el pivote Abel Serdio, que lo cogió en brazos y lo tumbó al lado del banquillo. Incluso cuando Pérez de Vargas hizo la última parada, Gómez siguió inmóvil, dolorido, roto.

Más de una hora después los que salían del vestuario comentaban que ya se encontraban un poco mejor, pero que todavía sentía muchísimo dolor en la pierna izquierda. Al volver a España, este lunes, se realizará pruebas médicas, aunque antes le quedaba la ceremonia de las medallas, la clausura y ya en Madrid "una comilona" que la Federación había prometido al equipo. Allí, en el restaurante que sea, seguramente volverá a sonar el hit: "Oh, soledad, dime si algún día habrá, entre tú y el amor buena amistad".