Brahim Díaz elige jugar con Marruecos y dice "no" a la selección española

Brahim Díaz elige jugar con Marruecos y dice “no” a la selección española

Brahim Díaz Abdelkader, nacido en Málaga, como su madre, hijo de un padre de Melilla, jugará con la selección absoluta de Marruecos. El centrocampista andaluz, que jugó con España en categorías inferiores, ha tomado una decisión «personal», según adelantó Marca y pudo confirmar este periódico, y vestirá la camiseta del país de su abuela paterna.

El andaluz ha estado meses deshojando una margarita que ahora se ha quedado sin pétalos. Según fuentes cercanas a la situación, Brahim estaba en la prelista de España y de Marruecos para el próximo parón internacional, algo que no había sucedido en anteriores momentos, y ahora, sí o sí, tenía que elegir. Y se ha ido con la tierra de sus ancestros por el mayor ímpetu mostrado desde la Federación marroquí, que le llamó por primera vez hace seis años para calibrar su interés y en los últimos seis meses no ha dejado de insistirle, con llamadas diarias desde hace semanas, tanto del seleccionador Walid Regragui como del presidente de la Federación.

En el otro lado de la balanza está la Federación española, con más opciones para el puesto de centrocampista ofensivo y con menos argumentos para asegurar al 100% la continuidad del futbolista en futuras convocatorias, incluida la Eurocopa. De hecho, una de las razones que más ha pesado en la decisión de Brahim es que no ha recibido una llamada personal desde el cuerpo técnico de la selección española, ni de Luis de la Fuente ni de sus ayudantes. Recordemos que el jugador del Madrid tampoco fue a los últimos Juegos Olímpicos.

De esta manera, España pierde al futbolista de 24 años, que sólo ha disputado un partido con la absoluta española. Fue en junio de 2021, en un amistoso ante Lituania. Dado el carácter no oficial de ese encuentro, ahora podrá vestir la camiseta de Marruecos. Brahim deja atrás 26 partidos con España entre todas las categorías, 9 con la sub'17, 8 con la sub'19 (donde tenía como entrenador a De la Fuente) y 8 con la sub'21. Disputará el primer partido de su carrera con el combinado africano en el próximo parón.

Ancelotti: "Lo de Vinicius es frustración, es normal"

La noticia de Brahim opacó la zona mixta del Santiago Bernabéu tras el encuentro ante el Celta, donde Carlo Ancelotti sabía muy bien a qué jugadores tenía que dar una pequeña charla sobre el césped: Vinicius, Rüdiger y Arda Güler. El italiano se acercó primero al brasileño. «Le he dicho que es el mejor», contestó, cuestionado sobre las palabras que le había dicho a Vinicius. Preguntado por el empujón a Mingueza, el italiano pensó también en la camiseta de Vinicius: «He creído que no se ha roto. Ha sido una jugada muy fea y creo que la decisión del árbitro ha sido correcta. Lo de Vini es frustración, es normal», terminó Carletto.

A unos metros, Lucas Vázquez valoraba la acción del brasileño. «Sabemos que eso no lo debe hacer, pero está siendo un poco perseguido por todo, se le está dando mucho bombo a cosas que no tienen que ver con el fútbol. Vini, centrándose en jugar cada semana es determinante, completo y decisivo», elogió el gallego, que admitió que le intentan dar consejos y que el brasileño los acepta. «Él intenta mejorar siempre en todo. Es humilde para aceptar críticas y consejos, pero a veces es difícil y le cuesta quizás tener ese temple que tendrá con los años», dijo.

Pero volvamos a las charlas de Ancelotti. Después de decirle a Vinicius que «es el mejor», el italiano se acercó a Rüdiger, el otro protagonista del duelo al imponerse en los dos córneres que provocaron sendos goles del Madrid. «Después de hablar con Vini he hablado con Rüdiger... Y le he dicho 'tú eres el mejor'», contó el italiano, causandos las risas en la sala de prensa. «Y luego a Nacho también le he dicho 'eres el mejor'. Tengo que darles confianza», añadía, empujado por las risas de la sala. Sobre el alemán, destacó su profesionalidad: «Tiene el tempo perfecto sobre cuándo ser serio o irónico, es un gran jugador», destacó.

Por último, el italiano se acercó a Güler, que metió su primer gol con el Madrid. «Ha jugado muy poco, pero estaba seguro de que algo podía hacer. Es un gran talento. Nadie duda que tiene futuro aquí», dijo,antes de reflexionar sobre la crisis de dos empates consecutivos (Valencia y Leipzig) antes del Celta. «Aquí en el Madrid el empate es la antesala de la crisis», finalizó con elegancia.

Rüdiger salta y el Madrid vuela ante el Celta

Rüdiger salta y el Madrid vuela ante el Celta

Las Ligas se ganan por tierra, mar y aire. Así de constante hay que ser para levantar el título. Y el Real Madrid consiguió este domingo mantener su ventaja de siete puntos con el Girona y de ocho con el Barça a base de saltos y vuelos. Especialmente los de Rüdiger, que provocó el primero, anotado por Vinicius tras la parada de Guaita al cabezazo del alemán, y el segundo, que se metió en propia el portero tras otro remate del central. El tercero, de Carlos Domínguez en propia, y el cuarto, del joven Güler, sentenciaron a un Celta con muchos problemas.

Después de cuajar uno de los peores partidos de la temporada en el agónico empate contra el Leipzig, Carlo Ancelotti metió aire fresco en su once inicial ante un Celta necesitado. El italiano sentó a Carvajal, Kroos y Tchouaméni, además de asumir la ausencia por sanción de Bellingham, e introdujo a Lucas, Modric, Brahim y Rodrygo, suplentes todos en Champions.

Las sensaciones fueron muy diferentes, aunque el rival también lo era. Los gallegos aterrizaron en el Bernabéu con el aliento del Cádiz y de los puestos de descenso sobre su espalda, a dos puntos, y mucho tendrán que mejorar para no pasar apuros en lo que queda de curso. En la primera parte, el Madrid quiso responder a los pitos continentales de su afición. Al descanso, 70% de posesión, 12 remates, 8 a puerta, 9 córners... Y un tanto, el de Vinicius, que se quedó corto para lo visto sobre el césped.

Los blancos se encontraron un partido conocido en Chamartín. Un rival con cinco atrás en defensa, que intentaba achicar todos los espacios y que quería correr a la contra. Ante eso, la entrada de Brahim y Modric, hábiles en el uno contra uno e inteligentes al espacio, alivió los problemas que el Madrid se podría encontrar contra una clásica defensa de balonmano. Ancelotti cargó más el ataque hacia la zona derecha, con Lucas, Valverde y Rodrygo apoyando al croata y al andaluz, y encontró ocasiones y resultados.

Tras varias arrancadas del lateral gallego y de Rodrygo, saldadas con despejes de la defensa, el primer tanto llegó en el minuto 21, en un córner, consecuencia de los ataques por esa banda. Modric colgó el balón, Rüdiger cabeceó a placer, Guaita rechazó la pelota y Vinicius, después de un primer remate que sacó el portero, anotó el 1-0.

El Madrid se adelantó merecidamente ante un Celta incapaz de aguantar el balón en sus pies y peligroso sólo cuando Aspas conseguía conectar con Larsen. En el medio, Camavinga fue el mejor de la primera parte, incombustible en la presión tras pérdida y atrevido en ataque. El francés decía en la previa de Champions que tenía que mejorar en la faceta goleadora y ser más valiente en los disparos. Y contra el Celta lo fue. Lideró la tabla de remates a puerta al descanso (5, 3 de ellos a puerta) y sólo Guaita evitó su gol.

Tras el descanso, el Madrid bajó unas cuantas marchas, cómodo en sensaciones a pesar de lo corto del resultado. Entregó algo más de balón al Celta, aunque sin permitir acercamientos peligrosos. El duelo entró en un terreno aburrido, de siesta, como esperando minutos más determinantes. Y llegaron.

El paso del tiempo dio oxígeno a un Celta que se siguió viendo en el partido quizás más de lo que esperaba en la previa. La conexión entre Valverde y Lucas en la derecha, menos constante que en la primera parte pero efectiva para su equipo, levantó el ánimo del Madrid con balón hacia el tramo final. Rodrygo pudo sentenciar después de una combinación con el uruguayo, pero sigue con la pólvora mojada.

En el 79, Rüdiger impuso de nuevo su ley aérea y cabeceó, imperial, para que Guaita se metiera su remate en la portería tras tocar el larguero. 2-0 y tranquilidad en el Bernabéu, que sigue viendo a sus rivales muy lejos. En el 88, Carlos Domínguez anotó en propia el 3-0 de los blancos y en el descuento bGüler marcó su primer gol con la camiseta del Madrid. 4-0 y a pensar en cotas mayores.

"Xurxo" Strand Larsen, el otro gigante noruego: de una adolescencia con Haaland al pulpo y los goles en el Celta

“Xurxo” Strand Larsen, el otro gigante noruego: de una adolescencia con Haaland al pulpo y los goles en el Celta

Un delantero nórdico con cierta virtud para el gol siempre será El Thor de (inserte aquí el equipo). El tópico está claro. Por eso en el fútbol actual no hay un Thor del balón como Erling Braut Haaland. Así, con el nombre completo, que suena con más poderío. Un delantero gigante, de 194 centímetros de altura, melena larga y rubia, que bebe dos litros de leche diarios y mete más goles que nadie en el planeta. Y quizás por eso, porque lo de Thor ya estaba adjudicado, al protagonista de estas líneas no le ha quedado más remedio que abrazar un nombre más común, más campechano, más natural, más gallego: Xurxo.

Jørgen Strand Larsen, así, con el nombre completo, con poderío, también es noruego, como Haaland. También nació en el año 2000, en febrero, cinco meses antes que el atacante del Manchester City. También es un gigante, aunque en su caso de 193 centímetros, uno menos. No tiene el pelo largo, liso y rubio, sino oscuro, rizado y corto. Y no bebe leche, come pulpo. Lo dicho: más campechano, menos Dios.

Larsen no es Thor, es Xurxo, apadrinado así por la afición y el vestuario de un Celta de Vigo del que es ahora bandera y máximo goleador antes de aterrizar esta tarde en el Santiago Bernabéu para jugar contra el Real Madrid. Xurxo, se lo imaginarán, es la traducción al gallego de Jorge y Jørgen, consecuencia de la rápida adaptación del futbolista a Galicia y a la Liga, de la que es también uno de sus grandes anotadores. Acumula 9 dianas, empatado con Vinicius, En-Nesyri o Iñaki Williams, a 7 goles de Bellingham, sancionado los próximos dos partidos, a 6 de Mayoral, lesionado para lo que resta de temporada, y a 5 de Morata. Es decir, el noruego todavía puede estar en la pelea por los primeros puestos del Pichichi.

Más allá de las comparaciones, siempre odiosas, la realidad es que los apellidos Larsen y Haaland han ido bastante unidos durante los 24 años de vida de los dos futbolistas. El del Celta sería el delantero centro noruego con mayor valor de mercado (15 millones) si no existiera el citizen (180), comparten convocatoria en la absoluta de Noruega y jugaron juntos en las categorías inferiores de su país. En la Eurocopa sub'17 de 2017, por ejemplo, cayeron en fase de grupos y se enfrentaron, entre otros, a la Inglaterra de Phil Foden y Jadon Sancho. Larsen con el número 10 y como delantero centro y Haaland con el 14 jugando como extremo izquierdo.

Carácter mediterráneo

El paso del tiempo les alejó, uno hacia la cima del fútbol mundial y el otro hacia el trabajo constante para labrarse un futuro. Larsen pasó por el equipo juvenil del Milán, donde le entrenó Gattuso y se empezó a contagiar del carácter mediterráneo que ahora le ha hecho más fácil la vida en España.

«Tiene mucho sentido del humor. No es el típico tío escandinavo que te puedes imaginar de primeras», cuentan desde Vigo, a donde llegó en el verano de 2022 procedente del Groningen neerlandés a cambio de 12 millones de euros. En una temporada y media en Galicia ya habla español «casi a la perfección» y se ha aficionado, quién no, al pulpo y al marisco. Al principio le costó un poco asentarse deportivamente, presionado también por la cifra que se había pagado por él. No era indiscutible y no se estrenó en Liga hasta la jornada 13 del pasado curso. Pero este curso todo ha cambiado. Ha sido titular en todas y cada una de las 27 jornadas de Liga y ha entendido mejor cómo se ataca y se defiende en el fútbol español. Físico nunca le ha faltado, trabajado desde la infancia, cuando compaginaba el fútbol con el tenis, el hockey sobre hielo y el golf, y ha ganado en resistencia.

En el horizonte, un sueño que no esconde: jugar en la Premier League y, si puede ser, en el equipo del que es fan desde pequeño, el Liverpool. Sus características de juego aéreo, físico, potencia y gol cuadran con el estilo británico y el Celta ya recibió el interés de clubes ingleses el pasado verano. En Vigo se remiten a la cláusula, que ronda los 40 millones. Hoy, en Chamartín, nueva oportunidad para Xurxo.

La conexión al piano de Tchouaméni y Camavinga: "Aprendimos en los ratos libres del Mundial"

La conexión al piano de Tchouaméni y Camavinga: “Aprendimos en los ratos libres del Mundial”

Aurélien Tchouaméni y Eduardo Camavinga son uña y carne dentro y fuera del campo. Los centrocampistas franceses del Real Madrid son los protagonistas de la última 'jam session' de Mahou. En ella, se sientan al piano para versionar la canción '7 years' de Lukas Graham y mostrar sus dotes artísticas. Un talento que empezaron a crear en común durante los ratos libres del Mundial de Qatar.

"Aprendimos en la Copa del Mundo, teníamos mucho tiempo libre y queríamos buscar algo que hacer durante la competición. Ahora estamos mejorando", explica Tchouaméni durante el vídeo compartido por la marca de cerveza. "'Nuestro grupo se llamaría Tchouameninga", responden entre risas preguntados por el 'mote' de su grupo, un nombre que les puso en sala de prensa, y sin quererlo, Carlo Ancelotti. Una mañana en Valdebebas, el técnico italiano se confundió al hablar de los dos futbolistas y creó un nombre que ahora no para de salir en el vestuario, donde vacilan a los franceses.

Además del fútbol, la música también une a los centrocampistas. "Aurélien escucha buena música, a veces le robo", confiesa Camavinga, que es "el DJ del equipo", asegura Tchouaméni. El ex del Rennes está muy influenciado por los brasileños Vinicius y Rodrygo, con los que ha estado de vacaciones en alguna ocasión.

"Escucha música de Brasil con Vini y Rodrygo", cuenta Tchouaméni. "Y afrobeat, que es música que no podemos hacer aquí en el piano", insiste Camavinga, que también admite escuchar al argentino Duki y mucho reggaeton. "Yo soy de J Balvin y Bad Bunny", confiesa Aurélien.

La unión entre los dos es tan lógica como natural. Llegaron con un año de diferencia, uno como apuesta de futuro (Camavinga) y otro como sustituto de Casemiro (Tchouaméni), y han ido creciendo juntos, compartiendo momentos por la facilidad del idioma y siendo parte de la pandilla que han creado con Vinicius, Rodrygo o Bellingham. Y claro, aparecen los hobbies: "¡Yo también toco el piano!", sonreía y recordaba Camavinga el pasado martes, en la rueda de prensa previa a la vuelta de octavos de Champions contra el Leipzig. Cuestionado sobre los talentos de Tchouaméni, Eduardo también sacaba pecho: «Yo puedo tocar el piano, puedo cantar, puedo hacer muchas cosas», admitía. «Y voy a aprender a tocar la guitarra», añadía, en referencia al hobby de Rodrygo Goes.

La pelea que provocó la ruptura Galán-Lebrón, números 1 del pádel: "Vete a tomar por c... No me jodas"

La pelea que provocó la ruptura Galán-Lebrón, números 1 del pádel: “Vete a tomar por c… No me jodas”

-Yanguas: «La pido, ¡la pido!».

-Lebrón: «¿Qué? Venga hombre, vete a tomar por culo, Yanguas, de verdad. ¿Qué me estás contando? No me jodas, eh. Te lo digo, la última».

El pasado martes día 5 de marzo, Juan Lebrón y Alejandro Galán estaban ganando su partido de octavos de final del Major de Qatar, segundo torneo del calendario del Premier Padel, ante Javi Garrido y Mike Yanguas. Habían sido mejores en el tiebreak del primer set (7-6) y en el segundo tenían saque para empatar a 4-4. Ahí comenzó una discusión que hoy, tres días después, terminó en la ruptura de la pareja número 1 del ranking mundial.

Lebrón y Galán habían decidido seguir juntos en diciembre a pesar de que la relación ya no pasaba por su mejor momento. Filtraron a su círculo cercano que podían romper y levantaron varios teléfonos para valorar sus opciones, pero finalmente aceptaron continuar unos meses más. Fue una reconciliación, porque el mundo del pádel ya daba por hecha su ruptura. Tres meses después y a pesar de ganar el primer torneo del curso en Riad, su relación, ahora sí, se ha terminado.

«No es una decisión fácil, pero está muy meditada», escribió Galán en sus redes sociales, dando carácter oficial a una noticia que el jueves por la noche ya rebotó por los teléfonos móviles de entornos y periodistas. «Quiero agradecer a Juan los cuatro años que hemos compartido juntos. Han sido inolvidables. Te deseo lo mejor», aseguró el madrileño.

Curiosamente, el giro con respecto a diciembre es el protagonista del adiós. En ese momento, fue Lebrón el que dio el primer paso y anunció a su círculo cercano que iba a romper con Galán, deslizando que éste iba a jugar con el argentino Fede Chingotto en 2024. Se arreglaron, pero por poco tiempo. Hoy mismo, el propio Galán anunciaba su decisión de jugar con Chingotto a partir del mes que viene. Cuando el río suena... Pero volvamos a la pelea.

"Le ha dicho 'hijo de puta'"

Esa petición inicial de Yanguas provocó el enfado de Lebrón y una tangana que ha sido el desencadenante de la ruptura. Yanguas consideró que Lebrón había hecho falta de pie en el saque y éste no lo aceptó. «¿Es falta de pie? Vete a tomar por saco. No has arbitrado nunca, no sabes lo que es una falta de pie», insistió el andaluz ante el silencio de un Galán que ya empezaba a poner caras de desesperación.

Yanguas y Garrido ganaron el segundo y el segundo set en el tiebreak y a mitad del tercero llegó la discusión más importante. Tras perder su saque y ponerse 3-4 abajo en el tercero, Lebrón pagó su rabia lanzando una pelota en dirección a Yanguas, lo que enfureció al entrenador de éste, Juani Mieres, que se lo recriminó. Lebrón se encaró con él mientras Galán, otra vez, se iba en silencio hacia su banquillo. «Supervisor y fuera. ¡Descalificado!», pidieron desde el lado de Yanguas y Garrido. «Ha ido a pegar a Juani. Eso es descalificación. Le ha dicho 'que te den por culo' e 'hijo de puta, la concha de tu madre'», explicaba Yanguas al árbitro.

A unos metros, Lebrón, al lado de un Galán con la mirada perdida, gritaba «qué mentiroso es el chavón». El castigo quedó en una advertencia y el partido continuó mientras seguía el cruce de declaraciones. «¡Juan! ¡Da igual! ¡Vamos!», le gritaba Galán a Lebrón en la pista.

Yanguas y Garrido terminaron ganando el set (4-6) y el partido, y en el banquillo, Galán no ocultaba su decepción negando continuamente con la cabeza y diciéndole algo, bastante enfadado, a Jorge Martínez, el entrenador de ambos.

Así se acabó la relación de la pareja que ha dominado el pádel mundial durante los últimos años. Han ganado 32 torneos desde 2020 hasta el último en Riad y sólo en 2024, con lesiones, no han sido números 1, hincando la rodilla ante la irrupción de los jóvenes Tapia y Coello.

Tendrán que jugar el próximo torneo de Acapulco juntos, porque la inscripción se cerró hace unos días y deberían argumentar problemas físicos para no poder acudir, así que será su despedida. A partir de ahí, Galán jugará con Chingotto y Lebrón buscará aliado. Alex Ruiz, Juan Tello o incluso Momo González son nombres que están sobre la mesa.

Crisis definitiva (ahora sí) de los números 1 del pádel: Ale Galán rompe con Juan Lebrón

Crisis definitiva (ahora sí) de los números 1 del pádel: Ale Galán rompe con Juan Lebrón

Ale Galán y Juan Lebrón se separan. La pareja número 1 del ranking FIP (Federación Internacional de Pádel), ganadora del primer torneo de la temporada de Premier Padel en Arabia Saudí, rompen definitivamente. Una situación que parecía que iba a suceder en diciembre, justo en el final de la pasada temporada, y que finalmente se consiguió enderezar por las pocas opciones que tenían en el circuito y lo buenos, muy buenos, que son cuando están al 100%. Pero ahora, en marzo, y después de la polémica de esta semana en Qatar, Galán ha tomado la decisión de separarse de Lebrón y jugará a partir de ahora con Chingotto.

La noticia, adelantada por Marca y confirmada por este periódico de fuentes cercanas a la pareja, será oficial este viernes a las 10 horas. Así de claro lo tiene Galán, molesto por la eliminación en Qatar tras la bronca de Lebrón con Mike Yanguas, rival en el partido que perdieron.

Curiosamente, la situación ha dado un giro con respecto a diciembre. En ese momento, fue Lebrón el que dio el primer paso y anunció a su círculo cercano que iba a romper con Galán. Ambos tuvieron conversaciones con varios jugadores (Galán estuvo muy cerca de Chingotto) pero al no ver opciones realmente viables y competitivas, decidieron seguir. Pero su relación, después de años en la cima de su deporte, parecía ya vista para sentencia.

Por eso se entiende que ahora, después de sólo un torneo y medio y a pesar de la victoria en Riad, la crisis sea totalmente definitiva. Galán, según pudo confirmar este periódico, jugará ahora sí con Chingotto a partir del próximo evento. El argentino de 26 años, antigua pareja de Paquito Navarro, era hasta esta semana pareja de Momo González.

El Madrid casi se quema en un empate agónico contra el Leipzig, pero pasa a cuartos de Champions

El Madrid casi se quema en un empate agónico contra el Leipzig, pero pasa a cuartos de Champions

El Madrid está en cuartos de Champions con mucho sufrimiento y menos felicidad, el mismo sentimiento que Carlo Ancelotti admitía en la previa del partido ante el Leipzig. En un duelo durísimo, impreciso y con menos sangre de la que pedía la ocasión, un gol de Vinicius fue suficiente para equilibrar el de Orban y superar, con la agonía de las noches de Chamartín, una eliminatoria trampa.

En el regreso de la Copa de Europa al Bernabéu, Ancelotti decidió innovar. El italiano es un entrenador enamorado del futbolista centrocampista, la posición que más ejemplifica la evolución de este deporte. Físicos, técnicos, con potencia, pase y gol, Carletto los tiene con todo tipo de virtudes. Y ahora, obsesionado con el fútbol moderno, el transalpino los quiere a todos. Por eso, en un día tan importante y tan trampa como una vuelta de los octavos continentales tras haber ganado la ida, Ancelotti cambió el esquema y encajó a sus cinco centrocampistas fetiche: Tchouaméni, Kroos, Camavinga, Valverde y Bellingham.

El puzle le funcionó sobre la pizarra, pero no sobre el césped. Dejó de lado el 4-4-2 de toda la temporada y mostró un 4-3-3 con el inglés como 9 y el uruguayo como extremo derecho. Y el Madrid naufragó en una primera parte en la que el Leipzig le perdonó varias vidas. Algo que se puede hacer en Chamartín. Los pitos del descanso eran merecidos para un tramo inicial desastroso.

Lento, previsible e impreciso, el Madrid no fluyó entre líneas y no encontró a Vinicius, la única chispa de un ataque demasiado plano. Y atrás sufrió, salvado sólo por los errores de Openda, delantero rival. Dio la sensación, una vez más, de que el conjunto blanco necesita verse medio muerto en la orilla de la Copa de Europa para despertar de verdad.

En el primer aire del duelo, el Madrid ya mostraba debilidad. En el 12, Openda inició su carrusel de oportunidades. Primero remató desviado desde la frontal cuando tenía a Olmo desmarcado en la derecha y en el 15, en otra contra visitante, cruzó demasiado su disparo a la izquierda del portero ucraniano.

Ancelotti abría los brazos en el banquillo desesperado. Y en la hierba, sólo Kroos mostraba claridad. El Madrid jugaba, pero no sabía a qué. Con Valverde en la derecha, los tres del medio, Camavinga, Tchouaméni y Kroos, se estorbaban en la creación y ninguno creaba líneas de pase verticales para combinar con Bellingham y Vinicius. El inglés, también errático, se las ingeniaba para bajar a recibir a la base perdiendo un hombre, casi el único, referencia arriba.

Mientras, el Leipzig esperaba oportunidades con una línea de presión muy adelantada, con Sesko y Openda en el centro y Simons y Olmo en las bandas. Fue imposible para los blancos superar la primera avanzada alemana, que tuvo nuevas ocasiones rozando el descanso. Simons, el mejor, probó a Lunin desde fuera del área y Openda tuvo una volea clarísima dentro del área que rozó la red derecha del portero madridista.

Pitos al descanso

El Madrid no había lanzado a puerta y sólo tuvo un córner tras un tímido intento de Bellingham dentro del área. Nada más de uno de los favoritos al título en la vuelta de una eliminatoria. Peligroso y un tanto vergonzoso, de ahí los pitos multitudinarios del Bernabéu al descanso.

Ancelotti pasó por vestuarios y cambió fichas, convencido de los errores de su equipo. Camavinga, intrascendente e impreciso, se quedó en la caseta para que entrara Rodrygo. El brasileño acumula una mala racha goleadora en Liga, y quizás por eso el técnico decidió sentarle en un día así, pero tiene regate y movilidad, algo de lo que el Madrid careció en el primer tiempo.

Una arrancada suya en el 50 provocó una falta peligrosa a favor del conjunto blanco y animó a la grada, desencantada en el torneo más importante para el club. Un torneo que corrió peligro cuando Vinicius empujó a Orban en una discusión y los alemanes clamaron por una tarjeta roja. El empujón, en el pecho y no en la cara, fue amarilla.

Primero Vinicius, luego Orban

El Madrid encontró respiro cuando se dejó de cálculos y se rindió a sus mayores virtudes: las arrancadas de Bellingham y Vinicius. En el 65, el inglés inició una contra, avanzó y esperó el desmarque del brasileño, en diagonal viendo el espacio libre. Cedió Jude y Vini, de primeras, definió ante Gulacsi.

El Leizpig se resistió a claudicar sentenciado y reaccionó para igualar de nuevo la eliminatoria a los tres minutos. Orban se adelantó de cabeza a Nacho tras un centro de Raum y puso el miedo en el cuerpo al Bernabéu. La pelea volvía a estar a un asalto y el duelo entró en la agonía. La de los visitantes por provocar la prórroga y la del Madrid por evitarla. Ancelotti introdujo a Modric por Kroos y a Joselu por Bellingham para calmar el choque y lo consiguió entre suspiros de alivio. El Madrid puso la mano en el fuego y casi se quema.

El caso excepcional de Marco Rose, el alumno de Klopp que nació en Alemania Oriental

El caso excepcional de Marco Rose, el alumno de Klopp que nació en Alemania Oriental

La noche del 9 de noviembre de 1989, los guardias de la frontera del Muro de Berlín abrieron los puntos de cruce y las dos Alemanias comenzaron a ser una. Tardarían unos meses, pero la Federal y la Democrática pusieron fin a varias décadas de división e iniciaron un nuevo camino juntas en todos los sentidos. También en el fútbol. En ese momento, Marco Rose, que hoy liderará desde el banquillo al peligroso RB Leipzig en el Santiago Bernabéu, jugaba en las categorías inferiores del Rotation Leipzig, un club de barrio de su ciudad natal, una de las más importantes de la Alemania Oriental. Ahí nació su pasión por el balón, que le ha convertido, tres décadas después, en un caso excepcional en el fútbol alemán.

Rose tiene el foco de su país sobre sus hombros por varias razones: es alumno de Ralf Rangnick y Jürgen Klopp, dos de las mentes futbolísticas más extraordinarias que ha dado Alemania en las últimas décadas. El primero es el arquitecto balompédico de Red Bull y el segundo, ya lo conocen, uno de los mejores entrenadores del mundo. Rose entrena al Leipzig, transformado ya en uno de los grandes de la Bundesliga, y es el único técnico alemán de elite nacido en la antigua RDA. Las fronteras físicas ya no existen, pero sí siguen las diferencias entre las dos zonas. Se ve en los banquillos y en el césped, donde Toni Kroos, por ejemplo, fue el único futbolista nacido en el Este que levantó la Copa del Mundo de 2014 con la Mannschaft.

Pero vayamos con Rose. Su carrera no se entiende sin la aparición de Rangnick y Klopp. Así de sencillo. La caída del muro y la unión del fútbol alemán hundió al Rotation Leipzig en las categorías más bajas del país, así que Rose, un lateral izquierdo con cierto potencial, decidió moverse al club más grande de la ciudad, el Lokomotiv. Ahí debutó en el profesionalismo en 1996, con 20 años, y se instaló en el primer equipo el tiempo suficiente como para levantar las miradas de los clubes occidentales. En el 2000 firmó con el Hannover, de la Segunda División, y se cruzó con Rangnick, que entrenaba al equipo. Juntos ascendieron a la Bundesliga, pero Rose decidió salir y aceptar una oferta del Mainz tras tener una charla con Klopp, que iniciaba allí su proyecto.

La charla con Klopp

"Nos vimos y antes de acabar la conversación ya sabía que tenía que fichar por el Mainz. Eso es lo que hace especial a Jürgen, la capacidad de convencerte", ha contado Rose. Disputó 159 partidos con el Mainz en seis temporadas y formó parte de la mejor época de su historia, llegando incluso a disputar la Copa de la UEFA. "Uso muchas de sus ideas, tanto en entrenamientos como en partidos, pero para mí lo más importante en cuanto a su herencia es cómo es él con la gente", explicó Rose en una entrevista. La admiración es mutua: "Confío en Marco al 100%, puede conseguir el trabajo que quiera. Es el entrenador con más potencial del mundo", dijo Klopp sobre él en 2019.

Su unión llegó hasta tal punto que Klopp le contagió a Rose su fe cristiana, trasladada a su piel con la obra 'Las manos que oran', del artista alemán Alberto Durero. "El tatuaje representa mi fe. Es un pecado juvenil. Me lesioné y tuve demasiado tiempo", bromeó Rose sobre el tema.

La salida de Klopp hacia el Dortmund fue el principio del fin de Rose en el césped y el inicio de su aventura en los banquillos. Empezó como asistente en el Mainz y probó suerte como primer entrenador del Lokomotiv Leipzig, pero sus ideas, y sus contactos pasados, le llevaron a un proyecto más importante.

Su llegada a Red Bull

Red Bull contrató a Ralf Rangnick en 2012 para ser director deportivo del RB Leipzig y el RB Salzburgo, y el técnico pensó en Rose para los equipos juveniles del cuadro austríaco, primero el sub'16 y luego el sub'18. Y Rose le recompensó. "Nunca he tenido un plan profesional, pero siempre me he dejado guiar. Como en 2002, cuando hice caso a Jürgen", reconoció. En 2017, el RB Salzburg de Rose venció en la final de la Youth League al Manchester City de Brahim Díaz y Jadon Sancho. Un título que abrió más puertas al técnico. Le dieron la oportunidad de entrenar al primer equipo del conjunto austríaco, alcanzó las semis de la Europa League y desde ahí volvió a Alemania, al Borussia Mönchengladbach. Con los germanos sorprendió en la Champions, llegando hasta las eliminatorias, y el Dortmund echó sus redes sobre él. La experiencia duró sólo una temporada, pero desde 2022, en su Leipzig natal y de nuevo bajo la sombra de Red Bull, busca su gran conquista continental.

A lo lejos, el sueño de repetir el hito de Helmut Schön, nacido en el Este y seleccionador, después de huir de la zona soviética, de la Alemania Federal que ganó la Copa del Mundo en 1974. El resto de grandes entrenadores germanos, Low, Klopp, Heynckes, Magath, Rehhagel, Cramer, Nagelsmann, Flick, Tuchel, Klinsmann o Hitzfeld son occidentales. Rose espera su oportunidad.

El piano y los deberes del indiscutible Camavinga: de la "concentración" a la guitarra

El piano y los deberes del indiscutible Camavinga: de la “concentración” a la guitarra

Aparece por la sala de prensa de Valdebebas con una sonrisa de oreja a oreja, con la simpatía de sus 21 años, la tranquilidad de quien ya sabe lo que es ganar una Champions con el Madrid y la responsabilidad de alguien que todavía quiere más. Mucho más. Eduardo Camavinga se ha convertido en indiscutible para Carlo Ancelotti. Lo fue durante los tramos finales de aquellas eliminatorias que llevaron a la conquista de la Copa de Europa en 2022 y se ha asentado en el once ideal del italiano sin necesidad de reclamar un puesto como propio. De lateral, de pivote o de interior, el francés siempre está.

Después de su lesión de rodilla el pasado mes de noviembre, regresó con el equipo para la Supercopa de España en Arabia y ha sido titular en seis de los últimos siete encuentros. Y en el que no salió de inicio, en Getafe, saltó al campo justo tras el descanso. Por eso, en la previa de los octavos contra el Leipzig, le tocó salir a hablar ante los medios. Rol de indiscutible.

Con un casi perfecto castellano, Camavinga admitió errores, elevó al máximo las aspiraciones del Madrid en el torneo continental y reveló alguna confidencia interna, y minúscula, del vestuario. «Tengo que tener más concentración, meter más goles, asistencias, pero especialmente estar más centrado. Y también tengo que mejorar el jugar con la pierna derecha», reconoció.

El centrocampista ve al Madrid «favorito» para la Champions, cómo no. No entiende de relatos y de humildades cuando él mejor que nadie conoce el talento del vestuario. «Somos un grupo muy joven, yo estoy más acostumbrado a estar con Vinicius y Tchouaméni. Estamos acostumbrado a hacer cosas juntos fuera del fútbol, pero no voy a decir con quién me lo paso mejor», bromeó.

Su unión con Tchouméni es tan lógica como natural. Llegaron con un año de diferencia, uno como apuesta de futuro y otro como sustituto de Casemiro, y han ido creciendo juntos, compartiendo momentos por la facilidad del idioma y siendo parte de la pandilla que han creado con Vinicius, Rodrygo o Bellingham. Y claro, aparecen los hobbies: «¡Yo también toco el piano!», sonreía ante los medios cuestionado sobre los talentos de su compañero en la medular: «Yo puedo tocar el piano, puedo cantar, puedo hacer muchas cosas», admitía. «Y voy a aprender a tocar la guitarra», añadía, en referencia al hobby de Rodrygo Goes.

El cambio de posición de Tchouaméni, utilizado en algunos momentos como central, deja a Ancelotti con cuatro opciones muy definidas en el centro del campo. Un alivio a la hora de repartir minutos: Camavinga, Valverde, Kroos y Bellingham. Y un alivio para el propio Camavinga, enviado al lateral la pasada temporada: «Me río mucho», dijo sobre la nueva posición de su amigo. «Estaba en la misma situación el año pasado. Cuando él ha jugado de central, yo le he dicho que así es como se empieza. Está fuerte como defensa, pero es un mediocentro», declaró. Esa «concentración» que se exige Camavinga será vital ante el Leipzig, donde si ve una tarjeta amarilla acumulará tres y le hará perderse, si los blancos avanzan de ronda, la ida de los cuartos de final.

José Bordalás: "Estoy en un club modesto, pero soy ambicioso y competitivo. Eso quizás sienta mal"

José Bordalás: “Estoy en un club modesto, pero soy ambicioso y competitivo. Eso quizás sienta mal”

La voz de José Bordalás (Alicante, 1964) aparece por las escaleras que suben desde los vestuarios del Coliseum de Getafe entre las risas de los dos miembros de su cuerpo técnico que le acompañan para la entrevista. Saluda con ganas, realiza un par de bromas y muestra el camino hacia la sala de prensa, el lugar donde los focos le hacen ponerse más serio, donde "quizás", dice en la charla con EL MUNDO, se pone una pequeña máscara de protección. Así es uno de los hombres más buscados del fútbol español, el 'Gladiator', un "apasionado" del Imperio Romano, del Coliseum.

¿Qué tenía que haber sido el adolescente José Bordalás?
Pues quizás futbolista profesional, que es lo que quería ser. Lo que me apasionaba y creo que no se me daba nada mal. Pero desafortunadamente una lesión muy grave con 16 años me privó de ello.
Insiste en que se ve muy serio en las entrevistas.
Sí, es verdad, y no soy así. No tiene nada que ver con mi personalidad. Los que me conocen saben que soy una persona extrovertida, muy cercana y que me gusta que haya buen ambiente. Me gusta el rigor, la seriedad y el trabajo, pero con buen ambiente.
¿Se pone una máscara?
Quizás lo he hecho durante algún tiempo porque entendía que estaba muy expuesto, pero el tiempo me ha demostrado que tienes que mostrarte como eres. Y ahora estoy en el buen camino, me parezco, aunque no del todo, pero me parezco a lo que realmente soy, ¿no?
¿Hay diferencias entre la persona y el entrenador?
No creo, de verdad. Los compañeros, jugadores y técnicos muchas veces se sorprenden cuando se hace una discreción errónea de mí. Los propios futbolistas dicen 'pero si el míster no es así'. Y no lo soy. Pero bueno, tienes una primera experiencia cara a cara con los medios, una responsabilidad, y lo haces de manera inconsciente, como para dar una imagen de más seriedad. Pero nada que ver.
¿Qué le ha aportado haber pasado por el barro de las categorías más pequeñas?
Estoy orgulloso. Eso me hace tener un gran respeto y admiración por todo el mundo, desde el simple utillero, a un delegado o al mejor jugador de nuestra Liga. Sé la dificultad y pasar por ahí me ha enriquecido y ayudado mucho a madurar y a ser mejor profesional.
Xavi dijo en su momento que es "cruel y desagradable" entrenar al Barça. En el caso de Bordalás, ha pasado por Hércules, Alicante, Elche, Alcorcón, Novelda, Benidorm, Eldense, Cacereño, Alcoyano...
No sé lo que supone ser entrenador del Barcelona porque nunca lo he sido, pero respeto las palabras de cualquier colega porque sé la dificultad. Mi sentimiento es distinto al suyo. Yo me quedo con las cosas buenas, disfruto y soy un afortunado. Podemos estar expuestos a una gran presión, pero intento disfrutar de mi profesión.
¿Hay clasismo en los banquillos del fútbol español?
No sé... Yo sé lo que cuesta, lo que me ha costado a mí. Nadie me regaló nada y me he tenido que esforzar mucho, le he dedicado muchas horas para llegar a la elite y para mantenerme. No sé si hay clasismo, no lo aprecio, yo les miro con respeto y admiración.
¿Qué hay dentro del 'Efecto Bordalás'?
Siempre he tenido una idea muy clara, que mi equipo sea ganador y ambicioso. Ese es el método. Podemos ser un club humilde, pero hay que ser protagonista e ir siempre a ganar, aunque no siempre puedes tener esa mentalidad porque hay equipos más poderosos y mejor dotados. Pero puedes hablar con cualquier jugador que haya trabajado conmigo, esa ha sido siempre mi forma de entender el fútbol y no la voy a modificar nunca.
En el vestuario destacan sus discursos antes de los partidos.
Intento hacerles creer. 'Creer' es mi palabra. Más allá de lo táctico, intento darles confianza y tranquilidad porque el fútbol estresa mucho, aunque desde fuera la gente lo vea como un espectáculo. Los profesionales tienen un componente de estrés altísimo. Por ejemplo, para mí Phil Jackson, el mítico entrenador de los Lakers, ha sido una inspiración. Me he visto muchas de sus charlas y me han impactado mucho.
Una de sus inspiraciones es también la Antigua Roma. ¿Qué ha aprendido de esa época?
He sido un apasionado desde niño. Nos ponían películas en el colegio y me impactó. Siempre he intentado saber mucho del Imperio Romano, de la historia de Roma... Y siempre que tengo posibilidad vuelvo a Roma, me traslado a ese momento de la historia. Todos tenemos una pasión y esa es la mía.
¿Qué hubiera sido en la Antigua Roma?
Me encanta todo. Pero... Un gladiador, un emperador... Siempre he tenido una gran admiración por todo lo que rodea a Roma.
¿El Getafe es la aldea gala de la Liga?
(Risas) No, no... El fútbol es diferente. Pero bueno, de alguna manera cuando saltas al terreno de juego hay un enfrentamiento con una pasión en las gradas. Se asemeja con Roma en esa lucha por querer el triunfo.
Dicen sus jugadores que son "soldados de Bordalás". ¿Cuál ha sido su batalla más difícil?
Llegar al fútbol profesional. He quemado muchísimas etapas.
¿Los focos le gustan?
Me he acostumbrado. No me disgustan, sinceramente. Me gusta todo porque tiene que ver con el fútbol, con la gente que le dedica tiempo y nos tiene admiración.
¿Es un poco 'Mourinhista' a la hora de cargarse usted la presión liberando a los jugadores?
El protagonismo es de los jugadores. Los entrenadores estamos más expuestos porque tenemos ruedas de prensa antes y después de los partidos y tenemos que dar un relato, pero los protagonistas reales son los futbolistas.
¿Se ha sentido perseguido?
Bueno, quizás ha salido mi nombre más de lo que a uno le puede gustar, pero forma parte de este deporte. Lo acepto con naturalidad.
Tenemos por un lado algunas polémicas, como Bilbao, Xavi o Vigo, y por otro a Carlo Ancelotti, que no se separa de usted en las reuniones de entrenadores. ¿Qué le dice eso?
No puedes caerle bien a todo el mundo, ¿no? Somos mediáticos y no puedes gustarle a todo el mundo, pero lo acepto. Los profesionales, las personas, cuando realmente me conocen, conocen al Bordalás de verdad. Pueden tener una percepción diferente porque soy ambicioso, porque aún estando en un equipo modesto, me gusta ganar, ser competitivo y eso quizás puede sentar mal o molestar. Pero no lo puedo evitar. Con Carlo tengo una magnífica relación, es un referente como persona y como profesional.
El Getafe lleva más goles que Las Palmas, Betis, Valencia , Rayo o Sevilla.
Así es. Se ponen etiquetas y bueno, muchas veces es como un corta y pega, ¿no? Eso es lo que hay y lo que voy a comentar. La realidad es bien distinta porque somos un equipo que nuestra mentalidad es salir a ganar los partidos. Siempre ha sido así.
"Esto es fútbol, papá". ¿Le ha dado la vuelta a su fama con esto?
No sé, salió de una manera espontánea para desdramatizar en una rueda de prensa. Llama la atención porque incluso la gente lo tiene de foto de perfil en sus redes sociales, ha sido tremendo. Lo dicen los jugadores, gente por la calle...
¿Es lo más cerca que hemos estado de conocer al verdadero Bordalás?
Un poco. Todavía no me conocen del todo.
Cinco equipos de LaLiga lideran el ránking de faltas a nivel europeo, entre ellos el Getafe. ¿Se hacen muchas faltas o se pitan muchas faltas?
Hay un poco de todo. Creo que en España los árbitros, con la intención de proteger al futbolista, pitan demasiadas faltas. Hay muchos parones y eso hace que se desluzca el juego. En mi caso, preferiría que hubiera más ritmo y se dejase jugar. Se pitan muchas 'faltitas' y hay demasiados parones.
Volviendo a la seriedad. ¿Qué es lo que más gracia le hace del fútbol español?
Casi todo me hace gracia, me lo paso bien.
¿Algo en concreto?
Bueno, me hace mucha gracia que se acuse a ciertos profesionales de algunas cosas que no tienen que ver con la realidad.
En redes sociales se habla mucho de su cambio de imagen. La barba, las gafas... ¿Eso también forma parte de la máscara para protegerse?
Todos hemos cambiado, ¿no? Lo que ocurre es que conmigo se ha mostrado más, o se ha intentado descubrir más de mí. Veo imágenes de otros compañeros de hace años y también han cambiado. Antes los entrenadores llevaban traje ancho y corbatas muy anchas y llamativas... Los presentadores de televisión, como Carrascal, también las llevaban. Era la moda y las modas cambian. Se ha centrado mucho el foco en mí personalmente, pero yo no he cambiado más que el resto.
Vamos a intentar conocer al 'verdadero' Bordalás. ¿Es usted romántico?
Soy romántico, sí.
¿Alguna locura por amor?
Pues muchas cosas de adolescente. Como todos. No teníamos miedo al peligro y éramos capaces de cualquier cosa. Hacerte 1.000 kilómetros del tirón con el coche... Cosas que ahora serían impensables.
¿Qué diferencias ve entre los jóvenes de ahora y los de antes?
Las dificultades siempre han sido más o menos iguales. Mucha gente dice que antes había más dificultad que ahora, pero no creo que haya cambiado mucho. Los jóvenes tienen que seguir esforzándose, buscándose la vida, trabajando duro... Dicen que ahora los jóvenes lo tienen mucho más fácil, pero no lo creo, incluso creo que ahora hay más dificultades.
¿Por qué?
Porque ahora los salarios no llegan para independizarse, para irse de casa, para formar una familia... Los jóvenes tienen más dificultades que antes.
Dos jóvenes que han irrumpido este año en la Liga son Bellingham y Greenwood. Dos británicos. ¿Se ha acabado con ese prejuicio?
Han irrumpido de manera increíble. Bellingham es magnífico, venía de un gran equipo. Y Mason venía con mayor dificultad porque llevaba sin competir dos años. Tiene mucho mérito y nos está ayudando muchísimo. Había ese mito con los británicos y mira.

¿Qué mérito tiene Bordalás en la adaptación de Greenwood?
No sólo yo, todo mi cuerpo técnico. Hemos tenido paciencia y tranquilidad, porque requería una preparación paulatina en lo físico. No podía siquiera entrenar, lo había perdido todo. Y a nivel mental le hemos arropado mucho. Se ha sentido querido y respetado.
Después de la polémica por su fichaje, ¿qué era para usted lo más importante?
Que se diese cuenta que nuestra pretensión era ayudarle. No sabíamos el nivel que nos podía dar y si podíamos recuperarle. Era una incógnita. Pero para nosotros lo importante era que se sintiera como en casa.
Cuando se anuncia su regreso como entrenador, le recibieron con bengalas a la 1 de la madrugada. ¿Cuál es el mayor milagro que ha realizado en Getafe?
No me gusta hablar de milagros porque no creo mucho en ellos. Creo en el trabajo, con un componente de azar a veces. Hemos hecho cosas muy importante. Cuando llegué por primera vez, el equipo estaba penúltimo en Segunda. Conseguir cambiar la mentalidad, ascender... Fue un éxito. Y luego Europa. Creo que de no haber sido por la pandemia, podíamos haber eliminado al Inter de Milán. Y el último año aquí sólo mi cuerpo técnico y yo sabemos los esfuerzos que tuvimos que hacer para salvarnos. Y la pasada, 6 partidos.... Salvar a ese equipo en esa dinámica tiene mucho mérito. Y la actual, con una plantilla con menos efectivos, la distancia que tenemos con el descenso...
Hablando de milagros. ¿Es creyente?
Sí, soy creyente. Me educaron así. Si hubiera nacido en otro sitio, igual creía en otra cosa.
¿Cuánto tiene el fútbol de política?
De política entiendo poco. Soy entrenador profesional de fútbol, así que si hablase de otra cosa, de política o de lo que fuera, no tendría significado.
¿Y cuánto tiene la política de fútbol?
No sé. Yo sé de pasión. Y el fútbol tiene mucha. Todavía me sorprende lo que los aficionados son capaces de hacer por el fútbol. Por hacerse una foto, por ver un partido, por una camiseta...
¿Entrenar a la selección sería un sueño?
Podría serlo, sin duda. Sería uno de mis sueños. Me encantaría. Ahora tenemos un magnífico seleccionador al que tengo un gran respeto y le deseo lo mejor, pero en un futuro me encantaría entrenar a la selección.
¿El fútbol es lo que más contagia el patriotismo?
Yo creo que el deporte en general. Cuando algún deportista español consigue algo importante la gente está unida. Alonso, Nadal, la selección... Cuando hay algún triunfo importante se aparcan todas las ideologías y nos centramos en lo que nos apasiona de nuestro país.