La fiesta del Madrid en Wembley: "Vino o cerveza" para Ancelotti, la madre de Bellingham con Mourinho, un "amuleto", una pelea...

La fiesta del Madrid en Wembley: “Vino o cerveza” para Ancelotti, la madre de Bellingham con Mourinho, un “amuleto”, una pelea…

"Estoy agotado. Necesito un vino o una cerveza. Y este domingo el puro, seguro", bromeaba Carlo Ancelotti en los pasillos del Estadio de Wembley, una vez superada la celebración sobre el césped, la entrega de la copa, los compromisos con los medios oficiales, la rueda de prensa y la zona mixta. El técnico italiano, a sus 64 años, vivió otro partido después de la final de la Champions League. El Real Madrid, su Real Madrid, levantó la Decimoquinta con cierto sufrimiento pero mucha felicidad, dos palabras que el italiano ha repetido sin cesar durante esta temporada, y cuando el colegiado anunció el final se inició un nuevo partido en el estadio que tuvo de todo: fiesta, muchas fotos, muchas palabras, risas, cánticos e incluso alguna pelea. Veamos.

Las lágrimas de Courtois tras el pitido final fueron el comienzo de la fiesta. Bellingham saltó del banquillo sin control, dando saltos de alegría, y se sumó al corrillo que se había creado alrededor de Carvajal, Rüdiger y Nacho. Mientras, en el banquillo, tranquilo, Toni Kroos iba abrazando a todos los presentes y buscaba con la mirada a su compatriota Hummels, amigo de la selección. Para él fue su saludo más sincero y su primera pausa. Un señor hasta el final.

Kroos, a hombros.

Kroos, a hombros.ADAM VAUGHANEFE

A unos metros comenzaban los bailes. Vinicius se acercó a celebrarlo con el fondo madridista mientras Tchouaméni y Camavinga bailaban y el resto cantaba ese "Cómo no te voy a querer" y los operarios de la UEFA preparaban el escenario para la entrega del trofeo, momento reservado para Zidane, que entregó la copa a Nacho. El francés y Gareth Bale fueron los ex que acompañaron al equipo. Todo quedó en familia.

Carvajal y Vinicius.

Carvajal y Vinicius.ADAM VAUGHANEFE

Manteo, bailes, el capote...

Después de que el capitán elevara la orejona al cielo de Londres, la situación se descontroló. Los jugadores celebraron el triunfo en la zona del césped más cercana al fondo de la afición madridista y en el córner donde se congregaban la mayoría de los familiares de los futbolistas. Y desde un primer momento esa situación fue un problema, porque la seguridad del estadio no quería dejar pasar a los familiares al césped y los jugadores sólo querían celebrar con ellos.

Trabajadores del Madrid intentaron reconducir la situación mientras la fiesta seguía. Manteo a Ancelotti, baile con el italiano, Nacho con el capote torero, Kroos a hombros de Militao rodeado de sus compañeros en una imagen icónica... Y todos levantando la copa, incluido Jeremy de León, jugador del Castilla que ha viajado con el equipo en Champions para cuadrar el número de jugadores en los entrenamientos y al que en el vestuario llaman, con cariño, el "amuleto".

Rüdiger en la grada.

Rüdiger en la grada.Kiko HuescaEFE

A su lado, Rüdiger casi acaba con Modric. "¡Mi rodilla!", le tuvo que gritar el croata, en broma, al alemán cuando éste le cogió a hombros. "¡Seis, seis, seis, seis!", repetía como un loco el central, en referencia a las Champions ganadas por Luka.

Pelea entre la seguridad

En la grada, los miembros del club consiguieron convencer a la seguridad para que los familiares saltaran al campo, pero hubo algunos malentendidos y la situación se tornó en pelea. Trabajadores del departamento de seguridad del Madrid y de seguridad del estadio de Wembley (no de la UEFA) se enzarzaron en una discusión que llegó a las manos, con agarrones y empujones entre ellos. Todo porque no dejaron pasar a algunos familiares, lo que provocó el enfado de los futbolistas y del club. Los trabajadores del estadio argumentaban que esas personas no tenían la acreditación correspondiente y los propios futbolistas tuvieron que subir a los asientos a buscarlos. La situación continuó en el interior con varios operarios de seguridad de Wembley empujando contra las paredes del estadio a los de seguridad del Madrid. Un caos.

Bellingham y su familia.

Bellingham y su familia.JUSTIN TALLISAFP

La madre de Bellingham, fan de Mourinho

En el césped, el hermano de Vinicius corría a abrazar a Bellingham, que le recibía como un familiar más. El inglés hizo de gancho entre su madre y Jose Mourinho, al que le pidió una foto con ella. "Mi madre es una gran fan de Jose desde hace años y le tuve que pedir que se sacara una foto con ella", explicaba el jugador, que le regaló la medalla de la Champions y la camiseta del partido a su madre. "Si la próxima temporada te enfrentas al Fenerbahce, relájate", le dijo el técnico portugués, que acaba de fichar por el conjunto turco.

Vinicius se acercó a la grada a saludar a su 'jefe', el rapero Jay-Z, propietario de la agencia de representación Roc Nation, que el pasado verano adquirió la empresa que lleva los negocios del brasileño. Fue uno de los VIP que se acercó a los jugadores, junto a otros como Lando Norris, piloto de Fórmula 1, que bajó al césped a sacarse fotos con varios futbolistas. En la portería, Camavinga, incansable, jugaba al fútbol con su hermano pequeño y con los hijos de otros compañeros. Tenía gas para más.

Vinicius.

Vinicius.GLYN KIRKAFP

La fiesta se trasladó a la zona mixta y al autobús, donde Vinicius apareció ya con gafas de sol. No se las quitó en toda la noche mientras tarareaba canciones del Madrid. "Llega un momento que los jugadores del Madrid dicen 'ahora', y van y ganan", resumía Florentino Pérez en los pasillos. "Sin armar ruido, creo que hemos hecho una buena temporada", bromeaba el presidente.

Al lado del máximo responsable del club estaba Vinicius, que le pedía "que me renueve otra vez, quiero estar aquí para siempre". Toni Kroos, admitía que es "el final perfecto" para su carrera, Bellingham reconocía que "no es una temporada perfecta, nos faltó la Copa", y Modric recordaba que está "cansado de que hablen de la edad, yo me siento bien". Todo mientras desde el bus se escuchaban los golpes de las manos contra las ventanas. Ya había empezado la música que no se apagará hasta que termine la fiesta en Cibeles, este domingo por la noche.

El destino de Carvajal hacia la sexta de Gento y el cambio táctico de Ancelotti: "Salimos vivos... Y aquí está"

El destino de Carvajal hacia la sexta de Gento y el cambio táctico de Ancelotti: “Salimos vivos… Y aquí está”

El destino es extraordinario. Daniel Carvajal Ramos puso la primera piedra de la ciudad deportiva de Valdebebas el 12 de mayo de 2004. Hace 20 años. Tenía 13 y jugaba en el alevín de la cantera blanca. Y Daniel Carvajal Ramos anotó el gol que entregó al Real Madrid la Decimoquinta Liga de Campeones y a él, a Nacho, a Modric y a Kroos (una con el Bayern), su sexta Copa de Europa, igualando la leyenda de Paco Gento. Nadie tiene más. Seis ganó Gento en una década prodigiosa entre los 50 y los 60. Seis han ganado estos futbolistas en otros diez años que ya son historia del fútbol.

«¡Reyes de Europa, somos los Reyes de Europa!», cantó la afición del Madrid cuando Vinicius, camino del Balón de Oro, puso el 0-2, su segundo tanto en las dos finales de Champions que ha disputado. Pero vayamos al principio.

«Mucho miedo y mucha preocupación», admitía Carlo Ancelotti en la previa. «Cuando lo tienes tan cerca, el miedo a perder aparece», insistió. Quizás fue ese miedo, algo extraño en un Madrid que ha ganado tanto, o quizás, más probable, fue una salida errónea al partido. Una mala ejecución de la idea del cuerpo técnico y una actitud lejos de lo necesario para hacer daño a su rival, pero el conjunto blanco no existió en la primera parte de Wembley.

«¡Calma! ¡Calma!», se desesperaba Carletto en la banda, con Carvajal como destinatario de la mayoría de sus proclamas al tenerle pegado a la línea de banda. «¡Calma, por favor!», le pedía al defensa y también a Rüdiger y a Toni Kroos.

El Madrid estuvo totalmente desconectado durante el primer tiempo. Acumuló una posesión superior al 60% y encadenó pases simples durante largos segundos, pero no estuvo acertado cuando quiso enfocar la portería del Dortmund y vio cómo su rival se hacía grande a la contra, en un pim, pam, pum que sólo se quedó sin gol por las manos de Courtois y el palo de Fullkrug. El Madrid sufrió un Madrid. Casi, porque sobrevivió de nuevo al borde del precipicio. Cinco remates, dos de ellos a puerta, para dejar sin aliento a la grada blanca, que llenó la mitad de Wembley mientras en la otra los fans alemanes dejaban sus gargantas en las nubes.

El cambio táctico de Ancelotti

Tras el descanso, al Madrid le costó ajustar sus piezas. Desde la banda, Carlo y Davide Ancelotti seguían desesperados intentando colocar a sus futbolistas. Los blancos, que empezaron el duelo en un claro 4-4-2, cambiaron en el minuto 54 al clásico 4-3-3, con Rodrygo y Vinicius en las bandas y Bellingham de nueve. Sirvió, vaya si sirvió, aunque hubo momentos de discusiones y dudas.

Vinicius no terminaba de entender a quién tenía que cubrir en defensa y Bellingham no se situaba en punta, algo que desquició a Ancelotti. El italiano, enfadado, con las manos en la cabeza y con su hijo al lado intentando también dar instrucciones en la distancia, terminó llamando a ambos a la banda para aclarar las cosas. Solucionado.

El cambio táctico definió la final. El cuadro madridista elevó su nivel, acorraló al Dortmund y navegó hacia una nueva Copa de Europa. Vinicius, en banda, provocó el córner que terminó en el 0-1 de Carvajal y Bellingham, en punta, asistió al brasileño en el segundo tanto.

El adiós de Kroos

Sólo quedaba disfrutar. Y Ancelotti, sabio de las emociones, ejecutó la sustitución que todo el mundo pedía. Introdujo a Modric y retiró del campo a Kroos, que se despidió para siempre del Madrid. Saltos de alegría, puño en alto, beso al escudo y la sonrisa de quien se va en lo más alto del fútbol mundial, Eurocopa mediante. Todos sus compañeros fueron a saludarle en su camino hacia la banda y Ancelotti le regaló un abrazo eterno de admiración. No le quería soltar, como todos. «Es un momento un poco triste, pero él quería terminar así», dijo el italiano.

«Es una felicidad inmensa. El partido era muy complicado. Salimos vivos de la primera parte sabiendo que tendríamos nuestro momento... y aquí está», explicó Carvajal. «Es la más especial porque me toca como capitán», admitió Nacho, que insistió en el ADN del club: «Es saber mantenerse en momentos complicados. Y aquí estamos, una noche mas y una Copa de Europa más».

Todavía en el césped, Ancelotti reconocía que «ha sido más difícil de lo que esperábamos». «Hemos sufrido mucho en la primera parte, en la segunda hemos estado mejor, hemos tenido menos pérdidas», añadió, explicando sus conversaciones con Vinicius: «Le he empujado porque creo que la primera parte hemos sido un poco vagos y ellos han jugado a lo que querían. Salían al contraataque y han tenido mucho peligro».

El niño que puso la primera piedra, la estrella de Sao Gonçalo que superó todas las presiones del mundo y el alemán que fue leyenda en Madrid tienen otra Copa de Europa.

Del “no” al fútbol inglés a la “libertad” de Dortmund y Madrid: el cuento de hadas de Bellingham en Wembley

Actualizado Sábado, 1 junio 2024 - 01:05

En el primer parón internacional de esta temporada, allá por septiembre de 2023, una palabra dejó boquiabiertos a varios internacionales de la selección inglesa: «¡Vamos!». «'¿Vamos?' ¡Pero si sólo lleva unas semanas en España!», clamaban entre ellos. Jude Bellingham ya celebraba en castellano los goles que marcaba en los entrenamientos. Era su forma de volver a mostrarse como el verso suelto de St. George Park, el corazón de la Federación británica, de expresar con una palabra la libertad que había encontrado lejos de las islas, primero en Alemania y después en España. Una libertad vital y futbolística. Una salida a la camisa de fuerza que, presionados por el propio foco mediático del Reino Unido, se suelen poner los jugadores ingleses, llamados y convencidos de que triunfar en casa es Triunfar. El viaje de Bellingham hacia su primera final de Champions confirma un caso único, una evolución extraordinaria. Un cuento de hadas.

En los campos anexos de St. George Park nadie olvida a aquel capitán de la selección sub'16. No se cortaba las medias a la altura de los gemelos ni celebraba sus tantos con el gesto de la cruz, pero ya llevaba el brazalete y cada balón pasaba por él. Sus primeros entrenadores admiraron su planta y vieron en él un mediocentro defensivo, posición que en Inglaterra suele ser para el dorsal 4, pero su fútbol se encargó de rechazar esa idea. Jude era mucho más, aunque nadie observaba el techo, sólo el camino. Algunos vieron a un '8', un clásico box to box, pero el adolescente también tenía último pase, llegada y regate: podría ser un '10'. Quizás por eso, su primer dorsal en el fútbol profesional fue el '22' que llevó en Birmingham y Dortmund. La suma de 4, 8 y 10.

La presión de la selección

«En el fútbol inglés hay mucha presión, especialmente con los futbolistas que juegan en la Premier y en la selección. Es un foco constante», explica Gary Hackett, exentrenador del Stourbridge, club del pueblo de Bellingham. Conoce a Jude desde niño. Cuando Bellingham dijo «no» al Liverpool y al Manchester United, parte de la opinión pública del país se le echó encima. Una supuesta futura estrella dejando el fútbol nacional, casi una herejía en el país de los protestantes.

Criado en un pueblo de trabajadores e hijo de un policía, el momento de su fichaje por el Dortmund podría haber roto el equilibrio de cualquiera. El mundo vivía todavía en pandemia y Bellingham, con 17 años, lideró la salvación del Birmingham en la segunda inglesa hasta finales de julio. Cualquiera hubiera necesitado una pausa mental y física. Él no. A los siete días, cogió un avión hacia el Signal Iduna Park. «No quiso más vacaciones. Nos sorprendió a todos», comentan desde el club alemán. Habían pagado 26 millones por él y quería demostrar que era un precio justo.

Su evolución, en números

Bellingham cruzó el Canal de la Mancha y sólo volvió a casa para visitar a la familia y para regresar a St. George Park con la selección. Esquivó la espiral mediática del día a día, pero Wembley, el coloso del fútbol nacional, le esperó en cada parón para juzgar sus progresos, para ver si aquel chico de Stourbridge podía ser el que guiara el primer gran título de Inglaterra más de medio siglo después del Mundial. Debutó con 17 años, 4 meses y 14 días mientras seguía con su liberación futbolística en Dortmund, concretando techos.

Pasó de dos ocasiones creadas por partido en su primera temporada a 4 en la tercera. De 1,48 aceleraciones con balón por jornada (las veces que un jugador recorre más de 10 metros con la pelota) a 3,24 en su último año. De 10 goles en sus primeros 90 partidos a 14 en los 42 de su último curso en Alemania. ¿Su dorsal? De nuevo el '22'.

En Madrid ha encontrado la libertad definitiva y ha elevado su juego hasta el dorsal '5'. No por posición, sino por el dueño y su zona de influencia. Zidane, icono de Chamartín, futbolista completo. Libre. «Nuestro punto fuerte es la libertad con la que jugamos. Es muy divertido», explicó esta semana durante el Media Day del Real Madrid, donde ha terminado como tercer máximo goleador del torneo, porque ahora resulta que también puede ser un '9'. Pero es que también lleva 12 asistencias de blanco. Un resumen futbolístico alejado de lo que recibió en St. George Park, más rígido, más posicional, menos creativo.

Wembley espera de nuevo al chico que dijo «no» al fútbol inglés para conquistar Europa ante su antiguo equipo. Su cuento de hadas.

El “50-50” de Modric para la final y la reflexión de Ancelotti: “Mucha preocupación y mucho miedo, es lo normal”

Actualizado Viernes, 31 mayo 2024 - 18:15

Carlo Ancelotti, Nacho Fernández y Luka Modric. 16 Copas de Europa (seis el técnico, dos de ellas como jugador, y cinco cada uno de los futbolistas) sobre la mesa de la sala de prensa de Wembley para intimidar un poco, si es que hacía falta, al Borussia Dortmund en la previa de la gran final de la Champions League. El entrenador y los dos capitanes del Real Madrid fueron los protagonistas de la comparecencia madridista y mostraron mucha "confianza" para el partido, aunque también "mucha preocupación y mucho miedo". "Es lo normal", admitió Ancelotti, siempre reflexivo.

El conjunto blanco parte como favorito ante el cuadro alemán, no es ningún secreto, pero "no ha sido una semana tranquila", insistieron Nacho y Modric. El defensa camino de su primera titularidad en una final. El croata, a punto de su primera suplencia. "Todos nos dan como favoritos, pero nosotros no pensamos así. Partido 50-50 y jugamos contra un equipo que ha hecho una temporada fantástica. Hemos entrenado muy bien", resumió Modric.

Ancelotti confirmó la presencia de Courtois en el once después de la fiebre de Lunin durante esta semana y reconoció que antes del partido apelará a la táctica, no a las emociones. "Lo más importante para este tipo de partidos es meter ideas claras en la cabeza de los jugadores. Cuanto más claro sea, menos nervios tendrá el equipo. Las emociones llegan y cada uno las maneja según su carácter. Tendremos emociones, preocupación, miedo... Pero el miedo es una parte importante para hacer bien las cosas. El equipo ha demostrado esta temporada dos cosas muy importantes: la calidad y el sacrificio. La actitud colectiva del equipo ha sido impresionante. Y el sacrificio y la calidad han sido claves".

Cuestionados sobre las remontadas, Nacho respondió que, obviamente, "prefiero ir ganando", como Modric, "yo también, claro". "Hemos demostrado muchas veces que cuando las cosas no van bien, seguimos peleando. Pero como dice Nacho, preferimos ir ganando", explicó. "Es difícil de responder esta pregunta. Este club tiene algo especial. No es casualidad lo que pasa aquí. La historia, la tradición, el carácter, la calidad... Pasa tantas veces que no es casualidad", comentó el técnico.

Carletto dejó para el final su reflexión de cada rueda de prensa, una tan concreta y sobresaliente que Modric no quiso añadir nada más. "Todo perfecto", contestó el croata. "Hay que disfrutar porque luego empieza la preocupación de que puede salir mal, porque está muy muy cerca, lo ves muy cerca, la cosa más importante en el fútbol... Tienes el miedo de que se te pueda escapar. Todos tenemos este sentimiento. Felicidad por estar aquí, porque es complicado llegar, y cuando llega la final y tienes el éxito cerca, pues viene la preocupación, esta noche, mañana por la mañana... Mucha preocupación y mucho miedo. Es todo normal. Cuanto más miedo tienes, más feliz eres si eres capaz de ganar", finalizó.

Guille Bueno y la clave del Borussia Dortmund: "Aquí nadie puede tener ego porque Hummels y Reus te dan un toque de atención"

Guille Bueno y la clave del Borussia Dortmund: “Aquí nadie puede tener ego porque Hummels y Reus te dan un toque de atención”

El Borussia Dortmund habla algo de español. Poco, pero dentro de la organización que mañana amenazará al Real Madrid en la final de la Champions hay cierto sabor ibérico. Su capitán, Hummels, chapurrea el castellano, mientras que Mateu Morey y Guille Bueno ponen el acento nacional en los entrenamientos. El último, nacido en Vigo en 2002, es un lateral izquierdo con mucho recorrido que llegó en 2021 a Alemania y se ha hecho su camino en el filial, compartiendo entrenamientos con Haaland, Bellingham, Reus y compañía durante estos años. Ahora, horas antes del gran duelo de Wembley, atiende a EL MUNDO.

Fichó por el Borussia Dortmund en 2021, cuando apenas llevaba un año en el Deportivo De La Coruña. ¿Cómo surgió la oportunidad?
Estaba en el juvenil del Dépor y todo fue a raíz del campeonato de España. Ganamos y fue un poco escaparate. Mi padre me dijo que el Dortmund estaba interesado y no me lo esperaba para nada, flipé. Que un club así te llame... Fue todo muy rápido. Hice todo lo posible para que se diera el fichaje y así fue. Es la mejor decisión que he tomado porque creo que he crecido muchísimo futbolísticamente. Muy contento.
¿Qué es lo que más le sorprendió del Dortmund al llegar?
El estadio, la verdad. Nada más llegar fui al Signul Iduna Park y es un estadio enorme, impresionante. Después las propias instalaciones del club, todo lo que tenían.... No tenía mucho que ver con lo que había vivido. Las instalaciones del Dépor están bien, pero este tipo de clubes están a otro nivel. Te impresiona.
Firmó para jugar en el filial, pero desde el principio comenzó a entrenar con el primer equipo. Ahí estaban los Hummels, Reus, Haaland o Bellingham.
Sí, la idea era ir para jugar en el filial. Pero esa pretemporada muchas veces tiraban de nosotros para completar entrenamientos o convocatorias. Eso también me sorprendió, entrenar con las estrellas del primer equipo nada más llegar era increíble.
¿Quién le impresionó más?
Bellingham y Haaland eran conocidos, aunque menos que ahora, claro. Creo que por eso en ese momento lo que más me impresionó fue entrenar con leyendas como Hummels y especialmente Reus, que significa mucho para el club, es una leyenda y era el jugador que más conocía. Verle ahí, poder entrenar con él... Era espectacular. Muy impactante.
Haaland, Bellingham, Sancho, antes Lewandowski, Gotze... ¿Qué tiene el Dortmund para potenciar tanto el talento?
Lo que veo es que a los alemanes les gustan los jugadores trabajadores que intentan ayudar al equipo, y dan preferencia a eso. Y dentro del vestuario hay jugadores como Hummels y Reus que alimentan eso. Son leyendas y ayudan mucho en ese sentido, se les respeta muchísimo y nadie puede tener ego ahí, al momento los capitanes les darían un toque de atención.
Reus ha anunciado que se va. ¿Ha sido un drama para el club?
Sí, yo creo que le quedaba un poquito más... Esta temporada había renunciado a ser capitán tras lo de la última liga, que perdieron el título en el último partido. Ojalá en la final tenga lo que se merece porque toda la ciudad le tiene un cariño enorme por lo que ha hecho por el club. Siempre ha defendido el escudo como el que más, por calidad podía haberse ido a otros equipos pero siempre ha preferido quedarse y ojalá ahora termine como queremos todos.
Entiendo que lo de la última liga y la final de la Champions de 2013, perdida ante el Bayern, son dos golpes que no se olvidan ahí.
No se olvidan, pero se intenta mirar hacia adelante y mira, ahora el club está en esta final que nadie lo esperaba. Han subestimado al equipo en algunas eliminatorias. No ha sido el mejor año en liga, pero yo veo un equipazo, cuando tienen el día hay jugadores a los que no se les puede parar.
Hummels habla español, ¿no?
Sí, de hecho a mí me dejó flipado que las indicaciones en los entrenamientos me las daba en español. Me rallaba un poco porque no me lo esperaba (risas). "¡Solo!", "¡Gírate!"... Cosas así. Sé que lo habla y que quiere mejorarlo todavía más. Yo le hablo en español muchas veces.
Usted coincidió con Bellingham durante dos temporadas. ¿Cómo le veía en ese momento?
Con muchísimo carácter y sobre todo con mucha ambición, que creo que es lo que más ha demostrado esta temporada. Le veía más en los entrenamientos que en la convivencia como tal, pero siempre era muy respetuoso con los jóvenes que subíamos desde el filial. Sin ningún tipo de ego, eso es lo que más puedo destacar porque creo que es lo que ahora le están llevando a todo lo que está consiguiendo. Esa calma y el no tener ego, porque a algunos jugadores les perjudica. Él no tiene ego y es muy respetuoso, eso es clave.
¿Qué tal ha ido esta última temporada?
Pues he podido ir convocado con el primer equipo tanto en Liga como en Champions y es una experiencia inolvidable. Además, con el filial hicimos récord de puntos en Liga. Por ponerle un 'pero', tuve una lesión en la rodilla que me dejó un par de meses fuera, me jodió porque creo que era un momento en el que podía tener oportunidades en el primer equipo, pero me recuperé bien y seguí jugando. Así que nada, ahora a esperar más oportunidades. No me quiero obsesionar con debutar, pero sí que es algo que todo jugador quiere.
¿En qué jugador se ha fijado más en su carrera?
A mí me gustaba mucho la mentalidad de Cristiano Ronaldo. Y por decirte uno de mi posición: Marcelo me encantaba.
Dos del Madrid. No le voy a preguntar con quién va a ir en la final...
Con el Dortmund (risas).
Rüdiger: "No le tengo miedo a nadie, sólo a Dios"

Rüdiger: “No le tengo miedo a nadie, sólo a Dios”

Antonio Rüdiger (Berlín, 1993) impresiona. Camina entre los periodistas de Valdebebas como Moisés entre las aguas, abriéndose paso con sólo respirar, sin necesidad de tocar a nadie. Sus casi dos metros (191 centímetros), su barba de varios días y esa fachada de tipo duro le otorgan a la imagen un aura de gladiador entrando en el coliseo romano. Eso es lo que es. «I'm a warrior (Soy un guerrero)», contesta a este periódico en inglés, porque el castellano lo entiende pero todavía no lo domina, aunque lo intenta: «¿Cómo estás, amigo?», pregunta en nuestro idioma. El guerrero «Rüdi» se sienta con EL MUNDO durante unos minutos antes de su primera final de la Liga de Campeones como futbolista del Real Madrid. Y no sólo eso. Como futbolista del conjunto blanco, como héroe de la grada después del penalti anotado en Manchester y como líder del vestuario tras una temporada extraordinaria.

¿Qué sentimientos tiene ahora mismo?
Unos increíbles. Mira, estos son los momentos que había soñado, el estar en una final con el Real Madrid. Teniendo en cuenta su historia, la han ganado tantas veces pero aún así es especial... Es mi primera final de Champions con el Real y me siento bien, sólo intento disfrutar del momento.
¿Qué le han dicho en estos dos años para hacerle entender ese ADN Real Madrid? No puede ser suerte.
No, no, no... Si alguien gana 14 veces no puedes hablar de suerte. Lo que la gente te dice en la calle, vayas donde vayas, es «a por la 15, a por la 15». Te lo dice un niño pequeño de cuatro años y una mujer anciana... Eso es el ADN. El ADN es ganar. Me gusta y es por lo que firmé. Siento mucha responsabilidad porque este club va sólo sobre ganar y para mí la vida va sólo sobre ganar, así que es perfecto, un buen encaje.
Y el vestuario, ¿qué le dice?
El vestuario está tranquilo y centrado, porque no puedes estar sobreexcitado... Y estos jugadores conocen este tipo de partidos. Los han jugado muchas veces y tienen calma, una calma que transmiten al equipo. La vida se trata de equilibrio, tienes que encontrar el punto medio entre la excitación y la calma. Y eso es lo que el vestuario tiene.
El día del Manchester City- Real Madrid marcó el penalti decisivo y corrió durante 100 metros hacia los aficionados. ¿Fue el mejor día de su etapa en Madrid?
(Piensa) El mejor día en el Madrid fue el día que firmé, absolutamente. Ese fue el número uno porque es algo que nunca olvidaré. Pero claro, esa noche fue mágica, en ese momento del penalti estaba todo en mí, podía tocar el cielo o el infierno porque en el fútbol a veces no existe ese punto medio. Y mira... Fue un momento de mucho orgullo, las emociones recorrían todo mi cuerpo y mente... Dejé todo salir. Un gran día.
Estuvo en el Borussia Dortmund entre los 17 y 19 años, ¿qué recuerda y qué aprendió allí? ¿Eso hace más especial para usted esta final?
Fue la primera vez que estuve lejos de mi familia, lejos de Berlín... Aprendí mucho, aprendí a madurar, a creer en mí mismo... Pero no llegué a debutar como profesional en Dortmund y esto es una final de Liga de Campeones. No es más que eso, que ya es mucho.
Toni Kroos se retira, a Luka Modric le queda poco... Usted tiene 31 años. ¿Cree que es el líder de esta nueva generación madridista?
Bueno... Las cosas siempre tienen un final y por desgracia para Toni es ahora. Le echaremos mucho de menos porque es un jugador único e irremplazable. Modric todavía es joven (risas), está fresco y jugando muy bien. Y bueno, tienes veteranos como Lucas Vázquez, Nacho, Carvajal... Pero sí, me veo a mí mismo como líder del equipo. Tal vez no soy un líder de grandes palabras, pero sí un líder en la acción.
¿Qué memoria se lleva de Kroos?
Le conocía de la selección, pero no habíamos sido tan cercanos. Y voy a ser honesto aquí, tenía una percepción diferente sobre él, pero cuando llegué aquí conocí al Toni Kroos real. Un gran tipo que ama a su familia, y como yo también soy padre me hace respetarle mucho. Le miro y veo a un gran modelo a seguir porque la forma en la que ama y trata a su familia no lo he visto en ningún otro futbolista. Del futbolista no tengo necesidad de hablar porque en Alemania es el mejor que hemos tenido, sin duda, y es una leyenda del Real Madrid, pero como persona es simplemente fantástico.
¿A usted el Madrid le ha cambiado en algo?
Creo que no he cambiado mucho. Siempre es cuestión de si te sientes importante o no. En mi primer año el club venía de ganar la Liga y la Champions y obviamente los dos jugadores que estaban delante tenían una ventaja, lo entiendo. No jugué muchos partidos importantes y honestamente no me sentía importante, pero este año, también por las lesiones que han cambiado las cosas, ha sido importante para mí no sólo para mostrarle a la gente que puedo estar aquí sino también para mí mismo. Para verme aquí, victorioso. Y por eso esta final es importante para mí, para ponerle el sello a este año.
Su madre le llamaba 'Warrior' (Guerrero). ¿Lo sigue siendo?
Es mi ADN: ser un guerrero. Siempre lo he sido y siempre lo seré.
Wembley, Dortmund, el Madrid, una final de Champions League... ¿Tiene miedo de algo?
Miedo sólo a Dios. Al final del día somos seres humanos, no tienes por qué temer a ningún ser humano. Soy musulmán y tengo una creencia muy fuerte, por eso sólo le temo a Dios, porque es el creador de todo. No tienes que temer a nadie más.
Ancelotti comentó en sala de prensa su rutina previa a los partidos: salmón, brócoli, pasta y una siesta. ¿Usted tiene alguna?
Igual lo dijo porque está perdiendo peso (risas). Él lleva mucho tiempo en este negocio, sabe mucho. Yo siempre como espagueti boloñesa antes de los partidos, hablo con mi madre, que es es lo más importante, y rezo cinco veces al día.
Tchouaméni toca el piano, Camavinga canta, Rodrygo toca la guitarra... ¿Cuál es su talento secreto?
Yo soy un buen payaso para mis hijos. Siempre intento hacerles feliz en casa, esa es mi gran virtud.
Los orígenes del niño Vinicius en Sao Gonçalo, mudanzas, autobuses y goles: "Era tímido, pero dentro del campo se transformaba"

Los orígenes del niño Vinicius en Sao Gonçalo, mudanzas, autobuses y goles: “Era tímido, pero dentro del campo se transformaba”

Son unos metros de césped artificial rodeados de tres muros y una verja horizontal gigante. La pared está pintada de blanco, rojo y negro y apenas la separa medio metro de la hierba. Si la pelota sale fuera, rebota. Así de fácil. "Isso aquí é Flamengo (Esto de aquí es el Flamengo)" y "Raça, amor, educaçao (Raza, amor y educación)" rezan dos lemas gigantes en la fachada. Más allá de los muros, entre pobreza, delincuencia e ilusión, nace el barrio de Mutua, centro del municipio de Sao Gonçalo, en la Región Metropolitana de Río de Janeiro. A esa academia del Flamengo, una de las 125 que tiene el club por todo Brasil, llegó en 2006 Vinicius José Paixao de Oliveira, padre, se lo imaginarán, de Vini Jr, a su lado, hoy estrella mundial en el Real Madrid, camino de su segunda final de Champions.

El niño Vinicius tenía entonces seis años y su primera ficha deportiva decía que era lateral izquierdo. Compaginó el fútbol en la academia del 'Fla' con el fútbol sala en el Canto do Río, otro club humilde de la zona, hasta los nueve años, donde tuvo que decidir. Hizo las pruebas para el Flamengo de fútbol indoor, pero le invitaron a volver al año siguiente, cuando fuera un poco más mayor. Jamás volvió, claro, convencido, él y su padre, de su futuro sobre el verde.

El niño Vinicius era "muy tímido", pero "se transformaba dentro del campo", recuerda en una conversación con EL MUNDO Carlos Eduardo Abrantes, más conocido como Cacau, el director de la Escolinha de Flamengo. El hombre que recibió al padre de Vinicius en aquel edificio de Sao Gonçalo sale en muchas de las fotos de la infancia del futbolista. Fue, si hay que buscar una palabra, su descubridor. El primero en ver los regates que le enamoraron y que Vini había aprendido de su primer gran ídolo: Robinho. "Le conocí ese día... Tenía seis años cuando su padre le llevó a nuestra academia".

La situación económica de la familia de Vinicius era bastante precaria, como la de casi todos en Sao Gonçalo. Casi no tenían dinero para pagar la cuota de la academia y el propio Cacau les ayudaba a conseguir las botas de fútbol, pero el niño Vini lo compensaba todo en el campo. Comenzó a acumular trofeos en los torneos de la zona y a llamar la atención de los entrenadores del Flamengo, el club matriz. Los compañeros, mientras, le llamaba "¡Robinho! ¡Robinho!"

En agosto de 2010, pasó las pruebas y entró en el Flamengo. Una alegría para el niño y un cambio de vida para la familia. Vivían en la casa de la abuela, en la calle Heitor Rodríguez 40, en Porto da Rosa, un barrio de Sao Gonçalo pegado a Mutua, donde estaba la Escolinha. A mano. Pero Ninho do Urubu, el centro de entrenamiento del Flamengo, estaba en la otra punta de Río de Janeiro, a 70 kilómetros de distancia cruzando el infernal tráfico de la gran ciudad. Más de dos horas en coche, más de tres horas en autobús. Una odisea para un niño de 10 años y un esfuerzo económico y personal para sus padres. Su padre, que se dedicaba a la informática, se fue a trabajar a Sao Paulo para ganar algo más de dinero y la madre le acompañaba todos los días hasta Gávea, un barrio de clase media alta de Río, situado a medio camino desde Sao Gonçalo, donde Vini cogía el autobús hasta la ciudad deportiva.

Fueron unos meses duros, pero "el padre y la madre hicieron todos los esfuerzos posibles para que Vini pudiera jugar en el Flamengo", recuerda Cacau. "Fueron fundamentales para lo que pasó después, confiaban muchísimo en él". Con el tiempo, la familia consiguió que un autobús le llevara directamente desde Sao Gonçalo y más tarde se mudó con un primo que vivía algo más cerca. Así estuvo entre viajes y mudanzas durante seis años, hasta que a los 16 firmó su primer contrato profesional y se mudó con sus padres y hermanos a la zona oeste de Río, más cerca del campo de entrenamiento. "Cuando comenzó a avanzar en las categorías inferiores del Flamengo empecé a pensar: lo va a conseguir", admite Cacau, que elogia su determinación y cómo ha encajado la presión desde muy niño.

Vinicius, con Cacau, director de la academia.

Vinicius, con Cacau, director de la academia.

"Vini siempre superó muchos obstáculos con su dedicación y esfuerzo, es un futbolista muy decidido y mentalmente está preparado y acostumbrado a toda esa presión desde muy joven", reflexiona. Y es que los focos tras su llegada a Madrid no eran nada para Vini, con los ojos de Sao Gonçalo y de su familia sobre sus hombros desde que se recorriera todo Río de Janeiro con 10 años para entrenar.

"Lo que más me ha sorprendido de él es su capacidad para pasar por todos esos momentos difíciles, ha sido extraordinario", dice Cacau, que hace un par de años estuvo 15 días en Madrid, en casa de Vinicius, porque la estrella mundial no pierde contacto con las personas que acogieron a aquel niño. "Es un orgullo máximo porque su sueño también es nuestro sueño, verle triunfar por el mundo es un regalo. Es el mismo hoy que en Sao Gonçalo, va hacia el rival buscando el gol con mucha personalidad. No ha cambiado".

Ancelotti: "El sábado brócoli, salmón, pasta, siesta... Y luego por la tarde ya llegan los sudores fríos"

Ancelotti: “El sábado brócoli, salmón, pasta, siesta… Y luego por la tarde ya llegan los sudores fríos”

A cinco días de la final de la Champions League, Carlo Ancelotti se presentó en la sala de prensa de Valdebebas tan relajado como siempre. Lejos quedan todavía los "sudores fríos", que según el técnico italiano llegarán el sábado por la tarde, justo antes del camino desde el hotel hacia Wembley. "Las previas de estos partidos son siempre iguales. Es mi novena final si tengo en cuenta las que jugué como jugador, así que va a ser la misma semana. Estoy contento de estar aquí y después vendrá la preocupación, los sudores fríos del sábado por la tarde, el miedo... Antes quiero disfrutar. Brócoli, salmón, pasta, una siesta... Luego las pulsaciones suben a 120".

Cuestionado sobre su rival, el transalpino elogió al Borussia Dortmund y lanzó un mensaje a aquellos que menosprecian la final: "Llegan los dos mejores equipos. Muchos están de vacaciones y verán el partido por la televisión", declaró, antes de alabar las virtudes de su rival: "Tenemos que estar preparados para todas las facetas del partido, el Dortmund es formidable en transiciones. Sancho, Adeyemi... Luego tienen un bloque defensivo compacto, tienen un tipo de características como nosotros, pueden presionar, van fuerte... Va a ser un partido competido y luchado, ganará quien hace mejor las cosas", y recordó que "no pensamos en ser favoritos, el Dortmund ha eliminado a equipos de mucho nivel".

Sobre el césped, pocas dudas. La baja de Tchouaméni sitúa a Nacho como central junto a Rüdiger, con Carvajal y Mendy en las bandas, dejando el centro del campo para Camavinga, Kroos, Valverde y Bellingham y la punta del ataque para Vinicius y Rodrygo. El único debate de estos días ha sido el de la portería entre Courtois y Lunin, y como le gusta el debate, Ancelotti no quiso acabar con él: "Llega el mejor portero del mundo... Va a jugar uno de los dos y el otro estará en el banquillo. La decisión la tomaré antes del partido y como me gusta el debate y no tengo nada que hacer esta semana...", bromeó.

Ancelotti ha destacado que a pesar de ser una temporada complicada, los futbolistas nunca han pensado que tenían "un problema". "Esto ha sido lo más importante. A Tchouaméni no le gustaba ser central, pero lo prefería antes que el banquillo, Camavinga con el lateral igual...".

Sobre el futuro de sus jugadores, admitió que Nacho "lo único que me ha dicho 'hablamos después de la final'. Le he dicho 'llámame por teléfono porque yo estaré de vacaciones'", dijo sobre la situación del central, que todavía no ha renovado su contrato para la temporada que viene.

Será la sexta final de Ancelotti como entrenador y hasta ahora ha ganado cuatro, dos de ellas con el Madrid. "La historia de este club nace con esta competición. La mayor motivación es seguir ganando", y resumió su forma de dirigir un vestuario: "No soy psicólogo, pero las relaciones son lo más importante. Estoy más con ellos que con mi mujer y mis hijos. Si no hay buena atmósfera, no hay buen trabajo".

En ese vestuario, dos protagonistas, Kroos, que disputará su último partido, y Vinicius, convertido en estrella mundial. "Ojalá Toni se pueda despedir con una Champions, pero ganar otra no cambiará su carrera", dijo sobre el alemán. "Vinicius está más centrado en los premios colectivos que en los individuales. Hemos hecho un gran trabajo con él", comentó sobre el brasileño.

La aparición histórica de Lookman: campeón del mundo con Inglaterra, estrella de Nigeria y héroe del Atalanta

La aparición histórica de Lookman: campeón del mundo con Inglaterra, estrella de Nigeria y héroe del Atalanta

Ademola Lookman Olajade Alade Aylola Lookman es su nombre completo, Ademola Lookman el oficial y 'Mola' Lookman el que se inventaron los fans del gran héroe de la final de la Europa League. El delantero anotó un extraordinario hat-trick para terminar con la imbatibilidad del Bayer Leverkusen de Xabi Alonso y regalar al Atalanta de Gasperini su primer título continental. Esta es su historia.

Lookman, de padres nigerianos, nació en Londres en 1997. Va a cumplir 27 años y ya no es un adolescente. Creció en el barrio de Peckham, en el sur de la capital inglesa, y jugó en un equipo amateur hasta los 17 años. No se suponía que debía ser una estrella. "Las noches allí eran duras, digamos que no teníamos la mejor de las comidas", dijo en una entrevista en The Guardian en 2021. Antes de cumplir la mayoría de edad, disputó un partido contra el Charlton Athletic, gustó y le invitaron a su cantera. Su explosión fue colosal a partir de ahí, lanzado desde el equipo sub'18 al sub'23.

Con 19 años, en enero de 2017, el Everton de Ronald Koeman pagó 11 millones por él. Seguían dando pasos de gigante. En el verano de ese año, fue uno de los jugadores más importantes de Inglaterra en la conquista del Mundial Sub'20, la primera Copa del Mundo que ganaban los ingleses desde el 66. Marcó dos goles en octavos y uno en la semifinal. Quería más.

En enero de 2018 pidió salir cedido al Leipzig ante la falta de oportunidades en el Everton. El conjunto alemán era joven y vertical, como él, y en los primeros meses confirmó esas ideas hasta el punto que el cuadro del Red Bull Arena lo compró en propiedad y le hizo un contrato de 5 años. Podría haber salido bien, pero no. El nivel y la exigencia de un equipo Champions League le costó y terminó saliendo cedido al Fulham en 2020 y al Leicester en 2021. Necesitaba encontrar su sitio, y lo encontró en Bérgamo.

En el verano de 2022, el Atalanta pagó 15 millones por él tras los 8 goles en 42 partidos que disputó en el Leicester. Vieron que todavía tenía potencial. Y aquí estamos, en mayo de 2024, hablando del MVP de la final de la Europa League, el gran título de la era Gasperini.

Durante estos años y más allá de los clubes, Lookman tomó la gran decisión de su vida al 'cambiar' la selección inglesa por la nigeriana. Disputó con los británicos el Mundial Sub'20, pero ante las promesas vacías de Southgate, el seleccionador de la absoluta, aceptó las llamadas desde Nigeria y el deseo de sus padres, que emigraron desde el país africano al Reino Unido.

Su primer torneo fue la última Copa de África, en la que fue la estrella del equipo junto a Osimhen. Marcó tres goles, dos en octavos y uno en cuartos, pero perdió la final ante Costa de Marfil. Cuatro meses después, la suerte sí le ha sonreído.

Lookman ha encontrado su lugar en Bérgamo. Antes de disputar la final sus números ya eran interesantes. 15 goles y 6 asistencias la temporada pasada y 12 y 8 este curso, superando los 10, algo que nunca había hecho. Hasta que en Dublín se consagró con un hat-trick tan inesperado como contundente. Ya son 15 tantos este año. El primer hat-trick en una final europea de clubes desde 1975, cuando Jupp Heynckes lo logró con el Borussia Mönchengladbach en la final de la UEFA. Antes, sólo Di Stéfano y Puskas. Casi nada.

"Él no había sido un prolífico en Inglaterra", destacó Gasperini, que le ha dado la confianza suficiente para explotar. "El apoyo y el amor que recibo de esta gente es increíble. Las primeras conversaciones con el técnico me hicieron ver el fútbol de forma diferente. Hizo las cosas simples para mí. Este club es mi familia. Les debo mucho", admitió ayer..

El Bayer Leverkusen de Xabi Alonso hinca la rodilla ante la gran noche del Atalanta, campeón de la Europa League

El Bayer Leverkusen de Xabi Alonso hinca la rodilla ante la gran noche del Atalanta, campeón de la Europa League

Cuando toda Europa esperaba la consagración continental del Bayer Leverkusen de Xabi Alonso, el Atalanta de Gian Piero Gasperini tomó Dublín para que el tolosarra y su equipo hincaran la rodilla por primera vez esta temporada. La primera derrota de los alemanes este curso llegó desde los pies del nigeriano Amedola Lookman, autor de un hat-trick extraordinario que llevó a los de Bérgamo al cielo de la Europa League, su primer éxito internacional.

En su estreno como entrenador en una gran final, Xabi Alonso fue todo lo valiente e imaginativo que había sido en esta temporada de ensueño. Incluso demasiado. Tanto que se equivocó. Sentó a sus delanteros estrella, el nigeriano Boniface y el checo Schick, y le entregó la punta de su juego al marroquí Adli, que no es un nueve. Además, dejó en el banquillo al internacional alemán Andrich, centrocampista indiscutible para su título de la Bundesliga. Unas decisiones que unidas al extraordinario nivel del Atalanta provocaron una primera parte tan sorprendente como contundente.

El equipo de Gasperini, también valiente, también imaginativo, fue un huracán sobre Dublín. El italiano propuso un partido a cara de perro en el que presionó sin cesar al centro del campo alemán y entregó sus goles al nigeriano Lookman, un atacante vertical y regateador que se descubrió al mundo en el escenario más importante para su equipo. Después de una carrera de altibajos entre la cantera del Everton, el Leipzig, el Fulham y el Leicester, Lookman resultó en el MVP de la final.

El Leverkusen saltó al campo como favorito pero el césped se encargó de darle un puñetazo de realidad. El Atalanta, que en esta Europa League ha sido capaz de ganar 0-3 al Liverpool en Anfield y 3-0 al Marsella en Bérgamo en cuartos y semifinales, hizo suya la final. Cuando todos miraban a Leverkusen, Gasperini se inventó el título. No tuvo miedo a defender en campo rival, casi en el área contraria, y aprovechó la relajación y los errores del equipo de Alonso. En el 12, Zappacosta encontró la línea de fondo y puso un pase atrás que Lookman empujó a la red mientras Palacios le miraba.

El gol transalpino no cambió el partido. Convenció al Atalanta de su idea y encogió todavía más al Leverkusen. Los alemanes no conseguían encontrar a Wirtz, su estrella, el mejor jugador del año en Alemania, superado una y otra vez por el físico del centro del campo italiano. Koopmeiners y Ederson fueron rocas ante él, Xhaka y Palacios, que no pudieron combinar.

En el 25, Lookman amplió la renta con un golazo tras una mala salida de balón del Bayer. Adli no acertó a pasar a Wirtz, Lookman recogió el balón en la frontal, le hizo un caño a Xhaka y disparó fuerte al palo izquierdo de Kovar, que no pudo hacer nada.

El Leverkusen se volvía a ver dos goles por debajo en el marcador, algo que en este curso invicto había vivido varias veces. En Europa, le remontó un 0-2 a la Roma en semifinales y un 0-2 al Qarabag en octavos, donde Schick le había dado el pase en el 93 y el 98. Todo muy madridista para un equipo que ha sido seguido con lupa en el Bernabéu. Seis de los 31 goles de los germanos en esta Europa League llegaron más allá del minuto 90 y Alonso y Wirtz aparecen en la lista de deseos futuros de la directiva de Chamartín, pero antes deben que demostrar cosas a nivel continental. Ese 2-0 de Dublín ante el Atalanta aparecía como uno de esos grandes retos, pero no parecía la noche alemana. Grimaldo pudo recortar distancias, pero erró una vaselina ante Musso y De Ketelaere tuvo el 3-0.

Tras el descanso, Alonso fue todavía más imaginativo que en el inicio. En los vestuarios asumió su error inicial, retiró a Stanisic, un defensa, e introdujo a Boniface, autor de 21 goles esta temporada. Y ante la incapacidad de su equipo de llegar al área rival en un inicio de segunda parte en el que no pasó nada, le dio una vuelta de 180 grados a su plantilla. Sacó a Grimaldo, el mejor lateral del curso en Alemania, y optó por Hlozek, un joven delantero de 21 años que apenas ha contado en este final de año. Tampoco sirvió porque Lookman estuvo imperial y sentenció el duelo en el 75. Balón dentro del área, bicicleta y disparo con la zurda a la escuadra. Hat-trick. Imparable.

El Leverkusen admitió su condición de humano y Alonso tendrá que esperar para conquistar Europa. Gloria al valiente Gasperini y al inesperado Lookman.