El filming day del lunes supuso el primer paso y el test oficial confirmó el buen arranque de Carlos Sainz con Williams. El piloto madrileño marcó el segundo mejor tiempo del martes en Yas Marina, a sólo 12 centésimas de Charles Leclerc, su ex compañero en Ferrari. Su 1:23.635 pulió en dos décimas el crono de Alex Albon durante la qualy del reciente GP de Abu Dhabi.
Durante la sesión matinal, Carlos lideró la tabla al volante del FW46 y tras la pausa para el almuerzo, logró batir los registros de George Russell y Andrea Kimi Antonelli. Durante los primeros entrenamientos de la pretemporada, repletos de pilotos jóvenes, Lando Norris y Oscar Piastri probaron alternativas para McLaren y nunca se asomaron por los puestos de cabeza.
Sainz completó 145 vueltas a Yas Marina, casi el triple de las del domingo durante la carrera. Tiempo suficiente para aclimatarse a su nuevo asiento y al comportamiento de un monoplaza muy competitivo en trazados rápidos, pero que necesita progresar en las zonas reviradas.
Menos recursos
El equipo dirigido por James Vowles tampoco dispone de tantos medios como Ferrari, por culpa de los recientes accidentes de Albon y Franco Colapinto. De modo que estas pruebas con los neumáticos Pirelli de 2025 han de interpretarse con cautela.
En cualquier caso, el ojo clínico de Sainz a la hora de afinar el monoplaza se antoja crucial en Williams, penúltimo clasificado del Mundial 2024 con 17 puntos. Tras cumplir cuatro temporadas en Ferrari y dos en McLaren, el ganador del último GP de México liderará un nuevo proyecto de la escudería de Grove, cuyo último podio data del GP de Bélgica 2021.
Las últimas horas de McLaren en Suzuka transcurrieron en un clima de cierto nerviosismo, a la espera del resultado de las inspecciones en el coche de Lando Norris. La FIA midió al milímetro cada elemento de los alerones del MCL39 antes de dar su visto bueno, por lo que el británico conservó sus 18 puntos, con los que se mantiene líder, con sólo uno de ventaja sobre Max Verstappen. Sin embargo, el clima en la escudería de Woking distaba mucho de lo que se espera en un líder del Mundial. Andrea Stella, como director de equipo, trataba de ofrecer argumentos para justificar el pit-stop de Norris y explicaba la decisión de mantener a Oscar Piastri por detrás del británico. "Debemos ser un poco cautelosos al juzgar superficialmente", lanzó sobre lo sucedido en el tramo decisivo. Desde luego, los planes de McLaren resultaron como poco discutibles, aunque no tan inexplicables como otros sucesos del GP de Japón.
De 60.000 a 20.000 euros
A las 13:42 horas, los pilotos estaban convocados en la parrilla para escuchar el himno japonés. Bajo los acordes de la banda de la Fuerza Aérea, ante la mirada de la princesa Akiko, representante de la familia imperial, todos debían lucir únicamente sus monos y cascos de carrera. Así lo establece el riguroso protocolo de la FIA y así se comunica a los 20 protagonistas, que el viernes, precisamente, abordaron este tema durante su reunión semanal. Algunos se habían quejado sobre las molestias que implica esta ceremonia, incrustada en el único momento propicio para acudir al baño. Las prisas, esta vez, jugaron una mala pasada a Carlos Sainz, que recibió 20.000 euros de multa por llegar tarde.
El madrileño, nombrado hace sólo tres meses director de la Asociación de Pilotos (GPDA), arrastraba unas molestias estomacales, según confirmó ante los comisarios el doctor Messina. A tenor de los argumentos de la FIA, Sainz debería darse por satisfecho, porque no le aplicaron la cantidad habitual para estas infracciones (60.000 euros). Asimismo, la mitad del castigo impuesto (10.000 euros) queda en el aire durante los próximos 12 meses, siempre y cuando cumpla con los horarios. Según el escrito de los comisarios "mostrar respeto por el himno nacional" supone "una gran prioridad" para el órgano presidido por Mohammed ben Sulayem.
"Bearman ya se ha ido"
Las dificultades de Fernando Alonso al volante del AMR25 quedaron patentes a través de sus mensajes de radio. "El coche rebota antes de la curva 8, de la curva 13 y de la última chicane", advirtió el asturiano, que ya había depositado sus únicas esperanzas en la aparición de la lluvia. "En las curvas de baja velocidad perdimos todo el agarre de los neumáticos, así que tengo subviraje y he perdido tracción antes salir a la recta", lamentaba el bicampeón.
Alonso, durante su único 'pit-stop' en el GP de Japón.ASTON MARTIN
Sin embargo, su mensaje más afilado llegó tras el pit-stop en la vuelta 24, cuando sus mecánicos se demoraron algo más de cinco segundos antes de montar los neumáticos duros. Más del doble que la mejor parada del domingo, organizada para Lewis Hamilton en Ferrari (2,18 segundos). En total, el paso por boxes de Alonso se cifró en 25,6 segundos, un tiempo sólo inferior al de Pierre Gasly (26,0). Nada más salir a pista, cuando su ingeniero le advirtió de que saldría por detrás de Oliver Bearman, Fernando replicó sarcásticamente: "Sí, Bearman ya se ha ido". Con un timing mejor, la pelea por el noveno y el décimo puesto frente al piloto de Haas y Alex Albon no habría resultado imposible.
Tsunoda, piloto del día
En una carrera sin safety car, ni una sola bandera amarilla, Yuki Tsunoda cruzó la meta a 58,4 segundos del vencedor. De hecho, su ritmo por vuelta resultó nueve décimas más lento que el de Max Verstappen, la mayor diferencia entre compañeros de toda la parrilla. En su debut con Red Bull, el japonés acabó decimosegundo, tras ganar dos puestos respecto a la salida. De ese modo igualaba el resultado de Liam Lawson en Shanghai, donde el neozelandés había partido último. Con todos estos datos sobre la mesa, Tsunoda fue elegido piloto del día por los aficionados.
El ídolo local recibió el 23,9% de los votos, el mayor porcentaje en lo que va de año, por delante de Lando Norris en Australia (20,7%) y Andrea Kimi Antonelli en China (20,7%). "Estoy contento en cuanto a mi rendimiento, pero si me atengo al resultado es bastante difícil, especialmente en la carrera de casa, porque quería terminar en los puntos", admitió el ex piloto de Racing Bulls. A lo largo de los últimos 11 grandes premios, el balance de puntos entre Verstappen y sus tres compañeros (Sergio Pérez, Lawson y Tsunoda) resulta aterrador: 175-9.
El espejismo de Hamilton
Entre las vueltas 22 y 29, Lewis Hamilton disfrutó de un momento de placer pasajero en Suzuka. El británico supo exprimir la vida útil de sus neumáticos duros para trepar hasta la segunda posición, justo por detrás de Andrea Kimi Antonelli, su sustituto en Mercedes. A los 18 años, siete meses y 11 días, el italiano se convertía en el piloto más joven en liderar una carrera y en abrochar una vuelta rápida (1:30.965). Cuando el espejismo se esfumó y ambos pasaron por boxes, el golpe de realidad resultó aún más duro para Hamilton.
Hamilton, al volante del SF25, el domingo en Suzuka.AFP
"Agradecería mucho que me dieras información sobre dónde voy lento", espetó el heptacampeón por radio. Al otro lado, Riccardo Adami, su ingeniero pista, citó las curvas 8, 9, 13 y 14, pero ello no iba a tranquilizar a Sir Lewis, que requería de más precisiones. "Una décimas en las curvas 8 y 9", detalló el hombre que ya guio los pasos de Sebastian Vettel y Carlos Sainz. Lo más preocupante para Hamilton es que nunca encontró sensaciones tras el alerón trasero de Antonelli. De hecho, su ritmo promedio por vuelta (1:32.947) fue apenas una décima más rápido que el de Isack Hadjar (1:33.048) el rookie de Racing Bulls.
A la espera de Bahrein, un escenario tradicionalmente favorable para Ferrari, los más optimistas en el garaje de Fred Vasseur salieron con un dato bajo el brazo. Si en 2024, Sainz acabó tercero en Suzuka a más de 20 segundos de Verstappen, este domingo Charles Leclerc cedió apenas 16 segundos antes de terminar cuarto.
Andrea Kimi Antonelli, de 17 años, tiene encandilado a Toto Wolff, aunque durante sus 11 primeras carreras en la Fórmula 2 aún no haya subido siquiera al podio. Ayer mismo, el piloto italiano acabó décimo la sprint race en Montmeló, con una penalización posterior de seis posiciones por superar reiteradamente los límites de pista. Al jefe de Mercedes, sin embargo, poco parecen importarle estas nimiedades. Ahora que se van a cumplir 150 días del anuncio de Lewis Hamilton, rumbo a Ferrari, Wolff tiene claro que apostará por Antonelli en detrimento de Carlos Sainz. Casi cinco meses después de que el heptacampeón le usurpara su asiento en Ferrari, Carlos deshoja una margarita de sólo dos pétalos: Williams y Audi.
Desde febrero, Sainz se perfiló como la indiscutible joya del mercado, pero la fe de Red Bull en Sergio Pérez y la citada irrupción de Antonelli en Mercedes terminaron por debilitar sus opciones. Ni Audi ni Williams podrán ofrecerle en 2025 un coche con el que pelear por los podios. El equipo alemán aterrizará con un ambicioso y mutimillonario proyecto, mientras los británicos seguirán presumiendo de su motor Mercedes. Poca cosa, en cualquier caso, para Carlos, que sigue evaluando sus ofertas con extremo cuidado. No quiere dar un paso en falso. Aunque quizá lo mejor que puede deparar el futuro no quede precisamente lejos de Maranello.
En 2001, cuando Kimi Raikkonen debutó en el Mundial al volante de un Sauber, Sainz era un niño de siete años fascinado por los coches de su padre. Dos décadas después, cuando el finlandés anunció su adiós a la Fórmula 1 tras 350 grandes premios, Sainz tributó a Iceman uno de los agradecimientos más afectuosos del paddock. "Sin Kimi, la Fórmula 1 hubiese sido algo diferente durante los últimos 20 años. Hay que felicitarle por su gran carrera", valoró el madrileño.
"el corcho que destapa la botella"
Su singular carácter y su fulgurante velocidad eran las señas distintivas de un piloto que ni siquiera esbozó una amplia sonrisa tras conquistar el Mundial 2007. Al igual que Sainz, él condujo para Ferrari, McLaren y Renault -aunque bajo el nombre de Lotus, que había heredado la estructura francesa y pudo competir con motores del rombo entre 2011 y 2014. Esa trayectoria común en tres de las escuderías con más solera de la historia suponen otro punto de conexión entre Carlos y Kimi. Aunque no el más decisivo.
El ejemplo de Raikkonen podría servir de ayuda a Sainz para resolver su futuro. Una decisión muy, muy peliaguda y por ende, muy, muy postergada. De hecho, sus consecuencias no afectarán tan sólo a las partes interesadas, sino también al resto de pilotos. Según la feliz definición de Kevin Magnussen, la decisión de Sainz ejercerá como "el corcho que destapa la botella" de la silly season.
En 2009, poco antes de cerrar su tercera temporada en Ferrari, en la que sólo pudo acabar sexto en el Mundial, KImi se quedó sin sitio. El fichaje de Fernando Alonso le cerraba las puertas, Michael Schumacher ya había firmado con Mercedes y Jenson Button se marchaba a McLaren. No había un asiento a la altura de su talento. Así que, recién cumplida la treintena, optó por tomarse un respiro.
Cerrar sin portazos
Dos años sabáticos en los que alternó los rallies con la pesca, antes de regresar en 2012 como buque insignia de Lotus. A las órdenes de Eric Boullier, con unas expectativas acordes a la leyenda de la marca británica, Kimi apenas pudo celebrar dos victorias y 13 podios. Desde tiempo atrás venía rumiando su regreso a Maranello. Y la salida de Felipe Massa, tras ocho temporadas de rojo, solventaría las últimas reticencias.
Hay notorias similitudes entre los casos de Sainz y Raikkonen, pero el que debiera recordar Carlos es el citado regreso del finés a Ferrari. Porque no faltan razones para pensar que la aventura de Lewis Hamilton, la primera lejos de suelo británico, podría no durar demasiado. Su paciencia para afrontar una hipotética falta de competitividad del coche se antoja más que limitada. Y Sainz, casi una década más joven que el heptacampeón, no debe perder ojo.
A diferencia de Fernando Alonso, la familia Sainz siempre ha sabido despedirse. Cerrando al salir. Sin portazos. O dejando la cancela entreabierta. Sucedió en Toro Rosso, Renault o McLaren. Ferrari no será una excepción, así que las opciones de un regreso en 2027 no deberían considerarse a la ligera. Hoy, Sainz partirá sexto en Montmeló, justo por detrás de Charles Leclerc. El podio, otra semana más, se antoja una quimera para Alonso, undécimo en la parrilla. El héroe del sábado fue Lando Norris, autor de la segunda pole de su vida (1:11.383), con dos centésimas de margen sobre Max Verstappen.
La transición será un apasionante juego de estrategia, con giros de guion que pueden cambiar la suerte de dos Mundiales. Porque este último año de la era híbrida, iniciada en 2014, no sólo va a coronar a un piloto y a una escudería como nuevos campeones. En 2025 también se dilucidará buena parte de lo que suceda en 2026, cuando entre en vigor la nueva normativa de la F1. Habrá emoción sobre el asfalto, con un pulso a cuatro bandas entre McLaren, Red Bull, Ferrari y Mercedes, pero aún se prevé más incertidumbre con lo que suceda en las fábricas. Cualquier decisión técnica, traducida en una o dos décimas por vuelta, puede resolver la partida. Cualquier movimiento en falso podría resultar fatal.
«Quien continúe, a lo largo del año, con su desarrollo en el coche de 2025 probablemente ganará el campeonato, pero pagará el precio en 2026», vaticinó, hace unas semanas, George Russell. Y sabe de lo que habla el británico, porque en 2021 Mercedes puso todos sus huevos en la cesta de Lewis Hamilton, que no sólo acabaría perdiendo el título en Abu Dhabi, sino que frustraría el resto de planes. Las Flechas de Plata jamás se adaptaron a las nuevas directrices del efecto suelo, en vigor desde 2022. Mientras, Red Bull aprovechó la mano maestra de Adrian Newey para dominar a su antojo gracias a Max Verstappen.
Parece evidente que quien arranque mal esta temporada centrará sus esfuerzos en 2026, donde se esperan cambios radicales, tanto en la aerodinámica como en los motores. Los plazos acucian, así que la apuesta por un nuevo proyecto, con meses de anticipación sobre la competencia, debe reportar jugosos réditos. Sin embargo, a este razonamiento se le puede dar la vuelta. Porque, ¿cómo renunciar a una ventajosa posición en el Mundial que otorgaría más premios económicos? O más allá aún: ¿resultaría aceptable no buscar los podios o renunciar a las victorias en favor de los años venideros? En la primera tesitura se sitúan Aston Martin y Williams. En la segunda, McLaren, Red Bull, Ferrari y Mercedes.
El desafío de Verstappen
Andy Cowell, CEO de Aston Martin, ha confirmado que todos sus ingenieros de concepto ya están focalizados en 2026, mientras los que acompañan al equipo cada fin de semana y los que manejan parámetros del túnel del viento y de dinámica computacional de fluidos (CFD) serán los últimos en completar la transición. Según Carlos Sainz, Williams también se prepara para las oportunidades de 2026, consciente de la dificultad de encontrar esas tres décimas que les acerquen a la cabeza.
Por delante, el desafío del pentacampeonato se antoja colosal para Verstappen, que no sólo pretende emular a Juan Manuel Fangio, Michael Schumacher y Hamilton, sino equipararse con El Kaiser, el único que abrochó cinco títulos seguidos (2000-2004). De momento, tras lo vislumbrado en Bahrein, Red Bull parece por detrás de McLaren, que defiende su título de constructores bajo el liderazgo de Lando Norris.
Fernando Alonso y Lewis Hamilton enarbolan los estandartes de la vieja guardia, aunque con diferentes pretensiones. A la espera de la aportación de Newey para 2026, el asturiano, de 43 años, afronta un curso delicado en Aston Martin. Eso sí, en caso de alcanzar algún podio, su 24ª temporada le proporcionaría otro récord: sería el piloto más veterano en subir al cajón desde Fangio en el GP de Italia de 1957. En cualquier caso, ese anhelo se antoja ahora lejano. «Es muy difícil añadir rendimiento sin que el coche se haga casi inconducible», admitió el jueves el bicampeón mundial, consciente de las limitaciones del AMR25. «Hemos dado un paso adelante durante el invierno, pero parece que todos lo han dado».
Verstappen, el jueves, en el 'paddock' de Melbourne Park.AP
Mientras tanto, Hamilton protagonizará un duelo de altura con Charles Leclerc en Ferrari. Con 40 años recién cumplidos, el heptacampeón podría superar los registros de Nigel Mansell, el último piloto que firmó una victoria o una pole (ambas en el GP de Australia de 1994) una vez superada la cuarentena.
Andrea Kimi Antonelli, el tercer piloto más joven de la historia en disputar una carrera de F1, capitaneará desde su Mercedes las opciones de una nueva hornada que incluye a otros seis talentos como Ollie Bearman (Haas), Gabriel Bortoleto (Sauber), Isack Hadjar (Racing Bulls), Jack Doohan (Alpine) y Liam Lawson (Red Bull). Todos ellos nacidos después del debut de Alonso en la F1 (GP de Australia 2001).
Sin bonus por la vuelta rápida
El reglamento apenas ofrece variantes de gran calado, aunque entre los elementos más significativos que atañen a los fines de semana hay que reseñar cuatro aspectos. Las oportunidades para los rookies en los entrenamientos pasan de dos a cuatro sesiones, mientras el bonus de un punto para el autor de la vuelta rápida queda eliminado. Asimismo, se establecerán cambios para los procedimientos de salida y en el GP de Mónaco habrá dos pit-stops obligatorios.
En cuanto a la seguridad, la FIA refuerza las ayudas a los pilotos -como el uso de chalecos refrigerantes- para carreras que superen los 31ºC, endurece las medidas contra los unsafe release en boxes y otorga al director de carrera la potestad de parar un coche que haya sufrido daños. Por último, se impondrán pruebas más rigurosas para controlar los alerones flexibles, que la temporada pasada causaron gran controversia por otorgar clara ventaja a McLaren y Mercedes.
2026 y los coches del futuro
El pasado 1 de enero, los 10 equipos de la parrilla empezaron a trabajar en el futuro. La revolución reglamentaria, en vigor a partir de 2026, alumbrará monoplazas más ligeros (hasta 30 kg menos), con baterías eléctricas más potentes (350 kw frente a los 120 kw actuales), sistemas de aerodinámica activa (con ajustes simultáneos de los alerones) y combustibles 100% sostenibles.
La eliminación del DRS, el mecanismo empleado ahora para facilitar los adelantamientos, dará paso a un sistema (manual override) que podrá ser activado desde el volante para obtener la mayor carga de energía eléctrica. De cuatro motoristas (Ferrari, Mercedes, Renault y Honda) se pasará a seis, con la inclusión de Audi y Red Bull Powetrains, que contará con el paraguas de Ford.
Esos propulsores pesarán unos 30 kg más, pero gracias a la reducción del chasis, los neumáticos, el depósito del combustible y el menor consumo, la masa total de los monoplazas se reducirá de 800 kg a tan sólo 768 kg. Aunque la FIA se muestra inflexible en el control presupuestario y la reducción de costes, algunos equipos ya han criticado duramente los cambios. Christian Horner, jefe de Red Bull, se ha referido a los nuevos coches como un «frankenstein técnico».