Me entero del fallecimiento de Federico por una llamada telefónica a las ocho de la mañana mientras preparaba la bici para un evento organizado en el Angliru. Ya sabía que estaba delicado de salud, pero hasta que no llega la hora mantienes la esperan
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Olvidémonos de Eddy Merckx. La verdadera unidad actual de medida de Tadej Pogacar (26 años) es Bernard Hinault. Los tiempos son siempre distintos, ya se sabe. Pero de algún modo hay que establecer las comparaciones. Y, después de todo, el programa y el calendario son básicamente los mismos. Y todos los ciclistas, los de ahora y los de siempre, tienen un corazón, dos pulmones, dos piernas y deben dar pedales encima de la mejor bicicleta del momento.
Incluso así, es difícil llegar a conclusiones absolutas. Las relativas son admisibles como tabla de cálculo. Fechas por fechas, existen matices. Merckx nació en junio de 1945. La temporada de sus 26 años pillaba a caballo entre dos saltos temporales. Hinault es de noviembre de 1954. Hacía toda la campaña con la misma edad. Pogacar acaba de cumplir, el 21 de septiembre, 26 años. Es decir, ha hecho casi todo el curso con 25. Pero ya con los 26 ganó el Mundial, el Giro de Emilia y el Giro de Lombardía.
Por lo tanto, para no complicar en exceso el cotejo por unos meses más o menos, para concretar, pensemos en un Merckx de 26 años en 1971. En un Hinault de esa misma edad en 1981. Y en el Pogacar de 2024. Para centrar, acotándolas, las comparaciones debemos referirnos a las cumbres referenciales de las carreras ciclistas: las tres grandes rondas, los cinco Monumentos y el Mundial.
A sus 26 celebrados años, Pogacar lleva 88 triunfos, entre ellos hay cuatro grandes rondas, siete Monumentos y un Mundial. A esa edad, Hinault acumulaba 85 (tres menos que Pogacar), cinco grandes rondas (una más), cuatro Monumentos (tres menos) y un Mundial (empate). Trayectorias, en conjunto, parejas, homologables. Parece claro que Hinault es el hombre a batir por Pogacar en el futuro. Obviamente, no será fácil. Pero el esloveno se halla en disposición de superar las 10 grandes rondas del francés.
Pogacar y Eddie Merckx.MUNDO
No así en lo referente a Eddy Merckx, que a los 26 años había ganado, en la más comedida de las distintas estimaciones, 119 carreras, en las cuales figuraban cinco grandes rondas, 10 Monumentos y dos Mundiales. Acabará su trayectoria con 11 grandes rondas, 19 Monumentos y tres Mundiales.
Pogacar, por mucho que se apresure, no tiene tiempo material para superar semejante palmarés. Es verdad que ha hecho cosas inéditas, como ganar un Mundial escapándose a 100 kms. de la llegada y ganar en la misma temporada el Tour, el Giro, el Mundial y un par de Monumentos. Pero todos los grandes han protagonizado hazañas exclusivas. Hinault (dejemos aparte a Merckx), sin ir más lejos, otro gigante habitualmente solitario, ganó en Lieja en 1980 tras 80 kms. de escapada bajo un temporal de nieve y temperaturas bajo cero que hizo que llegasen a la meta sólo 21 hombres de los 174 que partieron. Dejó al segundo, Hennie Kuiper, a 9.24.
Merckx, critériums aparte, y arrollador en el campo amateur, obtuvo profesionalmente, según diversas fuentes que quizás añaden otro tipo de galardones e incluso el récord de la hora, 286 o 249 victorias. En la cifra más restrictiva, 220. Hinault, que es quien realmente nos incumbe, y por las mismas razones, 146 o 136. A Merckx, suprema jerarquía, ni siquiera se le acercan no sólo Hinault, sino los sprinters y/o los rodadores, que acumulan numerosos éxitos parciales en las pruebas por etapas o de un día. Ni Mario Cipollini, ni Roger de Vlaeminck, ni Rik van Looy, ni André Greipel, ni Alessando Petacchi, ni Freddy Maertens, ni Mark Cavendish. Ni, con virtudes complementarias, Sean Kelly, Francesco Moser, Laurent Jalabert o Giuseppe Saronni. Ni, entre nosotros, Alejandro Valverde.
Pogacar no está «en la estela de Merckx», sino en la de Hinault, que se interpone entre ambos. Es probable, pero no seguro, que Pogacar alcance a Hinault. Es prácticamente imposible que se eleve por encima de Merckx. Pese a ello, estamos ante un campeón no de época, sino de épocas. En averiguar cuáles son sus límites reside el mayor atractivo del ciclismo actual.
¿Hasta dónde puede llegar? ¿Será como Miguel Indurain? Las expectativas se disparan con Iván Romeo tras sobresalir en el Critérium Dauphiné, ronda en la que pelea con Tadej Pogacar, Jonas Vingegaard y Remco Evenepoel. Último test antes del Tour de Francia. El chaval de 21 años encandila por su elegante pedalada y ausencia de complejos. Por estilo y corpulencia recuerda al campeonísimo navarro. El modelo a seguir.
Romeo, que el martes ganó en una vibrante etapa, este miércoles cedió el liderato a Evenepoel (vencedor de una contrarreloj de 17, 4 kilómetros). «Corrí ante los mejores del mundo. Nunca soy feliz si pierdo», señaló el español.
Iván Romeo nació hace 21 años en Valladolid, a los 10 años se incorporó al club del ex ciclista de Juan Carlos Domínguez, en la localidad de Arroyo de la Encomienda. En su ciclo de juvenil fichó por el MMR Cycling Academy de los asturianos Samuel Sánchez y Benjamín Noval. Con esta escuadra logró, en 2021, los títulos nacionales de línea y contrarreloj. Luego se marchó a EEUU y se enroló en el Hagens Berman Axeon, dirigido por Axel Merckx. En 2023 se unió al Movistar, ganó una etapa en el Tour del Porvenir y la medalla de plata en la prueba de ruta sub-23 del Campeonato Europeo. En 2024 conquistó la medalla de oro en la contrarreloj del Mundial sub-23. En 2025, además de brillar en el Dauphiné, se ha anotado una etapa en la Comunidad Valenciana.
Samuel Sánchez, orgulloso de haber formado a Romeo, se atreve a lanzar un vaticinio sobre el futuro del corredor. «Iván es muy cabezota. Analiza datos. Siempre está picando, pico y pala, pico y pala. Yo le veo como futuro campeón del mundo de contrarreloj. Es joven, con mucho motor y progresa bien. Tiene menos cuerpo que Filippo Ganna, pero sube mejor. En la prueba en ruta lo tendría muy complicado, porque hay rivales de mucha categoría, pero en la crono atesora posibilidades. Para el ciclismo español es un lujo tener a chicos como Romeo, Ayuso, Pelayo Sánchez o Carlos Rodríguez», dice el ex campeón del mundo a primera hora de la tarde del miércoles tras recorrer 90 kilómetros por las carreteras asturianas. «El martes subí al Gamoniteiro y casi me ahogo con tanto calor», bromea.
Samuel dice que era lógico que Romeo cediera el liderato del Dauphiné: «Es normal que pagase el esfuerzo físico y emocional del martes, con 5.000 whatsapps, la prensa, los controles... Todavía tiene que aprender, todo esto le servirá de experiencia. Esa manera de ganar en la etapa del martes, atacando cuando nadie lo espera, ya la hacía de juvenil. Vencer en una jornada de más de 200 kilómetros y con un desnivel de 3.000 metros está al alcance de muy pocos. Ha demostrado que sabe gestionar bien los momentos de crisis y estrés. Es joven, pero muy profesional y maduro».
En el Movistar alucinan con el descaro y los golpes de genio del vallisoletano. «Tradicionalmente, en carrera, el grupo de Eusebio Unzué se caracteriza por la prudencia, poco dado a la improvisación. Les gusta cocinar a fuego lento. Esa actitud contrasta con la inquietud de Romeo», dice un ex corredor del Movistar. Esa osadía se plasmó en la etapa del martes, con un doble ataque a Van der Poel, y en el inicio de la temporada con un arranque de coraje en una etapa del Tour de UAE. Romeo se quedó cortado en un abanico, se colocó al frente del grupo rezagado y, con la cabeza pegada al manillar y la vista fijada en el horizonte, apretó tanto que se quedó solo, descolgó a sus compañeros y estuvo a punto de contactar con los escapados, que tiraban como locos. Un brutal de ejercicio de potencia.
«Romeo es un corredor en formación. No se puede comparar con Indurain ni con nadie. Tiene que asentarse en la categoría, buscar su sitio, definirse como ciclista. Yo le veo ganando contrarrelojes, carreras de una semana y clásicas», asegura Benjamín Noval , que dirigió a Romeo durante dos años de juvenil. «En las categorías inferiores mostró un gran potencial. Cuando llegó a nuestro equipo estaba un poco verde, pronto aprendió a trabajar en equipo. Iván es un ejemplo de adaptación. No se arruga con nada, es una roca física y mental. Si le mandas a Siberia se compra una casa y aprende siberiano. Tiene condiciones innatas de líder y mucha personalidad», añade Noval.
Este miércoles, Romeo perdió 1.25 con Evenepoel y ahora es tercero, a nueve segundos. El belga aventajó en 20 segundos a Vingegaard y en 48 a Pogacar. Hoy etapa de media montaña. La ronda finaliza el domingo.