Sergio Arribas, jugador del Almería, se ha puesto la capa de héroe (en este caso el bañador), durante las vacaciones que ha pasado junto a su pareja en Maldivas. Allí, ha salvado a un matrimonio de turistas que estaba siendo arrastrado por la corriente del mar.
El ex canterano del Real Madrid estaba disfrutando de un agradable baño en la piscina privada de la habitación de un resort de lujo cuando escuchó el grito de ayuda de una mujer. Los turistas estaban siendo arrastrados por el mar justo delante de su suite y el centrcampista no dudó en acudir a su rescate.
Rapidamente, y sin pensarlo dos veces, Arribas se lanzó por el tobogán que da acceso directo desde su habitación al mar y nadó hasta el matrimonio para ayudarles a llegar hasta las escaleras de su suite, que dan al océano.
Allí, con la ayuda de otras personas que también habían acudido al rescate tras escuchar los gritos de socorro, Arribas remolcó a la pareja hasta el muelle de su habitación, donde su novia les esperaba con un salvavidas.
Todo terminó bien y no pasó de un susto pero la rápida intervención del jugador del Almería fue clave para evitar una tragedia en el paraíso de Maldivas.
Kike García (Motilla del Palancar, Cuenca, 1989) es la gran amenaza del Alavés. El veterano delantero, a sus 35 años, y Ayoze Pérez son los únicos españoles que figuran ahora mismo entre los 10 primeros en una tabla del Pichichi en la que brillan nombres como los de Robert Lewandowski, Kylian Mbappé o Raphinha.
Frente al Betis, precisamente, hace solo un par de semanas, García logró un hat-trick que le valió el triunfo al equipo babazorro y, en la última jornada, se las arregló también para anotar un tanto que les permitió a los suyos rescatar un punto frente al Celta en Mendizorroza.
Como el de tantos otros, su camino hacia la élite, en la que ha defendido los colores del Eibar y Osasuna además de los del Alavés, es un ejemplo de constancia y superación. Dio sus primeros pasos en el equipo de la localidad manchega que le vio nacer, de ahí pasaría a los juveniles del Quintanar del Rey y al Imperial, desde donde daría finalmente el salto a las filas de un Murcia con el que se estrenaría en Segunda en 2008.
Tras pasar seis temporadas en el equipo pimentonero, con el que jugó durante un año en Tercera, se incorporó en verano de 2014 al Middlesbrough de la mano de un Aitor Karanka que, tras haber asistido previamente a José Mourinho como técnico del Real Madrid, se había estrenado allí como primer técnico en noviembre de 2013.
Pendiente del futuro
Tras jugar dos temporadas en la Premiership inglesa y ser partícipe del retorno del Middlesbrough a la Premier League, llegaría, al fin, su estreno en Primera, con un Eibar cuyos colores defendió durante cinco temporadas y con el que llegó a marcar 12 tantos en una campaña 2020-21 en la que el equipo armero acabó por perder la categoría.
Osasuna, no obstante, le permitió seguir en la élite y, tras dos cursos como rojillo, fichó por un Alavés en el que, tras un primer año un tanto gris, está ofreciendo de nuevo su mejor rendimiento. El equipo vitoriano, no obstante, aún no ha cerrado la ampliación de un contrato que finaliza el próximo 30 de junio y ya hay varios conjuntos frotándose las manos con la idea de contar con sus servicios. Entre ellos, un Getafe con la puntería muy desviada en el área rival.
En otro momento, tal vez, el hecho de haberse erigido a estas alturas como el mejor anotador español de las cinco grandes ligas quizás le habría dado la oportunidad de quitarse una espinita que lleva clavada: estrenarse con la Roja. Su camino como internacional, en este caso, únicamente llegó hasta las convocatorias con la sub'21, si bien no llegó a jugar ningún partido.
Doblete en El Sadar
Con la sub'20, en cambio, conquistó el oro en los Juegos del Mediterráneo de 2009 y llegó a jugar también el Mundial de la categoría que se disputó ese año en Egipto, después de que una lesión de Bojan Krkic le abriera las puertas del torneo. «Para un chaval de Motilla del Palancar, de pueblo, es maravilloso lo que me está pasando», confesaba García el pasado diciembre tras marcarle un doblete a Osasuna en El Sadar, que propiciaron que el Alavés se llevara un punto. Dos tantos que, por respeto a su pasado, no quiso celebrar, pero por los que no dudó en poner en gran valor la labor de sus compañeros.
En su forma de entender el fútbol, el equipo está por encima de todo. Tanto, que incluso es capaz de sobreponerse al dolor tirando de antiinflamatorios si le necesitan. «No me gusta perderme nada», ha dicho. Aprieta los dientes ante la adversidad y tiene buena relación con el gol. Avales para el Alavés esta noche en Montjuïc.
Dos tiros distintos, uno en el pie y otro a la red, cambiaron un decorado áspero para el Madrid. El primero se lo dio Nyom, que saltó para secar a Vinicius y en un minuto sacó la mano, impactó en la cara del brasileño y se fue al vestuario sin necesidad de ducharse, salvo por el sofoco. Para todo sirve el agua fría. A la red disparó Mbappé, acto seguido, cuando Xabi Alonso activó la telepatía del francés con Güler y la expulsión desencajó las piezas de Bordalás. El argumento del Getafe es tan legítimo como cualquier otro, todo es fútbol, pero tiene estos riesgos, estas cosas. [Narración y estadísticas (0-1)]
Si no pasa nada es que pasa lo que quiere el Getafe. Sobre todo, si parte de una asumida inferioridad, como le ocurre frente a los grandes. Diríase que es como Bordalás se siente en su salsa. Existe una crítica constante hacia el trabajo del técnico, por considerar duro el juego del Getafe. Tiene algo de contracultural, es cierto, en este fútbol donde todos se gustan tanto, como si el Coliseum se hubiera quedado detenido en el Medievo y no hubiera avanzado hacia el Renacimiento. El problema de las cargas medievales es sujetar al caballo cuando se quiere.
Nyom entró desbocado en la tarea de parar a Vinicius, que acababa de entrar para abrir una vía de agua en el Coliseum, incapaz hasta entonces el Madrid, muy poco renacentista su juego, todo hay que decirlo. Quien más capaz es de hacerlo, Güler, tampoco había estado entre los elegidos por Xabi Alonso en el once.
El plan inicial
En el Medievo y en lo que viene esta semana, Juventus y Barça, debió pensar Xabi Alonso para dejar en el banco a Vini y al turco. Para el Primero iba a haber poco espacio, especialmente en el primer tramo del encuentro; para el segundo quizás era un choque demasiado físico. La realidad es que el Madrid se impuso en los medios, con el poderío de Tchouaméni y Camavinga, pero nadie veía las cosas que ve el turco. Si acaso, Rodrygo, que realizó un pase con engaño a Mbappé. Soria detuvo el lanzamiento del francés en la mejor ocasión blanca de todo el primer tiempo. Después, apenas un lanzamiento lejano de Tchouaméni, solución necesaria frente a una defensa replegada sobre dos líneas de cinco y cuatro hombres. Tampoco funcionó.
A Xabi Alonso no le dio resultado el plan inicial, que incluía a Bellingham, después de la mini pretemporada a la carta que ha hecho en Valdebebas durante el parón de selecciones. Rodrygo se ubicó en la izquierda, la banda de Vinicius y la que también prefiere su compatriota, que en la era Ancelotti se desempeñaba por la derecha. Ahí regresó cuando Alonso llamó a Vini como se llama a los bomberos. Antes, en esa banda, apareció Mastantuono, que se aprieta a los partidos como buen argentino y como le gusta a su entrenador. En defensa se decidió por alinear a Alaba junto a Militao. Duró media parte. De la caseta, después del descanso, salió Asencio.
Muy pronto lo harían otros, porque nada, salvo las afiladas intenciones de Mbappé en cada movimiento, había sacado el Madrid en claro en el plano ofensivo. Tampoco había sufrido, salvo por una volea de Álex después de una jugada a balón parado. La estrategia es una de las bazas de Bordalás, especialmente cuando se enfrenta a equipos muy superiores. Con las piezas en movimiento, la calidad hace las diferencias. En cambio, cuando están detenidas, todo se iguala mucho más.
Munuera Montero muestra la tarjeta roja a Nyom.AFP
Bellingham se desesperaba y pedía más movilidad a sus compañeros. La presión y el cuerpeo del Getafe, además de estirar cada parón del juego, no eran las únicas razones del mal partido del Madrid hasta entonces, errático y lento en las transiciones, sin encontrarse. A Mbappé, dinámico, le faltaban socios. Nadie lo ha encontrado tanto esta temporada como Güler. Había, pues, que llamar al turco.
El ingreso de Vinicius, previo, había agitado ya el partido, dominado hasta entonces por la tesis del Getafe. El brasileño lleva la electricidad consigo mismo, como si llevara los cables pelados en la mano, y la traslada al juego y a la atmósfera. El problema es cuando se electrocuta. En el Coliseum, fue al revés. Primero, provocó la amarilla de Kiko Femenía. Bordalás lo cambión por Nyom para evitar riegos y, en un minuto, el defensa sacó la mano de forma temeraria. ¡A la calle!
Las protestas, con Bordalás implicado, desconcentraron al Getafe, hasta entonces apenas franqueable. Antes de que pudiera reorganizarse, Güler vio a Mbappé en el único cráter de la defensa. Giró el francés sobre sí mismo y no perdonó para volver a sostener, una jornada más, al Madrid, de nuevo líder para recibir al Barça, el domingo, en el clásico. Alex siguió el camino de Nyom y en otra entrada a Vini vio la segunda amarilla y la roja. No había razones para una autodestrucción tan temprana, como demostró una última acción del Getafe, ya con nueve hombres, que salvó Courtois, pero a los locales les sobró ira.