Oriente se lleva a los jugadores a golpe de talonario: “La Confederación Asiática tendría que crear un Fair Play Financiero como la UEFA, pero no interesa. Lavan su imagen a través del deporte”, analizan los expertos
Primero fue Cristiano Ronaldo, luego Benzema, después Kanté y Mané. Arabia Saudí está acumulando todo el talento futbolístico que le permite su dinero. Es decir, muchísimo. El país árabe está inmerso en una etapa que define a la perfección el Sportswashing: lavar la imagen de un estado a través del deporte. La historia reciente de la nación saudí ya la conocen: organiza competiciones y celebra eventos de Fórmula 1, tenis, MotoGP, rallyes, caballos, baloncesto… De todo. Pero el siguiente paso de su cacareada ‘Vision 2030‘ es el fútbol, deporte de culto, nunca mejor dicho, en un país entregado al islam. Han cogido al deporte rey por el brazo y no lo van a soltar, millones mediante. Porque mientras hablamos de cómo van a cambiar el mercado, ya lo están haciendo, pellizcando la realidad del fútbol europeo y a sus jugadores, ofreciendo salarios y cifras de traspaso fuera de toda lógica.
“Están siendo un boom en el mercado“, admite el agente de futbolistas Álvaro Navazo, de la empresa You First. “El dinero que hay allí es una barbaridad. Se nota todavía más en jugadores de nivel medio, que pasan de ganar medio millón a 2 millones. A esos sí que les cambia la vida. Los que pasan de ganar 15 a 45 millones anuales pues supongo que la vida será más o menos la misma”, admiten.
La entrada de Arabia en el mercado europeo ha sido tan inesperada como salvaje. Han llegado con todo. “Que fichen a estrellas veteranas como Cristiano o Benzema no me sorprende, pero que se lleven a Koulibaly, Kanté o Ziyech sí”, reflexiona Navazo, que ha tenido relación con el fútbol saudí y llevó allí a Pablo Machín. “Los clubes de aquí no podemos competir. Los propios saudíes saben que la gente va allí por dinero. No se engañan”.
“Están sembrando para organizar el Mundial”
En 2023, Arabia ha ido un paso más allá en su política deportiva. La Vision 2030, creada en 2016 por el príncipe heredero Mohamed bin Salman, marcaba como primer paso la obtención de eventos deportivos y después la mejora y explotación de sus propias competiciones. A ese punto hemos llegado. “Están sembrando el camino para organizar un Mundial. A través del deporte, blanquean sus problemas de derechos humanos y su régimen autoritario”, resume Toni Roca, director del despacho especializado en fútbol Himnus y del Sports Law Institute. “La gente ve que allí están Cristiano y Benzema y piensan ‘bueno, no debe estar tan mal'”, añade.
Después del fichaje de Cristiano por el Al-Nassr, este mes de junio Arabia Saudí cambió la realidad de ocho clubes de su Liga. El Fondo de Inversión Pública se hizo con la propiedad del Al-Hilal, el Al-Nassr, el Al-Ittihad y el Al-Ahli, los cuatro equipos más potentes. Es decir, los privatizó con el objetivo de atraer más inversiones, acumular todavía más dinero y convencer a más estrellas. Además, transfirió la propiedad de otros cuatro clubes a grandes empresas del país. El Al-Qadisiyah, del área de Dammam, la tercera en importancia en la nación, es ahora propiedad de la petrolera saudí Aramco; El Al-Diriyah, de la ciudad del mismo nombre, ha pasado a ser de Diriyah Gate Development Authority, la empresa creada por el gobierno para potenciar la imagen de la zona; el Al-Ula, de la región de Medina, lo dirige desde este mes la Comisión Real para Al-Ula, otra compañía nacida del gobierno saudí para explotar esa zona del país; y el Al-Suqoor Club FC, que juega en la tercera división del fútbol saudí, ahora es propiedad de NEOM, el gran proyecto de Arabia para crear una ciudad inteligente en la provincia de Tabuk.
Estos equipos, situados estratégicamente al Este, Oeste y Norte de Arabia, no serán los únicos en privatizarse, como ha anunciado el Ministro de Deportes saudí Abdulaziz bin Turki Al-Faisal: “Habrá más al final de este año. Espero que esto invite a más compañías del sector privado a invertir en el sector deportivo”.
“La F1 se hace aquí y nadie tiene un dilema moral”
Arabia, que ya llegó más tarde que Kuwait, Irak o Emiratos Árabes Unidos a participar en un Mundial de fútbol, también ha tardado en aparecer en el panorama deportivo mundial. Qatar ya ha celebrado su propia Copa del Mundo y Emiratos está detrás del actual campeón de Europa. Necesitan acelerar. Primero llegó la compra del Newcastle y ahora la globalización de su liga, a la que quieren convertir en “una de las diez mejores del mundo”. “Los agentes intentan convencer a los jugadores de que no se vayan. Ganas dinero, sí, pero deportivamente estás muerto”.
El plan del gobierno saudí es cuadruplicar los ingresos generados por el campeonato, de los 120 millones de euros anuales de ahora a los 600 proyectados para 2030, multiplicando el valor de la liga hasta los 4.000 millones de dólares, calculan. “En China limitaron el tema de los fichajes, pero aquí no les interesa. La Confederación Asiática tendría que crear un Fair Play Financiero como el de la UEFA para limitarlos, pero no les interesa“, explica Roca.
Todo, mientras el país se ve envuelto en una transformación social y cultural que todavía no convence a mucha gente. “¿No hemos llevado jugadores a China o a Rusia? No lo justifico, pero ¿por qué en unos países sí se pone ese rasero y en otros no? La Fórmula 1 se hace en Arabia y ahí nadie tiene ningún dilema moral“, razona Navazo, que confiesa que “el 99% de los jugadores no tienen ese dilema moral”. “Valoran lo económico, que la gente sea seria y organizada y que su familia esté bien”.