Los 525 millones firmados por el español suponen la segunda cifra más alta de la historia del deporte.
Este verano, Jaylen Brown, de los Boston Celtics, firmó el mayor contrato de la historia de la NBA: 280 millones de euros por cinco temporadas, es decir, 56 millones al año. El anuncio abrió un debate en Estados Unidos. Si Brown, que es un muy buen jugador, pero no es la estrella de su equipo, gana tanto dinero… ¿A cuánto ascenderá la renovación de Luka Doncic en 2025? Muchos analistas consideran que el ex jugador del Real Madrid podría ser el primero en superar la barrera de los 75 millones de euros anuales y marcar un hito en el deporte yankee.
Nadie en la NBA ha cobrado tanto, tampoco en la NFL ni en la MBL, las tres ligas con mayores ingresos por derechos televisivos por encima de la Premier o LaLiga. Pues bien, Jon Rahm ingresará 525 millones de euros del circuito LIV Golf, 105 millones por año, el doble que Jaylen Brown y más que Doncic negocie lo que negocie. ¿Cómo es posible?
El contrato de Rahm con la competición seminueva de golf responde a varias razones, pero la primera es descarada: no es sostenible ni tiene intención de serlo. El circuito LIV Golf forma parte del proyecto Visión 2030 de Arabia Saudí, comandado por el príncipe heredero Mohammed Bin Salman, que pretende promocionar el país para despojarse de su dependencia del petróleo. El coste no importa. Los ingresos, tampoco. En 2022, su primera temporada, los torneos casi clandestinos del circuito LIV gastaron 1.400 millones procedentes del Fondo Público de Inversión saudí y no hubo prácticamente retorno.
En la NBA el reparto de los ingresos se realiza al 50% entre propietarios y jugadores por lo que los contratos crecen al mismo ritmo que la economía de la liga. Algo parecido pasa en la NFL o en la MBL e incluso en el fútbol europeo gracias al fair play financiero pese a que aquí hay excepciones. Primero porque los futbolistas se llevan aproximadamente el 70% de los ingresos de sus clubes, más que LeBron James y compañía. Y segundo porque la normativa es flexible, de ahí, el último acuerdo de Leo Messi con el Barcelona, 555 millones por cuatro años, como desveló EL MUNDO. En el LIV Golf, en todo caso, no hay relación de ningún tipo entre ganancias y salarios.
El segundo mayor de la historia
Aquel contrato firmado por Messi y Josep Maria Bartomeu en 2017 mantiene el récord de ser el más caro de la historia del deporte, aunque el reciente pacto de Rahm con el LIV Golf ya está en segundo puesto. Con el acuerdo entre Patrick Mahomes y Kansas City por 420 millones en cuarta posición -era por 10 años, de 2020 a 2031-, el tercer y el quinto puesto también son obra de Arabia Saudí: los 500 millones del Al-Nassr a Cristiano Ronaldo por dos temporadas y media y los 400 millones del Al-Ittihad a Karim Benzema por dos cursos.
Y es que el fútbol es la punta de lanza de la expansión turística mundial de Arabia Saudí, aunque el país también ha invertido una fortuna en Fórmula 1 y cantidades menores en deportes como las artes marciales mixtas (MMA) o el pádel. Sus próximos objetivos son el tenis, que ya proyecta un Masters 1000 en Riyadh, y los deportes de invierno, con la estación de esquí de Neom, pero el golf sigue siendo esencial en su proyecto.
Turistas de lujo
La razón es el tipo de público que Arabia Saudí quiere atraer en las próximas décadas. Más allá del turismo masivo, el país busca ser una referencia para los turistas de lujo y éstos suelen estar interesados en ver y practicar golf. El valor económico del deporte nunca ha estado en la cantidad de aficionados que atrae, sus audiencias mundiales son limitadas -los derechos de retransmisión del PGA Tour generan menos que los de la MLS de fútbol-, por ejemplo, pero mueve fans de un alto nivel adquisitivo.
De ahí la exagerada inversión en el LIV Golf que, además, no será para siempre. Al principio la intención de Arabia Saudí era asociarse con el PGA Tour -como ha hecho con ATP-, pero más tarde decidió crear su propia competición ante las dificultades para llegar a un acuerdo. Ahora, con el cisma creado en el golf con contratos como los de Rahm, la unión entre ambos circuitos se debería acelerar hasta convertirse en un hecho en breve.