Apa Sherpa, de sobrevivir a una avalancha con meses de edad a ser el ‘Michael Jordan’ del alpinismo: “He escalado 21 veces el Everest y no se lo deseo a nadie”

Apa Sherpa, de sobrevivir a una avalancha con meses de edad a ser el 'Michael Jordan' del alpinismo: "He escalado 21 veces el Everest y no se lo deseo a nadie"

“He escalado el Everest 21 veces y es algo que no se lo deseo a nadie”. La paradoja suena curiosa en boca de Lhakpa Tenzing, conocido como Apa Sherpa, porque este menudo nepalí fue, hasta 2018, la persona que más veces había ascendido la montaña más alta del mundo hasta que le superó su amigo Kami Ritta, que llegó a 31 este año. “Es que no fue por un récord, ni por la aventura, lo hice por necesidad, por ayudar a mi familia”, dice a EL MUNDO en la presentación de su línea de productos Thule.

¿No obtuvo ningún placer en esas ascensiones?
No, fue trabajo.

Lhakpa se llama así porque la tradición entre los Sherpa es nombrar a los niños según el día de la semana. Y él, que nació un 20 de enero de 1960 en Thame, lo hizo en miércoles. Lhakpa significa en tibetano “el que pertenece a los dioses”. En su caso, su mayor vinculación es con Miyolangsangma o Diosa Madre, el nombre que da su pueblo a la protectora del Everest, el punto en el que más cerca se está del cielo en el planeta tierra. “Tenemos que respetarla y por eso siempre hacemos la ceremonia Puja antes de ascender”, explica sobre el sentimiento religioso hacia este pico en Nepal.

Este montañero de origen sherpa debe mucho a la Diosa Madre, entre otras cosas la vida y su apelativo, “el más querido”. Con tan sólo unos meses de edad, salió disparado de la cesta en la que le portaba su madre tras una avalancha. Ella lo encontró poco después, ileso y bajo una cornisa de hielo. Así que lo llevó al lama (sacerdote budista), que fue quien le puso el sobrenombre de Apa. “Tengo muy buena conexión con las montañas”, apunta el porteador entre risas.

La sonrisa es un gesto perenne en su cara, como reflejó en el desfile en el que Thule avanzó sus productos para outdoor. También la mantenía en la fiesta posterior, entre 1.000 personas, sentado sólo, en un poyete, con un plato de ramen en la mano mientras el mundo se movía a otra velocidad. A él se le paró con 12 años, cuando falleció su padre y eso le convirtió en el único capaz de sacar adelante a su madre y hermanos y olvidar su sueño de ser médico. “Soñaba salvar vidas como doctor, pero me tocó aportar sustento a mi familia como porteador. Aunque al final, terminé por hacerlo con mi trabajo en la montaña”, explica un sherpa que jamás ha perdido una vida en una expedición.

Plano general del Himalaya con Apa Sherpa.THULE

Casi pierde la suya en la trágica aventura liderada por Rob Hall en 1996 e inmortalizada en el film Everest (2015). Ocho personas fallecieron, entre ellas el famoso montañero neozelandés al que Apa introdujo al Everest en 1989. Pero de nuevo Dios y en esta ocasión su mujer, le salvaron la vida. “Me dijo que no fuera porque tenía que construir una casa, es como si ella fuera una diosa”, explica.

Apa Sherpa era uno de los porteadores más reputados en las ascensiones a cualquier montaña del Himalaya por su agilidad y resistencia. De ahí que le apoden el Super Sherpa, el Michael Jordan del alpinismo o el Tigre del Himalaya. “Estoy muy orgulloso de mis motes”, aprecia entre risas. Pero su verdadera virtud es su seguridad, sea ascendiendo el Everest, el Dhaulagiri o el Annapurna, montaña en la que peor lo ha pasado y en la que pensó que él mismo no volvía tras ser atrapado por varias avalanchas . “Escalar en el Himalaya es muy arriesgado, cuando salimos de casa nunca sabemos si volveremos”, dice.

“Escalar en el Himalaya es muy arriesgado, cuando salimos de casa nunca sabemos si volveremos”

Apa no es capaz de recordar todas las ascensiones que ha hecho en su vida, pero no olvida la única vez que ascendió el Everest por el lado chino. Tuvo que salvar la vida de dos montañeros, uno japonés y uno ucraniano, tras sufrir ambos problemas de salud. “Los llevé en mi espalda: el japonés fue fácil, pero el ucraniano era tan alto que iba arrastrando los pies durante el trayecto”, rememora.

Lo más llamativo es que Apa Sherpa realizaba todas esas hazañas muchas veces con material prestado y de poca calidad, lejos de la tecnología que hoy se maneja en este tipo de aventuras. Su habilidad provenía de sus genes y de entrenamiento. “Nosotros nos preparábamos escalando”, cuenta jovial sus rutinas para estar en forma y confirma que también influye su predisposición genética.

No obstante, son 30 los sherpas que han fallecido realizando su trabajo en este siglo, 110 en total en toda la historia, según Himalayan DataBase, con datos hasta diciembre de 2024. Es el peaje de un trabajo peligroso y que a veces se encuentra la obstinación de algunos clientes que buscan hollar cimas a toda costa. “Cuando tienen algún problema siempre les digo que la montaña no se va a ir a ninguna parte, que la vida es más importante”, revela el sherpa.

El montañero, de pie, ante la coordillera más alta del mundo.THULE

Labor social

Hablando de fama, dejando a un lado a Rob Hall, Apa Sherpa ha trabajado en varias ocasiones con Peter Hillary, hijo de Edmund, el primer europeo en escalar el Everest. De hecho, su primera ascensión a esa montaña se produjo con Peter en 1990. Mientras que en 2010 fue uno de los miembros de la expedición que llevó parte de las cenizas del padre a la cumbre en homenaje a su hazaña. “El apellido Hillary significa mucho en Nepal, no es sólo escalar, también han ayudado mucho construyendo hospitales y escuelas”, desgrana.

Apa continúa ese progreso con su Fundación Apa Sherpa, colaborando en la educación de niños en Nepal que, como él, recorren tres horas diarias a pie para ir a la escuela. “Estaba siempre cansado y hambriento”, recuerda. Thule ha querido sumarse a ese proyecto con una línea de productos en la que parte de lo recaudado va a la fundación. Se trata de brindar alternativas a los jóvenes para que no tengan que jugarse la vida como porteadores. “Devolver a la montaña todo lo que me dio”, confiesa.

Quienes nunca se la han jugado son sus hijos. Ellos tuvieron una vida muy diferente ya que se criaron en Estados Unidos después de que Apa se mudara junto a su familia en 2006. Desde entonces no ha vuelto a escalar en el Himalaya. Tampoco quiere y confiesa a este periódico que a sus hijos sólo les permitiría hacerlo una vez “para que vivan la experiencia”.

¿Es de playa o de montaña?
Ahora, de playa (risas). En la montaña ya he estado… muchas veces.

kpd