Masters 1000 de Roma
El español valora su crecimiento en el último año en su regreso al número 1
Otra evidencia del crecimiento exponencial de Carlos Alcaraz pudo constatarse ayer en el Masters 1000 de Roma. Albert Ramos-Viñolas, un jugador de 35 años que sabe cómo desenvolverse sobre arcilla, donde ha ganado sus cuatro títulos, siempre le había planteado problemas, el mayor en la segunda ronda de la última edición de Roland Garros, donde contó con un match point.
Para saber más
Este sábado, en el primer partido de su vida en el Foro Itálico, el hombre que ya tiene garantizado abrir su tercera etapa como número 1 del mundo a partir del día 22 y llegar como tal a Roland Garros, que se inicia el día 28, despachó a su otrora complicado oponente por 6-4 y 6-1, en una hora y 26 minutos, una vez corregido el dubitativo aterrizaje, lógico cuando se regresa al nivel del mar tras estar a la altura y revalidar el título en Madrid.
Del número 1 de Alcaraz se llevaba hablando desde que refrendó, también en Barcelona, el éxito de 2022. Con los tropiezos y ausencias de Novak Djokovic, que el viernes, en su debut en el Foro Itálico, estuvo poco convincente contra el argentino Tomás Martin Etcheberry, al español le alcanzaría con hacerse fuerte también en Madrid y comparecer en la última prueba para la gran cita del curso de arcilla.
En condiciones normales, si no se hubiera lesionado el pasado octubre en los cuartos de Paris-Bercy ante Holguer Rune perdiéndose el final de la pasada temporada y después el Abierto de Australia, tal vez el español habría continuado en el puesto al que accedió como el más joven de la historia tras ganar el US Open. «En sólo un año he crecido mucho. Tengo la ventaja de la experiencia. He jugado grandes partidos que me han hecho progresar. Yo diría que en un año soy un jugador totalmente diferente», comentó en conferencia de prensa.
Dos salidas
Alcaraz logró cerrar 2022 al frente de la ATP, pero Djokovic le desalojó con su décimo título en Melbourne y volvió a desplazarle después de que el español perdiese ante Jannik Sinner en las semifinales del Masters 1000 de Miami, donde defendía el título.
Que vuelva a ser número 1, en la que será su vigesimotercera semana en lo más alto, es algo que se caía por su propio peso. Con cuatro títulos, Indian Wells, Madrid, Barcelona y Buenos Aires, y dos derotas en 32 partidos, no sólo domina con puño de hierro y guante de seda, sino que ensancha la diferencia con el resto del pelotón, pues así ha de catalogarse, sin temor a la ofensa y a la espera de que Djokovic y Rafael Nadal puedan desmentirlo, al resto de los competidores, que le miran de lejos sin encontrar la manera de atenuar los daños que les genera su concepción y ejecución de este juego.
Lo sufrió Ramos-Viñolas, en un partido que hubo de demorarse durante más de tres horas debido a la lluvia. «El primer partido de un torneo es siempre complicado, y más cuando las condiciones no son fáciles. He esperado tranquilo, viendo vídeos y la Moto GP con mi entrenador y un amigo que está aquí, pero era inquietante no saber si se podría jugar», comentó el murciano, refiriéndose también al tiempo que necesito esperar para el inicio del partido debido a la lluvia.
