El murciano debutó en Florida, donde defiende título, con un plácido triunfo ante el argentino por 6-0 y 6-2
Carlos Alcaraz sigue en plan demoledor. El viernes sumó una nueva paliza a sus registros, sin señal alguna de desgaste tras anotarse el primer Masters 1.000 del año en Indian Wells hace sólo cinco días. Claro que su víctima esta vez no era un Top 10 como Daniil Medvedev sino el número 100 del mundo en el ranking, pero las sensaciones fueron parecidas. El murciano despide una suerte de halo de imbatibilidad en estos momentos. El número uno del mundo se deshizo de Facundo Bagnis en dos sets por 6-0 y 6-2, rumbo hacia una nueva gesta. La enésima de su breve carrera.
Si gana Miami, donde ya se anotó el triunfo el año pasado, no solo mantendrá su puesto en lo más alto del trono del tenis mundial sino que logrará lo que nadie ha hecho siendo tan joven: llevarse en un mismo año el Sunshine Double, Indian Wells y Miami, dos Masters 1.000. Ni siquiera Rafa Nadal lo ha logrado. Al balear se le sigue resistiendo el Masters 1000 de Florida, donde ha jugado cinco finales.
Salió Alcaraz en Miami tan enchufado como terminó Indian Wells frente a Medvedev el pasado domingo. Rompió el juego en blanco de su rival y puso tierra de por medio de inmediato. Bagnis tuvo que esperar al tercer juego para anotarse su primer punto, ya con otras tres bolas en contra que no pudo levantar. Olía a paliza en muy poco tiempo y así fue, un partido sin historia rumbo a una tercera ronda donde se medirá al ganador del partido entre Lajovic y Cressy.
Lo curioso es que el español ni siquiera firmó un partido especialmente brillante. Bagnis firmó un partido tan mediocre que no se produjo el ya clásico despliegue de recursos de la mejor raqueta del momento. El rosarino no fue rival en ningún momento para un Alcaraz en estado de gracia.
Estuvo muy impreciso, regalando puntos de forma constante, especialmente en la primera manga donde solo se anotó siete puntos y cometió 19 errores no forzados. A sus 33 años el argentino parece haber entrado en un estado de evidente declive, lejos de su mejor momento, cuando alcanzó el puesto 55 del ranking en noviembre de 2016.
Eso, frente a un fenómeno de 19 años en plena racha ascendente suele ser una mala combinación. En solo 12 minutos el marcador ya reflejaba un sonrojante 4-0 y 10 minutos más tarde ya había completado el primer ‘rosco’ de su andanza en el torneo.
El segundo parcial comenzó de forma muy similar. Bagnis parecía tan intimidado por tener delante al murciano que no era capaz de hilar dos golpes de mérito seguidos. Cedió de nuevo su servicio y se vio 2-0 abajo con un poco más de resistencia que en el primer set. Parecía centrado en evitar una de las mayores humillaciones de su carrera. Y hasta ahí.
De hecho celebró como un triunfo cuando logró, por fin, su primer juego. Lanzó su raqueta al aire celebrando como si fuera un título. La grada le aplaudió el gesto. El pequeño logro le dio alas y hasta fue capaz de romperle el saque al español en blanco, poniendo las tablas en el marcador de forma momentánea. Poco le duró la alegría. Alcaraz corrigió el rumbo de inmediato y estableció el 4-2 para poner rumbo a la tercera ronda.
El número uno del mundo atribuye su momento a la calma con la que afronta cada duelo. “No siento la presión demasiado. Sé las cosas que tengo que hacer”, dijo en la rueda de prensa previa al torneo. “Necesito jugar relajado y que no me importe si pierdo o si juego bien o no… por eso estoy jugando a un buen nivel. Estoy disfrutando cada segundo y jugando relajado. Eso es lo que estoy pensando en la cancha”.