ATP 250 DE BRISBANE
Su entrenador, Carlos Moyà, analiza el retorno, que se producirá este martes ante un rival procedente de la previa. Antes se rodará en dobles junto a Marc López. “El objetivo es llegar muy bien a la tierra batida”
El próximo martes, cuando Rafael Nadal salte a la pista central de Brisbane en el ATP 250 de la capital de Queensland para enfrentarse a un jugador procedente de la fase previa habrán transcurrido 349 días desde que perdió ante Makenzie McDonald en la segunda ronda del Abierto de Australia, en el que fue su último encuentro individual. El hombre que ha sido 209 semanas número 1 del mundo lo hará como 672 del ránking. Antes, en el día que pone fin a este 2023 (alrededor de las 6.30 h. en España) se rodará en dobles junto a Marc López, ahora integrante de su equipo técnico, junto a quien ganó el oro olímpico en los Juegos de Río. Sus rivales serán los australianos Jordan Thompson y Max Purcell.
«Las sensaciones han sido buenas en los entrenamientos después de tanto tiempo. Una cosa es trabajar en Manacor y después en Kuwait y otra hacerlo aquí, donde ya es algo más real, con el torneo a punto de comenzar», explica Carlos Moyà en conversación telefónica con ELMUNDO desde Brisbane.
Acostumbrado a suscribir heroicas reapariciones tras largos períodos en el arcén, pues desde los inicios su carrera se ha visto condicionada por problemas físicos, Nadal se enfrenta a una situación insólita. «Estamos en un escenario distinto a cualquier otro del pasado. No había estado más de cinco o seis meses sin competir, y además tras una operación. Nunca he compartido la teoría de que necesita mucha competición para ponerse a punto, pero esta situación es muy diferente», comenta su entrenador.
Nadal fue intervenido en el psoas izquierdo el pasado 3 de junio, después de que se frustrase su tentativa de sumarse a la temporada de tierra batida tras permanecer de baja desde la derrota en el primer grande del curso. «Los momentos más complicados fueron cuando se vio que no podía llegar a Roland Garros, que el cuerpo no respondía. Hubo desánimo, decepción, negatividad», recuerda Moyà. «Hablaría de tres etapas. La primera, el vano intento de reaparecer en tierra. Después, la búsqueda de soluciones, hasta asumir que la única era la operación. Por último, el período de rehabilitación».
Tiempo para sí mismo
Ha tenido tiempo para disfrutar de placeres constreñidos por el vértigo de la competición. Después de ser intervenido, antes de poder empezar a trabajar en pista, estuvo durante mes y medio en su barco y a lo largo de todo este tiempo ha visto crecer de cerca, junto a su esposa, Mery Perelló, a su hijo Rafael, que el pasado 6 de octubre cumplió un año y le acompaña en Brisbane.
«Es un ser humano de 37 años, que tiene una familia. Hay que dejarle espacio y tiempo para todo. El equipo ha estado a la altura, siempre en contacto con el médico, cumpliendo objetivos en el terreno físico y en el tenístico hasta que se encontrase listo para saltar a la cancha», apunta Moyà, ex número 1 del mundo, campeón de Roland Garros en 1998 e integrante del conjunto español que ganó la Copa Davis de 2004.
El también mallorquín ha podido aportar su propia experiencia, aquella lesión en la zona lumbar sufrida en 1999 que a punto estuvo de comprometer su carrera y que terminó por dejarle fuera de la final de la Davis un año después, al no ser seleccionado por la entonces capitanía colegiada del equipo español. «De algún modo, a mi nivel, yo también pasé por algo parecido, y le he transmitido mi percepción».
«Nunca apostaría contra Rafael Nadal en una pista de tenis», ha dicho Boris Becker, tricampeón de Wimbledon, poseedor de seis títulos del Grand Slam y ahora entrenador de Holger Rune, cabeza de serie número 1 en Brisbane. Como es lógico, el español, con 22 grandes en su impresionante hoja de servicios, cuenta con el máximo respeto en el circuito. «En los puntos que disputamos, le vi moviéndose genial, con gran rapidez e intensidad. Creo que ha sido el entrenamiento más exigente que he tenido en los últimos seis meses», dijo Rune después de hacer guantes con el español.
Discurso prudente
Moyà exhibe prudencia, la misma con la que se mueve el protagonista. «Ya es un triunfo estar aquí. El objetivo es llegar a la gira de tierra en muy buenas condiciones, sin renunciar a nada con anterioridad. Él es consciente de la dificultad y está preparado para todo, con la cintura suficiente para adaptarse. Al no ser cabeza de serie, dependerá más de los sorteos», explica el técnico.
El de Brisbane ha sido favorable. Nadal viajará por la parte más ligera del cuadro. Empezará ante un jugador procedente de la fase previa y en caso de victoria se las vería con Jason Kubler (30º) o Aslan Karatsev (35º).
«El circuito no ha cambiado tanto en el último año», comenta Moyà. «Djokovic sigue ganando. Alcaraz ha confirmado que está ahí y Sinner ha crecido, demostrando que está listo para ganar torneos del Grand Slam. Los demás están en la misma versión que cuando Rafa dejó de jugar».
Si todo va bien estará en el Abierto de Australia, a partir del 14, donde ganó por segunda vez en 2021 llegando de una larga convalecencia. Y después… «Iremos viendo. Antes en cada torneo tenía casi asegurados un número de partidos. Ahora, de momento, no se sabe. Nos guiaremos por los partidos que juegue».