Terence Frederick Venables (Londres, 6 de enero de 1943), Terry Venables para el fútbol inglés y mundial, pasó a la historia del español por haber conducido al Barcelona a la conquista de la Liga 1984-85 después de una década de sequía azulgrana. Y también por haber perdido en Sevilla, ante el Steaua de Bucarest, en la inolvidable por desdichada tanda de penaltis, la final de la Champions del 86. Ganó otra competición, la Copa de la Liga. Y perdió otra, la de Copa86, ante el Zaragoza.
Pero ningún triunfo tan sonado como el de la anhelada, suspirada Liga. Y ningún traspié tan sonoro como el de la “maldita” Champions. Cara y cruz, luz y sombra para un entrenador que sólo salió de Inglaterra, como técnico de club, desde el Crystal Palace (1976-80) y el Queen Park Rangers (1980- 84) para recalar en el Barcelona en aquella temporada 84-85, en sustitución de César Luis Menotti.
Era un año después de la marcha de otro argentino, Maradona. Pero recibió un gran equipo: Urruti, Migueli, Alexanco, Julio Alberto, Schuster, Calderé, Archibald, Marcos… Abandonó el Camp Nou al comienzo de la campaña 87-88. Fue reemplazado por Luis Aragonés. Y volvió a Inglaterra, al Tottenham (1987-91). Un año con la selección de Australia (1997-98), y vuelta, siempre en breves períodos de estreno o reencuentro, al Crystal Palace (1998-99), al Middlesbrough (2001-2002) y al Leeds United (2002-03).
El eterno y fugaz retorno de un típico entrenador inglés. Y también un jugador. Un buen futbolista de los de entonces en las Islas. Un centrocampista en el Chelsea, en el que jugó 204 partidos, el Tottenham y el Queen Park Rangers, en el que colgó las botas. Fue internacional absoluto en dos ocasiones, pero es el único futbolista inglés que ha sido internacional, desde infantil y cadete, en todas las categorías.
Mereció el honor de dirigir a Inglaterra entre 1994 y 1996. Llegó hasta las semifinales de la Eurocopa del 96, disputada en su país, después de haber eliminado en cuartos a la España de Javier Clemente. Esta vez, tras el 0-0 del tiempo reglamentario y la prórroga, la tanda de penaltis le sonrió por 4-2. Por Inglaterra marcaron Shearer, Platt, Pearce y Gascoigne. Por España, Amor y Belsué. Hierro mandó el balón al poste. Y Nadal, a las manos de Seaman.
Durante un curso (2006-07) fue asistente en la Inglaterra de Steve McLaren. Ha muerto a los 80 años después de “una larga enfermedad”, frecuente eufemismo para nombrar la enfermedad… innombrable.
La victoria del Real Madrid por penaltis ante el City el fue el broche de oro para cerrar los cuartos de final de la Champions. Entre los ocho equipos que se jugaban el pase a semifinales, había tres futbolistas españoles que pasaron por las categorías inferiores de un humilde equipo situado al norte de Madrid: Rodri (Manchester City), Lucas Hernández (PSG) y Marcos Llorente (Atlético).
A pocos metros del Cerro del Espino, donde está la ciudad deportiva del Atlético de Madrid, se encuentra el centro de entrenamiento del Rayo Majadahonda. Un equipo que milita en Primera RFEF y que puede presumir de ser la cuna de varios futbolistas que tienen el honor de tener un Mundial en su palmarés, como el central Lucas Hernández y el portero Pepe Reina.
Las instalaciones son pequeñas. Todo el mundo se conoce. Cada persona que entra saluda a los que disfrutan viendo el entrenamiento y a todo aquel que pasa por allí. En el césped, Armando de la Morena, entrenador del primer equipo, da indicaciones a sus jugadores mientras el portero Cheikh Sarr, que saltó a las portadas de los periódicos hace unas semanas por el episodio racista con un aficionado del Sestao River, realiza ejercicios físicos con un preparador y otro compañero. La cafetería es el lugar perfecto de reunión. Pegada al terreno de juego y con una pequeña terraza es el sitio ideal para que jugadores y padres esperen a que acabe la sesión de los chavales.
"Enseñamos valores"
Adrián Costa es el director de la Escuela desde el pasado mes de julio y bajo su coordinación, la cantera del Majadahonda continúa con la misión de formar a jugadores que sueñan con alcanzar el fútbol profesional: «Preparamos a personas además de futbolistas. Les enseñamos valores de vida que no tienen que ver con el deporte. Nuestro objetivo es que disfruten y que aprendan jugando al fútbol», afirma sobre su filosofía de cantera.
La Escuela del Rayo Majadahonda tiene un gran equipo de captación y un departamento de psicología para un total de 60 equipos entre todas las categorías. Todos ellos con un cuerpo técnico de mínimo tres personas. Las cuotas para los futbolistas nuevos que quieran inscribirse, que jueguen en un equipo federado, empadronados en la ciudad y hasta la categoría cadete estarían, según la última información publicada en 2020, en torno a 700 euros anuales (incluyendo la equipación, la matrícula y el seguro deportivo).
Además, este año ha fundado su cantera femenina, una sección a la que espera dar mucha más visibilidad, oportunidades y recursos la temporada que viene: «Vamos a abarcar todos los niveles para que las chicas tengan toda la progresión posible. Le daremos mucha importancia, van a jugar los partidos de local aquí, con todos los servicios y tendrán un coordinador», explica con una gran motivación.
Costa lleva en el club desde los seis años, cuando coincidió con el jugador que durante más temporadas vistió la camiseta del Majadahonda en las categorías inferiores: Alejandro Arribas, ex jugador de Osasuna, Oviedo y Sevilla, entre otros, que ahora juega en la Segunda División griega. «Arribas era el mejor. Aunque fue progresando con el paso de los años. Trabajaba muy duro y recuerdo su disciplina en los entrenamientos. Llegó un momento que era un cohete», comenta Costa, entre risas. «También he visto jugar a Rodri, ya como entrenador (aunque no le dirigí) y a Munir en juveniles, pero ya me había ido del club y le veía porque seguía manteniendo relación con mucha gente. Era muy bueno. Cuando estuvo Pepe Reina yo era pequeño», añade.
Jugadores especiales, como Marcos Llorente, diferentes a los demás, pero que compartían unas cualidades indispensables que terminaron por llevarlos a la élite. «Eran muy disciplinados. Se cuidaban mucho dentro y fuera del campo y trabajaban de forma muy seria. Sobre todo, han tenido una gran pasión por el juego. Eso es lo que les diferencia. En el fútbol se pasa por momentos de todo tipo y es necesario saber sobreponerse», añade el director de la Escuela.
«Ver si alguno puede llegar alto es muy difícil. Sólo en casos muy concretos como esos se puede llegar a prever. Tienen una mayor coordinación, velocidad y un innato entendimiento del juego: miran a la izquierda y a la derecha, regatean hacia ambos lados...», comenta.
A pesar de los años y de la distancia, Costa y otros miembros del club continúan manteniendo el contacto con esas estrellas que tanto prestigio y orgullo les han dado: «Los jugadores formados aquí guardan un buen recuerdo porque somos un grupo muy familiar. Los chicos sienten lazos con quienes les han entrenado».
DANI MARTÍN
Una apuesta por la formación que también se plasma en el primer equipo, donde Dani Martín, portero de 18 años, ha sido titular durante la mayor parte de la liga, pese a ser todavía juvenil, y también con la selección española sub-19. Además, otros cinco futbolistas esperan a que De la Morena les de una oportunidad.
Saber si la Escuela podrá volver a ser la cuna de más campeones del Mundo es algo que sólo el destino y la fortuna podrán determinar, pero lo que sí es seguro es que, en Majadahonda, habrá un pequeño club que seguirá buscando el éxito.