Falcao frena al Atlético de penalti y en el descuento

Falcao frena al Atlético de penalti y en el descuento

Atlético 1 – Rayo 1

Actualizado

Los de Simeone se adelantaron con un gol de Morata en la primera parte, que neutralizó el colombiano ante su ex equipo tras pitar el árbitro una mano en el área de Giménez

Radamel Falcao lanza el penalti que ha significado el empate.Rodrigo JiménezEFE

Aguantaba la respiración el Metropolitano, viendo a su equipo sufrir ante la crecida del Rayo Vallecano. Sufrir como en los viejos tiempos, con la cabeza alta. Resoplaba alguno viendo a Savic y Giménez achicar balones, a Grbic evitar un remate franco en la frontal del área pequeña. Braceaba buscando esa orilla tan familiar del 1-0, pero con el minuto 90 cumplido un remate de Randy Nteka golpeó en el brazo de Giménez y le castigó con un penalti que le costó dos puntos. Premio merecido al Rayo, que no dejó de buscarlo. Freno a la crecida del Atlético, que venía cogiendo velocidad.

No es casualidad que ese renacer coincida con la vuelta de la pareja Savic-Giménez, por fin sanos al unísono. Ni con el mejor momento de Antoine Griezmann en su segunda vida de rojiblanco. Unos sostienen los cimientos, y permiten a Witsel ocupar su posición natural; y el francés trabaja, imagina y marca. Y si no marca como en San Mamés, lo fabrica, como ante el Rayo.

Los vallecanos salieron con la ambición y el desenfado que les ha dado Iraola. Agarraron la iniciativa, y en esas estaban, cuando un error en la salida les costó el guantazo. Álvaro se entretuvo medio segundo de más y cuando quiso soltarla se encontró una emboscada en la banda frente a Griezmann y De Paul. El francés se quedó la pelota y puso un centro perfecto por delante de la defensa que Morata, el más rápido en el primer palo, cruzó de primeras lejos de Dimitrievski.

Si el sábado Griezmann pidió perdón en zona mixta, este martes lo hizo sobre el césped, donde va encadenando actuaciones que lo acercan al nivel que tuvo antes de su marcha al Barcelona. El galo estuvo trabajador y juguetón, alternando sacrificio en la presión y algún lujo de fútbol sala para dar lustre y claridad a la salida del balón. Incluso llegó a marcar en la recta final, pero una rodilla algo adelantada le privó de la que habría sido la sentencia y el aplauso definitivo.

El uruguayo Giménez se lamenta en el césped del Metropolitano.OSCAR DEL POZO CANASAFP

Y bien necesaria habría sido esa sentencia, porque para entonces el Rayo vivía su mejor momento del partido. Subiendo la intensidad en la bandas, bien vigiladas de nuevo por Reinildo y Nahuel Molina. Y por el centro, con Sergio Camello como llave. La entrada del canterano rojiblanco, cedido este año al vecino, dio otro aire al equipo de Iraola. De sus botas nacieron algunas de las mejores ocasiones de la segunda parte. En especial un disparo raso desde la frontal después de haberse hecho hueco por el centro, el pasillo más concurrido. Lamió la portería de Grbic.

Poco antes la había tenido Pathé Ciss a la salida de un córner, y poco después el propio Camello volvió a trajinar en la zona de peligro. Esta vez con una gran maniobra para habilitar a Falcao dentro del área. El colombiano apenas llegó a rozarla antes de que Grbic se le echara a los pies. Por detrás llegaba Giménez para pasar la escoba, tal como unos minutos antes lo había hecho Savic en otro acercamiento de Álvaro.

No cabía más agua en el cubo del Atlético, no cabía más ambición en el pecho del Rayo, que volvió a mostrar esa valentía que ya había exhibido en el Camp Nou. Los vallecanos empujaban buscando al menos el empate, que menos para tanto trabajo. Y en el último minuto llegó la recompensa, un error involuntario de Giménez, que tapó con el brazo dentro del área un remate de Nteka. Para más dolor, el penalti lo transformó un viejo conocido, Radamel Falcao. Premio justo para los vallecanos y freno para el Atlético de Madrid, que no termina de arrancar en casa: 7 puntos de 15 en el Metropolitano; 13 de 15 fuera.

kpd