Campazzo, de exhibición en exhibición y un Real Madrid imparable

Campazzo, de exhibición en exhibición y un Real Madrid imparable

Real Madrid 100 Virtus Bolonia 74

Actualizado

El argentino, 18 puntos y 11 asistencias, lidera el 16º triunfo seguido del Real Madrid, que tumbó a una Virtus que acudía en racha. Volvió la versión dominante de Tavares

Campazzo, defendido por Belinelli, en el WiZink.MariscalEFE

Buscando fórmulas para detener esa locomotora a todo trapo que es el Real Madrid de este comienzo de temporada acudía la Virtus de Bolonia al WiZink, otro equipo en racha, con una propuesta tan diferente como atractiva. El aspirante esta vez lucía osado, baloncesto alegre y agresivo el de Luca Banchi, pero los blancos tienen armas, confianza y actitud para desplumar a cualquiera. Y a Facundo Campazzo (38 de valoración, coqueteando con el triple-doble). Ya son 16 victorias de carrerilla y una sensación creciente de inexpugnabilidad. [100-74: Narración y estadísticas]

Si la última vez en el WiZink, también en Euroliga, el Barça dejó a los de Chus Mateo en 65 puntos, esta vez la V negra, que venía con cinco triunfos seguidos en Europa, encajó 100. Formas de perder. O de ganar. Cualquier desafío parece bueno para el Real Madrid, que encontró la mejor versión de Edy Tavares, la que apenas se había visto en lo que va de curso, lastrado por aquella infección respiratoria y también por un verano sin descanso en el que disputó el Mundial con Cabo Verde, todo un país en sus hombros. Su conexión con Campazzo, el juego frenético que tanto gusta en el Palacio, recordando a aquellos primeros compases del lasismo, derribó demasiado pronto la propuesta italiana, desconcertados ante el vendaval.

Porque la Virtus empezó con el acelerador a fondo. Banchi, el técnico que asombró en el Mundial con Letonia, sustituyó a Sergio Scariolo apenas a unos días del arranque de la temporada. Y, con los mismos mimbres, ha enhebrado un grupo compacto y confiado, rescatando al estilista Marco Belinelli, aún determinante a sus 37 años. En los tres primeros minutos conectó 16 puntos, una salida desbocada, defensa agresiva y ningún complejo. Pero el efecto sorpresa no le iba a durar mucho.

En los siguientes 15 minutos, apenas pudo aportar otros 15 puntos, cuando ya el Madrid se había recompuesto y hacía temblar las manos del rival, que perdía balones de forma alarmante. “Defensivamente impecables”, diría Mateo. Primero con el dominio de Tavares, que parece recobrar esa alegría de antaño, esa fortaleza que le hacía el rey de la pintura. Y después con una mezcla de defensa y de la electricidad que inyectó Campazzo a su vuelta del banquillo. Como un demonio repleto de energía, el argentino hizo trastabillarse a la Virtus con sus carreras, sus pases, su ritmo imparable. Fue un parcial de 25-4 en el segundo acto para llegar a mandar por 18 (51-33). Entre el Facu y Tavares habían anotado 31 puntos, con cinco asistencias para el base y cinco rebotes para el pívot.

Había sido un meneo tan contundente que a la vuelta los de Bolonia parecían ya un rival sin demasiadas ganas de pelear nada. Entregados a la lógica de la superioridad de un rival que les recibió con tres triples consecutivos para poner el +23. Había besado la lona y ahora trataba de minimizar daños. El tercer cuarto bajó el volumen general. Aunque todo volvió a volar por los aires con el regreso de Campazzo tras la cuarta del Chacho y un parcial de 2-12 (70-58, min. 32) que hizo albergar a la Virtus alguna esperanza, entregada a la genialidad de Belinelli.

Para abrochar la faena redonda al Madrid le faltó consistencia, una segunda parte con más colmillo, aunque nunca peligró un triunfo más para sumar a una racha que pocos vieron venir. Esta excelencia tan temprana. El día que Llull se convirtió en el quinto máximo asistente de la historia de la Euroliga (1.341 pases de canasta y sumando…), los blancos, que volvieron a acelerar en la recta de meta gracias a Yabusele, siguen en lo alto.

kpd