GP de Singapur
En las tres últimas carreras ha mostrado una total adaptación al coche, extrayendo su potencial y mejorando mucho los sábados. “Ahora depende de mí ponerme al día”, admite Leclerc.
El mero hecho de acabar de una vez por todas con la racha de Red Bull, vencedor de las 14 primeras carreras del Mundial, suponía un éxito en sí mismo para Ferrari, que festejó como merecía la victoria de Carlos Sainz en Singapur. Los acordes de Ciao, Ciao, la canción favorita de sus mecánicos, volvieron a atronar en el garaje rojo en honor del español, autor de un fabuloso fin de semana. Dominador desde el viernes, autor de la pole, elegido mejor piloto del domingo en la votación popular, Sainz expuso en Marina Bay todos sus argumentos para convertirse en el auténtico líder del equipo.
Tras las vacaciones de agosto, Carlos ha protagonizado un indiscutible paso al frente ante Charles Leclerc, quien debió resignarse a un papel secundario en las intrincadas callejuelas de la ciudad-estado. Con la misma estrategia, el monegasco cedió en la meta 21 segundos frente al vencedor. Un abismo que evidencia el estado de gracia de Sainz.
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Lección de sangre fría de Sainz para una magistral victoria
En las tres últimas carreras, desde el regreso de las vacaciones, ha sumado 50 puntos, 26 más que su compañero, a quien ya aventaja en el Mundial con cierta comodidad (142-123). Aunque más allá de los números, Sainz puede presumir de un factor desequilibrante: su capacidad para extraer el máximo potencial del coche. Justo cuando Max Verstappen ha bajado el listón y se ha puesto a tiro, ha sido él y no Leclerc, quien comanda las operaciones.
“Lo hablamos en el ‘briefing'”
El monegasco, nada más caer la bandera a cuadros, envió su felicitación por radio – ¡Grandissimo, Carlos! – antes de lanzarse a por el sincero abrazo. Por primera vez en dos años y medio de febril pulso interno, Leclerc había consagrado sus esfuerzos en favor de un bien mayor. “Fue algo totalmente normal, que hablamos en el briefing previo. Sabía que llegaría mi momento defenderle, tanto al comienzo como más tarde, cuando ya me avisaban de que Mercedes se acercaba rápidamente”, reconoció el ex piloto de Alfa Romeo.
“Desde esta mañana, las cosas habían quedado muy claras: el plan era que yo no luchase por la victoria. Además, a última hora decidí cambiar y salir con blandos para controlar a George Russell durante el primer relevo”, detalló. Según algunas estimaciones, su postrera defensa ante el británico ofreció nueve décimas de oxígeno a Sainz. Un factor decisivo cuando la victoria se decide por tan sólo 81 centésimas.
Asimismo, Leclerc se felicitó de la “buena gestión gestión de carrera” de su equipo, tan acostumbrado últimamente a perder el rumbo en los instantes cruciales. Transcurridos 14 meses desde el último triunfo (GP de Austria 2022), no cabe duda de que Ferrari rindió a la altura de las circunstancias en Singapur, manejando cada situación como correspondía. Con la estrategia y con la dichosa degradación de los neumáticos. Aunque por encima del resto, claro está, destacó Sainz.
“Es genial que se encuentre tan bien, porque también me ayuda a entender algo más mi estilo de conducción. Ahora depende de mí ponerme al día”, concedió Leclerc, asombrado por el sensacional rendimiento del ’55’ durante las últimas citas. A su regularidad en Zandvoort y al podio de Monza, forjado a base de coraje, se suma esta exhibición de temple y control mental en Marina Bay.
Por primera vez desde su llegada al Gran Circo en 2015, lideró una carrera de principio a fin. De hecho, sólo la vuelta rápida de Lewis Hamilton (1:35.867) echó por tierra sus opciones de Grand Chelem, el honor que distingue al autor de un fin de semana perfecto. Tras pasar por la bandera a cuadros, Carlos dirigió su primer mensaje de radio a Frédéric Vasseur, team principal, y Riccardo Adami, ingeniero de pista: “¡Vamos, Fred! ¡Vamos, Ricky! Es mi primera smooth operation con Ferrari”.
A sólo 67 milésimas
Habitualmente comedido, Sainz se mostró esta vez exultante en el podio junto a Vasseur, empeñado en vaciarle la botella de champán por la espalda. Con su primer triunfo como general manager, el francés también mostró un júbilo desbordante durante la fiesta posterior a la tradicional foto junto al garaje. “Ha sido una actuación magistral de Carlos, controlando siempre la situación. Especialmente durante las últimas vueltas, cuando se aseguró de que Lando Norris tuviera DRS para defenderse de Russell”, analizó el hombre que ha tomado el relevo de Mattia Binotto.
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Lo cierto es que Sainz, siempre astuto para leer las carreras, ha sabido adaptar mejor su estilo de conducción al SF-23 frente a un Leclerc con notorias dificultades de subviraje. A bordo de ese monoplaza por momentos imprevisible, Carlos también ha multiplicado su rendimiento a una vuelta, su principal talón de Aquiles desde que aterrizó en Maranello. Aunque de momento, tras 15 carreras, Leclerc aún domina 8-7 los sábados, con un estrechísimo margen de 67 milésimas de promedio.
Ahora, con siete carreras aún por delante, Sainz debe refrendar este éxito para acabar el Mundial por delante de Leclerc, un hito que ya logró en 2021. Asimismo, la plana mayor de la Scuderia seguirá pendiente del segundo puesto del Mundial de Constructores, donde ahora cuenta con 24 puntos menos que Mercedes. Si Red Bull, penalizado en Singapur por la nueva directiva de la FIA, sigue sufriendo en Suzuka, Ferrari aún puede luchar por más victorias en 2023. Y lo que es aún más importante: soñar con un monoplaza dominante para el próximo Mundial.
