El Madrid solventó el logro de los tres puntos ante un Almería que sólo se rindió cuando el “ángel blanco” de Bellingham liberó a su equipo. Un Almería que tras la pausa de refresco del primer tiempo se comió al Madrid con patatas. Desde luego pudo p
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«Las 22 medallas de Barcelona (13 oros, siete platas, dos bronces) son un reto necesario», pronuncia Alejandro Blanco, tan optimista, tan satisfecho el presidente del Comité Olímpico con lo que ya es un logro para sacar pecho. 382 deportistas españoles están en los Juegos, casi tantos como en Barcelona (420), aunque entonces, por ser país anfitrión, todo eran privilegios clasificatorios. Y, también para estar orgullosos, hay mayoría de mujeres (192 por 190). Pero esa cifra es como una losa de la que el deporte español no se puede desprender. Se desafía con el logro de Barcelona cada cuatro años y cada cuatro años la realidad impone calma.
¿Es realista la ilusión esta vez? «Las previsiones invitan al optimismo», sigue Blanco, consciente de que el abanico del deporte nacional, tras años estabilizado por debajo de las 20 preseas (fueron 17 en Tokio, igual que en Río, aunque con sólo tres oros), ha ampliado sus expectativas. Este mismo jueves en París, a dos días de los Juegos, paseaban por la sala de prensa de la Villa Olímpica alguno de los candidatos. El pletórico Hugo González, el judoca Fran Garrigós (el que puede estrenar el contador, este mismo sábado), la selección femenina de waterpolo, los remeros, que por primera vez acuden con cinco botes -«hicimos una plata en la última Copa del Mundo. Venimos con opciones reales de conseguir una medalla», lanza Javier García, pareja de Jaime Canalejo- y Carolina Marín, esperanzada en sí misma y sus posibilidades, pero cauta con lo colectivo: «No me gusta hablar de cifras. Genera presión. Hay expectativas. Intentaremos ganar las máximas medallas».
Pero sí, hay razones para el optimismo. Y nombres propios (y 10 equipos clasificados, con el fútbol y el waterpolo esta vez a la cabeza de las ambiciones de podio) sin complejos para pensar que en la capital francesa España puede estar en una cifra similar a la de hace 32 años. Y eso que, por ejemplo, la desaparición del kárate del programa priva de dos éxitos casi seguros con Sandra Sánchez y Damián Quintero.
Hugo González, el mismo que afirma que afrontará su reto «con pasión», fue campeón del mundo en 200 metros espalda en febrero y también afrontará la prueba de 100 y la de los 200 metros estilos combinado. Un poco antes lo fueron (por partida doble en Budapest) los marchadores María Pérez y Álvaro Martín, cuyas sus opciones en París además se multiplican con la novedad del relevo mixto. Fátima Gálvez en tiro, Adriana Cerezo y Adrián Vicente en taekwondo, Teresa Portela, el K4, Antía Jacomé y María Corbera en piragüismo, Jordi Xammar y Nora Brugman en vela..., especialidades en el que siempre son varias las opciones y que son las que raramente fallan en el deporte español.
París cuenta con otra potente novedad, el resurgir del atletismo (pese al varapalo de la grave lesión de María Vicente) y no sólo con los marchadores. Las recientes exhibiciones de Ana Peleteiro (que no tendrá la oposición de su compañera de entrenamientos Yulimar Rojas, lesionada), del saltador nacionalizado Jordan Díaz (campeón de Europa en Roma con una impresionante marca de 18,18 metros) o Moha Attaoui (1:42,04 en el 800) hace que se sueñe con el tope, también en el esplendor de la Ciudad Condal, esas cuatro medallas de Fermín Cacho, Daniel Plaza, Manolo Peñalver y Javier García Chico.
El judo pide foco después de años de mal fario con Fran Garrigós, Niko Shera, Ai Tsunoda... La gimnasia (Ray Zapata), la escalada con el dorado Alberto Ginés, por supuesto Carolina Marín y Maialen Chorraut (a sus quintos Juegos con 41 años), el boxeo...
Por último, algunos mediáticos con ganas olímpicas. En golf, Jon Rahm, a pesar de su mala racha, que estará acompañado en París por David Puig, Carlota Ciganda y Azahara Muñoz.
Y, evidentemente, el tenis, otro de los caladeros históricos, enorme foco de la delegación española con Carlos Alcaraz y Rafa Nadal. Juntos, en ese doble de leyenda, tendrán opciones, aunque dependerá del estado físico del más veterano y de su compenetración, sin haber jugado nunca juntos. En el torneo individual, Alcaraz es el gran favorito. Ausente Jannik Sinner por una apendicitis de última hora, el sorteo del cuadro de ayer le aplanó más el camino. Después de ganar Roland Garros y Wimbledon de manera consecutiva, el oro olímpico sería el broche perfecto. En las pistas de Roland Garros, además, España tendrá otras posibilidades de triunfar, con el doble entre Marcel Granollers y Pablo Carreño y, sobre todo, en el dobles mixto de Granollers y Sara Sorribes, que con sólo dos victorias ya estará peleando por las medallas.
El Real Madrid afronta este año siete competiciones y una temporada de casi doce meses en la que sus futbolistas podrían superar los 70 partidos. El equipo de Carlo Ancelotti comenzó la pretemporada veraniega el pasado lunes 15 de julio y podría disputar su último encuentro del curso el próximo 13 de julio de 2025, cuando se celebrará la final del nuevo Mundial de Clubes. Una campaña única e inabarcable. Por eso, el cuerpo técnico del entrenador italiano, liderado por su asistente e hijo Davide y por el sargento de la preparación física Antonio Pintus, ha tomado una decisión que venían maquinando durante las últimas campañas: aprovecharán los parones de selecciones para dar vacaciones a sus jugadores. Un aspecto "clave", detallan en Valdebebas, en el "plano mental" del vestuario ante un calendario tan cargado.
En el staff de Ancelotti han ido tanteando esta posibilidad desde hace tiempo, especialmente desde el año 2022, con la conquista de la Champions y la disputa del Mundial de Qatar en mitad de la temporada, algo que alteró la preparación física y mental del equipo. Al ver el nuevo calendario de la temporada 2024-2025, no han dudado en crear cinco ventanas de descanso que los futbolistas, si quieren, podrán aprovechar para descansar.
En el fondo, explican fuentes internas, es asumir las rotaciones de otras temporadas, aunque alejando al futbolista de Valdebebas y de la convocatoria de los partidos posteriores al viaje internacional para que desconecte mentalmente. Serán un par de días, tampoco mucho más, pero servirán para que los jugadores que lo necesiten hagan 'clic'.
"El calendario es bestial", admiten desde la ciudad deportiva del conjunto blanco. Y lo es. 38 jornadas de Liga, 8 partidos en la primera liguilla de la Champions, las eliminatorias de octavos, cuartos, semifinales y final si el Madrid avanza, la Supercopa de Europa en Polonia, la Supercopa de España durante la segunda semana de enero en Arabia Saudí, la Copa del Rey desde el fin de semana de Reyes... Y dos competiciones que tienen fecha, pero no sede: la Copa Intercontinental, que hay muchas posibilidades de que se dispute en Oriente Medio a mediados de diciembre, y el Super Mundial de Clubes, que se estrena esta temporada y se celebrará durante un mes en Estados Unidos, entre el 14 de junio y el 13 de julio.
"Necesitan descansar"
"Los jugadores necesitan descansar, necesitan vacaciones", admitió Ancelotti el pasado sábado. Los jugadores que disputaron la Eurocopa y la Copa América apenas tuvieron dos semanas de descanso. Dos semanas de 52 que tiene un año. "Es inviable", admiten en el club. "Pensamos en dar vacaciones individuales a los jugadores. Un jugador puede no jugar una semana e irse a descansar con su familia. Lo pensamos sobre todo por los internacionales, que tienen muy poco descanso. Esos no tienen ni un día de vacaciones. Lo estamos valorando con el equipo médico y con los responsables de la preparación física", detalló el italiano en la sala de prensa.
Esta temporada, los futbolistas tendrán seis parones, cinco por encuentros de selecciones y uno por las vacaciones de Navidad. Los parones serán del 2 al 10 de septiembre, del 7 al 15 de octubre, del 11 al 19 de noviembre, del 17 al 25 de marzo y del 2 al 10 de junio. La pausa navideña, por su parte, tendrá lugar del 22 de diciembre al fin de semana del 6 de enero.
"A partir de 5 días, se nota"
"Todo lo que sean descansos o desconexiones de dos a cuatro días favorecerán a nivel mental y de estrés, sin que haya pérdida significativa de la condición física", explica a este periódico David Antona, preparador físico de deportistas de alto nivel, como Paula Badosa o Willy Hernangómez.
"A partir de los cinco o siete días de inactividad, es cuando se empieza a notar la pérdida de la condición física y cuando habría que recuperar entrenando más a la vuelta", añade. Por esto, la idea de Ancelotti y su cuerpo técnico son descansos breves. Si un jugador brasileño, por ejemplo, termina la concentración con su selección un jueves, podría no acudir a la cita liguera de ese fin de semana y sumarse al grupo el domingo o el lunes, a tiempo para un compromiso de Champions o para preparar el siguiente encuentro doméstico.